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Document 52009AE1722

Dictamen del Comité Económico y Social Europeo sobre «La Estrategia de Lisboa después de 2010» (Dictamen exploratorio)

DO C 128 de 18.5.2010, p. 3–9 (BG, ES, CS, DA, DE, ET, EL, EN, FR, IT, LV, LT, HU, MT, NL, PL, PT, RO, SK, SL, FI, SV)

18.5.2010   

ES

Diario Oficial de la Unión Europea

C 128/3


457O PLENO DE LOS DÍAS 4 Y 5 DE NOVIEMBRE DE 2009

Dictamen del Comité Económico y Social Europeo sobre «La Estrategia de Lisboa después de 2010»

(Dictamen exploratorio)

(2010/C 128/02)

Ponente general: Wolfgang GREIF

Mediante carta de fecha 23 de julio de 2009, de conformidad con el artículo 262 del Tratado constitutivo de la Comunidad Europea, Diego López Garrido, Secretario de Estado para la Unión Europea del Gobierno de España, pidió al Comité Económico y Social Europeo un dictamen exploratorio sobre el tema:

«La Estrategia de Lisboa después de 2010».

La Sección Especializada de Unión Económica y Monetaria y Cohesión Económica y Social (Observatorio de la Estrategia de Lisboa) fue la encargada de preparar los trabajos en este asunto.

Dada la naturaleza de los trabajos, en su 457o Pleno de los días 4 y 5 de noviembre de 2009 (sesión del 4 de noviembre de 2009) el Comité ha nombrado ponente general a Wolfgang GREIF y ha aprobado por 178 votos a favor, 6 en contra y 15 abstenciones el presente Dictamen.

1.   Introducción

1.1.   En el presente Dictamen se exponen recomendaciones políticas que desde el punto de vista del CESE deben considerarse prioritarias en el diseño de una nueva estrategia europea para el periodo posterior a 2010. En este contexto, es necesario tener en cuenta las profundas implicaciones económicas, sociales y políticas de la actual crisis económica y de los mercados financieros. Se determinarán aspectos clave del cambio político, que parece necesario con vistas a garantizar una dinámica de crecimiento sostenible, empleo y cohesión social que permita superar la crisis, así como asegurar que una crisis como la actual no vuelva a repetirse.

1.2.   El presente Dictamen ha sido elaborado por el Observatorio de la Estrategia de Lisboa, creado en el seno del CESE, con la participación activa de los Consejos Económicos y Sociales (CES) nacionales. La variedad de las aportaciones realizadas durante los debates en las reuniones conjuntas – que también tenían a menudo un carácter controvertido – subraya la calidad política y la relevancia para la sociedad civil de las recomendaciones que aquí se presentan.

1.3.   El análisis expuesto en el presente Dictamen, que abarca el conjunto de Europa, se completa con los capítulos nacionales elaborados bajo la dirección de las delegaciones nacionales (1) sobre la base de las respuestas a un cuestionario relacionado con a) un análisis del actual ciclo de Lisboa (2008-2010) y b) el futuro de la Estrategia de Lisboa después de 2010. La red interactiva creada por el CESE junto con los CES de los Estados miembros, y junto con otras organizaciones asociadas similares, vuelve (2) a presentar, por tanto, un informe de síntesis que debe contribuir al proceso de decisión política de las instituciones europeas con vistas al Consejo Europeo de primavera de 2010.

2.   Evaluación de la Estrategia de Lisboa

2.1.   Lisboa 2000: Un enfoque global que ha gozado de amplio apoyo

2.1.1.   En marzo de 2000, el Consejo Europeo presentó un ambicioso programa de reformas para Europa. El objetivo de este programa era convertir la Unión Europea antes de 2010 en la economía basada en el conocimiento más competitiva y dinámica del mundo, capaz de crecer económicamente de manera sostenible con más y mejores empleos y con mayor cohesión social.

2.1.2.   Completada con la dimensión del desarrollo sostenible (Estrategia de Gotemburgo), se desarrolló así una estrategia de gran amplitud. En numerosos ámbitos políticos se formularon objetivos cuantificables que debían imponerse en los Estados miembros mediante el método abierto de coordinación (MAC).

2.1.3.   El CESE siempre ha considerado este enfoque político global como la ventaja más destacada de la Estrategia de Lisboa y ha advertido de una interpretación demasiado limitada, a la vez que insistía en la necesidad de establecer una relación de equilibrio entre los tres pilares.

2.2.   Reactivación de 2005 – Concentración en el contenido y la aplicación a escala nacional

2.2.1.   Varios Estados miembros de la UE fueron capaces de mejorar su rendimiento en determinados ámbitos. Por ejemplo, las tasas de empleo aumentaron en términos generales. Asimismo se registraron avances en el despliegue de servicios de banda ancha, en la participación en la formación continua, en el nivel educativo de la juventud, así como en otros ámbitos (3). Pese a ello, «en la revisión intermedia» muchos países se encontraban aún bastante lejos de alcanzar los objetivos marcados, y ello en un número elevado de sectores.

