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Document 52020AE1188

    Dictamen del Comité Económico y Social Europeo sobre la «Comunicación de la Comisión al Parlamento Europeo, al Consejo, al Comité Económico y Social Europeo y al Comité de las Regiones — Configurar el futuro digital de Europa» [COM(2020) 67 final]

    EESC 2020/01188

    DO C 364 de 28.10.2020, p. 101–107 (BG, ES, CS, DA, DE, ET, EL, EN, FR, HR, IT, LV, LT, HU, MT, NL, PL, PT, RO, SK, SL, FI, SV)

    28.10.2020   

    ES

    Diario Oficial de la Unión Europea

    C 364/101


    Dictamen del Comité Económico y Social Europeo sobre la «Comunicación de la Comisión al Parlamento Europeo, al Consejo, al Comité Económico y Social Europeo y al Comité de las Regiones — Configurar el futuro digital de Europa»

    [COM(2020) 67 final]

    (2020/C 364/14)

    Ponente:

    Ulrich SAMM

    Coponente:

    Jakob Krištof POČIVAVŠEK

    Consulta

    Comisión, 9.3.2020

    Fundamento jurídico

    Artículo 304 del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea

    Sección competente

    Mercado Único, Producción y Consumo

    Aprobado en la sección

    25.6.2020

    Aprobado en el pleno

    16.7.2020

    Pleno n.o

    553

    Resultado de la votación

    (a favor/en contra/abstenciones)

    216/1/3

    1.   Conclusiones y recomendaciones

    1.1.

    El Comité Económico y Social Europeo (CESE) ya ha aplaudido las iniciativas de la Comisión orientadas a facilitar el desarrollo de una economía y una sociedad digitales, y ahora valora positivamente que se esté intensificando esta tendencia con un paquete de nuevas iniciativas en muy diversos ámbitos.

    1.2.

    El CESE defiende una vía europea hacia la digitalización que aproveche las oportunidades para la economía y, al mismo tiempo, proteja nuestros datos con el fin de garantizar la intimidad y la autodeterminación. Cabe acoger muy favorablemente el planteamiento centrado en las personas adoptado en todas las iniciativas de la Comisión.

    1.3.

    El CESE considera que Europa va por buen camino, pero aún queda mucho trecho por recorrer. La digitalización está evolucionando con gran rapidez y la legislación europea debe seguir el ritmo. Para ello se necesita un marco regulador sólido y ambicioso, que incluya normas éticas jurídicamente vinculantes y normas claras en materia de responsabilidad. El CESE está convencido de que este desarrollo dinámico también exige procesos flexibles y adaptables que requieren un diálogo constante entre las partes implicadas; en particular, los trabajadores deberían poder expresar su opinión. El CESE, como representante de las organizaciones de la sociedad civil, está dispuesto a desempeñar su cometido a este respecto.

    1.4.

    Es importante invertir en las tecnologías del futuro adecuadas, a fin de promover la formación de las personas e inspirar confianza a los ciudadanos, animándoles a participar activamente en la transformación. La transición digital debe ser justa, sostenible y socialmente aceptable.

    1.5.

    El CESE coincide con la Comisión en que necesitamos construir un verdadero mercado único europeo de datos: un espacio europeo de datos basado en normas y valores europeos. Acoge con satisfacción la iniciativa en favor a una nueva estrategia industrial de la Unión Europea (UE) que definirá acciones para facilitar la transición hacia una industria de la Unión integrada por empresas sostenibles y más digital, limpia, circular y competitiva a escala mundial, incluida una estrategia para las pymes.

    1.6.

    El CESE hace hincapié en que la soberanía tecnológica europea no debe definirse en oposición a otras y no debe anular los beneficios que entraña la cooperación mundial. Sin embargo, también deben tenerse debidamente en cuenta las necesidades de los ciudadanos europeos y del modelo social europeo, con el pilar de derechos sociales de la UE como referencia.

    1.7.

    Una educación y formación que proporcionen capacidades digitales son decisivas si se quiere estar preparado para una vida digital. El CESE celebra que la Comisión preste especial atención a las competencias y las capacidades digitales, pero le pide que distinga mejor entre competencias técnicas y sociales, aunque ambas sean de vital importancia. Es preciso trabajar con más empeño, y se deben proporcionar los medios necesarios para garantizar la formación digital de las personas que pertenecen a grupos socialmente vulnerables.

    1.8.

