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Document 52020AE1921

    Dictamen del Comité Económico y Social Europeo sobre «El papel de la política estructural y de cohesión de la UE para impulsar la transformación de la economía de manera innovadora e inteligente» (Dictamen exploratorio)

    EESC 2020/01921

    DO C 429 de 11.12.2020, p. 153–158 (BG, ES, CS, DA, DE, ET, EL, EN, FR, HR, IT, LV, LT, HU, MT, NL, PL, PT, RO, SK, SL, FI, SV)

    11.12.2020   

    ES

    Diario Oficial de la Unión Europea

    C 429/153


    Dictamen del Comité Económico y Social Europeo sobre «El papel de la política estructural y de cohesión de la UE para impulsar la transformación de la economía de manera innovadora e inteligente»

    (Dictamen exploratorio)

    (2020/C 429/21)

    Ponente:

    Gonçalo LOBO XAVIER

    Consulta

    18 de febrero de 2020 — carta de Peter ALTMAIER, ministro federal de Economía y Energía de Alemania

    Fundamento jurídico

    Artículo 304 del TFUE

    Sección competente

    Unión Económica y Monetaria y Cohesión Económica y Social

    Aprobado en la sección

    20.7.2020

    Aprobado en el pleno

    18.9.2020

    Pleno n.o

    554

    Resultado de la votación

    (a favor/en contra/abstenciones)

    217/0/3

    1.   Conclusiones y recomendaciones

    1.1.

    El Comité Económico y Social Europeo (CESE) insta a la Comisión Europea a abordar la política de cohesión como una herramienta fundamental para hacer frente a los enormes retos causados por la pandemia del coronavirus. Existe una necesidad urgente de responder con rapidez, y los medios financieros para ayudar y apoyar a los Estados miembros deben desplegarse con arreglo a los criterios pertinentes, pero también con valentía. Europa necesita, más que nunca, un enfoque diferenciado frente a un único desafío.

    1.2.

    El impacto de la crisis del coronavirus muestra la necesidad de medidas sólidas y claras para reconstruir la economía europea. Las consecuencias para la salud pública y la acción económica, social y política son difíciles de medir y varían entre los distintos Estados miembros. El CESE está de acuerdo en que las prioridades de la Presidencia alemana deben centrarse en estas nuevas circunstancias y hace un llamamiento a adoptar medidas para proteger los derechos laborales y sociales en el conjunto de la Unión.

    1.3.

    El CESE considera que cualquier plan de recuperación para Europa debe tener en cuenta las consecuencias de esta crisis, en particular la dependencia de Europa respecto a otras áreas económicas para determinados productos y servicios. Está claro que Europa debe reflexionar sobre su política comercial, impulsar la innovación y aprovechar su estrategia de especialización inteligente basada en las regiones y en un enfoque industrial sectorial. La política de cohesión ha sido fundamental para crear las condiciones adecuadas para desarrollar soluciones para la industria, la I+D y las infraestructuras. El CESE considera que las necesidades del momento requieren una política aún más enérgica para apoyar la relocalización de las industrias de vuelta en Europa. Es necesaria una reindustrialización y hay que hacerla ahora.

    1.4.

    El CESE considera que la digitalización de los servicios debe seguir siendo una prioridad para todos los Estados miembros. Esta crisis ha demostrado la necesidad de servicios más sencillos e integrales para apoyar a todos los europeos, especialmente a aquellos que precisan más apoyo. Para el CESE es evidente que los Estados miembros tienen diferentes perspectivas y retos en relación con la digitalización. La infraestructura existente es inadecuada, y debe ser una prioridad aumentar la inversión en estas áreas. Debe alentarse a los Estados miembros a invertir en mejores infraestructuras para crear las condiciones adecuadas para nuevas empresas y nuevos servicios. Los instrumentos financieros deben ser creativos y sencillos para lograr este fin.

    1.5.

