17.11.2015   

ES

Diario Oficial de la Unión Europea

C 383/19


Dictamen del Comité Económico y Social Europeo sobre «Almacenamiento de energía: un factor de integración y seguridad energética»

(Dictamen de iniciativa)

(2015/C 383/04)

Ponente:

Pierre-Jean COULON

El 22 de enero de 2015, de conformidad con el artículo 29, apartado 2, de su Reglamento interno, el Comité Económico y Social Europeo decidió elaborar un dictamen de iniciativa sobre el tema

«Almacenamiento de energía: un factor de integración y seguridad energética».

La sección especializada de Transportes, Energía, Infraestructuras y Sociedad de la Información, encargada de preparar los trabajos en este asunto, aprobó su dictamen el 16 de junio de 2015.

En su 509o pleno de los días 1 y 2 de julio de 2015 (sesión del 1 de julio de 2015), el Comité Económico y Social Europeo aprobó por unanimidad (por 131 votos a favor) el presente Dictamen.

1.   Conclusiones y recomendaciones

1.1.

El CESE pide que los objetivos climáticos y energéticos de la UE propicien una cuota mayor de energías renovables en la combinación energética. El CESE ha apoyado de manera constante estas energías; la única solución a largo plazo para nuestro futuro energético es un sistema de energía sostenible basado en gran parte en las energías renovables. El Comité constata la importancia de añadir componentes adicionales al sistema energético.

1.2.

Por su carácter intermitente, las energías renovables y su desarrollo suponen un auténtico reto en términos de almacenamiento. El almacenamiento es una cuestión estratégica para la Unión Europea con vistas a garantizar la seguridad del abastecimiento de la Unión y un mercado de la energía viable desde el punto de vista tanto técnico como de los costes. Por lo tanto, esta cuestión ocupa un lugar destacado en la agenda europea y constituye un cometido prioritario, especialmente en el marco de la Unión de la Energía, iniciada en febrero de 2015.

1.3.

El CESE señaló en un dictamen anterior la trascendencia del almacenamiento, que representa «un reto, una oportunidad y una absoluta necesidad». Subraya la importancia de lograr la transición energética en la Unión Europea y hace un llamamiento a emplear todos los medios para conseguir resultados concretos y a gran escala en materia de almacenamiento.

1.4.

El CESE reconoce que, aunque existen distintas soluciones de almacenamiento, las tecnologías se encuentran en diversas fases de madurez tecnológica e industrial.

1.5.

El CESE recuerda que el almacenamiento de energía, paralelamente a sus ventajas, puede tener un importante coste-financiero, así como también medioambiental y sanitario. Por lo tanto, aboga por que se realicen sistemáticamente evaluaciones de impacto para comprobar no solo la competitividad de las tecnologías, sino también sus repercusiones sobre el medio ambiente y la salud. El CESE considera también importante evaluar los efectos de estas tecnologías en materia de creación de actividades y de empleo.

1.6.

El CESE aboga por intensificar las inversiones y los trabajos de investigación y desarrollo en materia de almacenamiento y por una mejor sinergia europea en este ámbito, con el fin de reducir los costes de la transición energética, garantizar la seguridad del abastecimiento y permitir la competitividad de la economía europea. El CESE está convencido de la necesidad de una mayor armonización normativa entre los Estados miembros en materia de almacenamiento energético.

1.7.

El CESE aboga, además, por entablar un diálogo público en toda Europa sobre la cuestión energética —denominado diálogo europeo sobre la energía—, para que los ciudadanos y la sociedad civil en su conjunto hagan suya la transición energética y puedan influir en las futuras decisiones sobre las tecnologías de almacenamiento de la energía.

1.8.

El CESE recuerda la importancia del gas en la combinación energética y en materia de seguridad energética para los ciudadanos. El CESE pide que se fomente el almacenamiento en este sector, de manera que todos los Estados miembros, solidariamente, puedan disponer de reservas.

2.   Lograr la transición energética y garantizar la seguridad energética

2.1.

El suministro de energía y su gestión constituyen una prioridad política y socioeconómica fundamental, así como un desafío esencial para el éxito de la transición energética y para afrontar los retos climáticos. Aunque la demanda de energía esté reduciéndose en la UE (el consumo energético disminuye desde 2006 y actualmente consumimos aproximadamente la misma cantidad de energía que a principios de los años noventa), el despliegue creciente de las energías renovables intermitentes ha intensificado la necesidad de almacenamiento de la energía, que desempeñará un papel fundamental en numerosos sectores (compensación de la intermitencia, automóviles eléctricos, defensa, etc.) y constituirá un reto estratégico para Europa y su industria. Cabe señalar que el almacenamiento de las energías renovables es uno de los principales argumentos esgrimidos por los oponentes a estas energías.

