DOCUMENTO DE TRABAJO DE LOS SERVICIOS DE LA COMISIÓN RESUMEN DE LA EVALUACIÓN DE IMPACTO /* SWD/2014/029 final */
DOCUMENTO DE TRABAJO DE LOS
SERVICIOS DE LA COMISIÓN
RESUMEN DE LA EVALUACIÓN DE IMPACTO
que acompaña al documento Propuesta de
REGLAMENTO DEL PARLAMENTO EUROPEO Y DEL CONSEJO por el que se modifican el
Reglamento (UE) nº 1308/2013 y el Reglamento (UE) nº 1306/2013 en lo que
atañe al régimen de ayudas para el suministro a los centros escolares de frutas
y hortalizas, de plátanos y de leche
1. INTRODUCCIÓN El programa de consumo de leche (PCL) y
el programa de consumo de fruta (PCF) destinados a las escuelas tienen por
objeto garantizar de forma sostenible que la proporción de frutas y hortalizas
y de productos lácteos aumente en la dieta de los niños en el momento en que se
están formando sus hábitos alimentarios. Uno y otro contribuyen a los objetivos
de la PAC y a la exigencia de salud pública de fomentar unos hábitos
alimentarios saludables. La motivación que llevó al
establecimiento de esos dos programas escolares sigue siendo pertinente en el
contexto actual, que, además de caracterizarse por un consumo en declive[1] de frutas y hortalizas y de productos lácteos, se ve agravado,
entre otros factores, por los hábitos de nuestro tiempo, que tienden al consumo
de alimentos muy transformados con, a menudo, un alto contenido en azúcares
añadidos, sal y grasas. 2. DEFINICIÓN DEL PROBLEMA Las conclusiones a las que han llegado varios
informes[2] y la experiencia adquirida con los años de aplicación de los programas
actuales revelan ciertos problemas y deficiencias en su funcionamiento: (1)
Los dos programas persiguen desde su dimensión
educativa un cambio sostenible en los hábitos alimentarios de los niños. Hay,
sin embargo, cierta desconexión entre ese objetivo y la puesta en práctica de
los programas. Es verdad que la dimensión educativa se incorporó al PCF
desde el principio, pero, en el caso del PCL, los Estados miembros no están
obligados a emplear instrumentos educativos en la aplicación del programa y el
vínculo entre este y los productos distribuidos es escaso. Además, los sistemas
que se aplican para evaluar los programas tienen que mejorarse para poder medir
correctamente su efectividad. (2)
Existe entre ambos programas una falta
de coordinación y de coherencia que puede afectar negativamente a la
efectividad del régimen en su conjunto. Este problema se deriva de las
diferencias entre los marcos jurídicos y financieros de uno y otro programa y
de las diferencias de mercado entre los propios productos que participan en
ellos, así como de las divergentes decisiones que toman los Estados miembros
para su aplicación. (3)
El funcionamiento de los dos programas se
caracteriza por otras deficiencias que limitan su impacto inmediato. Tales
deficiencias son comunes a uno y otro programa (como, por ejemplo, la pesada
carga administrativa y organizativa que representan) o específicas de cada uno
de ellos: en el caso del PCF, principalmente la insuficiente ejecución de su
potencial (de alrededor de solo un 30 %) y las enormes disparidades del
coste de los productos distribuidos y, en el caso del PCL, el posible «efecto
de peso muerto» (¿se consumiría el producto si no existiera la ayuda?) o la
desfavorable relación entre costes y beneficios. 3. SUBSIDIARIEDAD El derecho de la UE a actuar en este
ámbito se consagra en los artículos 38 a 44 del Tratado, que establecen las
disposiciones aplicables a la PAC. Son varios los elementos que confirman que esa
intervención a nivel de la UE es adecuada y aporta, además, un valor añadido: La existencia de un marco de la UE
aporta, ante todo, la financiación necesaria para acometer en la integridad
de su territorio costosas iniciativas que la mayor parte de los Estados
miembros no podría afrontar con solo sus propios recursos. Además, las
evaluaciones que se han realizado concluyen que el marco establecido por la UE
ha dado en los Estados miembros una mayor credibilidad y
visibilidad a los programas, al tiempo que ha mejorado la imagen y el
conocimiento de la Unión. Si faltara la acción de la UE y si las actividades
continuaran exclusivamente a nivel de los Estados miembros, se correría el riesgo
de discriminar a los productores de aquellos países que no contemplan el
acceso a los programas escolares como salida al mercado. El régimen de la UE
