92001E1099

PREGUNTA ESCRITA E-1099/01

de Olle Schmidt (ELDR) al Consejo

(9 de abril de 2001)

Asunto: Ayuda para las víctimas del huracán Mitch

Después de que el huracán Mitch hubiera destruido extensas zonas de Honduras y causado la muerte de miles de personas, la Unión Europea prometió una ayuda aproximada de 2,2 millones de coronas suecas para el trabajo de reconstrucción.

Hoy día, dos años después de la catástrofe, resulta que las víctimas del huracán sólo han recibido una décima parte de este importe.

Mientras que otros países han puesto a punto sus proyectos, la Unión Europea ni siquiera ha desbloqueado una décima parte de los miles de millones anunciados. Parece que el resto del dinero está inmovilizado en Bruselas.

¿Qué iniciativas va a adoptar el Consejo para modificar su método de trabajo de manera que se puedan evitar tales errores en futuras catástrofes?

Respuesta

(27 de septiembre de 2001)

Como sabe Su Señoría, la política de cooperación de la UE es conducida por la Comisión, que actualmente está llevando a cabo un proceso de reforma para subsanar las deficiencias por las que ha sido criticada en el pasado.

En relación con el Plan Regional para la reconstrucción de Centroamérica, la Comisión Europea ha creado una entidad administrativa especial para la ejecución del programa junto con la devolución de su gestión a una unidad especial instituida en la Delegación de la Comisión en Managua. La Comisión ha presentado su Primer informe anual sobre la ejecución y el seguimiento del PACRC en el año 2000 al Consejo, así como al Parlamento Europeo.

El Consejo ha seguido de cerca la situación y ha instado, por los medios adecuados, a la Comisión, a que ejecute sin dilación el Plan Regional para la reconstrucción de Centroamérica.

El Consejo mantiene además un cambio de pareceres sobre esta cuestión con sus socios de Centroamérica, a través del Diálogo de San José. En la Conferencia ministerial San José XV celebrada en Bonn el 20 de mayo de 1999, los ministros debatieron las contribuciones de la UE y de Centroamérica para hacer frente a las secuelas del huracán Mitch. Los países centroamericanos reconocieron la rápida y generosa respuesta de la UE, que se concretó en más de mil millones de euros, y se congratularon de los esfuerzos realizados en el marco del Plan de Acción comunitario para la reconstrucción de Centroamérica, que supusieron una ayuda de 250 millones de euros. Los ministros acordaron que el programa de reconstrucción debía abordar los problemas estructurales en Centroamérica, y no solo la reconstrucción, sino transformando las sociedades.

En dicha ocasión, la parte centroamericana apreció las decisiones den Club de París relativas a la moratoria en el servicio de la deuda y a la reducción de la deuda, anulaciones de deuda y contribuciones al mecanismo multilateral de servicio de la deuda, así como las nuevas iniciativas europeas en favor de la reducción de la deuda.

Con ocasión de la Conferencia ministerial San José XVI celebrada en Vilamoura el 20 de febrero de 2000, ambas partes destacaron la importancia de que el Plan de Acción se ejecute sin demora y tomaron nota de la existencia de otros proyectos a largo plazo financiados por los Estados miembros. Ambas partes recordaron que esos proyectos de reconstrucción debían ejecutarse teniendo en cuenta la Declaración de Estocolmo, a fin de contribuir a la transformación de las sociedades centroamericanas, actuando en un marco transparente y descentralizado y garantizando la participación activa de la sociedad civil, las ONG y el sector privado en el proceso de reconstrucción.

Con ocasión del Diálogo San José VII celebrado en Guatemala el 26 de mayo de 2001, los ministros acogieron con interés el informe de situación sobre la ayuda concedida por la Comisión Europea hasta finales de 2000 y, en particular, los logros del PACRC.

Por último, en el capítulo de la prevención de catástrofes, cabe mencionar la asignación por la Comisión, desde julio de 1998, de 5,6 millones de euros al Plan Centroamericano del programa DIPECHO. Este tiene por objetivo reducir la vulnerabilidad de los habitantes de la región más expuestos a tales catástrofes. El programa está centrado en dos aspectos: aumentar la capacidad de las instituciones nacionales y regionales para reaccionar a las catástrofes naturales y fomentar el intercambio de información y la coordinación entre las comunidades, los organismos de protección civil y la administración local.