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Document 52000DC0443

    Comunicación de la Comisión al Parlamento Europeo, al Consejo, al Comité Económico y Social, al Comité de las Regiones y al Banco Central Europeo Aspectos prácticos del euro: estado actual y medidas pendientes

    /* COM/2000/0443 final */

    52000DC0443

    Comunicación de la Comisión al Parlamento Europeo, al Consejo, al Comité Económico y Social, al Comité de las Regiones y al Banco Central Europeo Aspectos prácticos del euro: estado actual y medidas pendientes /* COM/2000/0443 final */


    COMUNICACIÓN DE LA COMISIÓN AL PARLAMENTO EUROPEO, AL CONSEJO, AL COMITÉ ECONÓMICO Y SOCIAL, AL COMITÉ DE LAS REGIONES Y AL BANCO CENTRAL EUROPEO - Aspectos prácticos del euro: estado actual y medidas pendientes

    Introducción

    La presente comunicación ofrece, una vez finalizada la primera mitad del período transitorio, una visión general de los preparativos realizados hasta la fecha y de los que siguen siendo necesarios para el paso definitivo al euro a principios del próximo año. Dos importantes acontecimientos marcan el final de este período: a partir del 1 de enero de 2002, el euro ya no estará subdividido en unidades monetarias nacionales, y durante las semanas posteriores a esta fecha los billetes y monedas denominados en moneda nacional se sustituirán por billetes y monedas denominados en euros. Aunque tengan un carácter puramente técnico o práctico, estos dos acontecimientos tendrán repercusiones sin precedentes en la historia monetaria.

    Fue el Consejo Europeo de Madrid el que en diciembre de 1995 adoptó el escenario de referencia para el paso a la moneda única sobre la base de los trabajos preparatorios de la Comisión y del Instituto Monetario Europeo. Sus principales elementos se fundieron en los Reglamentos del Consejo de junio de 1997 y de mayo de 1998, que constituyen el marco jurídico del euro. Seguidamente, todos los Estados miembros de la zona euro procedieron a la adaptación de distintas partes de sus respectivas legislaciones con vistas a la introducción del euro. Muchas de las medidas nacionales adoptadas en esta fase inicial de los preparativos prácticos han facilitado el paso del sector financiero al euro y permitido a las empresas utilizar el euro en la elaboración de sus informes financieros, para la denominación de su capital o en sus declaraciones fiscales. De hecho, los mercados financieros estaban en gran medida dispuestos a utilizar a gran escala la unidad del euro desde el momento mismo de su introducción; se trataba del primer desafío de orden práctico (al margen de la aplicación de la política monetaria única) asumido con éxito. Entre las iniciativas adoptadas a escala comunitaria en esta fase inicial de los preparativos prácticos figura la presentación por la Comisión, en abril de 1998, de tres recomendaciones relativas a los gastos bancarios de conversión al euro, a la doble indicación de los precios y otros importes monetarios, y al diálogo, el seguimiento y la información necesarios para facilitar la transición al euro. La Comisión organizó posteriormente varias mesas redondas sobre aspectos prácticos y elaboró una estrategia de información con vistas al paso definitivo al euro; revisó asimismo sus prioridades en una Comunicación de febrero de 2000. Por lo que se refiere a la transición monetaria, el Banco Central Europeo ha venido manteniendo estrechos contactos con los representantes de los principales usuarios de las monedas y billetes, y está asimismo preparando una extensa campaña de información sobre los nuevos billetes y las nuevas monedas.

    La presente Comunicación se elaboró teniendo en cuenta los dos desafíos que se nos plantearán al final del próximo año: la conversión a euros de todos los importes monetarios denominados en las subdivisiones nacionales y la retirada de los antiguos billetes y monedas simultáneamente a la introducción de los denominados en euros.

    I. Abandono de las unidades monetarias nacionales en favor del euro

    A. Preparación del sector privado

    Este apartado se refiere tanto a los preparativos que tendrán que realizar las empresas como a las medidas que deberán permitir a los consumidores familiarizarse con la nueva moneda. Con este propósito, la Comisión ha creado un "grupo consultivo sobre los aspectos prácticos de la transición al euro" que engloba a los representantes de una veintena de federaciones profesionales europeas (incluidas tres asociaciones de consumidores). Los trabajos de este grupo permitirán, en particular, elaborar una recomendación sobre los medios para facilitar la familiarización con el euro, que la Comisión presentará en otoño de 2000.

    1. Preparativos de las empresas

    En general, las empresas utilizan poco el euro y se preparan lentamente.

    a. Las empresas utilizan poco el euro

    Tanto las empresas como los particulares deben aprender a utilizar el euro. Operaciones como pagar, recibir pagos y facturar en euros son pruebas de "eurocompatibilidad" de las estructuras informáticas, contables y financieras de las empresas, y constituyen experiencias concretas para acostumbrarse a la nueva moneda. Así pues, es de interés general que la utilización del euro progrese antes de 2002. La mayoría de los observadores preveían una especie de efecto "bola de nieve": pensaban que las grandes empresas exigirían a sus subcontratistas que pasaran al euro, y que éstos invitarían a sus proveedores a actuar del mismo modo. Por diversas razones, este efecto no se ha producido. La utilización del euro por las empresas, y en particular por las PYME, sigue siendo, en general, modesta.

    La Comisión publica regularmente un documento en el que se analiza el desarrollo de la utilización del euro en Europa [1]. El porcentaje correspondiente al euro en los pagos de las empresas de la zona euro ha conocido un avance significativo en estos últimos meses, situándose en valor en una cifra ligeramente superior al 25% en abril de 2000, frente a la cifra ligeramente inferior al 2% del último trimestre de 1999. Pero este elevado porcentaje es un poco engañoso: en volumen, los pagos en euros sólo representan el 2,4% de las operaciones. Esta importante divergencia entre los pagos en volumen y en valor se debe principalmente a dos factores:

    [1] Nota trimestral sobre la evolución de la utilización del euro, n°2, 12 de abril de 2000. http://europa.eu.int/comm/economy_finance/document/misc/eurouse2_es.pdf

    - Europa atraviesa por una ola de fusiones y adquisiciones sin precedentes, que se traduce en compras cruzadas de títulos entre empresas fusionadas, y dichas compras se denominan en euros.

    - Las grandes empresas comienzan a pasar al euro. En todos los Estados participantes, los estudios ponen de manifiesto que la divergencia entre las grandes empresas y las PYME por lo que se refiere a la utilización del euro tiende a aumentar de manera significativa.

    Estas cifras están corroboradas por los resultados de una encuesta "Flash Eurobarómetro" realizada para la Comisión [2], según la cual tan sólo el 10% de las PYME encuestadas facturan ya en euros, y son claramente mayoría las que piensan esperar al final del período transitorio para hacerlo.

