16.12.2006   

ES

Diario Oficial de la Unión Europea

C 309/119


Dictamen del Comité Económico y Social Europeo sobre el tema «Cohesión social: dar contenido a un modelo social europeo»

(2006/C 309/25)

El 19 de enero de 2006, de conformidad con el artículo 29(2) de su Reglamento Interno, el Comité Económico y Social Europeo decidió elaborar un dictamen sobre el tema «Cohesión social: dar contenido a un modelo social europeo».

La Sección Especializada de Empleo, Asuntos Sociales y Ciudadanía, encargada de preparar los trabajos en este asunto, aprobó su dictamen el 2 de junio de 2006 (ponente: Sr. EHNMARK).

En su 428o Pleno de los días 5 y 6 de julio de 2006 (sesión del 6 de julio de 2006), el Comité Económico y Social Europeo ha aprobado por 91 votos a favor, 1 en contra y 5 abstenciones el presente Dictamen.

1.   Conclusiones y recomendaciones

1.1

El modelo social europeo es una realidad, basado en la unidad en lo que se refiere a los objetivos globales y en la diversidad en lo que concierne a sus aplicaciones. El modelo ha demostrado su valor al servir de fuente de inspiración para los países europeos en la construcción de sociedades cohesionadas, solidarias y competitivas. En los próximos años el modelo afrontará nuevos desafíos. La tarea, hoy, consiste en dar contenido al modelo social y prepararse para el futuro.

1.2

La fuerza del modelo social europeo ha venido determinada por la forma en que han interactuado la competitividad, la solidaridad y la confianza mutua. De ese modo, el modelo es tanto una realidad como una visión para el futuro. Pero en ningún momento cabe considerarlo como «definitivo» en ningún sentido. Debe ser dinámico y tiene que poder responder a los retos que vayan surgiendo en el futuro.

1.3

El modelo social europeo, en el presente análisis, no se limita al significado tradicional del término «social». Tal y como vienen desarrollándose las relaciones entre los distintos sectores, el término «social» ha de enlazar tanto con las cuestiones económicas como con las del medioambiente. Es imprescindible adoptar una definición más amplia como esta para que el modelo social pueda proporcionar la inspiración que se necesita para afrontar los retos que se plantearán en el futuro. Con esta interpretación más amplia, el modelo cabría llamarlo también un modelo «societal» europeo, con el aspecto social como uno de sus elementos. En el presente análisis utilizaremos, no obstante, el término «social».

1.4

Todos los sistemas nacionales de la UE se caracterizan por la compatibilidad entre eficacia económica y progreso social. La existencia de políticas sociales y del mercado de trabajo adecuadas ha sido una fuerza positiva tanto para la justicia social como para la eficacia y la productividad económica. La política social es un factor productivo.

1.5

El CESE señala una serie de elementos esenciales del modelo social europeo, empezando por el papel del Estado como garante y a menudo también iniciador de la acción encaminada a promover la cohesión y la justicia social mediante la consecución de altos niveles de empleo y servicios públicos de alta calidad. Otros elementos esenciales se refieren, entre otras cosas, a medidas relacionadas con la productividad y la competitividad, con los retos medioambientales y con la investigación y la educación.

1.6

Los logros del modelo social europeo, que ha ido evolucionando durante un largo período de tiempo, son sustanciales en términos económicos, sociales y medioambientales. El resultado más tangible es el surgimiento de un espacio de bienestar europeo. Pero esto no debe servir para ocultar las deficiencias del modelo: por ejemplo, la persistencia de segregación social, de zonas de pobreza y de altos niveles de desempleo, sobre todo entre los jóvenes.

1.7

Los desafíos a los que tendrán que hacer frente Europa y el modelo social europeo son sustanciales. Algunos de ellos son la competitividad y el empleo, la inclusión social y la lucha contra la pobreza, y los efectos de la globalización. Otros tienen que ver con las cuestiones de género, la migración y la evolución demográfica.

1.8

Para contribuir significativamente a la construcción de la sociedad europea del mañana, el modelo social europeo tiene que ser un modelo dinámico, abierto a los desafíos, a los cambios y a las reformas.

1.9

El modelo social europeo tendrá sólo sentido mientras cuente con el reconocimiento y el respaldo de los ciudadanos de Europa. El análisis y las cuestiones centrales del modelo social europeo deberían utilizarse como base para el debate y el diálogo en los Estados miembros, ofreciendo así a los ciudadanos un nuevo medio para expresar su opinión acerca de qué clase de Europa y qué modelo social quieren.

1.10

Condensada en una frase, la hipótesis del presente dictamen es que el modelo social europeo debería transmitir la idea de un espacio de prosperidad democrático, ecológico, competitivo, solidario y socialmente inclusivo para todos los ciudadanos de Europa.

