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Document 52012DC0489

    INFORME DE LA COMISIÓN AL PARLAMENTO EUROPEO Y AL CONSEJO Informe anual de la Unión Europea sobre la ayuda humanitaria y las políticas de protección civil y su aplicación en 2011

    /* COM/2012/0489 final */

    52012DC0489

    INFORME DE LA COMISIÓN AL PARLAMENTO EUROPEO Y AL CONSEJO Informe anual de la Unión Europea sobre la ayuda humanitaria y las políticas de protección civil y su aplicación en 2011 /* COM/2012/0489 final */


    INFORME DE LA COMISIÓN AL PARLAMENTO EUROPEO Y AL CONSEJO

    Informe anual de la Unión Europea sobre la ayuda humanitaria y las políticas de protección civil y su aplicación en 2011

    1.           Introducción

    Cuando se produce una catástrofe, se necesita ayuda, y la ayuda debe llegar rápidamente. Ayudar a las poblaciones más vulnerables del mundo en situaciones de crisis es un imperativo moral para la comunidad internacional y puede ser cuestión de vida o muerte. En respuesta a ese imperativo, la Unión Europea y sus 27 Estados miembros son los primeros donantes de ayuda humanitaria del mundo: proporcionan alrededor de la mitad de la financiación mundial para ayuda de emergencia a las víctimas de catástrofes de origen humano y natural. Además, la UE promueve el respeto del Derecho Humanitario Internacional y la adhesión al mismo.

    El presente informe anual se centra en la labor de ayuda humanitaria y de protección civil de la Comisión Europea en 2011. El objetivo de estas acciones es salvaguardar y preservar la vida cuando las personas están necesitadas de socorro y prevenir y reducir el sufrimiento humano, manteniendo al mismo tiempo la integridad y la dignidad de las poblaciones afectadas por catástrofes naturales o de origen humano.

    La Oficina Humanitaria de la Comunidad Europea (ECHO) se creó en 1992 como expresión de la solidaridad europea con las personas necesitadas de todo el mundo. En 2004, se convirtió en la Dirección General de Ayuda humanitaria, que incorporó la protección civil en 2010 para lograr una mayor coordinación y potenciar la capacidad de respuesta en caso de catástrofe dentro y fuera de la UE. Desde su creación, la Comisión, a través de ECHO, ha encauzado unos 14 000 millones EUR del presupuesto de la UE para las víctimas de los conflictos y las catástrofes en más de 140 países de todo el mundo. En los últimos cinco años, se han proporcionado anualmente una media de 1 000 millones EUR para la ayuda a casi 150 millones de personas de las poblaciones más vulnerables del mundo azotadas por catástrofes naturales y crisis de origen humano.

    La ayuda humanitaria es uno de los dos principales instrumentos de que dispone la UE para prestar ayuda de emergencia a las personas de fuera de la UE que padecen las consecuencias inmediatas de las catástrofes.

    La ayuda humanitaria de la UE se basa en los principios de humanidad, neutralidad, imparcialidad e independencia. Cada decisión que adopte la Comisión debe ajustarse a estos cuatro principios, que constituyen la piedra angular del Consenso Europeo sobre Ayuda Humanitaria. La ayuda humanitaria de la UE se distribuye al margen de cualquier agenda política y busca sin excepciones ayudar a las personas que más lo necesitan, independientemente de su nacionalidad, religión, sexo, origen étnico o afiliación política. Este compromiso de ayuda humanitaria basada en principios se halla ahora incorporado al Tratado de Lisboa (artículo 214 del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea).

    Otro de los instrumentos principales es la protección civil. Treinta y dos países, incluidos todos los Estados miembros de la UE, participan en un mecanismo de protección civil que ofrece activos como equipos e instrumentos de búsqueda y rescate de personas cuando lo solicita un país afectado por una catástrofe. Este mecanismo está gestionado por el Centro de Control e Información (CCI) de ECHO.

    El nombramiento de Kristalina Georgieva, en 2010, como primera Comisaria Europea de Cooperación Internacional, Ayuda Humanitaria y Respuesta a las Crisis, reunió esos instrumentos, con lo que aumentó la coherencia de las operaciones de respuesta de la UE en caso de catástrofe.

