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[pic] | COMISIÓN DE LAS COMUNIDADES EUROPEAS |

Bruselas, 30.9.2009

COM(2009) 512 final

COMUNICACIÓN DE LA COMISIÓN AL PARLAMENTO EUROPEO, AL CONSEJO, AL COMITÉ ECONÓMICO Y SOCIAL EUROPEO Y AL COMITÉ DE LAS REGIONES

«Preparar nuestro futuro: desarrollo de una estrategia común en la UE para las tecnologías facilitadoras esenciales»

{SEC(2009) 1257}

COMUNICACIÓN DE LA COMISIÓN AL PARLAMENTO EUROPEO, AL CONSEJO, AL COMITÉ ECONÓMICO Y SOCIAL EUROPEO Y AL COMITÉ DE LAS REGIONES

«Preparar nuestro futuro: desarrollo de una estrategia común en la UE para las tecnologías facilitadoras esenciales»

LA IMPORTANCIA DE LAS TECNOLOGÍAS FACILITADORAS ESENCIALES PARA LA SOCIEDAD Y LA ECONOMÍA

En los próximos cinco a diez años cambiarán la forma y el potencial de las industrias en todo el mundo y se crearán nuevos bienes y servicios. Se desconoce en qué consistirá una buena parte de los bienes y servicios que ofrecerá el mercado en el año 2020, pero el principal motor de su desarrollo será la utilización de tecnologías facilitadoras esenciales (TFE). Las naciones y regiones que dominen estas tecnologías estarán en la vanguardia del paso a una economía de bajas emisiones de carbono y basada en el conocimiento, condición previa para garantizar el bienestar, la prosperidad y la seguridad de sus ciudadanos. Por tanto, la expansión de estas tecnologías en la UE no solo reviste una importancia estratégica, sino que es indispensable[1].

La UE precisa de una gran dosis de innovación con miras a dotarse de todos los medios necesarios para abordar los grandes retos a que se enfrenta la sociedad en los próximos años, como es la lucha contra el cambio climático, la superación de la pobreza, el fomento de la cohesión social y una mayor eficiencia energética y de recursos. Si sigue este camino, la UE podrá aprovechar oportunidades que se le brindan a escala mundial a la par que ofrecer un empleo sostenible con puestos de trabajo de alta calidad. Las TFE requieren un uso intensivo de conocimientos y están asociadas a una alta intensidad de I+D, ciclos rápidos de innovación, grandes inversiones de capital y empleos de alta cualificación. Estas tecnologías favorecen la innovación en procesos, bienes y servicios en toda la economía y revierten en todo el sistema. Además, son pluridisciplinares y repercuten en muchos ámbitos tecnológicos, con una tendencia hacia la convergencia y la integración. Las TFE pueden servir de ayuda a la vanguardia tecnológica en otros campos para sacar rendimiento de las inversiones en investigación.

El mercado es muy competitivo y las tecnologías suelen crearse en un entorno empresarial en el que las PYME desempeñan un papel importante, especialmente por lo que se refiere a ofrecer contribuciones y soluciones innovadoras a empresas que operan en todo el mundo. Por consiguiente, es importante crear sinergias y alcanzar una masa crítica. Además, como la investigación en tecnologías facilitadoras esenciales suele hallarse muy próxima a las fábricas y las plantas de montaje, su utilización en industrias de la UE debería revertir en una modernización de la base industrial y en un refuerzo de la base de investigación en Europa. Si bien la I+D que se requiere y sus aplicaciones específicas son fundamentalmente responsabilidad de las empresas, los responsables políticos deben crear las condiciones marco y ofrecer los instrumentos de apoyo necesarios a efectos de potenciar las capacidades de la industria de la UE que se precisan para el desarrollo de las TFE.

Actualmente la UE tiene unas capacidades excelentes de investigación y desarrollo en algunas tecnologías facilitadoras esenciales, y, pese a ello, no tiene tanto éxito a la hora de comercializar los resultados de las investigaciones mediante bienes y servicios manufacturados. Para mejorar esta situación, debe adoptarse un enfoque más estratégico en lo que respecta a la investigación, la innovación y la capitalización. Además, hasta ahora no ha habido un planteamiento común en la UE sobre el concepto de tecnologías facilitadoras esenciales. La UE ha presentado un enfoque más estratégico en algunos campos como las ciencias de la vida y la biotecnología, las nanociencias y nanotecnologías y las tecnologías energéticas[2]. Sin embargo, Europa carece de una estrategia coherente sobre la manera de dar a estas tecnologías una mayor aplicación industrial. Esta Comunicación pretende, en consecuencia, encauzar la determinación de cuáles son las tecnologías facilitadoras esenciales que refuerzan la capacidad industrial e innovadora de la UE para hacer frente a los retos que plantea la sociedad en el futuro y propone una serie de medidas a fin de mejorar las condiciones marco correspondientes. Como tal, forma parte del desarrollo de la política industrial de la UE y de la preparación de un nuevo plan europeo de fomento de la innovación[3].

