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Document 52015DC0574

    INFORME DE LA COMISIÓN AL PARLAMENTO EUROPEO Y AL CONSEJO Evaluación, enmarcada en el artículo 24, apartado 3, de la Directiva 2012/27/UE en materia de eficiencia energética, de los avances realizados por los Estados miembros en la consecución de los objetivos nacionales en esa materia para 2020 y en la aplicación de las disposiciones de dicha Directiva

    COM/2015/0574 final

    Bruselas, 18.11.2015

    COM(2015) 574 final

    INFORME DE LA COMISIÓN AL PARLAMENTO EUROPEO Y AL CONSEJO

    Evaluación, enmarcada en el artículo 24, apartado 3, de la Directiva 2012/27/UE en materia de eficiencia energética, de los avances realizados por los Estados miembros en la consecución de los objetivos nacionales en esa materia para 2020 y en la aplicación de las disposiciones de dicha Directiva

    {SWD(2015) 245 final}


    Índice

    1.    Introducción    

    2.    Avances hacia el objetivo de eficiencia energética de la UE para 2020    

    3.    Objetivos nacionales    

    4.    Tendencias del consumo de energía y evaluación de las medidas nacionales por sectores    

    4.1.    Industria    

    4.2.    Sector de la vivienda    

    4.3.    Sector servicios    

    4.4.    Sector público    

    4.5.    Sector del transporte    

    4.6.    Sector energético    

    4.7.    Estado de la transposición de la DEE    

    4.8.    Financiación    

    4.9.    Ahorro de energía final en 2016 requerido por la Directiva 2006/32/CE sobre los servicios energéticos    

    5.    CONCLUSIÓN    

    Anexo I    

    Anexo II    


    1.Introducción

    La Estrategia de la Unión de la Energía 1 propugna un profundo replanteamiento del concepto de eficiencia energética para equipararlo por derecho propio a una fuente de energía en sí misma, equivalente al valor de la energía ahorrada. El énfasis en la eficiencia energética como forma de moderar la demanda de energía no solo cumple los objetivos de seguridad del suministro, competitividad y sostenibilidad, sino que además permite ahorrar costes tanto a los consumidores como a la industria.

    La Estrategia de la Unión de la Energía confirma el objetivo de eficiencia energética del 20 % para 2020, lo que supone 1 086 Mtep menos de consumo de energía final o 1 483 Mtep menos de consumo de energía primaria. Estas cifras constituyen la base para avanzar hacia una reducción de no menos del 27 % antes de que finalice 2030. Tal reducción, sin embargo, se revisará en 2020 con el propósito de llegar a un 30 %.

    En 2014, la Comunicación de la Comisión sobre la eficiencia energética y su contribución a la seguridad de la energía (COM(2014) 520 final) concluyó que la UE lograría un ahorro energético de entre un 18 % y un 19 % en 2020. Desde entonces, sin embargo, los Estados miembros se han esforzado más en la ejecución de la normativa de la UE en materia de eficiencia energética y han podido así fijar objetivos más ambiciosos en esa materia (ahora el ahorro de energía primaria previsto para 2020 se sitúa en un 17,6 %, en tanto que el pasado año el objetivo contemplaba solamente un 16,4 %). En estas condiciones, la Comisión mantiene la confianza de que se alcance el objetivo del 20 % siempre que se aplique íntegramente la normativa de la UE y que los Estados miembros eleven su nivel de ambición y las condiciones de la inversión en eficiencia energética sigan mejorando en toda Europa.

    El presente Informe ofrece una evaluación de los pasos dados para la consecución de ese objetivo y examina el nivel de aplicación de la Directiva 2012/27/UE relativa a la eficiencia energética (en lo sucesivo, DEE). Recoge, asimismo, algunas recomendaciones que se dirigen a los Estados miembros 2 atendiendo a sus informes anuales y a sus planes nacionales de acción para la eficiencia energética (en lo sucesivo, PNAEE). El Informe va acompañado de un documento de trabajo de los servicios de la Comisión 3 que describe con detalle los indicadores que se han utilizado para medir los resultados.

    2.Avances hacia el objetivo de eficiencia energética de la UE para 2020

    La reducción del consumo de energía a nivel de la UE ha logrado avances significativos. En su conjunto, el consumo de energía final decreció un 7 % entre 2005 y 2013. Por su parte, el consumo de energía primaria en ese mismo período disminuyó un 8 %, y las primeras estimaciones muestran que esa tendencia a la baja continúo en 2014 para situarse en 1 516 Mtep 4 .

    El consumo de energía final 5 en la UE de los 28 bajó de los 1 186 Mtep de 2005 a 1 102 Mtep en 2012, pero aumentó a 1 105 Mtep al año siguiente. Esa subida de 2013 se debió principalmente a los aumentos registrados en Alemania, Austria, Bélgica, Chequia, Eslovaquia, Francia, Hungría, Irlanda, los Países Bajos y el Reino Unido 6 .

    El consumo de energía en la industria registró un descenso en términos absolutos, pasando de 327 Mtep en 2005 a 275 Mtep en 2012 (-16 %). Globalmente, esta tendencia a la baja se vio muy favorecida por la crisis económica, los efectos de la reestructuración de las economías europeas y las medidas de eficiencia energética adoptadas. Un año más tarde, sin embargo, este consumo llegó a 277 Mtep debido a su aumento en varios subsectores industriales, principalmente el 6 % registrado en las industrias extractivas.

    En el sector de la vivienda, el consumo de energía final disminuyó en 2013 un 3 % en comparación con el nivel de 2005.

    En el sector servicios, aunque el consumo de energía final aumentó un 6 % entre 2005 y 2013, el valor añadido creado en el sector durante el mismo período creció un 11 %, y esto dio como resultado una mejora de la intensidad energética.

    Por último, en el sector del transporte, el consumo de energía final cayó un 6 % en ese período. No obstante, el sector seguía representando en 2013 la mayor proporción de consumo de energía final (32 %), seguido de la vivienda (27 %), la industria (25 %) y los servicios (14 %) y correspondiendo el 2 % restante a otros sectores.

    Por su parte, el consumo de energía primaria 7 en la UE de los 28 pasó de los 1 709 Mtep de 2005 a 1 567 Mtep en 2013 y, pese al aumento registrado ese último año respecto de 2012 en Alemania, Bélgica, Dinamarca, Eslovaquia, Estonia, Francia, Polonia y Portugal, las primeras estimaciones indican que el consumo siguió descendiendo en 2014 para situarse en los 1 516 Mtep 8 .

    Globalmente, el descenso registrado entre 2005 y 2013 por el consumo de energía primaria de la UE de los 28 se debió primordialmente a la caída del consumo de energía final, aunque influyó también el movimiento estructural del sector de la producción de electricidad hacia patrones más renovables. En ese mismo período, el consumo de energía del sector energético descendió un 13 % y las pérdidas de las redes de distribución, un 8 %.

