COMUNICACIÓN DE LA COMISIÓN AL PARLAMENTO EUROPEO, AL CONSEJO, AL COMITÉ ECONÓMICO Y SOCIAL EUROPEO Y AL COMITÉ DE LAS REGIONES Crecimiento azul Oportunidades para un crecimiento marino y marítimo sostenible /* COM/2012/0494 final */
COMUNICACIÓN DE LA COMISIÓN AL
PARLAMENTO EUROPEO, AL CONSEJO, AL COMITÉ ECONÓMICO Y SOCIAL EUROPEO Y AL
COMITÉ DE LAS REGIONES Crecimiento azul Oportunidades para un crecimiento
marino y marítimo sostenible (Texto pertinente a efectos del EEE) 1. Introducción Contando todas las actividades económicas que
dependen del mar, la economía azul de la UE[1]
representa 5,4 millones de puestos de trabajo y un valor añadido bruto de casi
500 000 millones de euros al año[2]. En su conjunto, el
75 % del comercio exterior de Europa[3]
y el 37 % del comercio interior de la UE[4]
tienen lugar por vía marítima. Aunque gran parte de esa actividad se concentra
en las costas europeas, algunos países interiores cuentan con empresas muy
prósperas dedicadas a la fabricación de equipos marinos. El mar y las costas son motores de la
economía. Por su situación geográfica abierta al exterior, los puertos y las
comunidades costeras han sido tradicionalmente centros de nuevas ideas y de
innovación. Pero además de esa tendencia tradicional, han entrado ahora en
juego tres nuevos factores: –
En primer lugar, los rápidos avances
tecnológicos permiten ahora realizar operaciones en aguas cada vez más
profundas. La robótica, la videovigilancia y la tecnología sumergible se
incorporan ahora de forma sistemática a la maquinaria, posibilitando operaciones
que eran inviables hace solo diez años. –
En segundo lugar, somos cada vez más
conscientes de que la tierra y el agua dulce son recursos finitos. De
proseguirse la destrucción de los bosques y el drenaje de los humedales, las
generaciones futuras se verán privadas de los beneficios que unos y otros nos aportan.
Tenemos que estudiar la forma de que la parte del planeta cubierta por los
océanos, que representa el 71 % de su superficie, venga a satisfacer con
carácter sostenible necesidades humanas tales como la de alimentos o la de
energía. Cumplir los objetivos medioambientales puede ser también fuente de
innovación y de crecimiento. –
Y, en tercer lugar, la necesidad de reducir
las emisiones de gases de efecto invernadero no solo ha impulsado la
instalación en el mar de estaciones de energía renovable, sino que además ha
dado un nuevo estímulo al ahorro de energía y una razón suplementaria para
favorecer, debido a sus menores emisiones por tonelada-kilómetro, el transporte
marítimo frente al terrestre. La mejora de la eficiencia energética de los
barcos ofrece importantes posibilidades para reducir esas emisiones, que
representan alrededor del 3 % del total de emisiones de gases de efecto
invernadero. Estos tres factores brindan nuevas
oportunidades para el crecimiento azul como iniciativa que permitirá aprovechar
el potencial inexplotado que ofrecen los océanos, mares y costas de Europa para
el crecimiento económico y la creación de empleo. El potencial es considerable
siempre que se realicen las inversiones y los trabajos de investigación
necesarios. El crecimiento de la economía azul abre vías nuevas e innovadoras
para ayudar a la UE a salir de su crisis económica actual. Como dimensión
marítima de la estrategia Europa 2020, la economía azul puede contribuir a la
competitividad internacional de la Unión, a la eficiencia en el uso de los
recursos[5],
a la creación de empleo y al nacimiento de nuevas fuentes de crecimiento,
salvaguardando la biodiversidad, protegiendo el medio marino y preservando así
los servicios que prestan los ecosistemas marinos y costeros si se mantienen sanos
y fuertes. La presente Comunicación pone en marcha la
Política Marítima Integrada de la Comisión e inicia un proceso que integrará
con solidez la economía azul en la agenda de los Estados miembros, de las
regiones, de las empresas y de la sociedad civil. Tras describir en primer
lugar la forma en que los Estados miembros y las políticas de la UE están
apoyando ya la economía azul, la Comunicación pasa revista a aquellos ámbitos
concretos donde una acción bien orientada podría proporcionar un impulso
suplementario. Es en esos ámbitos en los que se lanzará más adelante un
conjunto de iniciativas para explorar y desarrollar el potencial de crecimiento. 2. ¿Qué es la economía azul? Los diferentes sectores que componen la
economía azul son interdependientes. Se basan en competencias comunes y en
infraestructuras compartidas —como los puertos o las redes de distribución
eléctrica— y dependen de que los otros sectores utilicen el mar de forma
sostenible. Gráfico 1 Empleo e importancia económica de las
actividades marinas y marítimas de orden económico. Obsérvese
la escala logarítmica. El gráfico 1 muestra las cadenas de valor de la economía azul en
términos de valor añadido bruto y de empleo. Esto incluye las actividades
situadas en fases anteriores y en fases posteriores (por ejemplo, la actividad
de dos importantes sectores, el de la construcción naval y el de los equipos