    [2] Encuesta EOS Gallup realizada en mayo-junio de 2000 entre una muestra de 2.819 PYME de la zona euro y de Grecia.

    b. Las empresas se preparan lentamente

    De un estudio publicado a principios de año [3] se desprende que el 20% de las grandes empresas de la zona euro han reorganizado en euros el conjunto de sus actividades, mientras que el 40% desearían hacerlo a lo largo del año. La preparación de las PYME es, comparativamente, más lenta. De entre las empresas interrogadas en el marco de esta encuesta, tan sólo el 15% se declara capaz de efectuar todas sus operaciones en euros; el 25% cuenta con poder hacerlo de aquí a finales de 2001 y el resto, es decir, más del 50% de las PYME, considera que no le será posible hasta 2002. Es difícil calcular el número de empresas que han optado por una contabilidad en euros. Una empresa puede fijar precios y expedir facturas en euros y mantener al mismo tiempo una contabilidad en moneda nacional. Las Administraciones suponen que las empresas que declaran su IVA en euros han pasado a una contabilidad en unidad monetaria europea. Sobre esta base, y según los países, entre un 0,5% y cerca de un 9% de las empresas han pasado a la contabilidad en euros. Por lo que se refiere a las cuentas bancarias de las empresas de la zona euro, las estadísticas de la Comisión evidencian una sensible progresión de las existencias de cuentas en euros (que han pasado, en volumen, del 0,6% al 3,4% entre el último trimestre de 1999 y el primer trimestre de 2000), así como una clara aceleración de esta tendencia: aproximadamente, una cuenta de cada diez se abre en euros. La tendencia general avanza innegablemente en la dirección correcta, aunque lo hace lentamente.

    [3] Europe's response to EMU", KPMG. www.kpmg.co.uk

    Indudablemente, en ausencia de monedas y billetes, es normal que las estadísticas sobre pagos reflejen una escasa utilización del euro. Pero el reducido número de empresas que optan por la moneda europea es globalmente preocupante. Puede significar:

    - En una hipótesis positiva, una estrategia progresiva de paso al euro aprovechando todo el periodo transitorio.

    - Un retraso en la preparación.

    - Una estrategia de paso articulada en torno al 1 de enero de 2002.

    - Una estrategia errónea, basada en la idea de que el período transitorio finalizará el 30 de junio de 2002.

    Los resultados de la encuesta "Flash Eurobarómetro" anteriormente mencionada hacen pensar que estas dos últimas hipótesis son las que las PYME barajan con más frecuencia. Así, el 30% considera que todavía no ha llegado el momento de prepararse, y del 48% que declara disponer de un plan de acción, tan sólo la mitad ha comenzado a aplicar concretamente las medidas adoptadas. Optar por el 1 de enero de 2002 como fecha de paso es con todo una elección que debe ser objeto de una decisión ampliamente sopesada y que sólo se adapta a algunos tipos de empresas [4]. Existe en efecto un riesgo significativo de que a finales de 2001 se formen "embotellamientos" en términos de disponibilidad de los recursos informáticos y contables, y las empresas que opten por esta vía corren el riesgo de no estar preparadas a tiempo o de pagar más dinero por un mismo bien o servicio. Elegir una fecha posterior al 1 de enero de 2002 es jurídicamente imposible, ya que las unidades monetarias nacionales dejarán de existir el 31 de diciembre de 2001 a medianoche. Las campañas de información sobre el calendario del paso al euro organizadas entre 1995 y 1998 mencionaban la fecha del 30 de junio de 2002 como fecha límite de la fase de doble circulación. El mensaje sobre la fecha resultó claro, pero su contenido no se ha interpretado correctamente y a menudo ha sido percibido (especialmente por parte de las pequeñas empresas) como equivalente al final del período transitorio.

    [4] Hay indudablemente casos en que un paso a 31 de diciembre de 2001 es la opción menos mala, como por ejemplo en el caso de las PYME equipadas con programas informáticos que operan en una sola divisa. Pero incluso en este supuesto, el riesgo subsiste y es necesario preparar cuidadosamente la operación.

    Habrá, pues, que realizar un esfuerzo de comunicación para informar a los operadores sobre la situación actual exacta del calendario fijado para la introducción real del euro, así como para concienciarles de la existencia de una fecha límite, que es el 31 de diciembre de 2001, y de la necesidad de acelerar sus preparativos.

    2. Enseñar a los ciudadanos a utilizar el euro

    Dentro de poco, los consumidores tendrán que operar en un entorno euro, y más concretamente a partir de los primeros días de 2002. Deberán adquirir mecanismos de comprensión de los precios y de los valores denominados en euros, reconocer los nuevos medios de pago, integrar su valor y comprobar por sí mismos la neutralidad del paso al euro en términos de precios. Una práctica previa del euro, así como una doble indicación de los precios y valores, figuran entre los medios indispensables para esta preparación.

    a. Utilización del euro

    Los particulares pueden tener cuentas y efectuar pagos escriturales en euros. Su utilización del euro sigue siendo globalmente reducida, aunque se triplicó entre el último trimestre de 1999 y el primer trimestre de 2000, pasando del 0,8% al 2,4% de los pagos en volumen dentro de la zona euro. En valor, los pagos efectuados en euros por los particulares -entre los que se incluyen las adquisiciones de títulos financieros y los pagos efectuados en los peajes de las autopistas francesas- rozan ya la barrera del 10% (8,9%). El euro se utiliza asimismo en el 13% de los pagos transfronterizos en volumen y en más del 24% de los pagos en valor. Las cuentas en euros de los particulares siguen siendo escasas (menos del 1% del número total en la mayoría de los Estados participantes).

    Por término medio, el 45% de los terminales de pago de la zona euro [5] estaban, en abril de 2000, en condiciones de aceptar pagos en euros. Este indicador es importante: en ausencia de monedas y billetes, la adaptación de los terminales es un requisito previo indispensable para el aumento de los pagos en euros (con excepción de Francia, los cheques se utilizan poco en la zona euro). En algunos países, un terminal puede sin embargo ser "eurocompatible" sin aceptar efectivamente un pago en euros: el comerciante puede optar por desactivar esta función, con el fin de evitar errores de utilización (en caso, por ejemplo, de importes facturados en euros en lugar de en moneda nacional, o viceversa). Los terminales de pago todavía no han sido adaptados a la moneda europea en tres Estados (Austria, Irlanda y los Países Bajos), lo que impide al consumidor adquirir una experiencia práctica del euro.

    [5] Véase la citada nota trimestral sobre la utilización del euro.

    La Comisión desea también recordar que el nivel actual de los gastos bancarios aplicables a los pagos transfronterizos deberá disminuir de manera significativa para que se alcancen plenamente los efectos beneficiosos de la UEM. Como ya se indicaba en la Comunicación de la Comisión de 31 de enero de 2000 sobre los pagos de escasa cuantía en el mercado interior, los pagos transfronterizos deberían en un futuro ser rápidos y accesibles, y poder, en su momento, tratarse del mismo modo que los pagos nacionales.

    Los bancos franceses y belgas preparan el paso al euro de las cuentas de sus clientes (salvo instrucciones expresas en sentido contrario) a partir del mes de julio de 2001.