2.2.2.   Con este telón de fondo, en 2005 se realizó un análisis crítico que ponía de relieve el enfoque de la cooperación entre actores europeos y nacionales. Se hizo hincapié en las medidas de aplicación a escala nacional, en combinación con un plan centrado en «el crecimiento y el empleo». Algunas partes de este amplio abanico de objetivos – como, por ejemplo, el pilar social – se relegaron parcialmente a un segundo plano en favor de una mejora de la empleabilidad y de un enfoque económico más contundente. Sin embargo, el hecho de conceder más responsabilidad a los Estados miembros en la formulación de planes y objetivos nacionales, desplazando así el centro de gravedad a las reformas nacionales, no se vio acompañado por medidas para promover un marco económico y social adecuado a escala europea.

2.2.3.   A pesar de los progresos más recientes (4), muchos Estados miembros siguen sin satisfacer las exigencias fijadas. En el mejor de los casos, en muchos ámbitos los objetivos marcados hasta 2010 se alcanzarán como media europea, pero no en todos los Estados miembros. Es el caso, por ejemplo, del objetivo del 3 % en materia de investigación y desarrollo, en el que la mayoría de los Estados miembros (y tampoco la UE en su conjunto) no ha podido registrar prácticamente avances, así como el caso de la reducción de gases de efecto invernadero. Por lo que se refiere a los objetivos en materia de empleo, sólo se han podido realizar avances de forma parcial, como en el caso del empleo femenino, con motivo simultáneamente del fuerte aumento de puestos de trabajo a tiempo parcial (en parte por cuestiones estructurales) (5), así como de trabajo temporal y puestos de trabajo mal remunerados, a menudo con contratos de trabajo no regulados.

2.3.   ¿Seguir como hasta ahora o necesita Europa una nueva agenda?

2.3.1.   Cuando se pregunta sobre los motivos por los que no han podido alcanzarse los objetivos de Lisboa, la opinión que prevalece por lo general es que los Estados miembros no han llevado a cabo una política más consecuente para lograrlos, y que el MAC no ofrece incentivos suficientes para el compromiso nacional y comunitario. Puede señalarse también como causa la falta de un marco europeo para la política macroeconómica y la política social que permita a los Estados miembros de la UE aplicar las reformas convenientes de manera coordinada y lograr los objetivos marcados, así como evitar que las reformas nacionales compitan entre sí. Además, el CESE ha diagnosticado en múltiples ocasiones un déficit de responsabilidad común, uno de cuyos orígenes, a su juicio, es atribuible a una participación insuficiente de los interlocutores sociales y de la sociedad civil.

2.3.2.   El CESE aboga por la continuación de una estrategia global e integrada después de 2010. No obstante, también opina que ni un «regreso a Lisboa 2000» ni «un más de lo mismo, pero un poco más ecológico» son la respuesta adecuada a los desafíos actuales. Es imperativo actualmente abrir nuevas vías sostenibles que combinen competitividad, I+D e innovación con el innovador potencial de una Europa social y de desarrollo sostenible, así como con el concepto de «empleo de calidad» (6). Aparte de esto, la crisis actual representa en muchos sentidos una ruptura y exige nuevas opciones, como, por ejemplo, una regulación eficaz de los mercados financieros, una reorientación radical hacia una producción y un consumo responsables por lo que respecta a la escasez de recursos y encaminados a reducir las emisiones de CO2, e inversión en la innovación de los servicios públicos, con el objetivo de brindar seguridad a la ciudadanía y restaurar su confianza en la UE.

2.3.3.   Los desafíos actuales, ya se trate de la crisis económica y financiera y problemas sociales resultantes, o bien la globalización de la economía, la mejora del funcionamiento del mercado interior, la política energética y el cambio climático, las tendencias demográficas y las migraciones requieren a escala europea una nueva estrategia global para después de 2010 que a) tenga en cuenta estos desafíos, b) elimine los déficit en su proceso de aplicación, c) se lleve a cabo con una responsabilidad europea compartida, y d) sea capaz de combinar de forma coherente todas las estrategias de la UE (estrategia de recuperación, Estrategia de Lisboa, desarrollo sostenible, cambio climático). El CESE propone que, con el fin de hacer visible esta reorientación estratégica, se designe con otro nombre a la nueva estrategia europea.

3.   Recomendaciones políticas: pensar y actuar en Europa mediante proyectos europeos

3.1.   Establecer un marco europeo para programas de reformas prometedores: Aunque la aplicación de los programas sea responsabilidad principal de los Estados miembros de la UE, es necesario disponer de un marco europeo adecuado que permita ejecutar de forma coordinada y coherente las reformas estructurales previstas. Es indispensable evaluar las reformas nacionales a escala europea, así como analizar sus repercusiones sobre el desarrollo económico, el reparto de bienes e ingresos y la cohesión social. En este contexto deben examinarse también con detenimiento algunas sentencias específicas del Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas (asuntos Vaxholm, Viking, Rüffert y Luxemburgo) y, en su caso, adoptar medidas adecuadas y concretas en materia de protección de los trabajadores, con el fin de dejar claro que ni las libertades económicas ni las normas sobre competencia tienen prioridad sobre los derechos sociales fundamentales.