añade valor a los regímenes nacionales ya existentes, dado que promueve la transparencia
y facilita una transferencia continua de conocimientos y experiencia
entre los Estados miembros participantes. 4. OBJETIVOS Para alcanzar el objetivo general de
aumentar el consumo de frutas y hortalizas y de productos lácteos y de
contribuir a la consolidación de dietas más saludables, se pretende adaptar el
marco actual de ambos programas con los objetivos específicos y operativos
siguientes: (1)
Reorientar la configuración actual de los
dos programas a la consecución de objetivos a largo plazo, dotándolos de mecanismos educativos, y contribuir a la
reconexión de los jóvenes ciudadanos europeos con los alimentos y con sus
fuentes, desarrollando en ellos la percepción del valor de la agricultura y
de sus productos. Estos dos objetivos específicos se traducen en los objetivos operativos
siguientes: –
impulsar y consolidar la dimensión educativa
de los programas actuales aportándoles mecanismos educativos obligatorios; –
reforzar el vínculo entre los productos y el programa
del que sean objeto (el valor añadido de la UE); –
desarrollar un método común para las tareas de
evaluación y de seguimiento anual de la UE y de los Estados miembros. (2)
Unificar y consolidar los marcos jurídicos
y financieros de ambos programas, actualmente separados, y aumentar la
visibilidad de la intervención de la UE. Los
objetivos operativos que aquí se persiguen son: –
mejorar las sinergias entre los dos programas
actuales y la eficiencia de su gestión; –
incrementar la visibilidad de los programas de
la UE. (3)
Aumentar la eficacia de los gastos
dedicados a la promoción del consumo de productos agrícolas en las escuelas, persiguiendo los objetivos operativos siguientes: –
mejorar las condiciones que afectan al uso de
las posibilidades presupuestarias; –
simplificar el marco jurídico y reducir la
carga administrativa/organizativa. 5. OPCIONES ESTRATÉGICAS En el proceso de selección de las
posibles opciones, cuatro de ellas se descartaron[3] y las que se indican a continuación se sometieron a un análisis
más pormenorizado: 5.1. Opción 1: PAC 2020 (statu
quo) La opción de mantener el statu quo
integra ya los cambios aportados por la reforma de la PAC 2020 —que conserva la
separación actual de los marcos jurídicos y financieros—, así como los cambios
acordados para ambos programas. En el caso del PCF, se propone un aumento del
presupuesto —hasta los 150 millones de euros al año— y un mayor porcentaje de
cofinanciación a cargo de la UE (75 % o 90 % para las regiones menos
desarrolladas), además de la posibilidad de que se acojan a esa cofinanciación
medidas de acompañamiento. En el caso del PCL, se contempla la obligación de
que los Estados miembros elaboren estrategias nacionales o regionales y medidas
de acompañamiento voluntarias, pero se conservan sin cambios sus bases
financieras, es decir, la ayuda de la UE por producto se mantiene en los 18,15 euros/100
kg y no se impone un límite máximo total al gasto de la UE. 5.2. Opción 2: Ajustes Esta opción pretende investigar si es
posible alcanzar los objetivos fijados manteniendo la separación de los marcos,
la misma selección de productos y la financiación de la PAC 2020, pero
introduciendo los ajustes siguientes: –
establecer medidas de acompañamiento
obligatorias también para el PCL; –
aproximar los marcos actuales con algunos
ajustes reglamentarios (exigencia de estrategias comunes, disposiciones
administrativas comunes en materia de controles, etc.); –
buscar nuevas sinergias más allá de la PAC 2020. 5.3. Opción 3: Nuevo marco Esta opción prevé para los programas
escolares de la PAC un marco jurídico y financiero común basado en los
tres «pilares» siguientes: i) El establecimiento de medidas de
acompañamiento comunes que tengan como objetivo educativo reconectar a los
niños con los temas de la agricultura, de la nutrición y salud y del medio
ambiente; las medidas de acompañamiento temáticas podrían, en su caso,
contemplar una gama de productos agrícolas más amplia (con sujeción a la
aprobación de las autoridades sanitarias nacionales). ii) Un suministro limitado
exclusivamente a las frutas y hortalizas frescas (plátanos incluidos) y
a la leche de consumo. Esta opción ajustaría las intervenciones a los
límites del presupuesto, reflejaría la práctica más frecuente actualmente,
reduciría la carga organizativa para las escuelas y contribuiría a invertir la