DETERMINACIÓN DE LAS TECNOLOGÍAS FACILITADORAS ESENCIALES

Varios Estados miembros han empezado a precisar qué tecnologías son importantes para su competitividad y prosperidad futuras, y a asignar en consecuencia sus gastos en I+D [véase el doc. SEC(2009) 1257]. No obstante, hay diferencias entre los Estados miembros en lo tocante al concepto de TFE que se explican por los puntos fuertes y débiles de sus entornos industrial e investigador. Los debates en torno a esta cuestión que han tenido lugar a escala europea no han llegado a un consenso sobre cuáles de estas tecnologías requieren una cooperación más estratégica a fin de mejorar la competitividad industrial[4]. Según el último Informe sobre ciencia, tecnología y competitividad, países punteros como China, Japón y Estados Unidos también están orientándose hacia las tecnologías facilitadoras, especialmente la biotecnología, las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) y la nanotecnología[5]. Dentro de las TIC, campos como la microelectrónica, la nanoelectrónica y la fotónica precisan de una intervención política inmediata, dada la situación de la industria de la UE con la competencia mundial y los retos que emanan de la crisis económica[6]. La UE también ha ofrecido su cooperación a socios internacionales en lo referente al desarrollo de sistemas de captura y almacenamiento de carbono (CAC), ya que debe poseer las tecnologías necesarias a un precio razonable.

Teniendo en cuenta las tendencias actuales de la investigación y los mercados mundiales, se enumeran a continuación lo que pueden considerarse las TFE más importantes desde un punto de vista estratégico, por su potencial económico, su contribución a resolver los retos que plantea la sociedad y su intensidad del conocimiento[7]:

Las nanotecnologías prometen desarrollar nano y micro dispositivos y sistemas inteligentes, así como lograr avances decisivos en terrenos tan importantes como son la asistencia sanitaria, la energía, el medio ambiente y la fabricación de mercancías.

La microelectrónica y la nanoelectrónica, incluidos los semiconductores , son esenciales para todos los bienes y servicios que requieren controles inteligentes en sectores tan diversos como el automovilístico y el transporte, la aeronáutica y la industria aeroespacial. Los sistemas de control industrial inteligentes permiten una gestión más eficiente de la generación, el almacenamiento, el transporte y el consumo de electricidad a través de redes y dispositivos eléctricos.

La fotónica es un ámbito pluridisciplinar en torno a la luz que abarca su generación, detección y gestión. Entre otras cosas, proporciona la base tecnológica para la conversión económica de luz solar en electricidad, lo que es importante para la producción de energías renovables y para una variedad de componentes y equipo electrónicos como los fotodiodos, los LED y los diodos láser.

Los materiales avanzados aportan grandes mejoras en una amplia gama de campos distintos como la industria aeroespacial, el transporte, la construcción y la asistencia sanitaria. Asimismo, facilitan el reciclaje, de modo que se reducen la huella de carbono y la demanda energética, y se disminuye la necesidad de materias primas que escasean en Europa.

La biotecnología ofrece alternativas más limpias y sostenibles en lo referente a los procesos relacionados con las operaciones industriales y agroalimentarias. Por ejemplo, permitirá la sustitución progresiva de materiales no renovables que se utilizan actualmente en diversas industrias por recursos renovables. No obstante, su ámbito de aplicaciones no ha hecho más que comenzar.

El potencial de estas tecnologías está muy desaprovechado. Las soluciones sistémicas deberán evolucionar progresivamente para encarar los principales desafíos que plantea la sociedad, como asegurar una comunicación de alta velocidad, garantizar el suministro de alimentos, proteger el medio ambiente, encontrar soluciones apropiadas a los problemas del transporte, garantizar niveles elevados de asistencia sanitaria para una población en proceso de envejecimiento, aprovechar el potencial de los servicios, garantizar la seguridad interna y externa y hacer frente al problema de la energía. Las tecnologías y aplicaciones con bajas emisiones de carbono serán fundamentales para que Europa pueda alcanzar sus metas respecto a la energía y el cambio climático. Cabe señalar, por ejemplo, que se requerirán redes de transporte dotadas de sistemas de CAC y de emisión reducida de CO2 para disminuir las emisiones de CO2 en países que seguirán dependiendo en gran medida de recursos energéticos fósiles. Las TFE que proporcionan materiales nuevos para la producción, el transporte y el almacenamiento de energía serán primordiales, puesto que pueden ofrecer una mayor eficiencia de recursos y aprovechamiento energético; su impacto medioambiental debe evaluarse desde una perspectiva de ciclo vital, sin olvidar los beneficios que aportan las iniciativas vinculadas que promueve la UE en este contexto[8]. Si se pretende tener un enfoque político global respecto a las TFE, no debe faltar una consideración activa de sus auténticas consecuencias para la salud y el medio ambiente.