2.   Análisis y observaciones

2.1   Contexto y definiciones

2.1.1   Introducción

2.1.1.1

El modelo social europeo y sus características son actualmente objeto de vivo debate. Y no es sorprendente, porque en los últimos tiempos se han producido una serie de acontecimientos que han alimentado esa polémica. El proyecto de Tratado Constitucional no obtuvo el apoyo de la opinión pública, y las perspectivas delineadas en él no se han materializado. Otros acontecimientos que han venido también a alimentar el debate son los precarios resultados económicos de Europa y su incapacidad para aumentar el empleo; la evolución demográfica; la continua globalización y sus consecuencias y, por último, el intenso debate sobre el proyecto de Directiva sobre los servicios. Por otro lado, la integración de nuevos Estados miembros da lugar a debates sobre el futuro de la UE.

2.1.1.2

El presente dictamen es la contribución del CESE a este debate. El dictamen se utilizará como base para continuar el diálogo con los interlocutores sociales y la sociedad civil organizada.

2.1.1.3

El punto de partida del dictamen es el reconocimiento de que existe un conjunto de valores y visiones –así como también una realidad social– que, juntos, pueden llamarse un modelo social europeo. El objetivo consiste en examinar el contenido de este modelo y sugerir ideas y retos para su futura evolución.

2.1.1.4

Como visión para Europa, el modelo social debe desarrollarse en simbiosis con otras visiones de Europa, fundamentalmente la de un desarrollo sostenible y la de una Europa convertida en la sociedad del conocimiento más competitiva del mundo, con cohesión social y con un número mayor de empleos de mejor calidad.

2.1.2   Definición y ámbito del modelo social europeo

2.1.2.1

El análisis del modelo social europeo tiene que empezar por los sistemas de valores que existen en los países europeos. Los sistemas de valores proporcionan la base para cualquier discusión sobre los rasgos comunes de un modelo social. La Unión Europea tiene como cimientos determinados valores comunes: libertad, democracia, respeto de los derechos humanos y de la dignidad, igualdad, solidaridad, diálogo y justicia social. El hecho de que el modelo es en parte un modelo basado en derechos –como lo demuestra la Carta Social– pone de manifiesto que el modelo está basado en valores.

2.1.2.2

El presente análisis contempla el modelo social europeo se contempla en un sentido amplio. El modelo social no cabe limitarlo al significado tradicional del término «social». La interrelación entre las dimensiones económica, social y medioambiental requiere una interpretación amplia del modelo social.

2.1.2.3

Por otro lado, en este análisis del modelo social europeo se ha optado por un doble enfoque: centrarse en los valores y visiones, en combinación con las principales políticas para concretar esas visiones. El modelo social no se limita a formular visiones; es también, en gran medida, un ejercicio para transformar esas visiones en realidades políticas. El papel del modelo es el de proporcionar inspiración y suministrar un marco en el que abordar las cuestiones que se vayan planteando.

2.1.2.4

Una hipótesis del análisis que sigue es que el modelo social europeo de hoy día se compone básicamente de tres bloques principales: objetivos económicos, objetivos sociales y objetivos medioambientales. Es en la interacción de estos tres sectores –en el contexto de tendencias como la globalización– donde tiene lugar el desarrollo concreto del modelo social. La fuerza del modelo social europeo ha venido determinada por la forma en que han interactuado la competitividad, la solidaridad y la confianza mutua. Desde este punto de vista, el modelo social europeo no cabe considerarlo nunca como algo «definitivo» en ningún sentido. Debe ser dinámico y debe ser capaz de responder a los retos que surjan desde dentro y desde fuera.

2.1.2.5

Esta visión cabe resumirla de la siguiente manera: el modelo social europeo transmite la idea de un espacio de prosperidad democrático, ecológico, competitivo, solidario y socialmente inclusivo para todos los ciudadanos de Europa.

2.1.2.6

En este contexto, conviene destacar la relación entre eficacia económica, por un lado, y justicia y cohesión social, por otro. El modelo social europeo se basa en ambos. A pesar de la diversidad de los sistemas nacionales, existe un modelo social europeo bien definido, en el sentido de que todos los sistemas nacionales de los Estados miembros de la UE se caracterizan por la coherencia entre eficacia económica y progreso social. Al mismo tiempo, la dimensión social funciona como un factor productivo. Por ejemplo, una buena legislación en materia de salud y de trabajo propicia buenos resultados económicos. Las políticas sociales y de mercado de trabajo, cuando están bien concebidas y cuentan con el respaldo de los interlocutores sociales, pueden ser una fuerza positiva tanto para la justicia y la cohesión social como para la eficacia y la productividad económica. Los subsidios de desempleo, junto con políticas del mercado laboral activas, estabilizan la economía y promueven una adaptación activa al cambio a través del perfeccionamiento de las competencias e iniciativas eficaces en materia de búsqueda de empleo y reconversión. Las inversiones públicas en infraestructuras materiales y recursos humanos, realizadas con fines bien específicos, pueden contribuir a los objetivos económicos y sociales. Ambos aspectos pueden y deben reforzarse mutuamente. La participación activa de los interlocutores sociales y de la sociedad civil puede mejorar la cohesión y aumentar al mismo tiempo la eficacia económica.