    Este paso de las cuentas al euro implica también generalmente el paso de los medios de pago escriturales al euro. Los consumidores, que deberán ser informados con toda transparencia de los mecanismos de la operación, tendrán así la posibilidad de desarrollar un aprendizaje activo de la nueva moneda a partir del segundo semestre de 2001. Es deseable que estos ejemplos se multipliquen, ya que es interés de los bancos evitar un paso de tipo "big-bang", que podría implicar un colapso de sus sistemas y frenar el aprendizaje del euro por parte del consumidor.

    La utilización del euro por los ciudadanos antes del 31 de diciembre de 2001 contribuirá de manera importante a que la introducción de los billetes y monedas de euro sea un éxito. Sería útil poder incitar a los propietarios de terminales a acelerar la conversión al euro de los terminales de pago técnicamente capaces de aceptar varias divisas [6], y que éstos a su vez pudieran estimular la utilización del euro por parte de los comerciantes y consumidores. Debería ponerse en marcha una reflexión sobre las posibles maneras de incitar a los ciudadanos a utilizar más activamente los medios de pago en euros disponibles, especialmente durante el último semestre de 2001.

    [6] El pago con tarjetas tiene tres aspectos: el doble importe en el terminal, el doble importe en el resguardo y el pago en sí mismo. Muchos terminales no permiten a los usuarios saber si el pago se realiza realmente en euros; los bancos implicados en la operación realizan automáticamente la conversión en caso necesario.

    b. Doble indicación de los precios y otros importes monetarios

    La Comisión optó en 1998 por una recomendación, antes que por una reglamentación, confiando en el interés del mercado en garantizar una adecuada información del consumidor. Los hechos han dado la razón a este enfoque: la doble indicación es cada vez mayor en el conjunto de los Estados participantes. Según un estudio realizado por cuenta de la Comisión [7], el 60% de los comerciantes belgas, el 40% de los comerciantes españoles, el 47% de los comerciantes alemanes, el 41% de los comerciantes franceses, el 81% de los comerciantes luxemburgueses, el 70% de los comerciantes (del sector alimentario) finlandeses, el 42% de los supermercados austríacos y el 31% de los comerciantes portugueses practican una doble indicación de precios en todos o algunos de sus productos. En Irlanda, la "EMU Business Awareness Campaign" [8] cifró en un 30% el porcentaje de empresas irlandesas que practican una doble indicación de precios.

    [7] Deloitte & Touche, mayo de 2000. Estudio realizado para la Dirección General de Sanidad y Protección de los Consumidores.

    [8] Véase www.emuaware.forfas.ie.

    El único país que ha adoptado una legislación general en la materia es Austria, donde la doble indicación será obligatoria, con imposición de multas [9] a partir del 1 de octubre de 2001. La ley contempla no obstante numerosas excepciones, especialmente en relación con los comercios que emplean a menos de diez personas y las gasolineras. En los Países Bajos, un acuerdo nacional establece la aplicación de una doble indicación generalizada a partir del mes de julio de 2001. En todos los Estados participantes, las empresas con un alto nivel de facturación practican una doble indicación de precios.

    [9] 200 000 ATS, es decir, 14 535,57 euros (máximo).

    No obstante, empiezan a surgir dudas sobre la eficacia real de la doble indicación. Parece que el consumidor presta poca atención a los precios expresados en euros [10], lo que suscita la necesidad de una reflexión sobre la manera de aumentar la eficacia de un aprendizaje del euro a través del etiquetado. Algunos Estados, como Francia, están pensando en invertir la doble indicación (precio principal en euros, con su contravalor en moneda nacional) durante el último semestre de 2001. La Comisión abordará esta cuestión en la recomendación que presentará el próximo otoño.

    [10] Según el Eurobarómetro n° 52, la mayoría de los consumidores no miran los precios expresados en euros.

    c. Personas que "corren el riesgo de quedar excluidas de los flujos de información"

    La Comisión trabaja en estrecha colaboración con las asociaciones que representan a las poblaciones que corren el riesgo de quedar excluidas de la información (personas de edad avanzada, poblaciones en situación económica y social difícil, ciegos y personas con discapacidades visuales, sordos y personas con discapacidades auditivas, personas con discapacidades intelectuales y motrices, y emigrantes) en el marco del programa "Euro-fácil".

    En particular, se asoció desde el principio a la Unión Europea de Ciegos en los trabajos realizados por la Comisión y el Banco Central Europeo con vistas a la definición de las especificaciones técnicas de las monedas y billetes denominados en euros. Una financiación comunitaria ad hoc le ha permitido realizar numerosas acciones, tales como folletos informativos en braille y en caracteres gigantes, numerosas herramientas de información audiovisuales e informáticas, y juegos o herramientas lúdicas de información adaptados a esta diferencia sensorial. También se están organizando actualmente cursos para formadores en los distintos Estados miembros con la ayuda de la Comisión. Las Fábricas de Moneda se mantienen asimismo en estrecho contacto con las distintas asociaciones nacionales de ciegos y personas con discapacidades visuales. Algunas, como la Fábrica Real de la Moneda de Bélgica o la Fábrica de Moneda de París, han realizado campañas o elaborado material de información sobre el euro.

    En el marco del programa comunitario "Euro-fácil", se ha elaborado material de formación e información para este tipo de poblaciones. Probado en regiones piloto (en particular, en las regiones ultraperiféricas), dicho material está ahora a disposición de los Estados miembros. Algunos de ellos (y, más concretamente, Francia, Italia y Bélgica) ya han lanzado, en colaboración con la Comisión, programas de información a gran escala para las poblaciones interesadas. El Banco Central Europeo anunció que se serviría de estas redes para hacer pasar la información relativa a las monedas y billetes. En esta perspectiva, imprimirá en octubre de 2000 unos kits de formación (compuestos por billetes de una cara con la indicación "sin valor") destinados a los formadores de las poblaciones con discapacidades sensoriales o intelectuales. Convendría emprender iniciativas similares en relación con las monedas, para que todas las herramientas necesarias para la aplicación de las acciones prácticas de formación estén disponibles a partir de comienzos del año 2001.

    Las acciones en favor de las personas que corren el riesgo de quedar excluidas de los flujos de información deberían intensificarse en 2001 con el fin de responder a las necesidades específicas de esta parte de la población.

    B. Preparación de las Administraciones públicas

    1. A nivel nacional

    En general, las Administraciones públicas decidieron las modalidades de paso antes de la introducción del euro. La mayoría de los Estados miembros autorizó la utilización facultativa del euro a partir de enero de 1999 para la casi totalidad de los flujos financieros y para la presentación de la información financiera a las autoridades públicas.

    Todos los Estados miembros de la zona euro que participan desde el principio permiten desde 1999 a sus empresas utilizar el euro para denominar su capital social, sus cuentas y su tesorería, así como para rellenar sus declaraciones fiscales, pagar sus impuestos y sus cotizaciones a la Seguridad Social, y cumplir sus obligaciones legales en materia de información financiera.

    La mayoría de los Estados miembros, con excepción de España y los Países Bajos, aceptan desde 1999 que las declaraciones de Seguridad Social se elaboren en euros.

