5.2.2020   

ES

Diario Oficial de la Unión Europea

C 39/58


Dictamen del Comité Europeo de las Regiones — Reestructuración socioeconómica de las regiones carboníferas en Europa

(2020/C 39/12)

RECOMENDACIONES POLÍTICAS

EL COMITÉ EUROPEO DE LAS REGIONES

Apoyo a los objetivos de la política climática

1.

acoge con satisfacción los objetivos de la política climática de los Estados miembros de la UE. En la Conferencia de las Partes en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático celebrada en París en diciembre de 2015, 197 países alcanzaron un acuerdo mundial sobre el clima, que fue también ratificado por los Estados miembros de la UE. En él los Estados se comprometían a mantener el aumento de la temperatura media del planeta muy por debajo de 2 °C en relación con los niveles preindustriales y proseguir los esfuerzos para limitar el aumento de la temperatura a 1,5 °C;

2.

observa que, en la Comunicación publicada en vísperas de la Cumbre de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de Katowice, la Comisión Europea afirma que la UE debe lograr la neutralidad climática de aquí a 2050 si quiere ejercer el liderazgo mundial. Para hacer realidad este objetivo, sin embargo, la UE deberá terminar renunciando en gran medida a los combustibles fósiles. En particular, tendrá que reducir significativamente la utilización del carbón en el sector eléctrico;

3.

destaca que en la actualidad todavía se produce carbón en 41 regiones del nivel NUTS 2 en doce Estados miembros (incluido el Reino Unido). Todas estas regiones tienen en común la gran importancia económica que en ellas revisten el sector del carbón y los sectores conexos en términos de valor añadido y empleo. No obstante, aparte de este rasgo compartido, estas regiones registran grandes diferencias, por ejemplo, en lo que respecta a su situación geográfica, nivel de desarrollo económico y perspectivas demográficas;

4.

señala que, para la consecución de los objetivos climáticos, estas regiones habrán de renunciar a unas cadenas de valor que hasta la fecha estaban basadas en la producción de carbón, o configurarlas sobre una nueva base. Además, a corto, medio o largo plazo deberán cerrarse minas y explotaciones a cielo abierto de carbón;

5.

insiste en que el cambio estructural socioeconómico de las regiones carboníferas de Europa tiene lugar en el contexto de crecientes esfuerzos en todo el mundo por eliminar progresivamente el consumo de carbón. Llama especialmente la atención sobre una nueva normalidad en China, que consume la mitad de la producción mundial de carbón y representa una proporción similar de las importaciones globales y cuya demanda nacional de carbón está alcanzando su punto máximo, a pesar del enorme exceso de capacidad de producción nacional. Asimismo, destaca una decisión judicial en el estado australiano de Nueva Gales del Sur (Australia es el mayor exportador de carbón del mundo) que, por primera vez, impidió a una empresa abrir nuevas minas porque no se consideraban compatibles con el Acuerdo de París. Por lo tanto, apoya la cooperación internacional para acompañar la eliminación gradual del carbón, por ejemplo, la agrupación Powering Past Coal Alliance, que incluye, entre otros, a treinta Gobiernos nacionales y veintidós gobiernos subnacionales;

Mitigación de las consecuencias socioeconómicas del proceso de transformación

6.

subraya que la nueva reducción prevista de la producción de carbón y la generación de electricidad a partir del carbón irán acompañadas de una transformación significativa de las estructuras económicas y de una masiva pérdida de empleos, valor añadido y poder adquisitivo en estas regiones. La mayoría de las regiones carboníferas son zonas industriales tradicionales en las que la industrialización ha ido unida a la explotación del subsuelo local. Por lo tanto, las regiones están primordialmente vinculadas a la industria del hierro, el acero y el metal, la industria química y otras industrias con gran consumo de energía; el objetivo debe ser lograr que el cambio estructural en las regiones carboníferas afectadas tenga éxito económicamente, sea ecológicamente sostenible y, sobre todo, goce de aceptación social en el camino hacia una economía más diversificada e hipocarbónica;

7.