    Las políticas de ayuda humanitaria y protección civil de la Unión Europea demuestran el compromiso a apoyar a quienes necesitan ayuda tanto dentro como fuera de la Unión cuando se hallan en situación de gran vulnerabilidad. Esta asistencia contribuye a la consecución de uno de los objetivos estratégicos de la actuación exterior de la UE, tal como se establece en el artículo 21 del Tratado de la Unión Europea.

    Por otra parte, dicha ayuda cuenta con un amplio apoyo por parte de los ciudadanos europeos: según una reciente encuesta del Eurobarómetro, el apoyo público a la ayuda humanitaria y la protección civil de la UE ha seguido aumentando en los últimos años, a pesar de la crisis económica.

    · Nueve de cada 10 ciudadanos (88 %) creen que es importante para la Unión Europea continuar financiando la ayuda humanitaria, lo que representa un aumento de nueve puntos porcentuales respecto a la última encuesta, realizada en 2010. Casi el mismo número, 84 %, se pronuncia a favor del mantenimiento de la ayuda humanitaria. · Existe también un firme respaldo (71 %) al papel de la Comisión en la coordinación de la ayuda humanitaria de la UE; ese porcentaje representa un aumento de 13 puntos porcentuales respecto a 2010. Por otro lado, una gran mayoría de los encuestados (88 %) apoya una iniciativa para asociar a los jóvenes a las operaciones humanitarias de la UE como parte de un cuerpo de voluntarios de la UE. · En cuanto a la protección civil, el 82 % está de acuerdo en que la actuación coordinada de la UE en la lucha contra las catástrofes es más eficaz que las medidas adoptadas por cada uno de los países por separado. · La encuesta sobre protección civil pone de manifiesto una preocupación por la posibilidad de catástrofes en la UE. El 75 % de los encuestados manifestaron su preocupación por las catástrofes de origen humano, como los vertidos de petróleo y los accidentes nucleares. En segundo lugar viene la preocupación por las inundaciones y los terremotos, con un 67 % y luego los ataques terroristas (64 %) y los conflictos armados (59 %). · El 68 % de los europeos saben que la UE financia la ayuda humanitaria. Cuatro de cada diez encuestados (38 %) conocen el papel de la UE como coordinadora de la protección civil. · Aproximadamente una tercera parte consideran que están bien informados acerca de las actividades de ayuda humanitaria de la UE, lo que representa un aumento de 12 puntos porcentuales respecto a la encuesta anterior. En la encuesta sobre protección civil, el 19 % considera que están bien informados de las actividades de la UE. En ambas encuestas, los encuestados señalaron que la televisión e internet son sus fuentes preferidas de información, seguidas de la prensa y la radio.

    2.           Contexto mundial en el que se presta la ayuda

    En 2011, se produjo un aumento del nivel mundial de crisis humanitarias, catástrofes y vulnerabilidad. La tendencia al alza de las necesidades sigue superando los recursos disponibles. El suministro de ayuda humanitaria y protección civil es cada vez más complejo y difícil. Debido a la frecuencia y la intensidad de las catástrofes naturales, hay más crisis humanitarias repentinas y, en particular, más grandes catástrofes, tales como las que se produjeron en el Cuerno de África y Japón.

    Según las estadísticas publicadas por el Centro de Investigación sobre la Epidemiología de las Catástrofes (CRED)[1] y la Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción de Catástrofes (UNISDR)[2], durante 2011 se produjeron 302 catástrofes naturales de diferentes magnitudes, que provocaron la muerte de casi 30 000 personas y afectaron a 206 millones más en todo el mundo. Unos 106 millones de personas resultaron afectadas por inundaciones y 60 millones por sequías, mientras que 1,6 millones lo fueron por terremotos. Asia fue, con mucho, la región más afectada, con más del 45 % de las catástrofes y el 89 % del número total de víctimas en la región. Las consecuencias de las catástrofes son devastadoras y diversas: mueren personas y se destruyen viviendas, cultivos y medios de subsistencia.

    Solo hemos mencionado algunas de esas consecuencias, pero su impacto ha llevado al límite a la comunidad humanitaria internacional. En 2011, las Naciones Unidas se vieron obligadas a conceder la mayor financiación consolidada de su historia (5 700 millones EUR) para la ayuda humanitaria. Existe una creciente inadecuación entre el aumento de las necesidades humanitarias a nivel mundial y los recursos financieros cada vez más escasos disponibles para satisfacer esas necesidades, sobre todo en el contexto de la crisis económica y financiera que ha azotado a muchos de los países donantes occidentales. Junto con la vulnerabilidad crónica en muchas partes del mundo, ello sigue teniendo un impacto directo en las vidas de millones de personas necesitadas de ayuda.

