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Document 52004AE1640

    Dictamen del Comité Económico y Social Europeo sobre la «Comunicación de la Comisión — Acompañar los cambios estructurales: Una política industrial para la Europa ampliada»(COM(2004) 274 final)

    DO C 157 de 28.6.2005, p. 75–83 (ES, CS, DA, DE, ET, EL, EN, FR, IT, LV, LT, HU, NL, PL, PT, SK, SL, FI, SV)

    28.6.2005   

    ES

    Diario Oficial de la Unión Europea

    C 157/75


    Dictamen del Comité Económico y Social Europeo sobre la «Comunicación de la Comisión — Acompañar los cambios estructurales: Una política industrial para la Europa ampliada»

    (COM(2004) 274 final)

    (2005/C 157/13)

    El 20 de abril de 2004, de conformidad con el artículo 262 del Tratado constitutivo de la Comunidad Europea, la Comisión Europea decidió consultar al Comité Económico y Social Europeo sobre la comunicación mencionada.

    La Comisión Consultiva de las Transformaciones Industriales, encargada de preparar los trabajos del Comité en este asunto, aprobó su dictamen el 2 de diciembre de 2004 (ponente: Sr. VAN IERSEL; coponente: Sr. LEGELIUS).

    En su 413o Pleno de los días 15 y 16 de diciembre de 2004 (sesión del 15 de diciembre de 2004), el Comité Económico y Social Europeo ha aprobado por 142 votos a favor, 1 en contra y 9 abstenciones el presente Dictamen.

    Resumen

    Al cabo de muchos años, la política industrial vuelve a ser una prioridad del programa europeo. Es cierto que durante la última década se han preparado medidas específicas y enfoques temáticos para la política industrial, pero no siempre han estado debidamente coordinados ni equilibrados desde el punto de vista de las empresas europeas. El cambiante contexto mundial –en el que Estados Unidos, China e India tienen un papel destacado– exige un nuevo planteamiento y redoblar los esfuerzos. Ha llegado el momento de recuperar la industria manufacturera y de aclarar la compleja interrelación entre la industria y los servicios.

    En opinión del Comité, la necesidad de despertar la conciencia pública constituye un reto importante. Es preciso ofrecer al público datos y análisis transparentes, para así fomentar el consenso y el respaldo general. El CESE respalda sin reservas los tres ejes estratégicos: «legislar mejor», un enfoque integrado a escala comunitaria y políticas sectoriales con medidas específicas y adaptadas. «Legislar mejor» supone una cuidadosa evaluación permanente de las medidas actuales y las nuevas. Enfoque integrado significa coordinación efectiva de las políticas comunitarias y nacionales. Un aspecto del documento de la Comisión que resulta especialmente novedoso es la dimensión sectorial y los enfoques adaptados. A pesar de que existen ciertos denominadores comunes, la situación varía de un sector a otro. La Comisión ha llevado a cabo una serie de análisis sectoriales y se esperan otros más. El CESE apoya esta práctica como base para una nueva política industrial.

    El Comité considera que la política industrial es un instrumento útil para situar la economía europea a la vanguardia de la competitividad, el conocimiento y la sostenibilidad, como pretende la estrategia de Lisboa. A tal fin, los análisis y las políticas deben una relación más directa que antes con la dinámica de los diversos sectores y empresas en cuestión. De hecho la política industrial de «nuevo estilo» debe basarse en la conformidad del mercado y en un proceso de liberalización, pero incluye también elementos sectoriales específicos, como la consulta permanente al sector empresarial, la reglamentación, la eliminación de las barreras no arancelarias, la I+D, el comercio y la gestión específica de los recursos humanos. Por otra parte, supone la creación de plataformas tecnológicas que puedan generar en Europa nuevas alianzas en el sector privado y entre éste y el sector público, por ejemplo, entre universidades, centros de investigación y empresas.

    Es deseable que mejore la coordinación en el seno de la Comisión (por ejemplo, bajo los auspicios de la DG Empresa) y en el Consejo de Ministros, a fin de aumentar la proyección y favorecer las sinergias. Lo ideal sería un Plan de acción a medio plazo aprobado por la Comisión y el Consejo de Competitividad. El CESE insta a que se tenga presente la nueva política industrial a la hora de preparar la revisión intermedia de la estrategia de Lisboa, en marzo de 2005.

    1.   Introducción

    1.1

    La política industrial se incluyó en el programa de la integración europea desde un primer momento. El Tratado CECA recogía objetivos e instrumentos específicos para los sectores del carbón y el acero y contemplaba un enfoque más general en el que la realización del mercado interior siempre fue y sigue siendo la cuestión central.

    1.2

    En el ámbito comunitario se han tomado medidas concretas para la política industrial a fin de alcanzar objetivos afines, como los de índole medioambiental, de I+D y social. Con el paso del tiempo, los enfoques sectoriales fueron sustituidos por otros temáticos, que no siempre han estado debidamente coordinados ni equilibrados desde el punto de vista de las empresas europeas.

    1.3

    Aparte de las políticas generales se han desarrollado algunas políticas sectoriales con vistas a la liberalización de mercados como los de la energía y las telecomunicaciones y se han iniciado algunos proyectos industriales como el Galileo.

