This document is an excerpt from the EUR-Lex website
Document 51998IE0108
Opinion of the Economic and Social Committee on the 'Role of middlemen - from production to consumption - in the setting of food prices'
Dictamen del Comité Económico y Social sobre «La influencia de la intermediación -de la producción al consumo- en la formación de los precios de los productos alimenticios»
Dictamen del Comité Económico y Social sobre «La influencia de la intermediación -de la producción al consumo- en la formación de los precios de los productos alimenticios»
DO C 95 de 30.3.1998, p. 36
(ES, DA, DE, EL, EN, FR, IT, NL, PT, FI, SV)
Dictamen del Comité Económico y Social sobre «La influencia de la intermediación -de la producción al consumo- en la formación de los precios de los productos alimenticios»
Diario Oficial n° C 095 de 30/03/1998 p. 0036
Dictamen del Comité Económico y Social sobre «La influencia de la intermediación -de la producción al consumo- en la formación de los precios de los productos alimenticios» (98/C 95/10) El 20 de marzo de 1997, de conformidad con el apartado 3 del artículo 23 del Reglamento Interno, el Comité Económico y Social decidió elaborar un dictamen sobre «La influencia de la intermediación -de la producción al consumo- en la formación de los precios de los productos alimenticios». La Sección de Agricultura y Pesca, encargada de preparar los trabajos en este asunto, aprobó su dictamen el 4 de diciembre de 1997 (ponente: Sr. Kienle). En su 351° Pleno (sesión del 28 de enero de 1998), el Comité Económico y Social ha aprobado por 75 votos a favor, 1 voto en contra y 3 abstenciones el presente Dictamen. 1. Introducción 1.1. El debate sobre el papel que desempeña cada uno de los operadores del mercado en la fijación del precio final de los productos, y, por lo tanto, el problema en torno a los márgenes comerciales, ha sido siempre enconado. En el sector alimentario, este debate suscita a menudo reacciones apasionadas. Por ejemplo, el Comité Económico y Social, en su dictamen acerca de las «Propuestas de la Comisión sobre precios de los productos agrícolas (1997-1998)», pidió expresamente que se examinaran sus repercusiones tanto en la renta de los agricultores como en los precios al consumo. El presente dictamen se propone contribuir a facilitar la comprensión de los procesos complejos del mercado, a arrinconar prejuicios sin fundamento y a poner en evidencia los errores de funcionamiento, pero, sobre todo, fomentar un diálogo constructivo entre productores, transformadores, comerciantes y consumidores. 1.1.1. En los últimos años los precios de producción agrícolas de la Unión Europea tendían a funcionar como «abaratadores» de los precios de los productos alimenticios. No cabe duda de que ha disminuido claramente la parte de los precios de producción agrícolas en el total de los gastos de los consumidores en productos alimenticios. Al mismo tiempo, aumentó la parte de los costes de comercio y transporte, de elaboración y transformación y de embalaje de los productos alimenticios. Tanto las mejoras en la productividad en el nivel del productor como la competencia predominantemente reñida en el comercio favorecen a los consumidores finales. Prueba palmaria de ello es que en la actualidad en ningún Estado miembro una familia media de cuatro miembros gasta más del 20 % de sus ingresos en productos alimenticios. Además, se ha reducido claramente para el consumidor el gasto de preparación de las comidas («convenience»), es decir, los productos incluyen más servicios. 1.2. En la agricultura predominan tradicionalmente las pequeñas explotaciones, las cuales, tomadas individualmente, tienen poca o ninguna influencia en la formación de los precios. Sin embargo, los precios determinan el beneficio de las ventas y, por tanto, la renta del agricultor. 1.2.1. Dada la complejidad del asunto, es recomendable que el dictamen se centre predominantemente en los productos frescos agrícolas, y, en especial, las frutas y hortalizas. Un estudio de los márgenes comerciales en el sector de las frutas y hortalizas es particularmente interesante dado que este mercado se encuentra en una fase de transformación típica y se caracteriza también por grandes oscilaciones de la oferta y de los precios. En lo que se refiere a los productos de transformación a partir de las frutas y hortalizas (zumos, conservas, productos congelados), esto sucede en menor medida, por lo que en el dictamen no se tratará en profundidad de estos productos. 1.2.2. En los productos perecederos, las posibilidades de estabilización de los precios mediante medidas de organización del mercado son limitadas. De hecho, los gastos del FEOGA en la organización del mercado de las frutas y hortalizas (véase dictamen del CES del 19 de marzo de 1996) son, con un porcentaje en torno al 5 %, considerablemente inferiores a los correspondientes a toda la producción final agrícola (16 % aproximadamente). El instrumento de intervención, que únicamente se utiliza para algunos tipos de frutas y verduras, seguirá perdiendo importancia conforme se vaya aplicando la reforma de la organización del mercado de las frutas y hortalizas. 1.2.3. Los productos frescos, como frutas y hortalizas, son en su mayor parte artículos altamente preparados para el consumo y no requieren ningún otro tipo de elaboración. Sin embargo, los productores -y también numerosos consumidores- tienen dificultades para comprender cómo surgen las grandes diferencias entre el precio que se paga al productor y el precio de venta al público. 