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Document 52014DC0537
REPORT FROM THE COMMISSION TO THE EUROPEAN PARLIAMENT AND THE COUNCIL Annual Report on the European Union's Humanitarian Aid and Civil Protection Policies and their Implementation in 2013
INFORME DE LA COMISIÓN AL PARLAMENTO EUROPEO Y AL CONSEJO Informe Anual sobre las políticas de protección civil y ayuda humanitaria de la Unión Europea y su ejecución en 2013
INFORME DE LA COMISIÓN AL PARLAMENTO EUROPEO Y AL CONSEJO Informe Anual sobre las políticas de protección civil y ayuda humanitaria de la Unión Europea y su ejecución en 2013
/* COM/2014/0537 final */
INFORME DE LA COMISIÓN AL PARLAMENTO EUROPEO Y AL CONSEJO Informe Anual sobre las políticas de protección civil y ayuda humanitaria de la Unión Europea y su ejecución en 2013 /* COM/2014/0537 final */
Índice Aspectos principales. 3 Contexto mundial 4 Emergencias cada
vez más frecuentes. 4 Violaciones del
Derecho humanitario internacional 5 Una coyuntura
económica difícil 5 OPERACIONES de ayuda humanitaria. 6 Preparación frente
a las catástrofes y resiliencia. 11 Iniciativa «Niños
de la Paz» de la UE. 12 Relación con otros
instrumentos de la UE. 12 Operaciones de protección civil 13 Recursos humanos y financieros. 15 Política de ayuda humanitaria y
protección civil 18 Conclusión. 20
Introducción El presente
Informe Anual pasa revista a los principales logros estratégicos y actividades
de la Comisión Europea en el ámbito de la ayuda humanitaria y la protección
civil, llevados a cabo principalmente mediante la Dirección General de Ayuda
Humanitaria y Protección Civil (ECHO) durante 2013. El informe no describe en
detalle la totalidad de los trabajos y actuaciones emprendidos, sino que pasa
revista a las principales actividades y a las grandes novedades. El mandato
de ECHO abarca tanto la asistencia humanitaria como la protección civil. Estos
son los dos grandes mecanismos que permiten a la Unión Europea (UE) garantizar
la prestación de asistencia de emergencia rápida y efectiva a las personas que
padecen las consecuencias inmediatas de las catástrofes. La ayuda
humanitaria prestada por la UE ofrece asistencia de emergencia a las
personas más necesitadas en terceros países. Es una tabla de salvación para las
víctimas de catástrofes tanto naturales como de origen humano y sirve para
preparar a las comunidades víctimas de crisis recurrentes a hacer frente a los
efectos de futuras situaciones de emergencia. Complementarias de la asistencia
humanitaria, las operaciones de protección civil ofrecen apoyo inmediato
con equipos de expertos, material de rescate y seguimiento en tiempo real del
desarrollo de las catástrofes, tanto dentro como fuera de la Unión Europea. Cuando
ocurre una catástrofe, se necesita asistencia inmediatamente. En este contexto,
las posibilidades de supervivencia pueden depender de la oportuna y eficaz
intervención de la comunidad internacional. Más de la mitad[1] de la
financiación mundial para hacer frente a las necesidades de las personas
afectadas por catástrofes naturales y de origen humano procede de la UE y de
sus Estados miembros. Mediante sus acciones humanitarias, la UE
responde inmediatamente a las catástrofes, prepara a las comunidades para
futuros retos y promueve decididamente el respeto del Derecho humanitario internacional. Aspectos principales Merced
a los instrumentos de ayuda humanitaria y protección civil, la UE prestó en
2013 un importante volumen de asistencia de emergencia basada en las
necesidades, con una financiación total de 1 353 millones EUR en créditos
de compromiso[2].
Algunos
hechos y cifras clave: ·
recibieron ayuda unos 124 millones de personas[3]
afectadas por catástrofes naturales, de origen humano o de larga duración; ·
se prestó ayuda humanitaria en más de 90 países no
pertenecientes a la UE; ·
la UE, junto con sus Estados miembros, ha estado en la vanguardia
de todas las grandes crisis en el mundo, en particular en la respuesta a
la crisis siria, y fue el mayor donante de ayuda internacional; ·
durante la megacatástrofe desencadenada por el tifón Haiyan en
Filipinas se movilizó una colaboración de la UE sin precedentes; la UE y
sus Estados miembros donaron 180 millones EUR, además de prestar asistencia en
especie; ·
la iniciativa Voluntarios de Ayuda de la UE[4] ha
adquirido carta de naturaleza; ofrecerá 18 000 oportunidades de
voluntariado entre 2014 y 2020; ·
el
Mecanismo de Protección Civil de la UE[5]
se activó en 36 ocasiones (a raíz de solicitudes de asistencia, para
prealertas, y/o supervisión). En
2013 se alcanzó un hito con la inauguración en mayo del Centro Europeo de
Coordinación de la Respuesta a Emergencias (CECRE), que facilita
enormemente la gestión de las operaciones —especialmente en términos de
coordinación y reacción ante las catástrofes— con un sistema plenamente
operativo las 24 horas del día y los 7 días de la semana (a partir del 1 de
octubre de 2013). La misión fundamental del CECRE consiste en prestar apoyo
operativo y llevar a cabo campañas de sensibilización y análisis situacionales
integrados para la coordinación de las acciones mediante instrumentos de ayuda
humanitaria y de protección civil. Contexto mundial Emergencias cada vez más frecuentes En todo el
mundo, las catástrofes naturales están aumentando en frecuencia, complejidad y
gravedad, y se ven exacerbadas por retos como el cambio climático, la
urbanización galopante y el subdesarrollo. Los conflictos armados y las crisis
prolongadas también muestran tendencias preocupantes en todo el mundo. En su
calidad de mayor donante mundial de ayuda humanitaria, la UE y sus Estados
miembros han respondido con determinación a estos desafíos a lo largo de 2013. El año 2013
se caracterizó por un elevadísimo número de crisis y catástrofes humanitarias,
y por un contexto de gran vulnerabilidad. Las tendencias
anuales indican que las necesidades superan cada vez más los recursos
disponibles. La prestación de ayuda humanitaria y protección civil es también
cada vez más compleja y, debido a la frecuencia e intensidad de las catástrofes
naturales que dejan grandes secuelas, las crisis humanitarias son menos
previsibles que antes. Las
estadísticas publicadas por el Centro de Investigación sobre Epidemiología de
las Catástrofes (CRED)[6] y la
Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Catástrofes
(UNISDR)[7] indican
que, a lo largo de 2013, se produjeron 356 catástrofes naturales de diversa
magnitud[8].
