4.10.2012   

ES

Diario Oficial de la Unión Europea

C 299/17


Dictamen del Comité Económico y Social Europeo sobre el tema «Necesidad de una industria europea de la defensa: aspectos industriales, innovadores y sociales» (dictamen de iniciativa)

2012/C 299/04

Ponente: Sr. VAN IERSEL

Coponente: Sra. HRUSECKÁ

El 19 de enero de 2012, de conformidad con el apartado 2 del artículo 29 del Reglamento Interno, el Comité Económico y Social Europeo decidió elaborar un dictamen de iniciativa sobre el tema

«Necesidad de una industria europea de la defensa: aspectos industriales, innovadores y sociales».

La Comisión Consultiva de las Transformaciones Industriales, encargada de preparar los trabajos en este asunto, aprobó su dictamen el 11 de junio de 2012.

En su 482o Pleno de los días 11 y 12 de julio de 2012 (sesión del 11 de julio de 2012), el Comité Económico y Social Europeo ha aprobado por 132 votos a favor, 1 en contra y 9 abstenciones el presente Dictamen.

1.   Conclusiones y recomendaciones

1.1

El mundo está sujeto a rápidos cambios geopolíticos. La posición dominante del mundo occidental es objeto de desafíos tanto económicos como políticos. Mientras los presupuestos de defensa en toda la Unión Europea están sufriendo recortes, los gastos de defensa de China, India, Brasil, Rusia y otros países están aumentando. Por lo tanto, el CESE pide al Consejo y a la Comisión que realicen una evaluación global de los aspectos determinantes de la posición de la UE y su papel en el mundo, que tenga como resultado una actualización convincente de las políticas exterior, de seguridad y de defensa europeas.

1.2

La política de defensa está configurada por los intereses estratégicos de los países, las amenazas percibidas y sus objetivos políticos, que en Europa se establecen mayoritariamente con criterios nacionales. Los planteamientos obsoletos conducen visiblemente a aumentar la fragmentación, las carencias, el exceso de capacidad y la falta de interoperabilidad de las capacidades de defensa europeas. Los argumentos a favor de introducir mejoras son aplastantes; es una cuestión de voluntad política. Esto ya se argumentó de manera convincente ¡en 1986! (1) La actual situación es mucho más acuciante en términos políticos, económicos y de defensa. El CESE exhorta al Consejo a trabajar en serio en un paraguas defensivo de la UE.

1.3

La política de seguridad y defensa debería potenciar la confianza de la UE y sus Estados miembros en sus propios medios. Debería inspirar confianza en la sociedad y en los ciudadanos, en unos soldados equipados adecuadamente, en las empresas y en los trabajadores del sector. Los ciudadanos de la UE tienen derecho a una protección adecuada. Es cada vez más necesario un armamento europeo con garantías de futuro. Para lograr dicho objetivo, las actuales prácticas aisladas de los Estados miembros resultan del todo insuficientes y malgastan el dinero de los contribuyentes.

1.4

De acuerdo con las políticas y prácticas actuales en Estados Unidos y otros países protagonistas (emergentes) del panorama mundial, y dada la exclusiva responsabilidad de los gobiernos para proteger a los ciudadanos y garantizar la seguridad, el CESE destaca la necesidad de definir los intereses estratégicos europeos en el marco de la política común de seguridad y defensa (PCSE) (2). A fin de cuentas, el triángulo formado por los asuntos exteriores y seguridad, la defensa y la capacidad industrial es indivisible, sirviendo de apoyo a la posición de Europa en el mundo, a sus intereses políticos y económicos y a sus valores (derechos humanos, democracia). El Servicio Europeo de Acción Exterior (SEAE) debería estar directamente involucrado.

1.5

El CESE señala que, si Europa quiere mantener una industria de seguridad y defensa sólida creando una masa crítica para lograr mayor eficiencia y una mejor relación coste-eficacia, es necesario un cambio radical en la mentalidad y las políticas. Estas últimas deberán generar un futuro estable y predecible para las fuerzas armadas acorde con el peso económico y tecnológico de Europa. Habida cuenta de las grandes diferencias existentes entre Estados miembros, la responsabilidad principal en esta materia recae en los principales Estados miembros productores.