1.3. La agricultura compite con otros sectores de la economía por el poder adquisitivo de los consumidores. Los márgenes elevados no pueden sino deteriorar la posición del sector en materia de competencia. En la medida en que los márgenes comerciales incluyen elementos fijos, las variaciones de la oferta y la demanda se reflejan en el precio al productor con mayor fuerza que en el precio al consumidor, es decir, aumenta el riesgo de precio para el productor. 1.4. Para los productos frescos, como las frutas y hortalizas, la evolución a corto plazo de los márgenes comerciales tiene una importancia decisiva. Si una reducción del precio al productor condicionada por la oferta no se traduce en una reducción correspondiente del precio al consumidor, el consumo no se incrementa en la medida necesaria y los excedentes dejan de recolectarse o se destruyen. En el primer semestre de 1997 se produjo un caso de graves consecuencias: no pudo darse salida con la suficiente rapidez a las existencias de manzanas de la UE debido a que el comercio no repercutió en absoluto o lo hizo de manera insuficiente la drástica rebaja de los precios al productor en los precios al consumo. 1.4.1. En caso de escasez en la oferta y de un fuerte aumento de los precios al productor, la «amortiguación» de los precios al consumo mediante la reducción de los márgenes comerciales perturba también el equilibrio del mercado. En este caso, si las mercancías se venden rápidamente, los consumidores que llegan después no tienen ya nada que comprar. Cuando, en situación de escasez, el precio se excluye como instrumento de gestión para equilibrar el mercado, a menudo entran en juego otros mecanismos de distribución (por ejemplo, las relaciones personales, la «potencia en el mercado»). 1.5. El comercio tiene una influencia considerable no sólo en la formación de los precios sino también en la composición de la oferta. La tendencia a la concentración de los minoristas del sector alimentario en Europa y la concentración de las compras dentro de las empresas aumentan el riesgo, denunciado por los consumidores, de que el comercio desempeñe una función de «filtro». Quien no aparece en la lista de las empresas líderes del comercio minorista o grandes superficies del sector de la alimentación debe conformarse con una cuota de mercado muy pequeña en numerosos Estados miembros de la UE. Para numerosos productores, el acceso a las grandes organizaciones de minoristas y grandes superficies del sector de la alimentación se convierte por tanto en una cuestión de supervivencia. 2. Las funciones del comercio 2.1. El comercio contribuye de manera fundamental al suministro óptimo de productos de la economía de un país. Se distinguen generalmente las siguientes funciones: - función espacial (por ejemplo, descubrimiento de socios comerciales, transporte de las mercancías); - función temporal (por ejemplo, búsqueda de mercados en caso de diferencias temporales entre producción y consumo); - función cuantitativa (por ejemplo, almacenamiento o distribución de las mercancías); - función cualitativa (por ejemplo, selección, mezcla, formación de surtidos); - función publicitaria o cultural (por ejemplo, publicidad del objeto). 2.1.1. La función espacial incluye muy a menudo el transporte de las mercancías. En el sector de las frutas y hortalizas, muchos mayoristas de regiones productoras se han especializado en la función de «salvar distancias», incluido el transporte (venta a distancia). Por ello, un transporte de mercancías sin obstáculos es una condición importante para el mercado comunitario de frutas y hortalizas. Para ajustar temporalmente la oferta y la demanda, el comercio mantiene instalaciones de almacenamiento. Para las frutas y hortalizas, la duración de almacenamiento es por lo general limitada, en los casos extremos (espárragos, bayas) a algunos días. En función de las exigencias del comprador siguiente, los lotes de los diferentes productos deben dividirse o, por el contrario, agruparse. La composición de surtidos adecuados es una de las funciones esenciales del comercio mayorista en los mercados al por mayor. En el nivel del consumidor, esta función la desempeña el comercio minorista. 2.1.2. La reagrupación de mercancías puede también consistir en la reunión de lotes pequeños. Generalmente, esta función cuantitativa implica también un aspecto cualitativo. En el comercio alimentario al por menor en Europa hay una demanda cada vez mayor de lotes grandes de calidad homogénea. Dado que los productores individuales no están por regla general en condiciones de suministrar lotes suficientemente grandes, es necesario agrupar la oferta de varios productores de calidad equivalente, en la mayor parte de los casos con arreglo a criterios cualitativos mensurables. También en el embalaje intervienen aspectos cuantitativos y cualitativos. 2.1.3. A menudo se hace referencia también a la función de comunicación del comercio, es decir, al suministro de información sobre el mercado a los productores y al sector de la demanda. Si las señales del mercado no atraviesan el «filtro» del comercio, resulta más difícil ajustar la oferta y la demanda y se producen errores de distribución, y por ende pérdidas económicas. 2.2. Las funciones del comercio no tienen por qué ser ejercidas forzosamente por mayoristas o minoristas. Muchas de las tareas citadas son realizadas también por agrupaciones de productores, y en parte incluso por productores individuales. A largo plazo, los servicios son prestados por el socio comercial que puede ofrecerlos al coste más bajo. Las condiciones generales fijadas por la administración pública (por ejemplo, la legislación fiscal, las organizaciones de mercado de la UE) tienen una influencia capital sobre estos costes. 