Estas catástrofes causaron la muerte a más de 20 000 personas y afectaron
a 99 millones de personas en todo el mundo. A nivel mundial, Asia fue una
vez más el continente más castigado por las catástrofes naturales. Así se
refleja tanto en el número de catástrofes (44 % de las catástrofes a nivel
mundial), como en el número de víctimas (80 %). El impacto de las
catástrofes en las economías menos desarrolladas es particularmente
significativo: por ejemplo, los daños provocados por el tifón Haiyan en
Filipinas, y por las inundaciones en Bangladesh y Mozambique. África se vio
gravemente afectada por la sequía y las inundaciones. Las catástrofes de mayor
envergadura tuvieron consecuencias devastadoras y variadas, como la pérdida de
vidas humanas y la destrucción de viviendas, cultivos y medios de subsistencia. Violaciones del Derecho humanitario internacional Los
conflictos armados no internacionales siguen siendo la principal causa de las
catástrofes de origen humano, y las poblaciones civiles se hallan cada
vez más expuestas a situaciones de violencia y sufrimiento por este motivo.
Este tipo de conflictos se suele caracterizar por el desprecio de las personas
involucradas por el Derecho humanitario internacional (DHI) y los principios en
los que se sustenta. A lo largo de 2013, las
organizaciones humanitarias tuvieron crecientes problemas para acceder a las
personas que necesitaban ayuda. Los Gobiernos y los grupos armados o milicias
suelen restringir el espacio humanitario, llegando en ocasiones a ignorar la
protección más básica garantizada por el DHI. Las restricciones de
acceso impuestas a las organizaciones humanitarias fueron
más frecuentes en las zonas de conflicto y/o en aquellos lugares donde el
Estado de Derecho quedó manifiestamente en suspenso por problemas políticos. En 2013, la
situación general y el entorno operativo se han ido deteriorando, especialmente
en Siria, Afganistán y la República Centroafricana. En otros países no se han
observado mejoras en materia de seguridad desde el año pasado, en particular en
Somalia, la República Democrática del Congo y Yemen. En
muchas zonas de conflicto (por ejemplo, Somalia y la República Centroafricana)
los trabajadores humanitarios han sido testigos de prácticas bélicas
especialmente brutales, por ejemplo ataques a civiles como objetivo militar y
el uso de la violencia sexual como arma de guerra. La incidencia de las agresiones contra el personal humanitario,
en forma de secuestros, expulsiones y asesinatos, se situó al mismo nivel que
en 2012. Los agentes humanitarios han de hacer frente constantemente a tales
riesgos para atenuarlos. Una coyuntura económica difícil Dado
el impacto de las catástrofes a escala mundial, se ha ampliado considerablemente
la capacidad de respuesta de la comunidad humanitaria internacional en los
últimos años. En 2013, las Naciones Unidas
hicieron el mayor llamamiento de financiación consolidada de la historia, por
un valor de 13 000 millones USD para las necesidades humanitarias en 24
países. Se observa una falta de correspondencia cada vez mayor entre
unas necesidades humanitarias a nivel mundial que no dejan de crecer y unos
recursos financieros disponibles cada vez más escasos para hacerles frente.
Este fenómeno es especialmente evidente en la situación de crisis económica y
financiera que viven muchos de los países donantes occidentales. La
vulnerabilidad crónica existente en numerosos lugares del mundo se ve agravada
por la crisis económica global. Ello
implica que los donantes deben intensificar sus esfuerzos para responder a las
catástrofes con más eficiencia, aprovechando aún mejor sus limitados recursos.
En el caso de la Comisión, se trata de encontrar la forma de mejorar su
eficiencia cuando colabora con sus socios. OPERACIONES de ayuda humanitaria De
conformidad con el artículo 214 del Tratado de Funcionamiento de la Unión
Europea (TFUE), el Reglamento sobre la ayuda humanitaria[9] y el Consenso
europeo de ayuda humanitaria[10],
el mandato de la UE es salvar y preservar vidas humanas. Las operaciones de la
Unión Europea tienen también por objeto evitar o reducir el sufrimiento y
salvaguardar la dignidad y la integridad de las personas, prestándoles socorro
y protección en momentos de crisis humanitarias. La Comisión facilita asimismo
la coordinación con y entre los Estados miembros de la UE en la acción
humanitaria y política, con el fin de aumentar la eficiencia y la
complementariedad[11]
de la asistencia humanitaria. La
prioridad general es velar por que la ayuda se gestione con la mayor eficiencia
posible, garantizando de ese modo que la asistencia que la UE presta a las
personas necesitadas surta el máximo efecto y respete los principios del
Derecho internacional. La Unión Europea defiende en todo momento los principios
humanitarios de imparcialidad, neutralidad, humanidad e independencia, y
presta asistencia al margen de cualquier agenda política y con independencia de
la nacionalidad, religión, sexo, origen étnico o afiliación política de las
víctimas. En 2013, la UE financió operaciones en distintas situaciones de
emergencia causadas por catástrofes naturales: ·
El
ciclón tropical Haiyan golpeó Filipinas en noviembre de
2013, dejando a su paso daños y una desolación sin precedentes. El tifón, uno
de los más devastadores de la historia, dejó miles de muertos, desplazó a unos
4 millones de personas y afectó a entre 14 y 16 millones de personas. Los
equipos de expertos de protección civil y ayuda humanitaria de la UE fueron
desplegados en las zonas más castigadas en cuestión de horas después de la
catástrofe para apoyar las tareas de auxilio y evaluar las necesidades más
acuciantes. La UE y sus Estados miembros prestaron ayuda humanitaria y ayuda en
especie por un valor superior a los 180 millones EUR. A petición del Gobierno
de la República de Filipinas, se activó el Mecanismo de Protección Civil de la UE, lo que