Hacer hincapié, en la política comunitaria, en el crecimiento mediante la creación de un marco de política económica adecuado: el objetivo de crecimiento del 3 % anual previsto y que se encuentra en la base de la Estrategia de Lisboa sólo se ha logrado en dos ocasiones. La crisis financiera y la débil resistencia a las sacudidas que caracteriza la economía de la UE ponen de manifiesto la necesidad de una reorientación de la política económica. A juicio del CESE, una combinación armoniosa de medidas macroeconómicas, que aúne de forma equilibrada una política económica orientada a la oferta con una orientada a la demanda, debe ser parte integrante de la estrategia posterior a 2010. Asimismo, es importante la calidad del crecimiento al que debemos aspirar. El objetivo fundamental es el aumento del bienestar. El PIB no constituye por sí solo una medida suficiente del bienestar, por lo que necesitamos utilizar un mejor indicador (o conjunto de indicadores) del bienestar, a fin de definir y calibrar un objetivo de crecimiento más satisfactorio y coherente para la nueva estrategia.

3.2.1.   Solucionar la crisis de los mercados financieros y desafíos sociales: por lo que respecta a la solución de la crisis actual y, en particular, la reorganización del sistema financiero, la Unión Europea debe actuar de forma coordinada, unánime y asumiendo un papel de fuerza motriz. Un sistema financiero mundial remodelado (sobre todo mediante una regulación del sistema bancario, así como de los fondos especulativos y de los fondos de inversión) debe permitir el desarrollo y la difusión de instrumentos financieros sólidos que a la vez apoyen la economía real y beneficien a los ciudadanos. No obstante, la crisis actual no se debe únicamente a los problemas del mercado financiero. También fue causada, en particular en los Estados Unidos, por una serie de desequilibrios macroeconómicos y microeconómicos cada vez más importantes, como sobre todo la desigualdad de ingresos. Por ello, para salir de la crisis debe tomarse una vía guiada por los siguientes principios: abandono de un crecimiento basado parcialmente en una «burbuja especulativa», retorno a un crecimiento basado en inversiones, sobre todo en los sectores innovadores de la economía real, en un reparto justo, en la creación de empleos productivos y de valor, así como en la viabilidad ecológica.

3.3.   Mejorar el funcionamiento del mercado interior mediante un mejor equilibrio entre los aspectos económicos, sociales y medioambientales: para cumplir este objetivo se precisa una correcta aplicación y – en su caso – la mejora del acervo social del mercado interior y «legislar mejor», así como la creación de un entorno microeconómico próspero y un margen de maniobra suficiente para la inversión privada. Además, se deben tomar las precauciones necesarias para que la competencia en el seno del mercado interior progrese de forma favorable para la innovación y no se transforme en una competición contraproducente entre los Estados miembros de la UE a costa de la cohesión social y la viabilidad ecológica.

Promover la cohesión social como factor de una economía estable y dinámica: el CESE considera que una política social bien desarrollada, incluida una política global para la creación de empleo de calidad, así como objetivos ambiciosos en materia de formación inicial y formación continua, tanto general como profesional, contribuye considerablemente al crecimiento y al aumento de la productividad. La salida de la crisis debe apoyarse con las inversiones correspondientes.

3.4.1.    Combatir las desigualdades y la pobreza crecientes en toda Europa : se ha fijado el objetivo de reducir considerablemente hasta 2010 el número de personas amenazadas por la pobreza y la exclusión social; no obstante, el informe de la Comisión sobre la realidad social (2007) muestra que en muchos países y regiones de Europa siguen existiendo graves problemas sociales. Por ello, la estrategia posterior a 2010 debe orientarse a favorecer el progreso social, preservar y reforzar los sistemas de seguridad social y luchar contra la pobreza, y evitar en particular el reparto desigual de los ingresos. El Año Europeo de Lucha contra la Pobreza (2010) constituye la ocasión ideal para definir objetivos eficaces, incluido un calendario, en materia de lucha contra la pobreza (por ejemplo en lo relativo a regímenes de ingresos mínimos y de ingresos de sustitución (7)). Mediante una iniciativa de este tipo destinada a salvaguardar la cohesión social se contribuiría en gran medida a restablecer la confianza de la ciudadanía en la integración europea.

Crear un mercado de trabajo inclusivo : a pesar de los progresos, en la media europea no se lograrán los objetivos de empleo marcados para 2010. Esta situación es preocupante a la vista de la actual crisis – que, aunque ya ha alcanzado su punto álgido, aún no se ha superado –, que ahonda las desigualdades y ha llevado a cada vez más personas a sufrir dificultades materiales. La restauración lo más rápidamente posible del crecimiento para la estabilización del mercado laboral requiere, según el Plan Europeo de Recuperación Económica  (8) , un refuerzo de la demanda interior que conviene apoyar con medidas de mejora estructural. Son importantes planteamientos eficaces para la formación inicial y la formación continua, la creación de empleo, sobre todo para aquellos que, a causa de déficits formativos, quedan excluidos del mercado de trabajo, así como la realización de esfuerzos reales para eliminar las discriminaciones en el acceso al mercado laboral y la permanencia en él. Precisamente las distintas formas de economía social pueden desempeñar en los Estados miembros una función modelo en la gestión de la crisis, sobre todo cuando se trata de crear empleo, entre otros ámbitos en el de los servicios sociales. El CESE considera que el empleo y la productividad del trabajo deben crecer paralelamente. Para ello, la UE debe fijarse el objetivo, incluyendo a los interlocutores sociales nacionales y europeos y tomando en consideración su autonomía, de elaborar normas adecuadas aplicables a los empleos atípicos y con cobertura social escasa  (9).