marinos, se ha distribuido entre las cadenas de valor correspondientes). La situación podría cambiar de aquí a 2020. Tenemos,
pues, que prepararnos para los avances tecnológicos, los cambios demográficos,
la creciente escasez de recursos naturales y el crecimiento de las economías
hasta hoy subdesarrolladas, incluidas las de los países que nos rodean. Junto a
algunas actividades tradicionales, que seguirán siendo una fuente importante de
empleo, los sectores emergentes ofrecerán también nuevos puestos de trabajo. Dada la frágil naturaleza del medio marino,
la economía azul deberá ser sostenible y respetar las preocupaciones
medioambientales que se planteen. Se necesitará un esfuerzo para reducir el
negativo impacto medioambiental de actividades marítimas tales como la emisión
de contaminantes o el vertido de sustancias nocivas. 3. Apoyo de los Estados miembros a la
economía azul Los Estados miembros están realizando ya
inversiones estratégicas para desbloquear el potencial de la economía azul. Cabe
citar en este sentido el programa INFOMAR[6]
de Irlanda —cuyo objetivo es cartografiar los recursos marinos y renovar el
puerto de Bremerhaven para atender a las necesidades de los fabricantes y
suministradores del sector de la energía eólica marina— o el proyecto MOSE,
actualmente en construcción, que, con un presupuesto de 8 000 millones de
euros, tiene como finalidad proteger la ciudad de Venecia de las inundaciones y
de la degradación morfológica. Las inversiones necesarias pueden recibir un
estímulo tan importante como el de las ayudas financieras si se adoptan medidas
legislativas que garanticen a los inversores la ausencia de retrasos
imprevistos en los procesos de planificación o en la interconexión de las
infraestructuras. Así, por ejemplo, el Ministerio de Transportes del Reino
Unido ha aprobado un Harbour Empowerment Order (decreto de habilitación
portuaria) que confiere competencias estatutarias para el desarrollo del
proyecto London Gateway como puerto y centro de distribución. Esta
inversión privada, que alcanza un importe de 1 500 millones de libras, no
sólo reducirá las emisiones de carbono al acercar los contenedores a su destino
final, sino que además creará de aquí a 2013 unos 12 000 puestos de
trabajo nuevos. La falta de acceso a la financiación y la
escasez de mano de obra suficientemente cualificada son factores que bloquean
el crecimiento en casi todos los sectores económicos. En el caso de la economía
azul, los Estados miembros están afrontando este problema con el desarrollo de agrupaciones
(clusters) marítimas. Se trata de asociaciones de grandes empresas,
pequeños suministradores y centros de enseñanza que se refuerzan mutuamente
gracias a su estrecha proximidad geográfica. La mejor comunicación que esta
hace posible permite que la enseñanza y la investigación puedan responder a las
necesidades de la industria local y que los suministradores estén en posición
de comprender el mercado y de prever las tendencias futuras. Como ejemplos de
ello cabe citar la industria escocesa de producción de energía en el mar o la
industria de reparación naval localizada en Brest, que alberga la mayor
agrupación marítima de Francia, el llamado Pôle de competitivité mer. Otros
ejemplos son el de Ostende, que ha puesto a disposición de empresas del sector
de las energías renovables tierras y muelles próximos a centros de
investigación, o el del Marine Institute de Galway, que, en su proyecto SmartBay,
está desarrollando, con la participación de grandes multinacionales y de
pequeñas empresas, nuevas ideas en el ámbito de la observación y la
comunicación marinas. En fin, para poder tratar con más eficacia
los grandes temas de investigación, los Estados miembros están colaborando en
una iniciativa de programación conjunta denominada «Mares y océanos sanos y
productivos». 4. Iniciativas actuales de la UE Las políticas de la UE están diseñadas para
apoyar los esfuerzos de los Estados miembros y de las regiones y para aportar
unos instrumentos comunes que garanticen el éxito de la economía azul. Entre
esos instrumentos se incluyen los siguientes: (1)
Una iniciativa de la Comisión en el tema de la
ordenación del espacio marítimo y de la gestión integrada de las zonas costeras
que proporcionará a las empresas la seguridad jurídica que necesitan para
invertir. (2)
La iniciativa denominada «Conocimiento del
medio marino 2020»[7],
que permitirá el establecimiento de una estructura de conocimientos integrada,
basada en los sistemas nacionales de recogida de datos. Esa estructura
facilitará a través de Internet productos de datos a nivel europeo, incluyendo,
de aquí a 2020, un producto estrella —un mapa digital multirresolución de los
fondos marinos de las aguas europeas—, así como información actualizada de la
columna de agua. Se prevén beneficios de no menos de 500 millones de euros
anuales[8]
gracias al aumento de la eficiencia y a la innovación. (3)
La Comunicación sobre un Entorno común de
intercambio de información (CISE)[9]
con fines de vigilancia del ámbito marítimo, gracias al cual las autoridades
marítimas responsables de la seguridad de la navegación o del control de las