2.1.2.7

Otra manera de ver esta cuestión es señalar que la ausencia de una Europa social conlleva tanto costes económicos como políticos. En un estudio encargado por la Comisión Europea sobre los costes de la ausencia de política social se señalaba que ésta tenía considerables beneficios económicos en términos de eficacia en la asignación de recursos, productividad laboral y estabilización económica. En el estudio se concluía que las políticas sociales basadas en inversiones en capital humano y social contribuyen a una mayor eficacia económica al mejorar la productividad y la calidad de la mano de obra. Por lo tanto, la política social es un factor productivo, aunque sus costes son en general visibles a corto plazo, mientras que sus beneficios solo se ven a menudo a largo plazo (1).

2.1.2.8

Los países europeos, y en algunos casos incluso las regiones, tienen su propia experiencia histórica, sus propios conflictos y sus propias formas de resolverlos. El consenso social acerca del justo «equilibrio» de valores varía también ligeramente, pero no de forma fundamental. Estas especificidades han dado lugar a infinidad de formas institucionales a través de las cuales se aplica la «constitución social» de cada país –es decir, los valores que la sociedad ha convertido en derechos garantizados por la ley– y en las cuales se hallan inmersas la economía de mercado y los aparatos jurídico, constitucional y gubernamental. Los Tratados europeos destacan los valores comunes en los que se basa el modelo social y subrayan también la importancia de respetar la diversidad nacional.

2.1.2.9

A esto debe añadirse la dimensión medioambiental. El rápido aumento de los precios de la energía, la continua contaminación de la atmósfera y los consiguientes efectos sobre la vivienda, los transportes y la vida profesional afectarán al equilibrio entre la eficacia y la productividad económicas, por una parte, y la justicia y la cohesión social, por otra. Pero también aquí hay ejemplos de políticas que promueven la sostenibilidad y que no están reñidas con la consecución de objetivos económicos y sociales. Esto mismo es válido también para cuestiones como la salud y la seguridad pública. La degradación del medio ambiente está creando nuevos problemas de salud, tanto para los jóvenes como para los adultos. Este ejemplo demuestra la necesidad de una mejor integración de las cuestiones ambientales en el modelo social europeo.

2.1.2.10

Debido a esta diversidad institucional, algunos observadores han concluido que en realidad no existe nada que se pueda llamar un modelo social europeo. O hay tantos modelos como Estados miembros (o incluso más), en el mejor de los casos, se pueden agrupar en «familias».

2.1.2.11

El CESE no quiere en modo alguno minimizar esta diversidad, pero, en su opinión, existen las razones para poder hablar de un único modelo social europeo:

1)

a diferencia de los enfoques anteriores, que pretendían claramente identificar familias dentro del capitalismo europeo, emergen diferencias sustanciales en términos de resultados, al adoptar una perspectiva mundial, entre el grupo de los países europeos y el de los países capitalistas avanzados no europeos (en particular, los Estados Unidos);

2)

la diversidad institucional es mucho mayor que la diversidad de resultados sociales en Europa, porque muchas instituciones son funcionalmente equivalentes;

3)

las economías europeas están cada vez más integradas, mucho más que en otras regiones, lo que hace necesario adoptar enfoques comunes en muchos sectores;

4)

los modelos sociales de los países de la Unión Europea tienen también –y es un caso único– una dimensión supranacional, a saber, europea, en el sentido de que la UE tiene un «acervo social» (2) ya establecido.

2.1.2.12

El CESE propone tomar las características siguientes –una realidad social, no un simple conjunto de valores, aunque institucionalizados de manera diferente– como elementos constitutivos centrales de un modelo social europeo, que están ya establecidos en los países de la UE o que deberían serlo como política general.

1)

El Estado asume la responsabilidad de promover la cohesión y la justicia social, esforzándose en alcanzar altos niveles de empleo, prestando o garantizando servicios públicos de gran calidad (servicios de interés general) e instaurando políticas presupuestarias redistributivas.