3.4.2.1.   Las empresas de la economía social, que se hallan presentes en todos los sectores de actividad y combinan la rentabilidad económica con consideraciones sociales y de interés general, constituyen un buen ejemplo de formas concretas de actividad y gobernanza empresarial que contribuirán a conseguir los objetivos de la Estrategia de Lisboa revisada. El Comité Económico y Social Europeo pide al Consejo Europeo, a la Comisión y a los Estados miembros que examinen propuestas destinadas a aplicar las recomendaciones políticas formuladas por el Parlamento Europeo (10), con el fin de asegurar, mediante las políticas pertinentes, que las empresas de la economía social puedan competir en igualdad de condiciones con otras empresas

3.4.3.    La flexiguridad debe ofrecer una seguridad auténtica en el contexto del cambio : la evolución del contexto económico necesita una fuerte dosis de capacidad innovadora de adaptación, también en los mercados de trabajo. Es conveniente reaccionar con inteligencia a la rápida mutación de las estructuras. Según la lógica del concepto de flexiguridad, debe garantizarse que los trabajadores estén bien preparados para responder a los nuevos desafíos del mundo laboral. El concepto de flexiguridad debe garantizar de forma efectiva«seguridad en momentos de cambio», dando por supuesto que en la práctica debe concederse la misma prioridad a la seguridad en el mercado de trabajo, condiciones de empleo y puestos de trabajo estables, el mantenimiento de la empleabilidad, la seguridad social y la movilidad profesional para crear empleos de mejor calidad y más productivos («hacer la transición atractiva desde el punto de vista financiero»). En este contexto, también es particularmente necesario garantizar y desarrollar una transposición y aplicación generales del acervo comunitario en materia social para evitar, en su caso, toda competencia perjudicial en el ámbito de las normas laborales.

3.4.4.    Coordinar mejor las políticas fiscales : de conformidad con los Tratados europeos, es necesario reforzar la coordinación a escala comunitaria de las políticas fiscales de los Estados miembros (por ejemplo: armonización de la base imponible y de los tipos mínimos), sobre todo en aquellos ámbitos en los que la fijación de la cuota impositiva es móvil desde el punto de vista internacional y en que existe el mayor riesgo de evasión de impuestos, así como de competencia fiscal entre los Estados miembros. El objetivo de esta coordinación europea debe ser la protección de las finanzas públicas, así como el fomento de un sistema fiscal más justo, sobre todo a través de la ampliación de la base fiscal, la supresión de los paraísos fiscales y la aplicación de medidas contra el fraude fiscal.

3.4.5.    El BCE debe estar a la altura de su mandato macroeconómico : Con vistas a la estrategia posterior a 2010, los objetivos de crecimiento y estabilidad deben equilibrarse de forma sostenible y apropiada para las generaciones futuras. De conformidad con los Tratados, el BCE debe asumir plenamente su responsabilidad y, además de la prioridad de la estabilidad de los precios, debe prestar atención también a los objetivos de un alto nivel de empleo, protección social y crecimiento sostenible.

3.4.6.    Conservar un margen de maniobra para las inversiones en materia de política presupuestaria : haciendo uso de los elementos de flexibilidad previstos en el Pacto de Estabilidad y Crecimiento para las situaciones de crisis, deberá aumentarse el margen de maniobra de la política coyuntural mediante redistribuciones presupuestarias, con el fin de poder reforzar las inversiones relevantes para la Estrategia de Lisboa de los operadores públicos (por ejemplo, en forma de servicios públicos eficaces, así como de investigación, formación, innovación) y las inversiones productivas del sector privado, sobre todo en lo relativo a la producción con emisiones reducidas de CO2. En este contexto también se debería seguir desarrollando la idea de un préstamo europeo en el marco de un fondo soberano europeo de inversión  (11).

3.5.   Fomentar la política industrial y el espíritu empresarial, así como crear un entorno adecuado para las PYME: el crecimiento económico y un clima propicio para las inversiones son requisitos esenciales para la creación de nuevos puestos de trabajo y el mantenimiento de los puestos ya existentes, a lo cual contribuyen no sólo las grandes empresas, sino también en gran medida las PYME. Precisamente las PYME están enraizadas en la economía local y, en especial, pueden sacar provecho de una demanda interna estable y en crecimiento. El CESE ha insistido en múltiples ocasiones en la necesidad de velar por el desarrollo continuo de la política industrial europea (entre otros aspectos, hacia las«tecnologías verdes», la nanotecnología y las TIC), así como por el refuerzo de un espíritu empresarial socialmente responsable, además de promover la creación y transmisión de empresas. La reducción de las cargas burocráticas desproporcionadas y de los obstáculos administrativos, así como la mejora del marco de financiación de las empresas son aspectos prioritarios fundamentales para la economía y decisivos, tanto para la competitividad europea como para el establecimiento de un entorno favorable para las inversiones productivas. Todo esto no puede poner en peligro los intereses legítimos de trabajadores ni consumidores. Dado que la dependencia de la producción económica, la innovación y el empleo de las PYME es cada vez mayor, el desarrollo del espíritu empresarial entre la juventud debería ser una prioridad.