    El futuro digital de Europa, basado en un planteamiento centrado en los seres humanos, solo tendrá éxito si la población puede tener confianza. El CESE observa que la Comisión tiene previsto establecer una distinción clara entre las aplicaciones de elevado riesgo, que deben estar sujetas a una regulación estricta, y las aplicaciones de bajo riesgo, en las que basta con confiar en la autorregulación y los mecanismos de mercado. El Comité acoge con satisfacción este planteamiento general, pero hace hincapié en la necesidad de un análisis pormenorizado y exhaustivo de las diversas aplicaciones.

    1.9.

    El CESE también celebra el planteamiento centrado en los seres humanos en lo que se refiere a los desafíos que las plataformas digitales plantean para los trabajadores. Uno de los aspectos importantes de ese planteamiento es un marco jurídico reforzado que prevenga las condiciones de trabajo precarias y garantice los derechos de los trabajadores en línea, en particular la negociación colectiva.

    1.10.

    El CESE considera que no se ha abordado el desarrollo de servicios públicos digitales para un futuro digital, máxime teniendo en cuenta que los servicios de administración electrónica transfronterizos podrían reforzar el mercado único (digital) y mejorar la regulación y la coordinación públicas.

    1.11.

    Con la reciente —y todavía en curso— pandemia de COVID-19, la sociedad está comprobando sobre el terreno el uso de la tecnología digital, lo que está planteando numerosos nuevos desafíos. La necesidad de comunicarse, estudiar y trabajar a distancia ha mostrado que hay muchas personas que no están suficientemente preparadas para hacer un uso eficaz de las tecnologías digitales más modernas, y que la infraestructura digital no es capaz de garantizar la igualdad de acceso ni la participación inclusiva a través de las tecnologías digitales.

    1.12.

    La necesidad de cambiar de hábitos debido a las medidas que han adoptado los Gobiernos nacionales para contrarrestar la propagación de la COVID-19 podría tener efectos duraderos en las prácticas de los consumidores y las relaciones laborales a largo plazo. Es preciso, pues, tomar en consideración los efectos positivos y negativos de este cambio al elaborar nuevas políticas en estos ámbitos. La transformación digital debe supervisarse mediante una iniciativa de investigación global y financiada por la UE, centrada en el trabajo, sobre «la digitalización en favor del trabajo digno». El CESE está convencido de que la digitalización solo tendrá éxito a largo plazo con un diseño de los sistemas de la Industria 4.0 eficiente y favorable a los trabajadores (1).

    2.   Introducción y contenido de la Comunicación

    2.1.

    Con esta Comunicación, la nueva Comisión presenta un documento marco que describe una serie de iniciativas orientadas a configurar el futuro digital de Europa. La necesidad de que Europa lidere una transición justa hacia un planeta sano y un nuevo mundo digital supone un doble reto —la transformación digital y ecológica— que debe afrontarse simultáneamente, a fin de que las tecnologías digitales contribuyan a apoyar el Pacto Verde con respecto a los objetivos de desarrollo sostenible.

    2.2.

    Con este fin, la Comisión ha anunciado un conjunto de iniciativas. Las diversas iniciativas presentadas y anunciadas para el año en curso y el que viene se dividen en tres pilares principales:

    La tecnología al servicio de las personas:

    Libro Blanco sobre la inteligencia artificial [COM(2020) 65 final; véase INT/894];

    estrategia de tecnologías cuánticas, cadena de bloques y supercomputación;

    plan de acción en materia de 5G y 6G [presentado con la referencia COM(2020) 50 final; véase TEN/704];

    Plan de Acción de Educación Digital y Agenda de Capacidades reforzada;

    iniciativas encaminadas a mejorar las condiciones laborales de los trabajadores de plataformas digitales;

    normas sobre flujos de datos y servicios seguros y sin fronteras.

    Una economía justa y competitiva:

    Estrategia Europea de Datos [presentada con la referencia COM(2020) 66 final; véase TEN/708];

    revisión de la adecuación de las normas de competencia de la UE;

    paquete de estrategia industrial;

    Comunicación sobre la fiscalidad de las empresas para el siglo XXI;

    nueva Agenda del Consumidor.

    Una sociedad abierta, democrática y sostenible:

    normas nuevas y revisadas para profundizar el mercado interior de servicios digitales;

    revisión del Reglamento eIDAS;

    Plan de Acción para los medios de comunicación y audiovisuales;

    Plan de Acción para la Democracia Europea;

    Estrategia Europea de Ciberseguridad;

    iniciativa para desarrollar un modelo digital de alta precisión de la Tierra;

    iniciativa de electrónica circular;

    promoción de historiales médicos electrónicos.