    Por otra parte, el calor producido en las plantas de cogeneración de la UE de los 28 disminuyó un 9 %, pasando de los 46 Mtep de 2005 a 42 Mtep en 2013.

    3.Objetivos nacionales

    Los Estados miembros establecieron en 2013 a nivel nacional una serie de objetivos indicativos en materia de eficiencia energética 9 . Un año más tarde, sin embargo, Austria, Bulgaria, Chipre, Croacia, Eslovaquia, España, Grecia, Hungría e Italia fijaron en sus PNAEE unos objetivos más ambiciosos para el consumo de energía final, basándose principalmente en un mayor descenso de la demanda en la vivienda, los servicios, la industria y el transporte. Los únicos Estados miembros que han comunicado a la Comisión objetivos de consumo de energía final menos ambiciosos son Malta y Polonia. El objetivo de eficiencia energética pretende que el consumo de energía se disocie del crecimiento económico gracias a una mayor eficiencia. Y, en este contexto, el nivel en el que se sitúan los objetivos indicativos establecidos por Chipre, Croacia, Finlandia, Grecia, Italia, Portugal y Rumanía no son suficientemente ambiciosos dado que el consumo de energía final proyectado es superior al crecimiento que se prevé para el PIB entre 2014 y 2020 10 .

    En cuanto al consumo de energía primaria, Chipre, España, Francia, Grecia, Hungría, Irlanda, Malta y Suecia han establecido en sus PNAEE de 2014 unos objetivos indicativos más ambiciosos que los fijados inicialmente. De esos países, Francia, Malta y Suecia, además de Alemania, Austria, Bélgica, los Países Bajos y el Reino Unido, han adoptado objetivos particularmente ambiciosos a la vista del crecimiento del PIB que tienen previsto durante el período 2014-2020. En cambio, Bulgaria, Croacia y Eslovaquia han disminuido el nivel de ambición de sus objetivos y, en el caso de Croacia, Finlandia, Grecia y Rumanía, se observa que los objetivos indicativos de consumo de energía primaria para 2020 consentirán un aumento de este consumo más rápido que el crecimiento medio del PIB previsto entre 2014 y 2020 11 .

    En su conjunto, los Estados miembros no han logrado establecer unos objetivos nacionales de eficiencia energética lo suficientemente ambiciosos como para garantizar a nivel de la UE la consecución del objetivo del 20 %. La suma de los objetivos indicativos nacionales corresponde a un ahorro de energía primaria igual al 17,6 % de lo que se preveía para 2020. Si bien es cierto que ese porcentaje representa una mejora respecto del primer paquete de objetivos que se notificó, su nivel sigue estando por debajo del objetivo de ahorro del 20 % que debería alcanzar la UE en 2020. Hay que decir, no obstante, que los últimos datos de los avances conseguidos parecen invitar a conclusiones más optimistas.

    4.Tendencias del consumo de energía y evaluación de las medidas nacionales por sectores

    Para evaluar los avances de los Estados miembros en la consecución de sus objetivos indicativos de eficiencia energética, la Comisión ha procedido a analizar sus PNAEE y sus informes anuales, así como el conjunto de indicadores que se describe con más detalle en el documento de trabajo de los servicios de la Comisión que acompaña al presente Informe 12 . El análisis pone de manifiesto que entre 2005 y 2013 la mayor parte de los Estados miembros redujo su consumo de energía primaria y final a un ritmo superior al que habría necesitado entre 2005 y 2020 para poder alcanzar en ese último año sus objetivos de reducción. Las excepciones fueron Alemania, Bélgica, Estonia, Francia, los Países Bajos, Polonia y Suecia (en lo que atañe al consumo de energía primaria) y Alemania, Austria, Bélgica, Eslovaquia, Estonia, Francia, Lituania y Malta (en lo que concierne al consumo de energía final) 13 .

    Por lo demás, salvo en el caso de Estonia, la intensidad de energía primaria 14 en el conjunto de la economía descendió como media en todos los Estados miembros entre 2005 y 2013.

    4.1.Industria

    El consumo de energía final de la industria descendió en términos absolutos, pasando de los 327 Mtep de 2005 a 277 Mtep en 2013 (-15 %). Aunque el descenso registrado entre 2008 y 2012 puede explicarse por la contracción de la actividad industrial y los cambios estructurales de la industria, fueron sobre todo —con un impacto casi tres veces superior— las mejoras de la eficiencia energética las que más contribuyeron a esa positiva tendencia 15 .

    Dado que en la mayoría de los Estados miembros se prevé en los próximos años un crecimiento de la economía, se precisará un mayor esfuerzo para disociar de ese crecimiento el consumo de energía. Dicho esfuerzo, además, será tanto más necesario cuanto que los precios más bajos del petróleo y el gas podrán disminuir en este sector el incentivo en favor de las inversiones en eficiencia energética al prolongarse el plazo de amortización.

    Existe una diferencia notable entre la intensidad energética de la industria de unos y otros Estados miembros: la del país más intensivo, Bulgaria, es siete veces superior a la de los países menos intensivos, que son Dinamarca e Irlanda. Con excepción de Grecia, Hungría, Irlanda y Letonia, la mayor parte de los Estados miembros redujo entre 2005 y 2013 la intensidad energética de sus sectores industrial y de la construcción.

    El Régimen europeo de Comercio de Derechos de Emisión (en lo sucesivo, RCDE) ha sido en los sectores industriales energéticamente más intensivos un fuerte impulsor de la eficiencia energética. Además, la mayoría de los Estados miembros favorece la eficiencia energética de la industria con incentivos financieros y medidas fiscales. También constituyen un instrumento de política habitual en el sector industrial los acuerdos voluntarios. Hay nueve Estados miembros que han celebrado con agentes industriales ese tipo de acuerdos. Se trata de Bélgica, Dinamarca, Finlandia, Irlanda, Luxemburgo, los Países Bajos, Portugal, Suecia y el Reino Unido. Otros Estados miembros, en cambio, se sirven de instrumentos basados en el mercado para ahorrar energía en el sector industrial. Tal es, por ejemplo, el caso de Italia y su régimen de «certificados blancos» o el de Dinamarca y su régimen de ahorro energético obligatorio.

    La aplicación del artículo 8, apartado 4, de la DEE, que dispone que las grandes empresas lleven a cabo auditorías energéticas a partir de 2015, puede ayudar al sector industrial a diseñar medidas de eficiencia energética que sean rentables. Sin embargo, dado que cerca de la mitad de los Estados miembros no le ha notificado aún ninguna norma nacional que venga a transponer este requisito de la DEE, la Comisión ha iniciado contra ellos procedimientos de infracción.

    Es necesario también que los Estados miembros adopten para las pequeñas y medianas empresas políticas que eliminen las barreras comerciales y que les permitan aprovechar todo el potencial de eficiencia energética que tengan todavía a su alcance.