permitió mejorar la coordinación de los esfuerzos europeos de ayuda y la
facilitación de la logística, en particular gracias a las contribuciones de la
UE a los costes de transporte. La Comisión comprometió apoyo para contribuir a
la rehabilitación a medio plazo, ayudando así a la población en sus esfuerzos
por reconstruir sus vidas. http://ec.europa.eu/echo/files/aid/countries/factsheets/philippines_haiyan_en.pdf ·
En
todo el Sahel, la crisis alimentaria y
nutricional persistente siguió poniendo en peligro las vidas de millones de
personas: casi 16 millones de personas vivían en riesgo de carencia alimentaria
y, de ellos, 8 millones necesitaban asistencia alimentaria de emergencia. El
refuerzo de la resiliencia de las comunidades más vulnerables para resistir a
las futuras crisis fue una de las prioridades en 2013. Los hogares vulnerables
estaban luchando para recuperarse tras la grave crisis alimentaria y
nutricional que afectó a la región en 2012. A tal fin, la UE ha desempeñado un
papel decisivo en el establecimiento de la iniciativa AGIR-Sahel[12], que reúne a todas las
partes interesadas en torno a la persecución de un objetivo de «hambre cero»
para el Sahel en los próximos 20 años. El apoyo a una mayor resiliencia es una
prioridad política clave tanto a escala mundial como en Europa. La hoja de ruta
regional de las prioridades de resiliencia de AGIR, que establece los
principios, las acciones prioritarias y los indicadores con gran detalle, fue
adoptado formalmente en París en abril de 2013 por las principales organizaciones
regionales y los donantes que prestan apoyo en el Sahel. http://ec.europa.eu/echo/files/aid/countries/factsheets/sahel_en.pdf ·
Tres
años después del devastador terremoto de 2010, las necesidades humanitarias en Haití
siguen siendo elevadas. De los 1,5 millones de personas que había en un
principio, 130 000 siguen desplazadas, el país aún sufre la epidemia de
cólera más grande del mundo y se enfrenta a una inseguridad alimentaria
estructural. La UE siguió plenamente comprometida a ayudar a los supervivientes
en Haití. En 2013, se asignó un importe de 30,5 millones EUR de ayuda
humanitaria de la UE destinada a las personas sin hogar, las víctimas del
cólera, así como los afectadas por el huracán Sandy y la tormenta tropical
Isaac. Con el apoyo financiero de la UE, las organizaciones humanitarias
llevaron a cabo una amplia gama de operaciones de emergencia. Como ejemplo de
resultados concretos de los esfuerzos de la UE en la lucha contra la epidemia
de cólera, en el primer año tras el brote la financiación de la UE permitió
ofrecer tratamiento a 158 814 personas, apoyo a 26 centros de salud y 42
unidades de tratamiento, rehidratación oral a 122 500 personas, acceso a mejores
instalaciones de saneamiento a 894 511 personas y distribución de equipos
de higiene a 1,3 millones de personas. La respuesta de la UE contribuyó a
reducir el número de nuevos casos y a salvar un número significativo de vidas
humanas, reduciéndose a la mitad la tasa de mortalidad, que pasó de un
2,4 % en noviembre de 2010 a un 1,2 % en diciembre de 2013.
http://ec.europa.eu/echo/files/aid/countries/factsheets/haiti_en.pdf Además, la UE prestó asistencia
humanitaria para hacer frente a las consecuencias de las siguientes catástrofes
naturales: ·
sequías en: Camboya, Vietnam, Laos, México, Yibuti y Etiopía; ·
inundaciones en: Bangladesh, Camboya, Vietnam, Laos, India, Etiopía,
Kenia, Mozambique, Nigeria, Santa Lucía, y San Vicente y las Granadinas; ·
ciclones/huracanes/tormentas tropicales en: Filipinas, Bangladesh,
Camboya, Vietnam, República Dominicana, Cuba, Haití, Jamaica, y el Pacífico; ·
terremotos en: Filipinas e Indonesia; ·
epidemias en: Afganistán, Burkina Faso, Somalia, República
Democrática del Congo, Nigeria, Zimbabue, Kenia, República Dominicana, México,
Laos y Kirguistán. En respuesta a las
catástrofes naturales, la Comisión adoptó una doble estrategia: ·
respuesta
rápida, prestando ayuda humanitaria y facilitando y coordinando la asistencia
destinada a la protección civil; ·
preparación
ante las catástrofes, identificando las zonas geográficas y las poblaciones más
vulnerables a las catástrofes naturales, en beneficio de las cuales se
establecen programas específicos de preparación. En
2013, la UE prosiguió su apoyo a los programas DIPECHO[13]
en el sur del Cáucaso (Armenia, Azerbaiyán y Georgia), el Caribe, América
Central, América del Sur, el Pacífico, África Austral y Asia Central. En términos de crisis de origen humano, la UE prestó apoyo
a operaciones de socorro en varios conflictos, algunos de los cuales se
consideran ahora crisis prolongadas y complejas: ·
El conflicto y la guerra civil de gran alcance en Siria, con
un éxodo masivo de refugiados sirios a los países vecinos (en particular,
Líbano, Turquía, Jordania e Irak), requirió desde el principio una respuesta
humanitaria de la UE a gran escala. Se calcula que, a finales de 2013, 9,3 millones
de personas, casi la mitad de ellos niños, estaban afectadas por la violencia
continua y precisaban asistencia humanitaria dentro de Siria. A finales de
2013, había unos 6,5 millones de personas desplazadas dentro del país, mientras
que el número de refugiados en los países vecinos —más de 2,3 millones en
diciembre— pone de manifiesto la compleja dimensión regional de la catástrofe.
La ayuda europea ha llegado a la población afectada por la crisis en Siria, así
como a los refugiados y las comunidades de acogida en la región, y ha tenido
una incidencia inmediata en las personas que necesitan asistencia. En 2013, la
UE destinó 350 millones EUR a la ayuda humanitaria, que, sumados a la
financiación de años anteriores, elevó la respuesta total de la UE y sus
Estados miembros a más de 2 000 millones EUR desde finales de 2011. Por
otra parte, se prestó asistencia material (ambulancias, calentadores, mantas,
paquetes higiénicos, etc.) a los países vecinos que acogen a refugiados sirios.