1.6

El CESE considera que hay argumentos sólidos para reforzar la planificación europea y el compromiso de coordinación:

el sector es complicado y requiere una alta intensidad de conocimientos, así como una planificación a largo plazo

a pesar de las privatizaciones, los gobiernos tienen una alta participación en la industria de la defensa como clientes, reguladores y proveedores de licencias de exportación

las carencias de la estructura actual y las (fuertes) limitaciones presupuestarias exigen reajustes ordenados en vez de los actuales enfoques aislados que perjudican la credibilidad tanto interna como externa

debería alentarse una coordinación eficaz entre los principales países productores y los países no productores o con producción menos importante, a fin de fomentar las compras de armamento en Europa, y aprovechar todos los conocimientos disponibles, tanto de las grandes empresas como de las pymes en todo el continente

por último, el éxito de la producción de la industria europea en el mundo dependerá del desarrollo de un mercado interior estable en Europa.

1.7

Además de las medidas de la Agencia Europea de Defensa (AED) y del paquete de defensa de 2007 (3), el CESE aboga por una política industrial europea bien diseñada para el sector de la defensa, con sus características específicas de requisitos estatales y financiación pública. En el marco de la Estrategia Europa 2020, esta política industrial deberá estar basada en competencias nacionales y europeas compartidas –con la AED y la Comisión como socios de pleno derecho– así como en consultas con la industria de la defensa y otras partes interesadas, incluidos los agentes sociales y la necesidad de un diálogo social bien organizado.

1.8

Las políticas y la financiación de la UE deberían vincular las inversiones de la UE y las inversiones nacionales a fin de reducir la fragmentación y duplicación del gasto público, potenciando la calidad y la interoperabilidad.

1.9

Una I+D de vanguardia es crucial para el desarrollo de armamentos de «nueva generación», que son muy necesarios. La industria nunca podrá por sí sola asumir exclusivamente este tipo de I+D. La principal responsabilidad recae en los gobiernos, por lo que resulta muy vulnerable a los actuales recortes presupuestarios. El Consejo y las partes interesadas deberían establecer urgentemente e iniciar lo antes posible programas de investigación que ayuden a la industria europea a hacer frente a la dependencia no deseada con respecto a otros países. La tecnología de «doble uso» es una necesidad. El programa de I+D de la UE ha de desempeñar una función de apoyo, y ha de garantizar una cooperación transfronteriza eficaz en materia de I+D.

1.10

Debe planificarse en la medida de lo posible el refuerzo de la base tecnológica e industrial de la defensa europea. Para ello son necesarias medidas satisfactorias a nivel de la UE (4).

1.11

Es necesaria una mayor coordinación entre la Comisión, la AED y otras partes interesadas relevantes de la UE. Resulta muy oportuno el compromiso renovado del presidente Barroso (5), del vicepresidente Tajani y del comisario Barnier, así como la creación de la Task Force de Defensa. El CESE también acoge favorablemente la Resolución prospectiva del PE sobre la Defensa europea y la amplia gama de cuestiones en juego (6).

1.12

En el mismo espíritu y a fin de reforzar la iniciativa de la CE de crear una Task Force de Defensa, el CESE insta a la Comisión a que plantee públicamente estas cuestiones. Asimismo, la Comisión debería pensar en proporcionar elementos de respuesta adecuados a los resultados que emergen de las diferencias entre las capacidades industriales y tecnológicas de los Estados miembros, así como de las diferencias en los niveles de inversión en investigación y defensa en general.

2.   Introducción

2.1

El artículo 42 del Tratado de la Unión Europea establece que la política común de seguridad y defensa forma parte integrante de la política exterior y de seguridad común. El artículo 42(3) añade que los Estados miembros pondrán a disposición de la Unión, a efectos de la aplicación de dicha política, capacidades civiles y militares. Desde 2005 la Agencia Europea de Defensa (AED) viene trabajando para fortalecer la base industrial y tecnológica del sector de la defensa y dotar a los soldados de un mejor equipamiento. No obstante, los avances realizados son muy limitados.

2.2

La realización del mercado interior y una coordinación financiera eficaz son máximas prioridades en la actualidad. La estrategia Europa 2020 está prestando un fuerte apoyo a ambos objetivos. Este salto adelante también debería inspirar nuevos avances en la defensa europea.

2.3

No obstante, el sector de la defensa no está experimentando una evolución similar. El pacto militar celebrado entre Francia y el Reino Unido en 1998 parecía que iba a generar una nueva mentalidad y un nuevo punto de partida. Este mismo espíritu de cooperación más estrecha en materia de defensa se reflejó en la fundación de la Empresa Europea de la Defensa y el Espacio (EADS), en 2003, pero no se hizo lo necesario para lograr una mayor consolidación. Es significativo que, pese a las intenciones manifestadas previamente, los países LoI (grupo de países con una capacidad de producción importante, como Francia, Alemania, Reino Unido, Italia, España y Suecia) aún no hayan presentado propuestas viables de racionalización o consolidación.