En la cadena de suministro de TFE, es importante disponer de sistemas de fabricación avanzados para producir bienes comercializables de gran valor basados en el conocimiento y los servicios relacionados (como la robótica moderna). Esto se aplica especialmente a las industrias que requieren grandes inversiones de capital con métodos de ensamblaje complejos, como la fabricación y montaje de una aeronave moderna, que afecta a todo un abanico de tecnologías manufactureras, desde la simulación y programación de líneas de montaje con tecnología robótica a un consumo menor de energía y materiales. La ciencia y la investigación avanzan a tales velocidades que estas tecnologías pueden extenderse rápidamente en todo el mundo y es probable que surjan otras tecnologías nuevas. En el documento SEC(2009) 1257 se ofrece una descripción detallada de estas tecnologías que incluye una estimación de su potencial comercial actual.

INFORMACIÓN SOBRE LOS AVANCES, LOGROS Y RETOS

En general, la intensidad en I+D de la UE se sitúa solo en un 25 % por lo que se refiere a la fabricación de alta tecnología, en comparación con un 30 % que se registra en Estados Unidos. Además, la cuota de producción con alta tecnología de toda la industria manufacturera japonesa es un 33 % superior a la europea y, en el caso de Estados Unidos, incluso un 50 % superior. Las industrias de alta tecnología se caracterizan por ser las que poseen la mayor intensidad en I+D ya que deben integrarse los esfuerzos invertidos en producción e investigación para salvaguardar un éxito a largo plazo. Por consiguiente, tanto la cuota más reducida de industria de alta tecnología en la UE como su menor intensidad de I+D explican también la brecha en la utilización de TFE entre la UE y Estados Unidos o Japón[9]. La UE tiene, sin embargo, capacidades significativas en algunas altas tecnologías facilitadoras gracias a poseer una base industrial e investigadora sólida. Esto se aplica especialmente a los materiales avanzados que fundamentan la competitividad de la UE en las industrias química, automovilística, aeronáutica, aeroespacial y de ingeniería mecánica. Asimismo, otros puntos fuertes destacados en el ámbito industrial y de la investigación europeos son la nanoelectrónica, la microelectrónica, la biotecnología industrial y la fotónica. En las nanotecnologías, que siguen siendo tecnologías emergentes, la UE se sitúa en niveles semejantes de gasto en I+D que Estados Unidos, pero con una proporción mucho menor de inversiones del sector privado [véase el documento SEC(2009) 1257].

De hecho, la UE se enfrenta a trabas importantes para lograr un uso más extendido de estas TFE. La UE ha sido especialmente menos efectiva que Estados Unidos y algunos países asiáticos en lo referente a la comercialización y explotación de las nanotecnologías, algunos aspectos de la fotónica, la biotecnología o los semiconductores. Todos ellos son campos con grandes inversiones públicas en I+D que, no obstante, no se traducen suficientemente en beneficios económicos y sociales. Varias son las razones que explican esta situación:

- La UE no saca un provecho efectivo de sus resultados en I+D[10]. En consecuencia, las investigaciones caras, ya sean a partir de fuentes públicas o privadas, que se llevan a cabo en la UE se comercializan en otras regiones. Esto no beneficia a Europa, y seguir por esta vía pone en peligro las futuras capacidades de investigación de la UE porque, a largo plazo, es probable que las actividades de I+D se deslocalicen a terceros países, como ha sucedido con la producción. Si los derechos de propiedad intelectual no se protegen eficazmente y no se hacen cumplir a escala internacional, puede resultar relativamente fácil a los competidores o imitadores reproducir los productos y explotar diversos beneficios potenciales del inventor original.

- A menudo, las tecnologías facilitadoras esenciales no son conocidas ni comprendidas por el público en general, lo que puede contribuir a suscitar dudas de carácter medioambiental y de salud y seguridad en relación con el desarrollo y el uso de altas tecnologías. Esto no solo es aplicable a aprovechamientos vinculados especialmente con el consumo público o el uso final tales como la asistencia sanitaria o la alimentación, sino que también ocurre en otros campos. Con frecuencia, se carece de una estrategia activa que reúna a las partes interesadas a la hora de abordar las preocupaciones o miedos del público en general, a fin de evitar retrasos en la introducción de nuevas tecnologías en la UE. Para asegurar una mayor aceptación por parte de los usuarios y una utilización inmediata de las altas tecnologías, deben mejorarse la comprensión y el conocimiento que posee el público en general de las tecnologías facilitadoras y preverse las preocupaciones en torno a cuestiones éticas, medioambientales o de salud y seguridad, que habrán de evaluarse y abordarse en una fase temprana.

