Los servicios de la Comisión Europea y el Servicio Europeo de Acción Exterior llevaron a cabo un amplio proceso de consulta de las poblaciones del Sáhara Occidental.
Dichas consultas revelaron una opinión mayoritaria favorable a la modificación del Acuerdo de Liberalización a fin de ampliar las preferencias arancelarias a los productos del Sáhara Occidental. La mayoría de los interlocutores observaron que la modificación tendría un impacto positivo en toda la población y destacaron, en particular, el impulso determinante que las preferencias comerciales darían a la inversión privada. Manifestaron que un acceso privilegiado a los mercados europeos mejoraría el entorno de negocios y las inversiones directas europeas, reforzando así el nuevo modelo de desarrollo participativo y sostenible del Sáhara Occidental. Por el contrario, según esa misma opinión mayoritaria, la inseguridad jurídica permanente que afecta a los flujos comerciales con el Sáhara Occidental reduciría en gran medida las posibilidades de desarrollo socioeconómico del territorio, tal y como demuestra la desaceleración de los intercambios comerciales del Sáhara Occidental con algunos Estados miembros de la UE o en determinados sectores. Según estos interlocutores, limitar el acceso del Sáhara Occidental a los mercados y a las inversiones extranjeras impediría el desarrollo de las actividades económicas internas y pondría en riesgo cierta evolución socioeconómica y política precisamente cuando parece que el desarrollo del Sáhara Occidental debería empezar a tomar impulso.
El Frente Polisario, a quien también se ha consultado, y otras organizaciones no gubernamentales expresaron opiniones negativas. Sin embargo, dichas opiniones no estuvieron motivadas por los efectos negativos específicos que la aplicación de las preferencias arancelarias previstas podría tener sobre la población del Sáhara Occidental, sino más bien por el temor de que estas perpetúen el statu quo del Sáhara Occidental que, según ellos, está bajo ocupación marroquí.
De la evaluación se desprende que la concesión de las preferencias arancelarias previstas por el Acuerdo de Asociación UE-Marruecos tiene un impacto positivo en la economía del Sáhara Occidental y que dicho impacto debería perdurar e incluso aumentar en el futuro. El temor de que la ampliación de las preferencias arancelarias implique el reconocimiento del status quo no está fundado, pues ninguna parte del acuerdo implica el reconocimiento de la soberanía de Marruecos sobre el Sáhara Occidental.
Derechos Humanos
En lo que respecta a la situación de los derechos humanos en el Sáhara Occidental, esta se corresponde en general con la de Marruecos. Los mecanismos y las leyes que rigen la protección de dichos derechos son los mismos. Sin embargo, existen especificidades propias del Sáhara Occidental que están relacionadas con los desacuerdos políticos, en particular, en lo relativo a las libertades de expresión, de manifestación y de asociación. En efecto, todo aquello que «atente contra la integridad territorial», incluido el independentismo a favor del Frente Polisario, está prohibido y puede acarrear multas e incluso penas de prisión.
En términos generales, en lo que respecta al impacto previsto de la ampliación de las preferencias arancelarias a los productos del Sáhara Occidental sobre la situación de los derechos humanos en el territorio, conviene establecer una analogía con los efectos del Acuerdo de Asociación UE-Marruecos sobre la situación de los derechos humanos en Marruecos. En la medida en que el acuerdo promueve la convergencia reglamentaria hacia las normas de la Unión Europea en diversos ámbitos, se observa un efecto indirecto positivo, en particular, en lo que respecta a las condiciones de trabajo (por ejemplo, las medidas de seguridad), la legislación laboral (por ejemplo, la protección de los menores), las medidas fitosanitarias y la protección de los consumidores.
Impacto económico y comercial
En lo que respecta a los distintos sectores de la economía, las conclusiones son las siguientes:
El Sáhara Occidental cuenta con una producción agrícola, sobre todo, de frutas y hortalizas frescas (tomates y melones), para la cual existe un mercado en la Unión Europea. Se calcula que se producen 64 000 toneladas que representan unos 14 000 empleos directos. El valor de las importaciones es de alrededor de 65 millones de euros. Si no se aplicaran las preferencias arancelarias, deberían pagarse 6,6 millones de euros en concepto de derechos de aduana por dichas exportaciones.
Estos beneficios económicos podrían ser aún mayores si, en el futuro, el Sáhara Occidental desarrollase en mayor medida la producción y las exportaciones hacia la Unión Europea en el marco de proyectos que se están analizando. Ello tendría también un impacto sobre las cifras de empleo, que podrían multiplicarse por cinco, según algunas proyecciones. En lo que respecta a las alegaciones de que el desarrollo de las actividades agrarias que fomenta el acuerdo tendrían un impacto sobre la explotación de los recursos naturales, en particular, el agua, unas estimaciones marroquíes sobre la utilización de la napa freática, puestas en duda por algunos, sugieren, sin embargo, que el impacto sobre las reservas acuíferas no renovables es moderado. Asimismo, se implementan medidas para disminuir la utilización de agua subterránea (el riego localizado, la desalinización de agua de mar). En términos generales, por un lado, hoy en día no parece haber muchas alternativas viables para posibilitar el desarrollo económico del territorio en cuestión y, por otro, los inconvenientes derivados de la explotación de los recursos hídricos se ven compensados por el impacto económico positivo para el Sáhara Occidental.