    1.4

    Las continuas transformaciones industriales y la globalización exigen hoy un nuevo ajuste de la actitud de la industria y de los poderes públicos para fomentar la competitividad europea. El pasado mes de julio la Comisión Europea publicó un impresionante análisis de la situación y las perspectivas de los sectores industriales europeos en el contexto global actual, caracterizado por un marcado dinamismo en otras zonas del mundo (1). Este dinamismo puede influir en las estrategias de inversión de las empresas europeas. Europa necesita dar un salto tecnológico cualitativo para mantener la competitividad en la mayoría de los sectores.

    1.5

    Este dinamismo puede influir en las estrategias de inversión de las empresas europeas. En el marco de la estrategia de Lisboa, el Consejo Europeo y otros Consejos, como el Ecofin y el Consejo de Competitividad, estudiaron y continúan estudiando una serie de Comunicaciones y propuestas concretas de la Comisión para mejorar las condiciones generales y particulares de la industria. En estos documentos y debates predomina un enfoque de política horizontal. Durante años se evitó la expresión «política industrial» porque recordaba demasiado la intervención estatal y las subvenciones estatales que han obstaculizado la consecución de la igualdad de condiciones en un mercado interior con un funcionamiento adecuado. Desde entonces se han derogado paulatinamente estas intervenciones.

    1.6

    Ahora se examinan nuevos puntos de vista para la política industrial. En este contexto, en 2002 se aprobó la Comunicación «La política industrial en la Europa ampliada» (2).

    1.7

    El Consejo Europeo de primavera de 2003 encomendó al Consejo de Competitividad la tarea de examinar «periódicamente tanto las cuestiones horizontales como sectoriales»  (3).

    1.8

    En abril de 2004 la Comisión publicó una segunda Comunicación sobre la política industrial, de la que se ocupa el presente documento (4).

    1.9

    Estas iniciativas y el resultado de los debates mantenidos hasta la fecha llevaron al Comisario Liikanen, en mayo de 2004, a afirmar que, contrariamente a las previsiones de mediados de los años noventa, la política industrial de la UE se encuentra una vez más entre las prioridades del programa político europeo (5).

    1.10

    El CESE acoge con satisfacción el oportuno cambio de actitud respecto de la política industrial. Asimismo, comparte la idea de que es conveniente prestar atención a los intereses industriales y a la dimensión sectorial, evitando al mismo tiempo los errores del pasado. La experiencia y los conocimientos en este campo, representados por la CCMI, pueden ser positivos en el futuro. Una política industrial y sectorial adecuada supondrá una notable contribución a la consecución de los objetivos de la estrategia de Lisboa.

    2.   El punto de vista de la Comisión en un contexto cambiante

    2.1

    En estos momentos, el elemento crucial es el cambio de contexto en la economía mundial. Ello exige nuevos enfoques. En opinión de la Comisión, la política industrial del futuro deberá basarse en estos tres ejes:

    la industria no puede estar sometida a un exceso de legislación y reglamentación. Ello supone una cuidadosa evaluación tanto de las medidas actuales como de las nuevas;

    es necesario un enfoque integrado a escala comunitaria para reforzar la competitividad de la industria (6);

    sería conveniente disponer de políticas sectoriales con medidas específicas y adaptadas.

    2.2

    Este planteamiento, precavidamente anunciado por la Comisión en 2002, supone un gran avance, ya que el anterior documento de la Comisión sobre la política industrial data de 1990 (7). Desde entonces, ciertos factores decisivos han dejado la política industrial en segundo plano y han dado mayor relieve a las políticas esencialmente horizontales.

    2.3

    En 2000 se presentó la estrategia de Lisboa para colocar la economía europea en la vanguardia del conocimiento y la competitividad. Hasta ahora, esta estrategia no se ha impulsado activamente. La productividad crece a menor ritmo y el desempleo ha aumentado. Además, han surgido algunos temores por el traslado de industrias (8).

    2.4

    Por estas razones se hizo conveniente un análisis más preciso de los ámbitos siguientes:

    productividad y desempleo;

    datos concretos sobre los traslados de empresas;

    impacto global de la industria para Europa y en Europa;

    cómo lograr una política comunitaria integrada para la industria;

    cómo definir y desarrollar los enfoques sectoriales.

    2.5

    El documento de la Comisión de 2002 (9) establece el calendario de los cambios y da nuevo contenido a la «política industrial», aunque aún la formula en términos bastante abstractos y agrupa todas las políticas de la UE directamente pertinentes para la industria, sin presentar métodos ni procedimientos concretos para el papel decisorio y coordinador de las instituciones europeas, especialmente la Comisión.

    2.6

    No obstante, el documento «Acompañar los cambios estructurales: una política industrial para la Unión Europea ampliada», de abril de 2004 y publicado bajo los auspicios del Comisario Liikanen y la DG Empresa, tiene un contenido mucho más amplio y su análisis profundiza en las siguientes cuestiones:

    presenta cifras ilustrativas sobre asuntos relacionados con la producción y el empleo en la industria manufacturera, así como en relación con los cambios ocurridos en otras partes del mundo;

    presenta los avances por sectores, de forma que ofrece una imagen más precisa de la situación en diversos sectores con perspectivas muy distintas.

    2.7

    La Comisión comienza acertadamente con la dinámica actual, aunque al mismo tiempo subraya que esta dinámica puede condicionarse positivamente previendo los problemas, identificándolos y fomentando los factores de crecimiento.

    2.8

    El análisis general confirma la ralentización del crecimiento de la productividad en Europa, la divergencia con la evolución de Estados Unidos y los descorazonadores resultados de la industria, especialmente en los sectores de alta tecnología. La relativa escasez de gasto en I+D en las empresas europeas –debida en parte a la falta de inversiones suficientes del sector privado en comparación con las americanas– resulta, a juicio de la Comisión, bastante obvia, si bien existen notables excepciones, como Finlandia y Suecia. Además, la capacidad basada en el conocimiento en China e India está aumentando rápidamente.