2.2.

Aunque la mayoría de las energías primarias (gas, petróleo o carbón) se almacenan fácilmente, quedan por resolver cuestiones relativas al tamaño, coste y localización de las instalaciones de almacenamiento estratégico. La otra gran fuente de energía primaria, las energías renovables, arroja resultados desiguales en materia de almacenamiento. En muchos casos, la energía hidráulica puede acumularse almacenando el agua en embalses y depósitos. Aunque la biomasa también puede almacenarse con relativa facilidad, en la actualidad las energías solar y eólica, utilizadas normalmente para producir electricidad, solo pueden almacenarse mediante procesos intermedios complejos y costosos.

3.   Una prioridad de alcance europeo

3.1.

La Comisión Europea ha analizado las hipótesis de descarbonización del sistema energético y, en 2011, publicó una Hoja de Ruta de la Energía para 2050 que presenta diversos supuestos para 2050. Para hacer realidad las hipótesis de descarbonización planteadas, el sector eléctrico debería basarse en una gran cuota de energías renovables, entre el 59 y el 85 %, que, en su mayor parte, procedería de la generación variable de electricidad renovable. En una Comunicación posterior de 2014 —«Un marco estratégico en materia de clima y energía para el período 2020-2030»— confirmó la senda hacia la descarbonización, indicando una cuota de generación de electricidad procedente de fuentes de energía renovables de casi un 45 % en 2030. Esto está en consonancia con los objetivos que acordaron los líderes de la UE el 23 de octubre de 2014 en el contexto del marco político para 2030. Esta significativa cuota de fuentes de energía renovables variables en el sistema eléctrico requeriría decenas o centenas de gigavatios de capacidad de almacenamiento en la red eléctrica, incluso en caso de que se apliquen otras medidas de flexibilidad.

3.2.

Por otra parte, la Comisión Europea ha incluido el almacenamiento de energía entre sus prioridades y ha destacado, en reiteradas ocasiones, el papel primordial del almacenamiento. Así, en su Documento de trabajo de 2013 sobre el almacenamiento de energía (http://ec.europa.eu/energy/sites/ener/files/energy_storage.pdf), aboga por una mejor coordinación entre este aspecto y los demás ámbitos políticos clave de la Unión Europea, como el referido al clima. El almacenamiento de energía debería integrarse —recabando su apoyo— en el conjunto de medidas y actos legislativos pertinentes de la UE en materia de energía y clima, actuales y futuros, incluidas las estrategias relativas a las infraestructuras energéticas. Por otra parte, en su Comunicación sobre la Unión de la Energía (de 25 de febrero de 2015), la Comisión recuerda que «la Unión Europea se ha comprometido a convertirse en líder mundial de las energías renovables y centro mundial de desarrollo de la próxima generación de energías renovables técnicamente avanzadas y competitivas. Asimismo ha establecido un objetivo de al menos un 27 % para la cuota de energía renovable consumida en la UE en 2030». La Comisión intenta impulsar una nueva estrategia de investigación e innovación (I+D). Afirma que «si Europa pretende ser líder mundial en energías renovables, debe encabezar la próxima generación de tecnologías renovables y las soluciones de almacenamiento».

3.3.

Las conclusiones del último Foro de Madrid abundan en ese sentido, confirmando el papel estratégico del almacenamiento de gas para la seguridad del abastecimiento de la UE. El CESE subraya también la importancia de fomentar el desarrollo del almacenamiento de gas.

4.   Evolución tecnológica en materia de almacenamiento

4.1.

Las soluciones de almacenamiento de electricidad se desglosan en cuatro categorías principales, ya que en función de las necesidades energéticas, pero también de las dificultades, la energía puede almacenarse de distintas maneras (electricidad, gas, hidrógeno, calor, frío) cerca de los centros de producción, en las redes energéticas o cerca de los puntos de consumo:

la energía mecánica potencial [embalse hidrográfico, estación de transferencia de energía por bombeo (STEP, por sus siglas en inglés)/STEP a orillas del mar/almacenamiento de energía mediante aire comprimido (CAES, por sus siglas en inglés)],

la energía mecánica cinética (volantes de inercia),

la energía electroquímica (pilas, baterías, condensadores, vector de hidrógeno),

la energía térmica (calor latente o sensible).

4.2.