2.4

El estancamiento ha conducido a enfoques nacionales y a un énfasis en la producción nacional. Se ha producido una cierta renacionalización. Todas las empresas industriales con sede en Europa se están centrando en los mercados de exportación, y no existe un planteamiento estratégico común, ni entre los gobiernos ni entre los socios industriales.

2.5

Mientras tanto, los mercados potenciales se verán cada vez más afectados por nuevos desafíos. El desarrollo de armamentos en las economías emergentes representa un enorme desafío. China, India, Brasil y Rusia (los países BRIC) lo están afrontando, seguidos por algunos países más pequeños. Se espera que el presupuesto de defensa de China pase de los 120 000 millones de euros actuales a 250 000 millones en 2015. Rusia ha anunciado un fuerte aumento de su presupuesto de defensa hasta 2015. Estados Unidos gasta más del doble del presupuesto total de la UE: 450 000 millones de euros, frente a 204 000 millones de euros en 2007, y el presupuesto europeo se está reduciendo cada vez más. El presupuesto total de I+D en la Unión Europea no supera el 20 % del estadounidense. El 50 % del presupuesto europeo de defensa se destina a personal, mientras que en EE.UU este porcentaje es del 25 %. Europa tiene más soldados, pero están mucho peor equipados. Las condiciones mundiales ya no serán nunca como antes, y el tiempo no está de nuestra parte.

2.6

En las últimas décadas, numerosos estudios han recomendado adaptar la industria de la defensa al mercado mundial. Todos ellos subrayan carencias duraderas, ya que los mercados de la defensa han demostrado ser muy imperfectos, al seguir apoyando la mayoría de los Estados a su «propia» industria. Los intentos por mejorar los mercados, como el paquete de defensa de 2007 de la UE, buscan superar algunas deficiencias de mercado y prácticas nacionales divergentes.

2.7

Las cuestiones en juego son complejas, debido en parte al larguísimo periodo que transcurre desde la fase de diseño hasta que los productos son operativos. Por lo tanto, el CESE considera que un amplio enfoque desde una perspectiva tecnológica, económica y social sería una manera más adecuada de debatir este ámbito que limitarse a examinarlo desde la perspectiva de la defensa.

2.8

Un punto clave es la divergencia de conceptos estratégicos entre los países que poseen una industria de armamentos importante, en particular en lo que se refiere a la definición de «interés esencial de seguridad nacional» y en la relación entre la seguridad nacional y los mercados de exportación. Algunos países más pequeños poseen una industria bastante bien desarrollada, mientras que otros carecen prácticamente de instalaciones de producción. Está claro que los planteamientos de todos los países difieren en función de sus necesidades y de su potencial, teniendo como resultado la fragmentación y una visión fragmentada de la industria de la defensa. Operaciones como la de Libia ponen claramente en evidencia las carencias cada vez mayores en los sistemas de armamento. Deberían reconocerse y evaluarse claramente sus consecuencias.

2.9

Esta evolución afecta tanto a las inversiones como al empleo. La industria de la defensa es un sector de alta tecnología que da empleo directo a 600 000 trabajadores cualificados, y empleo indirecto a otros dos millones. Existen presiones preocupantes para introducir más recortes. Con frecuencia las instalaciones de producción están concentradas en determinadas regiones, que podrían convertirse en centros de excelencia; no obstante, corren el peligro de verse afectadas por los recortes financieros. Estos emplazamientos sufrirán mucho si la reorganización y los recortes se producen de manera no programada ni estructurada.

2.10

El empleo actual también constituye, por supuesto, una preocupación importante para los distintos gobiernos, y a su vez puede frenar el desarrollo de una visión común tan necesaria para afrontar adecuadamente las consecuencias sociales de una industria de la defensa en declive, incluida la pérdida de know-how y sus efectos sobre el capital humano. En cambio, una visión común favorecerá una creación de empleo equilibrada y evitará el riesgo de que los investigadores y cuadros técnicos y científicos sumamente especializados emigren a terceros países, algo que iría en contra de los objetivos que la UE pretende conseguir con la Estrategia Europa 2020.

2.11

Los planteamientos de la UE y el marco intergubernamental pueden y deben trabajar en la misma perspectiva. Mientras prevalezca la soberanía nacional, los resultados de cualquier marco común tendrán frutos limitados, con escasas mejoras en lo que se refiere al exceso de capacidad, las duplicidades y la fragmentación. Son evidentes las contradicciones existentes entre la filosofía de la soberanía nacional, por una parte, y las necesidades financieras, tecnológicas, económicas y sociales, por otra.