3.6.   Enfrentarse al cambio demográfico y proponer soluciones al problema de la inmigración: el crecimiento y el empleo son y siguen siendo los puntos de partida esenciales para hacer frente a los desafíos de una sociedad en proceso de envejecimiento. Esto es válido tanto para las nuevas generaciones como para las antiguas. Además de la lucha contra el desempleo y la creación de más puestos de trabajo y de mayor calidad, también deben realizarse mayores esfuerzos por conciliar la vida profesional y la familiar, sobre todo teniendo presentes las tasas de natalidad. Entre los principales retos para el periodo posterior a 2010 está también el de encontrar soluciones satisfactorias en materia de inmigración e integración, que sirvan para fomentar el potencial de Europa para el crecimiento y a la vez no pongan en riesgo la cohesión social  (12).

Revalorizar el triángulo del conocimiento (educación, investigación, innovación): Europa debe seguir reforzando su potencial en materia de trabajadores cualificados, ciencia, investigación y tecnología, y, por ende, su capacidad de innovación como factores esenciales para la competitividad. En cualquier caso, el triángulo del conocimiento debe seguir estando en el centro de la estrategia posterior a 2010. En este contexto, el concepto de innovación también debe hacerse extensivo a la «innovación social», a fin de aumentar el capital social, que es importante tanto para la competitividad como para la cohesión social.

3.7.1.   Con el fin de garantizar la base necesaria para las innovaciones futuras, conviene otorgar una gran importancia a la ciencia y la investigación, así como a sus aplicaciones en la realidad económica. Entre los objetivos de Bolonia figura la creación de un espacio europeo de enseñanza superior, que necesita medidas de aplicación concretas, así como una mayor voluntad política para la coordinación de los ámbitos políticos. La falta de inversiones en innovación y formación continua agrava los problemas económicos y también se deja sentir en la productividad laboral. Las universidades y los centros de enseñanza superior deben asumir su responsabilidad y desarrollar una dimensión europea más amplia que hasta la fecha, dada su función clave en el triángulo del conocimiento compuesto por la formación, la investigación y la innovación. Desde del punto de vista transfronterizo deberá fomentarse la cooperación multilateral en materia de investigación. Asimismo, Europa carece de empresas de alta tecnología que inviertan en investigación y desarrollo. Las empresas deben beneficiarse de incentivos para invertir todavía más en investigación y desarrollo y crear puestos de trabajo productivos.

3.7.2.   Los empleados con una buena formación, sobre todo en los ámbitos científico y técnico, así como la capacidad de innovación son factores esenciales para la competitividad y un requisito para la prosperidad. Estos aspectos deben acompañarse de la creación de puestos de trabajo productivos, muy cualificados y bien remunerados. También en período de crisis conviene facilitar a los jóvenes titulados la posibilidad de acceder a un empleo acorde con sus cualificaciones y a un futuro profesional prometedor.

La gestión del cambio climático como elemento fundamental de la estrategia posterior a 2010 requiere un cambio de orientación en muchos ámbitos: la promoción de la eficiencia energética y de las energías renovables, al igual que la explotación del sector medioambiental, serán elementos fundamentales de la estrategia posterior a 2010. La nueva estrategia debe contener un plan de acción para una economía con bajas emisiones de CO2 . Después de lograr la entrada en vigor de un marco legislativo global para el cambio climático y la energía, la UE debe concentrarse ahora en su aplicación práctica. Deben introducirse medidas políticas eficaces en las directrices integradas, las recomendaciones específicas de cada país y los programas nacionales de reforma.

3.8.1.    La UE debe convertirse en el espacio económico más eficaz desde el punto de vista de la energía y de la explotación de recursos : con el fin de preservar el desarrollo sostenible, debe elaborarse una política relativa al clima que reduzca de forma duradera las emisiones de gases de efecto invernadero, así como la dependencia de las fuentes energéticas fósiles y de las importaciones de energía, es decir, que tenga en cuenta como es debido los objetivos económicos, medioambientales y sociales. Además, deben explotarse también, en especial, todos los potenciales de ahorro de energía, apostando por estructuras locales, renovables y regionales. La mejora de la eficiencia energética y de la explotación de los recursos será uno de los elementos centrales de la nueva estrategia. En consecuencia, la UE deberá tener como objetivo estratégico adicional, a medio o largo plazo, «convertirse, en tanto que comunidad, en uno de los espacios económicos más eficientes desde el punto de vista energético y de la explotación de recursos». Para conseguir este cambio, Europa debe asumir una gran responsabilidad en lo que respecta a la reducción de CO2 . Habrán de definirse objetivos y calendarios concretos para cada sector en cooperación con las distintas ramas.