    4.2.Sector de la vivienda

    También en el sector de la vivienda se redujo en términos absolutos el consumo de energía final, que pasó de los 306 Mtep de 2005 a 296 Mtep en 2013 (-3 %), con un ligero aumento, sin embargo, entre 2012 y 2013. El descenso global se debió principalmente a las medidas de eficiencia energética y, en especial, a las adoptadas para reducir el consumo de energía de las calefacciones 16 .

    Entre 2005 y 2013 el consumo de energía por metro cuadrado disminuyó en todos los Estados miembros, salvo en Italia, donde aumentó un 10 %, y en Estonia, donde se mantuvo constante 17 . Este menor consumo por metro cuadrado puede explicarse por el establecimiento de requisitos de eficiencia energética más estrictos para edificios, aparatos y tecnologías de calefacción, pero también, en parte, por la progresiva aplicación de la Directiva de la eficiencia energética de los edificios.

    En cumplimiento de lo dispuesto en el artículo 4 de la DEE, cada Estado miembro ha preparado recientemente una primera estrategia de renovación a largo plazo para el conjunto de su parque inmobiliario 18 . Aunque en algunas de esas estrategias falta cierta información (por ejemplo, sobre edificios no residenciales, costes de inversión y fuentes de financiación), se espera que su calidad mejore con motivo de su próxima actualización, que está prevista en 2017.

    Para poder elevar la calidad de las medidas de renovación, es preciso que los oficios e instaladores del sector reciban nueva formación y desarrollen sus competencias en aquellas tecnologías nuevas y más eficientes que puedan sustituir a los equipos y procedimientos que hoy se utilizan en la construcción y renovación. En 2013 y 2014 se inició ya en 21 Estados miembros la aplicación de las hojas de ruta nacionales en materia de cualificación y formación desarrolladas en el marco de la iniciativa «Build up skills» (desarrollo de capacidades) 19 . También se han contemplado otras medidas nacionales de formación en los PNAEE. Estas distintas medidas, sin embargo, no resultan suficientes y sigue siendo necesario redoblar los esfuerzos con objetivos concretos.

    La eficiencia energética en el sector de la vivienda es objeto de acciones muy diversas, como, por ejemplo, medidas reglamentarias y financieras o fiscales, medidas de información y sensibilización, acuerdos voluntarios, inversiones infraestructurales (introducción de contadores inteligentes), instrumentos de mercado, etc. La mayor parte de las medidas reglamentarias se enmarcan en la aplicación de la Directiva de la eficiencia energética de los edificios (por ejemplo, establecimiento de requisitos mínimos en la materia, emisión de certificados para los edificios nuevos y para los ya existentes, inspecciones de calderas y sistemas de climatización, etc.) y de la Directiva relativa al diseño ecológico (por ejemplo, regulación de la eficiencia energética de aparatos y equipos).

    Entre las medidas financieras y fiscales que apoyan la mejora de la eficiencia energética, figura la concesión de ayudas y subvenciones. Hay un pequeño número de Estados miembros (Alemania, Francia, Grecia, los Países Bajos y Portugal) que dispone de programas de préstamos; algunos (además de esos cinco países, Dinamarca, Finlandia e Italia) ofrecen desgravaciones fiscales para las mejoras de la eficiencia energética de los hogares, y otros seis (Austria, Estonia y Suecia, junto a Alemania, Dinamarca y los Países Bajos) han establecido para la energía una fiscalidad que pretende cambiar los hábitos de consumo y fomentar las inversiones en eficiencia energética. Hay países, además, que están introduciendo en los hogares contadores inteligentes (Austria, Chipre, Dinamarca, Finlandia, Francia, Grecia, Irlanda, Letonia, Malta y el Reino Unido).

    Los «sistemas de obligaciones de eficiencia energética» se centran principalmente en el sector de la vivienda con el fin de lograr, en cumplimiento del artículo 7 de la DEE, un ahorro anual de energía a nivel de usuario final del 1,5 %. En total, son dieciséis los países que han adoptado ya o que proyectan adoptar un sistema de ese tipo. Todos los Estados miembros (salvo Dinamarca, Portugal y Suecia) han optado por aplicar las excepciones autorizadas para alcanzar la reducción máxima permitida del 25 % 20 , lo cual disminuye la cantidad de ahorro de energía que se realizará hasta 2020. La Comisión reconoce también la insuficiente aplicación del artículo 7 en algunos países. Esto se explica porque en muchos de ellos se sigue dependiendo de viejas medidas, se pospone la aplicación de las medidas notificadas, se sobrestiman los ahorros previstos o no se tienen correctamente en cuenta los efectos solapados de las diferentes políticas. Tal situación obligará a la Comisión a seguir muy de cerca la aplicación que se dé a ese artículo.

    Los Estados miembros deben informar mejor a los consumidores de las opciones de eficiencia energética que tienen a su alcance y han de aplicar a los consumidores particulares unas mejores condiciones de inversión que permitan elevar los bajísimos niveles de renovación que registra actualmente el parque inmobiliario existente en Europa. En este sector se necesitan medidas bien orientadas dado que, frente a las subidas de los precios de la energía, los hogares tienen una capacidad de respuesta menor que la de, por ejemplo, las industrias energéticamente intensivas. También es preciso dirigir a los consumidores más vulnerables medidas específicas que les permitan afrontar con efectividad el problema de la pobreza energética y que mejoren sus niveles de vida. Serían beneficiosas en este sentido la concesión de préstamos sin intereses o la adopción de medidas que permitiesen abordar el dilema propietario-inquilino.

    4.3.Sector servicios

    El consumo de energía final del sector servicios registró un aumento en términos absolutos, pasando de los 144 Mtep de 2005 a 153 Mtep en 2013 (+6 %). No obstante, el consumo de energía creció más despacio que el valor añadido de ese mismo periodo (+11 %). Globalmente, la intensidad energética del sector servicios de la UE (normalizada con el indicador grados-día de calefacción ) disminuyó un 4 % entre 2005 y 2013, lo que constituye una tendencia muy positiva. Particularmente importante fue la disminución registrada en Austria (20 %), Hungría (26 %), Irlanda (37 %) y Portugal (21 %). En cambio, Bulgaria, Croacia, España, Finlandia, Grecia, Italia y Luxemburgo aumentaron en 2013 su intensidad energética en comparación con los niveles de 2005.

    La mayoría de las medidas reglamentarias que se han adoptado en el sector de la vivienda se aplica también en el sector servicios.

    Por lo demás, teniendo en cuenta el crecimiento que se prevé en este sector, los Estados miembros deberán afrontar sus diferentes retos con medidas adecuadas que permitan mantener en toda la UE la positiva tendencia a la baja que presenta hoy la intensidad energética.