recuerda que en la actualidad la extracción carbonífera proporciona empleo a 185 000 trabajadores, y la producción de electricidad a partir del carbón, a 52 000. Además, la industria del carbón está indirectamente relacionada con diversos sectores de la economía, tales como la producción de insumos intermedios, bienes de equipo, servicios y bienes de consumo. Un estudio de la Comisión Europea estima que esta interdependencia afectaría a otros 215 000 puestos de trabajo, de los que unos 160 000 podrían terminar desapareciendo de aquí a 2030 con los actuales planes de abandono de la extracción de carbón y la generación de electricidad a partir del mismo;

8.

señala que los Estados miembros de la UE han acordado situarse a la vanguardia de la transición mundial hacia una economía circular y neutra en carbono. La profunda transformación de todo el sistema energético que de ello se derivará, no solo dará lugar a cargas, sino que también creará oportunidades. La transición energética en curso ya ha creado en Europa una enorme cantidad de nuevos puestos de trabajo. A la vista de las necesidades futuras, es probable que este proceso continúe. Para ello, deberá velarse por que las regiones carboníferas también se beneficien de esta evolución. La estrategia europea para alcanzar los objetivos climáticos debería tener en cuenta las consecuencias para las regiones;

9.

recuerda que las experiencias acumuladas hasta la fecha en las cuencas mineras demuestran que estos procesos de transición requieren mucho tiempo para llevarse a cabo. Por consiguiente, debería empezarse desde ahora a desarrollar nuevas perspectivas para las regiones carboníferas y a introducir medidas. Esto precisa de grandes esfuerzos en todos los niveles;

10.

subraya que, para que la transformación de la estructura económica concluya con éxito, también es necesario ofrecer nuevas perspectivas a los trabajadores de las industrias del carbón afectados, lo que incluye cualificarlos para que desempeñen nuevas actividades. Además, debería facilitarse el acceso a nuevos puestos de trabajo en la región o en las regiones vecinas;

Fomento de la transformación socioeconómica de las regiones carboníferas

11.

está convencido de que la transición energética a la que se aspira en las regiones carboníferas y los consiguientes cambios estructurales constituyen una tarea europea. Para llevarla a término, deberá aplicarse un enfoque global que incluya, en particular, medidas que impulsen el desarrollo de infraestructuras, la innovación, la investigación y la ciencia, el apoyo y el desarrollo empresarial, el desarrollo de la mano de obra cualificada, la comercialización, la cultura y el turismo;

12.

señala que, para que el cambio estructural sea sostenible en estas regiones, deberán aprovecharse las ventajas de las que disponen. Las estructuras industriales y energéticas existentes deberán constituir la base del desarrollo futuro y tomar en consideración los ciclos de innovación e inversión de los agentes industriales presentes sobre el terreno. Por lo tanto, será preciso vincular las agrupaciones industriales y las competencias empresariales regionales con las cualificaciones de la mano de obra especializada y los puntos fuertes en investigación y desarrollo con que se cuente;

13.

señala que, como consecuencia de esta situación de partida, existe el riesgo de que en las regiones afectadas se desarrollen estrategias demasiado similares para el proceso de transformación. A fin de evitar ineficiencias, por ejemplo las que se derivarían de una evolución en paralelo, debería llevarse a cabo un intercambio mutuo a nivel europeo;

14.

por lo tanto, acoge con satisfacción la «Plataforma de las regiones mineras en transición» puesta en marcha por la Comisión Europea y que se reunió por primera vez el 11 de diciembre de 2017. El objetivo de la Plataforma es apoyar a las 41 regiones carboníferas de doce Estados miembros de la UE en sus esfuerzos por modernizar sus estructuras económicas y prepararlas para la transición estructural y tecnológica. Esta labor debería seguir intensificándose;

15.

considera que esta Plataforma puede servir de instrumento interregional para proporcionar asistencia técnica a nivel de la UE mediante el intercambio de experiencias y un acceso coordinado a los servicios de la Comisión, siempre que sea necesario;

16.

destaca que la cooperación interregional y transfronteriza, por ejemplo en el marco de iniciativas en vigor como la iniciativa Vanguard o en el contexto de un enfoque de base local en los Fondos Estructurales y de Inversión, debe desempeñar un papel importante en el diseño de la transformación estructural; también a este respecto la UE podría asumir un papel más destacado a la hora de poner en marcha e impulsar esta cooperación;