3.8.2.    Programa «verde» de reformas : en el marco de un programa «verde» de reformas deberá explotarse el potencial del sector medioambiental como motor para el crecimiento, nuevos empleos e innovación, esforzarse por lograr una posición líder en el ámbito de las tecnologías verdes y ahorrar costes, sin renunciar al bienestar, la calidad de vida y la competitividad global. En el marco de este necesario proceso de innovación revisten una importancia fundamental el desarrollo de la investigación y de la tecnología, la concreción de sus actividades en forma de nuevos productos y servicios comercializables y, en consecuencia, la creación de empleo.

Mejorar la base financiera de la Estrategia de Lisboa: para poder responder a los desafíos futuros se hacen también necesarias nuevas reflexiones estratégicas sobre el futuro presupuesto comunitario.

3.9.1.    Reformar el presupuesto comunitario de conformidad con la Estrategia de Lisboa : en líneas generales, debe llevarse a cabo una nueva ponderación de la asignación de fondos a cada una de las políticas, según lo expuesto en la Estrategia de Lisboa, priorizando la investigación y la competitividad, el medio ambiente y el clima, las inversiones en la explotación sostenible de la energía, la contratación pública productiva en favor de la economía, una política activa del mercado de trabajo, la conciliación entre la vida laboral y la vida familiar, la cohesión social, la lucha contra la pobreza y la creación de nuevos empleos de calidad. Cualquier debate sobre una reforma del presupuesto comunitario en el sentido de la Estrategia de Lisboa también debería tener en consideración el próximo marco financiero 2014-2020  (13). Una aplicación eficaz de los objetivos europeos previstos exige también que el refuerzo de la dimensión regional sea un punto a tratar en el debate sobre la financiación de la política estructural y de cohesión después de 2013.

3.9.2.    Examinar las alternativas para la financiación comunitaria : existen numerosos desafíos transfronterizos que requieren reforzar la dimensión europea de la acción política. Para los proyectos europeos conviene debatir posibilidades alternativas de financiación y, además de redistribuciones estructurales de partidas y ahorros potenciales, las perspectivas que brindaría un presupuesto comunitario ampliado. En este contexto, el CESE sugiere que también se prevea la introducción de otros mecanismos de financiación a escala europea (incluidos los medios fiscales). De esta forma podrían limitarse los negocios especulativos mediante la introducción de un impuesto sobre las transacciones financieras. También debería someterse a examen la posible introducción de un impuesto sobre las emisiones de CO2.

3.10.   Reforzar la dimensión exterior: La prosperidad de Europa está basada, entre otros factores, en su apertura al mundo. En su calidad de primera potencia económica mundial, primera exportadora e importadora de bienes y servicios, y segunda fuente y beneficiaria de inversiones directas extranjeras, así como principal donante mundial de ayuda al desarrollo, el refuerzo de su agenda internacional mediante objetivos claros y a largo plazo reviste para Europa una importancia decisiva. Ante el surgimiento de nuevas potencias económicas mundiales y las consecuencias de la crisis económica internacional, es más importante que nunca que la UE se dote de un nuevo marco para su política exterior más uniforme e incisivo, de forma que se garantice una apertura del mercado adecuada, justa y sostenible, se refuercen los reglamentos con valor normativo sobre la base de los derechos, se favorezca el multilateralismo así como el diálogo estructurado con socios privilegiados y se construya un espacio de progreso privilegiado y recíproco que abarque el Mediterráneo y África. En estas condiciones, Europa podrá seguir siendo un modelo para el resto del mundo con su economía social de mercado, y afirmarse en la escena internacional, sobre todo en lo relativo al acceso a los mercados y a las materias primas, velando por que las condiciones de competencia internacionales sean justas, que se den las condiciones para un desarrollo sostenible y que todos puedan beneficiarse de las ventajas de la globalización.

4.   Recomendaciones sobre los objetivos de Lisboa

4.1.   Conservar los objetivos y revisarlos al alza a medio plazo: a pesar de la aparición de nuevos desafíos y retrocesos vinculados a la crisis actual, la agenda para el periodo posterior a 2010 no puede dejar de lado los objetivos vigentes hasta la fecha. El CESE propone que no se abandonen los objetivos comunes de la estrategia actual, pero que a la vez se formulen objetivos más ambiciosos que deberían lograrse de aquí al año 2015. Así, por ejemplo, el porcentaje dedicado a investigación debería aumentarse al 3,5 % (completado en caso necesario para abarcar un objetivo más amplio que incluya inversiones en el ámbito de la innovación); también deberían revisarse al alza los objetivos de creación de puestos de trabajo en mayor cantidad y calidad, así como para la formación inicial y continua.

4.2.   Tener en cuenta la situación de partida de cada uno de los Estados miembros de la UE en el cálculo de las contribuciones nacionales: las capacidades económicas de cada uno de los Estados miembros de la UE son sumamente diversas. El CESE propone que, como en el caso de la definición inicial de los objetivos cuantitativos de Lisboa, se tenga en cuenta la respectiva situación de partida de cada uno de los Estados miembros de la Unión y se tome como base la UE de los 27 en el cálculo y la negociación de las contribuciones nacionales, cuyo volumen debe ser apropiado a los objetivos de la estrategia.