    Por otra parte, ello también implica que los donantes tienen que redoblar sus esfuerzos para responder a las catástrofes de forma más eficiente y efectiva, utilizando todavía mejor sus limitados recursos. Para ECHO, ello supone incrementar su eficiencia en el trabajo con sus socios e invertir más en la preparación y la resiliencia de las comunidades vulnerables. Al mismo tiempo, deben aprovecharse al máximo las sinergias entre la ayuda humanitaria y la protección civil. Además, como parte del sistema internacional de ayuda humanitaria, la UE ocupa un lugar destacado para animar a otros países y regiones a aumentar su participación en la preparación y la respuesta humanitarias con el fin de movilizar más eficazmente los crecientes recursos de los países de economía emergente para la acción humanitaria y la respuesta ante las catástrofes.

    Las catástrofes de origen humano siguen siendo causadas en su mayor parte por conflictos civiles internos; las poblaciones civiles están cada vez más expuestas a la violencia y el sufrimiento. Este tipo de conflicto se caracteriza frecuentemente por la no consideración, por parte de los beligerantes, de los principios del Derecho Internacional Humanitario, con lo que se reduce el espacio humanitario, es decir, las zonas en las que puede prestarse ayuda humanitaria de forma neutra e imparcial y sin trabas. En este contexto, el acceso de la ayuda humanitaria a las personas que la necesitan y la seguridad y la protección de las poblaciones civiles y los trabajadores humanitarios han ido planteando cada vez más problemas. La situación global y el entorno de trabajo se ha deteriorado en todos estos aspectos, especialmente en Somalia, la República Democrática del Congo, Afganistán y Corea del Norte.

    En respuesta a estos retos, hay una concienciación cada vez mayor dentro de la comunidad humanitaria internacional respecto a la necesidad de poner mayor empeño y énfasis en cuanto a la preparación y la resiliencia de las comunidades vulnerables para que puedan responder mejor ante las catástrofes, reduciendo así el impacto devastador en las poblaciones afectadas y en su modo de vida.

    Asimismo, los efectos a largo plazo sobre las vidas y los medios de subsistencia tras grandes crisis, como el terremoto de Haití en 2010 y las inundaciones de Pakistán, muestran la importancia crucial de satisfacer adecuadamente las necesidades de rehabilitación y desarrollo a largo plazo en las fases más tempranas de la respuesta humanitaria. Solo si los trabajadores humanitarios y de desarrollo colaboran estrechamente habrá una posibilidad de reducir los efectos devastadores de las catástrofes recurrentes sobre las perspectivas de desarrollo sostenible. A este respecto, en 2011 prosiguió el trabajo sobre la vinculación de la ayuda de emergencia, la rehabilitación y el desarrollo (VARD), como, por ejemplo, la programación conjunta, por parte de los servicios de la Comisión, de los presupuestos de seguridad alimentaria en determinadas regiones y la estrecha cooperación con el Instrumento de Estabilidad (medidas a corto plazo) para una rápida recuperación. Entre las tareas realizadas cabe señalar la elaboración de una metodología común y su verificación, la intensificación del trabajo conjunto de los distintos agentes en la ayuda humanitaria y el desarrollo y una serie de enfoques innovadores en términos de aplicación práctica sobre el terreno.

    3.           La ayuda humanitaria de la UE y las actividades de protección civil en 2011

    A través de la Comisión (ECHO), la UE proporcionó una ayuda humanitaria sustancial adaptada a las necesidades y facilitó la prestación de ayuda europea de protección civil en especie en 2011, por un importe total de 1 154 millones EUR, consistente en:

    · ayuda humanitaria a aproximadamente 117 millones de personas[3] en 91 países no pertenecientes a la UE, lo que representa un coste medio de 10 EUR por beneficiario;

    · respuesta rápida a 18 solicitudes de ayuda con cargo al mecanismo de protección civil, dentro y fuera de la UE.