    Los ciudadanos pueden pagar sus impuestos en euros en todos los Estados miembros desde 1999. Pueden también rellenar su declaración fiscal en euros a partir de esa misma fecha en Bélgica, Luxemburgo, Austria, los Países Bajos y, en determinados casos, en Italia, Finlandia y Portugal.

    Por lo que se refiere a las contabilidades de los Estados miembros, la mayoría de los países optó por pasar una vez transcurrido el periodo transitorio. No obstante, Luxemburgo y Grecia decidieron votar su presupuesto para 2001 en euros. Grecia introducirá los billetes y monedas denominados en euros al mismo tiempo que los otros Estados miembros de la zona euro. Dispone, pues, de menos tiempo para proceder a los preparativos necesarios.

    Las autoridades públicas deberán adoptar un gran número de decisiones a propósito, en particular, de la adaptación de los medios utilizados por el gran público en sus relaciones cotidianas con las Administraciones y del ajuste de los importes convertidos, que normalmente se redondean en la unidad monetaria nacional. Estos importes deberán adaptarse mediante un redondeo adecuado con el fin de que sigan resultando comprensibles para los ciudadanos. En la mayoría de los casos, estas decisiones requieren normativas complementarias, que deberán adoptarse cuanto antes para poder aplicarse a su debido tiempo.

    Del mismo modo, las Administraciones públicas de los Estados miembros comienzan a recurrir en mayor medida al euro en el marco de sus actividades y sus relaciones con las empresas y los ciudadanos. En Francia, por ejemplo, todos los contratos públicos que se prolongan hasta más allá de 2001 se celebran en euros desde el 1 de julio de 2000; se ha invitado a los organismos locales a seguir este ejemplo a partir de enero de 2001.

    El sector público desempeña un importante papel a nivel informativo, especialmente en el caso de las PYME, cuyos preparativos para el paso al euro deben indudablemente acelerarse. Parece necesario sensibilizar a las PYME, en particular mediante informaciones factuales sobre el intercambio de los billetes y monedas, y sobre la significación del fin del período transitorio y sus consecuencias en términos jurídicos y prácticos. Asimismo, hay que hacer hincapié en el hecho de que los preparativos pueden requerir más tiempo y ser más complicados de lo que generalmente piensan, y que deben por lo tanto proceder cuanto antes a los preparativos necesarios con el fin de evitar costosos "embotellamientos" al final de 2001. La preparación en una fase inicial debería reforzar la competitividad de las PYME, al tiempo que el paso al euro puede constituir una oportunidad de mejoras más generales, en ámbitos tales como el comercio electrónico. Por regla general, las PYME deberían disponer de un plan estratégico antes de finales de 2000.

    Un ámbito en el que las autoridades públicas deberían hacer especial hincapié dentro de sus esfuerzos de comunicación es el de la contabilidad de las empresas. La Comisión informó en su momento a los contables de las consecuencias del paso al euro por lo que respecta a la legislación monetaria. Los Estados miembros deberían por su parte intensificar su diálogo con los miembros de esta profesión.

    Aunque el paso al euro es competencia de los distintos Estados miembros, la mutua información y el intercambio de experiencias sirven para solucionar problemas esencialmente comunes a todos los Estados miembros. Éste es precisamente el objetivo de la Red de Administraciones públicas creada por la Comisión hace varios años para ofrecer un foro de debate a los funcionarios nacionales encargados del paso de las Administraciones europeas al euro. Con este propósito, la Comisión elaboró una herramienta extranet, denominada CIRCA (Communication & Information Resource Center Administrator), que constituye un sistema protegido de documentación y consulta, y que facilita la comunicación informal de documentos de trabajo y documentos oficiales, así como el intercambio de informaciones entre los miembros de la red.

    Las Administraciones públicas deberían asegurarse permanentemente de que las decisiones que adoptan con vistas a su paso al euro y los correspondientes preparativos son siempre adecuados. Deberían asimismo intensificar sus esfuerzos en materia de comunicación con el fin de acelerar la preparación de las PYME para la llegada del euro y proporcionarles informaciones seguras sobre las obligaciones jurídicas que les incumbirán al término del período transitorio.

    Deberían seguir sacando provecho del intercambio de informaciones y experiencias.

    2. Preparación de los organismos locales

    Debido a su proximidad y a su contacto cotidiano con el ciudadano, los poderes locales desempeñan un papel esencial para que el paso a la moneda europea resulte un éxito. Para arrojar alguna luz sobre su estado de preparación frente al euro, la Comisión Europea lanzó una encuesta entre los organismos locales [11], en colaboración con el Comité de las Regiones. La tarea de los organismos locales es doble: no sólo deben prepararse para el euro, sino también ayudar a sus administrados a prepararse, organizando acciones de formación y comunicación.

    [11] Sobre la base de un cuestionario escrito enviado entre el 15 de marzo y el 15 de abril de 2000 a las entidades de las que provienen los 222 miembros del Comité de las Regiones. La muestra estudiada agrupa a más de 80 millones de habitantes de la zona euro (es decir, a más de un cuarto de los administrados) y gestiona un presupuesto total de unos 173.000 millones de euros.

    a. Preparación de los organismos locales para el euro

    Los organismos locales deben, en particular, formar a su personal, adaptar sus sistemas informáticos y su contabilidad, y estar en condiciones de aceptar los pagos y declaraciones efectuados en euros.

    Formar al personal para el euro: el 64% de los organismos locales de la muestra ya han organizado acciones de formación para su personal. Los organismos locales que todavía no han organizado acciones de formación interna tienen previsto en su mayoría (54%) realizarlas durante el segundo semestre de 2001, básicamente a través de cursos especializados organizados en función de las necesidades de las distintas profesiones (54%).

    Adaptar los sistemas informáticos al euro: más de la mitad de los organismos de la muestra dicen disponer de programas informáticos "eurocompatibles". Este elevado resultado plantea una duda: ¿traduce un verdadero esfuerzo de adaptación de las herramientas informáticas o una falta de concienciación sobre el problema- Casi un organismo de cada cinco tiene intención de adaptar sus equipamientos de aquí a finales del primer semestre de 2001. Más de uno de cada cuatro piensa esperar al último momento (o sea, al segundo semestre de 2001) para realizarlo. El grado de "preparación informática" tiende a crecer sensiblemente con el tamaño del organismo. Las Administraciones locales que aún no han comenzado a adaptar sus herramientas corren un serio riesgo: tan sólo la actualización de los ficheros requiere, según las empresas informáticas, entre un mes y un año, sin contar el tiempo necesario para la actualización de los programas informáticos y la formación del personal en las nuevas herramientas. Los organismos que han decidido adaptar sus herramientas durante el segundo semestre de 2001 (es decir, algo más de una cuarta parte) corren el peligro de enfrentarse a dificultades prácticas.