3. El desarrollo de los canales de venta de las frutas y hortalizas frescas 3.1. En el comercio minorista 3.1.1. La característica más importante de la evolución del comercio alimentario minorista de la UE es la concentración creciente. Entre 1970 y 1990 el número de establecimientos de productos alimenticios de la UE-12 disminuyó en más de un cuarto para situarse en torno a los 490 000. En 1995 había 540 000 registrados en la UE-15. Las previsiones para 2005 prevén una disminución de este número a 400 000. Por el contrario, el volumen total de negocios de este sector no deja de aumentar. En algunas regiones de la Comunidad este proceso de concentración adopta formas amenazadoras. Por ejemplo, el Gobierno inglés se queja de que en algunas zonas rurales -pero también en áreas del centro de las ciudades- no está garantizado el suministro generalizado de productos alimenticios frescos para todas las capas de población («food deserts», desiertos alimenticios). 3.1.2. En la UE es evidente la existencia de disparidades entre los países del norte y del sur. Mientras que en 1995 las cinco empresas más grandes de Escandinavia manejaban más del 70 % del volumen total de negocios del sector, en Italia y Grecia sólo era una tercera parte o menos. En el centro y este de Europa, este porcentaje oscila entre el 50 y el 70 %. 3.1.3. También dentro de las empresas puede observarse un fenómeno de concentración. Mientras que, para los denominados productos no perecederos, hace tiempo que las centrales de compra de las empresas centralizaron las actividades de adquisición dentro de un país, las frutas y hortalizas frescas eran compradas hasta hace poco principalmente por las centrales regionales. Entretanto, también estas compras se han ido concentrando en mayor medida en manos de centrales nacionales. En la actualidad, las centrales regionales se limitan a menudo a realizar compras complementarias en caso de que se produzcan situaciones de desabastecimiento a corto plazo. De este modo, se ha reducido considerablemente el número de responsables de la toma de decisiones. 3.1.4. Las observaciones relativas al comercio alimentario europeo en su conjunto son esencialmente válidas también para los productos frescos como las frutas y hortalizas. En Alemania, las cinco organizaciones comerciales principales suministraron el 72 % de las hortalizas frescas consumidas en las familias durante 1994. De acuerdo con los datos de la encuesta múltiple de hogares de la GfK (Gesellschaft für Konsum, Marktforschung und Absatzforschung), en 1996 casi el 80 % de las frutas y hortalizas consumidas en los hogares fueron compradas en supermercados, hipermercados o almacenes de descuento. En los Países Bajos, este porcentaje es de 63 %, frente a un 56 % en Francia y un 35 % en España. En 1995, en el norte de Italia algo más del 55 % del volumen de compras se realizó en supermercados y almacenes de descuento frente a sólo un 20 % en el sur de Italia. Las organizaciones del comercio minorista aumentaron su cuota en el consumo familiar de frutas y hortalizas frescas en todos los países: de 1987 a 1995, pasó del 41 % al 56 % en Francia, del 50 % (1990) al 63 % (1995) en los Países Bajos y del 22 % (1989) al 35 % (1995) en España. Estos son datos extraídos de las diferentes encuestas múltiples de los hogares europeos. 3.1.5. Los pequeños comercios de alimentación tradicionales, los establecimientos especializados y, en algunos países, incluso los mercados semanales han perdido importancia como lugares de abastecimiento. En Italia y España, las tiendas especializadas y los pequeños comercios de alimentación mantienen una cuota superior al 30 % de las ventas de frutas y hortalizas frescas. También en los países del Benelux y en el Reino Unido, los comercios especializados representan una fuente importante de abastecimiento de frutas y hortalizas frescas, con un porcentaje claramente superior al 10 %. En Alemania, el comercio especializado perdió prácticamente toda su importancia. 3.1.6. En Alemania, el mercado semanal constituye todavía una fuente de abastecimiento importante, con un porcentaje que oscila entre el 12 y el 15 % de las compras. En el último decenio los mercados semanales han podido mantener sin problemas este porcentaje. En Francia, la cuota del mercado disminuyó para pasar de 24,6 % (1988) a 21,7 % (1995), aunque últimamente se ha observado una estabilización. En Europa del Sur, alrededor del 25 % de las compras se hacen en los mercados. 3.1.7. En lo últimos años se observa un creciente interés de los consumidores por comprar directamente los productos al productor (en el campo, en las explotaciones o en parte también en mercados de agricultores especializados). En lo que se refiere a algunos productos, como los espárragos o las fresas, la compra directa puede alcanzar un volumen importante. En su conjunto, la cuota de mercado de esta fuente de abastecimiento puede oscilar entre el 2 y el 7 %, y en Austria es todavía superior. En particular, debido a la creciente demanda de frutas y hortalizas biológicas, el porcentaje de la venta directa es tradicionalmente muy alto y en este sector más de la mitad de la producción puede venderse directamente al consumidor. 3.1.8. Las causas que explican la creciente concentración del comercio minorista y el constante aumento del número de supermercados, hipermercados y almacenes de descuento («grandes superficies») en el sector de las frutas y hortalizas son múltiples. Muchas veces se utiliza el argumento de las ventajas comerciales para explicar la tendencia constante a la concentración. Sin embargo, una razón importante de la expansión de las grandes superficies es también la marcada disminución de la frecuencia de compra de productos frescos. Muchos consumidores ya no están dispuestos -por las cargas que les impone su trabajo- a adquirir, además de la denominada «compra principal» de alimentos una o dos veces por semana, productos frescos a diario. 