    2.3.

    Para hacer valer los intereses de Europa como actor en el ámbito internacional, también se han anunciado una estrategia mundial en materia de cooperación digital y una estrategia de normalización.

    3.   La vía europea: colocar a las personas en el centro de la digitalización

    3.1.

    La digitalización ofrece un gran abanico de nuevas posibilidades que permiten a las personas tomar decisiones para vivir mejor de una manera sin precedentes. Sin embargo, cuanto más afecta la digitalización a nuestra vida y más interconectados estamos, más vulnerables somos a la actividad maliciosa en el ciberespacio, la manipulación y las tecnologías que socavan nuestra autonomía.

    3.2.

    Por tanto, el CESE defiende una vía europea hacia la digitalización, basada en los valores europeos, que aproveche las oportunidades para la economía y, al mismo tiempo, proteja nuestros datos con el fin de garantizar la intimidad y la autodeterminación. Cabe acoger muy favorablemente el planteamiento centrado en las personas adoptado en todas las iniciativas de la Comisión.

    3.3.

    El CESE también celebra el planteamiento centrado en los seres humanos en lo que se refiere a los desafíos que las plataformas digitales plantean para los trabajadores. Uno de los aspectos importantes de ese planteamiento es un marco reforzado que prevenga las condiciones de trabajo precarias y garantice los derechos de los trabajadores en línea, en particular la negociación colectiva. El CESE subraya que el trabajo en las plataformas lo realizan tanto los autónomos como los demás trabajadores. Los trabajadores autónomos tienen relaciones entre empresas (B2B) o de empresa a cliente (B2C). Los códigos de conducta y las condiciones comerciales para las relaciones B2B, elaborados a nivel europeo, deberían proporcionar una competencia leal entre las empresas de todos los tamaños y evitar el falso trabajo por cuenta propia.

    3.4.

    El CESE insiste, asimismo, en la importancia de las soluciones digitales para la aplicación del Pacto Verde, especialmente en relación con la economía circular. Sin embargo, el consumo de electricidad, las materias primas para las tecnologías de la información y de las comunicaciones (TIC) y la reciclabilidad de los equipos de TIC son desafíos que, junto a otros, deben afrontarse en este proceso.

    3.5.

    Europa va por buen camino, pero aún queda mucho trecho por recorrer. Por ejemplo, el Reglamento General de Protección de Datos y las directrices éticas sobre inteligencia artificial fueron un avance importante. Pero la digitalización está evolucionando con gran rapidez y la legislación europea debe seguir el ritmo. Para ello se necesita un marco regulador sólido y ambicioso, que incluya normas éticas jurídicamente vinculantes y normas claras en materia de responsabilidad. El CESE está convencido de que este desarrollo dinámico también exige procesos flexibles y adaptables que requieren un diálogo constante entre las partes implicadas. El Comité, como representante de las organizaciones de la sociedad civil, está dispuesto a desempeñar su cometido a este respecto.

    3.6.

    El CESE echa en falta un claro hincapié en la necesidad de disponer de estructuras democráticas sostenibles que permitan crear capacidad y generar confianza en las relaciones laborales. Está convencido de que los cambios fundamentales que se produzcan en las empresas por la digitalización solo podrán tener éxito si existe una relación de confianza entre la dirección de la empresa y los representantes de los trabajadores. Sin embargo, el auge de los movimientos populistas en el siglo XXI está poniendo en tela de juicio los mecanismos tradicionales por los que se genera confianza a través de la defensa de los derechos sociales. Por lo tanto, es preciso adoptar medidas adecuadas para apoyar el diálogo social a nivel de la Unión Europea. Las medidas tienen que ver con la regulación social en la empresa, su rendimiento económico y el refuerzo del cambio democrático en general.

    4.   Una economía justa y competitiva

    4.1.

    Los datos se han convertido en un factor fundamental de nuestra economía. El CESE coincide con la Comisión en que necesitamos construir un verdadero mercado único europeo de datos: un espacio europeo de datos basado en normas y valores europeos. Acoge con satisfacción la iniciativa en favor a una nueva estrategia industrial de la UE que definirá acciones para facilitar la transición hacia una industria de la Unión más digital, limpia, circular y competitiva a escala mundial, incluida una estrategia para las pymes.

    4.2.