    El CESE conviene en que sigue siendo necesario invertir en sistemas completos de banda ancha para que las zonas rurales puedan desarrollar actividades agrícolas y turísticas modernas. Los instrumentos de la política de cohesión han venido ignorando esta necesidad o, al menos, los Estados miembros no han aprovechado las oportunidades existentes en el marco de los programas financieros. Para posibilitar el desarrollo de una «nueva forma de agricultura», nuevas actividades turísticas y nuevas «industrias», se debe animar a los gobiernos de los Estados miembros a invertir en infraestructuras de banda ancha.

    1.6.

    El CESE cree firmemente que el comercio electrónico es fundamental para la «nueva normalidad» como resultado del impacto de la COVID-19 en la sociedad y la economía. Será necesario ofrecer diferentes opciones tanto para las empresas como para los consumidores. Las pymes pueden beneficiarse también de este nuevo enfoque, por lo que deben asignarse fondos estructurales para que las empresas descubran nuevos mercados y nuevas oportunidades. El CESE insta a la Comisión Europea a ser flexible a la hora de abordar estos retos, que pueden ofrecer oportunidades para que las empresas comiencen a operar «en línea» con alianzas e inversiones inteligentes para competir no solo en el mercado interior, sino también en todo el mundo. Se necesitan sin duda redes de cadena de suministro más sostenibles para que las empresas y los consumidores puedan interactuar mejor.

    1.7.

    El CESE considera que existe una necesidad urgente de proteger a las pymes y su sostenibilidad. Para ello, herramientas europeas ya existentes, como el Fondo Social Europeo, deben desplegarse de modo creativo pero sencillo. No hay duda del impacto de esta crisis en las tasas de empleo, y será difícil que Europa se recupere sin una estrategia adecuada de formación y de reintegración de las personas en el mercado laboral. También por este motivo, el proceso de toma de decisiones en relación con el uso de instrumentos financieros debe abordar el hecho de que las pymes siguen teniendo que hacer frente a una gran cantidad de trámites burocráticos para beneficiarse de estos programas. El CESE pide que se tomen medidas para aligerar esta carga, con el fin de que las pymes puedan avanzar en este campo.

    1.7.1.

    Es imprescindible garantizar unas condiciones crediticias favorables a largo plazo para las pymes, que les ayuden en este difícil período, y debemos utilizar el Fondo de Cohesión para crear un instrumento financiero eficaz de respuesta rápida.

    1.7.2.

    En la misma línea, el CESE llama la atención sobre la necesidad de impulsar y crear las condiciones adecuadas para desarrollar inversión pública y mecanismos de formación para programas de formación a lo largo de toda la vida, para que las personas puedan adecuar sus capacidades a las necesidades actuales del mercado, además de prepararlas para que proporcionen nuevas capacidades a las generaciones futuras.

    1.8.

    El CESE está también de acuerdo en que debe apoyarse el programa del «Pacto Verde» e insta a la Comisión Europea a que aclare a los Estados miembros, por ejemplo, cómo pueden emplearse los 40 000 millones de euros del «Fondo de Transición justa» para «descarbonizar» la economía. Este es un ejemplo de una buena idea y un concepto que debe promoverse entre los Estados miembros, si bien aún no está muy claro cómo ha de llevarse a la práctica.

    1.9.

    El CESE acoge con satisfacción el programa «REACT», en el que se invertirán 55 000 millones de euros para apoyar la política de cohesión, aunque insta a la Comisión Europea a informar rápidamente a los Estados miembros y a aclarar las condiciones y los criterios de distribución de los fondos, teniendo en cuenta que deben estar asignados para finales de 2022. La financiación REACT-UE se distribuirá entre los Estados miembros con arreglo a su prosperidad relativa y al alcance de los efectos de la crisis actual en sus economías y sociedades, incluido el desempleo juvenil. Sin embargo, para lograr resultados es necesario disponer de información más precisa. Por el momento, lo que debe garantizarse es la utilización de los fondos, más que una determinada cantidad de financiación. Europa necesita un programa flexible, rápido y sencillo, con procesos más ágiles que simplifiquen el acceso a la financiación con independencia del tamaño, el origen o el sector de una empresa, siendo la cuestión principal el empleo y el valor añadido.

