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Document 52019IE2022

    Dictamen del Comité Económico y Social Europeo sobre «La actividad agrícola y el reto de la rentabilidad»(Dictamen de iniciativa)

    EESC 2019/02022

    DO C 353 de 18.10.2019, p. 72–78 (BG, ES, CS, DA, DE, ET, EL, EN, FR, HR, IT, LV, LT, HU, MT, NL, PL, PT, RO, SK, SL, FI, SV)

    18.10.2019   

    ES

    Diario Oficial de la Unión Europea

    C 353/72


    Dictamen del Comité Económico y Social Europeo sobre «La actividad agrícola y el reto de la rentabilidad»

    (Dictamen de iniciativa)

    (2019/C 353/12)

    Ponente: Arnold PUECH D’ALISSAC

    Decisión del Pleno

    20.2.2019

    Fundamento jurídico

    Artículo 32, apartado 2, del Reglamento interno

    Dictamen de iniciativa

    Sección competente

    Agricultura, Desarrollo Rural y Medio Ambiente

    Aprobado en sección

    28.6.2019

    Aprobado en el pleno

    18.7.2019

    Pleno n.o

    545

    Resultado de la votación

    (a favor/en contra/abstenciones)

    188/0/5

    1.   Conclusiones y recomendaciones

    1.1.

    La rentabilidad y la viabilidad económica de la agricultura son un tema importante en la UE, donde la renta de un agricultor equivale, de media, a tan solo el 46,5 % de la de otros sectores económicos. Pese a su baja rentabilidad, el sector agrario de la UE desempeña un papel vital como motor de las economías rurales y productor de unos alimentos de calidad que cumplen las normas más estrictas del mundo. Resulta imposible alcanzar la sostenibilidad medioambiental si no se tienen en cuenta los aspectos económicos, comerciales, medioambientales y sociales, igualmente importantes, de la actividad agraria.

    1.2.

    El sector agrícola europeo proporciona a los consumidores seguridad alimentaria ante la creciente presión del cambio climático y las demandas sociales de sostenibilidad medioambiental. Además, contribuye activamente a mantener la competitividad y la dinámica de la UE en los mercados internacionales y a garantizar el superávit comercial de la UE. El sector agrícola de la UE es también una de las principales fuentes de empleo, que da trabajo a más de 40 millones de personas en toda la UE. En estas áreas, la agricultura es a menudo el único sector económico que genera crecimiento y creación de empleo.

    1.3.

    La UE necesita una cadena alimentaria justa, transparente, equitativa y que funcione correctamente, esto es, una cadena beneficiosa para los agricultores y para todas las partes interesadas, incluidos los transformadores, los distribuidores y, ante todo, los consumidores. A nivel nacional, debe considerarse la posibilidad de un enfoque inverso de negociación en el mercado a través de la creación de cadenas de valor al objeto de ofrecer a los agricultores unos ingresos mensuales que dupliquen el salario mínimo.

    1.4.

    El sector agrario de la UE da lugar a unas externalidades y a unos servicios públicos positivos que no están reconocidos por el mercado. El objetivo de garantizar la seguridad alimentaria, respetando al mismo tiempo las normas de producción más estrictas, se ha alcanzado. No obstante, están surgiendo nuevos desafíos, tales como el cambio climático, una mayor volatilidad de los precios, la competencia desleal de sistemas de producción con normas menos rigurosas, prácticas comerciales desleales, despoblamiento de las zonas rurales y el envejecimiento de la población agrícola, o que ponen en dificultades a los agricultores de la UE en el mercado internacional.

    1.5.

    Las nuevas tecnologías, junto con unas actividades de investigación e innovación inclusivas, son parte de la solución para preservar la competitividad del sector agrario de la UE y permitir a los agricultores de la UE atajar el problema de la sostenibilidad de un modo directo y eficaz.

    1.6.

    La educación y el desarrollo de competencias durante toda la vida son esenciales para dotar a los agricultores europeos de las herramientas adecuadas para explotar mejor el nuevo potencial de la tecnología y aplicar soluciones innovadoras en sus explotaciones agrícolas.

    1.7.

    Los agricultores de la UE han puesto en marcha diversas medidas para mejorar su contribución a la lucha contra el cambio climático, pues, cada vez con más frecuencia, son testigos de sus efectos al verse afectados por la alteración de los períodos de cosecha, heladas tempranas o tardías, incendios, inundaciones y sequías. Además, las medidas medioambientales no han de poner en peligro la seguridad alimentaria y deben tener en cuenta que los agricultores necesitan una remuneración justa por el trabajo adicional que a menudo exigen las medidas sostenibles y de mitigación.