    El CESE también considera que, a fin de garantizar unas condiciones de competencia equitativas, las normas aplicables fuera del mundo digital —desde las normas de competencia y del mercado único y la protección de los consumidores hasta la propiedad intelectual, la fiscalidad y los derechos de los trabajadores— también deben aplicarse al mundo digital.

    4.3.

    El Comité está convencido de que se necesitará un aumento sustancial de la inversión (en los Estados miembros de la UE), junto con un programa sólido de desarrollo e innovación, para mantener un nivel de categoría mundial en la informática de alto rendimiento, y de que la adopción de un enfoque industrial para desarrollar la próxima generación de microchips de bajo consumo en Europa contribuirá a una menor dependencia de las importaciones en la UE.

    4.4.

    El CESE cree firmemente que la innovación y la inversión, en especial de carácter público, pueden ayudar, asimismo, a afrontar las disparidades regionales en materia de desarrollo si se facilita acceso a la infraestructura digital y, por ende, al mercado digital también en las zonas remotas. El logro de este objetivo es una condición indispensable si se pretende no dejar a nadie atrás en la transición digital.

    4.5.

    El CESE hace hincapié en que la soberanía tecnológica europea no debe definirse en oposición a otras y no debe anular los beneficios que entraña la cooperación mundial. Sin embargo, también deben tenerse debidamente en cuenta las necesidades de los europeos y del modelo social europeo, tomando como punto de referencia las medidas de la Comisión dirigidas a reforzar el pilar de derechos sociales de la UE. La puesta en práctica de los valores europeos (protección de datos, intimidad, protección social, sostenibilidad) puede llegar a ser una ventaja competitiva si los ciudadanos y las empresas son cada vez más conscientes de la manera en que terceros países (como Estados Unidos) utilizan los datos y del potencial de vigilancia de los sistemas digitales (China).

    4.6.

    La Comisión declara, acertadamente, que debemos garantizar que el papel sistémico de determinadas plataformas digitales y el poder de mercado que adquieran no pongan en peligro la equidad y la apertura de nuestros mercados. Con ese fin, y también para estimular el desarrollo de las plataformas digitales en la UE, las normas aplicables en la Unión deben garantizar unas condiciones de competencia equitativas y el acceso a los principales motores en materia de innovación digital (2) (en particular los datos) y al ecosistema de productos utilizados por los consumidores.

    4.7.

    La Comisión afirma que garantizar la equidad en la economía digital es un reto importante. Pese a la dificultad, este objetivo reviste una importancia fundamental. A tal efecto, el CESE apoya la intención de establecer normas adicionales, cuando sea necesario, para garantizar la «disputabilidad», la equidad, la innovación y la posibilidad de entrar en el mercado, así como intereses públicos que vayan más allá de la competencia o de consideraciones económicas. El CESE observa que la fiscalidad en la economía digital tendrá importantes repercusiones a ese respecto. Las soluciones internacionales y europeas en materia de fiscalidad digital serán importantes, y la UE debe procurar que dicha fiscalidad sea equitativa y prevenga la fragmentación y las medidas unilaterales.

    4.8.

    El CESE acoge favorablemente la iniciativa, que tiene como finalidad mejorar las condiciones laborales de los trabajadores de plataformas digitales, en particular, centrándose en las capacidades y la educación; sin embargo, en este proceso también habrá que abordar desafíos como la situación en el empleo, la representación y las medidas encaminadas a aumentar la protección social de los trabajadores de plataformas digitales, así como la resolución de litigios y el ejercicio efectivo de los derechos. Ello es de especial relevancia para los trabajadores transfronterizos. A raíz de una solicitud de la próxima Presidencia alemana del Consejo, el CESE elaborará un Dictamen exploratorio sobre el trabajo decente en la economía de plataformas.

    4.9.

    El CESE considera que, en la Comunicación de la Comisión, no se ha abordado el desarrollo de servicios públicos digitales con vistas a un futuro digital, cuando precisamente los servicios de administración electrónica transfronterizos permitirían reforzar el mercado único (digital) y mejorar la regulación y la coordinación públicas.

    5.   Una educación que prepare para una vida digital

    5.1.

    Una educación y formación que proporcionen capacidades digitales son decisivas si se quiere estar preparado para una vida digital. El CESE celebra que la Comisión preste especial atención a las competencias y las capacidades digitales, pero le pide que distinga mejor entre competencias técnicas y sociales, aunque ambas sean de vital importancia. Para crear una «aptitud al empleo» —en vez de limitarse a adaptar la «empleabilidad»— es preciso tomar medidas de apoyo continuo al aprendizaje permanente.