2)

Los Gobiernos y/o los interlocutores sociales u otros organismos proporcionan sistemas de protección social que garantizan una cobertura o protección social adecuada contra los principales riesgos (como desempleo, enfermedad, vejez), a niveles que permiten prevenir la pobreza y la exclusión social.

3)

Derechos fundamentales reconocidos (o casi reconocidos) por ley, tal como se recogen en los acuerdos internacionales, como el derecho de asociación y el derecho de huelga.

4)

Participación de los trabajadores en todos los niveles, junto con sistemas desarrollados de relaciones laborales o diálogo social autónomo.

5)

Un compromiso claro y decidido de atender a las cuestiones de género en todos los sectores de la sociedad, y en particular en la educación y en la vida laboral.

6)

Políticas necesarias para abordar los asuntos de migración, especialmente en el contexto del desarrollo demográfico en los países de la UE.

7)

Una legislación social y de empleo que garantiza la igualdad de oportunidades y protege a los grupos vulnerables, con inclusión de políticas positivas para responder a las necesidades específicas de los grupos desfavorecidos (los jóvenes, las personas mayores y las personas discapacitadas).

8)

Un conjunto de medidas de política macroeconómica y estructural que promueve un crecimiento económico sostenible y no inflacionista, promueve condiciones comerciales equitativas (mercado único) y brinda medidas de apoyo al sector industrial y a los prestadores de servicios y, en particular, a los empresarios y a las PYME.

9)

Programas y políticas necesarias para promover inversiones en sectores que son esenciales para el futuro de Europa, en particular, el aprendizaje a lo largo de toda la vida, la investigación y el desarrollo, las tecnologías ambientales, etc.

10)

Prioridad continua a la promoción de la movilidad social y la garantía de igualdad de oportunidades para todos.

11)

Responsabilidad de establecer las políticas necesarias para hacer frente a las cuestiones medioambientales, en especial las relacionadas con la salud y el abastecimiento energético.

12)

Un amplio consenso acerca de la necesidad de mantener un nivel muy alto de inversiones públicas y privadas en Europa con el fin de promover la competitividad y el progreso social y medioambiental.

13)

Un compromiso en favor del desarrollo sostenible, de modo que los logros económicos y sociales de la generación actual no se consigan a costa de restricciones para las generaciones venideras (solidaridad intergeneracional).

14)

Un compromiso claro en favor de la solidaridad con los países en desarrollo y de la ayuda a sus programas de reforma económica, social y medioambiental.

2.2   Los logros del modelo social europeo

2.2.1

La creación de la Unión Europea y el éxito de su ampliación son acontecimientos de proporciones históricas. Un continente desgarrado por la guerra y los conflictos ha conseguido pasar la página y alejarse del nacionalismo beligerante. El modelo social europeo debe contemplarse en ese contexto.

2.2.2

Europa puede sentirse orgullosa de los resultados que ha obtenido en el ámbito social gracias a las instituciones y políticas que, en infinidad de formas, ha creado a nivel nacional y, hasta cierto punto, a nivel europeo. Los principales indicadores de bienestar, entre ellos los de pobreza y desigualdad, esperanza de vida y salud, colocan a los países europeos a la cabeza del mundo.

2.2.3

A nivel internacional, muchos países europeos están en cabeza en materia de productividad y competitividad, aunque la situación varía considerablemente entre los distintos Estados miembros de la UE. El hecho de que algunos países europeos ocupen los primeros lugares mundiales en términos de competitividad e inversiones en investigación constituye un éxito significativo. La visión de una sociedad con fuerte intensidad de conocimientos, con la investigación y el aprendizaje a lo largo de la vida como ingredientes clave, se ha convertido en una parte del modelo social europeo que cuenta con fuerte respaldo.

2.2.4

Europa ha ido lo más lejos posible en la aplicación del protocolo de Kioto, aunque los resultados globales siguen siendo decepcionantes. A escala mundial, Europa es también una de las regiones que invierten más en tecnologías respetuosas con el medio ambiente y en el desarrollo de nuevas soluciones energéticas en materia de calefacción y transporte.

2.2.5

Comparando los indicadores de cohesión y seguridad social y las tasas de empleo y desempleo en el conjunto de los países de la OCDE, se observa que los países que garantizan altos niveles de seguridad a sus ciudadanos y trabajadores suelen tener tasas de empleo más elevadas. A este respecto, los países nórdicos constituyen el mejor ejemplo.

2.2.6

Está cada vez más claro que el avance de la integración europea solo contará con apoyo político si se percibe como un proceso que va más allá de una simple integración del mercado. A medida que se suprimen las fronteras económicas, los Gobiernos nacionales y las instituciones europeas, junto con los interlocutores sociales a nivel nacional y europeo, desarrollan mecanismos apropiados para garantizar la cohesión y la justicia social en el nuevo contexto y, en particular, para evitar que la competencia entre los distintos regímenes implique una nivelación a la baja que reduciría mucho los niveles sociales en Europa.