    2.9

    La Comisión menciona –y merece la pena hacerlo también aquí– un estudio de destacadas empresas realizado en 2002 por la Mesa Redonda Industrial Europea, en el que se señala que varias de estas empresas tienen previsto trasladar sus nuevas actividades de I+D fuera de Europa si no mejora el marco regulador (10).

    2.10

    Aunque la industria europea tiene muy buenos resultados en sectores tradicionalmente sólidos como la ingeniería, los productos químicos, las telecomunicaciones y la automoción, están apareciendo nuevos competidores. China e India están empezando a competir con éxito, tanto en sectores tradicionales como de alta tecnología. En este caso puede observarse una relación directa con los traslados o la relocalización de empresas europeas.

    2.11

    Está produciéndose un proceso de ajuste continuo a escala mundial. Es un ajuste necesario a causa de la globalización, que, a su vez, crea también nuevas oportunidades. Los análisis de esta situación son divergentes, aunque la Comisión observa que están empezando a aparecer señales preocupantes.

    2.12

    En cuanto a la ampliación, la inversión de la UE de los Quince en los nuevos Estados miembros está aumentando. Dado que ahora dicha inversión constituye una inversión dentro de la UE, el funcionamiento apropiado del mercado interior es tanto más necesario por lo que respecta, por ejemplo, a las normas laborales y medioambientales.

    2.13

    Puesto que, en el marco establecido por la OMC, las empresas deben hacer frente a la competencia en los mercados abiertos, la Comisión afirma que corresponde a la UE y a los Estados miembros dar una respuesta inequívoca al proceso de los cambios dinámicos:

    legislando mejor;

    con un enfoque integrado en distintas políticas teniendo presente la competitividad;

    atendiendo escrupulosamente a las necesidades concretas de los distintos sectores industriales.

    2.14

    La Comisión aboga por una detallada evaluación de impacto de la reglamentación y la legislación actuales, así como de futuras medidas. Es precisa una mayor cooperación entre los Estados miembros y la UE, dado que muchas normas se aplican en el ámbito nacional. La Comisión insiste en que el Consejo de Competitividad desempeña un papel importante y transparente en este proceso.

    2.15

    La Comisión argumenta que es posible alcanzar una sinergia entre políticas fomentando una consulta más adecuada y concreta entre los legisladores, en estrecha colaboración con los medios industriales.

    2.16

    Lo mismo puede aplicarse a las actividades de I+D. Sin duda, esto tendrá consecuencias económicas para la UE y también en el ámbito nacional y, además, afecta a lo esencial de la estrategia de Lisboa. El año próximo la Comisión propondrá nuevas directrices para la investigación en la industria y para las ayudas estatales a la innovación. Las plataformas tecnológicas pueden desempeñar un papel de gran utilidad.

    2.17

    Algunas políticas se orientan claramente a la creación de un entorno favorable a la competitividad, como la política de competencia y la supresión de barreras comerciales. La Comisión, no obstante, señala que en ocasiones es posible y necesaria una mayor sofisticación al aplicar estas políticas.

    2.18

    La Comisión argumenta que las políticas de cohesión pueden utilizarse para fomentar los deseables cambios regionales y estructurales en lo relativo al funcionamiento de los mercados de trabajo (11). Esto mismo es válido para compaginar un mejor desarrollo sostenible con la competitividad.

    2.19

    Puesto que el campo de acción es todo el mundo, la Comisión defiende la igualdad de condiciones basada en unas normas internacionales. Las normas de la UE son, en general, más estrictas que las de otras zonas del mundo competidoras de la UE. En el futuro, por lo tanto, deberá lograrse un cierto grado de igualdad, sea mediante negociaciones bilaterales, sea en el marco de la OMC. Para resolver este problema no habría que adaptar las normas europeas a las del resto del mundo, sino que, más bien, Europa debe tomar iniciativas, como en el caso de la aplicación del Protocolo de Kioto, para elevar los criterios que rigen en otras partes del mundo mediante una actuación apropiada en todas las instituciones internacionales.

    2.20

    Todas estas cuestiones se han tratado en distintas ocasiones en la UE. Es llamativa la importancia creciente que se concede a la competitividad. Los rapidísimos cambios en los mercados mundiales no dejan a Europa mucha elección.

    2.21

    La novedad especial de este documento de la Comisión es la dimensión sectorial. Durante años la Comisión ha realizado estudios detallados de los sectores, con frecuencia basados en consultas con organizaciones sectoriales comunitarias.

    2.22

    Se han presentado propuestas interesantes, que también se han estudiado en el CESE, en relación, por ejemplo, con la industria farmacéutica (CESE 842/2004), la industria textil y de la confección (CESE 62/2004 fin; Dictamen adicional de la CCMI, CESE 528/2004), construcción naval y reparación de buques (CESE 397/2004 fin; Dictamen complementario de la CCMI, CESE 478/2004), la industria espacial (CESE 501/2004), la industria química (CESE 524/2004; Documento informativo de la CCMI, CESE 242/2004, en fase de elaboración) y biotecnología y ciencias de la vida (CESE 1010/2002; CESE 920/2003).