El almacenamiento eléctrico más extendido en el mundo es el almacenamiento de energía por hidrobombeo, como, por ejemplo, los sistemas de energía de continuidad absoluta (en inglés, uninterruptible power system, UPS). Estos sistemas recaban un interés renovado por parte de los operadores de redes eléctricas, los fabricantes y los gestores de edificios terciarios. Las STEP permiten: la integración de las energías renovables intermitentes, especialmente la eólica y la fotovoltaica; capacidades en horas punta y el escalonamiento de la demanda energética; un arbitraje económico (recarga en períodos de precios y demanda bajos, reventa en períodos de precios y demanda elevados, con medidas de ajuste social); un escalonamiento de las inversiones en las redes eléctricas. No obstante, es poco probable que las capacidades de almacenamiento potenciales sean suficientes para compensar los largos períodos sin viento ni sol en caso de despliegue a gran escala de estos tipos de energía renovable.

4.3.

En el mercado de almacenamiento emergen también cinco nuevos segmentos que podrían generalizarse en la próxima década, a saber:

el almacenamiento de energía en los procesos industriales en forma térmica o química, que permite ofrecer una capacidad de supresión o de escalonamiento de la demanda energética en el marco de la optimización no solo del consumo de electricidad, sino también de calor e incluso de gas,

el almacenamiento con conexión de las redes de electricidad y de gas, mediante la inyección de hidrógeno procedente de electrolisis o la producción de metano de síntesis por metanización [por ejemplo, el proyecto «Power To Gas» de la agencia alemana DENA (www.powertogas.info)],

el almacenamiento de electricidad para los barrios y edificios residenciales en el marco de la adaptación de edificios y núcleos de actividad inteligentes o de energía positiva (proyecto Nicegrid, en Francia),

el almacenamiento de electricidad móvil mediante vehículos eléctricos en los sistemas V2G (vehicle to grid, «del vehículo a la red»): Toyota, Nissan, Renault, etc.,

las centrales con acumulación por bombeo flexible, con velocidad variable y completamente regulable, para el mercado de ajustes (STEP).

4.4.

Conviene destacar el papel prometedor del hidrógeno (aunque su coste, así como las cuestiones de seguridad y de transporte, atemperan considerablemente su potencial). Si se produce a partir de una fuente descarbonizada, constituye un vector energético sin emisiones de gas de efecto invernadero; además, puede utilizarse en muchas aplicaciones, especialmente en la industria, tales como la producción local de electricidad (alimentación de lugares aislados, generadores de emergencia); el almacenamiento de energía (apoyo a la red, aprovechamiento de energías renovables) o la cogeneración. También se utiliza en el transporte terrestre (vehículos individuales, transporte público, vehículos pesados, etc.), aéreo (propulsión aeronáutica total o auxiliar), marítimo o fluvial (submarino, propulsión total o auxiliar), las refinerías y la industria petroquímica (hidrógeno verde), sin olvidar otros usos como los aparatos portátiles (cargadores externos o baterías integradas). Todo ello está en constante evolución.

Actualmente, las técnicas de producción de hidrógeno mediante electrolisis y pila de combustible se caracterizan por una gran flexibilidad y disponibilidad. No obstante, siguen siendo poco eficaces, lo cual refuerza aún más la demanda de turbinas eólicas o de paneles solares y, por tanto, la sobrecapacidad al respecto. El hidrógeno se presenta como un vector energético ineludible en los sistemas que explotan la flexibilidad entre distintas redes energéticas (por ejemplo, la Hybrid Power Plant de Berlín). Cuando es necesario, puede producirse hidrógeno (mediante metanización) a partir de electricidad renovable para inyectarlo en las redes de gas, almacenarlo para su distribución como combustible, agente químico o, incluso, para reinyectarlo en forma de electricidad. Además de representar, con mucho, el mayor potencial de almacenamiento de energía, poder transportarse con toda seguridad y almacenarse (por largos períodos) en las infraestructuras empleadas actualmente por la industria del gas (almacenamiento geológico, etc.), el hidrógeno metanizado ofrece también la posibilidad de producir hidrocarburos de cadena larga (con múltiples aplicaciones: desde carburantes para la aviación hasta otros producto como los plásticos, que en la actualidad se fabrican a partir de combustibles fósiles). Por otro lado, el carbono que idealmente está presente en una economía circular (CO2, etc.) sería reutilizado y no se acumularía en la atmósfera. Por tanto, se pasaría de la producción de gases de efecto invernadero a la producción de energía. Dado que la producción de hidrógeno y la de electricidad a partir de hidrógeno son exotérmicas, el aprovechamiento del calor incrementará aún más el interés de estas soluciones. Así, el hidrógeno es uno de los pocos vectores energéticos que permite un arbitraje económico, social y medioambiental entre los mercados de la electricidad y de otros tipos de energía.