    Pasar a la contabilidad en euros: la fecha elegida coincide en general con la del paso al euro de la Administración nacional. Nueve de cada diez organismos de la muestra tienen previsto pasar a la contabilidad en euros en la fecha límite (el 1 de enero de 2002), sin clara distinción en función del tamaño o la naturaleza del organismo. El único país miembro en que la situación puede evolucionar hacia una fecha más próxima es Luxemburgo, donde el Estado ha decidido votar el presupuesto 2001 en euros, lo que incitará seguramente a algunos organismos locales a hacer lo mismo. Algunas Administraciones locales practican una doble indicación de moneda nacional/euro en sus presupuestos, manteniendo no obstante una contabilidad en unidad monetaria nacional.

    Aceptar los pagos y declaraciones en euros: la mayoría de los organismos locales de la muestra aceptan gestionar estas dos operaciones en euros. El porcentaje de aceptación tiende a aumentar considerablemente con el tamaño del organismo. El 58% de las Administraciones locales aceptan los pagos en euros [12] desde el lanzamiento de la tercera fase de la Unión Económica y Monetaria (más del 76% en media ponderada). Los que todavía no aceptan transacciones en euros tienen previsto en general hacerlo a partir del 1 de enero de 2002 (aproximadamente, un organismo de cada tres) [13].

    [12] Del Reglamento sobre el estatuto jurídico del euro se desprende que un organismo local puede rechazar un cheque en euros durante el período transitorio. Por el contrario, el administrado tiene siempre la posibilidad de hacer una transferencia en euros en favor de una Administración local a partir de su cuenta.

    [13] El rechazo de los pagos efectuados en euros no parece dictado por consideraciones técnicas: la proporción de autoridades locales que han adaptado sus programas informáticos al euro es aproximadamente la misma entre quienes aceptan el euro y quienes lo rechazan. Vemos que las autoridades locales se sitúan en general por detrás de las autoridades nacionales en lo que se refiere a la aceptación de los pagos en euros, puesto que todos los Estados participantes ya aceptan recibir pagos en euros desde el 1 de enero de 1999.

    b. Preparar a los ciudadanos para el euro

    Más de la mitad de los organismos locales han preparado acciones de comunicación e información sobre el euro destinadas al conjunto de sus administrados, y más de un tercio también ha llevado a cabo acciones orientadas a determinadas categorías de la población.

    Campañas de información destinadas al conjunto de la población: el factor "tamaño" desempeña aquí un papel decisivo: si el 55% de los organismos ya han realizado acciones de información sobre el euro para sus administrados, esta proporción asciende a cerca del 90% en media ponderada en función de la población. Las acciones llevadas a cabo son esencialmente de tres tipos: impresión de folletos explicativos (37% de las Administraciones locales), realización de una campaña de carteles (14%) y organización de conferencias públicas (29%).

    Campañas de información orientadas a una parte de la población: el valor añadido de las acciones de comunicación de los organismos locales resulta aquí especialmente evidente: las autoridades locales son a menudo las únicas que tienen un contacto directo y regular con las poblaciones vulnerables (personas sin hogar, personas de edad avanzada, etc.) y un conocimiento preciso de las necesidades de información de determinadas categorías de administrados (comerciantes, etc.). Más de un tercio de los organismos locales han organizado acciones de este tipo (el 84% en media ponderada). Los primeros beneficiarios de estas acciones específicas son las escuelas (26%), seguidas de las personas de edad avanzada (21%) y los comerciantes (18%). Los organismos que aún no han realizado acciones destinadas a poblaciones específicas piensan hacerlo, fundamentalmente, durante el segundo semestre de 2001 (un 17%, frente a un 12% que lo tiene previsto para el primer semestre de 2001 y un 7% que lo tiene previsto para el segundo semestre de 2000).

    Sería provechoso que los Estados miembros respaldaran los esfuerzos de información de los organismos locales, que constituyen un importantísimo enlace para la preparación de los ciudadanos.

    II. Preparación para la introducción de los billetes y monedas de euros

    A. Las monedas de euros y la lucha contra la falsificación de billetes y monedas

    1. Preparación de las monedas de euros

    a. Fabricación de billetes y monedas de euros

    Los doce Estados miembros de la zona euro tienen intención de producir 50.300 millones de monedas de aquí a finales de 2001. Cada Estado miembro acuñará sus propias monedas, a excepción de Luxemburgo, que ha confiado esta tarea a la Casa de la Moneda neerlandesa. La producción a gran escala empezó en 1999. A finales del mes de mayo de 2000 ya se había fabricado aproximadamente el 39% del volumen previsto para finales de 2001. Los Estados miembros siguen a este respecto calendarios diferentes; así pues, unos están más avanzados que otros. Todos los Estados miembros que participan desde el principio consideran que su producción se ajusta a los objetivos fijados. Grecia ha comenzado a fabricar billetes y monedas, tras la aprobación por el Consejo, el 19 de junio de 2000, de la decisión relativa a la adopción por Grecia de la moneda única el 1 de enero de 2001.

    Según el Banco Central Europeo, la fabricación de billetes de euros comenzó en julio de 1999. A finales de 2001 se habrán imprimido 14.500 millones de billetes en doce imprentas de la zona euro, incluida Grecia.

    b. La calidad de las monedas de euros

    Se han realizado grandes esfuerzos para que las monedas de euros presenten las características más seguras posibles, tanto en las transacciones manuales como en su utilización en distribuidores automáticos; y se ha establecido un estrecho diálogo con el sector de los distribuidores automáticos, los ciegos y los consumidores. Concretamente, las consultas con los usuarios finales han permitido adaptar las características técnicas, para facilitar el reconocimiento de las monedas y suprimir el níquel con el fin de evitar reacciones alérgicas. Por lo que se refiere más concretamente a la utilización de las monedas en máquinas, puede afirmarse que éstas son más seguras que cualesquiera de las monedas nacionales en circulación actualmente, gracias a una aleación más segura y a especificaciones más detalladas y generalmente más estrictas que las de las monedas nacionales en circulación.

    Además de las especificaciones de las monedas de euros establecidas en el Reglamento n° 975/98 del Consejo, modificado por el Reglamento n°423/99 [14]4, los Estados miembros participantes se pusieron de acuerdo sobre una serie de especificaciones detalladas comunes, de tal modo que las monedas puedan utilizarse sin problemas en los distribuidores automáticos de toda la zona euro, independientemente de dónde se hayan acuñado. Estas especificaciones detalladas incluyen valores y desviaciones muy ajustadas para todos los parámetros que permiten el reconocimiento de las monedas por los distribuidores automáticos.

    [14] 4 DO L 139 de 11.5.1998, pp. 6-8 y DO L 52 de 27.2.1999, pp. 2 y 3.

    Por lo que se refiere a la aplicación de estas especificaciones, los Estados miembros, conjuntamente con el BCE, han acordado un sistema de gestión de calidad, con el fin de garantizar constantemente una alta calidad en la acuñación de las monedas de euros. El BCE ha desempeñado un papel activo en la aplicación de este sistema.