3.1.9. Es interesante tener en cuenta que las distintas fuentes de abastecimiento varían según los sondeos y las encuestas múltiples a los hogares. Así, por lo general, los consumidores sobrestiman ampliamente la importancia del mercado semanal. Un amplio porcentaje de los consumidores cita el mercado semanal como la fuente preferida de abastecimiento. El resto de las fuentes de abastecimiento no merece una opinión tan favorable. Sin embargo, resulta evidente que la preferencia expresada no se refleja en la elección real de los lugares de compra. La mayoría de los consumidores no está dispuesta a emplear el tiempo necesario para hacer sus compras en el mercado. Estas conclusiones están extraídas de estudios realizados en Francia (Ctifl, 1996) y Alemania (CMA, 1997). 3.1.10. Entre las ventajas que ofrecen los supermercados e hipermercados se señalan, por este orden, el menor gasto de tiempo (reagrupación de las compras), la posibilidad de elegir por uno mismo y los precios más bajos. Como ventaja que ofrecen los hipermercados se destaca el amplio surtido de frutas y de hortalizas frescas. En cambio, el mercado es sinónimo de mejor calidad, de frescura, de mayor surtido, de confianza y de contacto humano. Los consumidores admiten que, aunque prefieren el mercado semanal, por el contrario frecuentan más el supermercado o el hipermercado por razones de comodidad. 3.1.11. Las observaciones anteriores sobre las fuentes de abastecimiento se refieren exclusivamente al consumo de las familias. En el sector del consumo extrafamiliar (grandes consumidores), las frutas y hortalizas frescas registran porcentajes más bajos en relación con otros grupos de alimentos, aunque el sector va adquiriendo rápidamente importancia. 3.2. Las etapas previas 3.2.1. Los cambios operados en el comercio alimentario minorista son uno de los motivos fundamentales de las adaptaciones efectuadas en las etapas previas. También el comercio mayorista de frutas y hortalizas experimentó una considerable transformación estructural. En tanto que proveedor de grandes empresas minoristas, es necesario poder disponer de grandes partidas de mercancía. En particular, debido a la centralización de las compras de las empresas minoristas, numerosos mayoristas de frutas y hortalizas de tamaño medio han perdido su clientela tradicional, es decir, las centrales regionales. Por otro lado, muchas grandes organizaciones europeas del comercio alimentario minorista intentan efectuar compras directas en la medida de lo posible. En la actualidad, los mayoristas sólo deben actuar como prestadores de servicio logístico o garantizar la cobertura de los riesgos de compra. Los mayoristas de menor tamaño se especializan en la entrega a los grandes consumidores (restaurantes, cantinas) o sirven el segmento, cada vez más reducido, de los comercios especializados y de los vendedores en los mercados semanales. 3.2.2. Los mercados mayoristas perdieron importancia estos últimos años. Las grandes cadenas apenas forman ya parte de la clientela habitual. En el Reino Unido, el mercado mayorista es incluso utilizado por las grandes cadenas para dar salida a excedentes. De esta manera, las fluctuaciones de precio en el mercado mayorista no hacen sino empeorar. En Alemania, apenas el 30 % del volumen de las ventas de frutas y de hortalizas frescas se realiza a través de los mercados mayoristas. En Francia y especialmente en los países del sur de Europa, la importancia de estos mercados es notoriamente más elevada. Según datos de Mercasa, en España, los mercados mayoristas representaban en 1996 el 60 % del consumo nacional de frutas y hortalizas. 3.2.3. En la Unión Europea existen diferencias en el reparto de las funciones comerciales entre cada uno de los operadores. Así, los canales de venta en el sur de Europa son a menudo muy largos y poco transparentes y, por el contrario, en el Reino Unido son muy cortos. En todos los países se percibe una tendencia a acortar los canales de venta. Los operadores que no prestan ningún servicio real son eliminados de la cadena de distribución. Se evita todo tipo de actividades innecesarias como el reembalaje de la mercancía, ya que el productor o las cooperativas de productores ofrecen ya la mercancía con el embalaje deseado. 3.2.4. También ha cambiado la estructura de las explotaciones de producción y de las cooperativas de productores. Han aumentado el tamaño de las explotaciones y el volumen de negocios medio de las cooperativas de productores. No obstante, este proceso de concentración no es comparable con el proceso de concentración en el sector de los comercios minoristas. Una excepción relativa la constituye en los Países Bajos la cooperativa de organizaciones de productores VTN (Verenigde Tuinbouwveilingen Nederland, 1996). La tarea primordial de las organizaciones de productores es la reagrupación de la oferta en surtidos suficientemente grandes. En muchas ocasiones, las organizaciones de comercio minorista desean disponer de surtidos que permitan una acción de venta en todo el país. Sin embargo, la mayor parte de las organizaciones de productores son incapaces de suministrar pedidos de este tamaño. 3.2.5. Existen también organizaciones de productores que no están en contacto directo con las organizaciones de comercio minorista. El abastecimiento de los comercios al por menor se realiza entonces a través de mayoristas especializados que en determinadas circunstancias sirven a los mismos clientes. De este modo, el objetivo original de la reagrupación de la oferta sólo se alcanza de manera incompleta. 