    1.8.

    Una UE fuerte aspira a cumplir no solo los objetivos del Tratado de Lisboa, sino también objetivos globales como el Acuerdo de París sobre el Cambio Climático y los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas. Estos ambiciosos compromisos han de respaldarse con un presupuesto sólido y unas políticas eficaces que garanticen el futuro, el desarrollo y la prosperidad de la agricultura y de las zonas rurales. Los agricultores y las cooperativas agrarias europeos necesitan un presupuesto sólido para la PAC durante el próximo período.

    2.   Introducción

    2.1.

    El CESE está elaborando el presente dictamen para destacar el importante papel de los agricultores europeos y su contribución a la economía de la UE, al velar por la seguridad alimentaria y mantener vivas las zonas rurales. A menudo esta contribución no se ve recompensada como se merece, lo que disuade a las nuevas generaciones de hacerse cargo de las explotaciones agrícolas familiares y merma el atractivo del sector para los recién llegados.

    3.   El papel de los agricultores en la UE

    3.1.    La contribución a la seguridad alimentaria, a la producción de alimentos sanos y nutritivos, y al conjunto de la economía de la UE

    3.1.1.

    En un contexto de creciente demanda de alimentos y biomasa, los agricultores de la UE, sus cooperativas y empresas están comprometidos con el objetivo de producir, transformar y comercializar alimentos seguros, nutritivos y de gran calidad para los ciudadanos europeos y los consumidores de todo el mundo. Proporcionan a los consumidores seguridad alimentaria ante la cada vez mayor presión del cambio climático y las demandas sociales de sostenibilidad medioambiental. Además, el sector agrario europeo contribuye activamente a mantener la competitividad y el dinamismo de la UE en los mercados internacionales. Según Eurostat (1), el sector agrícola representaba el 1,2 % del PIB de la UE en 2017 y creó un valor añadido (bruto) de 188 500 millones EUR, contribuyendo activamente al excedente comercial de la UE con 137 000 millones EUR de exportaciones agrícolas durante el mismo período.

    3.2.    Empleo en las zonas rurales y desfavorecidas

    3.2.1.

    La cadena alimentaria de la UE es uno de los mayores sectores económicos de la Unión, mantiene y crea crecimiento y puestos de trabajo dando empleo a unos cuarenta millones de personas. Unos diez millones de personas tienen un empleo directo y trabajan en explotaciones agrícolas y cooperativas agrarias. En algunas zonas o regiones, la agricultura es la única fuente de empleo.

    3.3.    Los agricultores como defensores de los paisajes tradicionales y gestores de la tierra

    3.3.1.

    Los agricultores de la UE, las empresas agrícolas y sus cooperativas gestionan unos 173 millones de hectáreas, lo que equivale a aproximadamente un 39 % de la superficie total de la UE. Junto con sus familiares, preservan el paisaje rural y la biodiversidad, por lo que generan numerosos beneficios para la sociedad: con su trabajo diligente en la gestión de la tierra y el paisaje, están contribuyendo activamente a mitigar los efectos de las grandes catástrofes en caso de darse unas condiciones meteorológicas extremas. Muchos agricultores son a la vez propietarios forestales y su contribución a la gestión sostenible de los bosques es considerable. Asimismo, los agricultores ayudan a preservar y recuperar el paisaje tradicional de las zonas rurales de la UE, por lo que garantizan la conservación del patrimonio cultural y crean sinergias positivas con el sector turístico europeo. Sin embargo, los esfuerzos realizados por la agricultura hasta la fecha no pueden ocultar que es necesario esforzarse aún más y que es preciso tomar medidas para alcanzar los objetivos europeos y mundiales en materia de biodiversidad, lo que incluye la protección de las abejas, los insectos y las aves. Esto está en parte en conflicto con los requisitos de rentabilidad, razón por la cual la UE debe recompensar absolutamente la mayor contribución medioambiental de la agricultura con recursos adicionales asignados a la PAC.

    4.   Cambios en la actividad agrícola

    4.1.    Aumento de las demandas sociales: dietas saludables, origen y calidad de los alimentos, incidencia en el medio ambiente y bienestar animal

    4.1.1.