    4.4.Sector público

    El artículo 5, apartado 1, de la DEE dispone que cada uno de los Estados miembros renueve cada año el 3 % de la superficie total de los edificios con calefacción y/o sistema de refrigeración que tenga en propiedad y ocupe su Administración central o que alcance anualmente un ahorro equivalente. Dieciocho Estados miembros han decidido dar cumplimiento al artículo 5 con medidas alternativas (por ejemplo, medidas que ofrezcan a los ocupantes de los edificios incentivos para cambiar sus hábitos de consumo), mientras que los demás han optado por el enfoque estándar de renovar el 3 % de la superficie total. Los Estados miembros están obligados a comunicar en sus informes anuales la superficie total de los edificios que no cumplían el año anterior los requisitos del citado artículo 5, apartado 1, y la superficie renovada o la cantidad de energía ahorrada durante ese año en virtud de los apartados 1 y 6 de ese mismo artículo. La mayoría de los Estados miembros facilitó alguna información sobre este extremo en sus informes anuales de 2015, pero Eslovenia, Francia, Grecia, Hungría y los Países Bajos no lo hicieron 21 . Es cierto que en la mayoría de las ocasiones se suministraron los datos pertinentes sobre la superficie total de los edificios que no cumplían los requisitos de eficiencia energética exigidos en el artículo 5, pero es cierto también que en la mayor parte de los informes anuales faltaron o se recogieron sin claridad los datos referentes al ahorro resultante de las renovaciones (o de las medidas alternativas) que desde el 1 de enero de 2014 han de aplicarse obligatoriamente a los edificios que son propiedad de la Administración central. Por lo tanto, no siendo posible todavía evaluar si los Estados miembros cumplieron o no en 2014 las obligaciones que les impone el artículo 5 de la DEE, la Comisión sujetará a un estrecho seguimiento la aplicación dada a dicho artículo.

    Por disposición del artículo 6 de la DEE, los Estados miembros deben garantizar que las Administraciones centrales adquieran solamente productos, servicios y edificios que tengan un alto rendimiento energético. Todos ellos han presentado las medidas adecuadas para asegurarse de que esto se haga así, pero, en el caso de los PNAEE de Bélgica, España e Italia, no se encuentra ninguna medida para conseguir que otros organismos públicos hagan lo mismo. La Comisión ha emprendido un estudio para evaluar la efectividad de esa disposición. Los resultados provisionales ponen de manifiesto que los agentes responsables de la contratación pública no entienden bien los requisitos de eficiencia energética que han de cumplir y que la transposición de los requisitos del citado artículo 6 no ha concluido todavía en algunos países. Además, dado que, según los Estados miembros, hay otros obstáculos que dificultan los avances en este tema (falta de capacidades y de conocimientos prácticos en materia de eficiencia energética de la contratación pública, ausencia de directrices claras, escasez de herramientas prácticas y deficiente claridad de los criterios existentes para las evaluaciones de la contratación pública), la Comisión analizará las formas de asistir mejor a los Estados miembros en la aplicación de esa disposición.

    4.5.Sector del transporte

    El consumo de energía final del transporte 22 en la UE de los 28 descendió de los 370 Mtep de 2005 a 349 Mtep en 2013 (-6 %). Este descenso incluye un aumento del 4 % entre 2005 y 2007, pero una rápida caída desde ese último año (-9 % entre 2007 y 2013).

    Se considera que alrededor del 40 % de la caída registrada durante el período 2007-2013 se debió a la crisis económica, que supuso una estabilización del tráfico de pasajeros y una disminución del de mercancías. El 60 % restante tuvo su causa principal en las mejoras que registró la eficiencia energética de los vehículos de pasajeros como resultado de los niveles más estrictos de CO2 y de las políticas de transporte específicas adoptadas por los Estados miembros (notificadas también en algunos casos como medidas de transporte enmarcadas en el artículo 7 de la DEE para reducir el consumo de energía final) 23 .

    Las caídas más importantes que conoció en 2005-2013 el consumo de energía final del sector del transporte se dieron en España, Grecia e Irlanda. El consumo creció ligeramente en Alemania, Croacia y Finlandia y considerablemente en Eslovaquia, Eslovenia, Lituania, Malta, Polonia y Rumanía 24 .

    Se observa, por otra parte, que en 2013 la proporción correspondiente al transporte colectivo de pasajeros se incrementó en la mitad de los Estados miembros (Austria, Bélgica, Croacia, Chequia, Eslovenia, España, Finlandia, Grecia, Hungría, Luxemburgo, los Países Bajos, Portugal, el Reino Unido y Suecia), en tanto que en el resto aumentó la proporción de turismos 25 . En cuanto al transporte de mercancías, hubo once Estados miembros (Alemania, Austria, Bélgica, Dinamarca, Finlandia, Italia, los Países Bajos, Portugal, Rumanía, el Reino Unido y Suecia) donde aumentó en 2013 frente a los niveles de 2005 la proporción del realizado por ferrocarril y vías navegables interiores.

    Los Estados miembros apoyan la eficiencia energética en el transporte público y privado con diversas medidas: impulsando la mejora de esa eficiencia en los vehículos y la reducción de las emisiones de CO2 de conformidad con las normas de la UE en la materia, propiciando el paso a unos medios de transporte más respetuosos del medio ambiente (por ejemplo, el ferrocarril y otros medios de transporte público), facilitando información a los consumidores y promoviendo cambios en sus hábitos de consumo.

    Para el transporte público, hubo varios países (Bulgaria, Chequia, Dinamarca, Francia, Italia, Letonia, Portugal, el Reino Unido y Suecia) que comunicaron en sus PNAEE medidas encaminadas al fomento del ferrocarril. Dinamarca, además, ha establecido para los taxis una serie de requisitos de eficiencia energética y, al igual que Bulgaria, Chequia, Grecia e Italia, ha decidido también la ampliación de su red de metro. Por su parte, Bélgica, Irlanda y Portugal han informado de las medidas adoptadas para promover el cambio modal, el uso del transporte público y los desplazamientos en bicicleta o a pie. En cuanto al transporte privado, entre las medidas adoptadas figuran la mejora de la eficiencia energética del parque automovilístico, las ayudas concedidas para el uso de vehículos eléctricos, con motor de hidrógeno o con bajo consumo de combustible, el establecimiento de carriles para bicicletas y otras medidas más. En concreto, hay incentivos financieros para la adquisición de vehículos energéticamente eficientes en Croacia, España (para vehículos eléctricos) y los Países Bajos, mientras que Dinamarca ofrece incentivos fiscales a los propietarios de vehículos eléctricos o con motor de hidrógeno y a aquellos que cambien sus vehículos por otros con bajo consumo de combustible. Asimismo, en Finlandia, los Países Bajos y el Reino Unido existen medidas para promover cambios en los hábitos de los consumidores (en el caso de los Países Bajos, cursos de formación para los conductores), en tanto que en Francia se proyecta impulsar el paso del transporte de mercancías a modos más respetuosos del medio ambiente, como el transporte ferroviario, el marítimo o el que hace uso de la navegación interior.

    4.6.Sector energético

    El descenso del consumo de energía primaria en los últimos años se debió a la disminución del consumo de energía final, a la aplicación del Régimen europeo de Comercio de Derechos de Emisión y al cambio estructural registrado en el sector energético, cambio que consistió en el paso de la energía térmica a otras fuentes de energía más renovables.