    1.10.

    El CESE sugiere que debe garantizarse la consulta y la amplia participación de las organizaciones de la sociedad civil en la definición de las políticas regionales si se quieren aprovechar los conocimientos genuinos y pertinentes de las partes interesadas, lo cual podría impulsar a su vez la aplicación de la estrategia. Es el momento de implicar a los interlocutores sociales en la definición y la aplicación de la política para garantizar un enfoque de colaboración que pueda realmente marcar la diferencia.

    2.   Observaciones generales

    2.1.

    La Presidencia alemana de la Unión Europea tendrá lugar en circunstancias muy específicas y supondrá un gran desafío para el proyecto europeo. Muchos de los objetivos de la Presidencia podrían ser objeto de revisión debido a la situación derivada de la crisis del coronavirus, que tendrá repercusiones sobre el desarrollo de las personas, las empresas y las industrias y pondrá a prueba la resiliencia de Europa tras la pandemia.

    2.2.

    Aunque siempre pueden modificarse las prioridades, algunas ideas fundamentales pueden mantenerse, pese a la situación. La digitalización, los riesgos presupuestarios y una economía inteligente y de crecimiento son algunos de los retos que ya figuraban en la agenda.

    2.3.

    La digitalización compartirá protagonismo con la política de datos, la inteligencia artificial y el mercado único digital. Debe seguir garantizándose la apertura del mercado interior, una ambición que puede enmarcarse en el contexto del debate sobre el plan de recuperación de Europa. El mercado interior digital seguirá desarrollándose para mejorar la competitividad de Europa. La Unión Europea (UE) apuesta por la interoperabilidad, la normalización y la tecnología basada en fuentes abiertas.

    2.4.

    La situación actual también agrava el riesgo de que se ahonden las diferencias económicas y sociales, entre ellas las disparidades regionales y territoriales, tanto entre los Estados miembros como dentro de ellos. Los cambios en la demanda y la capacidad de recuperación del sector empresarial afectarán de manera asimétrica a las regiones y los territorios de los Estados miembros, dada la diferente especialización sectorial de estos. Se prevé que los servicios que requieren un contacto directo con los consumidores se resientan, en cualquier caso, sobre todo por la reducción de volumen de negocios y de empleo en las pymes.

    2.5.   Reindustrialización de las zonas rurales

    2.5.1.

    Los Estados miembros que disponen de un margen presupuestario apreciable pueden permitirse ofrecer un apoyo más cuantioso y prolongado a las empresas y los hogares. También estarán en mejores condiciones de absorber un mayor nivel de deuda y déficit públicos, en un contexto en el que cobra mayor urgencia garantizar una atención sanitaria de calidad y prestaciones de asistencia social de larga duración para los afectados. De manera más general, los Estados miembros presentarán diferencias en cuanto a su capacidad de financiar las inversiones necesarias para reactivar sus economías y financiar las transiciones ecológica y digital. Estas diferencias podrían conducir a un falseamiento de las condiciones de competencia del mercado único y una mayor divergencia entre niveles de vida.

    2.6.

    Ya lo dijo Jean-Claude Juncker: «No hay suficiente Europa en esta Unión. Y no hay suficiente Unión en esta Unión». La crisis actual ha dejado claro una vez más que, cuando las cosas se ponen difíciles, cada uno se preocupa de sí mismo. Las prohibiciones temporales de exportación de bienes protegidos de algunos Estados miembros y los cierres de fronteras que estamos viviendo son respuestas marcadamente nacionales a una crisis mundial. Esto debe ser motivo de preocupación. La política de cohesión podría corregir estos efectos.