    Los consumidores disponen de una enorme cantidad de información relacionada con los productos que consumen a diario y prestan cada vez más atención al origen y a la calidad de los alimentos, así como a su impacto ambiental. Otros factores importantes que orientan la elección del consumidor son el respeto de prácticas que garanticen el bienestar animal y la distancia a la que se ha producido el alimento, incluido el acortamiento de las cadenas alimentarias.

    4.1.2.

    Para responder a las expectativas de los consumidores, los agricultores de la UE han empezado a aplicar medidas para mejorar aún más el bienestar de los animales y reducir cualquier incidencia negativa de las actividades agrícolas en el medio ambiente y la calidad del suelo, al tiempo que producen productos de alta calidad. Los agricultores de la UE, junto con las autoridades públicas y el mundo académico, están invirtiendo energía y recursos para responder a este nuevo patrón de consumo.

    4.2.    El papel de la tecnología en la agricultura

    4.2.1.

    El sector agrario de la UE es pionero en la revolución tecnológica y digital, pues ha logrado numerosos y decisivos avances en genética, vehículos automáticos, robots, drones, imágenes vía satélite, teledetección, macrodatos, etc. Asimismo, los agricultores siempre han adoptado, desarrollado y aplicado modelos empresariales agrícolas y prácticas agronómicas innovadores, incluidos nuevas técnicas y métodos de producción que han aumentado el rendimiento y logrado una mejor adaptación de las prácticas agrícolas a las circunstancias cambiantes.

    4.2.2.

    Desde esta perspectiva, las nuevas tecnologías ayudan a los agricultores de la UE a garantizar la seguridad alimentaria sin dejar de cumplir las normas más estrictas del mundo y satisfacer las expectativas de los consumidores. En este sentido, las nuevas tecnologías permiten a los agricultores de la UE responder a los problemas medioambientales de modo directo y eficaz. Por ejemplo, es factible reducir los productos fitosanitarios (PFS) empleando una combinación de tecnologías que acompaña a los agricultores en todos los aspectos de la producción. Entre otras, las nuevas técnicas de cultivo son las que más influyen a la hora de reducir el uso de PFS y mejorar la resistencia de las plantas y los animales frente a las plagas, los hongos y los patógenos externos.

    4.2.3.

    El papel de las tecnologías no solo está vinculado con la propia producción, sino también con la rastreabilidad, la seguridad alimentaria, el bienestar animal y las medidas de mitigación de los efectos del cambio climático, que ayudan a mantener el sector agrario de la UE como uno de los más avanzados y seguros del mundo.

    4.2.4.

    El acceso a la financiación es vital para los agricultores de la UE a fin de aplicar soluciones tecnológicas innovadoras en las explotaciones agrícolas. En este sentido, hay que preservar y promover la función de subsidiariedad del segundo pilar de la PAC en el marco de la nueva PAC. Es importante entender que los agricultores de la UE solo aplicarán en sus empresas los últimos avances tecnológicos si pueden acceder fácilmente al crédito.

    5.   Retos

    5.1.    El cambio climático

    5.1.1.

    Los agricultores de la UE contribuyen de forma decisiva a la lucha contra el cambio climático, pues, cada vez con más frecuencia, son testigos de sus efectos al verse afectados por la alteración de los períodos de cosecha, heladas tempranas o tardías, incendios, inundaciones y sequías. Por consiguiente, la adopción de medidas eficaces de adaptación al cambio climático es vital para la viabilidad de las explotaciones agrícolas. Al mismo tiempo, los agricultores están reduciendo las emisiones dentro y fuera de las explotaciones por medio de prácticas de gestión sostenible, introduciendo nuevas tecnologías y un uso más eficiente de los cultivos, la paja, el estiércol y otros residuos para la producción de energía renovable, utilizando la calefacción solar y suministrando electricidad proveniente de la energía eólica y de otras fuentes. Los productos de los cultivos y los residuos del ganado pueden emplearse asimismo para producir biocarburantes y materiales industriales renovables en la propia explotación siguiendo los principios de la economía circular. Todo ello contribuye a reducir las emisiones en otros sectores y la dependencia de la UE del suministro de combustibles fósiles.

    5.1.2.