2.2.7

La ampliación de la UE ha contribuido de manera muy constructiva a la identidad emergente de un modelo social europeo. La ampliación ha enriquecido a la Unión con un gran número de países de larga historia de logros culturales, sociales, económicos e industriales. Y ha establecido firmemente la dimensión cultural del modelo social. La dimensión cultural será uno de los mecanismos clave que servirán para promover la cohesión social.

2.2.8

El diálogo social, a todos los niveles, se ha convertido en una expresión vital del modelo social europeo. Con el diálogo social ha ido surgiendo un consenso en torno a la idea de que las grandes ambiciones de la Estrategia de Lisboa y del modelo social en sí será muy difícil lograrlas sin la participación de los interlocutores sociales. El modo europeo de abordar la participación de los trabajadores garantiza que los continuos cambios estructurales de las empresas sean un éxito para todas las partes interesadas.

2.2.9

Los interlocutores sociales han desempeñado un papel decisivo en la aplicación de las políticas comunitarias. Este papel es único en el mundo. Hasta se ha llegado a señalar que los interlocutores sociales, a nivel europeo, deberían asumir la responsabilidad de toda la labor reglamentaria referente a las cuestiones de la vida laboral.

2.2.9.1

En lo que se refiere a la estructura básica del modelo social europeo, aún no se valora de manera suficiente el papel fundamental de los interlocutores sociales en la política económica y social. En este contexto, reviste un valor especial la función reguladora de las asociaciones de empresarios y trabajadores en el marco de convenios colectivos y salariales. También el derecho formalizado de participación de que disfrutan los representantes de los trabajadores en las empresas es una de las instituciones básicas del modelo social europeo.

2.2.10

La participación de los ciudadanos y de sus organizaciones es un elemento fundamental a la hora de conformar el modelo social europeo. Las organizaciones de la sociedad civil dan voz a las aspiraciones de sus miembros, a la vez que son, en numerosas ocasiones, importantes proveedores de servicios sociales. El futuro del modelo social europeo y su dinamismo dependerán de una mayor participación de la sociedad civil organizada a través de un diálogo civil más amplio y, por ende, una democracia participativa.

2.2.11

La existencia de servicios públicos de alta calidad es otro elemento importante para la definición del modelo social. La situación, en líneas generales, es que el sector público, como garante y/o prestador de servicios esenciales equitativamente distribuidos, tiene en la UE un respaldo y un papel mayores que en otros países. En ámbitos como la educación y la formación, la salud y el cuidado de los ancianos, el sector público juega un papel primordial en todos los Estados miembros. Al mismo tiempo está emergiendo un debate en torno a los papeles alternativos del sector público, como garante de servicios específicos o bien como garante y prestador.

2.2.12

Estrechamente ligada al sector público está la constitución de entidades de la economía social en una serie de Estados miembros de la UE. La economía social desempeña un doble papel: asume tareas esenciales, en particular, en el sector de la salud, al tiempo que proporciona empleos a ciudadanos que no encajan fácilmente en los empleos regulares, como por ejemplo las personas discapacitadas. La economía social se está desarrollando en casi todos los Estados miembros de la UE, debido en parte a la evolución demográfica y a la necesidad de cuidados a los ancianos. La economía social desempeña un papel crucial en la lucha contra la pobreza. Tiene multitud de facetas y una rica variedad de formas de organización, y dada su índole no está necesariamente destinada a entrar en el sistema de competencia.

2.3   Deficiencias y desafíos

2.3.1

Si bien es justo destacar los logros del modelo social europeo, sería un error no reconocer sus deficiencias ni los desafíos con que se enfrenta en un entorno cambiante. El orgullo que inspira este modelo social no debe confundirse con complacencia.

2.3.2

Se dice a menudo que un modelo que condena al desempleo a una décima o incluso una duodécima parte de la población activa no puede calificarse de «social». En cierto sentido es verdad: en gran parte de la Unión Europea, el desempleo es inaceptablemente alto, lo que crea dificultades económicas y sociales, pone en peligro la cohesión social y derrocha recursos productivos. Pero en muchos casos, cuando se señala ese problema se quiere dar a entender que Europa, al optar por un modelo social, opta al mismo tiempo por un nivel alto de desempleo, y que el desempleo es el precio que hay que pagar por la cohesión social. El CESE rechaza esa opinión. Europa no tiene por qué elegir entre cohesión social y alto desempleo.