    3.   La política de cohesión como baza de Europa para impulsar el mercado único

    3.1.

    El mercado único ocupa un lugar central en el proyecto europeo. Un mercado único eficiente debería permitir a los ciudadanos de la UE disfrutar de una mayor oferta de servicios y productos y de mejores oportunidades de empleo. El mercado único ha de estimular el comercio y la competencia, lo que resulta esencial para lograr las transformaciones ecológicas y digitales de la UE. Una política de cohesión adecuada y equilibrada es fundamental para la realización del mercado único.

    3.2.

    A pesar de las numerosas disparidades existentes entre los Estados miembros, la política de cohesión sigue siendo un mecanismo clave para equilibrar el desarrollo, crear oportunidades y mejorar las normas. Conviene recordar que la política de cohesión se basa en la solidaridad europea y repercute en todos los Estados miembros: tanto en los que se benefician de los fondos como en los que son «contribuyentes netos».

    3.3.

    También es importante que se adopten medidas específicas en respuesta a un desafío cuyas consecuencias varían según los Estados Miembros. Europa necesita, más que nunca, un enfoque diferenciado frente a un único desafío. Por lo tanto, los Estados miembros necesitarán diferentes niveles de apoyo, y esta es la principal ventaja de una política de cohesión eficaz: una acción inteligente y efectiva para hacer frente a los diferentes efectos, como ocurre con la crisis de la COVID-19.

    3.4.

    El CESE afirma que es esencial una política industrial europea bien coordinada que tenga en cuenta tanto los retos que actualmente plantea y que planteará en el período posterior la crisis de la COVID-19 como los aspectos de la digitalización y la sostenibilidad.

    3.4.1.

    Es necesario determinar y apoyar a las industrias y los sectores clave, desde los recursos humanos hasta la investigación, dando lugar a una política industrial europea que proteja a estos sectores estratégicos del mercado y garantice la seguridad del suministro de bienes clave, como respiradores, mascarillas y otros productos necesarios en una situación de pandemia.

    3.4.2.

    Europa debe financiar actividades que cumplan dos criterios: la relocalización de la producción estratégica para que Europa sea independiente, en particular en lo que respecta a la protección de la salud y la capacidad de respuesta, y la concesión de prioridad a las inversiones sostenibles socialmente responsables y respetuosas con el medio ambiente. Las pymes, al igual que las grandes empresas y las empresas sociales, podrían desempeñar un papel fundamental en la reestructuración del sistema de producción europeo.

    3.5.

    Las pymes y las organizaciones de la sociedad civil deben ser el centro de la atención dirigida a la resiliencia y la recuperación. Los programas de cohesión deben reestructurarse de un modo mucho más sencillo y eficaz para que los pequeños y medianos beneficiarios puedan beneficiarse realmente de ellos.

    3.6.

    El turismo y la cultura son dos sectores clave duramente golpeados por la pandemia. Los fondos europeos deben centrarse en determinar las herramientas de apoyo a las empresas dedicadas al turismo y la cultura a través de la innovación, la transformación digital y la cooperación intersectorial.

    4.   La política de cohesión y la situación posterior a la crisis de la COVID-19

    4.1.

    Las circunstancias excepcionales de la crisis de la COVID-19 pondrán a dura prueba la política de cohesión. En este momento más que nunca, los planes de recuperación de los Estados miembros deben reflejar los valores de la cohesión territorial, como la digitalización, la lucha contra el cambio climático y la inclusión social. Un plan de recuperación sistemático y sólido para Europa y todos los Estados miembros de la UE —independientemente de su tamaño o de cualquier otra característica— pasa ante todo por esta política.

    4.2.

    Uno de los aspectos más críticos de la estrategia de recuperación consiste en el marco financiero de la política de cohesión. La pandemia ha puesto de manifiesto —e incluso exacerbado— como nunca las desigualdades entre los ciudadanos y entre los Estados miembros. Todos están igualmente expuestos al virus, pero la forma concreta de actuar de cada ciudadano, sociedad o Estado miembro difiere. La frágil situación financiera resultante de esta crisis tendrá efectos dramáticos en países y sectores específicos de la sociedad, y una respuesta europea debe tener en cuenta este hecho.