    Cabe señalar que el Acuerdo de París y los Objetivos de Desarrollo Sostenible establecen unas metas importantes para el sector agrario de la UE que deben alcanzarse entre 2030 y 2050. Los agricultores de la UE están preparados para asumir estos desafíos si se les dota de las herramientas adecuadas. La «caja de herramientas» debe incluir un marco político positivo y fácilmente comprensible por el usuario, nuevas tecnologías, estrategias de gestión del agua (almacenamiento e irrigación) y un presupuesto sólido de la PAC que respalde los esfuerzos adicionales de los agricultores. Privar a los agricultores de alguna de las herramientas anteriores podría poner en peligro la seguridad alimentaria y afectar negativamente a la calidad de la producción de alimentos de la UE.

    5.2.    La renta del sector agrario

    5.2.1.

    Según Eurostat (2), en la EU-28 la renta agrícola por unidad de trabajo anual (UTA), expresada como un índice, fue un 10,9 % mayor en 2017 que en 2016. No obstante, esto debe compararse con otros sectores económicos en los que la renta media es mucho más elevada. De hecho, en comparación con los salarios medios de la economía, la renta empresarial de un agricultor por unidad de trabajo familiar tan solo equivalió al 46,5 % en 2017.

    5.2.2.

    Esta situación tiene repercusiones serias para el desarrollo del sector por lo que respecta a su atractivo global para agentes externos, inversores y socios bancarios, lo que impide el desarrollo de sinergias con otros sectores económicos e intensifica el problema del relevo generacional en las zonas rurales.

    5.3.    La volatilidad de los precios y la aparición de nuevos mercados

    5.3.1.

    En 2017, los precios en términos reales (en dinero constante) de la mayoría de los principales productos fueron más elevados que en el año anterior: el precio medio de la leche fue un 17,1 % mayor que en 2016; los precios del ganado porcino, un 8,3 % más elevados; los cereales subieron un 3 %; los precios del ganado bovino ascendieron un 2,2 % y los precios de las aves de corral también fueron más elevados (+ 1 %). En cambio, en 2017 los precios en términos reales del ganado ovino y caprino siguieron disminuyendo (–1,4 %). Esta tendencia positiva de la mayoría de los productos básicos fue parte del boom que comenzó en 2003. No obstante, en 2008 se produjo un grave desplome de los precios que disparó la volatilidad en el mercado internacional, lo que a su vez puso en una situación difícil a los agricultores pequeños y medianos de la UE y a los nuevos inversores en el sector agrícola.

    5.3.2.

    Debido a su carácter heterogéneo, el sector agrario de la UE reaccionó de manera distinta a la sacudida de los precios en 2008: muchos agricultores pequeños y medianos se vieron forzados a depender únicamente de los pagos directos de la PAC para mantener sus actividades, aunque ello no resultó suficiente para garantizar la sostenibilidad económica de las explotaciones. En cuanto a las exportaciones de la UE, el principal socio de la Unión en el comercio de productos agrícolas son los EE. UU.

    (a los que corresponde un 16 % de las exportaciones agrícolas totales, con un valor neto de 33 300 millones EUR en 2017). Con una concentración semejante de las exportaciones en un único mercado, el sector agrario de la UE está expuesto a las decisiones políticas de terceras partes que podrían desembocar en graves fluctuaciones de los precios (por ejemplo, por la aplicación de prohibiciones de exportación o elevados derechos arancelarios).

    El mercado único de la UE es el mercado más abierto y accesible del mundo, y los agricultores de la UE se enfrentan al reto de competir con productos agrícolas importados que están sujetos a normas de producción diferentes. No obstante, la rastreabilidad de los productos alimentarios procedentes de terceros países aún puede perfeccionarse y podría generar varias controversias en torno a la calidad y el etiquetado de los alimentos relacionados con los productos importados (esto es, productos alimentarios desarrollados mediante nuevas técnicas de cultivo, la utilización de PFS, el respeto de las normas sobre el bienestar animal, etc.). Estas importaciones resultan muy competitivas en el mercado de la UE gracias a sus normas de producción diferentes, lo que genera tensiones entre los agricultores de la UE, que ya cumplen las normas de producción más estrictas del mundo.

    5.4.    El despoblamiento de las zonas rurales y el relevo generacional

    5.4.1.

    Según la Comisión Europea, siete de cada diez jefes (el 71,5 %) de los 10,5 millones de explotaciones agrícolas de la UE son hombres y la mayoría (el 57,9 %) tienen 55 años o más. Tan solo uno de cada diez jefes de explotaciones (el 10,6 %) es un agricultor joven de menos de cuarenta años, y esta proporción es incluso menor entre las agricultoras (8,6 %).