2.3.3

El desempleo sigue siendo la principal amenaza para el modelo social europeo: aumenta los costes, reduce las oportunidades de financiación y genera desigualdades y tensiones sociales. Reducir el paro sigue siendo la principal prioridad, especialmente en el caso del desempleo juvenil, que en muchos países es bastante más alto que la tasa media de desempleo y que, teniendo en cuenta el riesgo de una exclusión prolongada del mercado laboral y de la sociedad en general, es especialmente nocivo a nivel social y económico. Para solucionar este problema es preciso, del lado de la oferta, un amplio conjunto de medidas, y del lado de la demanda, una política dirigida a lograr la máxima producción posible.

2.3.4

Las disparidades geográficas y la pobreza (calculada en 70 millones de ciudadanos) dentro de la UE siguen siendo muy acentuadas y han aumentado desde la ampliación. Incluso en los países europeos ricos hay demasiadas personas que sufren pobreza (relativa). La pobreza infantil es especialmente escandalosa, al destruir oportunidades en la vida y perpetuar las desigualdades de una generación a otra. Las políticas de cohesión social en los Estados miembros no han logrado acabar con la pobreza ni con el desempleo, y ello a pesar de las grandes ambiciones que existen actualmente en este terreno. Se trata de una de las grandes tareas que hay por delante.

2.3.5

Con frecuencia se considera que estas y otras deficiencias de la economía y la sociedad europea, de nuestro modelo social, se ven exacerbadas por nuevos retos como la globalización económica, el desarrollo de nuevas tecnologías y el envejecimiento de la población. La mayor esperanza de vida y la reducción de la natalidad plantean serios interrogantes acerca de la financiación de los sistemas de seguridad social; los sistemas de pensiones son un ejemplo muy claro a este respecto. El CESE previene contra el peligro de sacar conclusiones simplistas a partir de creencias muy extendidas:

Mientras que la globalización significa el intercambio de un número cada vez mayor de bienes y servicios a nivel internacional, es importante tener presente que, considerando la UE-25 como una única entidad económica, el porcentaje de la producción europea que se exporta (o importa) es solo ligeramente superior al 10 %. Por lo tanto, la UE no es una economía más abierta que la de los Estados Unidos (que se considera generalmente mucho menos dependiente de las fuerzas mundiales). Los Estados miembros tienen que hacer elecciones de carácter social y político en relación con sus sistemas de protección social y con las reformas que sean necesarias. Un sistema de prestaciones mal diseñado debe reformarse, pero no a causa de la «globalización», sino por la mayor productividad o el mayor nivel de empleo que va a permitir, al ofrecer la mejor seguridad posible a sus beneficiarios.

Análogamente, el cambio tecnológico hay que considerarlo como algo positivo porque aumenta la productividad laboral y contribuye a crear la riqueza necesaria para financiar altos niveles de vida y de protección social. La respuesta adecuada ante la evolución tecnológica es invertir en recursos humanos y apoyar los procesos de adaptación por medio de políticas sociales bien diseñadas con miras a que las empresas y trabajadores europeos aumenten su nivel de competencias.

La demografía influye ciertamente en el modelo social europeo, pero la recíproca también es cierta. La existencia de políticas adecuadas en materia de cuidado de los niños permite que las mujeres y los hombres trabajen sin tener que elegir entre carrera y familia; las políticas activas en materia de envejecimiento mantienen a los trabajadores de edad avanzada dentro de la población activa y permiten, a éstos y al conjunto de la sociedad, beneficiarse del aumento de la esperanza de vida. El aprendizaje a lo largo de la vida favorece la adaptabilidad y mejora la productividad y el empleo. Además, todas las sociedades se enfrentan con problemas demográficos.

Por último, es un hecho reconocido que Europa necesita desarrollar y coordinar políticas económicas europeas, en lugar de limitarlas, en tanto que instrumentos para contrarrestar perturbaciones del mercado como por ejemplo la competencia fiscal perniciosa. Tales perturbaciones ejercen presión sobre los sistemas sociales y sobre sus bases financieras. Por otro lado, la integración europea constituye un potente motor para el comercio y la eficacia económica y permite, además, regular algunos aspectos de la vida laboral y social a nivel europeo, que es más relevante. Alcanzar este objetivo en el contexto de la diversidad institucional representa un gran reto para los responsables políticos y también para los interlocutores sociales.

2.4   Un modelo dinámico

2.4.1

Para sobrevivir y poder influir en las futuras políticas, el modelo social europeo tiene que ser dinámico y estar abierto al debate y a la reforma. La historia nos proporciona muchos ejemplos de retos imprevisibles con los que se ha enfrentado el modelo: la amenaza de catástrofes medioambientales, cambios radicales en la demografía y la estructura familiar, crisis en el abastecimiento energético, la revolución del conocimiento, las nuevas y potentes tecnologías de la información y la comunicación, y la evolución de los modos de producción y la vida profesional.