3.2.6. El refuerzo de las organizaciones de productores ha sido siempre uno de los objetivos principales de la organización común de mercado en el sector de las frutas y hortalizas. Mediante la asignación de recursos a los fondos de explotación, el FEOGA apoya también los esfuerzos de las organizaciones de productores reconocidas de abastecer directamente a las organizaciones de comercio minorista. Sin embargo, hasta la fecha la parte de la producción que se comercializa a través de las organizaciones de productores sólo ha aumentado en algunos países. En el Reino Unido, los Países Bajos, Dinamarca y Bélgica, este porcentaje incluso disminuyó, mientras que en Alemania se mantuvo estable. Sólo en Dinamarca, los Países Bajos y Bélgica, la cuota de las organizaciones de productores sobrepasa el 50 % en lo que se refiere a las frutas y hortalizas. La cuota de comercialización de las cooperativas de productores es baja, sobre todo, en el sector de las hortalizas, según el informe de la Comisión sobre «La situación de la agricultura en la Unión Europea - 1995»; por lo general es inferior al 20 %. 3.2.7. El sector del comercio critica en parte la ayuda financiera prevista en la nueva organización común de mercado para las agrupaciones de productores. Se teme que estas subvenciones pongan a las organizaciones de productores en condiciones de ofrecer servicios más baratos que los de las empresas comerciales. 4. La influencia del comercio en la oferta de frutas y hortalizas 4.1. El surtido 4.1.1. Todos los participantes en la cadena de comercialización, es decir, el productor, el comerciante y el consumidor, influyen en la composición de la oferta disponible. La influencia del sector del comercio se juzga a menudo de manera más crítica que la de los otros participantes. Los consumidores acusan al comercio de dar preferencia a determinados productos que no se corresponden con sus deseos. Un ejemplo «clásico» fue el caso de los tomates de los Países Bajos que llegaron al mercado alemán en los años 80: las preferencias de los mayoristas por tomates de determinados orígenes eran claramente diferentes de las que tenían los consumidores. Este ejemplo también puso de manifiesto que en lo sucesivo no sería posible desatender a largo plazo las preferencias del consumidor cuando éstas fueran realmente claras. 4.1.2. El riesgo de descuidar los deseos del consumidor por períodos más largos aumenta claramente si sólo existe un número limitado de fuentes de abastecimiento alternativas. Ello afecta a los países que presentan una gran concentración en el comercio alimentario minorista, cuyas empresas se abastecen fundamentalmente de manera centralizada y cuyos comercios especializados, mercados semanales y pequeños comercios de alimentación independientes no representan una parte destacada del mercado. 4.1.3. Los ejemplos de la influencia de las organizaciones del comercio minorista en la evolución del consumo de los distintos tipos de frutas y de hortalizas son numerosos. Los almacenes de descuento únicamente ponen a la venta un surtido muy limitado de productos frescos. El aumento del consumo de plátanos a partir de 1983 y de rábanos hacia finales de los años 80 en Alemania, por ejemplo, está vinculado a su aparición en los almacenes de descuento. En Reino Unido, el English Mushroom Board considera que el aumento del consumo de setas frescas es consecuencia de la estrategia publicitaria y de precios de las grandes empresas del comercio minorista (cadenas de grandes almacenes con sucursales). Por otra parte, el consumo de productos cuya venta en los supermercados puede plantear algunos problemas (por ejemplo, cerezas, bayas) se estanca. 4.1.4. El hecho de que las empresas de comercio minorista efectúen sus compras a escala nacional cada vez con mayor frecuencia entraña también el riesgo de que los productos regionales queden al margen. Cuando una región de producción no produce en cantidad suficiente para poder integrarse en un programa de ámbito nacional, la mercancía se compra en otra región de producción más distante. 4.1.5. Para entrar a formar parte de la lista de proveedores del comercio alimentario minorista es necesario desembolsar una cantidad relativamente elevada. Además, a menudo se cobran derechos en concepto de descuentos sobre las mercancías, prima por los costes de publicidad o derechos de entrada. En Alemania estas prácticas están más extendidas que en otros Estados miembros, pero también están documentadas en Francia. Por el contrario, en el Reino Unido, para poder actuar como proveedor deben cumplirse criterios cualitativos e higiénicos y condiciones de entrega impuestos por las organizaciones de comercio minorista que a menudo son rigurosos y varían en función de las empresas. 4.1.6. Dado que el objetivo declarado de las grandes empresas del comercio minorista es tener un número reducido de proveedores, los productores se ven obligados a colaborar con los proveedores que figuran en la lista. Puede tratarse de organizaciones de productores, de comerciantes o también de grandes productores. Este último caso es muy frecuente en el Reino Unido. 