- Cabe mencionar también una escasez de mano de obra cualificada que se adecúe al carácter pluridisciplinar de las tecnologías facilitadoras esenciales. Si bien Europa tiene capacidades de investigación punteras respecto a las tecnologías facilitadoras esenciales y puede aprovechar una base de conocimiento sustancial en materia de ciencias e ingeniería[11], debe seguir ampliando su sustrato de titulados en ciencias, tecnología, ingenierías y matemáticas, y encontrar maneras de maximizar un uso efectivo de estas capacidades en la investigación y la empresa. Debe potenciarse la transferencia de conocimientos entre investigadores, empresas e intermediarios financieros. En particular, los estudiantes y los profesores necesitan incentivos más fuertes para comercializar los resultados de la investigación, con objeto de mejorar los efectos de la investigación universitaria.

- En la UE, los niveles de financiación con capital de riesgo y de inversión privada de que disponen las tecnologías facilitadoras esenciales siguen siendo relativamente bajos. Esta situación se ha recrudecido con la crisis financiera y económica actual. Por ejemplo, más del 80 % de la financiación con capital de riesgo en todo el mundo para las nanotecnologías se consigue en Estados Unidos. Los elevados costes de desarrollo y la inseguridad que implican estas tecnologías hacen imprescindible la disponibilidad de capital de riesgo. Además, los ciclos vitales tan reducidos de muchos productos de alta tecnología, por ejemplo, los semiconductores o los productos basados en la fotónica, junto con unos costes iniciales muy elevados de desarrollo, hacen la financiación arriesgada y difícil. En 2005, las inversiones totales de Estados Unidos por lo que respecta al capital de riesgo en sectores de alta tecnología fue aproximadamente tres veces superior a las inversiones en la UE[12]. Los inversores de capital de riesgo estadounidenses parecen tener más éxito a la hora de concentrar sus inversiones en proyectos o tecnologías más avanzados que generan beneficios más altos, mientras que los equipos investigadores europeos deben buscar capital de riesgo en una fase demasiado temprana, en la que frecuentemente hay demasiada inseguridad para ambas partes[13].

- La fragmentación de los esfuerzos políticos de la UE se debe, con frecuencia, a la falta de una visión y coordinación a largo plazo. Es necesaria una división más acertada del trabajo para mejorar las condiciones de la explotación industrial en la UE. Las políticas de los distintos Estados miembros en el ámbito tecnológico, si bien tienen objetivos similares, suelen carecer de las sinergias y los beneficios de las economías de escala y gama que se derivan de unas acciones conjuntas mejor coordinadas. Podría simplificarse y reforzarse el instrumento para iniciativas tecnológicas conjuntas, a la vez que se amplía el papel de las plataformas tecnológicas[14] y se mejora la coordinación entre las plataformas a fin de asegurar la contribución de las TFE a la solución de retos clave para la sociedad. En función del nivel de madurez de las TFE, es primordial conseguir una mayor integración entre la investigación experimental, la innovación y la explotación industrial. Un ejemplo de ello es la necesidad de llevar a cabo «validaciones» y proyectos de fabricación de prueba previos a la producción que generan altos costes para garantizar la adopción de TFE. Estos proyectos de demostración podrían beneficiarse de una programación conjunta y de la participación de toda la UE con objeto de alcanzar un tamaño que permita una efectividad mínima para la difusión de estas tecnologías. La fragmentación de los mercados para innovaciones constituye una de las principales carencias y se debe, entre otras cosas, a diferencias de normativas, normalización, certificación y procedimientos de contratación pública entre los distintos Estados miembros.

- En algunos terceros países, es posible que las TFE se beneficien de subvenciones estatales que, con frecuencia, no son nada transparentes y deben, por tanto, analizarse con mayor detalle. En la Comunidad, los Estados miembros pueden ofrecer apoyo público de conformidad con las normas de ayudas estatales y fomentar otras medidas que no sean subvenciones para las tecnologías facilitadoras esenciales. Es fundamental garantizar que las empresas europeas puedan competir al mismo nivel con sus competidoras de terceros países. Las normas sobre ayudas estatales europeas ofrecen el marco y las condiciones que permiten a los Estados miembros ponerse al nivel de terceros países en lo que respecta a las ayudas públicas para la investigación y el desarrollo.