Esta cooperación incluía asimismo apoyo de otros Estados miembros a Bulgaria,
que hubo de hacer frente a lo largo del año a una creciente afluencia de
refugiados sirios. Mientras que las operaciones
humanitarias de la Comisión dieron prioridad a las operaciones de salvamento en
Siria y en los países vecinos, con especial atención a las personas más
vulnerables, incluidos los desplazados internos, los refugiados y las
comunidades de acogida[14],
otros instrumentos de la UE (IEVA, ICD, IdE, IPA)[15]
se orientaron hacia la estabilización y las operaciones a medio y a largo
plazo, centrándose principalmente en el desarrollo de las capacidades de las
autoridades locales y la mejora de los servicios básicos (higiene, salud y
educación) a las comunidades de acogida, así como la mejora de las condiciones
de subsistencia de estas comunidades. Los distintos servicios de la Comisión y
del Servicio Europeo de Acción Exterior (SEAE) mantuvieron regularmente
reuniones de coordinación sobre la crisis siria para debatir las estrategias y
la programación, con el fin de maximizar el impacto de la respuesta de la UE y
evitar cualquier riesgo de duplicación. La UE desempeñó un importante
papel recabando financiación adicional de otros donantes, y veló por que la
ayuda se destinara a satisfacer las necesidades de la población desplazada en
todo el territorio sirio, y no solo en los puntos más conflictivos. También
promovió el acceso humanitario con el fin de aumentar el número de
organizaciones de socorro autorizadas a prestar asistencia dentro de Siria para
hacer frente al aumento de las necesidades. Entre las acciones prioritarias
cabe destacar el libre acceso a las zonas de conflicto en todo el país y la
exigencia de que los civiles (incluidos el personal humanitario y médico) y las
instalaciones estuvieran adecuadamente protegidos. http://ec.europa.eu/echo/files/aid/countries/factsheets/syria_en.pdf
·
La
UE prestó una importante ayuda humanitaria (77 millones EUR) a la población del
norte de Mali afectada por el conflicto armado en curso. Casi el
70 % de las instalaciones sanitarias estaban en funcionamiento y unas
900 000 personas se beneficiaron de la asistencia alimentaria específica
gracias al apoyo prestado por los socios de la UE. A partir de 2013, la
Comisión garantizó un uso coordinado de los instrumentos de ayuda humanitaria y
cooperación al desarrollo de la UE en la fase de transición. Además, el
Instrumento de Estabilidad[16] asignó 20
millones EUR para acciones de estabilización y seguridad a corto plazo. Parte
de la asistencia humanitaria de la UE a Mali fue aprobada mediante una decisión
VARD/FED[17] por un
valor de 23 millones EUR. Esta dotación estaba destinada a facilitar el acceso
a los servicios básicos durante el período transitorio, mientras que la
Comisión, a través de la DG DEVCO, asumió un primer compromiso de 225 millones
EUR en un contrato de consolidación estatal para ayudar al Gobierno de Mali en
la restauración de la autoridad del Estado, la ley, el orden y la democracia,
así como la prestación de servicios básicos en todo el país. La UE apoyó activamente a los refugiados en ambos países
restableciendo el acceso a la asistencia sanitaria, centrándose en la nutrición
y la asistencia alimentaria y ofreciendo protección. http://ec.europa.eu/echo/files/aid/countries/factsheets/mali_en.pdf ·
La
República Centroafricana (RCA) sufre una situación humanitaria
catastrófica desde diciembre de 2012. Durante demasiado tiempo, la crisis no
recibió demasiada atención de la comunidad internacional en sentido amplio.
Sensibilizar sobre la situación en la RCA fue una prioridad importante de la
Comisión en 2013, y la Comisaria Georgieva llevó a cabo dos misiones en el país
y coorganizó una reunión de alto nivel sobre la crisis en la Asamblea General
de las Naciones Unidas de 2013, junto con las Naciones Unidas y Francia. La UE
asignó 39 millones EUR de ayuda humanitaria para la RCA, lo que la convierte en
el principal donante internacional del país. De esta suma, 18,5 millones EUR se
concedieron antes de mediados de diciembre de 2013, cuando la violencia entre
comunidades aumentó de forma alarmante después del 5 de diciembre de 2013,
forzando a cientos de miles de personas en la capital, Bangui, y en todo el
país a huir de sus hogares. La mayoría de las acciones financiadas se centraron
en actividades destinadas a salvar vidas. En la mayoría de los casos, los
fondos se asignaron a proyectos de salud para que las personas más vulnerables
pudieran recibir asistencia sanitaria primaria y secundaria, ya que el sector
de la salud pública es esencialmente inexistente en la mayoría de las regiones
del país. Por otra parte, la UE organizó puentes aéreos al país para apoyar el
transporte de socorro humanitario y personal de ayuda en un entorno de
seguridad extremadamente difícil. La UE organizó un puente aéreo especial desde
Europa, que transportó 37 toneladas de suministros médicos, y dos vuelos desde
Nairobi con refugios y artículos de emergencia para más de 100 000
personas desplazadas (mantas y artículos del hogar básicos como enseres de
cocina, jabón o mosquiteros). A fin de intervenir con rapidez, la UE adquirió
directamente y envió más de 20 000 toldos para la construcción de centros
de acogida para las personas desplazadas en Bangui y en el medio rural.
http://ec.europa.eu/echo/files/aid/countries/factsheets/car_en.pdf A lo largo del año,
la UE siguió prestando especial atención a las «crisis olvidadas» del
mundo, dedicando el 15 % de la financiación global a prestar asistencia a
los afectados por las catástrofes, a menudo prolongadas, que escapan en gran
medida a la atención de la comunidad internacional. La respuesta de la
UE a las crisis siguió basándose en las necesidades y adaptándose a las
circunstancias específicas de cada situación. La ayuda se prestó con medios y
en sectores variados, como salud (por ejemplo, ayuda psicológica, financiación
de clínicas), protección (incluidas actividades para hacer frente a la
violencia sexual), suministro de alimentos y productos no alimenticios,
refugios, higiene y saneamiento, reconstrucción y rehabilitación. El cuadro que
figura a continuación muestra la distribución de la ayuda por sectores de
intervención en 2013[18]: Preparación frente a las catástrofes y resiliencia La
importancia de desarrollar la preparación y la resiliencia de las comunidades
vulnerables queda demostrada por sus repercusiones a largo plazo en las vidas y
los medios de subsistencia de dichas comunidades después de crisis de gran
magnitud, como el terremoto de Haití en 2010 y la pertinaz sequía en el Cuerno
de África y el Sahel. Estas catástrofes han puesto de manifiesto hasta qué
punto es vital dar una respuesta adecuada a las necesidades en materia de
rehabilitación y desarrollo a largo plazo desde las fases más tempranas de la
respuesta humanitaria. Con el fin de reducir los efectos devastadores de las
catástrofes recurrentes y mejorar verdaderamente las perspectivas de desarrollo
sostenible, es esencial que los agentes humanitarios y de desarrollo trabajen
codo con codo. La Comisión, a través de ECHO y EuropeAid, redobló sus esfuerzos
en materia de resiliencia en los países más propensos a las crisis. La
Comunicación sobre resiliencia de la Comisión y su plan de acción constituyen
el marco operativo y estratégico para la intensificación de los esfuerzos de la
UE encaminados a promover al desarrollo de la capacidad de resiliencia a
distintos niveles y en el contexto de una amplia cobertura geográfica. En
2013, la Comisión prosiguió sus esfuerzos encaminados a reforzar las
iniciativas de resiliencia, como las grandes iniciativas AGIR y SHARE[19],
cuyo objetivo es aumentar el nivel de preparación de los países de África
occidental y oriental ante catástrofes naturales recurrentes. http://ec.europa.eu/echo/en/what/humanitarian-aid/resilience
Además,
la Comisión ha colaborado con los Estados miembros con miras al desarrollo de
una posición de la UE para contribuir a dar forma a una revisión ambiciosa del Marco
de Acción de Hyogo, que deberá acordarse en una conferencia
internacional en 2015, basándose también en la experiencia y los logros
registrados en Europa, y con objeto de estimular las sinergias entre la
reducción del riesgo de catástrofe y la adaptación al cambio climático. Por otro lado, como parte del sistema humanitario
internacional, la UE desempeñó un papel decisivo animando a otros países y
regiones a participar en mayor grado en la preparación y la respuesta
humanitaria. Se trata, en particular, de colaborar con las economías emergentes
a fin de movilizar más eficazmente los recursos para la acción humanitaria y la
respuesta ante las catástrofes. Iniciativa «Niños de la Paz» de la UE Con la
iniciativa «Niños de la paz», la UE prosiguió su compromiso para ayudar a las
niñas y los niños de todo el mundo que no pueden crecer en un entorno de paz.