4.3.   Reintroducir también objetivos cualitativos: además, la futura agenda también debería incluir el cumplimiento de aquellos objetivos cualitativos que en gran parte se han ido perdiendo en los últimos años con motivo de la reactivación de la Estrategia de Lisboa (por ejemplo, los denominados «indicadores de Laeken» destinados a evaluar la creación de puestos de trabajo de calidad (14)).

4.4.   Definir nuevos objetivos, sobre todo allí donde se comprueben lagunas: en el marco de las líneas directrices integradas, convendría además fijar objetivos nuevos u objetivos más concretos, en particular cuando los progresos registrados hayan sido mínimos o la política de reforma precedente haya dado resultados no deseados. En consecuencia, el CESE propone que se elaboren líneas directrices con objetivos mensurables destinadas a lograr la igualdad entre sexos, la lucha contra condiciones de trabajo con insuficiente protección social, la conversión a una economía con bajas emisiones de CO2, la lucha contra la pobreza (también de los «trabajadores pobres»), así como la prevención de la exclusión social, con, por ejemplo, ayudas apropiadas en caso de desempleo o incapacidad laboral y para el acceso a los servicios públicos.

5.   Recomendaciones sobre la gobernanza

5.1.   Reforzar el papel de las instituciones europeas: la nueva estrategia debe ser más incisiva. El refuerzo de la función de las instituciones europeas reviste una importancia especial en el actual contexto de crisis. Desde el reajuste de la Estrategia de Lisboa en 2005, las acciones de la Comisión son mucho más visibles, sobre todo en el ámbito de la publicación y la difusión de líneas directrices específicas de cada país, así como en el caso de ejemplos de mejores prácticas. Se ha pedido que los debates del Consejo sean públicos, con el fin de preservar el dinamismo del proceso. La estrategia renovada debería profundizar y ampliar estos aspectos. La Comisión y los Estados miembros, mediante el uso de medios de comunicación electrónicos, deberían dar nuevos pasos para mejorar la aplicación y promover el intercambio transfronterizo de buenas prácticas. No obstante, estos métodos dependen de que se proporcione a los Estados miembros un marco europeo adecuado en el que puedan cumplir los objetivos comunes. En su caso, deberían examinarse nuevos e innovadores instrumentos.

5.2.   Aumentar la eficacia del método abierto de coordinación en los Estados miembros: mediante el Tratado de Reforma de la UE, el MAC, en su calidad de «espina dorsal metodológica» de la Estrategia de Lisboa, se impondrá en otros ámbitos. El CESE considera que el talón de Aquiles del MAC es sobre todo, además de su falta de visibilidad para la ciudadanía, su ineficacia a escala nacional. Por lo tanto, es esencial tomar en consideración las fechas objetivo como obligaciones políticas concretas y no, como ha sido a menudo el caso hasta ahora, como «puntos de referencia en el ámbito de lo deseable». Convendría encontrar las vías y los instrumentos para aumentar el compromiso y estimular a los Estados miembros a respetar de forma eficaz las obligaciones contraídas. Con el fin de garantizar un mejor equilibrio, en la aplicación de la nueva estrategia deberían asumir responsabilidades reforzadas, además de los ministros de Economía y Finanzas, otros ministros, en particular los de Trabajo y Asuntos Sociales. El CESE recomienda que, además, se amplíen las funciones y la visibilidad de los interlocutores sociales europeos, por ejemplo adjuntando sistemáticamente a las conclusiones de los Consejos Europeos los resultados del diálogo macroeconómico tripartito.

5.3.   Seguimiento de los objetivos de Lisboa por parte de los CES de los Estados miembros: en el marco de los respectivos procesos de consulta y de las competencias de los interlocutores sociales en cada uno de los Estados miembros deberá reforzarse la función específica de los CES nacionales o de organizaciones similares de la sociedad civil (15). Los CES serán responsables de redactar informes que contengan análisis sobre la aplicación de la Estrategia de Lisboa, que deberán presentar a los gobiernos y a las instituciones europeas para que estos puedan extraer las conclusiones pertinentes. Los CES y las organizaciones de la sociedad civil podrían invitar en este contexto a representantes de la Comisión para debatir la situación nacional. Por lo demás, los CES nacionales deberían participar en las consultas nacionales de la Comisión. Es especialmente importante al respecto mantener el intercambio de opiniones y experiencias entre el CESE y los CES nacionales en lo relativo a los planes nacionales de reforma y la agenda de Lisboa.

5.4.   Aumentar la legitimación mediante una mayor participación de la sociedad civil y un refuerzo de la dimensión regional: el CESE siempre ha puesto de manifiesto que una mejor aplicación de la Estrategia de Lisboa sólo es posible si, además de la plena asunción de responsabilidad por parte de las instituciones europeas, también existe un compromiso amplio de todas las partes interesadas de la sociedad, así como una estrecha cooperación entre gobiernos e interlocutores sociales y sociedad civil, a escala tanto nacional y europea como local y regional en los Estados miembros (16).