pesquerías podrán compartir información sobre los riesgos y las amenazas. Tal
intercambio reducirá los costes de esas autoridades así como los riesgos de las
empresas que operen en el mar. (4)
La Directiva marco sobre la estrategia
marina[10],
que establece un enfoque ecosistémico para garantizar que la presión conjunta
de las actividades humanas sobre el medio ambiente se mantenga dentro de unos
niveles que sean compatibles con la consecución de aquí a 2020 de un buen
estado medioambiental. Los compromisos contraídos en la Cumbre de Río+20 abordan
también el uso sostenible de un ecosistema marino diverso. (5)
El llamado Espacio europeo de transporte
marítimo sin barreras[11],
que pretende simplificar los procedimientos administrativos para ese transporte
y que desembocará en la creación de un «cinturón azul» de libre circulación
marítima en Europa y en su entorno. (6)
Un plan de acción, adoptado por la Comisión en
diciembre de 2011[12],
para facilitar el acceso a la financiación de los 23 millones de PYME de
Europa, y una propuesta de nuevo marco normativo de la UE por el que se crea un
verdadero mercado único de los fondos de capital riesgo[13]. (7)
Las medidas financiadas por el próximo programa
«Erasmus para todos» en los ámbitos de la educación y de la formación, tales
como las alianzas para el conocimiento o las alianzas para las competencias
sectoriales; los instrumentos para facilitar el reconocimiento mutuo de las
competencias y cualificaciones, como, por ejemplo, los marcos europeos de
cualificaciones; y los consejos europeos de competencias sectoriales, que,
junto con el Panorama de Cualificaciones de la UE, pretenden una mejor
previsión de las necesidades del mercado laboral y de las competencias que
vayan a precisarse. (8)
Los programas de la UE financiados por el Programa
marco para la investigación marina y marítima y para la innovación[14]. Entre ellos
figuran varias iniciativas específicas que, como la convocatoria de propuestas
del Séptimo Programa Marco denominada Ocean of Tomorrow (el océano del
mañana), tienen por objeto mejorar nuestra comprensión del medio marino y de
sus factores de estrés climáticos y no climáticos y fomentar el uso sostenible
de los recursos marinos. El futuro programa Horizonte 2020 se centrará tanto en
la investigación y la innovación en materia de seguridad alimentaria, de
energías limpias, de transporte ecológico, de lucha contra el cambio climático
y de uso eficiente de los recursos, como en la investigación marina y marítima
multitemática. (9)
La iniciativa LeaderSHIP 2015, que se está
revisando actualmente con el fin de adaptar su estrategia para que responda mejor
a los nuevos retos a los que se enfrenta el sector de la construcción naval en
la UE[15]. Junto a esos instrumentos, la financiación
que proporciona la UE dentro del marco financiero 2014-2020 puede apoyar
también los esfuerzos de los Estados miembros y de las regiones. Unos y otras
podrán centrar las inversiones financiadas por la Unión en aquellas actividades
económicas marítimas que sean más prometedoras y en sus infraestructuras de
apoyo. Por último, las estrategias aplicadas a las
cuencas marítimas, tales como la del mar Báltico, la del océano Atlántico o la
de los mares Adriático y Jónico, vienen a complementar los preparativos del
nuevo marco financiero al determinar problemas, soluciones y medidas comunes. Esas
estrategias ofrecen a los Estados miembros una plataforma que les permitirá
desde una fase temprana definir las cuestiones que deban ser prioritarias. Así,
por ejemplo, gracias a la estrategia atlántica de la Comisión, las autoridades
nacionales y regionales de los países con litoral en la fachada atlántica están
decidiendo ya las inversiones prioritarias que podrán ser financiadas por el
paquete presupuestario estructural 2014-2020, así como las lagunas de conocimiento
que podrán ser colmadas por la investigación en el marco de la iniciativa
Horizonte 2020. Por lo demás, junto con los instrumentos indicados, la
financiación del sector privado —a través, entre otros, del Banco Europeo de
Inversiones— contribuirá también a liberar el potencial de la economía azul. 5. Ámbitos prioritarios del crecimiento
azul Tras analizarse el potencial de creación de
empleo[16]
y las posibiliddes que ofrecen la investigación y el desarrollo para aportar
mejoras tecnológicas e innovación, y vista la necesidad de actuar a nivel de la
UE, se piensa que las cinco cadenas de valor que se comentan a continuación pueden
facilitar de forma sostenible el crecimiento y el empleo en la economía azul. Las
cinco deben beneficiarse por tanto de unas políticas realistas que permitan al
sector privado contribuir desde una posición de liderazgo a que la economía
azul desarrolle su potencial de crecimiento sostenible. Teniendo en cuenta que
algunas iniciativas actuales de la UE están impulsando ya la innovación en
sectores tales como el del transporte marítimo y dado que con el tiempo podrán surgir
otras cadenas de valor en las que convenga centrar la acción de las políticas,