    4.3.

    La cooperación será clave si queremos obtener resultados. No es el momento de criticar lo que se ha hecho antes, sino de considerar el presente y centrarse en el futuro, teniendo en mente los principales objetivos acordados que pueden mantenerse incluso en estas circunstancias críticas.

    4.4.

    El daño que la crisis de la COVID-19 ha acarreado al proyecto europeo y al mundo agravará las repercusiones de la retirada del Reino Unido de la UE. Esto podría significar que, una vez que acabe la pandemia, aumentarán las diferencias entre los países de la UE en términos de desarrollo económico, garantías sociales y nivel de prosperidad.

    4.5.

    Aunque no existe una solución única a la crisis, cuando en el pasado se han tenido que abordar las diferencias y crear una solidaridad entre todos los Estados miembros, la respuesta ha sido una política de cohesión adecuada y equilibrada.

    4.6.

    La recuperación de Europa debe basarse en el principio de solidaridad, aunque sigue siendo necesario corregir los errores del pasado. A los Estados miembros con una deuda pública excesiva se les debe ayudar en sus esfuerzos por acelerar una recuperación sostenible, si bien este apoyo debe conjugar unas políticas sólidas con una acción equilibrada y basada en las recomendaciones específicas por país en el marco del Semestre Europeo. Es el momento de actuar con valentía y no de pensar en los dividendos políticos a nivel nacional.

    4.7.

    El Pacto Verde mantiene su pertinencia, y el CESE considera que sus objetivos principales son fundamentales para lograr el liderazgo de Europa en muchos aspectos del desafío global.

    4.8.

    En este contexto, el CESE acoge con satisfacción y apoya plenamente las propuestas formuladas por la Comisión Europea: el plan «Next Generation EU», incluido REACT-UE, y el presupuesto general de la UE para 2021-2027. A medida que el programa REACT-UE avanza y amplía la respuesta a la crisis y las medidas de reparación de la nueva política de cohesión, el CESE recomienda encarecidamente tanto a las administraciones públicas nacionales como europeas eliminar todas las barreras y cargas administrativas posibles para que los esfuerzos puedan centrarse en abordar los problemas relacionados con la epidemia.

    4.9.

    A tal efecto, el CESE está firmemente convencido de que REACT-UE movilizará la inversión y el apoyo financiero inicial en los primeros años cruciales de recuperación mediante el despliegue de recursos adicionales en la economía real. El mantenimiento de los puestos de trabajo, la creación de empleo, especialmente entre los jóvenes, y el apoyo a la inversión para las pymes son sectores cruciales que requieren apoyo mediante financiación adicional de REACT-EU.

    4.10.

    Las prioridades de inversión tras la COVID-19 deben tener en cuenta el impacto desproporcionado que la pandemia ha tenido en determinados sectores de la población, en particular las personas de edad avanzada, las personas con discapacidad, los migrantes y refugiados y la comunidad gitana. Será de suma importancia ayudar a estas comunidades a recuperar la estabilidad y garantizar que no se queden atrás en la recuperación frente a la crisis que se ha generado, como ocurrió tras la última crisis financiera de Europa.

    5.   Semestre Europeo y recomendaciones específicas por país

    5.1.

    El Semestre Europeo ha de afrontar todavía muchos retos que, con la crisis actual, resultan aún más importantes. Entre los desafíos a abordar se encuentran la falta de identificación con las reformas propuestas y una menor diligencia en la aplicación de las recomendaciones específicas por país.

    5.2.

    La participación de la sociedad civil organizada en el Semestre Europeo es por tanto fundamental, ya que la titularidad conjunta de las reformas por parte de las partes interesadas mejora la aplicación de estas y contribuye a lograr resultados positivos.