    5.4.2.

    Los agricultores, los propietarios de explotaciones forestales, las empresas agrícolas y las cooperativas agrarias constituyen la espina dorsal económica de las zonas rurales de la UE. El envejecimiento de los agricultores desencadena el despoblamiento generalizado de las zonas rurales (la llamada «diáspora rural»), con consecuencias directas para el tejido económico y social de dichos territorios. Además, las nuevas generaciones se ven disuadidas de quedarse a cargo de la empresa familiar debido a la baja rentabilidad de la actividad agrícola y las dificultades para acceder a la tierra.

    6.   Oportunidades

    6.1.    La digitalización y la agricultura de precisión

    6.1.1.

    La agricultura ha entrado en una era de mejoras digitales, en la cual todo dispositivo que genera datos durante las diferentes fases de la producción agrícola puede enviar dicha información para su recopilación, procesamiento y análisis. El uso de macrodatos podría ayudar a los agricultores a comprometerse con el futuro de la agricultura y a alcanzar objetivos ambiciosos.

    6.1.2.

    Una explotación agrícola genera numerosos tipos de datos que pueden clasificarse en diversas categorías: datos agronómicos, financieros, relativos al cumplimiento, meteorológicos, medioambientales, sobre la maquinaria, relativos al personal, etc. Dichos conjuntos de datos provienen de una gran variedad de fuentes cada vez más potentes y rentables, como la maquinaria, los drones, los GPS, los sensores remotos, los satélites, los teléfonos inteligentes, etc., y son facilitados por los proveedores de servicios, órganos consultivos y autoridades públicas, entre otros. Además, otros socios de la cadena de valor, como los transformadores y los distribuidores, los supermercados, los hipermercados, incluso las agencias de publicidad, reúnen enormes cantidades de datos sobre los mercados en los que los agricultores venden sus productos.

    6.1.3.

    La recopilación y el uso de datos en la agricultura no es un concepto nuevo; los agricultores llevan haciéndolo desde que nació la agricultura. Lo novedoso, sin embargo, es la oportunidad de desarrollar un sector agrario orientado a los datos gracias al tamaño y el volumen de los mismos, que crecen a un ritmo exponencial. Otra novedad es la calidad de la información obtenida en tiempo real a nivel de la explotación y la tecnología empleada para recopilar, almacenar, utilizar, gestionar, compartir, procesar y comunicar los datos.

    6.1.4.

    La propiedad de los datos y el derecho a determinar quién puede acceder a ellos y utilizarlos es vital para mantener la participación de los agricultores en la aplicación de las nuevas tecnologías. En la actualidad no existe un marco común en el que se explique claramente la propiedad de los datos. Por esta razón, el sector agrícola de la UE elaboró un código de conducta sobre la puesta en común de datos agrícolas mediante acuerdos contractuales (3), en el que se explica el derecho de la entidad originadora a recibir una compensación por el uso de los datos creados como parte de su actividad.

    6.1.5.

    La digitalización y la agricultura de precisión cumplen una función vital en la configuración del futuro del sector agrario de la UE. Además, tienen repercusión en el mercado laboral y el tipo de capacidades necesarias en la agricultura, a la vez que redefinen el papel de los agricultores y los modelos empresariales de las cooperativas agrarias.

    6.2.    Medidas de mitigación de los efectos del cambio climático y adaptación al mismo

    6.2.1.

    En las últimas décadas, el sector agrícola de la UE ha puesto en marcha un gran número de medidas para mejorar su sostenibilidad medioambiental. La PAC impone medidas medioambientales y prácticas de gestión sostenible estrictas y exigentes, que modifican la manera en que los agricultores operan en los campos, combinando eficazmente la calidad con la sostenibilidad.

    6.2.2.

    La agricultura y la silvicultura tienen un importante papel que desempeñar en la mitigación de los efectos del cambio climático, puesto que son los únicos sectores económicos que, a través de la fotosíntesis, eliminan los gases de efecto invernadero de la atmósfera. Esta contribución del sector sigue sin reconocerse plenamente ni calcularse o contabilizarse de manera adecuada, y debería evaluarse mejor cómo los bosques y los cultivos anuales y permanentes podrían contribuir a las emisiones de gases de efecto invernadero, algo que los responsables políticos deberían tener en cuenta.

    6.2.3.