    La eficiencia del sector energético no solo es fundamental para poder alcanzar los objetivos de eficiencia energética de 2020, sino que contribuye también fuertemente a la seguridad del suministro y a la descarbonización. Para alcanzar esa eficiencia, además del Régimen europeo de Comercio de Derechos de Emisión, pueden contribuir a ella las políticas específicas de eficiencia energética, como, por ejemplo, las destinadas a aumentar la proporción de calor y electricidad producida en centrales de cogeneración altamente eficientes, las impulsoras de las redes urbanas de calefacción y refrigeración o las de fomento de las fuentes de energía renovables.

    Los Estados miembros han aumentado en los últimos años sus esfuerzos en favor de las energías renovables. En 2013, la cuota combinada de estas energías en la UE era del 15 % (las estimaciones para 2014 la sitúan en un 15,3 %), y esto contribuyó a una reducción del consumo de energía primaria, dado que la mayor parte de las fuentes de energía renovables tiene una eficiencia de transformación del 100 % 26 .

    El artículo 24, apartado 6, de la DEE dispone que los Estados miembros faciliten información sobre la cantidad de electricidad y de calor que se produzca en plantas térmicas y, particularmente, en centrales de cogeneración. Se sabe así que en la UE de los 28 el calor producido en esas centrales descendió un 9 % entre 2005 y 2013, pasando de 46 a 42 Mtep. Sin embargo, dada su contribución a la eficiencia energética y a la productividad industrial, es preciso que los Estados miembros redoblen sus esfuerzos para aumentar de forma especial la cuota producida en las centrales de cogeneración de alto rendimiento.

    Por último, el artículo 14 de la DEE establece un marco para propiciar las inversiones en sistemas urbanos de calefacción y refrigeración que sean eficientes. En nueve Estados miembros se registró una tendencia positiva: en ellos, la producción media de esos sistemas aumentó entre 2005 y 2013, pero, en los otros doce Estados miembros que disponen de sistemas urbanos de calefacción, pudo observarse en ese mismo período una tendencia a la baja 27 . Frente a esa tendencia y para poder explotar plenamente todo el potencial de eficiencia energética del sector energético, es de capital importancia que se aplique íntegramente el artículo 14 y que los Estados miembros efectúen y notifiquen antes de que finalice 2015 las evaluaciones completas a las que están obligados (analizando su potencial para el uso de la cogeneración de alta eficiencia y de sistemas urbanos de calefacción y refrigeración eficientes).



    Recuadro 1: Buenos ejemplos en algunos Estados miembros

    4.7.Estado de la transposición de la DEE

    La transposición legal de la DEE no se ha completado aún en muchos Estados miembros, y esto, además de impedir a algunos la consecución de sus objetivos indicativos nacionales de 2020, imposibilita el correcto desarrollo de los mercados de la eficiencia energética e impide que consumidores y agentes del mercado puedan aprovechar todos los beneficios de esa eficiencia. Para que en 2020 se hayan alcanzado en la UE de los 28 los objetivos fijados en materia de energía y clima, es fundamental que el marco normativo actual de la eficiencia energética se aplique íntegra y correctamente. Por ello, para garantizar una transposición cabal y completa, habrá que redoblar los esfuerzos en este tema y dar curso a los procedimientos de infracción iniciados por la Comisión.

    Hasta la fecha, la Comisión ha enviado a los Estados miembros 27 cartas de emplazamiento y 20 dictámenes motivados por no haberle notificado toda la legislación nacional necesaria para transponer cada uno de los requisitos de la DEE. Además, ha iniciado con los 28 Estados miembros contactos bilaterales para requerirles un nivel adecuado de información sobre la aplicación del artículo 7 de la Directiva.

    4.8.Financiación

    El mercado de la eficiencia energética presenta un fuerte potencial de inversión, pero, hoy por hoy, sigue siendo pequeño, está fragmentado, (se considera) arriesgado y (especialmente en el caso de las grandes renovaciones de edificios o de las inversiones en eficiencia que superan los tres años de amortización) se apoya fundamentalmente en subvenciones directas o indirectas.

    Los Fondos Estructurales y de Inversión Europeos (Fondos EIE) constituyen la fuente de financiación más importante de la UE en este ámbito. En el último marco financiero plurianual (2007-2013), la UE asignó alrededor de 6 100 millones EUR (2 % del total del Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER) / Fondo de Cohesión) al tema prioritario de la Eficiencia energética, cogeneración y gestión energética. Más de la mitad de esa asignación (3 400 millones EUR) se destinó específicamente a la eficiencia energética en edificios públicos y viviendas. Hay que señalar que, en ese período de 2007-2013, el 90 % del apoyo prestado por los Fondos EIE a la eficiencia energética se concedió en forma de subvenciones, en tanto que los préstamos representaron únicamente un 8 %.

    También en el período financiero 2014-2020 hay un alto porcentaje de la financiación disponible destinado a la eficiencia energética. Concretamente, de los 45 000 millones EUR disponibles, se calcula que 13 300 se utilizarán para impulsar la eficiencia energética en edificios públicos y viviendas, con casi 1 millón de hogares subvencionados. Además, se asignarán 3 400 millones EUR para apoyar la eficiencia energética en las empresas —con una atención especial a las pequeñas y medianas—, lo que permitirá mejorar el rendimiento energético de más de 50 000 de ellas. Debe tenerse en cuenta, sin embargo, que, para movilizar estos fondos y hacer frente a las necesidades de inversión en eficiencia energética (más de 100 000 millones EUR anuales 28 ), se requerirán proyectos de alta calidad y la participación de las fuentes de financiación privadas. Por lo tanto, los Fondos EIE supondrán una nueva estrategia: sus subvenciones solo se utilizarán para cubrir lagunas de financiación, es decir, los gastos de inversión de un proyecto que no puedan financiarse dentro de un plazo razonable con el ahorro de energía esperado o los costes necesarios para dar respuesta a problemas sociales como el de la pobreza energética. Más que para la concesión de subvenciones, los instrumentos financieros deberán utilizarse a partir de ahora para reducir los costes de financiación de aquellos proyectos que estén próximos a la rentabilidad. Los fondos públicos y privados tendrán que colaborar entre sí para atraer capital privado y posibilitar más y mayores inversiones en eficiencia energética 29 . En este contexto, la UE duplicará en el período 2014-2020 el uso de los instrumentos financieros en forma de créditos, garantías o capital, esperando que este cambio estimule la financiación privada y ayude a la realización de proyectos de pequeña escala, que son los que predominan en el ámbito de la eficiencia energética.

    Además, la creación en 2005 del Fondo Europeo para Inversiones Estratégicas (FEIE) permite que los Estados miembros y los promotores de proyectos puedan acceder a recursos suplementarios para mejorar y ampliar los regímenes de apoyo a la eficiencia energética (incluidos los cofinanciados por los Fondos EIE). En este contexto, será particularmente útil reunir diversos proyectos en el marco de operaciones de inversión de mayor envergadura.