tendencia a la baja que registra hoy el consumo de esos dos grupos de productos. iii) La adopción de un marco financiero común, con las
características siguientes: -
un presupuesto total de la UE limitado (PAC
2020 neutra, con un límite máximo también para la leche), asignado a los
Estados miembros en dotaciones o «sobres» separados para las frutas y
hortalizas y para la leche, pero con la posibilidad de transferir fondos entre
ellos (priorización de intervenciones a través de estrategias); -
la limitación de la contribución de la UE
mediante una ayuda por ración de frutas y hortalizas y de leche (no mediante
los niveles de cofinanciación de la UE, como ocurre actualmente en el marco del
PCF); -
un aumento de la subvención que destina la UE
a la leche con el fin de reducir el «efecto de peso muerto» y de mejorar la
relación costes-beneficios de la distribución. 6. EVALUACIÓN DE LOS IMPACTOS 6.1. Impactos
económicos ·
Impacto directo, indirecto y a largo plazo
en la demanda En el marco de la opción 1, es
probable que, debido al mayor presupuesto disponible y al fortalecimiento de
las medidas de acompañamiento, aumente el impacto directo e indirecto del PCF
en la demanda de frutas y hortalizas. Si los suministros proceden de fuentes próximas,
ese aumento de la demanda podrá aportar más beneficios a los productores
locales (las escuelas se convertirán en un «nicho» adicional para sus
productos) e impulsará, además, diferentes formas de cooperación para poder
atender a la demanda de los mercados institucionales. En el caso del PCL, es probable que su
impacto en la demanda de productos lácteos se mantenga estable, en tanto que
los efectos a largo plazo dependerán de los Estados miembros (en función de que
acometan o no medidas educativas). Las estrategias nacionales podrían
percibirse como una carga administrativa, entrañando así una posible
disminución del atractivo de este programa. En caso de que aumenten los precios
previstos de la leche y de los productos lácteos, la ayuda de la Unión
destinada a sufragar su coste sufrirá nuevos recortes si se mantiene sin cambios
el nivel de las subvenciones de la UE. En el marco de la opción 2, se
espera que el impacto directo en los volúmenes distribuidos sea similar al de
la opción 1 y que el impacto indirecto y a largo plazo aumente, en cambio,
gracias a las medidas de acompañamiento obligatorias del PCL. No obstante, la
significativa reducción de la carga administrativa que conlleva esta opción podría
constituir un incentivo para la participación en el programa y para un mejor
aprovechamiento de su potencial. Por último, en el marco de la opción 3,
se prevé un impacto directo en la demanda de frutas y hortalizas semejante al
de la opción 1, aunque más canalizado hacia los productos frescos. En el caso
del PCL, la limitación del presupuesto total de la UE no tendrá un impacto en
el volumen de productos distribuidos, pero la proporción de leche de consumo
será mayor (a costa de otros productos lácteos). Es probable, por otra parte,
que el aumento de los niveles de subvención de la UE determine una reducción de
las cantidades distribuidas en caso de que se mantengan sin cambios los
complementos nacionales o las contribuciones privadas. Se espera, además, que
el impacto a largo plazo de esta opción sea mayor gracias a la mejora de las
medidas de acompañamiento. ·
Consumo Dentro de la opción 1, se espera
que el impacto directo e indirecto del PCF en el consumo de frutas
y hortalizas sea mayor, tanto a corto como a largo plazo, y que, en el caso del
PCL, el consumo de productos lácteos se mantenga estable. En cuanto a la opción 2, es probable
que tenga un mayor impacto en el consumo gracias a las medidas de
acompañamiento obligatorias de ambos programas y a la planificación estratégica
común. Se espera, por último, que la opción 3
tenga un mayor impacto directo en la demanda de leche de consumo y de frutas y
hortalizas frescas (cuyas tendencias de consumo tienden a contraerse), así como
un impacto indirecto en una variedad de productos más amplia gracias a las
medidas de acompañamiento. ·
Renta de los agricultores y precios Los programas escolares no tienen un
impacto significativo en la renta de los agricultores ni en los precios
(salvo la posibilidad de que los productores consigan oportunidades de mercado
alternativas fuera de las escuelas, como, por ejemplo, emprendiendo un