    5.2.

    En el futuro, la mayoría de los profesionales deberán poseer capacidades técnicas (programación a diferentes niveles). Esta exigencia supone un desafío para los sistemas educativos y las organizaciones de formación profesional de los Estados miembros. Los profesionales deben formarse en nuevas herramientas y han de ser conscientes de sus características, límites y riesgos, porque son los responsables en última instancia. Aun así, el mayor número posible de ciudadanos deberá adquirir al menos capacidades técnicas básicas a fin de comprender y utilizar las tecnologías y herramientas digitales e interactuar con ellas, de manera productiva, inclusiva y segura. Se necesitarán capacidades técnicas básicas para prestar apoyo a personas de todas las edades, pero en especial a las personas de edad avanzada, para que puedan comprender y usar de forma segura las tecnologías y herramientas digitales.

    5.3.

    Las competencias sociales no exigen ningún conocimiento técnico particular, pero deben enseñarse a la edad más temprana posible. Permiten a los niños, los consumidores y los ciudadanos comprender el contexto de los sistemas digitales y optimizar su utilización. Ayudan a detectar posibles amenazas derivadas de la manipulación o la delincuencia y a evaluar la avalancha de información recibida. El CESE recuerda que la educación general sigue siendo la mejor preparación para el futuro.

    5.4.

    Para utilizar la inteligencia artificial se necesitan competencias, conocimientos y una conciencia específicos. A tal fin, el CESE desea basarse en la experiencia de Finlandia, que se propone formar al mayor número posible de personas en el campo de la inteligencia artificial mediante un curso en línea.

    5.5.

    Tal y como el CESE ha destacado en anteriores ocasiones, en los tiempos rápidamente cambiantes de la era digital, limitarse a ayudar a las personas a adquirir el conjunto mínimo de capacidades no es suficiente, y es indispensable asegurar que la Garantía de Capacidades se convierta en un itinerario seguro que les permita y les aliente a seguir avanzando y alcanzar el nivel más alto posible de capacidades (3).

    5.6.

    El CESE reitera la importancia del papel de los interlocutores sociales para el logro de una transición equitativa y justa. Es fundamental que la estrategia anticipe las necesidades en materia de capacidades y, de ese modo, apoye también un reciclaje profesional y un perfeccionamiento oportunos y adecuados. El papel de los interlocutores sociales y su participación en este proceso revisten la máxima importancia, al igual que cuando se debate la introducción de nuevas tecnologías.

    6.   Fiabilidad y responsabilidad: confianza en la vida digital

    6.1.

    El futuro digital de Europa, basado en un planteamiento centrado en los seres humanos, solo tendrá éxito si la población puede tener confianza. El CESE pide salvaguardias adecuadas en materia de intimidad, seguridad y gestión de datos y, por último, transparencia de los algoritmos de inteligencia artificial que ayuden a fomentar esa confianza.

    6.2.

    El CESE observa que la Comisión tiene previsto establecer una distinción clara entre las aplicaciones de elevado riesgo, que deben estar sujetas a una regulación estricta, y las aplicaciones de bajo riesgo, en las que basta con confiar en la autorregulación y los mecanismos de mercado. El Comité acoge con satisfacción este planteamiento general, pero subraya que se necesita, tanto hoy como en el futuro, un análisis pormenorizado y exhaustivo de las diversas aplicaciones, y que, en caso de duda, las aplicaciones deben considerarse de elevado riesgo. El CESE apoya, en particular, la decisión de clasificar como aplicaciones de alto riesgo las que repercuten en los derechos de los trabajadores y los solicitantes de empleo, y propone acotar esta decisión a fin de reforzar los derechos digitales de los empleados.

    6.3.

    El CESE ya ha solicitado que se elaboren procedimientos de prueba normalizados para evaluar la funcionalidad y las limitaciones de los sistemas digitales (por ejemplo, los sesgos, los prejuicios, la discriminación, la resiliencia, la robustez, la seguridad, etc.). Según el nivel de riesgo, podrán realizar esas pruebas, bien los propios desarrolladores y empresas, o instituciones independientes, mediante procedimientos de prueba. El CESE aplaude la idea de la Comisión de prever un sistema de etiquetado facultativo, similar al que el Consejo ha propuesto con anterioridad en relación con un certificado europeo de inteligencia artificial fiable.

    6.4.