4.1.7. Por lo que se refiere a los aspectos cualitativos, el sabor de numerosas clases de frutas y hortalizas sólo es satisfactorio cuando los productos se recogen maduros. La mayoría de los consumidores no pueden reconocer esta característica de calidad. Por otro lado, la mercancía madura debe manipularse con cuidado y comercializarse rápidamente. Esto entraña un aumento de los costes de logística para el productor y el comerciante. Sólo cuando la mercancía puede venderse a precios elevados hay incentivos para ofrecerla. El dilema se plantea en términos claros: los consumidores sólo están dispuestos a pagar más cuando se les garantiza la mejor calidad y los proveedores sólo están dispuestos a suministrar la calidad deseada cuando pueden obtener el beneficio esperado. Este dilema fue puesto en evidencia por los productores italianos de melocotón. Lo mismo puede decirse del deseo del consumidor de disponer de productos más respetuosos con el medio ambiente. 4.1.8. En otros sectores de la alimentación, esta situación de partida llevó a la creación de marcas. También en el sector de las frutas y hortalizas frescas las marcas adquieren cada vez más importancia. En el Reino Unido, en particular, las frutas y hortalizas frescas a menudo se venden bajo marcas comerciales con indicaciones detalladas sobre su producción. En los dos últimos años casi todas las grandes empresas de comercio minorista del sector alimentario alemán han creado sus propias marcas comerciales. Los productores contemplan el fenómeno con «sentimientos encontrados», ya que esta tendencia compite con sus esfuerzos o con los de las cooperativas de productores para delimitar su perfil comercial. La administración pública puede contribuir a ello mediante la introducción de certificados de garantía de calidad. 4.1.9. Sin embargo, algunas cadenas de supermercados británicas parecen haber cambiado recientemente de opinión y no apuestan ya por el anonimato de los productos. Por el contrario, esperan mejorar su imagen mediante la indicación del productor. «Ni un solo productor vendería un producto malo embalado con su nombre», afirma el representante de una cadena que vende cebollas con el nombre de la explotación que las produce. Del mismo modo, los resultados de algunos estudios de mercado realizados en otros países parecen apuntar en esta dirección. En 1996, 59 % de las personas interrogadas declararon que habrían comprado más frutas y hortalizas frescas si hubieran conocido personalmente al productor. En 1989, este porcentaje era sólo del 46 %. 4.2. Formación de los precios 4.2.1. En este estudio no se puede proceder a un análisis completo de los márgenes comerciales de las frutas y hortalizas frescas en cada uno de los Estados miembros de la UE. Los datos que se ofrecen a continuación se basan sobre todo en estudios efectuados en Francia, Alemania y Reino Unido. Las observaciones se refieren al margen total (el margen total se define como la diferencia entre el precio al productor y el precio al consumo), ya que en la mayoría de los casos es imposible establecer una clasificación diferenciada entre el margen comercial de los mayoristas y el margen de los minoristas. Se puede con todo dar por sentado que el margen de los minoristas constituye la parte principal. Por ejemplo, en Alemania la parte del margen comercial de los mayoristas en el margen total es únicamente del 20 %, mientras que en Francia el sector mayorista se lleva entre un 20 y un 35 % del margen total. El margen se calcula como margen de suplemento de precio en porcentajes y en cifras absolutas. 4.2.2. Debido a la diversidad de las fuentes y de la calidad de los datos es difícil establecer una comparación entre los distintos Estados miembros de la Unión Europea. Se pueden, sin embargo, constatar diferencias sistemáticas. De este modo, puede afirmarse que en los países en los que hay gran número de almacenes de descuento (por ejemplo, Alemania), la tendencia general es a tener márgenes comerciales más pequeños. 4.2.3. Por lo general se observa que el margen se incrementa en función del grado de cuidados exigidos por la mercancía y el rigor de la política de calidad (por ejemplo, en el Reino Unido los grandes almacenes con sucursales se citan a menudo como «modélicos» en este aspecto). 4.2.4. Para los productos de gran valor (espárragos, fresas, etc.), los márgenes porcentuales de suplemento de precio son en comparación más bajos, por regla general del 50 al 70 %. El margen absoluto es sin embargo más elevado que para las mercancías de escaso valor. Se trata generalmente de productos rápidamente perecederos que únicamente se ofrecen a la venta durante un período relativamente corto. Estas características se traducen en costes de distribución elevados. 4.2.5. Los productos de escaso valor (manzanas, col repolluda, etc.) pueden presentar márgenes de suplemento de precio altos, de más del 100 %, y los productos especialmente baratos (zanahorias, cebollas) incluso más del 200 %. No obstante, los márgenes absolutos son más bajos que para los productos de gran valor. En su mayor parte, este grupo incluye productos relativamente fáciles de almacenar y ofrecidos a la venta durante un período largo. 4.2.6. Estas relaciones hacen que la parte del productor en el precio al consumo sea elevada en el caso de los productos de gran valor (por ejemplo, 60 % para los espárragos en Alemania) y baja en el caso de los productos de escaso valor (por ejemplo, apenas el 20 % para el repollo en Alemania). 4.2.7. Asimismo se dan diferencias en los márgenes de los mismos productos en los distintos países miembros cuando también varía mucho el grado de difusión del producto. Por esta razón, el margen total para las endivias en Francia es más bajo que en Alemania, dado que allí se venden diez veces más endivias. 4.2.8. Un análisis a más largo plazo pone de manifiesto que la parte del productor en el precio al consumo ha disminuido considerablemente. Si para el repollo era aún superior al 50 % a principios de los años 50, en el decenio de 1970 ya no representaba más del 33 %. En la actualidad, este porcentaje se ha reducido todavía más hasta un 18 %. 