    2.23

    La situación varía de un sector a otro, aunque ciertamente existen denominadores comunes, como la necesidad de calidad como ventaja competitiva, las TIC como nueva «materia prima» o aumentar el uso de capital y la competencia internacional. En todo caso, las diferencias entre los sectores son manifiestas. Sectores de alta y baja tecnología, de uso intensivo de mano de obra o de capital, de bienes de consumo y de capital: pocos agentes destacados en el mercado y unos sectores caracterizados por la presencia de las PYME. Es un panorama fascinante al que, como afirma la Comisión, durante muchos años los políticos han prestado poca atención.

    2.24

    En el marco de la «política industrial», también han vuelto al programa los análisis y enfoques sectoriales. En este documento la Comisión no plantea nuevas iniciativas para los sectores mencionados.

    2.25

    Junto con estos sectores, la Comisión planea nuevas actividades. Para el próximo año se han anunciado estudios sobre el sector de la ingeniería mecánica, la ecoindustria, los sectores de la automoción, de los metales no ferrosos y de las TIC.

    3.   Apoyar el nuevo enfoque de la política industrial: el punto de vista del CESE

    3.1

    El CESE está de acuerdo en que la dinámica de la economía mundial requiere un nuevo planteamiento y acoge con satisfacción que, al cabo de tanto tiempo, la «política industrial» vuelva a ser una prioridad del programa de la UE. Algunos aspectos de la industria europea (como el medio ambiente) han estado en la agenda de la UE durante la década pasada, pero el Consejo de Ministros no ha querido debatir políticas que habrían mejorado coherentemente las condiciones de la producción global y habrían apoyado activamente el entorno para las inversiones (con valor añadido).

    3.2

    Retrospectivamente y dado el cambio que se está registrando actualmente hacia un planteamiento industrial más centrado, es conveniente resumir los principales factores que han contribuido a crear un cierto tabú sobre la política industrial:

    la incapacidad de la intervención estatal, en la mayoría de los casos, para que la industria sea más fuerte y competitiva a largo plazo;

    la abolición de las distorsiones del mercado económicamente injustificadas y la promoción de la igualdad de condiciones para las actividades industriales en Europa, si bien determinadas medidas adoptadas en algunos Estados miembros, que distorsionan la competencia, aún deben ser adecuadamente analizadas en el ámbito de la UE;

    la atención generalizada y acertada a la liberalización de los mercados;

    las excesivas expectativas de la «nueva economía» y de una era postindustrial;

    la atención a la realización de la UEM y a políticas macroeconómicas adecuadas;

    la pérdida de influencia de los ministerios responsables de los intereses industriales de varios Estados miembros.

    3.3

    La mayor parte de lo que presenta la Comisión en su Comunicación es materia conocida desde hace años. No obstante, respecto a documentos anteriores hay una diferencia en el modo de presentarla y en las relaciones que se establecen entre los diversos ámbitos de análisis y las acciones propuestas. Los análisis y las políticas tienen una relación más directa que antes con la dinámica de los diversos sectores y empresas en cuestión.

    3.4

    El CESE apoya decididamente la realización de muchos más estudios detallados de los avances sectoriales en colaboración con las propias empresas, ya que pueden fomentar la necesaria «sensación de urgencia» que era también el objetivo de la estrategia de Lisboa en 2000, pero que luego fue perdiéndose, debido en gran parte a que el Consejo y los Estados miembros no han llevado a la práctica sus propias decisiones ni las políticas previamente acordadas. Esto significa que, en opinión del CESE, es necesario tener presente la nueva política industrial en la revisión intermedia de la estrategia de Lisboa, en 2005. Puede que resulte un punto crucial de esta estrategia en el futuro.

    3.5

    La política industrial de «nuevo estilo» de hecho se basa en la conformidad del mercado y en un proceso de liberalización, pero incluye también otros factores, como los elementos sectoriales específicos, la armonización de la legislación de cara al mercado interior, la eliminación de las barreras no arancelarias, la tecnología y la I+D, y los recursos humanos.

    3.6

    Esta política industrial no debe de ninguna manera volver a las políticas equivocadas del pasado, caracterizadas por distorsiones del mercado de diversa índole. La disciplina financiera que aportó la UEM hizo nacer también la prudencia en las empresas en lo referente a las intervenciones estatales en el ámbito financiero y de otra índole. Excepto en algunos casos específicamente justificados, en general se acepta que, a largo plazo, la intervención y las ayudas financieras públicas no favorecen los intereses de las empresas.

    3.7

    Teniendo en cuenta la situación mundial en los últimos tiempos y tras varios años intentando aplicar la estrategia de Lisboa, en particular lo relativo al escaso crecimiento económico en Europa, la productividad, la aplicación de las TIC y la reasignación de las inversiones, ha llegado el momento de recuperar la industria manufacturera y, para ello, de adoptar enfoques sectoriales y medidas concretas, dirigidas a las actividades que mejor se adapten a las condiciones socioeconómicas de Europa, como aquellas intensivas en empleo de alta cualificación tanto en las áreas operativas como las oficinas técnicas (por ejemplo, la fabricación de equipos y sistemas industriales a medida: robótica, instrumentación, control, etc.). El CESE respalda plenamente este enfoque y este objetivo.

    3.8

    Una cuestión muy importante es sensibilizar a la opinión pública respecto a la necesidad de una industria sólida. Para ello habrá que facilitar al público análisis y datos transparentes. En el mismo contexto, los responsables europeos y nacionales de la toma de decisiones deberían prestar especial atención a aspectos tales como la coherencia de las políticas comunitarias, la armonización de las legislaciones nacionales en la UE y el consiguiente alineamiento de las normas comunitarias y mundiales (por ejemplo, la OMC).