2.12

Así pues, resulta preocupante que el objetivo de «poner en común y compartir», esto es, la organización de la interdependencia europea, no se haya planteado en términos de una estrategia común. Pese a que existe una amplia concienciación sobre la transformación del contexto internacional, la presión externa aparentemente no es aún lo bastante fuerte como para fomentar planteamientos y soluciones comunes. En cambio, y esto es bastante significativo, los países europeos aún quieren seguir siendo dependientes de EE.UU en materia de contratos de defensa, en lugar de hacer sus adquisiciones en Europa.

2.13

Si Europa quiere mantener una industria de seguridad y defensa sólida, capaz de desarrollar y producir sistemas de vanguardia, y por lo tanto de garantizar su propia seguridad, es necesario un cambio radical en la mentalidad y las políticas. Seguir esperando precipitaría una reducción de capacidades por debajo de niveles desde los que la UE podría recuperar su posición de vanguardia en ámbitos esenciales. Esta recuperación sería aún más difícil en la medida en que los recortes del gasto en I+D afectarían directamente a toda una generación de investigadores y trabajadores cualificados. Si Europa no tiene éxito, pueden desaparecer industrias, se perderá empleo y se esfumará el know-how, dejando a Europa a merced de otros países. Es necesario que aquellos que se preocupan por Europa y la seguridad europea sientan la necesidad urgente de actuar.

3.   Contexto político

3.1

El Tratado de la Unión Europea destaca con razón el estrecho vínculo entre las políticas exterior, de seguridad y de defensa. Una política exterior eficaz ha de construirse sobre unas capacidades de defensa convincentes. A su vez, unas capacidades adecuadas de defensa han de diseñarse y desarrollarse teniendo en cuenta las amenazas percibidas y los objetivos acordados en un contexto internacional muy complicado y frágil.

3.2

El factor central es la posición y el papel de la UE en el mundo del mañana, teniendo en cuenta los rápidos cambios en la realidad geopolítica, donde surge un número cada vez mayor de protagonistas mundiales. Desde esa perspectiva, el CESE considera que ya es hora de un impulso concertado en Europa. La experiencia pasada y reciente demuestra que la continuidad de los enfoques tradicionales podría perjudicar la influencia de Europa y los Estados miembros.

3.3

El CESE solicita un futuro estable y predecible para las fuerzas armadas europeas acorde con el actual peso económico y tecnológico de Europa. El larguísimo plazo que transcurre desde el diseño de los sistemas hasta que son operativos refuerza la necesidad de tomar decisiones desde este mismo año.

3.4

Desde un punto de vista social y político, el CESE destaca cuatro aspectos importantes relativos a la necesidad de unas capacidades de defensa europea eficaces:

protección de la población

necesidad de contar con soldados bien equipados

empleo estable y predecible

actuaciones humanitarias y militares bien diseñadas en el mundo.

3.5

Actualmente se está debatiendo el futuro de la PCSD, aunque no suele plantearse en estos términos. Muchas cuestiones como la utilización de grupos de combate, la polémica sobre la implantación de un cuartel general operativo único, la financiación de las misiones de la UE correspondientes a la PCSD, cómo lograr contribuciones para dichas misiones y las exigencias de revisión de la estrategia europea de seguridad equivalen en la práctica a un debate sobre la PCSD aunque no se le llame así. Plantearlo de esta manera supondría un paso adelante. Además, en todas las deliberaciones relativas a estas importantes cuestiones, también deberían estudiarse las implicaciones de las decisiones (o de su ausencia) para la industria. Esto demostrará además la fuerte conexión existente entre las capacidades industriales y la aplicación de una PCSD. La principal responsabilidad recae en los gobiernos.

3.6

La relación transatlántica y la OTAN tienen una importancia vital. Durante mucho tiempo, los estadounidenses han criticado fuertemente la manera en que los europeos velan por sus obligaciones de defensa en el marco de la Alianza. A ambos lados del Atlántico se solicita continuamente la consolidación de un «pilar europeo» de la OTAN. Hasta ahora, ha venido sucediendo todo lo contrario.

3.7

La ausencia de un «pilar europeo» propiamente dicho tiene raíces políticas profundas. Aún no existe una voluntad política suficiente en Europa para definir los intereses «estratégicos» europeos ni las capacidades militares clave comunes. En cambio, EE.UU y otros países utilizan el concepto de actividades estratégicas, que incluye toda la investigación y la industria que contribuye a la seguridad global de sus ciudadanos, ya sea civil o militar.

3.8

En este contexto, el CESE considera que en la construcción de un «pilar europeo», la dependencia exagerada de las capacidades militares europeas con respecto a Estados Unidos debe sustituirse por una relación más equilibrada. Paralelamente al tan necesario debate sobre los intereses estratégicos europeos comunes, que es responsabilidad exclusiva de los gobiernos, debería iniciarse lo antes posible una planificación ordenada mediante la cooperación entre las instituciones europeas, los Estados miembros y las industrias de la defensa, así como una revisión progresiva de los hábitos de los Estados miembros de adquirir automáticamente material ya comercializado en Estados Unidos.

