COMUNICACIÓN DE LA COMISIÓN AL PARLAMENTO EUROPEO Y AL CONSEJO Creación del mercado único de los productos ecológicos Mejora de la información sobre el comportamiento ambiental de los productos y las organizaciones /* COM/2013/0196 final */
COMUNICACIÓN DE LA COMISIÓN AL
PARLAMENTO EUROPEO Y AL CONSEJO Creación del mercado único de los
productos ecológicos Mejora de la información sobre el
comportamiento ambiental de los productos y las organizaciones (Texto pertinente a efectos del EEE) 1. Introducción La Hoja de ruta hacia una Europa eficiente en
el uso de los recursos[1]
fijó un importante objetivo intermedio para 2020: los ciudadanos y las
autoridades públicas contarán con los incentivos adecuados para elegir los
productos y servicios más eficientes en el uso de los recursos, gracias a unas
señales de los precios adecuadas y a una información medioambiental clara.
La Hoja de ruta, asimismo, reconocía que el mercado interior desempeña una
labor importante en la recompensa de los productos más eficientes en el uso de
los recursos. La presente iniciativa, «Creación del mercado único de los
productos ecológicos», es un paso importante en esta dirección. De momento, la implantación en el mercado de
productos más eficientes en el uso de los recursos es escasa, pese a la
capacidad de los productores de suministrar tales productos y a la creciente
demanda por parte de los consumidores. Hay barreras que dificultan a
productores y consumidores, respectivamente, el suministro y la compra de esos
productos; muchas de esas barreras radican en la ambigüedad acerca de lo que
constituyen verdaderamente un producto «ecológico» y una organización
«ecológica». La presente iniciativa de la Comisión constituye un paso adelante
hacia la eliminación de esa ambigüedad mejorando la forma de medir y comunicar
el comportamiento ambiental de los productos y las organizaciones. La Comunicación de la Comisión al Consejo y
al Parlamento introduce dos métodos de medición y un conjunto de principios
para comunicar el comportamiento ambiental de los productos y las
organizaciones. Se complementa con una Recomendación de la Comisión que
promueve el uso de ambos métodos por parte de los Estados miembros y el sector
privado, según proceda, a fin de potenciar el correcto funcionamiento del
mercado interior. Esta iniciativa propone una fase de ensayo
durante la cual las partes interesadas, junto con la Comisión, evaluarán la
eficacia de los métodos propuestos y la viabilidad de su utilización en todo el
mercado único. Los resultados de la fase de ensayo serán sometidos a un proceso
de revisión independiente inter pares, en el que se considerarán también
métodos alternativos. Si la fase de ensayo culmina con éxito, la Comisión
proseguirá las consultas con las partes interesadas para determinar la mejor
manera de afianzar los beneficios de esta iniciativa. También proseguirán los
debates con los socios internacionales en torno al desarrollo metodológico, con
miras a garantizar la compatibilidad y las sinergias con otros métodos de uso
extendido. El objetivo de estas medidas es permitir y
facilitar, a medio plazo, una mayor integración de productos ecológicos y de
prácticas más ecológicas por parte de las empresas en el mercado de la UE,
contribuyendo a la eliminación de las barreras potenciales a la libre
circulación de los productos ecológicos en el mercado único. 2. Contexto de la
propuesta 2.1. Desafíos en relación con
el medio ambiente y el uso de los recursos En la Conferencia de las Naciones Unidas
sobre el Desarrollo Sostenible (Río + 20) celebrada en 2012, la comunidad
internacional reconoció que «para lograr el desarrollo sostenible a nivel
mundial es indispensable introducir cambios fundamentales en la forma en que
producen y consumen las sociedades»[2].
Casi dos terceras partes de los ecosistemas del mundo han sido clasificadas por
las Naciones Unidas «en estado de deterioro»[3],
la pérdida de biodiversidad crece a un ritmo, según las estimaciones, 100 veces
mayor que la tasa de extinción natural, y los riesgos y tendencias asociados al
cambio climático están bien documentados[4].