4.2.9. Para los productos frescos cuyos precios registran oscilaciones considerables, la evolución de los márgenes comerciales a corto plazo adquiere una importancia particular. 4.2.10. Para algunos productos en cuyos precios se registran oscilaciones muy marcadas (por ejemplo, la coliflor y los espárragos), existe una relación estrecha entre el precio al productor y el precio al consumo; en el caso de otros productos -por ejemplo, la lechuga- no ha podido demostrarse la existencia de una interdependencia tan estrecha. 4.2.11. Las condiciones meteorológicas desfavorables o las catástrofes naturales ocasionan tales subidas de los precios que dan lugar incluso a una reducción del margen comercial absoluto. Así ocurrió por ejemplo con los puerros después de la helada que azotó el norte de Europa en la Navidad de 1996. 4.2.12. En cambio, cuando hay determinadas existencias almacenadas, se observan aumentos considerables de los márgenes comerciales. En enero de 1997, las existencias europeas de manzanas eran bastante más importantes de las previstas. Por ello, se intentó forzar las ventas mediante una bajada de los precios por el lado del productor. Sin embargo, ello únicamente dio lugar a una competencia desenfrenada y no a un aumento de la demanda. En efecto, mientras que los precios de salida de la región experimentaron una bajada importante desde mediados de enero, los precios de los minoristas no se modificaron. 4.2.13. En el caso de los productos cuyos precios se mantienen relativamente estables en el comercio minorista, por ejemplo, las manzanas, se impide a corto plazo toda reacción del consumidor ante la modificación de las condiciones de la oferta, la presión de los precios se ejerce sobre las etapas previas y aumenta el número de comercios minoristas que mejoran sus beneficios. La rigidez de los precios en los minoristas y la presión que éstos ejercen han aumentado en estos últimos años y podrían seguir aumentando. 4.2.14. Parece que las frecuentes oscilaciones de precios que se producen en las subastas en el sector de las frutas y hortalizas perjudican cada vez más las compras de los comercios minoristas. Por ello, las grandes empresas minoristas tienden a cerrar acuerdos sobre precios a largo plazo. En algunos casos exigen el mantenimiento de los precios medios estacionales que se orientan en función de los costes de producción, en cuyo caso debe admitirse un margen «normal» (precio de coste más suplemento de precio). 4.3. Las exigencias del comercio minorista en la formación de los precios 4.3.1. Las principales empresas minoristas del sector alimentario exigen de sus proveedores cada vez una mayor estabilidad y garantía en los precios. En este contexto, se ponen en entredicho los sistemas de venta por subasta y los precios semanales y los acuerdos sobre precios a largo plazo, así como los precios estacionales medios, adquieren cada vez más importancia. 4.3.2. Las oscilaciones de precio que se producen en las llamadas «subastas» deben clasificarse según se trate de productos almacenables bajo algunas condiciones o de productos rápidamente perecederos. En los productos rápidamente perecederos, las variaciones de precio son consecuencia generalmente de una variación de la disponibilidad del producto; en cuanto a los productos almacenables, son los factores especulativos los que desempeñan un papel más importante. 4.3.3. En general, el sistema de ventas por subasta exige una mayor flexibilidad por parte de los minoristas. En el caso de los productos cuya disponibilidad sufre grandes variaciones, los acuerdos de precios a largo plazo presentan problemas. 4.3.4. Los acuerdos de precios fijos con las cadenas de supermercados reducen la transparencia del mercado, puesto que se proponen precios y condiciones diferentes a cada cliente en función de su potencia en el mercado. 4.3.5. Debe partirse de la base de que el comercio está por regla general mejor informado que los productores o las cooperativas de productores sobre la situación del mercado. Por ello, para negociar con éxito las ventas es muy importante que el productor disponga de información sobre el mercado (por ejemplo, previsiones de cosecha, existencias disponibles, tendencias de la demanda, etc.) En la actualidad, los sistemas de información sobre el mercado para productores en la UE siguen siendo muy diferentes en cuanto a su organización y financiación. Por ejemplo, en Francia esta información es recopilada y difundida por un departamento del Ministerio de Agricultura. En Alemania son los productores los que deben financiar el sistema. En algunos países no existe ningún tipo de centro de información sobre el mercado. 5. Perspectivas y consecuencias 5.1. De manera realista, el Comité considera, al igual que la Comisión en su Libro Verde sobre el comercio, que en el comercio alimentario comunitario se está imponiendo una «concentración irreversible». Debe incluso contarse con un incremento de la concentración en el sector del comercio alimentario minorista en Europa y un refuerzo cada vez mayor de la importancia de los acuerdos de precios en las ventas. Los supermercados, los hipermercados y los almacenes de descuento seguirán ganando nuevas cuotas en la venta de frutas y hortalizas frescas en los países europeos. No obstante, estos cambios se manifestarán de manera paulatina en los Estados miembros. 