2.4.2

Mirando hacia adelante, el principal reto para el modelo social europeo será identificar aspectos suyos que promuevan soluciones beneficiosas para todas las partes. Dicho con otras palabras, convendría centrarse en identificar las políticas –vigentes o nuevas– que promueven la cohesión social y el buen funcionamiento económico, así como el desarrollo sostenible.

2.4.3

Al mismo tiempo es esencial llevar a cabo reformas constantes y ponderadas en aquellas instituciones para las que existan pruebas fehacientes de que están teniendo efectos negativos a nivel económico, social o medioambiental. En este terreno pueden ser útiles los análisis de impacto de los políticos con el objetivo de obtener una mejor legislación, no una desregulación simplista.

2.4.4

¿Dónde se hallan los nuevos retos para el modelo social europeo? Esencialmente en tres sectores: la competitividad y el empleo; la integración social y la lucha contra la pobreza y, finalmente, los efectos de la globalización. A más largo plazo, los retos medioambientales pueden dar lugar a profundas deslocalizaciones de la producción y de los lugares de trabajo. A esto hay que añadir las cuestiones migratorias (interna y externamente) y las cuestiones de género; ambas ejercerán un fuerte influjo en la perspectiva futura del modelo social europeo.

2.4.5

Será fundamental seguir desarrollando la sociedad intensiva en conocimientos, tanto en el ámbito de la investigación como del aprendizaje a lo largo de la vida. El conocimiento pasará a ser, aún más que hoy, un factor crucial para lograr la competitividad y crear así recursos destinados a las políticas sociales. En este contexto, será importante seguir apoyando el espíritu de empresa y el crecimiento de pequeñas empresas. Los efectos sociales de la revolución del conocimiento son un elemento que podría abordarse eficazmente con el diálogo social. El desarrollo de nuevos sistemas eficaces de aprendizaje a lo largo de la vida será un reto específico para los Gobiernos y los interlocutores sociales.

2.4.6

Es importante buscar un nuevo equilibrio entre la flexibilidad y la seguridad que fomente el empleo y la innovación, como también han señalado muy recientemente los interlocutores sociales en su programa de trabajo conjunto (3). Es especialmente importante que los interlocutores sociales lleguen a acuerdos sobre medidas para reducir el paro juvenil. El desempleo es, en sí mismo, una tragedia; pero el desempleo que afecta a las jóvenes generaciones es una amenaza para el propio tejido de la sociedad democrática europea.

2.4.7

Con vistas a los retos medioambientales, se necesitarán más inversiones en transportes y vivienda, así como en planificación y reforma comunitaria. El aumento de los precios energéticos tendrá profundas repercusiones en la cohesión social y en las políticas estructurales. Se trata de un ámbito clave, que promete soluciones ganadoras para las tres partes.

2.4.8

El sistema de gobernanza macroeconómico debe prestar un mejor apoyo a los objetivos de Lisboa. A más largo plazo, post-Lisboa, será de vital importancia establecer un equilibrio orientado al crecimiento entre la vertiente de la oferta y la de la demanda de la política económica.

2.4.9

La globalización es un reto, y no solo en términos de comercio y de precios. Pero la globalización es también una oportunidad, por ejemplo en la apertura de nuevos mercados para las tecnologías respetuosas con el medio ambiente. Europa debe invertir mucho más en tecnologías modernas, en particular, en el ámbito del medio ambiente, ya que otros países, como los Estados Unidos, están detectando rápidamente dichas oportunidades. La globalización no es solo cuestión de intentar hacer frente al problema; es en gran medida cuestión de actuar proactivamente y de identificar las oportunidades.

2.4.10

Entre los posibles retos del futuro, el más serio sería una vuelta, a nivel europeo, a políticas más nacionalistas, con proteccionismo y cierre de mercados. Tal evolución sería realmente perjudicial, tanto económica como socialmente.

2.4.11

Ningún modelo social ha alcanzado nunca su fase final, ni ninguno la alcanzará jamás. La idea básica de los modelos sociales es generar ideas y percepciones a medida que avanza. Un modelo social tiene que ser dinámico o de lo contrario se petrifica y perece. El modelo social europeo debe ponerse a prueba y discutirse en el marco de un proceso democrático continuo. Hay que hacer evaluaciones y desarrollar y afinar los instrumentos de gobernanza convenientes.

2.5   ¿El modelo social europeo es un modelo de referencia a escala mundial?