    5.3.

    En este contexto, el proceso del Semestre Europeo adquirirá un papel cada vez más importante a la hora de seguir y evaluar las intervenciones que se han puesto en marcha en el instrumento «Next Generation EU» y el CESE considera, por tanto, que los interlocutores económicos y sociales y las organizaciones de la sociedad civil deben desempeñar un papel importante en este proceso.

    5.4.

    Los interlocutores de la sociedad civil y los actores y asociaciones locales, junto con el Parlamento Europeo, deben participar en todas las decisiones de gasto relativas a los fondos de recuperación, así como en la verificación ex post de que el dinero se ha gastado correctamente en interés de los ciudadanos europeos. La participación obligatoria es crucial para garantizar que los fondos lleguen a proyectos que permitirán restaurar la economía europea y contribuirán a su recuperación.

    6.   Instrumentos eficaces de la política de cohesión

    6.1.

    La política de cohesión es una política de inversión de la UE moderna, eficaz y flexible. Por un lado, ofrece una respuesta a los retos a largo plazo a través de su programación plurianual. Por el otro, puede ser extremadamente flexible en situaciones de gestión de crisis, como la actual causada por COVID-19, en las que los rápidos cambios en el sistema de aplicación de la política permitirán canalizar ayudas a los Estados miembros por un importe de 8 000 millones de euros (como punto de partida).

    6.1.1.

    La política de cohesión tiene un impacto significativo en las economías de los Estados miembros. Se prevé que el PIB de la EU-13 sea aproximadamente un 3 % más alto al final del período de aplicación, gracias a la intervención de la política de cohesión 2014-2020. El impacto en las regiones menos desarrolladas de la UE también es considerable. Por ejemplo, al final del período de programación, se espera que el PIB de algunas de las regiones menos desarrolladas de Hungría sea más de un 8 % superior al que tendrían sin la política de cohesión.

    6.1.2.

    Ya tras la crisis económica y financiera, los fondos de la UE han venido desempeñando un papel estabilizador para garantizar un mayor nivel de inversión pública en muchos ámbitos políticos, desde los grandes proyectos de infraestructuras hasta la financiación de las pymes y la formación de los trabajadores y los desempleados.

    6.1.3.

    En 2021-2027, la política de cohesión seguirá apoyando a todas las regiones de todos los Estados miembros, financiando una amplia gama de inversiones que les ayudarán a abordar con eficacia la doble transición del cambio tecnológico y de los objetivos climáticos e incluyendo nuevas iniciativas como el Fondo de Transición Justa.

    6.2.

    La propuesta para la futura política de cohesión se basa en tres principios fundamentales:

    6.2.1.

    Una política para todas las regiones: tres cuartas partes de la inversión en política de cohesión se centran en las regiones menos desarrolladas, pero se mantienen las disposiciones para las regiones en transición industrial y para las regiones ultraperiféricas de la UE. Además, se ha intensificado la cooperación transfronteriza y se ha reforzado el papel de las ciudades, las áreas metropolitanas y las iniciativas locales, con una nueva prioridad dedicada a «acercar Europa a los ciudadanos». Pese a la reducción general del presupuesto de la UE, los recursos deben seguir centrándose en los Estados miembros y regiones más pobres. En la propuesta de la Comisión, este énfasis es aún más pronunciado que en el período actual, y los Estados miembros más pobres siguen recibiendo mucho más que los más desarrollados. El apoyo va donde más se necesita: el 62 % de los recursos para el objetivo de empleo y crecimiento se ha destinado a las regiones menos desarrolladas (esta proporción fue del 52 % en el período 2014-2020). A pesar de las restricciones presupuestarias, ha sido posible garantizar mayores asignaciones en términos reales para las regiones menos desarrolladas (+8 %) y en transición (+17 %), medidas con respecto a los precios de 2018. Esa es la esencia de la política de cohesión: poner en práctica el principio de solidaridad.