la lista de cadenas siguiente no debe considerarse exhaustiva. 5.1. Energía azul Las energías marinas ofrecen tres importantes
posibilidades, a saber, aumentar la eficiencia en la explotación de los
recursos energéticos europeos, reducir al mínimo las exigencias del sector de
la energía en materia de uso del suelo y recortar en Europa las emisiones de
gases de efecto invernadero (alrededor de 65 millones de toneladas de CO2
en 2020). Gracias a los objetivos de la UE en el campo de las energías
renovables y a los estímulos que se ofrecen a la inversión (como, por ejemplo,
las tarifas fijas reguladas o los certificados verdes), la producción de
energía eólica en el mar ha comenzado a desarrollarse con rapidez en Europa. En
2011, la energía eólica producida en el mar equivalía al 10 % de la
capacidad instalada, empleaba directa o indirectamente a 35 000 personas en
el conjunto de Europa y representaba una inversión anual de 2 400 millones
de euros. Al final de ese año, la capacidad total instalada en el mar se
elevaba a 3,8 GW. Atendiendo a los planes de acción nacionales en materia
de energías renovables, la electricidad producida en 2020 a partir del viento
alcanzará los 494,6 TWh, de los cuales 133,3 TWh se generarán en el mar. Se
estima, además, que, antes de que finalice 2030, la instalación anual de
capacidad en el mar supere la realizada en tierra. En esas condiciones, la
producción eólica en el mar podría llegar a satisfacer en 2020 el 4 % de
la demanda de electricidad de la UE y el 14 % en 2030. En términos de
empleo, esto representaría 170 000 puestos de trabajo en 2020 y 300 000
en 2030. Este crecimiento se verá impulsado si continúa el esfuerzo por reducir
el coste de las tecnologías eólicas en el mar, que es uno de los objetivos
principales de la iniciativa industrial europea para la energía eólica,
enmarcada en el Plan estratégico europeo de tecnología energética (plan EETE)[17]. Varios Estados
miembros participan activamente en ese plan. En cuanto a las otras tecnologías de
producción de energía renovable en el mar, su estado de desarrollo se encuentra
todavía poco avanzado y los Estados miembros sólo proyectan instalar de aquí a
2020 una capacidad moderada (de entre 2 y 4 GW). Sin embargo, dado que las
previsiones para el futuro próximo indican una duplicación anual de la demanda
mundial, lo que se precisa es acelerar la comercialización de la energía marina
mediante un recorte de los costes tecnológicos. Cada combinación de condiciones
geográficas y oceanográficas exige tecnologías diferentes. Las tecnologías que
se indican a continuación aseguran un suministro de electricidad de carga de
base que, por ser más previsible, permite compensar las fluctuaciones de los
suministros procedentes del viento: –
las presas mareomotrices, estructura similar a
un dique que se utiliza para captar la energía procedente de las masas de agua
que entran y salen de una bahía o estuario; el mejor ejemplo de esta tecnología
en Europa es la central eléctrica de La Rance en Francia, que, con una
capacidad de 240 MW, es la segunda instalación de este tipo más grande del
mundo; –
los dispositivos de energía undimotriz, que se
encuentran actualmente en fase de demostración, y las turbinas subacuáticas,
que, accionadas por las corrientes (de las mareas u otras), están ya próximas a
la comercialización; la capacidad total instalada en 2012 con dispositivos que
utilizan las olas y las corrientes alcanzó los 22 MW; –
las plantas de conversión de energía térmica oceánica,
que, para hacer funcionar un motor térmico, utilizan la diferencia de
temperatura entre las aguas profundas más frías y las aguas poco profundas o de
superficie más cálidas; esta tecnología puede constituir una opción viable para
los territorios de ultramar de la UE situados en el mar Caribe y en el océano
Índico. La explotación comercial de las tecnologías
productoras de energía azul exigirá un esfuerzo de inversión que permita
desarrollar las conexiones a la red y la capacidad de transporte. En el caso de
las nuevas tecnologías que utilizan la fuerza de las olas y las mareas, se
precisarán mecanismos de apoyo a largo plazo similares a los que con tanto
éxito han estimulado las inversiones en otros tipos de energías renovables. Como se ha destacado recientemente en la
Comunicación titulada «Energías renovables:
principales protagonistas en el mercado europeo de la energía»[18],
se precisa un mayor esfuerzo para impulsar la investigación y el desarrollo en
el ámbito de la energía oceánica. Esto ayudará a reducir los costes, a prolongar
la vida de los equipos y a racionalizar la logística de las tecnologías que
contribuyan a alcanzar los objetivos fijados para 2020. Dado lo prolongado de
los plazos que requieren los proyectos de investigación de la UE, es necesario
desde ahora consagrar más atención a aquellas tecnologías que, como las que
utilizan las olas y las corrientes, alcanzarán su plena madurez en las próximas
décadas. Las medidas emprendidas por la UE, incluidas
las de financiación, pueden desempeñar un papel de capital importancia para
crear un marco que dé a los inversores la confianza necesaria para invertir. El