acercamiento comercial a los padres u otras prácticas similares). La
orientación a los productos locales hace que la forma de crearse el precio
final resulte más transparente (si el suministro es directo). La opción 2
ofrece —y ello también en el marco del PCL— mayores posibilidades de
diversificación de las actividades y de participación en las medidas de
acompañamiento. En el caso de la opción 3, se prevé que, además de
brindar esas posibilidades, permita una mayor igualdad de condiciones en lo que
atañe al precio de los productos hortofrutícolas distribuidos, ventaja esta de
la que podrán beneficiarse los productores si los productos se suministran
directamente. ·
Innovación Los programas escolares apenas tienen
potencial para impulsar la innovación y la investigación en la creación
de productos, envases y artículos similares que resulten atractivos para los
niños. ·
Comercio con los terceros países Todas las
opciones respetan las obligaciones comerciales internacionales de la UE. Los programas
no tienen un impacto significativo en el comercio debido a lo limitado de los
volúmenes a los que afectan y a la procedencia mayoritariamente local/regional
de los productos. 6.2. Impactos sociales ·
Salud pública Consumir productos hortofrutícolas y
lácteos es beneficioso para la salud. El impacto de algunos productos lácteos
en la gestión del peso corporal depende del tipo de productos que se elijan, de
la frecuencia con la que se consuman y del tamaño de las raciones. Las
estrategias obligatorias que contempla la opción 1 para el PCL
permitirán focalizar mejor este programa. En cuanto a la opción 2, es
probable que su impacto sea más profundo debido a sus medidas de acompañamiento
obligatorias, entre las que se cuentan las de educación nutricional. La opción 3,
por su parte, tendrá un impacto aún mayor en la salud pública como resultado de
la limitación de los suministros regulares a las frutas y hortalizas frescas y
a la leche de consumo exclusivamente, así como de la intervención de las
autoridades sanitarias nacionales en la aprobación de los productos y de la
mejor focalización de los programas conseguida con la aplicación de estrategias
comunes. ·
Equilibrio social y territorial La opción 1 garantiza que la
distribución de alimentos en las escuelas tenga un impacto continuado en el
equilibrio social y territorial (los Estados miembros pueden orientar y
priorizar sus actuaciones con las estrategias que apliquen). Los niveles de
cofinanciación más altos de la PAC 2020 posibilitan dentro del PCF un mayor
apoyo a las regiones menos desarrolladas (90 %). En cambio, el bajo nivel
de las subvenciones contempladas en el marco del PCL exige a menudo una
contribución financiera pública o privada considerable. Impactos similares a
estos los tiene también la opción 2. La opción 3, por su parte, con
la eliminación de la cofinanciación obligatoria que prevé para las frutas y
hortalizas, beneficia a las regiones/Estados miembros que se encuentran en
dificultades económicas, al tiempo que el porcentaje a tanto alzado por ración
resulta favorable para la mayor parte de las regiones menos desarrolladas al
ser en ellas los productos más baratos. ·
Empleo y creación de empleo Los programas escolares carecen de
potencial para tener un impacto significativo en el empleo y en la creación de
empleo (aparte de la diversificación de las actividades y de la cooperación que
puedan propiciar). 6.3. Impactos
ambientales La opción 1 tiene a nivel local
efectos positivos en las compras y en los aspectos medioambientales. En muchos
Estados miembros, los envases que se utilizan para la distribución de frutas y
hortalizas son reutilizables o, al menos, reciclables. Además, las medidas de
acompañamiento que contempla la opción pueden incorporar acciones educativas en
materia ambiental. Este último aspecto se refuerza también para el PCL en el
caso de la opción 2. La opción 3, por su parte, tiene la
posibilidad de producir un mayor impacto positivo al limitar los productos
objeto de la distribución. 6.4. Impactos
presupuestarios Dentro de la opción 1, el impacto
en el presupuesto de la UE será el mismo que el estimado en la reforma de la
PAC 2020. En el caso del PCF, el principio de cofinanciación requiere que haya
contribuciones nacionales, mientras que, en el caso del PCL, el impacto en los
presupuestos nacionales dependerá de la mayor o menor participación de los