    El presupuesto de ayuda humanitaria inicial de 853 millones EUR se complementó en varias ocasiones para responder a las nuevas crisis y catástrofes naturales ocurridas durante el año, a saber, el conflicto interno de Libia, la crisis poselectoral de Costa de Marfil, la hambruna causada por la sequía y complicada por el conflicto del Cuerno de África, el conflicto de Sudán en torno a la independencia de Sudán del Sur y las inundaciones de Pakistán. Para satisfacer estas necesidades adicionales se movilizó financiación suplementaria a través de transferencias de fondos de la reserva para la ayuda de emergencia de la UE, a través del 10º Fondo Europeo de Desarrollo para la ayuda humanitaria en países de África, el Caribe y el Pacífico, a través de las contribuciones de la AELC[4] y mediante transferencias de otras líneas presupuestarias de la rúbrica de ayuda exterior del presupuesto de la UE (rúbrica 4).

    Del total de la financiación comunitaria proporcionada en 2011, se calcula que un 42 % se destinó a las crisis prolongadas, el 38 % a las catástrofes naturales y el 20 % a las crisis e intervenciones ad hoc.

    Las catástrofes naturales siguieron causando sufrimiento humano y graves daños en todo el mundo en 2011. En respuesta a este tipo de catástrofe, la Comisión ha adoptado una estrategia en dos frentes:

    · respuesta rápida, proporcionando ayuda humanitaria y facilitando y coordinando la ayuda en materia de protección civil prestada por los Estados miembros de la UE a otros Estados (países de la UE o terceros países) participantes en el Mecanismo de Protección Civil con carácter voluntario tras la activación del Mecanismo;

    · preparación a las catástrofes, mediante la identificación de las zonas geográficas y las poblaciones más vulnerables a las catástrofes naturales y para las cuales se establecen programas específicos de prevención de catástrofes.

    En 2011, la Comisión proporcionó asistencia humanitaria para hacer frente a las consecuencias de las siguientes catástrofes:

    · triple catástrofe del terremoto, el tsunami y la explosión nuclear en Japón;

    · sequías en África Occidental (Burkina Faso, Mauritania, Malí, Níger, Chad), el Cuerno de África (Yibuti, Etiopía, Kenia, Somalia) y América Central y del Sur (Paraguay, Bolivia, Honduras, El Salvador y Guatemala);

    · inundaciones en Pakistán, Bangladesh, India, Sri Lanka y Perú;

    · ciclones/huracanes/tormentas tropicales en el sudeste de Asia (Camboya, Laos, Filipinas, Tailandia y Vietnam), América Central (El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua) y el Caribe (Santa Lucía);

    · epidemias en Camerún.

    3.1.        Actuaciones de ayuda humanitaria

    En 2011, se produjo una grave crisis humanitaria en el Cuerno de África. Una combinación de elevados precios de los alimentos, escasez de lluvias y un aumento de desplazamientos de la población (principalmente debido a los violentos conflictos en curso en Somalia) y la dificultad de prestación de la ayuda humanitaria llevaron a un rápido deterioro de la seguridad alimentaria y de la situación nutricional de las poblaciones vulnerables. La situación se agravó todavía más por la pobreza subyacente y la reducida capacidad de reacción. En el segundo semestre de 2011, más de trece millones de personas se vieron afectadas por la crisis. La Comisión respondió movilizando más de 181 millones EUR para ayudar a los grupos más vulnerables de la población de la región.

    Más allá de la reacción ante las catástrofes, la Comisión también se está esforzando en potenciar la prevención y la preparación ante las catástrofes, tanto dentro de la UE como fuera de ella, especialmente en las regiones propensas a las catástrofes naturales. La reducción del riesgo de catástrofe y la adaptación al cambio climático fueron un claro destino de la financiación en 2011. ECHO puso en marcha nuevos programas DIPECHO en el sur de Asia, América del Sur, el Pacífico y el Caribe. Además, integró la reducción de los riesgos de catástrofe en las operaciones de ayuda global.

    En cuanto a las crisis de origen humano, las protestas políticas en Libia se transformaron en una guerra civil, que acabó necesitando una campaña aérea militar dirigida por la OTAN para proteger a la población civil. El conflicto de Libia llevó a una gran crisis de refugiados en las fronteras con Túnez y Egipto, que hizo necesaria la ayuda de la UE para la respuesta humanitaria y la repatriación de personas que trabajaban en Libia y huyeron del conflicto. Prosiguió la crisis poselectoral en Costa de Marfil, que afectó también a los países vecinos. En Irak, la situación de la seguridad se ha venido deteriorando desde las elecciones parlamentarias del 7 de marzo de 2010; los insurgentes continuaron teniendo como objetivo de las explosiones en masa a los policías, soldados y civiles, en un esfuerzo por minar la confianza en las fuerzas de seguridad iraquíes, al estar preparándose las tropas de Estados Unidos para abandonar Irak a finales de 2011.