    En virtud de este sistema, se aplican procedimientos comunes para la verificación de las monedas y billetes; cada Casa de la Moneda ha establecido disposiciones sobre control de calidad que rigen su propia producción. El BCE controla la calidad de las monedas de euros fabricadas, efectúa inspecciones de los sistemas de gestión de calidad en las Casas de la Moneda, analiza los datos respectivos, elabora informes regulares sobre la calidad de las monedas acuñadas y alerta a las Administraciones nacionales y a los Ministros de la zona euro en caso de persistencia de graves problemas de calidad.

    El sistema de gestión de calidad se elaboró en el primer semestre de 1999 y se aplicó posteriormente; los informes confirman que las monedas de euros acuñadas cumplen por ahora las normas de calidad exigidas.

    c. La adaptación de los distribuidores automáticos

    Los distribuidores automáticos deben adaptarse con el fin de que puedan funcionar con monedas de euros a partir de principios del año 2002. Los Estados miembros han aceptado ayudar al sector con distintas medidas. En primer lugar, se crearon seis centros de prueba, situados en Finlandia, Francia, Alemania (Maguncia y Hamburgo), los Países Bajos y España, con el fin de centralizar las medidas y controles de los miembros acreditados del sector de tratamiento de monedas y permitir a los fabricantes y operadores de máquinas de validación probar en un mismo lugar las monedas acuñadas por todas las Casas de la Moneda de la zona euro. Estos centros de prueba comenzaron a funcionar en el verano de 1999.

    Asimismo, los Estados miembros han aceptado prestar muestras de monedas o fichas de euros a las empresas que fabrican equipos de validación de monedas y otros tipos de equipos de manipulación de monedas, con el fin de permitirles probar y adaptar sus aparatos en sus instalaciones situadas en la Comunidad. Los acuerdos en cuestión incluyen garantías financieras y condiciones rigurosas en cuanto a seguridad a efectos de la protección de las muestras y de la información confidencial.

    d. Monedas de colección y monedas conmemorativas

    El Consejo ha confirmado que debe permitirse que continúe la tradición de emitir monedas de colección, dado que refleja valores y tradiciones culturales y locales. Los Estados miembros han acordado una serie de normas comunes con el fin de garantizar la continuidad y desarrollo de esta tradición. Las monedas de colección sólo tendrán valor legal en el país donde se hayan emitido; no obstante, las autoridades competentes deberán adoptar disposiciones temporales que autoricen a los propietarios de monedas de colección de euros acuñadas en otros Estados miembros de la zona euro a recibir el valor nominal de estas monedas. Para garantizar que sean fácilmente distinguibles de las monedas de euros destinadas a la circulación, las monedas de colección deberán diferenciarse en el valor nominal, el aspecto y algunas características físicas. El nombre del Estado miembro de emisión debe ser clara y fácilmente reconocible.

    Con el fin de evitar confusiones por parte de los ciudadanos, el Consejo acogió favorablemente en marzo de 1999 la recomendación de la Comisión que invitaba a los Estados miembros a no emitir antes de finales de 2001 monedas de colección en euros ni monedas de colección con denominación doble en euros y en moneda nacional [15]. Del mismo modo, medidas nacionales deberían garantizar que se eviten confusiones en el ámbito comercial. En particular, está prohibido utilizar con fines comerciales monedas de colección, medallas y fichas que lleven la mención "euro" o "céntimos de euro" o que exhiban un dibujo similar a los que figuran en las monedas de euros.

    [15] DO L 20 de 27.1.1999, pp. 61 y 62.

    Por lo que se refiere a la emisión de monedas conmemorativas destinadas a la circulación, los Estados miembros han decidido respetar un plazo de moratoria durante los primeros años de circulación de los billetes y monedas de euros.

    e. El papel de la Comisión por lo que se refiere a las monedas de euros

    La Comisión Europea colabora estrechamente con las Casas de la Moneda europeas con vistas a contribuir a la aplicación de la legislación comunitaria y facilitar la introducción de las monedas de euros. Si bien la emisión de las monedas de euros es competencia de los Estados miembros, éstos solicitaron a la Comisión, en junio de 2000, que asumiese una función de coordinación de las acciones comunes de las Casas de la Moneda. Este mandato confirma la ayuda técnica aportada por la Comisión a la preparación de las monedas de euros.

    Es esencial controlar permanentemente el ritmo de producción de las monedas de euros, a fin de que se disponga a tiempo de las existencias necesarias para la introducción de las monedas.

    Los Estados miembros seguirán garantizando elevadas normas de calidad por lo que se refiere a las monedas de euros, y en particular para su utilización en distribuidores automáticos.

    2. La lucha contra la falsificación de billetes y monedas

    La mejor protección contra la falsificación reside innegablemente en la calidad de los billetes y monedas. Los billetes y monedas de euros incorporan las características de autenticación más avanzadas. Sin embargo, dado que el euro es una de las monedas más importantes del mundo, los billetes y monedas constituirán sin duda un objetivo privilegiado para los falsificadores. Habida cuenta de este riesgo, las instituciones europeas y los Estados miembros han tomado una serie de iniciativas con el fin de reforzar la protección del euro contra la falsificación.

    - Ya a principios de 1998, la Comisión (OLAF) reunió a un grupo de expertos compuesto por representantes de las fuerzas nacionales de policía, el BCE, Europol e Interpol, con el fin de examinar los riesgos de falsificación y definir medidas que permitieran luchar contra ello. Los trabajos de este grupo facilitaron más tarde la elaboración de medidas destinadas a prevenir la falsificación.

    - En abril de 1999, el Consejo (Justicia y Asuntos de Interior) amplió el mandato de Europol a la lucha contra la falsificación de moneda y de medios de pago [16]6.

    [16] 6 DO C 149 de 28.5.1999, pp. 16 y 17.

    - En mayo de 2000, el Consejo (Justicia y Asuntos de Interior) adoptó una Decisión marco sobre el fortalecimiento de la protección, por medio de sanciones penales y de otro tipo, contra la falsificación de moneda con miras a la introducción del euro [17]7. Esta Decisión marco establece una actualización de las infracciones que deberán castigar los Estados miembros, incluidas las infracciones relativas a los billetes y monedas de euros cometidas antes de su puesta en circulación a principios del año 2002. Prevé también sanciones eficaces, proporcionadas y disuasorias; la falsificación consistente en la utilización fraudulenta o la alteración de moneda será sancionada con penas de prisión de una duración máxima no inferior a ocho años.

    [17] 7 DO L 140 de 14.6.2000, p 1.

    - En mayo de 1998, la Comisión presentó una comunicación detallada sobre la lucha contra la falsificación [18]8. A raíz de nuevos trabajos sobre este tema, la Comisión presentará próximamente una propuesta de Reglamento del Consejo sobre la lucha contra la falsificación de los billetes y monedas de euros. El objeto de este Reglamento será organizar los flujos de información sobre falsificaciones y falsificadores en la Comunidad, de modo que sea comparable con los nacionales.

    [18] 8 COM (1998) 474 final.