Banco Europeo de Inversiones prestó entre 2005 y 2011 un importe de 3 300
millones de euros para proyectos eólicos en el mar. La venta de los primeros
200 millones de derechos de emisión en beneficio del instrumento de
financiación NER300[19]
permitirá recaudar un importe próximo a los 1 500 millones de euros antes
de que finalice octubre de 2012. Una parte de esos fondos se destinará a apoyar
la realización en los Estados miembros de proyectos de demostración consagrados
a la producción de energía en el mar. Esos proyectos de nuevas tecnologías exigirán
un esfuerzo sostenido y la movilización de los Fondos estructurales, sin
olvidar, no obstante, la necesidad de reconciliar —posiblemente en el marco de
la gestión integrada de las zonas costeras o en el de la planificación
estratégica— las presas mareomotrices con la normativa de la UE en materia de
protección de la naturaleza. La industria de la UE es líder mundial en el
sector de la energía azul y puede contribuir con sus exportaciones a reducir
las emisiones de carbono fuera de Europa. Es posible, además, buscar sinergias
con el sector energético marino convencional (por ejemplo, abordando
conjuntamente los problemas de seguridad y de infraestructura). Iniciativa
fundamental en este sentido es la propuesta de la Comisión para elevar en toda
la UE los niveles de seguridad en la extracción de petróleo y gas del mar[20]. El trabajo
conjunto con el sector energético convencional ayudará a garantizar unos
suministros de energía asequibles en la Unión. 5.2. Acuicultura El pescado representa alrededor del 15,7 %
del consumo mundial de proteínas animales. La Organización de las Naciones
Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) estima[21] que la acuicultura
aporta la mitad de ese porcentaje y que de aquí a 2030 representará ya el 65 %
(en la UE asciende a un 25 %). La acuicultura registra globalmente un
índice de crecimiento del 6,6 % anual, lo que la convierte en el sector
productor de alimentos de origen animal que crece con más rapidez, por encima
del crecimiento demográfico mundial, que se sitúa en un 1,8 % anual. La
acuicultura está contribuyendo, pues, a una mejora general de la dieta
alimentaria humana. El sector asiático, que representa más del 89 % de la
producción mundial, registra un crecimiento superior al 5 % anual,
mientras que el de la UE se mantiene en situación de estancamiento. Más del 90 % de las empresas de
acuicultura de la UE son PYME, y el número de puestos de trabajo que
proporciona el sector asciende a unos 80 000[22]. La acuicultura
tiene la posibilidad de crecer si ofrece mayores cantidades de mercancías de
calidad a los consumidores que deseen adquirir productos frescos de confianza,
producidos cada vez más con métodos sostenibles o ecológicos. El sector puede
también ayudar a las comunidades costeras a diversificar sus actividades,
disminuyendo así la presión de la pesca y contribuyendo con ello a la
conservación de las poblaciones de peces. El crecimiento del sector tropieza, sin
embargo, con varios problemas, entre ellos la falta de espacio marítimo
disponible para sus actividades, la competencia que existe en el mercado
mundial y los obstáculos administrativos, particularmente los derivados de los
procedimientos para la concesión de licencias. Por otra parte, una acuicultura
sostenible ha de tener en cuenta sus posibles efectos en las poblaciones de
peces silvestres y en la calidad de las aguas. Las inversiones, además, se han
visto limitadas por la falta de capital, especialmente desde el inicio de la
crisis económica actual. En el marco de la reforma de la Política
Pesquera Común[23],
la Comisión propone impulsar la acuicultura con un «método abierto de
coordinación» que se apoye en el establecimiento de directrices estratégicas no
obligatorias y de planes estratégicos nacionales plurianuales, así como en el
intercambio de mejores prácticas. Hay todavía mucho margen para mejorar las
prácticas administrativas, particularmente en lo que se refiere a la concesión
de licencias. Los Estados miembros deben conocer las formas de aumentar la
producción con métodos que sean sostenibles y que atiendan a las preocupaciones
de los otros usuarios del espacio costero o marítimo (por ejemplo, instalando
jaulas a lo largo de los parques eólicos marinos o practicando una acuicultura
multitrófica integrada). Esos métodos recibirán el apoyo financiero del Fondo
Europeo Marítimo y de Pesca (FEMP)[24],
cuya creación se propuso en 2011. También desempeñará un importante papel el
futuro programa Horizonte 2020 para la investigación y la innovación, que contribuirá
de diversas formas a desbloquear el potencial de crecimiento de la acuicultura
europea (por ejemplo, favoreciendo la cría de nuevas especies o alejando de las
costas las instalaciones). 5.3. Turismo marítimo,
costero y de cruceros La extraordinaria belleza y la enorme
diversidad de las costas europeas, junto con la amplia gama de instalaciones y
actividades que ofrecen, hacen de ellas el destino vacacional preferido del
63 % de los turistas europeos[25].