17.

subraya que es necesario establecer condiciones marco seguras para la inversión a largo plazo y la creación de empleo. Para ello, en la medida de lo posible, deberían seguir reforzándose las cadenas de valor existentes en las regiones. El CDR hace hincapié en que debe fomentarse la inversión pública y privada, en particular en lo relativo al crecimiento económico actual, al objeto de impulsar las inversiones en la modernización y la descarbonización de los sistemas industriales, energéticos y de transporte europeos;

18.

observa que es necesario reforzar la capacidad de innovación de las regiones. El CDR insta a las regiones carboníferas a que elaboren una estrategia destinada a apoyar a las empresas existentes en sus esfuerzos por innovar, así como a promover la creación de nuevas empresas, especialmente en ámbitos orientados al futuro como la digitalización y la inteligencia artificial. En este contexto, es de suma importancia mejorar las condiciones marco para la puesta en marcha de empresas de nueva creación. El CDR señala que en numerosas regiones carboníferas los empresarios de los sectores industrial, comercial y artesanal son en general de pequeño tamaño;

19.

estima que el sector científico desempeña un papel clave en el desarrollo económico de las regiones. Por lo tanto, las regiones carboníferas deben promover también la creación de universidades centradas en las tecnologías del futuro que puedan actuar como agrupaciones para el establecimiento de nuevas empresas. Sin embargo, en este ámbito es especialmente útil una coordinación a nivel europeo para evitar estructuras ineficientes. Además, debe fomentarse la cooperación interregional en el área de la investigación;

20.

considera que unas infraestructuras de transporte y energía modernas y eficientes, así como las infraestructuras digitales, constituyen un requisito previo para el éxito de los cambios estructurales, ya que refuerzan el atractivo del territorio como lugar de establecimiento de empresas. También aquí resulta apropiada la coordinación a escala europea y el fomento de la creación de redes;

Apoyo financiero para las regiones carboníferas

21.

subraya que el desarrollo de nuevos sectores económicos en las regiones es un proceso largo que requiere recursos financieros considerables. El CDR señala que los entes locales y regionales de las regiones carboníferas necesitan ayuda para ello, dado que, en un principio, la eliminación progresiva de la producción de carbón y la generación de electricidad a partir del carbón les ocasiona una pérdida de ingresos. Gran parte de la inversión para el desarrollo económico deberá movilizarse recurriendo a los fondos públicos de los Estados miembros afectados o atrayendo nuevas inversiones privadas. En este contexto, el CDR pide, en primer lugar, a los Estados miembros afectados que aporten recursos suficientes, tanto financieros como de otro tipo, para este fin;

22.

opina que el rico patrimonio cultural e industrial heredado, así como las infraestructuras y tradiciones deportivas, deberían desempeñar un papel positivo en esta transformación, y no considerarse tan solo un legado gravoso de mejores tiempos pasados;

23.

solicita que también se apoye la reestructuración a nivel de la UE. En particular, el Fondo Europeo de Desarrollo Regional constituye en la actualidad un instrumento importante para la promoción de las regiones. También el Fondo Social Europeo, Horizonte 2020 y los recursos del Banco Europeo de Inversiones aportan una contribución importante al desarrollo regional. No obstante, el CDR llama la atención sobre el hecho de que los fondos asignados no se destinan directamente a las regiones carboníferas y que, dados los retos que afrontan las regiones del carbón, y teniendo en cuenta que también benefician a otras regiones, son demasiado escasos. Por consiguiente, el CDR pide que se destinen recursos adicionales adaptados a las necesidades de las regiones carboníferas;

24.

subraya que el apoyo financiero de la UE resulta especialmente útil cuando los proyectos deben ejecutarse a través de fronteras nacionales. Habida cuenta de que todas las regiones del carbón están inmersas en una reestructuración, la cooperación entre las regiones en el desarrollo de proyectos orientados al futuro resulta especialmente prometedora. También puede ser conveniente incluir regiones fronterizas en las estrategias a fin de crear unidades funcionales;

25.