    Aunque la situación general del mercado ha mejorado en lo que concierne a los préstamos al consumo y a los créditos hipotecarios, la financiación de la eficiencia energética se enfrenta todavía a problemas fundamentales. En la UE, las inversiones se ven influenciadas por las condiciones macroeconómicas y por la política de bajos tipos de interés del Banco Central Europeo (BCE). Dado que la mayoría de los bancos europeos no ofrecen productos específicos para las inversiones en eficiencia energética, puede pensarse que los tipos de interés aplicados a los préstamos que, entre otras cosas, financian también medidas en ese ámbito están siguiendo la tendencia a la baja de los tipos de interés bancarios preconizada desde el BCE. Por ejemplo, las últimas estadísticas del BCE indican que los tipos de interés de los préstamos al consumo concedidos a los hogares (con activos de garantía o avales) en agosto de 2015 oscilan entre un 3,30 %  y un 4,53 % (dependiendo de que se trate de un tipo variable o fijo). Estos tipos han descendido alrededor de un 22 % en el último año. Se observa, por lo demás, la falta de confianza del mercado en unas inversiones en eficiencia energética a mayor escala que puedan considerarse como una «clase de activo» específica. Tales inversiones y su financiación tienen que apoyarse en bases más amplias —lo que incluye un flujo de caja de los operadores «liberado» (debido a los menores costes de la energía) y un valor del activo incrementado (debido a su mayor rendimiento energético)— y han de contar con el respaldo de un marco de inversiones a largo plazo que sea previsible.

    4.9.Ahorro de energía final en 2016 requerido por la Directiva 2006/32/CE sobre los servicios energéticos

    La Directiva 2006/32/CE dispuso que los Estados miembros fijaran —y se esforzaran por alcanzar— para 2016 un objetivo indicativo nacional de ahorro energético final de al menos un 9 %. La mayor parte de las disposiciones de esa Directiva ha sido sustituida por otras disposiciones más precisas contenidas en la DEE. Sin embargo, las relativas al objetivo del 9 % no se derogarán hasta 2017. Entre ellas figura la que requería que los Estados miembros facilitaran en sus PNAEE de 2014 información sobre el objetivo de ahorro que se hubiesen fijado para 2016. En el marco de esa disposición, diecinueve Estados miembros han confirmado que cumplirán su objetivo ese año, en tanto que los PNAEE de otros siete Estados miembros no dejan claro si podrán alcanzarlo o no 30 .

    5.CONCLUSIÓN

    El presente Informe indica que, además de varias medidas de política de la UE (como, por ejemplo, las relacionadas con el diseño ecológico, el etiquetado, el RCDE o las normas aplicables a los vehículos), los Estados miembros han puesto en marcha ya medidas de eficiencia energética en los sectores industrial, de la vivienda, de los servicios, del transporte y de la producción de energía. Los planes nacionales de acción para la eficiencia energética (PNAEE) ponen de manifiesto que la mayor parte de los Estados miembros ha aumentado sus esfuerzos, incrementando las medidas de eficiencia energética ya existentes o introduciendo otras nuevas.

    Teniendo presente que, para poder alcanzar los objetivos que se ha fijado para 2020, la UE de los 28 necesita que su consumo de energía primaria se reduzca anualmente como media 11,9 Mtep (2,7 Mtep expresados en consumo de energía final) respecto de los niveles de 2013, puede concluirse que, pese a los avances conseguidos en los últimos años, se precisan aún esfuerzos suplementarios, especialmente en los sectores de la vivienda, el transporte y la producción de energía. Los indicadores de rendimiento del período 2005-2013 que se han utilizado en el presente Informe para analizar la situación de la eficiencia energética muestran grandes diferencias entre los Estados miembros (y ello pese a que la mayoría de ellos haya mejorado a nivel europeo). Las excepciones más importantes son el crecimiento del consumo de energía final registrado entre 2012 y 2013 y la contracción que sufrió de 2005 a 2013 la cantidad de calor producida en centrales de cogeneración.

    Si bien es cierto que algunos Estados miembros han elevado recientemente (hasta un total combinado del 17,6 %) sus objetivos indicativos de eficiencia energética expresados en consumo de energía primaria, la UE de los 28 se sitúa en su conjunto por debajo del nivel del 20 % requerido. Para poder cubrir la diferencia hasta el objetivo de 2020 expresado en consumo de energía primaria, es preciso que los Estados miembros redoblen sus esfuerzos a fin de alcanzar, o de superar, sus objetivos nacionales de eficiencia energética. Es conveniente observar que algunos Estados miembros (Alemania, Austria, Bélgica, Francia, Malta, los Países Bajos, el Reino Unido y Suecia) se han fijado ya objetivos particularmente ambiciosos. En cambio, Croacia, Finlandia, Grecia y Rumanía han establecido para 2020 objetivos menos ambiciosos a la vista del crecimiento que prevén para su PIB en el período 2014-2020. En el caso de esos países, una nueva evaluación podría hacerles comprender la conexión entre un mayor nivel de eficiencia energética y una mejora de su seguridad del suministro, de su competitividad y de su sostenibilidad.

    Son muchos los Estados miembros que han establecido con éxito estrategias para reducir su consumo de energía primaria. Hay, sin embargo, algunos (Alemania, Bélgica, Estonia, Francia, los Países Bajos, Polonia y Suecia) que tendrán que recortarlo en 2014-2020 a un ritmo superior al de 2005-2013 si desean cumplir antes de que finalice 2020 los objetivos indicativos que se han fijado para ese consumo.

    En cuanto al consumo de energía final, el análisis contenido en este Informe muestra, desde 2005 en adelante, una tendencia a la baja en la mayoría de los Estados miembros. No cabe duda de que, además de las políticas de eficiencia energética, ha contribuido también a esta tendencia la crisis económica. Algunos países (Alemania, Austria, Bélgica, Eslovaquia, Estonia, Francia, Lituania y Malta) se han fijado para 2020 unos objetivos de consumo de energía final que exigirán en 2014-2020 niveles de reducción superiores a los alcanzados en el período 2005-2013. Esos países dependerán de que se refuerce la aplicación de sus sistemas de obligaciones de eficiencia energética del artículo 7 de la DEE o la de medidas alternativas que permitan a los consumidores ahorrar energía final y dinero tanto a corto como a largo plazo.

    Pasando revista a los distintos sectores a nivel de Estado miembro, resulta alentadora la positiva tendencia global que se observa en la intensidad energética final de la industria en la mayoría de los Estados miembros. No obstante, debe señalarse que la intensidad que registra el país más intensivo es siete veces superior a la del menos intensivo. Además, hay algunos países (Chipre, Grecia, Hungría, Irlanda y Letonia) que deberían seguir el positivo ejemplo dado por otros Estados miembros para invertir la tendencia al alza de la intensidad energética final de su industria.