El subsector que constituye el turismo marítimo y costero se ha convertido
actualmente en la mayor actividad económica marítima, dando empleo a 2,35
millones de personas, lo que equivale al 1,1 % del empleo total de la UE[26]. Más del 90 %
de las empresas del subsector emplean a menos de diez personas. Mientras en
algunas zonas el turismo es fuente de ingresos suplementaria para las
comunidades costeras, en otras puede dominar totalmente la economía local. Aunque muchos de los turistas no se aventuran
lejos de la costa, las actividades en agua abierta están en auge. Se prevé así,
por ejemplo, que la navegación de recreo aumente entre un 2 % y un 3 %
cada año. También seguirá creciendo el sector de los cruceros, que en Europa
emplea ya a casi 150 000 personas y genera un volumen de negocios directo
de 14 500 millones de euros[27].
Con sus grandes cruceros y sus pequeñas embarcaciones de recreo, los astilleros
de la UE han satisfecho con éxito la demanda de este mercado especializado. La existencia de un medio ambiente sano es
fundamental para cualquier forma de turismo azul y favorece el potencial de
crecimiento de formas nuevas. Las aguas de baño de alta calidad y los hábitats
costeros y marinos en estado virgen revisten un alto valor recreativo. Estos
factores aumentan el atractivo de las zonas costeras y, con él, el potencial de
crecimiento de actividades tales como el turismo náutico, los deportes náuticos
o el turismo verde (del que forma parte, por ejemplo, el avistamiento de
ballenas). Debido a la propia diversidad del turismo europeo, la mayoría de las
iniciativas que generan crecimiento se inscribe inevitablemente en una escala
local o regional. Cada una de las cuencas marinas de Europa presenta retos y
oportunidades distintos, lo que exige la confección de enfoques a medida. Las
administraciones públicas tendrán que dar un tratamiento estratégico a las
inversiones en infraestructuras de base tales como la capacidad de atraque, las
instalaciones portuarias o los transportes. La enseñanza superior, por su
parte, tiene que ofrecer una sólida formación en las competencias específicas
que se precisan para mantener e incrementar la cuota de mercado en un mercado
mundial tan avezado y competitivo como el actual. Todo ello ha de ir acompañado
de medidas que, además de mejorar la oferta turística en temporada baja,
permitan reducir la profunda huella de carbono y el fuerte impacto
medioambiental del turismo costero. Teniendo en cuenta la propia magnitud del
sector y su fuerte impacto en numerosas zonas costeras y marinas europeas, así
como la precariedad y escasa cualificación de gran parte de su mano de obra
actual, cabe esperar que las medidas que se adopten a nivel de cuenca o a nivel
de la UE tengan importantes efectos positivos. En este sentido, la coordinación
transfronteriza como parte de la estrategia de una cuenca marina puede
contribuir al desarrollo en ella de zonas turísticas de alto valor. La Comisión
está abordando ya algunos problemas, como la carga normativa que pesa sobre las
pequeñas y medianas empresas, y emprenderá en breve el estudio de nuevas
medidas concretas que contribuyan a mejorar el sector. 5.4. Recursos minerales
marinos Durante el período comprendido entre los años
2000 y 2010, el precio de numerosas materias primas no energéticas[28] conoció un
incremento anual próximo a un 15 % como resultado principalmente de la
mayor demanda de los consumidores en las economías emergentes. Esto explica que,
en el caso de varias de esas materias, incluidas las reconocidas como
fundamentales para la economía de Europa, exista un riesgo de insuficiencia de
suministros[29]. Los avances tecnológicos y las preocupaciones
que suscita la seguridad de los suministros han animado a las empresas mineras
a estudiar las posibilidades que ofrece el mar. Acaban de iniciarse así la
extracción del mar y la explotación de minerales distintos de la arena y la
grava. La mayor parte de la actividad actual se desarrolla hoy en aguas poco
profundas. Se prevé, sin embargo, que, antes de que finalice 2020, el 5 %
de los minerales utilizados en el mundo (incluidos el cobalto, el cobre y el
zinc) proceda ya del lecho de los océanos y que, para 2030, esa proporción
llegue al 10 %. Cabe esperar igualmente que el volumen de negocios anual
de la industria minera marítima pase de prácticamente cero a 5 000
millones de euros en los próximos diez años y que alcance los 10 000
millones antes de que termine 2030[30]. Es posible también que se haga económicamente
viable la extracción del mar de minerales disueltos tales como el boro o el litio.
Los yacimientos más prometedores son los de los sulfuros metálicos que emergen
de los depósitos hidrotérmicos (como, por ejemplo, las «fumarolas negras») en
las zonas con actividad volcánica. La temperatura y la presión en ellas son
extremas, y todavía se desconoce en gran medida los efectos que puedan
producirse si sufren perturbaciones estos puntos calientes de biodiversidad
marina —que, según la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del
Mar (CNUDM), deben protegerse[31]—.
La mayor parte de las actividades de extracción se localizan actualmente en
zonas bajo jurisdicción nacional (zonas económicas exclusivas y plataformas
continentales), desde donde es más fácil transportar a tierra el mineral. No
obstante, hay también oportunidades fuera de las zonas marinas jurisdiccionales.