    - Por lo que se refiere a los aspectos técnicos de la lucha contra la falsificación, los Estados miembros y la Comisión, en colaboración con el BCE, han elaborado un sistema técnico que permite el tratamiento de las monedas de euros falsificadas. Este sistema prevé la creación, por cada uno de los Estados miembros, de un centro nacional de análisis de monedas, que realizará el primer análisis de las monedas sospechosas. La piedra angular de este sistema es el centro técnico y científico europeo (CTCE), que se encargará del análisis y la clasificación de las nuevas monedas falsificadas. El CTCE se establecerá temporalmente en Francia y aprovechará la experiencia de la Casa de la Moneda de París. El presupuesto comunitario financiará una parte de los gastos de funcionamiento del CTCE. En cada banco central nacional, un centro nacional de falsificación garantizará el enlace con el BCE, que actualmente está preparando una base de datos sobre la falsificación de billetes y monedas.

    - El BCE, en colaboración con los bancos centrales nacionales, ha creado un sistema técnico para luchar contra la falsificación de los billetes de euros.

    Es necesario realizar esfuerzos por lo que respecta al sistema técnico de lucha contra la falsificación de las monedas de euro, de forma que esté operativo antes de la introducción de los billetes y monedas de euros.

    El marco legislativo necesario para la lucha contra la falsificación, que la Comisión presentará próximamente, deberá entrar en vigor mucho antes de 2002.

    B. Planes nacionales para el cambio de monedas y billetes

    A raíz del memorando de información sobre la introducción de los billetes y monedas de euros, presentado por la Comisión al Consejo informal ECOFIN de Turku en septiembre de 1999, los Estados miembros publicaron en noviembre del año pasado una declaración común relativa a las directrices para la introducción de los billetes y monedas de euros. Los Estados miembros acuerdan, en particular, esforzarse al máximo para que la mayoría de las transacciones en efectivo puedan efectuarse en euros al término de los 15 primeros días de 2002, para limitar a uno o dos meses el período de doble circulación, así como para garantizar el suministro previo de billetes y monedas. Para aplicar estos acuerdos, los Estados miembros han comenzado a publicar decisiones y medidas específicas, a veces denominadas planes nacionales para el cambio de monedas y billetes. Los doce Estados miembros de la zona euro, en distintos grados, han publicado informaciones sobre sus preparativos a este respecto.

    Las medidas pueden clasificarse en tres grandes categorías: las que abarcan la fase hasta finales de 2001, las relativas al período de doble circulación y las que se refieren a la fase posterior a la doble circulación.

    1. Fase anterior a 2002

    El primer período incluye, en particular, decisiones específicas por lo que se refiere al suministro previo: hay que determinar si y cuándo debe tener lugar, a quién afecta y cómo.

    Habitualmente, los preparativos relativos a la puesta en circulación de los billetes y -en menor medida- de las monedas, corresponden a los bancos centrales. Está claro que los bancos centrales y las otras autoridades públicas deben trabajar en colaboración con motivo del paso al euro. Los bancos centrales de la zona euro se ocupan por su parte del aspecto logístico del cambio y, en particular, del suministro previo, en estrecha colaboración con las partes interesadas, y proporcionarán precisiones en un futuro próximo.

    Todos los Estados miembros tienen previsto comenzar el suministro previo de billetes y monedas a los grupos objetivo de profesionales (bancos, minoristas, mayoristas y el sector que trabaja con efectivo) los cuatro últimos meses de 2001. Los planes relativos al suministro previo de minoristas y empresas de transporte de fondos varían según los Estados miembros, mientras que las monedas se suministrarán generalmente antes que los billetes. Hasta ahora, seis Estados miembros han determinado con exactitud el embalaje y el contenido para el suministro previo de los minoristas.

    Siete Estados miembros también han adoptado hasta ahora disposiciones específicas para el suministro previo de monedas al público en general. Irlanda, Italia y Grecia no tienen previsto proceder a este suministro previo. La mayoría de los Estados miembros están actualmente estudiando medidas para animar a los ciudadanos a agotar a tiempo las reservas que puedan tener de pequeñas monedas nacionales.

    Es necesario realizar una acción coordinada en los Estados miembros con el fin de preparar el suministro previo de las empresas en cuestión.

    2. El período de doble circulación

    Por lo que se refiere al período de doble circulación, es necesario centrarse en los 15 primeros días de 2002, al término de los cuales el grueso del cambio deberá haber finalizado.

    En todos los Estados miembros, los bancos dejarán de poner en circulación billetes y monedas de moneda nacional a partir de principios del año 2002; en Alemania, podrán proporcionarse monedas de marcos de las existencias disponibles, hasta finales de febrero de 2002.

    De acuerdo con la recomendación presentada por la Comisión en abril de 1998, los bancos deberán proceder en el periodo final al cambio, sin gastos para sus clientes, de billetes y monedas nacionales por billetes y monedas de euros, en cantidades limitadas. En 1998, la Comisión solicitó a los bancos que precisaran cuáles serían estas cantidades limitadas, en volumen y frecuencia. La mayoría de los Estados miembros han iniciado los preparativos. No obstante, en la mayoría de los casos aún deben adoptarse disposiciones concretas. Conviene también seguir reflexionando sobre el tratamiento que debe reservarse a los ciudadanos que no sean titulares de cuentas de banco o cuyas rentas sean muy limitadas. La situación particular de los minoristas deberá asimismo ser objeto de un examen detenido, en particular por lo que se refiere al volumen de las monedas y billetes que se cambiarán en ventanilla y la fecha valor que les será aplicable en caso de suministro previo. Convendrá asimismo cuidar especialmente la visualización de los precios, con el fin de mantener la transparencia para los consumidores.

    Una característica importante de las medidas relativas a la primera quincena de 2002 es que se supone que los minoristas deberán devolver el cambio sólo en euros. Las organizaciones respectivas han celebrado acuerdos a tal efecto en una serie de países; en otros, las autoridades públicas tienen previsto invitarles a actuar de esta manera.

    Todos los países han previsto convertir todos los cajeros automáticos para el euro en las dos primeras semanas. Dado que es esencial que se pongan a disposición del público billetes pequeños a partir de los primeros días, los cajeros automáticos, en la mayoría de los Estados miembros, distribuirán excepcionalmente billetes de 10 euros e incluso, en algunos países, de 5 euros. Sin embargo, debe encontrarse un equilibrio a este respecto entre la necesidad de billetes pequeños y la necesidad de surtir frecuentemente los cajeros, debido precisamente a los billetes pequeños. En algunos países, la mayoría de las entidades financieras proporcionarán billetes pequeños en sus sucursales a principios de 2002.

    Por lo que se refiere a la fecha en la que los billetes y monedas dejarán de tener curso legal, nueve Estados miembros han escogido finales de febrero de 2002; Irlanda y los Países Bajos han optado respectivamente por el 9 de febrero y el 28 de enero de 2002, y en Alemania, los billetes y monedas de marcos dejarán de tener curso legal el 31 de diciembre de 2001, pero se aceptarán en la práctica como medio de pago hasta finales de febrero.