    Además de estas nuevas crisis, la Comisión siguió interviniendo en varias situaciones de emergencia complejas y prolongadas. Se pueden citar como ejemplos los siguientes:

    Sudán y Sudán del Sur: La separación oficial de Sudán en dos países fue pacífica en un principio, cuando Sudán del Sur se convirtió el 9 de julio de 2011 en el 196º país del mundo. Sin embargo, sigue empeorando el conflicto armado a lo largo de la nueva frontera y continúan pendientes difíciles negociaciones para resolver una serie de diferencias (por ejemplo, el reparto de los ingresos del petróleo y la demarcación de fronteras). Mientras tanto, se han producido nuevas situaciones de emergencia, que ha aumentado drásticamente las necesidades humanitarias tanto en Sudán como en Sudán del Sur.

    En los Territorios Palestinos Ocupados la población sigue viviendo bajo ocupación israelí en graves condiciones de penuria y desamparo social. Una prolongada crisis socioeconómica, caracterizada por la dureza de las restricciones al desplazamiento y la continua destrucción de activos físicos, ha dado lugar a grandes aumentos de la pobreza y el desempleo. En Cisjordania, el crecimiento de los asentamientos israelíes, la violencia de los colonos contra los palestinos y la barrera de seguridad continúan afectando la vida cotidiana. Siguen en vigor controles estrictos a la entrada de los palestinos en Israel y Jerusalén Este, y los agricultores están teniendo dificultades para acceder a sus tierras cerca de la barrera de seguridad y los asentamientos. Miles de propietarios de viviendas siguen estando amenazados por órdenes pendientes de demolición y un aumento del número de los desahucios.

    En la República Democrática del Congo, donde hay 1,9 millones de personas desplazadas de una población total de cerca de 71 millones, la situación humanitaria sigue siendo precaria en muchas regiones. Existe una importante pérdida de cosechas a causa de los problemas de acceso y del conflicto. Sigue habiendo muchos desplazados internos en las regiones de Kivu Norte y Kivu Sur, al este del país, afectadas por el conflicto. Si bien ha habido una estabilización gradual en algunas partes de Kivu Norte, la situación en otras partes ha empeorado considerablemente, lo que ha hecho que la situación general sea de enorme inestabilidad. En la provincia de Ecuador, el conflicto interétnico a finales de 2009, al que siguió una intervención del ejército, provocó un importante desplazamiento y la salida de refugiados hacia la República del Congo y la República Centroafricana. Los persistentes ataques por parte del Ejército de Resistencia del Señor han conducido a desplazamientos masivos dentro de la Provincia Oriental y numerosas salidas de refugiados hacia la República Centroafricana.

    A pesar del aumento del número de víctimas debido a la complejidad de las situaciones de emergencia en los últimos años y a la falta de respeto de los principios humanitarios y la seguridad y protección de los trabajadores humanitarios, también hay casos en los que ha mejorado la situación humanitaria. Por ejemplo, existen indicios de que la situación mejora cuando a las actuaciones humanitarias les siguen rápidamente actuaciones de desarrollo orientadas adecuadamente[5].

    3.2.        Operaciones de protección civil

    Por lo que se refiere a la protección civil, el Mecanismo de Protección Civil de la UE se activó 18 veces durante el año[6] (cuatro veces dentro de la UE y catorce fuera de la UE), en respuesta a acontecimientos como la explosión en una base naval de Chipre, los incendios forestales de Grecia y Albania, las inundaciones de Pakistán, el terremoto de Turquía y el terremoto y el tsunami de Japón. Además, fueron evacuados ciudadanos de la UE y nacionales de terceros países durante la crisis en Libia. Se envió a expertos tanto dentro como fuera de la UE en doce misiones de evaluación y coordinación.

    La Comisión adoptó al final de 2011 la propuesta de Decisión relativa a un Mecanismo de Protección Civil de la Unión[7]. Dicha propuesta sigue debatiéndose en el Consejo y el Parlamento. Se proporcionan más detalles en el apartado 4.

    El objetivo de dicha propuesta legislativa es reforzar los instrumentos del Mecanismo. En la actualidad, el despliegue de los recursos de protección civil de la UE se basa en gran medida en las ofertas voluntarias ad hoc de los 32 Estados participantes. La Comisión tiene la intención de pasar a un sistema que esté previamente planificado y permita una actuación inmediata.