En esas zonas, es la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos la
responsable de organizar y controlar las actividades, incluyendo el seguimiento
de las relacionadas con todos los minerales y la protección del medio marino de
conformidad con las disposiciones de la CNUDM, de la que son Partes
Contratantes tanto la UE como todos sus Estados miembros. En caso de que la extracción de minerales del
mar termine por desarrollarse efectivamente, las empresas europeas, con su
larga experiencia en buques especializados y en operaciones submarinas, están
hoy en una buena posición para ofrecer productos y servicios de alta calidad. No
obstante, el mantenimiento de esa competitividad dependerá de varios factores,
a saber, las posibilidades de acceso a la financiación de un mercado que es consustancialmente
arriesgado, la envergadura de las actividades de investigación y desarrollo que
se orienten a las técnicas de extracción, la habilidad para obtener las
licencias necesarias en aguas internacionales y la solidez de las medidas que
se destinen a evitar daños en ecosistemas únicos. El sector de los minerales
marinos podrá, en todo caso, beneficiarse de la experiencia conseguida en la
industria europea de extracción de petróleo y gas del mar. El apoyo que preste la UE podría incluir
medidas para impedir que las empresas europeas se vean excluidas de la cadena
de valor de los minerales marinos por competidores que se beneficien de la
ayuda de sus Estados. Entre esas medidas, podría figurar una acción piloto que,
en el marco de la llamada Propuesta de cooperación de innovación europea sobre
las materias primas[32],
contara con el apoyo de un esfuerzo estructurado de la UE en materia de
investigación orientado a los principales retos tecnológicos. El compromiso de
la Unión, por lo demás, contribuiría a garantizar el mantenimiento de unos
altos niveles medioambientales, jurídicos y de seguridad. 5.5. Biotecnología azul El hecho de que gran parte del mundo
submarino no haya sido explorado y apenas esté estudiado explica que sea ahora
cuando se empiece a apreciar por primera vez —en parte a través de las nuevas tecnologías
de secuenciación genética aplicadas a los organismos vivos— la capacidad de
aportación a la economía azul de los organismos marinos distintos de los peces
y crustáceos. Se han logrado ya algunos éxitos. Los medicamentos antivirales Zovirax
y Acyclovir se han obtenido a partir de nucleósidos aislados de esponjas del
Caribe, y el primer fármaco de origen marino contra el cáncer fue Yondelis, que
se obtuvo a partir de pequeños animales marinos de cuerpo blando. El estudio de
la biodiversidad marina está ayudando hoy a comprender, entre otras cosas, el
modo de desarrollar industrialmente nuevas enzimas o productos farmacéuticos a
partir de organismos que crecen sin luz y soportan niveles extremos de
temperatura y presión. Al mismo tiempo, las preocupaciones que suscitan el
impacto del uso del suelo y la gran necesidad de agua de los cultivos
terrestres que se destinan a la producción de biocombustibles están llevando a
estudiar la utilización de algas para esa producción y para la obtención de
productos químicos y compuestos bioactivos de alto valor añadido. Aunque, según las estimaciones, siga siendo
relativamente modesto el nivel de empleo que proporciona hoy la biotecnología
azul en Europa —con un valor añadido bruto de 800 millones de euros—, el crecimiento
del sector permitirá ofrecer, además de importantes oportunidades en los
sectores situados por debajo, puestos de trabajo altamente cualificados,
especialmente si llegan a desarrollarse medicamentos innovadores a partir de
organismos marinos. A muy corto plazo, se espera que el sector emerja como un
nicho de mercado centrado en productos de alto valor que se destinen al sector
de la sanidad, al de los cosméticos y al de los biomateriales industriales. Para
2020, podrá haber crecido como mercado de tamaño medio que abarque la
producción de metabolitos y compuestos primarios (lípidos, azúcares, polímeros,
proteinas) destinados a la industria alimentaria humana y animal y a la
industria química. Por último, en una tercera fase (de aquí a unos quince años),
y dependiendo de que se produzcan avances tecnológicos importantes, el sector
de la biotecnología azul, además de ofrecer una gama de productos
especializados de alto valor añadido, podrá haberse convertido ya en
abastecedor de productos de los mercados de masas. Para acelerar ese proceso, se requerirá una
combinación de investigación básica, centrada en la vida de los océanos, y de
investigación aplicada, orientada a posibles aplicaciones industriales con
escasas probabilidades de éxito pero fuertes beneficios en caso de obtenerlo. La adopción de un enfoque estratégico en la
investigación y la innovación aportaría las bases científicas y tecnológicas
necesarias para sustentar las decisiones estratégicas que precisan los sectores
industriales emergentes. Al reducirse con ello los estrangulamientos técnicos