3.9

Mejorar las condiciones de la cooperación industrial con las empresas de EE.UU en condiciones más equitativas será beneficioso tanto desde el punto de vista financiero como industrial.

4.   Industria europea de la defensa

4.1

Existe una estrecha relación entre la políticas exterior y de seguridad/defensa y las industrias de la defensa. A pesar de las privatizaciones, los gobiernos tienen una alta participación en la industria de la defensa como clientes, reguladores y proveedores de licencias de exportación.

4.2

Las industrias de la defensa tienen un importante margen de maniobra en los mercados de exportación. Esto se debe en parte a la privatización, y en parte a la incitación por los gobiernos: la crisis económica está convirtiendo a algunos ministerios de defensa en promotores declarados de las exportaciones. En cualquier caso, la crisis está obligando al sector de la defensa a considerar las exportaciones como un elemento central de su modelo de negocios. 2011 fue en términos generales un año muy rentable para las industrias europeas. Las empresas también tienen bastante éxito en el desarrollo de producción de «doble uso».

4.3

Protagonistas mundiales como China, India y Brasil tienen sus propias ambiciones en materia de política exterior, que se traducen en el aumento de los presupuestos de defensa. Actualmente esta situación crea supuestas oportunidades para las exportaciones europeas. ¿Cuánto tiempo va a durar esta situación? A la industria le va todavía razonablemente bien, pero sus resultados se basan en gran medida en inversiones realizadas hace 20 ó 25 años. Si se siguen reduciendo o se estancan las inversiones en este preciso momento, las consecuencias ya serían irreversibles en un futuro próximo.

4.4

Además, cabe esperar que las potencias emergentes empiecen a desarrollar su industria independientemente de las industrias de los países occidentales y que, más tarde, como futuros competidores de Europa en los mercados de terceros países, bloqueen con mayor frecuencia las importaciones procedentes de los países occidentales o las vinculen a determinadas condiciones.

4.5

Por el momento, en Europa no está previsto el inicio de ningún programa importante, lo que sin duda afectará al éxito de las exportaciones futuras. Además, desde hace ya algún tiempo, ningún país emergente importante ha exigido un nivel relevante de transferencia de tecnología y producción a su territorio.

4.6

Los contratos de exportación específicos se utilizarán con toda probabilidad para copiar tecnología de las industrias occidentales. En estos casos, una alternativa al bloqueo de las importaciones podría ser el establecimiento de instalaciones de producción (y desarrollo) en los países interesados. Actualmente no puede saberse con certeza en qué medida esta evolución afectará a las instalaciones y las oportunidades de trabajo en Europa. A más largo plazo, es probable que la posición de la industria europea se vea perjudicada por los gigantes emergentes. Potenciar la tecnología y la producción en estos países también afectará a los mercados de exportación europeos (potenciales) en otros terceros países. La competencia en productos y precios será cada vez más agresiva.

4.7

Debido al largo período de tiempo necesario desde la fase de desarrollo a la de producción, así como a las inversiones tecnológicas y la innovación continua, Europa requiere una coordinación específica a fin de garantizar una industria de la defensa moderna y segura de sí misma. Mientras las dimensiones del mercado vengan determinadas sobre todo por las fronteras nacionales, dicho mercado estará casi siempre por debajo de la masa crítica, incluso en los grandes Estados miembros. Las exportaciones a terceros países pueden mitigar esta situación hasta cierto punto, pero el futuro es incierto y las condiciones de mercado distan a menudo de ser estables.

4.8

La reducción continuada de los presupuestos, que en las actuales circunstancias implica unas limitaciones importantes, debería servir de señal de alarma. Esta reducción afecta sin duda a los presupuestos de inversión y contratación en un momento en que los costes operativos y de mantenimiento siguen estando en el mismo nivel o aumentan debido a las operaciones militares en curso (Afganistán, Libia, operaciones contra la piratería, por mencionar algunas).

4.9

Esto tiene como resultado el aplazamiento o incluso la cancelación de inversiones indispensables para la industria a fin de garantizar el mantenimiento y la renovación de las capacidades de producción y desarrollo. Además, en tiempos difíciles la propia industria estará menos dispuesta a invertir en dicho mantenimiento o en nuevas actividades. Solo trabajando juntos de manera coherente podrán garantizarse las inversiones necesarias.