2.5.1

El modelo social europeo puede verse como el intento de elaborar un plan para crear una Unión de bienestar duradero para el futuro, caracterizada por una industria altamente competitiva, grandes ambiciones sociales y un alto grado de responsabilidad en lo que se refiere a los retos medioambientales. Descrito de este modo, y haciendo hincapié en sus funciones democráticas, el modelo social europeo puede ser fuente de ideas y experiencias para otros países o grupos de países.

2.5.2

¿El modelo social europeo puede convertirse en un modelo de referencia a escala mundial? Cada país, cada grupo de países tiene que desarrollar su propio modelo social y sus propias aplicaciones. Lo que ha resultado valioso en Europa no lo es necesariamente en otro país y frente a retos diferentes. Pero, con todo, el modelo social europeo podría servir de inspiración, sobre todo porque intenta integrar las cuestiones económicas, sociales y medioambientales en una «idea de un espacio de bienestar democrático, ecológico, competitivo, solidario y de integración social para todos los ciudadanos de Europa». Los demás países lo juzgarán por el éxito obtenido en la consecución de estos objetivos.

2.5.3

Entre los socios de la UE existe un interés cada vez mayor por el enfoque que combina objetivos económicos, de empleo, sociales y medioambientales, reforzándose mutuamente. El modelo económico y social europeo de integración regional puede utilizarse como fuente de inspiración para las regiones y países asociados a la UE. El enfoque basado en tres pilares ha demostrado su valor en la Unión Europea.

2.5.4

En un estudio dedicado a la dimensión social de la globalización, la OIT indica explícitamente que el modelo social europeo podía servir de fuente de inspiración para los países recientemente industrializados (4). China podría servir de ejemplo, ya que ha logrado un crecimiento económico rápido y sostenido, pero es cada vez más consciente de las tensiones sociales y de los problemas medioambientales.

2.6   Presentar las cuestiones a los ciudadanos europeos

2.6.1

El modelo social europeo durará y sobrevivirá mientras cuente con el respaldo de los ciudadanos europeos. Para que el modelo conserve su validez es preciso que entre en contacto con los ciudadanos en el marco del debate y del diálogo. Para los ciudadanos esto sería una oportunidad única de sumar su voz al debate general sobre el futuro de la sociedad europea.

2.6.2

En el presente dictamen, el CESE ha presentado un análisis sumario del modelo social europeo. Este análisis debería desarrollarse más a fondo. En particular hace falta nexos claros entre la concepción y la realidad. De ese modo, el modelo podría servir de base para nuevos debates en torno a la cuestión de qué clase de sociedad europea quieren los ciudadanos. En el marco de la nueva estrategia de información y comunicación de la UE, el modelo social podría servir de base para el diálogo.

2.6.3

Por último, es a través del debate, el diálogo y la concienciación como los ciudadanos de la UE se comprometerán con la defensa del modelo social europeo y apoyarán su desarrollo futuro.

2.7   El papel del CESE

2.7.1

Los miembros del CESE son un importante canal hacia los sectores que representan. El CESE organiza regularmente amplios foros en los que las partes interesadas pueden intercambiar opiniones y puntos de vista.

2.7.2

El CESE estudiará la utilización del modelo social europeo como base para un esfuerzo de comunicación más amplio en la Unión Europea. De ese modo, el CESE podrá hacer una contribución concreta al debate sobre qué clase de Europa y qué tipo de modelo social quieren los europeos en el futuro. Los interlocutores sociales, la sociedad civil organizada y los consejos económicos y sociales nacionales serán invitados a participar.

Bruselas, 6 de julio de 2006.

La Presidenta

del Comité Económico y Social Europeo

Anne-Marie SIGMUND


(1)  Didier Fouarge (3 de enero de 2003), El coste de la ausencia de política social: hacia un marco económico de las políticas sociales de calidad y el coste de la inexistencia de tales políticas

(URL: http://www.lex.unict.it/eurolabor/documentazione/altridoc/costs030103.pdf)).

(2)  El acervo social europeo incluye directivas sobre temas como la obligación de informar sobre las condiciones de empleo (91/533/CEE), trabajadoras embarazadas (892/85/CEE), permiso parental (96/34/CE), tiempo de trabajo (2003/88/CE), jóvenes en el trabajo (94/33/CE) y trabajo a tiempo parcial (97/81/CE).

(3)  Programa de trabajo de los interlocutores sociales europeos 2006-2008. Véase también el dictamen del CESE de 17 de mayo de 2006 sobre «Flexiguridad: el caso de Dinamarca» (ponente: Sra. Vium) (aún no publicado en el DO).

(4)  URL: http://www.ilo.org/public/english/wcsdg/globali/synthesis.pdf.