    3.9

    La sensibilización de los ciudadanos a este respecto fomentará el consenso y el respaldo social. La política industrial no puede limitarse a determinados grupos de personas que tienen una relación directa por ser parte del gobierno o de las empresas: es un asunto para toda la sociedad. La salud de la industria europea es del interés de todos. Hay que trabajar para promocionar su imagen en todos los ámbitos afines, como el de la formación, no sólo de la formación profesional, sino de la educación general, a fin de estimular la adquisición de competencias técnicas.

    3.10

    Es necesario sensibilizar a los ciudadanos con respecto a la estrecha interdependencia entre los diferentes eslabones de la cadena de producción industrial. Así, por ejemplo, toda la industria de la transformación siderúrgica, incluida la industria del automóvil, está supeditada a un abastecimiento en acero suficiente y barato, cuya producción a su vez depende de un aprovisionamiento suficiente y barato en materias primas.

    3.11

    De ello se deriva la necesidad de aclarar la relación entre la industria y los servicios. La economía está acercándose a una industria de servicios, ciertamente, pero muchos servicios dependen directamente de la industria, debido a la subcontratación, y seguirán haciéndolo. Por otra parte, unos servicios sofisticados son de la máxima importancia para el desarrollo de la calidad y la tecnología en la industria. En muchos sentidos se trata de la misma cosa. En la dinámica actual tiende a desaparecer la línea divisoria entre la industria y los servicios.

    3.12

    El CESE considera que la Comisión debe estar presente activamente en este proceso. Incluir la política industrial en el programa responde al objetivo de la sensibilización, pero puede hacerse mucho más. Ante todo, es preciso mejorar los análisis, los datos y la publicación apropiada de éstos en lo que concierne a:

    la Europa industrial, tanto en su producción como en cuanto al empleo;

    sectores y grupos concretos;

    la interacción entre industria y servicios;

    las interconexiones con la tecnología;

    el desarrollo de la propia industria de los servicios;

    comparaciones a escala mundial.

    3.13

    Estos análisis deberían tener presentes también las diferencias de estructura en los Estados miembros, dado que algunos países y regiones tienen una base industrial más sólida que otros. Un conocimiento profundo de los principales sectores industriales aumentará la objetividad del debate sobre las tendencias de la dinámica de la economía mundial y sus consecuencias.

    3.14

    Unos datos correctos son la base de cualquier enfoque sectorial. Son numerosos los estudios de empresas en el ámbito nacional o académico (12). El CESE aboga por agrupar los resultados de estos estudios de la UE con la ayuda de Eurostat, a fin de crear bases de datos europeas, fiables y dinámicas, sobre la industria y los servicios y poder efectuar análisis DAFO. Las estadísticas completas y claras ofrecen una imagen continua de los cambios que están produciéndose. Las estadísticas de cincuenta años de Eurostat sobre la CECA, debidamente adaptadas, podrían servir de ejemplo.

    3.15

    La Comisión insiste acertadamente en un enfoque integrado de las políticas, incluidos aspectos como los sistemas nacionales de imposición fiscal de empresas, trámites fiscales, normas, comercio, propiedad intelectual, I+D, medio ambiente, mercado de trabajo, formación y educación. El CESE acoge con gran satisfacción este objetivo, que durante mucho tiempo ha fracasado en Europa en general y en algunos Estados miembros en particular.

    3.16

    No es la primera vez que se defiende un enfoque integrado. Por desgracia, tal enfoque es muy difícil de conseguir en un entorno complejo: en las instituciones de la UE tienen que ponerse de acuerdo 25 Estados miembros. Una posible solución sería que el Consejo de Competitividad, junto con la Comisión, definiera un plan de acción a medio plazo que se evaluase anualmente (13).

    3.17

    También es preciso que toda política que afecte a la competitividad de la industria dentro de este plan de acción refleje los distintos objetivos políticos de la UE de forma equilibrada, algo que no siempre ha ocurrido en el pasado (14). En consecuencia, es preciso explotar mejor las sinergias entre las políticas de la Comunidad.

    3.18

    Es de esperar que, cuando se debatan y aprueben en el Consejo de Competitividad las normas de procedimiento y un plan a medio plazo, se instauren en los Estados miembros pautas similares para la industria en general y también para los asuntos de los que son responsables los propios Estados miembros. Ello también aumentará la influencia de los ministerios responsables de los intereses industriales en los Estados miembros.

    3.19

    La mejora del marco regulador implica, entre otras cosas, simplificación y una legislación comunitaria eficaz. Ciertamente no debe limitarse a nuevas reglamentaciones. El concepto de «legislar mejor» abarca el pasado y el futuro. Es preciso desarrollar la propuesta de la Presidencia neerlandesa de prestar más atención a la simplificación de la legislación y a la reducción de la carga administrativa (15). Es necesario coordinar las Directivas y reglamentaciones con objetivos generales (políticas horizontales) relativos a la seguridad industrial, el ahorro de energía, los residuos, etc., porque están interrelacionados y, a veces, sus efectos son opuestos. Las medidas medioambientales tienen especial repercusión porque se centran principalmente en los objetivos, sin armonizar los procedimientos de aplicación, y la aplicación inconsecuente por parte de los Estados miembros puede provocar distorsión en los mercados. La evaluación del impacto y la aplicación revisten una gran importancia, ya que la credibilidad de las políticas depende de su eficacia.