En lo que respecta al sector de los productos de la pesca, en el Sáhara Occidental existe una importante industria de transformación de productos pesqueros integrada por 141 establecimientos autorizados a exportar hacia la Unión Europea. En 2015 y 2016, las exportaciones de productos pesqueros del territorio representaron entre 100 y 200 millones de euros. Unos 45 000 empleos dependieron, directa o indirectamente, de esas exportaciones hacia la Unión Europea. Así pues, la ampliación de las preferencias arancelarias a esas importaciones tendría un impacto considerable en la economía del territorio y, por ende, en el empleo. También sería coherente con la contribución financiera de la Unión Europea al mantenimiento y al desarrollo de la competitividad del sector, el empleo y la calidad de vida de los pescadores del Sáhara Occidental, así como a la explotación sostenible de los recursos naturales del territorio. A la inversa, denegar la concesión de esas preferencias comprometería las exportaciones y el empleo y facilitaría la transferencia de esas actividades de transformación hacia otros lugares, como Marruecos. También sería contrario a los objetivos de la Unión Europea de apoyar el desarrollo de ese sector en el Sáhara Occidental.
Los importadores europeos de productos pesqueros del Sáhara Occidental afirmaron que, habida cuenta del elevado nivel del arancel exterior común (sin preferencia – tipos no preferenciales), la compra de esos productos sería mucho menos ventajosa si no se les concediera un tratamiento preferencial.
Por último, en lo que respecta a la industria del fosfato, teniendo en cuenta su estado actual, la exclusión del Sáhara Occidental del Acuerdo de Asociación no parece tener un impacto directo e inmediato sobre este sector. Esto se debe a tres razones principales: 1. algunos productos (los fosfatos brutos) están libres de derechos (cláusula de nación más favorecida); 2 - en la Unión Europea, no existe un mercado para los fosfatos producidos 3 - la transformación en Marruecos (o en otros países con los que la Unión Europea ha concluido acuerdos preferenciales) de determinados fosfatos producidos en el Sáhara Occidental sería suficiente para conferir a esos productos un origen preferencial de Marruecos, por lo que el beneficio derivado de las preferencias concedidas a esos productos transformados no depende del origen de los minerales.
Al mismo tiempo, la concesión de preferencias a los productos originarios del Sáhara Occidental parece afectar el desarrollo futuro de la producción de determinados fosfatos. En efecto, las considerables inversiones anunciadas (más de 2 000 millones de dólares) para la producción de derivados del fosfato en el Sáhara Occidental (en particular, de ácido fosfórico y fertilizantes) se verían comprometidas si las exportaciones hacia la Unión Europea de estos productos fosfatados no recibieran un tratamiento preferencial. En ausencia de preferencias, sería más atractivo invertir en otros territorios cuya producción obtiene preferencias (por ejemplo, Marruecos) que en el Sáhara Occidental. La interrupción de las inversiones en el Sáhara Occidental incidiría en la capacidad de producción, la diversidad de productos y, por ende, en el empleo en el sector del fosfato en la región.
Por consiguiente, de manera general, la concesión de preferencias arancelarias debería tener un impacto considerable en el desarrollo económico del territorio. No obstante, con el objeto de garantizar el seguimiento de este impacto, el acuerdo prevé explícitamente un marco y un procedimiento adecuados que permitan a las partes evaluar las repercusiones de su implementación sobre la base de intercambios periódicos de información.
A pesar de las dificultades de obtener datos precisos, este estudio permite concluir que en el Sáhara Occidental existen actividades económicas y de producción que se beneficiarían considerablemente de obtener las mismas preferencias arancelarias que se le conceden al Reino de Marruecos. De hecho, hasta el 21 de diciembre de 2016, algunos de estos productos obtuvieron esas preferencias, lo cual favoreció el desarrollo de la actividad económica y la creación de empleo en el Sáhara Occidental: este es el caso, en particular, del sector de los productos pesqueros y de determinados productos agrícolas. La extensión de las preferencias arancelarias de la Unión a esos productos permitiría garantizar la continuidad de esas exportaciones.
La diversificación necesaria del potencial económico del Sáhara Occidental supone la promoción de las inversiones extranjeras, lo cual exige como condición previa una mayor seguridad jurídica y, por ende, la clarificación de las condiciones arancelarias aplicables a las exportaciones actuales y futuras hacia la Unión de productos provenientes del Sáhara Occidental. Hacer extensivo el beneficio de las preferencias arancelarias a los productos originarios del Sáhara Occidental garantizará unas condiciones de inversión favorables y, habida cuenta del potencial económico sin explotar del territorio y del bajo nivel de inversiones extranjeras directas, contribuirá a una expansión rápida y significativa que permitirá el desarrollo del empleo local.
Por el contrario, la ausencia de estas preferencias arancelarias comprometería seriamente las exportaciones del Sáhara Occidental, en particular, las relacionadas con los productos de la pesca y agrícolas, y es probable que provoque una disminución aún mayor de esta producción ya limitada, lo cual constituiría un obstáculo adicional al desarrollo del territorio. En efecto, de no ampliarse las preferencias, los productos del Sáhara Occidental estarían sujetos a los derechos de aduana aplicables en la Unión Europea, de conformidad con el régimen de la nación más favorecida, y no tendrían un acceso privilegiado al mercado de la Unión. Este trato no preferencial tendría un impacto muy limitado sobre las exportaciones de productos industriales (los fosfatos), pero muy negativo sobre las exportaciones de productos de la pesca y agrícolas hacia la Unión.
De manera más general, la concesión de preferencias arancelarias debería tener un impacto significativo sobre el desarrollo de la economía del Sáhara Occidental, al fomentar las inversiones en esos sectores. Por ejemplo, ya se prevén inversiones en determinados fosfatos (en particular, el ácido fosfórico y los fertilizantes), así como proyectos de desarrollo agrícola y de la pesca. Sin embargo, si no se concedieran las preferencias mencionadas, las inversiones, el desarrollo y la diversificación de las actividades económicas y el empleo podrían verse obstaculizados.