apoya, en este contexto, que el Parlamento Europeo haya solicitado financiación adicional para la reestructuración de las regiones carboníferas europeas durante las negociaciones en curso sobre el marco financiero plurianual (MFP) con el fin de mitigar el impacto social, socioeconómico y medioambiental mediante un nuevo «fondo para una transición energética justa» dotado con 4 800 millones EUR. No obstante, subraya que este fondo debería financiarse con recursos adicionales y no con los recursos previstos para los Fondos Estructurales y de Inversión Europeos. Acoge con satisfacción que la presidenta electa de la Comisión también haya expresado, en las directrices políticas presentadas en julio de 2019, su apoyo al principio de ese fondo para una transición energética justa;

26.

está convencido de que estos recursos deberían estar estrechamente vinculados con la política de cohesión; además, el CDR pide que se garantice que estos fondos no se contabilizan dentro de los topes máximos propuestos para los límites del anexo XXII, sino que estén disponibles de manera adicional. De este modo, esta financiación suplementaria podría utilizarse para reforzar los programas del FEDER y el FSE en estas regiones NUTS 2 durante los próximos siete años. Esta vinculación permitiría también prestar un apoyo a medida a todas las regiones carboníferas. Estos créditos deberían promover activamente el valor añadido europeo y estar abiertos a todas las regiones carboníferas afectadas por cambios estructurales. Los criterios de asignación podrían ser el empleo total en la minería del carbón y el volumen de producción de carbón en el año de referencia 2019; no debería excluirse a las regiones que ya han iniciado el cierre de minas de carbón y han llevado a cabo una parte de la transición, siempre que la extracción de carbón siga teniendo lugar;

27.

pide que estos fondos, al igual que se hace con los fondos FEDER, se asignen directamente a las regiones en las que están situadas estas minas carboníferas. El apoyo a las regiones afectadas iría vinculado a una estrategia específica de eliminación progresiva del carbón y se evaluaría sobre la base de objetivos verificables;

28.

insta a que esta dotación pueda financiarse con los fondos previstos en el próximo marco financiero plurianual para el instrumento operativo de reforma;

29.

pide al Parlamento Europeo y al Consejo que incluyan esta propuesta de asignación especial para la transición en las negociaciones en curso sobre el próximo marco financiero plurianual;

Revisar las normas sobre ayudas estatales

30.

señala que, en lo tocante a la legislación europea sobre ayudas estatales, debe tenerse en cuenta que el actual marco de ayudas expira en 2020, a menos que la aplicación de estas normas se prorrogue dos años (hasta finales de 2022). El CDR pide a la Comisión que, cuando vaya a elaborar las nuevas directrices, tenga también en cuenta los problemas de la reestructuración de las regiones carboníferas y que vele por que estas regiones dispongan de una flexibilidad suficiente para poder mitigar las consecuencias sociales y económicas del abandono progresivo de la producción de carbón;

31.

observa que, en el caso de las ayudas estatales, los proyectos que implican una cooperación transfronteriza, en particular en el caso de proyectos de interés común europeo, ya pueden recibir apoyo. Las instituciones de la UE competentes deberían asesorar en mayor medida a las regiones en lo relativo a la planificación y la ejecución de este tipo de proyectos;

32.

en este contexto, pide que, de conformidad con el artículo 107, apartado 3, letras a) y c), del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea (TFUE), se designe a las regiones carboníferas como regiones susceptibles de recibir ayuda especial y que se adapten las normas de la UE en materia de ayudas estatales para estas regiones especiales al objeto de permitir la adopción de medidas que permitan hacer frente a los cambios estructurales y compensar, de este modo, la renuncia a la obtención de valor añadido en aras de objetivos políticos más ambiciosos. Además, deberá examinarse si, en razón de la enorme relevancia y el ejemplo que puede suponer la reconversión medioambiental de las regiones carboníferas para la política energética y climática de la Unión Europea, estas medidas de apoyo podrían fundamentarse en el artículo 107, apartado 3, letra b), del TFUE. Al objeto de responder a estas cuestiones de manera oportuna, se propone la creación inmediata de un grupo de trabajo conjunto compuesto por representantes de las regiones carboníferas y los Estados miembros afectados, las Direcciones Generales de Competencia y Política Regional y el CDR.

Bruselas, 9 de octubre de 2019.

El Presidente

del Comité Europeo de las Regiones

Karl-Heinz LAMBERTZ