    3.3.        Recursos financieros y humanos

    ECHO cuenta con más de 300 personas que trabajan en su sede de Bruselas y más de 400 en las 44 representaciones situadas en 38 países de todo el mundo. Inmediatamente después de una catástrofe, ya hay expertos humanitarios sobre el terreno para realizar evaluaciones de las necesidades y supervisar la ejecución de los proyectos humanitarios financiados por la UE. Este enfoque basado en las necesidades es una característica clave de la ayuda humanitaria de la UE y del modo en que se distribuye a alrededor de 200 socios: organizaciones no gubernamentales, organismos de las Naciones Unidas, otras organizaciones internacionales (como el Comité Internacional de la Cruz Roja, la Federación Internacional de la Cruz Roja y la Media Luna Roja) y algunas agencias especializadas de los Estados miembros de la UE.

    Para la DG ECHO es importante contar con una gran variedad de socios, ya que ello les permite satisfacer una lista creciente de necesidades en diferentes partes del mundo, a menudo en situaciones cada vez más complejas. Las subvenciones y contribuciones gestionadas por ECHO se realizan seleccionando las mejores propuestas recibidas. En 2011, la financiación se distribuyó entre los socios de ECHO de la manera siguiente: ONG: 50 %; organismos de las Naciones Unidas: 36 %; organizaciones internacionales: 14 %.

    Las organizaciones humanitarias se enfrentan a un número cada vez mayor de problemas de acceso a las personas que necesitan la ayuda. Ello se debe, por un lado, a la restricción del espacio humanitario por parte de los gobiernos y de los grupos armados, que no respetan ni la protección más básica concedida en virtud del Derecho Humanitario Internacional, y, por otro, a las restricciones de seguridad. Los gobiernos están imponiendo cada vez más restricciones a la prestación de ayuda humanitaria (por ejemplo, en Sri Lanka). En muchas zonas de conflicto (por ejemplo, la República Democrática del Congo, Somalia y Sudán) los trabajadores humanitarios son testigos de prácticas bélicas especialmente brutales, entre las que figuran el ataque a la población civil y, con frecuencia, el recurso a la violencia sexual como instrumento de guerra.

    Además, está aumentando el número de ataques a trabajadores humanitarios, incluidos los secuestros, expulsiones y matanzas. Los donantes tienen que enfrentarse al hecho de que no solo corre peligro la seguridad del personal humanitario, sino también la financiación y la infraestructura que proporcionan. Algunos gobiernos están dispuestos a llegar al extremo de expropiar o «tomar prestados» fondos y bienes financiados por los donantes y/o expulsar a agencias de ayuda humanitaria una vez despojadas de sus bienes.

    4.           Política de ayuda humanitaria y protección civil

    A nivel político, en 2011 la Comisión se centró en las siguientes iniciativas estratégicas:

    · Presentación de propuestas legislativas sobre la protección civil de la UE, con el objetivo de reforzar considerablemente los instrumentos ya existentes. En la actualidad, el despliegue de los equipos y los recursos de protección civil de la UE se basa en gran medida en las ofertas voluntarias ad hoc de los Estados participantes. Aunque el Mecanismo de Protección Civil de la UE ya desempeña un papel importante para apoyar, coordinar y complementar el proceso de asistencia mutua, la Comisión propone pasar a un sistema que esté previamente planificado y sea inmediato. En este contexto, se han iniciado los preparativos para crear un Centro de Respuesta de Emergencia más eficaz en 2013, que será el sucesor del Centro de Control e Información. Será un auténtico centro de pleno derecho, que funcionará las 24 horas del día y todos los días de la semana y permitirá a la UE asumir un papel más dinámico en la planificación, la preparación, la coordinación operativa y el apoyo logístico.

    · Medidas para crear un Cuerpo Voluntario Europeo de Ayuda Humanitaria, de conformidad con lo dispuesto en el Tratado de Lisboa (artículo 214, apartado 5, del TFUE). En 2011, ECHO inició una consulta pública y una evaluación de impacto y puso en marcha proyectos piloto. Los resultados de estas actividades se incorporarán a una propuesta de marco legislativo por el que se creará dicho Cuerpo y cuya adopción está prevista para 2012.