4.10

El CESE aboga por una política industrial europea bien diseñada para el sector de la defensa, que vaya desde el diseño de los sistemas hasta la fase operativa. Esta es una cuestión de política industrial específica. Por su propia naturaleza, se trata de un mercado público: la I+D ha de financiarse más allá del capital inicial, debido a que los márgenes no son rentables al principio y a los requisitos específicos de los gobiernos. Es necesario determinar las capacidades industriales clave europeas y las políticas de inversión para fomentar una producción europea sólida. Puesto que ningún país cuenta con recursos suficientes para financiar armamentos «de nueva generación», es necesario combinar los objetivos nacionales con los europeos, y los recursos nacionales con los europeos, tanto desde el punto de vista financiero como industrial. La gobernanza debería basarse en competencias nacionales y de la UE compartidas, conforme a lo acordado en la estrategia Europa 2020. Esta es también una etiqueta eficaz para optimizar la coordinación entre las instituciones europeas y dentro de la Comisión y que todavía funciona muy por debajo de sus posibilidades. En este contexto, la Task Force que empezará a funcionar dentro de poco como una plataforma –Comisión, AED, SEAE– para estudiar las prioridades, capacidades y carencias, puede prestar un apoyo valioso.

4.11

La I+D es un tema central. La industria de la defensa realiza una actividad industrial de alta tecnología y con gran intensidad de conocimientos, que también será necesaria para el desarrollo completo de prototipos. La I+D no es casi nunca una cuestión exclusiva de la industria. El período de desarrollo y los ciclos de vida de los sistemas son sencillamente demasiado largos, y el impacto financiero es demasiado grande para que la industria corra con todos los riesgos financieros. La historia demuestra que todos los programas exitosos se desarrollan conjuntamente por los gobiernos y la industria.

4.12

Un porcentaje muy elevado de la I+D de defensa en el mundo procede de los gobiernos, ya sea directamente o indirectamente mediante adquisiciones. Por lo tanto, no resulta sorprendente que las industrias de la defensa estén evitando por lo general los riesgos financieros excesivos, dada la naturaleza de los productos. La I+D de la defensa es especialmente vulnerable a los recortes de los gobiernos.

4.13

Por lo tanto, además de la consolidación industrial, la investigación, la tecnología y el desarrollo requieren que los Estados miembros acuerden una financiación suficiente y una puesta en común de los recursos. Las inversiones en materia de defensa exigen un alto grado de financiación para I+D y proyectos tecnológicos. Además, deberá garantizarse el acceso a las tecnologías vitales. Si no pudiera accederse a estas tecnologías vitales para el desarrollo y la producción debido a restricciones a las exportaciones impuestas por otros, surgirían graves problemas para lograr los objetivos europeos de seguridad.

4.14

La I+D desarrollada al margen de las organizaciones de defensa juega un papel cada vez más importante, debido a los avances científicos y tecnológicos independientes en muchos ámbitos. A menudo solo en las fases finales del desarrollo es la aplicación última la que determina si la I+D puede considerarse como «de defensa» o «civil». La I+D de «doble uso» es cada vez más importante para las aplicaciones de defensa, como, por ejemplo en TI. Por lo tanto, es de vital importancia para la base tecnológica e industrial de la defensa europea (EDTIB) incentivar la «I+D» de doble uso, sobre todo porque permite la financiación desde el exterior de las comunidades de defensa.

4.15

La financiación pública de I+D a nivel de la UE debería acordarse entre los Estados miembros. Puede realizarse a través del próximo octavo Programa Marco (PM8) o de un fondo independiente, preferentemente mediante paquetes de ámbitos de investigación avanzada, como por ejemplo la nanotecnología y la inteligencia artificial. Deberán planificarse procedimientos especiales, habida cuenta de la relación entre la industria de la defensa y el sector público.

4.16

La AED y la Comisión deberían tener un papel prominente, como se prevé en el marco europeo de cooperación, entre otras cosas para evitar interferencias políticas cotidianas. La AED debería tener la oportunidad de desempeñar plenamente el papel que le confiere el Tratado de Lisboa (7).

4.17

Una mano de obra adecuada con cualificaciones actualizadas es indispensable para un programa industrial y de I+D de la defensa (8). Este es otro argumento de peso a favor de un marco estable para la I+D y la industria en vez de una reestructuración desordenada. Hay que tener en cuenta que los trabajadores del sector de la defensa son la base sobre la que se construye el futuro de las capacidades de defensa. La consulta de la industria, los institutos de I+D, la educación superior, las organizaciones militares y los sindicatos interesados, así como la comunicación con todos ellos, deberán ayudar a garantizar la organización adecuada de la reestructuración en curso y de la producción de armamentos con miras al futuro en Europa.