5.2. El Comité considera que es necesario establecer un marco regulador que limite el proceso de concentración en el comercio minorista a un nivel razonable. Además debe seguir fortaleciéndose la posición de los productores frente a las grandes cadenas comerciales, en lo que respecta al apoyo a la autoayuda. Sólo de este modo será posible evitar fallos notorios en el mercado y cambios y abusos no deseados desde el punto de vista social (por ejemplo, plazos de pago demasiado largos o precios de inclusión en las listas de proveedores), y garantizar a los consumidores también en el futuro un amplio surtido de frutas y hortalizas en todos los tipos posibles de comercio. 5.3. El Comité pone de manifiesto su preocupación por que el comercio alimentario minorista organizado no adapte -o no lo haga con la necesaria rapidez- el precio de los productos muy perecederos como las frutas y hortalizas a las variaciones de la oferta y la demanda. Ello puede dar lugar a que se acumulen excedentes imposibles de comercializar o a que los productores tengan que encajar una merma de sus beneficios. 5.4. El Comité señala expresamente el peligro de que, en detrimento de los productores y consumidores nacionales, la creciente concentración interempresarial de las principales organizaciones comerciales en el sector de las compras pueda reducir la variedad del surtido de frutas y hortalizas y hacer desaparecer, en particular, los surtidos regionales de los estantes de los comercios minoristas. Ello favorecería la estandarización de los productos en lo que respecta a su apariencia y conservabilidad, lo que iría en detrimento de sus propiedades organolépticas. Debe contarse con que los comercios especializados y los mercados semanales aumentarán su oferta de productos regionales, además de la oferta internacional. Sin embargo, los productos regionales no deberían permanecer restringidos exclusivamente a estos canales de venta. Es inadmisible que estos productos se escatimen a los consumidores por el hecho de que no se produzcan en cantidades necesarias para integrarse en una acción de venta nacional o porque el «precio de inclusión en las listas de proveedores» lo impida. 5.5. El Comité considera correcto que las organizaciones comunitarias de mercado de las frutas y hortalizas exijan desde hace tiempo una indicación clara de los orígenes nacionales y apoya el mantenimiento sin condiciones de esta reglamentación. Estas deberían además facilitar información sobre el momento en que fueron recogidas. Sin embargo, existen dudas sobre si los controles y las sanciones garantizan la aplicación consecuente de estas normas en todas partes. Esto puede también guardar relación con el hecho de que estas indicaciones no son obligatorias para otros muchos productos alimenticios. Deben acogerse con satisfacción las iniciativas de la Comisión en favor de la protección de las denominaciones de origen y de las indicaciones geográficas. Sin embargo, llama la atención la lentitud del inicio y aplicación de estos programas y el insuficiente nivel de conocimiento sobre dichas denominaciones e indicaciones de origen; en algunos Estados miembros, estos sistemas de protección comunitarios son, hasta la fecha, un fracaso. 5.6. El Comité manifiesta su preocupación por que pueda disminuir la transparencia del mercado precisamente en el sector de los productos frescos como las frutas y hortalizas, lo que contribuiría a debilitar, sobre todo, la posición de los productores. En este ámbito, el compromiso de la Comisión se limita hasta ahora a recopilar la información necesaria para la gestión del mercado. Por ello, debería examinarse si no es también necesario facilitar información sobre el mercado a los operadores del mercado, por ejemplo, en el ámbito del sector de los productos biológicos que adquieren cada vez más importancia, para lo cual debería velarse por que los costes se repartan de manera equilibrada. 5.7. El Comité reconoce que la reforma de la organización del mercado de las frutas y hortalizas constituye un paso hacia el fortalecimiento de la posición de los productores y organizaciones de productores. Dada la concentración de la demanda, resulta cada vez más indispensable reagrupar la oferta a través de las organizaciones de productores. Debería aumentarse la competitividad de las organizaciones de productores, y por ende la de los productos, mediante los fondos de explotación y los programas operativos. 5.8. El Comité señala que en el futuro el margen comercial dependerá mucho de la calidad del producto y de los programas de calidad seguidos por los productores y los comerciantes. El etiquetado de los productos alimenticios y el Reglamento relativo a los nuevos alimentos () adquieren una importancia particular, junto con las normas de calidad para las frutas y hortalizas. También conviene elaborar conceptos generales de aseguramiento de la calidad, en particular en el nivel de las organizaciones comerciales. Sólo de este modo será posible preservar la calidad «más alta» hasta el consumidor y también remunerarla. 5.9. Finalmente, el Comité aboga por que se sensibilice más al consumidor sobre las considerables posibilidades que tiene como tal de influir en la oferta y la formación de los precios. Las preferencias que se expresan sólo en consultas no vinculantes no tienen ningún efecto sobre el mercado o incluso tienen efectos contraproducentes. Adoptando una actitud práctica ante las compras y eligiendo los centros para efectuar sus adquisiciones, los consumidores pueden influir de manera eficaz. También el refuerzo de la formación profesional y la formación continua del personal de ventas y la mejora de la información, por ejemplo sobre la oferta regional y la calidad de los productos alimenticios, benefician a productores y consumidores. Bruselas, el 28 de enero de 1998. El Presidente del Comité Económico y Social Tom JENKINS () Reglamento (CE) n° 258/97 de 27.1.1997.