    3.20

    Algunos aspectos tienen un interés especial para los nuevos Estados miembros, que no pueden limitarse a conseguir la inversión extranjera basándose en los costes: para aumentar las capacidades sostenibles de sus economías, también tendrán que diversificar su propia actividad industrial. Aún quedan algunos grandes retos que resolver, como mejorar las políticas medioambientales, centrarse en la formación y en mejorar las capacidades y el compromiso de todas las partes interesadas del mundo industrial a través de un diálogo social sectorial.

    3.21

    Deberá intensificarse el control del mercado respecto a los productos procedentes de fuera de la UE. La competencia leal sólo puede defenderse si existe igualdad de condiciones en todo el mundo. Por todo ello el CESE insta a la Comisión a que redoble sus esfuerzos para asegurar que todos los agentes mundiales respeten las normas laborales, medioambientales y de producción apropiadas.

    3.22

    Otro elemento importante de la política industrial es la salvaguardia de un ámbito mundial de igualdad de condiciones en lo que se refiere al comercio. Las prácticas que distorsionan la competencia en terceros países, como las ayudas estatales y el dumping, deben estar sometidas a la supervisión sistemática y detallada de la Comisión Europea. Las medidas de política comercial deberán ser llevadas a la práctica de forma decidida una vez se satisfagan los criterios pertinentes.

    3.23

    Junto con una mejor legislación y la promoción de sinergias entre las políticas comunitarias, el tercer pilar de la nueva política industrial es el enfoque sectorial, un enfoque basado en la conformidad de unos mercados abiertos y de acuerdo con las deseables políticas horizontales. El CESE respalda plenamente este objetivo, que en la práctica ya se ha puesto en marcha. Como quiera que el enfoque sectorial se centra en la evolución y características específicas de sectores individuales, puede que también sea beneficioso para los otros dos pilares, como «legislar mejor» y la promoción de las sinergias entre las políticas comunitarias. La política medioambiental, la formación profesional y los programas de investigación y desarrollo pueden ser formulados y aplicados con más éxito cuando se inscriben en un enfoque sectorial.

    3.24

    Los análisis sectoriales mostrarán la dinámica de los cambios en el contexto mundial. Deberán situar la imagen de la industria europea en la perspectiva de los demás socios y competidores del panorama mundial. Demostrarán la interacción entre la industria y los servicios y reflejarán adecuadamente aspectos sociales como las relaciones industriales y el empleo. Por último, los análisis sectoriales servirán igualmente para determinar los obstáculos que encuentran las empresas como consecuencia de determinadas normas y de la legislación de la UE. Por tanto, será necesario consultar con más frecuencia a las empresas en las primeras fases –al realizar las evaluaciones de impacto– para determinar las normas y procedimientos idóneos para la UE.

    3.25

    En este sentido es preciso ampliar la metodología de la Comisión para resolver los problemas de competitividad, basada en el análisis, la consulta y la acción. Acertadamente, la Comisión cita como ejemplos algunos casos como G10, STAR 21 y LeaderShip.

    3.26

    LeaderShip 2015 (16) es un ejemplo gráfico siempre y cuando se lleve correctamente a la práctica. El objetivo es lograr un futuro rentable para las industrias europeas de la construcción naval y la reparación de buques en un mercado abierto. Ha unido a la Comisión y a las empresas europeas, que, juntas, han determinado cuáles eran los problemas. Además, ha permitido que tanto la industria como la Comisión definieran ocho ámbitos de acción. Constituye la base de un fructífero diálogo social, con los interlocutores sociales, sobre el proceso de modernización.

    3.27

    Es posible que otros sectores sigan este camino. No hay una solución válida para todos los casos. Puesto que también afecta a los propios Estados miembros y sus políticas, es de desear que los enfoques específicamente desarrollados como consecuencia de estos análisis sectoriales se traduzcan en un compromiso de la industria, la Comisión y los Estados miembros, todos por igual. Por lo que se refiere a los Estados miembros, este compromiso también puede contribuir a promover el intercambio de experiencias y mejores prácticas. En opinión del CESE, deben crearse observatorios sectoriales a escala de la UE, ya que podrían resultar de gran utilidad.

    3.28

    Por la enorme importancia del «conocimiento» y de la I+D y por el fenómeno de la «movilidad de cerebros» a escala mundial (científicos, investigadores, directivos y especialistas), el CESE apoya claramente la creación de plataformas tecnológicas en las que se espera que las empresas y sectores industriales participen activamente. Estas plataformas no deben limitarse a las empresas, sino que han de incluir igualmente otros agentes clave, como los grandes centros tecnológicos y las universidades. Estas plataformas también pueden generar en Europa nuevas alianzas en el sector privado y entre éste y el público (17).

    3.29

    Es necesario crear un entorno europeo para el conocimiento que derive de una efectiva sinergia entre la universidad, los institutos tecnológicos y la industria para promover la tecnología aplicada. Habrá que tener en cuenta los elementos específicos sectoriales. Además, el establecimiento de una economía basada en el conocimiento debe ir acompañada de las herramientas necesarias para el aprendizaje a lo largo de toda la vida, que también debería ser emprendido en las instituciones y universidades. Una vez más esto puede ser fomentado por iniciativas sectoriales. En este contexto, el papel de la administración ejecutiva y profesional debe ser reforzado en aras de la movilidad dentro de la Unión Europea.