4.18

Las restricciones presupuestarias hacen necesario evitar los solapamientos y la ineficacia. Una consolidación controlada no equivale necesariamente a crear grandes empresas. Significa generar una masa crítica y una calidad suficientes con arreglo a las normas internacionales que garanticen una posición competitiva en los mercados interiores y en los terceros países. Es cada vez más necesario coordinar la planificación de los proyectos a nivel europeo por parte de los gobiernos, las partes interesadas relevantes de la UE y la industria.

4.19

Las diferencias de tamaño y de producción de las industrias son una realidad. Existen grandes diferencias en la importancia industrial de los Estados miembros. Un acuerdo entre los países participantes debería consistir en parte en garantizar que las industrias de países no LoI (=productores principales) estén vinculadas a proyectos relevantes. Este enfoque no solo es deseable desde el punto de vista político, sino que además fomenta una relación fructífera entre empresas grandes y pequeñas, así como con los institutos de investigación. Las pymes deberían contribuir con éxito como proveedoras a las cadenas de especialización inteligentes.

4.20

Es necesario prestar especial atención a la vulnerabilidad percibida en los países de Europa central debido a su delicada posición geográfica. En vista de la necesidad de hacer que los ciudadanos de estos países se sientan adecuadamente protegidos y de la conveniencia de aprovechar plenamente los conocimientos técnicos específicos en el ámbito de la defensa, el CESE destaca la necesidad de integrar adecuadamente los conocimientos y competencias disponibles en los países de Europa central en los proyectos de defensa actuales y futuros.

4.21

Un mercado europeo integrado de productos para la defensa generaría un mercado interior más estable. Además de combinar los mercados nacionales existentes, un mercado europeo alentaría la armonización e incluso la normalización de los requisitos y las normas de contratación entre los distintos Estados miembros. Una mayor armonización o normalización mejoraría las condiciones económicas y financieras potenciando la competitividad de las empresas europeas en un mercado global.

4.22

Un mercado europeo de la defensa tendría una masa crítica suficiente. En este contexto, el CESE señala las consecuencias negativas de que los Estados miembros sigan adquiriendo productos ya comercializados en terceros países, en particular en Estados Unidos. En primer lugar, neutraliza las ventajas de un mercado europeo de la industria; en consecuencia, los precios de esos productos de la defensa aumentarían para sus clientes europeos si se impidiera a la industria vender en mercados de terceros países donde la competencia (entre estados) será sin duda cada vez mayor. En segundo lugar, los países europeos que hacen sus adquisiciones en EE.UU pagan los costes de la tecnología americana, que están incluidos en el precio de esos productos.

4.23

Habida cuenta de las perspectivas políticas financieras e internacionales, es indispensable celebrar un debate fundamental a nivel europeo y extraer conclusiones operativas. En caso de que algunos Estados miembros no deseen participar en un marco común, debería prevalecer el principio de la «cooperación reforzada». Solo podrá lograrse un mercado de dimensiones comparables a las del estadounidense con una mayor integración y una actitud favorable a la adquisición de productos europeos. Sin un mercado interior efectivo, hay motivos para dudar seriamente de las posibilidades de la industria europea para competir a nivel mundial.

5.   Algunas cuestiones específicas

5.1

El panorama industrial de las distintas fuerzas armadas -tierra, mar y aire- presenta diferencias significativas entre los distintos países. Existe una serie de ámbitos en los que se considera que ningún país puede seguir desarrollando por sí solo nuevas generaciones de armamento.

5.2

En el ejército de tierra solo un número limitado de grandes empresas integradoras de sistemas puede desarrollar y producir tanques de combate (Main Battle Tanks, MBT) y vehículos militares más ligeros. Los principales productores europeos son Francia, Alemania y Reino Unido. Existe una amplia gama de fabricantes de subsistemas y proveedores de tercer nivel con pocos representantes de Europa Central.

5.3

Muchos países desarrollan su «propia» industria naval, construyendo buques cuyas dimensiones y complejidad varían mucho de un país a otro. Los países LoI y los Países Bajos también son líderes en las actividades de concepción y en complejas instalaciones de investigación naval que son muy diferentes de las utilizadas para el desarrollo de la construcción de embarcaciones de uso civil. También en este ámbito existe una amplia gama de fabricantes de subsistemas y proveedores de tercera fila.

5.4

Los aviones militares solo se desarrollan y producen en unos pocos países. Esta industria se concentra en un número reducido de empresas, en su mayoría multinacionales, que operan a nivel europeo y fuera de Europa. Las principales empresas son EADS, BAE-Systems, Dassault y Saab-Aircraft. La investigación en aerodinámica avanzada también se limita a unos pocos países.