    En el sector de la vivienda, la mayoría de los Estados miembros ha reducido últimamente su demanda de energía con medidas de eficiencia energética que han contribuido a que los hogares puedan alcanzar el mismo nivel de confort que antes pero por menos dinero. En países como Bélgica, Eslovenia, Estonia, Italia, Letonia, Malta, Polonia y Rumanía, donde el consumo medio de energía per cápita ha registrado un aumento en los últimos años, los consumidores deberían beneficiarse de la mayor atención prestada a las políticas de reducción del consumo en este sector. En general, para que los consumidores puedan —y sepan cómo— reducir su consumo de energía, es preciso que todos los Estados miembros les informen mejor de las distintas opciones de eficiencia energética y mejoren para ellos las condiciones de inversión que permitan elevar el bajísimo índice de renovación actual del que es objeto el parque inmobiliario existente en Europa. Además, se precisan medidas muy específicas para que los consumidores puedan hacer frente con efectividad al problema de la pobreza energética.

    En cuanto al sector servicios, dado el crecimiento que se espera en él, sería útil adoptar medidas de eficiencia energética específicas que contrarrestaran el aumento del consumo de energía final del sector y permitieran así mantener en él la positiva tendencia a la baja que presenta la intensidad energética a nivel de la UE. No obstante, Chipre, Bélgica, España, Finlandia, Francia, Grecia, Italia y Luxemburgo deberían establecer o reforzar medidas para compensar el reciente aumento que ha registrado la intensidad energética de su sector servicios.

    En el sector del transporte, debe impulsarse el uso del transporte público de pasajeros y la cuota del transporte de mercancías por ferrocarril y por vías navegables interiores. Pese a las recientes mejoras de la eficiencia energética y a la reducción de la demanda de energía, la alta cuota total que representa el transporte en el consumo de energía final de la UE de los 28 impone la necesidad de adoptar más medidas de eficiencia energética para poder cumplir los objetivos de 2020. La Comisión, por lo tanto, recomienda que los Estados miembros apliquen con firmeza las medidas de transporte descritas en sus PNAEE y adopten nuevas acciones para disminuir el consumo de energía del sector. Hay que pensar, asimismo, que la acción de los Estados miembros para promover combustibles alternativos, vehículos/buques eficientes e infraestructuras conexas (siguiendo los requisitos de la Directiva 2014/14/UE) ayudará todavía más a mejorar la eficiencia energética del transporte. La Comisión, además, ha anunciado en la hoja de ruta de la Unión de la Energía una comunicación que, abordando las medidas necesarias para descarbonizar el transporte, vendrá a complementar los esfuerzos de los Estados miembros.

    En general, los Estados miembros tienen que redoblar sus esfuerzos de eficiencia energética para garantizar que, con el cumplimiento de sus objetivos indicativos para 2020 o, incluso, con su superación, la Unión Europea pueda alcanzar antes de que finalice ese año su objetivo de reducción del 20 %. A tal fin, es indispensable llegar a una aplicación íntegra y completa del marco normativo europeo en materia de eficiencia energética. Esto posibilitará el desarrollo del mercado de los servicios de eficiencia energética y la eliminación de los obstáculos de mercado que dificultan actualmente las inversiones en esa eficiencia. También serán fundamentales, por tratarse de dos políticas interconectadas que se refuerzan entre sí, la aplicación del marco normativo que regula la reducción de los gases de efecto invernadero en el sector no sujeto al RCDE, entre otros, o la Reserva de estabilidad del mercado adoptada recientemente para el sector que sí cubre ese régimen.

    Con la vista puesta en los objetivos de 2030, la Comisión evaluará en 2016 la forma de mejorar el marco actual de la eficiencia energética. A tal fin, se basará en la revisión a la que ya se ha sometido el marco de la eficiencia energética de los productos, atendiendo también a la importante contribución de dos Directivas, a saber, la de la eficiencia energética de los edificios y la relativa a la eficiencia energética (especialmente su artículo 7). Esta evaluación ayudará a todos los interesados (autoridades nacionales, regionales y locales, empresas del ramo de la eficiencia energética, instituciones financieras, consumidores, etc.) a explotar de forma rentable todo el potencial de ahorro de energía a largo plazo que será necesario para la consecución de las metas y objetivos que deberá alcanzar la UE en 2030 y 2050 en los ámbitos del clima y de la energía.

    La Comisión continuará sujetando a un estrecho seguimiento los avances que realicen los Estados miembros en la consecución de sus objetivos indicativos nacionales de eficiencia energética de 2020 y en la aplicación de la DEE. Además, procederá a actualizar anualmente su evaluación como parte del Estado de la Unión de la Energía.

    La Comisión invita al Parlamento Europeo y al Consejo a expresar su opinión sobre esta evaluación.



    Anexo I

    Cuadro 1: Objetivos indicativos nacionales de eficiencia energética para 2020

    Estado miembro

    Nivel absoluto [en Mtep] del consumo de energía en 2020 notificado por los Estados miembros en 2013, en los PNAEE de 2014 o en notificaciones separadas remitidas a la Comisión Europea en 2015

    Consumo de energía PRIMARIA

    Consumo de energía FINAL

    Austria

    31,5

    25,1

    Bélgica

    43,7

    32,5

    Bulgaria

    16,9

    8,6

    Croacia

    11,5

    7,0

    Chipre

    2,2

    1,8

    Chequia

    39,6

    25,3

    Dinamarca

    17,8

    14,8

    Estonia

    6,5

    2,8

    Finlandia

    35,9

    26,7

    Francia

    219,9

    131,4

    Alemania

    276,6

    194,3

    Grecia

    24,7

    18,4

    Hungría

    24,1

    14,4

    Irlanda

    13,9

    11,7

    Italia

    158,0

    124,0

    Letonia

    5,4

    4,5

    Lituania

    6,5

    4,3

    Luxemburgo

    4,5

    4,2

    Malta

    0,7

    0,5

    Países Bajos

    60,7

    52,2

    Polonia

    96,4

    71,6

    Portugal

    22,5

    17,4

    Rumanía

    43,0

    30,3

    Eslovaquia

    16,4

    9,0

    Eslovenia

    7,3

    5,1

    España

    119,8

    80,1

    Suecia

    43,4

    30,3

    Reino Unido

    177,6

    129,2

    Suma de los objetivos indicativos de la UE-28

    1 526,9

    1 077,5

    Objetivo de la UE-28 para 2020

    1 483

    1 086

    Situación a 7.10.2015

    Anexo II

    Cuadro 2: Indicadores de conjunto

    Fuente: Eurostat, DG ECFIN, Odyssee-Mure.

    (1)

    COM(2015) 80 final.

    (2)

    Tal y como dispone el artículo 24, apartado 3, de la Directiva 2012/27/UE relativa a la eficiencia energética.

    (3)

    Véase el documento SWD(2015) 245 final.