en este ámbito, el sector en su conjunto resultaría más atractivo para los
inversores. Además, dicho enfoque ayudaría al sector de la UE a pasar de la
fase de desarrollo a la de comercialización de productos innovadores. En fin,
la aplicación de un enfoque europeo permitiría a quienes elaboran las políticas,
así como al sector privado y al público en general, conocer mejor todo el
potencial que encierran los productos acuáticos marinos. 6. Conclusión La presente Comunicación pasa revista a los
cinco ámbitos donde un esfuerzo adicional a nivel de la UE puede, en sintonía
con los objetivos de la Estrategia Europa 2020, impulsar a largo plazo el
crecimiento y el empleo en la economía azul. Si se presta más atención a ese
sector y se amplía el análisis a él consagrado, es posible que surjan otros
ámbitos prometedores para la política de la UE. Por cada uno de los cinco ámbitos comentados,
la Comisión estudiará las opciones de política y las nuevas iniciativas que
puedan plantearse, lo que significa: –
evaluar —dentro del marco que presenta el Plan
estratégico de tecnología energética— las posibilidades de dar al sector la
confianza necesaria para que invierta en las energías oceánicas renovables; el
objetivo es que ya en 2013 se aborden en una comunicación las cuestiones que
plantea la energía renovable oceánica; –
colaborar con los Estados miembros para el
establecimiento de mejores prácticas y acordar para la acuicultura en la UE unas
directrices estratégicas que puedan adoptarse ya a comienzos de 2013; –
estudiar la forma de que el turismo marítimo y
costero contribuya más al crecimiento económico y ofrezca empleos menos
precarios, mejorando al mismo tiempo su sostenibilidad medioambiental; en 2013
se elaborará una comunicación tras la realización de una evaluación de impacto; –
analizar el modo de dar al sector europeo
competitividad en la extracción de minerales del lecho marino y de garantizar
que esta actividad no impida a las generaciones futuras beneficiarse de ecosistemas
que hasta ahora se habían mantenido vírgenes; en 2014 se elaborará una comunicación
tras la realización de una evaluación de impacto; –
examinar las posibilidades de que la
biotecnología azul aproveche la diversidad que ofrece la vida marina; también
en 2014 se elaborará una comunicación tras realizarse una evaluación de impacto. La evaluación de las opciones presentes en
cada uno de los ámbitos indicados se iniciará con la celebración de consultas a
los Estados miembros, al sector y a los demás interesados con el fin de
establecer enfoques conjuntos que den el impulso complementario que la economía
azul necesita para hacer una contribución positiva al futuro económico de
Europa y salvaguardar al mismo tiempo para las generaciones futuras las características
únicas de nuestro entorno marino. [1] Excluidas las actividades militares. [2] Según los datos de un estudio sobre el crecimiento
azul titulado Scenarios and drivers for sustainable growth from the oceans,
seas and coasts. ECORYS, 2012. https://webgate.ec.europa.eu/maritimeforum/content/2946 [3] En volumen. [4] Por tonelada-kilómetro. [5] Véase la Comunicación titulada «Hoja de ruta hacia
una Europa eficiente en el uso de los recursos» [COM(2011) 571]. [6] Integrated Mapping for the Sustainable
Development of Ireland’s Marine Resource (cartografía integrada para el
desarrollo sostenible de los recursos marinos de Irlanda). [7] COM(2012) 473 final. [8] European Marine Observation and Data Network
Impact Assessment [SEC(2010) 998 de 8.9.2010]. [9] COM(2010) 584 final. [10] Directiva 2008/56/CE. [11] COM(2009) 10. [12] COM(2011) 870. [13] COM(2011) 860. [14] COM(2008) 534. [15] COM(2003) 717. [16] Véase el estudio sobre el crecimiento azul. ECORYS, 2012. [17] COM(2007) 723 y COM(2009) 519. [18] COM(2012) 271. [19] http://ec.europa.eu/clima/policies/lowcarbon/ner300/index_en.htm [20] COM(2011) 688 final. [21] «El estado mundial de la pesca y la acuicultura»
(FAO, 2010). [22] El número asciende a 70 258 según el marco de
recopilación de datos de la UE. [23] COM(2011) 417 y COM(2011) 425. [24] COM(2011) 804. [25] Facts and figures on the Europeans on holiday
1997–98, Eurobarómetro 48, Bruselas, 1998. [26] Según los datos del estudio sobre el crecimiento
azul. [27] Consejo Europeo de Cruceros (2011) http://download.ecorys.com/fuu/downloads/Europe_cruise_industry_markets_2011_ecc_jun11.pdf.
[28] OMC (2010): Trade growth to ease in 2011 but despite
2010 record surge, crisis hangover persists. PRESS/628, 7 de abril de 2011. [29] La Bolsa de Metales de Londres (London Metal
Exchange o LME) indica para el período 2000-2010 una subida de precios de
aproximadamente un 256 % en los metales de base no ferrosos. Véase también
la Comunicación COM(2011) 25 final y el documento de trabajo que la
acompaña. [30] Según las estimaciones hechas por los sectores
industriales interesados como parte del estudio sobre el crecimiento azul. [31] Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho
del Mar, artículo 194, apartado 5. [32] COM(2012) 82.