Creada en 2012 a raíz de la concesión del Premio Nobel de la paz a la UE, la
Iniciativa ha financiado iniciativas en el ámbito de la educación para más de
28 000 niños víctimas de conflictos de Pakistán, Etiopía, República
Democrática del Congo, Colombia, y refugiados sirios en Irak. Los proyectos
ofrecen a los niños acceso a un entorno educativo seguro, así como apoyo
psicológico para curar sus experiencias traumáticas de guerra. En noviembre de
2013, la UE confirmó su decisión de continuar e intensificar la iniciativa,
anunciando fondos adicionales para nuevos proyectos en 2014 con el fin de
aportar asistencia a 80 000 niños y niñas. http://ec.europa.eu/echo/en/what/humanitarian-aid/children-of-peace
Relación con otros instrumentos de la UE Las operaciones de
ECHO tratan de asegurar la coherencia y la complementariedad con las medidas
financiadas por otros instrumentos de la UE. Basándose en acciones anteriores
de DIPECHO, el Instrumento de Estabilidad financió a 3 000 brigadistas en
Haití para reforzar los mecanismos de respuesta de las estructuras públicas de
protección civil. Otro ejemplo digno de mención es la contribución de las
acciones de emergencia financiadas por la UE al desarrollo a largo plazo: los
refugios a prueba de ciclones tienen una duración de más de diez años,
ofreciendo a los supervivientes un hogar más allá de la fase de primeros
auxilios; las actividades de generación de ingresos financiadas por la UE,
combinadas con las ayudas al alquiler, contribuyen en la mayoría de los casos a
restablecer los mecanismos de respuesta y las actividades económicas
sostenibles a pequeña escala. El CECRE prestó apoyo a
Estados miembros de la UE y a Estados asociados durante catástrofes y crisis
dentro y fuera del territorio de la Unión, mediante el servicio de gestión de
emergencias de Copernicus, que es gestionado por la Comisión Europea. El CECRE también se benefició del apoyo técnico y
analítico del servicio científico propio de la Comisión, el Centro Común de
Investigación. Por último, la respuesta directa de ayuda humanitaria de
la UE y las medidas de control en relación con las epidemias de cólera se
pusieron en práctica en conjunción con los importantes proyectos de desarrollo
institucional y de infraestructura financiados mediante los instrumentos de
desarrollo de la UE. Operaciones de protección civil La Comisión
se afana por fomentar y facilitar la cooperación entre los 32 Estados que
participan en el Mecanismo de Protección Civil de la UE (MPCUE) con el
fin de mejorar la prevención, la preparación y la protección ante las
catástrofes naturales, tecnológicas o de origen humano, dentro y fuera de
Europa. En
2013, el MPCUE fue activado en 36 ocasiones, incluidas
solicitudes de asistencia, prealertas y actividades de supervisión. La mayoría de estos casos se referían a catástrofes
naturales (condiciones meteorológicas difíciles, tormentas, incendios
forestales, inundaciones, ciclones tropicales, terremotos, tsunamis, etc.), y
diez, a catástrofes de origen humano (creación de campamentos de asentamiento
de refugiados debido a disturbios civiles, y accidentes químicos y de
transporte). Se presentaron cuatro solicitudes de asistencia por parte de los
Estados participantes y doce procedentes de países que no participan en el
MPCUE. El nuevo Centro
Europeo de Coordinación de la Respuesta a Emergencias (CECRE), que se creó
dentro de ECHO en mayo de 2013, como sucesor del
Centro de Control e Información (CCI), es el centro operativo del MPCUE. Sus
principales activos son: la capacidad para hacer frente a emergencias
simultáneas en husos horarios diferentes; controlar los peligros 24 horas/7
días; recopilar y analizar información sobre las catástrofes en tiempo real;
preparar los planes de despliegue de expertos, material y equipos; y trabajar
con los Estados miembros para hacer un inventario de activos disponibles y
coordinar los esfuerzos de respuesta de la UE en caso de catástrofe, adaptando
las ofertas de ayuda a las necesidades del país afectado. El CECRE actúa como centro de información y único punto de
entrada para las solicitudes de asistencia de los Estados miembros de la UE. También
desempeña un papel decisivo en el fomento de la concienciación sobre las situaciones
que requieren una respuesta en caso de catástrofe dentro de la Comisión, las
demás instituciones y los Estados miembros. Por lo que
se refiere a las catástrofes naturales, en 2013 el mecanismo se activó
en respuesta a ciclones tropicales en Filipinas,
Myanmar y Madagascar; inundaciones en Europa
central, y Nigeria; incendios forestales en Portugal y Bosnia y Herzegovina, y
condiciones meteorológicas extremas en el norte de Europa. Los
países participantes en el MPCUE brindaron asistencia a Jordania, Líbano y
Bulgaria a fin de respaldar los esfuerzos desplegados por los Gobiernos
nacionales para hacer frente a los flujos de refugiados en sus territorios a
raíz de la crisis siria. La complementariedad entre la ayuda humanitaria y
la protección civil estuvo garantizada en todos estos casos. La
Comisión apoya asimismo las actividades de prevención y preparación ante las
catástrofes dentro de la UE, en el marco de la política de protección civil y
en cooperación con los Estados miembros. Dichas actividades abarcan, entre
otras cosas, la formación de personal especializado en protección civil y
ejercicios a gran escala, intercambios de expertos y proyectos de cooperación
sobre prevención y preparación. En
2013, en apoyo de las operaciones sobre el terreno, la Comisión ofreció a los
Estados miembros de la UE y a los usuarios asociados mapas de referencia,
alcance y clasificación de daños utilizando el servicio Copernicus (servicio de
gestión de emergencias y operaciones iniciales GMES), para el que el CECRE es
el punto de entrada único de activación. En 2013, el servicio se activó en 42
ocasiones (18 veces por inundaciones y 11 en relación con crisis de refugiados
y personas desplazadas internamente) y generó mapas por satélite para diversos
tipos de catástrofes o crisis. Recursos humanos y financieros Por
segundo año consecutivo, la ayuda humanitaria de la UE superó los 1 300
millones EUR en créditos de compromiso en el presupuesto de la UE. Esta
cifra récord obedece a un aumento sustancial del importe inicial de los