La OCDE ha advertido de que la degradación y erosión persistentes del «capital
natural» están acarreando cambios irreversibles que podrían poner en peligro
dos siglos de aumento del nivel de vida[5].
2.2. Beneficios ambientales
de los productos ecológicos y las organizaciones ecológicas Los «productos ecológicos» pueden definirse
como aquellos productos que presentan un uso más eficiente de los recursos y
que provocan menos daños ambientales a lo largo de su ciclo de vida —desde la
extracción de materias primas, pasando por su producción, distribución y uso,
hasta el fin de vida (reutilización, reciclado y valorización)— que otros
productos similares de la misma categoría. Existen «productos ecológicos» en cualquier
categoría de producto, independientemente de si disponen de una etiqueta
ecológica o se comercializan como ecológicos. Es su comportamiento ambiental lo
que les define como «ecológicos». Una mayor implantación de tales productos en
el mercado combina los beneficios sociales de la reducción del daño ambiental
con una mayor satisfacción de los consumidores, así como con posibles ventajas
económicas para productores y consumidores gracias a un uso más eficiente de
los recursos naturales. Además, las empresas ecológicas desencadenan
más beneficios ambientales. Mejoran sus propios procesos, influyen en sus
proveedores y en otros operadores en ambas direcciones de la cadena de
suministro y generan innovación. Una empresa que integra lo que se denomina «concepto
del ciclo de vida» en sus estrategias y su proceso de toma de decisiones está
minimizando el impacto ambiental de sus actividades tanto directa como
indirectamente. 2.3. Beneficios económicos de
los productos ecológicos y las organizaciones ecológicas El mercado mundial de los
bienes y servicios «hipocarbónicos» y «ambientales» (un subconjunto del mercado
mundial de los productos ecológicos) se ha estimado en 4,2 billones de
euros, lo que representa una cuota de mercado en la UE del 21 %[6]. Este mercado ha
estado creciendo a un ritmo del 4 % anual, como promedio, incluso durante
la recesión económica[7],
lo que ha contribuido a convertir la economía ecológica en uno de los sectores
con mayor potencial de crecimiento del empleo[8].
Se observa una competencia creciente entre empresas por ganar cuotas en este
mercado. Los productos ecológicos pueden ayudar a recortar los costes de los
fabricantes durante la producción (menos recursos suponen menos costes de
producción) o a los consumidores durante su utilización (p. ej., los productos
de línea blanca de la clase superior de eficiencia energética según la
Directiva sobre el etiquetado energético[9]).
En general, además, los productos ecológicos son más fáciles de reciclar o
reutilizar, por lo que contribuyen a una gestión de residuos mejor y más barata
para la sociedad en su conjunto. No obstante, en términos relativos, los
productos ecológicos siguen representando una proporción marginal del mercado
de los bienes de consumo de la UE[10].
Hay datos que indican la existencia de una demanda considerable de esos
productos si se ofrecen a un precio competitivo, y, por tanto, de un potencial
por explotar en el mercado interior[11].
Esto tendría también un efecto positivo sobre el empleo: en conjunto, la mejora
de la eficiencia en el uso de los recursos en las economías de la UE podría
permitir crear hasta 2,8 millones de puestos de trabajo de aquí a 2020[12]. Las empresas ecológicas tienden a situarse en
la vanguardia de la innovación. Unos costes más bajos, una mayor productividad,
la seguridad de abastecimiento y una menor exposición a riesgos ambientales
hacen que las empresas europeas disfruten de una ventaja competitiva en materia
de ecoinnovación. Si no se toman medidas de apoyo, la competitividad de este
sector corre peligro[13]. 3. Problemas que pretende
abordar la propuesta 3.1. Falta de una definición
común de los términos «producto ecológico» y «organización ecológica» No hay una definición científica de
aceptación general de lo que realmente son un producto ecológico y una
organización ecológica. Hoy en día se utilizan distintos métodos para medir y
comparar el comportamiento ambiental[14],
pero varían entre sí y, aplicados al mismo producto u organización, arrojan
resultados diferentes. De hecho, dada la cantidad de opciones metodológicas a
discreción del usuario, incluso aplicando el mismo método se obtienen a menudo
resultados no comparables. La comparabilidad de resultados es importante para
propiciar una competencia basada en el comportamiento ambiental y permitir a consumidores
y empresas tomar decisiones fundadas. Una de las principales deficiencias de
algunos enfoques metodológicos para la medición del comportamiento ambiental es
que son incompletos. No examinan todos los impactos directos e indirectos —es
decir, todo el ciclo de vida— del producto o la organización en cuestión.