    En la actualidad, los agricultores desearían que tanto estos como la sociedad en su conjunto reconocieran sus esfuerzos para combatir el cambio climático. Los responsables políticos, en particular, deben tener en cuenta que las medidas medioambientales no pueden poner en peligro la seguridad alimentaria, y que los agricultores necesitan una remuneración justa por el trabajo adicional que a menudo exigen las medidas sostenibles y de mitigación.

    6.3.    Una mayor transparencia del mercado a lo largo de la cadena alimentaria

    6.3.1.

    El valor añadido se distribuye a lo largo de la cadena de valor de la siguiente manera: aproximadamente un 25 % corresponde al agricultor, un 25 % a la transformación alimentaria y un 50 % a la distribución y a los servicios alimentarios, según la ficha informativa de la Comisión publicada en marzo de 2017.

    6.3.2.

    En la actualidad, es necesario cumplir estrictamente la Directiva de la UE sobre prácticas comerciales desleales. Entre las empresas de la cadena agroalimentaria, se registra de forma permanente una desproporción notable en el poder de negociación entre los agricultores y los transformadores de productos agrícolas y productos alimenticios. En esta situación desequilibrada intervienen con mucho poder grandes organizaciones comerciales (supermercados, hipermercados, grandes cámaras de las industrias alimentarias y de transformación que operan en toda Europa).

    6.3.3.

    Las fases de transformación y distribución han aumentado su valor añadido total en la cadena alimentaria a raíz del incremento de la demanda de productos preparados entre los consumidores. Al mismo tiempo, el valor añadido en la agricultura ha venido reduciéndose desde 2014 (un 4 % menor en 2016). Esto se debe al aumento de los costes de los insumos a causa de la competencia por los recursos escasos, así como a las posibilidades limitadas de que disponen los agricultores para añadir valor al producto básico o ser remunerados por ello.

    6.3.4.

    Además, en su estudio reciente Ripe for change (Listos para el cambio, 2018), Oxfam subrayó la desigualdad de la cadena alimentaria basándose en ejemplos del Reino Unido, los Países Bajos y Alemania, entre otros. Al examinar en detalle el desglose de los precios finales de consumo, el estudio centrado en el Reino Unido comprobó que, en 2015, más de la mitad del precio iba a parar a los supermercados (52,8 %), el 38,5 % a los comerciantes y fabricantes de alimentos, y tan solo el 5,7 % del precio terminaba en manos de los agricultores y trabajadores a pequeña escala. El 3 % restante del precio se destinaba al coste de los insumos.

    6.3.5.

    Dadas las circunstancias y habida cuenta del elevado nivel de concentración del sector de distribución y la importancia clave de defender un mercado interior que funcione adecuadamente, la legislación marco de la UE, que incluye la prohibición de prácticas comerciales desleales mediante mecanismos de control y ejecución, combinados con sanciones disuasorias, ha sido un buen punto de partida. Es vital proseguir con este esfuerzo para aumentar la transparencia del mercado y garantizar un porcentaje justo del valor a los agricultores. Además, en julio de 2020 se aplicará el nuevo Reglamento sobre los trabajadores desplazados, que deberá contribuir a un comercio más transparente y justo entre los agricultores a nivel nacional.

    6.3.6.

    A nivel nacional, debe considerarse la posibilidad de un enfoque inverso de negociación en el mercado a través de la creación de cadenas de valor al objeto de ofrecer a los agricultores unos ingresos mensuales que dupliquen el salario mínimo.

    7.   Soluciones

    7.1.

    El sistema de las explotaciones familiares, tan valorado por los consumidores europeos, necesita políticas adecuadas, una regulación justa y razonable, así como una legislación sólida y eficaz, que contribuyan a frenar la grave amenaza que suponen la extrema volatilidad de los precios y el desequilibrio de poder, cada vez mayor, en la cadena de suministro. El Grupo Operativo sobre Mercados Agrícolas es un paso en esta dirección, pero debe reforzarse aún más.

    7.2.    Investigación e innovación adaptadas a las necesidades de los agricultores, un enfoque de múltiples agentes y la implicación directa de las partes interesadas

    7.2.1.

    La implicación de las partes interesadas es clave para poner en práctica la investigación. Situar los intereses de los agricultores en el corazón del proceso de innovación no solo acelerará significativamente su impacto, sino que además garantizará la viabilidad de los resultados de la investigación y la innovación. Además, esto contribuirá a garantizar que los fondos concedidos a la investigación se empleen mejor.

    7.2.2.