    ECHO también hizo especial hincapié en determinadas prioridades políticas horizontales, en línea con los compromisos del Consenso Europeo sobre la Ayuda Humanitaria[8] y su plan de acción. Estas prioridades políticas incluyen, por ejemplo, el desarrollo adicional de la política de ayuda alimentaria humanitaria de la UE. Las negociaciones para la modernización del Convenio sobre Ayuda Alimentaria se celebraron en este contexto. Con el fin de aumentar la eficiencia y la eficacia de los esfuerzos conjuntos para satisfacer las necesidades de seguridad alimentaria y nutricionales, la Comisión firmó una declaración de intenciones sobre «Cooperación Programática en Seguridad Alimentaria y Nutrición» con tres organismos de las Naciones Unidas: FAO, PMA y FIDA.

    La Comisión apoya acciones de preparación ante las catástrofes en las regiones propensas a las catástrofes naturales, con vistas a ayudar a las comunidades locales para que reaccionen con rapidez y eficacia en esos casos, haciendo posible que se salven muchas vidas. Este apoyo se proporciona a través de los programas DIPECHO puestos en marcha en 2010 y los nuevos programas en el sur de Asia, el Pacífico, América Latina y el Caribe. La contribución a la preparación ante las catástrofes va mucho más allá de los planes de acción de DIPECHO, ya que muchas de las decisiones de financiación humanitaria importantes incluyen, como objetivo, la preparación ante las catástrofes o la mitigación de los efectos de las mismas. La política de integración se basa en las actividades relacionadas con el apoyo a las infraestructuras, las campañas de concienciación y sensibilización ciudadanas, las tareas de pequeña envergadura destinadas a reducir la incidencia de las catástrofes, la cartografía y las actividades de informatización de datos, el desarrollo de sistemas de alerta rápida, la educación, la consolidación institucional y las actividades de lucha contra el cambio climático.

    En el marco de su mandato en materia de protección civil, ECHO fomentó y facilitó la cooperación entre los 32 Estados[9] que participan en el Mecanismo de Protección Civil. Con ello, persigue mejorar la eficacia de los sistemas de prevención y protección frente a las catástrofes naturales, tecnológicas o de origen humano en Europa y de protección contra las mismas.

    La Comisión también inició la recogida de información como parte de un programa de 18 meses para la prevención de catástrofes, centrándose en determinadas catástrofes (terremotos, tsunamis, inundaciones, tormentas, sequías y olas de calor) y medidas horizontales (como la planificación y el diseño de infraestructuras). La aplicación del Mecanismo de Protección Civil garantiza que las personas, el medio ambiente, los bienes y el patrimonio cultural estarán mejor protegidos en caso de catástrofes. En el ámbito de la preparación, la ayuda de la UE se centra en los sistemas de alerta rápida, los módulos y el programa de formación del Mecanismo de Protección Civil (más de 890 expertos fueron formados en 2011 y se apoyaron cinco ejercicios completos a escala real). Además, la Comisión proporcionó apoyo financiero a una serie de proyectos de cooperación en lo que respecta a la preparación (creación de un equipo para la evacuación de ciudadanos; evacuación en caso de accidente nuclear; sensibilización respecto al rescate en cuevas; limpieza de costas contaminadas por petróleo).

    Se prestó ayuda, basada en los recursos puestos a disposición por los Estados miembros, a los países de la UE y terceros países afectados por catástrofes, en respuesta a la solicitud de los gobiernos en cuestión.

    [1]               www.cred.be

    [2]               www.unisdr.org

    [3]               Ayuda humanitaria y alimentaria para 105 millones de personas y ayuda a la preparación ante las catástrofes para 12 millones de personas.

    [4]               Asociación Europea de Libre Comercio.

    [5]               Como se explica con ejemplos concretos en los documentos de acompañamiento. Véanse los ejemplos del Chad, Burundi/Tanzania o la parte del capítulo 3.9 sobre transición y resiliencia.

    [6]               18 activaciones, 3 alertas previas y 6 solicitudes de seguimiento.

    [7]               COM(2011) 934 final, adoptado el 20.12.2011.

    [8]               Adopción por el Consejo, el Parlamento Europeo y la Comisión el 18 de diciembre de 2007 (DO C 25 de 30.1.2008, p. 1.

    [9]               Los 27 Estados miembros de la UE, Noruega, Islandia, Liechtenstein y Croacia y la Antigua República Yugoslava de Macedonia.

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