Los coordinadores nacionales de la Estrategia de Lisboa deberían cooperar de forma sistemática con todas las partes interesadas en la elaboración, la aplicación y la evaluación de los programas nacionales de reformas.

Son necesarias medidas adicionales para promover en los Estados miembros, en el marco de los correspondientes procesos de consultas y de las competencias de los interlocutores sociales, la continuación del diálogo actual, en el cual también participen los CES nacionales añadiendo, en su caso, otros actores de la sociedad civil (ONG, organizaciones de la economía social, etc.), así como representantes de las universidades o de los llamados «laboratorios de ideas».

Cada ciclo de Lisboa podría clausurarse con una conferencia en la que participaran las principales partes interesadas y organizaciones de la sociedad civil, con el fin de realizar un inventario de los éxitos y las carencias.

Deben eliminarse los obstáculos estructurales que se oponen a una participación eficaz de los Parlamentos nacionales y a un auténtico diálogo con los interlocutores sociales y las organizaciones de la sociedad civil. Convendría, por ejemplo, evitar la fijación de plazos muy cortos, algo que ya se ha convertido en norma, para la elaboración de los programas nacionales de reformas en los meses de verano, así como la designación de responsables de la Estrategia de Lisboa que en muchos Estados miembros de la UE poco pueden hacer en materia de diálogo social.

Los gobiernos de los Estados miembros deberían informar con mayor amplitud sobre los resultados del diálogo civil y social en relación con los objetivos de Lisboa.

Con el fin de garantizar un planteamiento integrado para la cohesión territorial, social y económica, convendrá aplicar plenamente los principios de cooperación de los Fondos Estructurales en los Estados miembros de la UE, así como también aprovechar mejor el MAC en este ámbito.

Bruselas, 4 de noviembre de 2009.

El Presidente del Comité Económico y Social Europeo

Mario SEPI


(1)  En el seno de la UE existen diferencias considerables por lo que se refiere al marco institucional de la participación de la sociedad civil en la elaboración de la política nacional: aunque en muchos países ya existe un CES, la mayoría de los nuevos Estados miembros cuenta con las denominadas comisiones tripartitas (interlocutores sociales y representantes del Gobierno); otros países no disponen de CES, pero algunos disponen de formas alternativas que tienen en cuenta los intereses de la sociedad civil. El CESE se esfuerza por reunir aportaciones del mayor número posible de estos órganos representativos.

(2)  Véase CESE 1468/2005 «Aplicación de la Estrategia de Lisboa – Informe de síntesis al Consejo Europeo», 23-24 de marzo de 2006, CESE 40/2008 «Estrategia de Lisboa renovada 2008-2010: El papel de la sociedad civil organizada» - Informe de Síntesis al Consejo Europeo, 13-14 de marzo de 2008.

(3)  En relación con los éxitos y los fracasos relativos en la consecución de los objetivos de Lisboa, véase la visión de conjunto ofrecida por M.J. Rodrigues: Europe, Globalisation and the Lisbon Agenda (Europa, la globalización y la Agenda de Lisboa) (2009), p. 16.

(4)  Véase la nota 2 y el Dictamen del CESE «Gobernanza eficaz de la Estrategia de Lisboa renovada», DO C 175 de 28.7.2009, p. 13.

(5)  Véase http://www.eurofound.europa.eu/ewco/reports/TN0403TR01/TN0403TR01_3.htm, Part-time work in Europe, Dublin-Foundation, 2004.

(6)  Véase el conjunto de indicadores sobre la calidad del empleo aprobado en el Consejo de Laeken de 2001: COM(2001) 313 final «Políticas sociales y de empleo - Un marco para invertir en la calidad».

(7)  Véase también la resolución del Parlamento Europeo PT_TA(2008)0467 de 9 de octubre de 2008.

(8)  «Comunicación de la Comisión al Consejo Europeo – Un Plan Europeo de Recuperación Económica», COM(2008) 800 final, 16.11.2008.

(9)  Para una visión de conjunto de los convenios correspondientes concluidos entre los interlocutores sociales europeos, véase: http://europa.eu/legislation_summaries/employment_and_social_policy/social_dialogue/c10132_es.htm.

(10)  Resolución del Parlamento Europeo de 19 de febrero de 2009 sobre economía social (2008/2250(INI)).

(11)  Véase el Dictamen del CESE sobre «Un Plan Europeo de Recuperación Económica», DO C 182 de 4.8.2009, p. 71, punto 5.4.

(12)  En este sentido, hay que saludar el establecimiento del Foro de Integración Europeo que, bajo los auspicios del CESE, aúna a las instituciones de la UE, a las partes implicadas y a ONG.

(13)  Véase el Dictamen del CESE sobre «Reforma presupuestaria y futura financiación de la UE», DO C 204 de 9.8.2008, p. 113.

(14)  Véase COM(2001) 313 final «Políticas sociales y de empleo: Un marco para invertir en la calidad».

(15)  El CESE manifiesta no interferir de manera alguna en los procesos de consulta de los interlocutores sociales, sus competencias y su legitimidad en cada Estado miembro.

(16)  Véase el Dictamen del CESE «Gobernanza eficaz de la Estrategia de Lisboa renovada», DO C 175 de 28.7.2009, p. 13.


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