    6.2.2.

    Una política más moderna: tres cuartas partes de la inversión se destinan a preparar a las regiones para la doble transición hacia una economía digital y moderna y una economía circular y neutra en relación con el clima, que representan los principales desafíos a los que se enfrentará nuestra sociedad en la próxima década. Este enfoque tan necesario se transmite a través de varias medidas para mejorar la calidad y el impacto de la inversión: por ejemplo, establecer «condiciones propicias» adaptadas a la inversión, que aseguren que se dan las condiciones necesarias para el éxito.

    6.2.3.

    Una política más sencilla y dinámica: se han propuesto ochenta simplificaciones administrativas que racionalizan las normas en todos los aspectos, desde el establecimiento de programas hasta los procedimientos de auditoría y reembolso, garantizando reglas claras y sencillas para siete fondos de la UE ejecutados en régimen de gestión compartida con arreglo a una normativa común. Este código normativo único facilitará las cosas a los gestores y beneficiarios de los programas, además de las sinergias, tanto entre los siete fondos como con los y otros instrumentos de que dispone el presupuesto de la UE, como la Política Agraria Común, el programa de innovación Horizon Europe, el instrumento de la UE para la movilidad en el aprendizaje (Erasmus+) y el programa de acción medioambiental y climática LIFE.

    6.3.

    Todo ello, junto con la continuación del refuerzo de las capacidades administrativas, permitirá un inicio más rápido y mejor de los nuevos programas.

    6.4.

    En resumen, la nueva política de cohesión estará mejor orientada a sus objetivos y aportará más valor añadido a la UE, por lo que no se trata únicamente de una cuestión de tamaño, sino también de resultados.

    6.5.

    Al mismo tiempo, se necesitará un mayor esfuerzo de las autoridades locales en términos de una mayor implicación e identificación en la ejecución de los proyectos financiados por la UE. Esto significa que el nivel de cofinanciación nacional vuelve a niveles anteriores a la crisis. La reducción del porcentaje de cofinanciación podría desencadenar tensiones en los presupuestos públicos, pero también debería considerarse una oportunidad para lograr mejores proyectos y un mayor sentido de apropiación y rendición de cuentas. Lo mismo ocurre con el mayor énfasis temático ya mencionado en los objetivos políticos clave, que se corresponde con las prioridades y los retos europeos, como una Europa inteligente y verde.

    6.6.

    Una condición importante para que se aplique lo anterior es que Europa aborde la falta de comunicación eficaz sobre la política de cohesión que, con demasiada frecuencia, acompaña a los proyectos financiados bajo esta política. Aunque reconoce las diferentes directrices de comunicación establecidas por la Comisión, a juicio del CESE resulta claro que estas no son en modo alguno suficientes. Es frecuente que apenas se conozca, o que se desconozca, que ciertos proyectos han sido ejecutados o que, de hecho, la UE los financia. Esto tiene como resultado que apenas se valore la política de cohesión, si es que se valora.

    6.7.

    El CESE pide a la Comisión que prosiga sus esfuerzos de revisión de las actuales obligaciones de publicidad y las mejore considerablemente teniendo en cuenta los nuevos canales de comunicación digital plenamente incorporados a la agenda digital. Se debe hacer un uso más enérgico de los proyectos de mejores prácticas como ejemplos pragmáticos para fomentar una ejecución mayor y más eficaz de los fondos.

    6.8.

    El CESE pide a la Comisión que elabore un plan estratégico de comunicación en colaboración con todos los socios interesados, incluidas las organizaciones de la sociedad civil, los actores locales y el público en general. Ahora es más necesario que nunca que los Estados miembros y los beneficiarios garanticen una comunicación más efectiva sobre las buenas prácticas y faciliten el acceso a estas.

    Bruselas, 18 de septiembre de 2020.

    Presidente del Comité Económico y Social Europeo

    Luca JAHIER


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