4.5.

Otro buen ejemplo es el almacenamiento en una batería de la electricidad producida por paneles solares durante el día. El problema de los paneles solares instalados en el tejado de las viviendas es que producen electricidad cuando las viviendas vacías. Por la tarde, al regresar sus ocupantes, a menudo hace tiempo que se puso el sol y los paneles ya no generan electricidad.

4.6.

Parece haberse encontrado una solución a partir de un descubrimiento de una empresa alemana y su puesta en aplicación. Esta empresa asocia diversos componentes y un programa informático acompañado de una aplicación para teléfonos inteligentes; los usuarios pueden consultar desde su móvil el nivel de carga de la batería, que almacena la electricidad producida por los paneles solares durante el día. El cálculo financiero es revelador: normalmente, los paneles solares de una vivienda producen entre el 25 y el 35 % la energía que necesita una familia; con esta solución, a menudo se rebasa el 70 %. Dados los precios actuales, el período de retorno de la inversión es de aproximadamente ocho años y las baterías están garantizadas por veinte años.

4.7.

Se trata, además, de un incentivo a la producción-consumo familiar que el CESE ha apoyado en varios de sus dictámenes (concepto de prosumidor; en inglés: prosumer).

4.8.

Así, aunque existen ya distintas alternativas, las posibilidades de disponer de equipos adicionales siguen siendo limitadas. Además, importantes obstáculos siguen frenando el desarrollo de tecnologías nuevas más flexibles, como las baterías de iones de litio o la obtención de gas a partir de fuentes renovables (en inglés, power-to-gas). El principal inconveniente radica en el coste y la competitividad económica de estas soluciones, que siguen estando muy alejadas de las condiciones del mercado, así como en el tamaño de las baterías que sigue siendo considerable. En su análisis prospectivo publicado en 2011 titulado Los sistemas de almacenamiento de energía — Hoja de ruta estratégica, la Agencia de Medio Ambiente y Gestión de la Energía de Francia (Ademe) no prevé sino hasta 2030 el desarrollo industrial de los sistemas de almacenamiento estacionario. Por su parte, en su estudio publicado en 2012 titulado Battery technology charges ahead, McKinsey considera que, aunque se prevé que el precio del almacenamiento de energía disminuya en los próximos años, la amplitud y el ritmo de esta disminución siguen siendo objeto de debate. Según esta empresa consultora, el coste de la batería de iones litio podría disminuir de 600 a 200 $/kWh de aquí a 2020 y hasta 160 $/kWh de aquí a 2025.

5.   Cuestiones estratégicas

5.1.

El CESE recuerda que la necesidad de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y la tendencia general a la escasez de energías fósiles (aunque se hayan encontrado nuevos yacimientos los últimos años) requieren aumentar la cuota de las energías renovables, idea que el CESE ha apoyado en numerosos dictámenes (TEN/564 y TEN/508). Así, el CESE ha subrayado la importancia, ante el auge de las energías renovables, de añadir componentes adicionales al sistema energético, a saber, ampliaciones de las redes de transporte, instalaciones de almacenamiento y capacidades de reserva. El desarrollo de las energías renovables a gran escala reviste una importancia estratégica, ya que, por una parte, contribuirá a reducir las importaciones (lo que supone una ventaja económica y ética) y, por otra, requerirá dispositivos de almacenamiento (instalaciones para el almacenamiento no solo de un día para otro, sino de una estación a otra) que también deberán desplegarse a gran escala.

5.2.

El CESE reconoce, por tanto, que el almacenamiento es el desafío fundamental de una transición energética que incluya una gran cuota de energías renovables intermitentes. Recuerda la necesidad de crear y aumentar las capacidades de almacenamiento. Destaca que el almacenamiento de la energía es un facilitador clave de los objetivos energéticos fundamentales de la Unión Europea, que cuentan con el apoyo del CESE, en particular:

reforzar la seguridad energética de los ciudadanos y las empresas,

generalizar el uso de las energías renovables (suavizando el fenómeno de intermitencia sin recurrir a energías fósiles),

optimizar los costes haciendo disminuir los precios de la energía.

5.3.