PROMOCIÓN DE LAS TECNOLOGÍAS FACILITADORAS ESENCIALES EN LA UE

Buscar soluciones a la necesidad de promover las TFE en la UE requiere una clara mejora de la investigación e innovación europeas para lograr la ambición de la UE de convertirse en una región del mundo de primera clase para la actividad empresarial y la innovación, cuestión esta última que abordó la Comisión en su revisión de la política de innovación[15]. En esta revisión se puso de relieve la importancia de crear una patente comunitaria y un sistema unificado de litigios sobre patentes. Para lograr una utilización industrial efectiva de las tecnologías facilitadoras esenciales, deben considerarse los siguientes aspectos:

Dar un mayor peso a la innovación relacionada con las tecnologías facilitadoras esenciales

La crisis económica ha afectado a las inversiones en general y, especialmente, a ámbitos tecnológicos facilitadores, como el sector químico o automovilístico, la construcción o la electrónica. Una producción industrial más reducida y una adopción más lenta de tecnologías disminuye la demanda de proveedores tecnológicos básicos. Un objetivo clave para el apoyo público de I+D e innovación en el marco de la UE y de los programas de los Estados miembros debería ser garantizar que se mantenga el flujo de información y se facilite la adopción de tecnología[16]. Las convocatorias de propuestas de los próximos años deberían proyectarse de manera que se vinculen los resultados de la investigación con su repercusión industrial. Es conveniente reforzar los programas de apoyo público que ayuden a las industrias clave a mantener sus planes de innovación a largo plazo respecto a las tecnologías facilitadoras, de manera que se asegure su competitividad en la recuperación económica posterior[17].

Hacer mayor incidencia en la transferencia de tecnología y las cadenas de suministro en toda la UE

Debe reforzarse el proceso de transferencia entre instituciones investigadoras y la industria. El Instituto Europeo de Innovación y Tecnología (IET) y la red Enterprise Europe pueden desempeñar un papel importante a este respecto, pero los Estados miembros probablemente deban aumentar sus capacidades de transferencia tecnológica potenciando los vínculos entre instituciones contratadas para actividades de investigación y PYME[18]. Para crear y mantener una innovación de primera categoría en el mundo, es primordial que las PYME tengan un mayor acceso a altas tecnologías facilitadoras de fabricación en Europa y se fomenten los clúster y las redes de innovación de ámbito regional. Se trata de elementos esenciales de una estrategia europea de innovación con una base amplia y de la iniciativa en favor de las pequeñas empresas (Small Business Act). Probablemente haya que intensificar también el potencial para aumentar las transferencias de tecnología y las cadenas de suministro en la UE, por ejemplo, facilitando el acceso a la información sobre investigación especializada y suministros especializados a las PYME. También se facilitaría la transferencia de tecnología mediante una intervención más temprana de los clientes potenciales en las actividades de I+D.

Dar mayor importancia a una programación estratégica conjunta y a proyectos de demostración

Tanto la Comunidad como los Estados miembros y las regiones deberían tener un enfoque más estratégico y coordinado para evitar duplicaciones antieconómicas y capitalizar de modo más efectivo los resultados de la I+D relacionados con las TFE. Un planteamiento de este tipo debería englobar unos esfuerzos crecientes a favor de la innovación y poner más de relieve la transferencia de los resultados de la investigación a productos comercializables. Las convocatorias conjuntas que ya tienen lugar sobre diversos temas podrían incidir en mayor medida en las TFE con el potencial más elevado de sinergias y de aplicación en la industria europea. Paralelamente, la Comisión y los Estados miembros podrían debatir la evaluación de las TFE, determinar las mejores prácticas y fijar prioridades a medio y a largo plazo.

Si se pretende alcanzar una masa crítica suficiente y superar la fragmentación, los programas de innovación financiados en los Estados miembros deben ofrecer incentivos más fuertes para que surjan acciones de programación conjunta en las que colaboren los Estados miembros[19]. Ello permitiría el desarrollo de políticas tecnológicas más ambiciosas que abrirían la puerta a los beneficios de las economías de escala y de gama y facilitarían el establecimiento de alianzas estratégicas entre empresas europeas.

Dado que los costes de los proyectos de demostración son, en ocasiones, de un orden de magnitud superior a los de la I+D previa, una mayor colaboración en la UE junto con una participación más intensa de la industria y los usuarios permitiría que estos proyectos se llevaran a cabo de forma eficiente y asequible. La Comisión colaborará con los Estados miembros para determinar y poner en marcha una serie de iniciativas e infraestructuras europeas, de carácter común o conjunto, en torno a la investigación, la demostración o la creación de prototipos, como es el caso de la cofinanciación de proyectos de demostración sobre sistemas de CAC. Además, realizará un estudio destinado a analizar los costes y beneficios que reportaría el establecimiento de una producción de obleas de 450 mm de material semiconductor en la UE y el impacto consiguiente en la competitividad de la economía europea.

Políticas de ayudas estatales

Unas ayudas estatales bien orientadas a corregir defectos del mercado constituyen un instrumento adecuado para aumentar la I+D y promover la innovación en la UE. El Marco Comunitario para la ayuda estatal a la investigación, el desarrollo y la innovación de 2006 permitió la concesión de mayores ayudas e incrementó el número de categorías de ayuda. La Comisión tiene previsto revisar en 2010 este Marco para valorar la necesidad de que se introduzcan cambios y analizar, entre otras cosas, si es adecuado que se pueda incentivar la innovación mediante ayudas estatales.