créditos de compromiso y al correspondiente aumento del número de
intervenciones y víctimas que pudieron ser atendidas. Sin embargo, los
incrementos en los créditos de pago, aunque importantes, no satisficieron en su
totalidad las necesidades derivadas de anteriores y nuevos compromisos
jurídicos (contratos). Durante
2013, la Comisión estableció, por tanto, una serie de medidas ad hoc,
esencialmente reagrupando los calendarios de pagos, con el fin de hacer frente
a las limitaciones financieras. El director general de la DG ECHO (en calidad
de ordenador de pagos por delegación), en el pleno respeto del principio de
buena gestión financiera, presentó solicitudes para reforzar el presupuesto y
adoptó medidas de mitigación ad hoc para gestionar el insuficiente nivel
de créditos de pago, que incluían la reducción de los anticipos
(prefinanciaciones) y el aplazamiento de los pagos finales. De esta forma se
aseguró la continuidad de las operaciones, y la Comisión pudo alcanzar sus
objetivos operativos, si bien el impacto financiero de estas medidas generó
algunos problemas de flujo de efectivo, en particular para algunas de las ONG
asociadas más pequeñas. Aproximadamente
el 98 % del presupuesto de ayuda humanitaria y protección civil de la UE
de 2013 se utilizó para actividades operativas, mientras que aproximadamente el
2 % cubrió aspectos políticos y administrativos. Con respecto a los
recursos humanos, el 53 % corresponde a personal operativo, mientras que
el resto se divide entre el personal de apoyo administrativo y estratégico. Se
alcanzaron niveles históricos de asistencia, que fueron posibles gracias a una
mayor productividad general impulsada por la modernización de los
procedimientos, la simplificación y la racionalización de los procesos. Esta
optimización fue resultado de la revisión de los procesos de gestión internos,
puesta en marcha en 2011. Esta revisión ha sido una prioridad clave de gestión
en los últimos años, con el objetivo de optimizar los procesos internos y los
sistemas de apoyo para conseguir una mayor eficiencia y una mejor
calidad/eficacia en ECHO. El objetivo último es mejorar la forma en que se hace
frente a las catástrofes, reduciendo así su devastador impacto en las
poblaciones afectadas y en su modo de vida. Se
prestó financiación de la UE a las siguientes regiones (cifras redondeadas, en
millones EUR en créditos de compromiso)[20]: Al
igual que en años anteriores, en 2013 el grueso de los fondos de la UE se
destinó a África (40 %). También se prestó una ayuda sustancial en Oriente
Medio (Siria y los países vecinos), y en Asia Central y el Sudeste Asiático
para las catástrofes naturales registradas en estas regiones. La
UE no ejecuta directamente los programas de asistencia humanitaria[21].
Como donante de ayuda humanitaria, la UE desempeña su misión financiando
acciones que son ejecutadas por organizaciones asociadas que han firmado un
Acuerdo Marco de Asociación (AMA) con la UE. Colaboran con la UE en calidad de
socios una amplia gama de organizaciones profesionales [ONG europeas y
organizaciones internacionales como la Cruz Roja y las distintas agencias de
las Naciones Unidas con las que la Comisión ha firmado un Acuerdo Marco
Financiero y Administrativo (AMFA)]. Las agencias especializadas de los Estados
miembros también se cuentan entre los socios humanitarios de la UE. La
amplia variedad de socios que se dedican a la ejecución de los programas
permite a la UE satisfacer una lista creciente de necesidades en diferentes
partes del mundo, a menudo en situaciones cada vez más complejas. Las
subvenciones y contribuciones gestionadas por la Comisión se otorgan previa
selección de las mejores propuestas recibidas. El desglose de los acuerdos de
ayuda humanitaria firmados en 2013 es el siguiente: ·
48 %
de acciones ejecutadas por ONG (115 socios); ·
42 %
por agencias de las Naciones Unidas (16 socios); ·
9 %
por organizaciones internacionales (3 socios); ·
1 %
como contrato directo de ECHO Flight (2 socios). En
2013, la Comisión contaba con 321 efectivos trabajando en su sede de la DG ECHO
en Bruselas. Para poder dar respuesta a las catástrofes en países no
pertenecientes a la UE, la Comisión ha mantenido su singular red de expertos
ECHO sobre el terreno desplegada en todo el mundo. 149 expertos de campo y 315
empleados locales hacen un total de 464 personas trabajando en 39 oficinas
exteriores ECHO de la Comisión a 31 de diciembre de 2013. Su principal
responsabilidad es llevar a cabo las evaluaciones de las necesidades
inmediatamente después de una catástrofe y supervisar la ejecución de los
proyectos humanitarios financiados por la UE. En cuanto a
la seguridad, la Comisión tomó nuevas medidas para reforzar su sistema
de gestión financiera y de seguridad. Esta labor se llevó a cabo en la sede
central y sobre el terreno, mejorando la coordinación y la colaboración con los
socios humanitarios, supervisando y visitando los
proyectos, y efectuando controles ex ante, auditorías y evaluaciones. Política de ayuda humanitaria y protección civil A
nivel político, en 2013 se desarrolló una serie de iniciativas de
importancia estratégica. Las prioridades políticas en el ámbito de la ayuda
humanitaria han sido la eficacia de la ayuda, la orientación a los resultados y
el impacto. Estos aspectos fueron definidos como prioridades de gestión tanto
para la revisión de los acuerdos marco de asociación de ECHO como para la
creación de los nuevos convenios de delegación en régimen de gestión indirecta.
Entre
las principales actividades, cabe destacar el desarrollo de orientaciones
claras sobre cuestiones temáticas y de carácter transversal como
resiliencia, reducción del riesgo de catástrofes, agua, saneamiento e higiene,
género, nutrición y otros, difusión específica, estrategias de formación y
seguimiento de la ejecución de los proyectos. Estas actividades contribuyen a
garantizar que las necesidades de la población más vulnerable afectada por
crisis se abordan de manera eficiente y eficaz. Además, se realizaron esfuerzos
concretos para orientar y fomentar la aplicación de la Comunicación de la
Comisión sobre resiliencia y el vínculo entre la ayuda humanitaria y el
desarrollo. En
2013 se acordó la revisión de la legislación en materia de protección civil.