Estados miembros (complementos voluntarios) y de las contribuciones privadas
(principalmente de los padres). La opción 2 es presupuestariamente
neutra en comparación con el statu quo; no obstante, plantea cierta incertidumbre
en lo que atañe al presupuesto de la UE, dado que no prevé para esta una
dotación total que limite su gasto. También la opción 3 es
presupuestariamente neutra, aunque limita la contribución de la UE igualmente
para la leche. En el marco de esta opción, se precisarán contribuciones
nacionales si los Estados miembros desean ampliar el alcance y/o la intensidad
de sus programas. 6.5. Carga
administrativa y simplificación Si se mantiene el statu quo (opción 1),
el número de obligaciones cuantificables se cifra en 54 obligaciones de
información. Dentro de esta opción, se calcula que el total de los costes
administrativos se eleva a 1,08 millones de
euros en el caso del PCF y a 5,27 millones en el del PCL. La opción 2, por su parte, permite
rebajar considerablemente la carga administrativa, con una posible reducción de
las obligaciones cuantificables, que pasarían de 54 a 39 (30 %). No
obstante, podría surgir una carga organizativa suplementaria como consecuencia del
establecimiento, también para el PCL, de medidas de acompañamiento obligatorias.
En cuanto a la opción 3, se prevé que tenga en la carga administrativa
un impacto similar al de la opción 2 y que permita, además, una reducción
adicional de la carga organizativa debido a la menor lista de productos
distribuidos. 7. COMPARACIÓN DE LAS OPCIONES 7.1. Efectividad En el caso de la opción 1, se
mantendrá entre ambos programas una diferencia en su dimensión educativa y, por
lo tanto, entre sus impactos respectivos a largo plazo. Pese a corregir algunas
de las deficiencias del PCF, esta opción no tiene ningún impacto en otros
factores que impiden el funcionamiento óptimo de ambos programas. La opción 2, por su lado, facilita
la consecución de los objetivos de los programas a largo plazo gracias a la
dimensión educativa reforzada del PCL. También resulta positiva debido a las
mayores sinergias que propicia, aunque estas se vean limitadas por diferentes
causas de índole financiera. No obstante, su impacto es escaso en las otras
deficiencias que restringen el impacto inmediato de los gastos y el
aprovechamiento del potencial de ambos programas. La opción 3 es la que ofrece
mayores posibilidades de alcanzar los objetivos fijados sin modificar el
presupuesto, dado que desplaza el centro de atención de los programas escolares
actuales a la consecución de objetivos a largo plazo. En el marco de esta
opción, se podría responder mejor al problema que hoy representan el consumo en
descenso de frutas y hortalizas y de leche y la creciente obesidad. La opción
favorece la eficiencia de la gestión, permite flexibilidad y posibilita la
fijación de prioridades. Ofrece, además, la posibilidad de aumentar la eficacia
de la distribución ya que hace frente a la mayor parte de los factores en los
que tienen su origen los problemas (aquellos que pueden ser abordados con esta
revisión). 7.2. Eficiencia Los limitados cambios que contempla la opción
1 en materia de financiación y de carga administrativa harán que perdure en
la aplicación de los programas la inadecuada relación actual entre los costes y
los beneficios. En el caso del PCF, es probable que continúen las fuertes
variaciones que registra la eficiencia de la distribución, al tiempo que
persistirán los problemas que limitan hoy la eficiencia del PCL (peso muerto
potencial). La opción 2 es
presupuestariamente neutra, pero plantea pequeñas incertidumbres en lo que
atañe a la financiación del PCL (no limita el total de los fondos aportados por
la UE). Esta opción hará que la reducción de la carga administrativa mejore la
relación costes-beneficios, pero la distribución en el caso del PCF seguirá
caracterizada por una eficiencia muy variable (fuertes disparidades en el coste
de los productos), y el PCL continuará teniendo un efecto potencial de peso
muerto. La opción 3, por último, brindará
una mejor relación de costes y beneficios gracias a la mayor focalización de la
distribución, a la menor carga administrativa y a los cambios que introducirá
en las condiciones financieras. Se espera que esa distribución más focalizada
permita obtener el máximo beneficio dentro del limitado presupuesto disponible.