    (4)

    Véase el informe de la Agencia Europea del Medio Ambiente (AEMA) titulado «Trends and projections in Europe 2015» (http://www.eea.europa.eu).

    (5)

    Por consumo de energía final se entiende la energía suministrada a la industria, el transporte, los hogares, los servicios y la agricultura, excluido el abastecimiento al sector de la transformación de energía y a las propias industrias energéticas.

    (6)

    En virtud del anexo XIV de la DEE, los Estados miembros están obligados a ofrecer en sus informes anuales una explicación por sectores de los motivos del aumento que haya registrado, en su caso, el consumo de energía (por ejemplo, crecimiento económico, condiciones climatológicas, etc.). Sin embargo, no todos los Estados miembros han facilitado esa información.

    (7)

    Además del consumo de energía final, el consumo de energía primaria incluye también las pérdidas de producción y transformación, el consumo del sector de la transformación de energía y las pérdidas de la red.

    (8)

    Véase el informe de la Agencia Europea del Medio Ambiente (AEMA) titulado «Trends and projections in Europe 2015» (http://www.eea.europa.eu).

    (9)

    En virtud del artículo 3 de la DEE.

    (10)

    En el documento SWD(2015) 245 final puede encontrarse un análisis detallado de esta cuestión.

    (11)

    En el documento SWD(2015) 245 final puede encontrarse un análisis detallado de esta cuestión.

    (12)

    Véase el documento SWD(2015) 245 final.

    (13)

     Dado que solo se dispone de datos de 2013, esta comparación no puede incorporar el impacto que puedan tener en el cumplimiento de las nuevas obligaciones impuestas por la DEE las medidas de eficiencia energética recientemente aplicadas, ni tampoco el efecto de algunas de las disposiciones que han adoptado en los últimos tiempos las directivas del diseño ecológico, del etiquetado energético y de la eficiencia energética de los edificios (2010/31/UE). La comparación, además, no permite evaluar de forma concluyente si los Estados miembros están o no en vías de alcanzar sus objetivos indicativos de eficiencia energética para 2020. El motivo de ello es que no es posible prever hasta 2020 los efectos (positivos o negativos) que puedan tener en el futuro las transformaciones de la economía (como, por ejemplo, el aumento o la disminución de la actividad económica o un posible desplazamiento al sector servicios desde las industrias energéticamente intensivas), los cambios registrados por los precios de la energía, el inicio de un proceso de sustitución de combustibles o las variaciones que experimente el clima. Véase el informe de la Agencia Europea del Medio Ambiente (AEMA) titulado «Trends and projections in Europe 2014» ( http://www.eea.europa.eu/publications/trends-and-projections-in-europe-2014 ) y el documento de trabajo de los servicios de la Comisión SWD(2015) 245 final.

    (14)

    La intensidad energética se define como el consumo de energía primaria dividido por el PIB. En el estudio titulado «Member States' Energy Dependence: An Indicator-Based Assessment» (ECFIN Occasional Papers 196, Junio 2014), puede encontrarse un análisis de los factores que impulsan las mejoras de la intensidad energética.

    (15)

     PwC/Fraunhofer ISI/TU Wien (2014): este estudio evalúa el marco político que rige actualmente en la UE la eficiencia energética y ofrece orientación sobre las opciones de política que pueden barajarse para hacer realidad con eficacia de costes el potencial de eficiencia energética y de ahorro de energía existente hasta 2020 y más allá. Figura 18 ( https://ec.europa.eu/energy/sites/ener/files/documents/2014_report_2020-2030_eu_policy_framework.pdf ).

    (16)

     Véase el proyecto ODYSSEEMURE http://www.odyssee-mure.eu/publications/efficiency-by-sector/household/household-eu.pdf .

    (17)

    Véase la base de datos del proyecto ODYSSEEMURE: http://www.indicators.odyssee-mure.eu/online-indicators.html . El aumento registrado en Italia se debe a la revisión a la que se sometió el consumo de biomasa de los últimos años de acuerdo con el proyecto ODYSSEEMURE (2015): «Energy Efficiency Trends and Policies in Buildings».

    (18)

    Las estrategias de renovación a largo plazo de los Estados miembros están publicadas en la página siguiente: http://ec.europa.eu/energy/en/topics/energy-efficiency-directive/buildings-under-eed.

    (19)

    Véase www.buildupskills.eu .

    (20)

    La DEE permite ciertas excepciones para reducir el porcentaje anual de ahorro de energía que se requiere a nivel de usuario final, es decir, el 1,5 %. Como dispone su artículo 7, apartado 2, se puede excluir del cálculo del porcentaje de referencia la energía empleada para las actividades industriales enumeradas en el anexo I de la Directiva 2003/87/CE y se puede también contabilizar el ahorro procedente de acciones anteriores o el ahorro obtenido en los sectores de la transformación, distribución y transporte de energía.

    (21)

    Véase http://ec.europa.eu/energy/en/topics/energy-efficiency/energy-efficiency-directive/national-energy-efficiency-action-plans .

    (22)

     Excluidos los servicios de transporte por tuberías.

    (23)

    Véase el proyecto ODYSSEE‐MURE (2015): «Trends and policies for energy savings and emissions in transport» (disponible en: http://www.odyssee-mure.eu/publications/br/energy-efficiency-in-transport.html).

    (24)

    La mayor parte de ese aumento tuvo su origen en el transporte por carretera. Toda comparación entre los Estados miembros tiene que realizarse con prudencia, dado que el consumo de energía final se basa más en la cantidad de combustible vendida que en la utilizada dentro del territorio de un país. Por lo tanto, además de la eficiencia energética, entran en juego también otros factores distintos, como, por ejemplo, la medida en que un Estado miembro sea «país de tránsito» en el transporte por carretera o centro de operaciones en el transporte aéreo. En el momento actual, no se dispone todavía de estadísticas oficiales (por ejemplo, sobre el reparto de la energía final entre el transporte de pasajeros y el de mercancías) para poder ofrecer unos indicadores de intensidad energética útiles y fiables, pero más adelante se estudiarán con mayor detenimiento las posibilidades de contar con más datos.

    (25)

    No ha podido disponerse de ningún dato de Chipre ni de Malta.

    (26)

    Véase el Informe de situación en materia de energías renovables [COM(2015) 293 final].

    (27)

    No ha podido disponerse de ningún dato de Chipre, España, Grecia, Irlanda, Italia, Malta y Portugal.

    (28)

     Véase www.eefig.eu .

    (29)

     Las subvenciones solo deberán utilizarse cuando no funcione la financiación comercial (grupos con bajos ingresos, viviendas sociales, pobreza energética). Es necesario que las subvenciones se combinen con los canales de financiación comerciales a fin de que los productos financieros finales resulten atractivos al mercado.

    (30)

    Dado que los PNAEE finales de Hungría y Rumanía no se notificaron hasta 2015, no se ha realizado todavía un análisis detallado de su contenido.

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