    Los agricultores, las empresas agrícolas, los propietarios de explotaciones forestales y sus cooperativas son, por medio también de programas gubernamentales, motores de la innovación y el crecimiento económico. Por ello, es preciso promover y alentar su implicación desde el principio en actividades de investigación e innovación en los ámbitos de la agricultura, la alimentación, la silvicultura y la acuicultura. Su participación en todas las fases de los proyectos garantizará una investigación e innovación más orientadas a la demanda y ayudará a colmar la actual brecha entre el mundo académico y la práctica, al avanzar hacia soluciones aplicables. En último término, esto debe traducirse en un aumento de la competitividad de nuestros agricultores.

    7.3.    Excelencia y calidad (productos biológicos, indicaciones geográficas, marcas y cadena corta de suministro de alimentos)

    7.3.1.

    Los productos con un alto valor añadido, como la indicación geográfica y los productos ecológicos, son una buena fuente de ingresos para muchos operadores, especialmente para los agricultores. Estas cadenas alimentarias específicas son aún más interesantes en ausencia de intermediarios. En este caso, estas cadenas de distribución cortas se convierten en una fuente de ingresos muy rentable para los agricultores y la comunidad rural donde se producen estos productos.

    7.3.2.

    En concreto, las cadenas alimentarias cortas de la UE constituyen una alternativa a las cadenas alimentarias más largas convencionales, en las cuales los pequeños agricultores o las cooperativas a menudo tienen una reducida capacidad de negociación y el consumidor no puede rastrear el origen del alimento hasta un productor conocido o la zona local. Este sistema alimentario reviste un interés considerable, dado que responde a una serie de necesidades y oportunidades de los agricultores y los consumidores. El desarrollo de cadenas alimentarias cortas de distinta índole (esto es, la venta directa por parte de individuos o colectivos, la agricultura apoyada por la comunidad o asociaciones) es uno de los enfoques de la política agrícola común para mejorar la competitividad en Europa. Las cadenas alimentarias cortas pueden actuar como un motor del cambio y servir como modelo para aumentar la transparencia, la confianza, la equidad y el crecimiento a lo largo de la cadena alimentaria.

    7.3.3.

    La existencia de una cantidad suficiente de alimentos garantiza un cierto grado de estabilidad social en la vida de los ciudadanos de la UE, si se compara con la situación de una parte de nuestro planeta en la que falta alimentos, lo que también conduce a una migración económica hacia los países de Europa o hacia otros países.

    7.4.    La educación y el desarrollo de nuevas capacidades para el sector primario (abreviado)

    7.4.1.

    Según Eurostat, la mayoría de los jefes de explotaciones agrícolas en la UE solo cuenta con experiencia práctica; este era el caso de siete de cada diez (el 68,3 %) en 2016. Menos de uno de cada diez jefes de explotaciones (el 9,1 %) había cursado una formación agrícola completa, y el resto (el 22,6 %) tenía formación agrícola básica.

    7.4.2.

    La enseñanza en el sector primario es crucial para fomentar la modernización y mejorar el uso de nuevas tecnologías.

    7.4.3.

    En la actualidad esto es vital, ahora que las competencias digitales se están convirtiendo en un elemento esencial de la gestión agrícola moderna. Dichas competencias son necesarias en numerosos ámbitos, y la agricultura no es una excepción. Se necesitan más personas con competencias digitales y en las TIC en el ámbito de la agricultura, pero existe un patente déficit de capacidades en la economía, especialmente en las zonas rurales.

    7.4.4.

    A fin de que la comunidad agrícola aproveche plenamente las oportunidades de la transformación tecnológica y digital, es preciso mejorar el nivel de competencias digitales de los trabajadores agrícolas.

    7.4.5.

    Lo anterior puede lograrse a nivel de las explotaciones y también en las asociaciones y cooperativas, así como en el sistema de educación y formación de la UE, que debe ofrecer programas a lo largo de la vida para desarrollar nuevas capacidades.

    Bruselas, 18 de julio de 2019.

    El Presidente

    del Comité Económico y Social Europeo

    Luca JAHIER


    (1)  Eurostat, Agriculture, forestry and fishery statistics 2018.

    (2)  Eurostat, Agriculture, forestry and fishery statistics 2018.

    (3)  COPA COGECA-EU Code of conduct on agricultural data sharing by contractual agreement (Código de Conducta Europeo sobre el uso compartido de datos agrícolas).


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