    3.30

    En este sentido y en respuesta a otros proyectos que se desarrollan en distintas partes del mundo, es preciso poner en marcha grandes iniciativas que generen sinergias entre los distintos sectores (como Galileo, industria de la defensa) y estimulen la cooperación entre los polos de conocimiento y la industria, estableciendo las condiciones necesarias para la creación de agrupaciones (como Airbus) y grupos de empresas que impulsen la competitividad y fomenten la cohesión económica, social y territorial (18).

    3.31

    Los recursos humanos son hoy más que nunca de la máxima importancia. En el actual proceso de las transformaciones industriales, es, lógicamente, responsabilidad tanto de la dirección como de los trabajadores y sus organizaciones. Entre otras cosas, supone prestar una gran atención a la calidad, la profesionalización, las cualificaciones y la motivación (19).

    3.32

    A este respecto hay que tener debidamente en cuenta que los jóvenes han perdido todo deseo de trabajar en la industria, por la falta de una imagen positiva de la misma, lo que ha conducido, entre otras cosas, a la escasez de mano de obra cualificada.

    3.33

    Por otra parte, el CESE afirma que, en el marco del deseable enfoque sectorial, el diálogo social sectorial promoverá el compromiso de los trabajadores y sus organizaciones con el ajuste y la calidad. Los enfoques adaptados a escala sectorial también favorecerán el debate entre los interlocutores sociales sobre requisitos concretos en competencias, adaptabilidad y capacidades de los trabajadores.

    3.34

    Para promover la aplicación de medidas específicas basadas en los análisis sectoriales, cada una de ellas deberá ser debatida en el Consejo de Competitividad. A juicio del CESE, la configuración del Consejo está llamada a desempeñar un papel decisivo en la política industrial de «nuevo estilo» al proporcionar una plataforma general para los intereses en juego. Una serie de análisis sectoriales adecuados llevados a cabo por la Comisión y el Consejo y, en último término, las negociaciones sobre las medidas que se impone adoptar en los ámbitos arriba mencionados también reforzarán el compromiso de las administraciones públicas, que, junto con las empresas, desempeñan un papel destacado en la creación de un entorno orientado al futuro.

    3.35

    En esta situación y con tal enfoque no hay lugar para una política de «apostar al caballo ganador», como acertadamente señaló el antiguo Comisario Liikanen. Lo mismo puede aplicarse a los «campeones nacionales» (20). Esto desvirtuaría todo el debate sobre la nueva política industrial. El objetivo es favorecer un entorno en el que se anime a la industria europea a asumir riesgos. Resulta mucho más apropiada una política que dé capacidad a los ganadores o que los respalde (21). Es preciso examinar de nuevo los instrumentos financieros y no financieros para alcanzar este objetivo.

    4.   Conclusiones específicas

    4.1

    El CESE acoge con satisfacción la iniciativa de la Comisión (en particular del Comisario Liikanen y de la DG Empresa) de reinscribir la política industrial como prioridad del programa comunitario, junto con las políticas horizontales. Esta iniciativa se corresponde con otras similares en distintos Estados miembros y puede fomentar la aparición de opiniones comunes a lo largo de la Unión en este ámbito. Asimismo, contribuirá a definir mejor las formas y medios para aumentar la competitividad europea. Es de esperar que sirva también para definir unos objetivos apropiados y concretos en la revisión intermedia de la estrategia de Lisboa en 2005.

    4.2

    El CESE señala que, en vista de la política industrial de «nuevo estilo», se impone urgentemente un marco institucional que inspire confianza en términos del apropiado reparto de tareas en la Unión –quién es responsable de qué y cuándo- y en términos de la aplicación en los Estados miembros de las directivas y objetivos acordados por el Consejo Europeo y las diversas configuraciones del Consejo (22).

    4.3

    El CESE defiende los tres elementos de la nueva política industrial: mejorar la reglamentación, promover sinergias entre las distintas políticas comunitarias y desarrollar la dimensión sectorial. Para lograr transparencia y claridad es deseable una mejor coordinación en el seno de la Comisión (por ejemplo, bajo los auspicios de la DG Empresa) y en el Consejo de Ministros. Una mejor coordinación también debe conducir a la tan necesaria y fructífera sinergia de las políticas. A tal fin resultaría muy oportuno un plan de acción a medio plazo aprobado por la Comisión y por el Consejo de Competitividad que se evaluase anualmente.

    4.4

    El CESE acoge con agrado el análisis y muchas de las recomendaciones del informe «Facing the Challenge» (23). Sin embargo, es lamentable que el informe no mencione la política industrial de «nuevo estilo» como instrumento útil para responder a los retos de los mercados mundiales. En concreto, debería haberse insistido en el enfoque sectorial y en la necesidad de políticas bien coordinadas en ese marco. El CESE respalda la propuesta de unos planes de acción nacionales. Para favorecer el resultado de estos planes de acción y también de las políticas de la UE, deben estar coordinados de forma eficaz en la configuración del Consejo de Competitividad. El CESE insta a que se tengan presentes estos aspectos a la hora de preparar la revisión intermedia de la estrategia de Lisboa, en marzo de 2005.

    4.5

    El CESE insiste en la necesidad de sensibilizar a la opinión pública, pues es indispensable para el consenso y el respaldo social. Ha de quedar claro que estas transformaciones industriales mundiales, que exigen esfuerzos en un ámbito mucho más amplio que el empresarial, afectan a la sociedad europea en conjunto.