Combinar la utilización de TFE con las políticas en torno al cambio climático

Aunque es obvio que no va a conseguirse una economía basada en el conocimiento sin que exista una capacidad de desarrollo y uso de las TFE, es importante hacer hincapié en que el liderazgo de la UE en la lucha contra el cambio climático debe basarse en las tecnologías más modernas, especialmente en las tecnologías facilitadoras esenciales. La combinación del fomento de las TFE y la lucha contra el cambio climático brindaría oportunidades notables de tipo económico y social y facilitaría asimismo considerablemente la financiación de la parte correspondiente a Europa en la carga que va a suponer el acuerdo internacional en curso de preparación.

Mercados punteros y contratación pública

La UE necesita un entorno favorable para capitalizar con efectividad los resultados de la investigación en productos concretos. También debe fomentar la demanda, lo que requiere un enfoque con una orientación más específica, como el que se siguió respecto a la política de innovación en la Iniciativa en favor de los mercados líderes. La contratación pública también puede contribuir a estimular las altas tecnologías facilitadoras y las aplicaciones punteras innovadoras. Los Estados miembros podrían recurrir a la contratación precomercial y a la contratación de innovaciones a gran escala a punto de poder comercializarse para activar los mercados de tecnologías facilitadoras emergentes.

Comparación internacional de políticas sobre alta tecnología y cooperación internacional reforzada

Es conveniente intensificar el intercambio de experiencias y buenas prácticas entre los Estados miembros y con otras regiones. La estación espacial internacional no solo simboliza un logro científico, sino que también refleja los éxitos de la industria cuando se suman fuerzas. Por tanto, la Comisión llevará a cabo una comparación internacional de políticas de alta tecnología con otros países vanguardistas y emergentes, como son Estados Unidos, Japón, Rusia, China y la India, para estudiar las posibilidades de tener una cooperación más estrecha.

Política Comercial

En el marco de la «Estrategia para una Europa global» de la Comisión, debe prestarse especial atención a garantizar que existan unas condiciones de comercio favorables para las TFE recurriendo a medios bilaterales y multilaterales, es decir, evitando distorsiones de los mercados internacionales, facilitando el acceso a los mercados y las posibilidades de inversión, mejorando la protección de los derechos de propiedad industrial e intelectual y reduciendo el uso de subsidios y de barreras arancelarias y de otro tipo a escala mundial.

La política comercial debe garantizar que se detecten las posibles distorsiones del comercio provocadas por subsidios directos o indirectos en terceros países y se actúe en consecuencia, por ejemplo, recurriendo a instrumentos de defensa comercial o al procedimiento de solución de diferencias de la OMC cuando se violen normas vigentes, como el Acuerdo sobre Subvenciones y Medidas Compensatorias de la OMC. Por tanto, la Comisión vigilará los subsidios y otras distorsiones al comercio de terceros países.

La Comisión estudiará asimismo cuál es la manera más idónea de garantizar que los futuros acuerdos bilaterales o multilaterales prohíban efectivamente la concesión de tales subsidios y de asegurarse de que se hacen cumplir, en su caso, las disposiciones bilaterales de solución de litigios. Es conveniente recurrir a foros internacionales como la «Reunión de gobiernos y autoridades sobre semiconductores» (GAMS en sus siglas inglesas) para buscar soluciones a los problemas que se detecten.

Instrumento de financiación del BEI y financiación con capital de riesgo

La Comisión seguirá estimulando un mayor número de inversiones financieras en la industria de alta tecnología para la investigación, el desarrollo, la fabricación y las infraestructuras, y promoverá que, en la política de préstamos del BEI, este tienda a dar prioridad a la industria de alta tecnología mediante los instrumentos adecuados, como el mecanismo de financiación de riesgo compartido y el instrumento de garantía de préstamos, o bien preparando instrumentos nuevos para facilitar las inversiones teniendo en cuenta la crisis económica y financiera actual.

Para financiar la comercialización de la innovación tecnológica, también han de reforzarse los fondos de capital de riesgo especializados en inversiones en fases tempranas. Este tipo de fondos se respaldan con arreglo a los instrumentos financieros del Programa Marco para la Innovación y la Competitividad[20]. Puede garantizarse una disponibilidad suficiente de capital de riesgo a través de asociaciones público-privadas que desempeñan un papel fundamental en la creación y expansión de empresas que requieren una gran cantidad de I+D[21].