5.5

El sector de la electrónica, que incluye mando, comunicación y control, tiene una importancia creciente para la defensa y cuenta con importantes fabricantes como Thales, BAE-Systems y Finmeccanica. Los mayores grupos industriales de electrónica europeos, como Philips y Siemens, tienen una participación menos importante en el sector de la defensa. En cualquier caso, para estos grupos el volumen de producción necesario para la producción en serie rentable de componentes electrónicos específicos como los circuitos integrados para la defensa es muy pequeño. No obstante, la participación de estos grandes grupos industriales subraya la importancia del doble uso en este ámbito.

5.6

En lo que se refiere a municiones y explosivos, el número de industrias se ha reducido gradualmente en las últimas décadas, debido en parte a las restricciones medioambientales. La seguridad pública ha obligado a estas industrias o bien a trasladar sus antiguos centros de producción o simplemente a cerrarlos.

5.7

El acceso a las tecnologías vitales es fundamental, y debería apoyarse en el marco de una PCSD. Lo mismo puede decirse de determinados materiales como las fibras de carbono o los materiales para los componentes electrónicos.

5.8

El paquete de defensa de 2007, adoptado en 2009, puede servir de apoyo en este ámbito. Los Estados miembros deberían haber incorporado las directivas en el verano de 2011. Aún es demasiado pronto para mostrarse satisfechos o escépticos sobre sus efectos inmediatos en la creación de un mercado interior. El proceso aún no ha terminado, y queda por ver la aplicación del objetivo de transferencia intercomunitaria de productos de la defensa, así como conceptos tales como el de intereses esenciales de seguridad nacional.

5.9

El artículo 346 del TFUE prevé una excepción en la legislación de la UE en materia de contratación, a fin de proteger los intereses esenciales de seguridad nacional. Esta formulación tan general puede impedir una evolución adecuada del mercado, sobre todo en las tan deseables cadenas de suministro. El CESE aboga por una interpretación más concreta del artículo 346 que genere oportunidades suficientes para soluciones europeas y cadenas europeas de suministro óptimas, fomentando la seguridad del suministro, las especialidades disponibles en los Estados miembros y una buena relación calidad-precio.

5.10

La seguridad de la información nacional plantea problemas similares a los mencionados en el punto 5.9 y también debe revisarse. También es una cuestión importante y delicada para la participación de las industrias europeas en proyectos de defensa en Estados Unidos.

5.11

«El intercambio y la puesta en común», incluidos los programas de formación comunes, deberían constituir un programa para el futuro. Una condición básica es que las meras palabras se sustituyan por una planificación concreta y un enfoque específico con medidas claramente determinadas. No obstante, mientras no exista un acuerdo sobre las doctrinas de defensa resultará muy difícil que «el intercambio y la puesta en común» se produzca de forma viable.

Bruselas, 11 de julio de 2012.

El Presidente del Comité Económico y Social Europeo

Staffan NILSSON


(1)  Véase ‘Towards a Stronger Europe’ (Hacia una Europa más fuerte), informe elaborado por un equipo de estudio independiente creado por los ministros de Defensa de naciones del Grupo del Programa Europeo Independiente para elaborar propuestas destinadas a mejorar la competitividad de la industria europea de equipamiento de la defensa.

(2)  La política común de seguridad y defensa forma parte integrante de la política exterior y de seguridad común, Tratado de la Unión Europea (TUE), art. 42 y siguientes. DO C 115 de 9.5.2008.

(3)  Directivas 2009/43/CE (DO L 146, de 10.6.2009) y 2009/81/CE (DO L 216, de 20.8.2009). El paquete de defensa fue adoptado por el Consejo y el PE en 2009. Debería haber sido incorporado por los Estados miembros en el verano de 2011. El paquete de defensa también contenía una Comunicación titulada «Estrategia para una industria europea de la defensa más sólida y competitiva», COM(2007) 764, de 5.12.2007.

(4)  Los Fondos europeos deberían participar en este proceso: el futuro PM8, el Fondo Europeo de Desarrollo Regional, el Fondo de Cohesión, el Fondo Social Europeo.

(5)  Estado de la Unión (UE), noviembre de 2011.

(6)  Resolución del PE de 14 de diciembre de 2011 sobre el impacto de la crisis financiera en el sector de la defensa en los Estados miembros de la UE (2011/2177(INI)).

(7)  Véanse el artículo 45, apartado 1, y el artículo 42, apartado 3, del TUE, DO C 115, de 9.5.2008.

(8)  Véase: A comprehensive analysis of emerging competences and skill needs for optimal preparation and management of change in the EU defence industry, Informe final, mayo de 2009, documento elaborado por Eurostrategies para la Comisión Europea.