Ello contribuirá a mejorar la planificación de las operaciones de respuesta a
las catástrofes y a garantizar una gestión de las catástrofes más eficaz,
eficiente y coherente en los próximos años. Entre otras cosas, la nueva
legislación permite la creación de un fondo voluntario de medios de los Estados
miembros (equipos humanos, material) disponibles para su despliegue inmediato
en el marco de una intervención europea común. La legislación revisada abarca
igualmente la prevención y la preparación. A
finales de 2013 se alcanzó un acuerdo político sobre el Reglamento para la
creación del programa Voluntarios de Ayuda de la UE. El objetivo de la
iniciativa Voluntarios de Ayuda de la UE es contribuir a reforzar la capacidad
de la Unión para prestar ayuda humanitaria basada en las necesidades con el fin
de preservar la vida, prevenir el sufrimiento humano y reforzar la resiliencia
de las comunidades vulnerables o afectadas por las catástrofes, especialmente
mediante actividades de preparación frente a las catástrofes, reducción de los
riesgos de catástrofe, y mejora de la vinculación entre el socorro, la rehabilitación
y el desarrollo. En
diciembre de 2013, la alta representante y la Comisión emitieron una
Comunicación conjunta titulada «El enfoque integral adoptado por la UE en
relación con los conflictos y las crisis exteriores», en la que se recoge una
serie de medidas concretas que la UE debería adoptar colectivamente en los
ámbitos de la alerta rápida y la preparación, la prevención de conflictos, la
reacción ante las crisis y la gestión para una rápida recuperación,
estabilización y consolidación de la paz. Mientras que en este contexto los
servicios de la Comisión, en particular ECHO, trabajan en estrecha coordinación
con el SEAE, la naturaleza específica de la ayuda humanitaria (que se basa en
los principios humanitarios y en las necesidades de la población afectada) es
plenamente reconocida. Una
mayor coherencia y coordinación entre la UE y los Estados miembros en respuesta
a una catástrofe o crisis prolongada es una cuestión fundamental para mejorar
la eficacia de la contribución global de la UE a la ayuda. Desde 2009, la
coordinación con los Estados miembros se ha venido llevando a cabo
fundamentalmente en el Grupo de Trabajo del Consejo sobre Ayuda Humanitaria
y Ayuda Alimentaria (COHAFA), del que forma parte la Comisión. A nivel estratégico, el COHAFA contribuye
significativamente a la coherencia y la complementariedad de las actividades de
ayuda humanitaria de la UE y sus Estados miembros. Como en años anteriores, en
2013 tuvo lugar un intercambio anual sobre las políticas/estrategias, la
información y el análisis elaborados por la Comisión. En 2013, la Comisión
también redobló sus esfuerzos para dar seguimiento y contribuir a la labor de
las comisiones del Parlamento Europeo. El Parlamento Europeo fue informado de
las iniciativas políticas y prioridades, así como de la respuesta de la
Comisión a cada crisis específica. En
diciembre de 2012, la Comisión abrió una consulta pública a fin de recabar la
opinión de los interesados sobre los desafíos, objetivos y opciones para
aumentar la eficacia y el impacto de la ayuda humanitaria de la UE. Para ello,
tuvo en cuenta el cambiante contexto mundial a principios del siglo XXI. En
marzo de 2013 se cerró la consulta con los interesados sobre la adecuación
con los fines perseguidos con 55 respuestas, que representaban a más de un
centenar de partes interesadas. En el marco del seguimiento de la consulta, en
junio de 2013 se organizó una conferencia de partes interesadas, en la que
participaron cerca de un centenar de personas. Se prevé que los resultados de
la consulta servirán para alimentar los distintos ámbitos de intervención, en
particular la resiliencia, la innovación y la protección civil. La
cooperación internacional es vital en un panorama humanitario cada
vez más difícil. A lo largo de 2013, la UE siguió participando en foros
multilaterales. Asumiendo un papel de liderazgo en la Agenda de Transformación,
la UE se ha propuesto mejorar la respuesta humanitaria colectiva mediante una
mejor coordinación, liderazgo y responsabilidad a nivel mundial. Bajo el lema «Trabajando
juntos por las personas necesitadas», la UE, a través de la Comisión, presidió
el Grupo de apoyo de donantes de la OCAH (ODSG en sus siglas en inglés) a
partir de julio de 2013 (el mandato se extiende hasta julio de 2014). La ODSG
constituye un importante mecanismo de consulta de los donantes humanitarios
sobre la actividad de la Oficina de las Naciones Unidas de Coordinación de
Asuntos Humanitarios (OCAH). También
continuó el despliegue de la política de asistencia alimentaria humanitaria.
El compromiso de la UE en favor de una asistencia alimentaria humanitaria
efectiva queda patente en la labor sobre el Convenio sobre Ayuda Alimentaria
(CAA). Consolidando el papel fundamental que ha desempeñado en las
negociaciones del CAA, la UE aspira a asumir un papel de liderazgo en la
aplicación del Convenio. La orientación estratégica del CAA ha pasado de la
ayuda alimentaria a la asistencia alimentaria, promoviendo la asistencia en
efectivo y, cuando proceda, utilizando la Convención como plataforma para hacer
avanzar la agenda política e ideas y planteamientos innovadores en los foros
internacionales. La
Comisión también reiteró su compromiso con el desarrollo y fortalecimiento de
la preparación y la capacidad de respuesta humanitaria global colectiva.