Competencias, educación y formación profesional superiores

Debe prestarse atención a la actualización de competencias y al desarrollo de las estrategias convenientes para facilitar una formación profesional adecuada que responda a las necesidades del mercado de trabajo[22] de manera que se asegure el aprovechamiento de todo el potencial de las nuevas tecnologías. Las ciencias naturales y la ingeniería deben alcanzar el lugar que se merecen en los sistemas educativos. Debe procurarse incrementar el porcentaje de titulados en estas materias, también atrayendo a talentos de otros países[23]. Deben mejorarse las experiencias y los conocimientos pluridisciplinares. Asimismo, conviene incrementar los esfuerzos por mejorar las competencias en materia ecológica y medioambiental e introducir asignaturas sobre el medio ambiente en los planes de estudios de las carreras como ingenierías y empresariales en consonancia con la Estrategia sobre cibercapacidades de la UE[24].

PERSPECTIVAS DE FUTURO

El diseño de un marco de políticas industriales para las altas tecnologías facilitadoras debe fundamentarse en una visión estratégica general de la UE, que sea objeto de un amplio consenso, sobre las tecnologías que la UE pretende dominar en los campos de la investigación y la producción. Ello constituirá un elemento importante para que la UE se convierta en un semillero de la innovación. También deberán compaginarse, por un lado, las ambiciones europeas de convertirse en un actor internacional decisivo a la hora de hacer frente a los cambios globales que experimenta la sociedad y, por otro, la plasmación de sus compromisos en mejoras del bienestar dentro y fuera de la Unión.

A este efecto, se requieren una visión a largo plazo compartida y una asociación sólida entre la UE, los Estados miembros, las empresas y las principales partes interesadas. En consecuencia, la Comisión pide a los Estados miembros que manifiesten su conformidad con la importancia de que se utilicen las TFE en la UE y que apoyen las orientaciones que recoge la presente Comunicación.

A corto plazo, la Comunidad promoverá el uso de las tecnologías facilitadoras esenciales en el marco político vigente: i) normas sobre ayudas estatales (como el marco sobre las ayudas estatales temporales), ii) aspectos comerciales, iii) acceso a financiación, especialmente en el marco del acto legislativo sobre la innovación europea, que se presentará próximamente[25], y iv) refuerzo de las iniciativas actuales o la propuesta de acciones directas en el ámbito de altas tecnologías facilitadoras concretas.

Además, se propone la creación de un grupo de expertos de alto nivel encargado de desarrollar una estrategia compartida a largo plazo para las tecnologías facilitadoras esenciales que se oriente especialmente a los ámbitos determinados en el apartado 4. Este grupo de alto nivel estará compuesto por expertos de la industria y el mundo académico de los Estados miembros y deberá comenzar sus labores partiendo de las conclusiones a que llegó en 2005 el Grupo de expertos sobre tecnologías clave. Para crear sinergias, este grupo deberá apoyarse en otros grupos de expertos de la Comisión en innovación y tecnología y cooperar estrechamente con ellos, el Instituto Europeo de Innovación y Tecnología, las plataformas tecnológicas europeas y las iniciativas tecnológicas conjuntas, y deberá asimismo:

1) evaluar la competitividad de las tecnologías pertinentes en la UE con miras especialmente a su aplicación en la industria y su contribución para abordar los principales retos que plantea la sociedad;

2) analizar en profundidad las capacidades de I+D públicas y privadas para las TFE de que se dispone en la UE (a todos los niveles), y

3) proponer recomendaciones específicas sobre las políticas que deben seguirse para una utilización industrial más efectiva de las TFE en la UE.

La Comisión informará de nuevo al Consejo y al Parlamento Europeo a finales de 2010 sobre este tema.

[1] En las Conclusiones del Consejo de Competitividad de 28 de mayo de 2009, el Consejo señaló que «es especialmente importante seguir realizando grandes inversiones en I+D en los sectores de alta tecnología en Europa, ya que estos son los que proporcionan las tecnologías indispensables a los principales sectores manufactureros» y manifestó esperar con interés «la iniciativa de la Comisión para desarrollar una política anticipativa para los sectores de tecnología instrumental avanzada».

[2] «Ciencias de la vida y biotecnología - Una estrategia para Europa» [COM(2002) 27], «Nanociencias y nanotecnologías - Un plan de acción para Europa 2005-2009» [COM(2005) 243] y «Plan estratégico europeo de tecnología energética (plan EETE)» [COM(2007) 723].

[3] En las Conclusiones del Consejo Europeo de 12 de diciembre de 2008, el Consejo instó «a que se emprenda un plan europeo a favor de la innovación, […] que abarque todas las condiciones del desarrollo sostenible y las principales tecnologías del futuro».

[4] Informe resumido del Grupo de expertos en tecnologías esenciales (2005) titulado Creative system disruption: towards a research strategy beyond Lisbon (Alteración del sistema creativo: hacia una estrategia de investigación que trasciende Lisboa).

[5] Science, Technology and Competitiveness key figures report 2008/2009 (Informe sobre datos clave en los ámbitos científico, tecnológico y de competitividad de 2008-2009).