    El CESE acoge favorablemente la intención de la Comisión de iniciar un amplio debate sobre las excepciones con arreglo a las cuales se puede permitir el reconocimiento facial para la identificación biométrica remota. Las normativas también deben prohibir la vigilancia desproporcionada en el lugar de trabajo y la discriminación basada en algoritmos sesgados.

    6.5.

    El Consejo subraya que la confianza por sí sola no es suficiente; el pensamiento crítico basado en la educación general sigue siendo fundamental. Esto reviste una particular importancia en el contexto de la lucha contra la desinformación, que representa una amenaza para nuestra democracia.

    6.6.

    El CESE subraya que la confianza también implica respetar los derechos de los trabajadores a ser informados y consultados. Los derechos de información y consulta —cuando se producen cambios en el lugar de trabajo— tal como se garantizan en los Tratados de la UE convierten a los «trabajadores» en «ciudadanos que trabajan».

    6.7.

    El CESE destaca que la legislación de la UE es especialmente importante para proteger a los consumidores y trabajadores que no poseen capacidades digitales profesionales.

    7.   Repercusiones de la crisis de la COVID-19 en la transformación digital

    7.1.

    Con la reciente —y todavía en curso— pandemia de COVID-19, la sociedad está comprobando sobre el terreno el uso de la tecnología digital, lo que está planteando numerosos nuevos desafíos. La necesidad de comunicarse, estudiar y trabajar a distancia ha mostrado que hay muchas personas que no están suficientemente preparadas para hacer un uso eficaz de las tecnologías digitales más modernas, y que la infraestructura digital no es capaz de garantizar la igualdad de acceso ni la participación inclusiva a través de las tecnologías digitales. No se han reforzado las redes digitales para hacer frente al aumento de la carga, y deberán realizarse inversiones suficientes para facilitar una comunicación de alta velocidad y eficiente, no solo con fines comerciales sino también en el marco de la vida privada, incluso en las zonas remotas.

    7.2.

    Se deberá prestar especial atención a los grupos vulnerables. En particular, las personas mayores sin suficientes capacidades, experiencia o incluso equipos informáticos para utilizar las plataformas de internet han quedado privadas de medios de comunicación adecuados. Esta situación ha dificultado los contactos sociales entre familiares y otras personas y les ha impedido o complicado el acceso a los servicios sociales y otros servicios públicos. Es preciso trabajar con más empeño y proporcionar los medios necesarios para garantizar la formación digital de las personas que pertenecen a grupos socialmente vulnerables.

    7.3.

    Además, la cuarentena y los cierres temporales de fronteras entre los Estados miembros han mostrado que hay otras implicaciones y deficiencias relacionadas con la actual situación del mercado único digital en lo que atañe a los trabajadores transfronterizos y al teletrabajo. La crisis de la COVID-19 también ha dado lugar a un enorme aumento del comercio electrónico y de los pagos sin efectivo, y a un incremento de las prácticas desleales y fraudulentas. La necesidad de cambiar de hábitos debido a las medidas que han adoptado los Gobiernos nacionales para contrarrestar la propagación de la COVID-19 podría tener efectos duraderos en las prácticas de los consumidores y las relaciones laborales a largo plazo. Es preciso, pues, tomar en consideración los efectos positivos y negativos de este cambio al elaborar nuevas políticas en estos ámbitos.

    7.4.

    El mundo digital se ha movilizado plenamente para aportar su experiencia en la lucha contra la COVID-19. La cuestión de las aplicaciones de seguimiento digital (rastreo de contactos) para informar a las personas que han estado en contacto en los últimos días con alguien diagnosticado con COVID-19 ha dado pie a numerosos debates. El CESE lamenta que la iniciativa europea para llevar a cabo el seguimiento digital de estos contactos, a saber, el Programa Paneuropeo de Rastreo de Proximidad en el Respeto de la Privacidad (PEPP-PT), no haya dado lugar a un consenso que hubiera permitido incluir aplicaciones normalizadas en las estrategias nacionales de salud.

    Bruselas, 16 de julio de 2020.

    El Presidente del Comité Económico y Social Europeo

    Luca JAHIER


    (1)  DO C 190 de 5.6.2019, p. 17.

    (2)  De STREEL, A., Contribution to Growth: European Digital Single Market. Delivering improved rights for European citizens and businesses (Contribución al crecimiento: el mercado único digital europeo. Mejorar los derechos de los ciudadanos y las empresas en Europa), Parlamento Europeo, Luxemburgo, 2019.

    (3)  DO C 173 de 31.5.2017, p. 45.


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