El CESE reconoce que el almacenamiento de energía puede tener un importante coste financiero, así como también medioambiental y sanitario. Tal es el caso de algunos proyectos de almacenamiento subterráneo de gas, que amenazan la preservación de los recursos hídricos. Por ello, el CESE aboga por la mejora de todas las tecnologías. En efecto, considera que el almacenamiento masivo puede ser un activo importante para aprovechar la complementariedad de las energías renovables. Así, debido a las variaciones a corto, medio y largo plazo de la energía fotovoltaica, la energía eólica constituye una alternativa. El Comité subraya que ello desembocará en la creación de una red de interconexiones entre las distintas fuentes de energía eléctrica, la cual a su vez se basará en las «redes inteligentes» (smart grids). Estas redes utilizan tecnologías informáticas que permiten maximizar la producción, la distribución y el consumo de energía. El CESE, aunque considera que esta tecnología debe desarrollarse ya que permite orientar la demanda de energía, juzga esencial basarse en evaluaciones de impacto al respecto y respetar la libertad de cada consumidor. Sería aún más útil llevar a cabo una evaluación general de todos los instrumentos, como el M/441 y el perfil de protección del BSI alemán, que permite transmitir y difundir datos con total seguridad, garantizar la integración de la casa inteligente (smart home), etc., a fin de encontrar aplicaciones concretas para las necesidades futuras de las ciudades inteligentes, como la programación basada en las previsiones meteorológicas.

5.4.

El CESE subraya la importancia de un marco reglamentario europeo para el almacenamiento de energía que permita valorizar las ventajas de la ecologización de las redes de electricidad y gas.

5.5.

El CESE recuerda, por otra parte, que el mercado de almacenamiento de electricidad para redes eléctricas está en plena expansión y presenta un gran potencial de generación de actividades y de empleo que debería compensar las pérdidas de empleo en otros ámbitos del mercado de la energía. Las perspectivas de inversión por parte de los operadores energéticos y de redes quedan justificadas por la necesidad de integrar una cuota cada vez mayor de energías intermitentes. En Europa, la construcción de centrales de acumulación por bombeo, la renovación de las ya existentes y la conversión de embalses hidroeléctricos en centrales de este tipo constituyen la base del desarrollo del mercado. Por lo tanto, hay que reducir sin demora los obstáculos que restan eficacia a las centrales de acumulación por bombeo. Para garantizar las ventajas económicas y medioambientales de esta tecnología, conviene adoptar las medidas necesarias para poder construir y explotar este tipo de centrales.

6.   Reforzar la investigación y el desarrollo

6.1.

El CESE constata que, hasta el momento, la UE ha centrado sus gastos más en el despliegue de las tecnologías que en la I+D (informe titulado «Énergie, l’Europe en réseaux», elaborado por Michel Derdevet, de 23 de febrero de 2015). En Europa, el volumen del gasto público en materia de I+D (para todos los sectores) se asemeja en términos reales al de los años ochenta (por el contrario, los Estados Unidos y Japón han incrementado su gasto), mientras las energías renovables están en plena expansión. El Plan Estratégico Europeo de Tecnología Energética (EETE), establecido en 2007, no ha movilizado la financiación adecuada. Las numerosas presiones ejercidas sobre el sistema energético europeo, tanto para integrar las energías renovables como para garantizar la seguridad del suministro y la competitividad económica de Europa, hacen necesario dar un nuevo impulso a la cooperación europea en materia de I+D energética. El almacenamiento es un componente fundamental de los principales proyectos de redes inteligentes emprendidos en 2012 y 2013 y constituye una faceta esencial de la I+D para afrontar los problemas de las redes energéticas del futuro.

6.2.

Las tecnologías de almacenamiento de energía se encuentran en diversas fases de madurez tecnológica e industrial. El CESE aboga por reforzar los proyectos de I+D y por una mayor sinergia a escala europea, sobre todo debido a que en Europa y en el mundo la mayoría de los proyectos de I+D versan sobre retos y oportunidades similares. En diversos dictámenes, el CESE ha lamentado que el esfuerzo de investigación no se ajuste a los desafíos y ha solicitado el refuerzo de esta última a escala europea. Además, conviene animar a los Estados miembros a contribuir proporcionalmente a este esfuerzo. La Unión debe reforzar rápidamente y sin demora su coordinación y sus inversiones, teniendo en cuenta el papel esencial de la I+D para eliminar las últimas trabas técnicas y lograr reducir, mediante la industrialización de soluciones de almacenamiento, los costes de inversión que siguen siendo demasiado elevados; ello permitirá integrar mejor las energías renovables, reducir los costes de la transición energética, limitar el impacto de determinadas energías sobre la salud, propiciar el desarrollo de la formación y del empleo en este sector, garantizar la seguridad del sistema energético y el desarrollo de sistemas innovadores y competitivos a escala internacional, así como fomentar la competitividad de la economía europea.

Bruselas, 1 de julio de 2015.

El Presidente del Comité Económico y Social Europeo

Henri MALOSSE