En 2013, se asignaron 21 millones EUR para mejorar los programas de capacidad
de respuesta humanitaria, en apoyo de 18nuevos proyectos de desarrollo de
capacidades de hasta dos años. La ejecución de dichos programas corrió a cargo
de las agencias de las Naciones Unidas y las ONG, así como de la Federación
Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja. Los
programas se centraron en los siguientes aspectos: ·
Mejora
de la arquitectura humanitaria a nivel mundial: se puso especial
atención en la consolidación del sistema de respuesta humanitaria, por ejemplo
promoviendo las sinergias entre los socios y mancomunando los recursos e
instrumentos (como los equipos de respuesta rápida) para respaldar la
racionalización de las funciones de las agencias lideradas por grupos. ·
Asistencia
alimentaria y nutrición: apoyo a iniciativas que avanzan en la
implementación de la Política de Asistencia Alimentaria Humanitaria Europea y
coordinación al respecto. Conclusión A lo largo
de 2013, la UE respondió de forma efectiva a la creciente necesidad de
respuesta de emergencia y socorro en todo el mundo, llegando a más de 120
millones de personas. Al tiempo que mantenía los elevados niveles de ayuda de
2012 (más de 1 300 millones EUR[22]), la UE reaccionó
frente a todas las situaciones de emergencia graves (Siria, República
Centroafricana, Filipinas, Sahel, etc.) y consolidó su papel como principal
donante de ayuda humanitaria a nivel mundial. Sigue
creciendo el número de catástrofes a nivel mundial; una tendencia que tiene
visos de mantenerse con el cambio climático. Esta situación requiere una acción
humanitaria cada vez más eficiente. En un contexto de crisis económica, se han
redoblado los esfuerzos para hacer que cada euro cuente. En este sentido, no
solo se ha tratado de garantizar que las personas más necesitadas reciban la
ayuda más apropiada en el momento oportuno, sino también de encontrar formas de
conseguir más con menos recursos. En 2013 se hizo especial hincapié en reforzar
la rapidez y eficiencia y en evitar la duplicación de procedimientos y
acciones. Se
registraron progresos importantes en materia de protección civil, en particular
la apertura del Centro Europeo de Coordinación de la Respuesta a Emergencias
(CECRE) y la adopción de la nueva legislación en materia de protección civil de
la UE, que viene a reforzar en gran medida la colaboración entre los Estados
miembros en materia de respuesta a las catástrofes. La situación de emergencia
en Filipinas, en particular, es un ejemplo del éxito de la combinación de la
asistencia humanitaria, las operaciones de protección civil, y una estrecha
colaboración entre la Comisión y los Estados miembros. Inmediatamente después
de la catástrofe, todos los Estados miembros reaccionaron positivamente a las
peticiones de asistencia que fueron coordinadas por el CECRE y complementadas
con la asistencia humanitaria rápida y de otro tipo prestada por la UE. En la
siguiente dirección puede encontrarse información general sobre ECHO: http://ec.europa.eu/echo/index_en.htm En la
siguiente dirección puede encontrarse información financiera sobre las
actividades desarrolladas por la Comisión en materia de ayuda humanitaria y
protección civil en 2013: http://ec.europa.eu/echo/funding/key_figures/echo_en.htm En la
siguiente dirección puede encontrarse información operativa de años anteriores: http://ec.europa.eu/echo/about/annual_reports_en.htm [1] Según los datos más recientes disponibles
(2013) (Asistencia Humanitaria Global: http://www.globalhumanitarianassistance.org). [2] 1 326 millones EUR para ayuda humanitaria
y 27 millones EUR para protección civil (20 millones EUR en la UE y 7 millones
EUR fuera de ella). [3] De las cuales, 106 millones mediante ayuda
humanitaria y asistencia alimentaria y 18 millones mediante programas de
preparación frente a las catástrofes. [4] El Reglamento
(UE) nº 375/2014 sobre la iniciativa Voluntarios de Ayuda de la UE se
adoptó el 3 de abril de 2014. En 2014-2020 participarán en la iniciativa unas
18 000 personas en forma de movilización de ciudadanos de la UE como
voluntarios, formación de personas procedentes de terceros países afectados por
catástrofes y oportunidades de voluntariado en línea. Más información: http://ec.europa.eu/echo/en/what/humanitarian-aid/eu-aid-volunteers [5] El Mecanismo de Protección Civil de la UE
(MPCUE) estaba compuesto en 2013 por 32 países (los 28Estados miembros de la
UE, más la Antigua República Yugoslava de Macedonia, Islandia, Liechtenstein y
Noruega), que cooperan en el ámbito de la protección civil, y se creó con el
fin de apoyar sus esfuerzos de prevención, preparación y respuesta a las
catástrofes naturales o de origen humano, dentro o fuera de la UE. La
asistencia puede adoptar la forma de asistencia en especie, equipamiento y equipos
de personas, o consistir en el envío de expertos para llevar a cabo
evaluaciones. Depende de los recursos de los Gobiernos y, si se requiere
asistencia en terceros países, trabaja por lo general en paralelo con la ayuda
humanitaria. El centro operativo del MPCUE es el Centro Europeo de Coordinación
de la Respuesta a Emergencias (CECRE), accesible las veinticuatro horas del día
y los siete días de la semana. Cualquier país dentro o fuera de la UE afectado
por una catástrofe y desbordado por su magnitud puede solicitar asistencia a
través del CECRE. [6] www.cred.be. [7] www.unisdr.org. [8] Según las mismas fuentes, en 2012 se produjeron
trescientas diez catástrofes naturales de magnitud variable. [9] Reglamento (CE) nº 1257/96 del Consejo, de
20 de junio de 1996, sobre la ayuda humanitaria. [10] El Consenso es una declaración conjunta de la Comisión
Europea, el Consejo de la UE y el Parlamento Europeo, que establece una visión
común destinada a mejorar la coherencia, la eficacia y la calidad de la
respuesta humanitaria de la UE. [11] Artículo 214, apartado 6, del TFUE. [12] AGIR - Alianza Mundial para la Iniciativa de
Resiliencia. [13] DIPECHO (Preparación ante las catástrofes
de ECHO) es un programa específico dedicado a la preparación frente a las
catástrofes. Está dirigido a comunidades muy vulnerables que viven en algunas
de las regiones más propensas a las catástrofes del mundo. [14] La Comisión prestó asistencia humanitaria
plurisectorial a los refugiados y a las comunidades de acogida en los países
vecinos, así como a las poblaciones afectadas en el interior de Siria,
principalmente en los siguientes ámbitos: refugios y artículos no alimentarios,
alimentación, higiene, salud y protección. [15] IEVA: Instrumento Europeo de Vecindad y
Asociación; ICD: Instrumento de Cooperación al Desarrollo IdE: Instrumento de
Estabilidad; IPA: Instrumento de Ayuda Preadhesión. [16] Reglamento (UE)
n° 230/2014 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 11 de marzo de 2014,
por el que se establece un instrumento en pro de la estabilidad y la paz. [17] Vinculación entre la ayuda, la rehabilitación y el
desarrollo. [18] Este desglose se ha simplificado, de modo que
los proyectos se asocian a un único sector. En la práctica, la mayoría de los
proyectos están relacionados con más de un sector. Por ejemplo, la cifra
correspondiente a la preparación frente a las catástrofes (5,49 %) hace
referencia a los proyectos financiados por la UE principalmente en este ámbito.
No obstante, si se tienen en cuenta todos los contratos que incluyen
componentes de preparación frente a las catástrofes, pero cuyo principal sector
de intervención es otro, se alcanza un total del 15 %. [19] SHARE - Apoyo a la resiliencia en el Cuerno de África [20] Las cifras del cuadro correspondientes a la protección
civil no están desglosadas por países/regiones. [21] Existe no obstante una ayuda que se suministra
directamente, a saber, el programa de vuelos de ECHO en la República
Democrática del Congo y Kenia, mediante el cual se presta apoyo logístico en
una región que suele plantear problemas de acceso. [22] Comisión únicamente, sin incluir las contribuciones de
los Estados miembros de la UE.