Es posible que los cambios que contempla en la subvención de la leche reduzcan
el alcance del programa. Su impacto, en cambio, será mayor en comparación con
el que se obtendría con una cobertura más amplia. 7.3. Coherencia La opción 1 tiene pocas
posibilidades de hacer frente a la evolución de los cambios sociales (patrones
de consumo) y apenas contribuye a la consecución de los objetivos horizontales de
simplificación y de mejor regulación. Positiva, en cambio, puede ser su
contribución a la salud pública (en la lucha, sobre todo, contra las
desigualdades sanitarias) gracias a la focalización y priorización que
contempla a través de las estrategias nacionales. La opción 2, por su parte, hace
una contribución importante a la simplificación y a la mejora de la regulación.
Tiene, asimismo, gracias a los instrumentos educativos que contempla para ambos
programas, un impacto positivo para los objetivos de salud pública,
contribuyendo a la formación de hábitos alimentarios más saludables. La opción 3, por último, tiene un
mayor impacto económico en los productos que necesitan promoción (frutas y
hortalizas frescas y leche de consumo), pero un menor impacto en los otros
productos lácteos y en las frutas y hortalizas transformadas. Además,
contribuye mejor a los objetivos de salud pública (gestión del peso,
eliminación de las desigualdades sanitarias) y, de las tres opciones, es la que
tiene un mayor efecto de simplificación. 8. SEGUIMIENTO Y EVALUACIÓN El PCF dispone ya actualmente de un
sistema de seguimiento y evaluación que puede mejorarse y utilizarse como
modelo para el futuro régimen. El seguimiento se llevaría a cabo a
través de informes anuales con objeto de medir los efectos inmediatos y de
supervisar las medidas de acompañamiento. La evaluación, por su parte, consistiría
en lo siguiente: –
informes de evaluación de los Estados miembros
tras cinco años de aplicación del régimen; –
una evaluación externa a nivel de la UE para analizar
la efectividad, eficiencia, coherencia y pertinencia globales del régimen; –
asesoramiento del Grupo de expertos de la UE a
los Estados miembros y a la Comisión en temas de aplicación, seguimiento y
evaluación; –
un estudio sobre los indicadores de impacto a
largo plazo. [1] Según los datos facilitados por Freshfel, el consumo de frutas y
hortalizas frescas presenta actualmente una tendencia a la baja: durante el
período 2005-2010, registró un descenso agregado de un 9,4 % en el caso de
las frutas y de un 10,3 % en el de las hortalizas. En 2011, además,
disminuyó otro 3 % en comparación con la media del período anterior. En
igual sentido, según los datos ofrecidos por Eurostat y por la DG AGRI, el
consumo estimado de leche de consumo en la UE descendió un 5 % durante el
período 2003-2011. También el consumo per cápita total de productos lácteos,
expresado en equivalente de leche, se contrajo un 5 % en diez años,
pasando de 302 kg a 286 kg en 2011, y ello a pesar de que en el caso de algunos
productos lácteos, como los quesos, el consumo se mantuvo estable o incluso
aumentó. [2] Informe especial nº 10/2011 del Tribunal de Cuentas titulado
«¿Son eficaces los programas “Leche para los escolares” y “Fruta en las
escuelas”?». Evaluaciones externas del PCF (2012) y del PSL (2013) realizadas
por AFC Consulting Group AG y Co Concept. [3] La opción de «no intervenir» se descartó a la vista de un
análisis que confirmó la necesidad de una acción continuada en las escuelas; la
opción que contemplaba «suspender únicamente el PSL» se abandonó también por
oponerse al análisis que había confirmado la pertinencia de proseguir el
suministro de leche; la opción que proponía «establecer un nuevo marco centrado
exclusivamente en los grupos socioeconómicos desfavorecidos» quedó descartada
por entenderse que los Estados miembros están mejor situados que la UE para
orientar y priorizar sus intervenciones; la cuarta y última opción, la de
«introducir un nuevo marco para la distribución regular de una gama de
productos agrícolas más amplia», quedó desechada a la vista de los resultados
arrojados por una consulta pública y habida cuenta de las exigencias de
proporcionalidad y de la carga potencialmente pesada que supondría su
aplicación.