    A la luz de los planes existentes, parece que todos los Estados miembros lograrán el objetivo de cambiar el grueso de los billetes y monedas durante las dos primeras semanas. Las estimaciones hacen pensar que en algunos países, pasado dicho periodo apenas tendrá lugar una proporción muy escasa de transacciones en efectivo en moneda nacional.

    3. Fase posterior al período de doble circulación

    Pasado el período de doble circulación, los ciudadanos, al menos en algunos países, aún podrán cambiar durante algún tiempo sus antiguos billetes y monedas en su banco. Hay que prestar atención a las condiciones financieras de dicho cambio tardío.

    Por último, los plazos autorizados para la recuperación de billetes y monedas nacionales en el banco central u otras instituciones son largos en la mayoría de los casos, aunque varían dependiendo de los Estados miembros y según se trate de billetes o monedas.

    Una cuestión que ha suscitado interés recientemente es la determinación de cómo los ciudadanos pueden cambiar las existencias de monedas extranjeras antiguas, que tengan en sus domicilios tras viajar a otros países de la zona euro.

    Si bien todos los Estados miembros han hecho públicos sus proyectos por lo que se refiere a las principales cuestiones relativas al cambio de efectivo, es necesario detallar más una serie de aspectos, a fin de que los operadores económicos puedan organizar el cambio de efectivo creando las condiciones necesarias para la introducción sin dificultades de los billetes y monedas.

    Hasta ahora, cinco Estados miembros (Alemania, Francia, Bélgica, los Países Bajos e Irlanda) han publicado planes detallados por lo que se refiere al cambio de billetes y monedas. Otros Estados miembros sólo han publicado informaciones parciales a este respecto. Por otra parte, en la mayoría de los países aún deben adoptarse un gran número de decisiones y normativas. Las cuestiones específicas pendientes de regulación incluyen los aspectos siguientes:

    - Importe y frecuencia del intercambio gratuito en los bancos para sus clientes.

    - Disposiciones relativas a los particulares que no son titulares de una cuenta bancaria.

    - Suministro de billetes pequeños en los países donde los cajeros automáticos no los distribuyan o lo hagan en cantidades insuficientes.

    - Manera en que los ciudadanos podrán deshacerse a su debido tiempo de sus existencias de monedas de poco valor.

    - Acuerdo con los minoristas por lo que se refiere a las modalidades del suministro previo.

    - Modalidades de retirada y transporte de las monedas nacionales.

    Se adjunta una lista de sitios de Internet con información sobre los planes nacionales para el cambio de monedas y billetes, así como un cuadro con los principales aspectos de estos planes. Este cuadro es provisional, en la medida en que sus elementos reflejan las intenciones actuales de los Gobiernos, que en la mayoría de los casos siguen desarrollándose.

    Para que la introducción de los billetes y monedas de euros se desarrolle sin problemas, es crucial que los operadores puedan planear el cambio con un alto grado de seguridad. Es por tanto necesario que todos los Estados miembros participantes hagan públicos sus programas relativos al cambio de monedas y billetes y que las cuestiones pendientes queden reguladas a su debido tiempo.

    III. Resumen de conclusiones

    Es necesario informar a todos los participantes acerca de la situación exacta del calendario para la introducción material del euro, y hacerles tomar conciencia de la existencia de una fecha tope, el 31 de diciembre de 2001, y de la necesidad de acelerar sus preparativos.

    La utilización del euro por los ciudadanos antes del 31 de diciembre de 2001 es un medio importante para contribuir al éxito de su introducción. Sería útil animar a las instituciones financieras a acelerar la "eurocompatibilidad" de los terminales de pago técnicamente capaces de utilizar una pluralidad de divisas, y a que fomenten el uso del euro por los comerciantes y los consumidores. Debería iniciarse una reflexión sobre las formas de incitar a los ciudadanos a utilizar más activamente los medios de pago en euros de que disponen, especialmente durante el último semestre de 2001.

    La doble visualización de los precios está muy extendida en el conjunto de los Estados miembros participantes, pero están surgiendo dudas acerca de su eficacia real: parece que los consumidores no prestan gran atención a los precios en euros [19]9. Ello está suscitando una reflexión acerca de cómo pueden utilizarse las etiquetas con mayor eficacia para que los consumidores conozcan mejor el euro. Algunos Estados, como Francia, han pensado invertir la doble visualización (poner en primer lugar el precio en euros, y a continuación su contravalor en moneda nacional) en el último semestre de 2001. La Comisión abordará esta cuestión en la recomendación que presentará en otoño de este año.

    [19] 9 Según el Eurobarómetro n° 52, la mayoría de los consumidores no se fijan en los precios en euros.

    Las medidas en favor de las personas con riesgo de quedar excluidas de la información deberían intensificarse en 2001, con el fin de responder a las necesidades específicas de este sector de la población.

    Las Administraciones públicas deberían garantizar permanentemente que sus opciones respecto a su propio cambio al euro y sus preparativos a tal efecto siguen siendo adecuados. Deberían intensificar sus esfuerzos de comunicación con el fin de acelerar la preparación de las PYME a la llegada del euro y comunicarles con seguridad sus obligaciones legales al final del período transitorio. Deberían continuar beneficiándose del intercambio mutuo de información y experiencia.

    Los Estados miembros podrían apoyar provechosamente los esfuerzos de información de las autoridades locales, que constituyen un elemento muy importante de enlace para la preparación de los ciudadanos.

    Es importante supervisar permanentemente el ritmo de producción de las monedas de euros, para que se disponga de las existencias necesarias a tiempo para la introducción de las monedas. Los Estados miembros seguirán otorgando importancia a garantizar niveles de alta calidad por lo que se refiere a las monedas de euros, en particular para su utilización en los distribuidores automáticos.

    Es necesario garantizar que el sistema técnico de lucha contra la falsificación de monedas de euro es operativo con un gran margen antes de la introducción de los billetes y monedas de euros. El marco legislativo necesario para la lucha contra la falsificación de billetes y monedas de euros, que la Comisión debe presentar próximamente, deberá entrar en vigor mucho antes de 2002.

    Para que la introducción de los billetes y monedas de euros se desarrolle sin incidentes, es necesario que los operadores puedan planear su cambio con un alto nivel de seguridad. Es, por lo tanto, necesario que todos los Estados miembros participantes hagan públicos sus planes sobre el cambio de monedas y billetes y que las cuestiones pendientes se aclaren a tiempo.

    Sitios Internet útiles

    Bélgica // www.euro.fgov.be

    Alemania // www.bundesbank.de

    Grecia // www.euro-hellas.gr

    España // www.euro.meh.es

    Francia // www.finances.gouv.fr

    Irlanda // www.irlgov.ie/ecbi-euro

    Italia // www.tesoro.it/Euro

    Luxemburgo // www.etat.lu/FI

    Países Bajos // www.euro.nl

    Austria // www.euro.gv.at

    Portugal // www.min-economia.pt

    Finlandia // www.euro.fi

    Planes nacionales; situación a 4 de julio de 2000

    DATOS DE LOS PLANES NACIONALES PARA EL CAMBIO DE MONEDAS Y BILLETES

    >SITIO PARA UN CUADRO>

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