[6] Otros campos importantes de las TIC, como los programas informáticos y las tecnologías de la comunicación, incluido el desarrollo de la internet del futuro o de la banda ancha de alta velocidad, cuentan con el apoyo de otras iniciativas de la UE y, por tanto, no constituyen el núcleo de esta Comunicación. Véase, por ejemplo, la Comunicación «Estrategia de I+D e innovación para las TIC en Europa: una apuesta de futuro», COM(2009) 116.

[7] Para un análisis más detallado de las diversas TFE, véase el documento de trabajo de la Comisión adjunto [SEC(2009) 1257].

[8] Véase la Comunicación sobre una política de productos integrada, COM(2003) 302. El Plan Estratégico Europeo de Tecnología Energética que se propone en la Comunicación COM(2007) 723 tiene por objeto principalmente acelerar el desarrollo de tecnologías fundamentales, como la CAC y las tecnologías renovables. La Alianza Europea para la Investigación en el Sector Energético que se pone en marcha en el marco del Plan EETE creará programas conjuntos que incluyan ciencias energéticas de base y tecnologías facilitadoras y punteras.

[9] Véase la dirección siguiente: http://ec.europa.eu/research/era/pdf/key-figures-report2008-2009_en.pdf.

[10] Véase también la Comunicación «Revisar la política comunitaria de innovación en un mundo cambiante», COM(2009) 442.

[11] Los países de la UE mantienen una proporción mayor de licenciados en ciencias y tecnología (un 27 %) que Japón (un 24 %) o Estados Unidos (un 16 %), a pesar de una cuota menor de investigadores en la mano de obra europea. Fuente: Eurostat (2006), «Ciencia, tecnología e innovación en Europa».

[12] Panorama de la OCDE sobre ciencia, tecnología e industria (2008).

[13] Science, Technology and Competitiveness key figures report 2005 (Informe sobre datos clave en los ámbitos científico, tecnológico y de competitividad de 2005) y The shifting structure of private equity funding in Europe. What role for early stage investment?, ECFIN/L/6(2005)REP/51515.

[14] Como ejemplos de plataformas tecnológicas europeas relacionadas con las tecnologías facilitadoras esenciales, cabe citar la Plataforma Tecnológica sobre Química Sostenible o la Plataforma Tecnológica sobre Tecnologías Manufactureras Futuras.

[15] Véase la Comunicación «Revisar la política comunitaria de innovación en un mundo cambiante», COM(2009) 442. Esta Comunicación no recoge los instrumentos de innovación generales que se requieren para fomentar las TFE, sino que se centra en acciones concretas para utilizar estas tecnologías.

[16] El plan de recuperación que propuso la Comisión en 2008 incluye asociaciones público-privadas para la investigación y el desarrollo en relación con las «fábricas del futuro», los «edificios eficientes en términos energéticos» y los «coches ecológicos».

[17] Deben potenciarse los esfuerzos invertidos en el Programa Marco y en las Iniciativas Tecnológicas Conjuntas sobre nanoelectrónica y sistemas integrados.

[18] Recomendación de la Comisión sobre la gestión de la propiedad intelectual en las actividades de transferencia de conocimientos y Código de buenas prácticas para las universidades y otros organismos públicos de investigación, C(2008) 1329.

[19] Respecto al ámbito de la investigación, véase la Comunicación titulada «Hacia una programación conjunta en investigación: trabajar juntos para abordar de forma más eficaz las cuestiones preocupantes comunes», COM(2008) 468.

[20] Decisión nº 1639/2006/CE, de 24 de octubre de 2006 (DO L 310 de 9.11.2006, pp. 15-40).

[21] Para consultar la lista de préstamos actuales de BEI relacionados con proyectos con componentes de alta tecnología, véase el sitio web «www.eib.org».

[22] «Nuevas Capacidades para Nuevos Empleos», COM(2008) 868.

[23] Un posible indicador en lo referente a la biotecnología es el número de licenciados con doctorado en ciencias de la vida. Véase, por ejemplo, el informe de 2006 de la Red europea de apoyo a las políticas tecnoeconómicas titulado Consequences, opportunities and challenges of Modern Biotechnology for Europe (Consecuencias, oportunidades y retos de la biotecnología moderna para Europa). Véase asimismo la cita siguiente de Bruegel en los Memorandos para la nueva Comisión de 2009 (Europe’s economic priorities 2010-2015, Prioridades económicas de Europa en 2010-2015): «Los gastos generales en Europa en la educación superior corresponden a un 1,3 % del PIB, cifra que es inferior a los gastos equivalentes en Estados Unidos (2,9 %)».

[24] «Cibercapacidades para el siglo XXI: fomento de la competitividad, el crecimiento y el empleo», COM(2007) 496.

[25] COM(2009) 442.