    4.6

    El CESE cree que los análisis sectoriales pueden y conseguirán contribuir positivamente a comprender mejor la situación y que favorecerán una cooperación más estrecha entre el sector público y el privado, junto con los enfoques adaptados y los ajustes necesarios en las políticas comunitarias y nacionales, a fin de fomentar la creación de nuevas oportunidades y, por consiguiente, contribuir a la realización de la estrategia de Lisboa. Los marcos sectoriales son, asimismo, un vehículo apropiado para un diálogo social que busca fomentar los compromisos compartidos y aumentar la calidad de los recursos humanos.

    4.7

    Un enfoque sectorial de este tipo requiere cada vez más conocimiento de las tendencias mundiales y de las transformaciones industriales por parte de los servicios de la Comisión. El CESE recomienda encarecidamente que los funcionarios de la Comisión profundicen su conocimiento práctico sobre lo que está en juego en el sector privado. La CCMI y el Observatorio Europeo del Cambio pueden contribuir, como entidades consultivas, a los análisis sectoriales sin inmiscuirse en el papel de los interlocutores sociales.

    4.8

    Dados los cambios acaecidos en otras grandes regiones del mundo –en materia de costes, competencias y la combinación de ambos-, los factores decisivos para la competitividad europea son el conocimiento, la calidad (tanto de las empresas propiamente dichas como de los recursos humanos y la cualificación) y la organización adecuada. En este ámbito será fundamental la adopción de medidas y políticas orientadas al futuro.

    Bruselas, 15 de diciembre de 2004.

    La Presidenta

    del Comité Económico y Social Europeo

    Anne-Marie SIGMUND


    (1)  European industry's place in the International Division of Labour: situation and prospects, julio de 2004, informe encargado por la DG Comercio de la Comisión Europea y elaborado por CEPII-CIREM (European Consortium for Trade Policy Analysis, ECTA).

    (2)  COM(2002) 714 final, 11.12.2002. El Comité emitió su Dictamen el 17.7.2003 (Diario Oficial C 234, 30.9.2003, páginas 76-85). La aportación de la CCMI en este Dictamen puede consultarse en la siguiente dirección: http://www.esc.eu.int/ccmi/documents/docs/divers/di_ces25-2003_fin_rev_di_en.doc.

    (3)  Conclusiones de la Presidencia, punto 21, Consejo Europeo de primavera, 20 y 21 de marzo de 2003.

    (4)  Acompañar los cambios estructurales: Una política industrial para la Europa ampliada, COM(2004) 274 final.

    (5)  Declaración del Comisario Liikanen con ocasión del día de la política industrial europea, 27 de mayo de 2004, discurso 04/268.

    (6)  Este objetivo ya se recoge en el documento de la Comisión «Algunas cuestiones clave de la competitividad en Europa: hacia un enfoque integrado», COM(2003) 704 final.

    (7)  Se trata del informe Bangemann.

    (8)  Véase el Dictamen de la CCMI sobre el tema «Alcance y efectos del traslado de empresas», actualmente en fase de elaboración.

    (9)  Véase la nota no 2.

    (10)  «El desafío europeo», mensaje de la Mesa Redonda Industrial Europea al Consejo Europeo de primavera, marzo de 2003.

    (11)  La Comisión menciona, entre otros factores, la atención que ha de prestarse a la «competitividad» en la política regional, así como los resultados del Grupo de trabajo sobre el empleo, presidido por el Sr. Kok, que se creó el 1 de abril de 2003. En este sentido puede consultarse el Dictamen de la CCMI «Transformaciones industriales y cohesión económica, social y territorial».

    (12)  Un ejemplo muy interesante es el estudio «The Significance of Competitive Manufacturing Industries for the Development of the Service Sector», Bremen, diciembre de 2003. Puede consultarse en la siguiente dirección: http://www.bmwi.de/Navigation/Service/bestellservice,did=31812,render=renderPrint.html

    (13)  Este objetivo está directamente relacionado con la buena gobernanza económica. La importancia de un marco transparente y claro, especialmente por lo que se refiere al Consejo de Competitividad, se subraya en el Dictamen del CESE sobre el tema «Por una mejor gobernanza económica en la UE».

    (14)  Véase también el discurso del Sr. LIIKANEN del 27 de mayo a favor de una política industrial activa (nota no 4).

    (15)  Véase también el documento COM(2004) 274, capítulo 5, p. 44.

    (16)  Véanse el documento de la Comisión COM(2003) 717 final y los dictámenes CESE DO C 241 de 28.9.2004.

    (17)  En relación con las plataformas tecnológicas, véase el Dictamen complementario de la CCMI sobre la Comunicación de la Comisión «La ciencia y la tecnología, claves del futuro de Europa – Orientaciones para la política de apoyo a la investigación de la Unión», (COM(2004) 353 final; CCMI/015, ponente: Sr. Van Iersel.

    (18)  Véase el Dictamen del CESE sobre el tema «Transformaciones industriales y cohesión económica, social y territorial»DO C 241 de 28.9.2004, especialmente los puntos 1.4, 3 y 10.i).

    (19)  Véase el Dictamen del CESE sobre el tema «Transformaciones industriales en Europa: balance y perspectivas – Enfoque global»DO C 10 de 14.1.2004, puntos 2.2.2.14 y 3.9.

    (20)  Véase la nota no 5.

    (21)  Ibídem.

    (22)  Véase el Dictamen del CESE sobre el tema «Mejor gobernanza económica en la UE»DO C 74 de 23.3.2005.

    (23)  «Facing the challenge, the Lisbon strategy for growth and employment», informe del Grupo de expertos de alto nivel presidido por el Sr. Kok, noviembre de 2004.


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