Muchos indicadores se centran en la fase «de utilización» (p. ej., el consumo
de agua de una lavadora), pero no abordan los costes de producción y
eliminación ni el potencial de reutilización y reciclado. Algunas evaluaciones
se centran en un solo indicador ambiental, lo que podría significar que otros
indicadores no se tienen en cuenta, dando lugar al denominado «desplazamiento
de las cargas». Por ejemplo, un nuevo producto de bajo consumo energético puede
necesitar un material raro o peligroso. Este factor puede ser favorable desde
la perspectiva del ahorro de energía, pero perjudicial desde el punto de vista
del agotamiento de los recursos o de los impactos en la etapa de fin de vida
del producto. En cualquier caso, debe tenerse en cuenta en una evaluación que
comprenda todo el ciclo de vida, de modo que las decisiones para mejorar el
comportamiento ambiental puedan tomarse sobre la base de una información
completa. 3.2. Costes innecesarios para
las empresas Un buen número de empresas e inversores
integran cada vez más las consideraciones ambientales en sus operaciones y
estrategias de marketing. Esas empresas recurren en una medida creciente al
análisis del ciclo de vida (ACV)[15]
como herramienta para evaluar sus propias credenciales ecológicas, o las de sus
proveedores, y para medir (y mejorar) el comportamiento ambiental de sus
productos. El número de métodos de evaluación de huellas
(p. ej., la huella de carbono o la huella hídrica) está creciendo con rapidez,
en paralelo a la proliferación de iniciativas de los Estados miembros y del
sector privado. Esta situación puede generar costes considerables para las
empresas, especialmente si necesitan aplicar métodos distintos o si se ven
obligadas a cumplir requisitos de etiquetado y verificación que difieren en
función de los países o minoristas destinatarios. Los costes relativos y las
cargas asociadas son mucho más elevados para las PYME. Las empresas europeas son bien conscientes de
la situación: en las respuestas a la consulta pública sobre esta iniciativa, la
falta de coherencia se señaló como una de las barreras más importantes a la
presentación y comparación del comportamiento ambiental (consenso del
72,5 %). En cuanto a las razones de esta situación, la existencia de
múltiples iniciativas en la UE (70,8 %) y la multiplicidad de maneras de
informar (76,3 %) obtuvieron la puntuación más alta en las respuestas[16]. 3.3. Obstáculos a la libre
circulación de productos comercializados como productos ecológicos Además de los costes adicionales, la
proliferación de métodos puede también reducir las posibilidades de los
productores de productos ecológicos para comerciar con esos productos, incluso
dentro de la Unión. Las empresas pueden querer comerciar fuera de sus fronteras
nacionales, pero se encuentran con que los requisitos sobre el comportamiento
ambiental de los productos que quieren vender cambian de un país a otro. Recuadro 1: Obstáculos concretos al comercio de productos comercializados como productos ecológicos en el mercado único El escenario que se expone a continuación se está convirtiendo en la pauta habitual (pero ineficiente) de la comercialización de productos ecológicos en Europa: una empresa dada dispuesta a comercializar su producto como producto ecológico en el Reino Unido, Francia, Italia y Suiza debería aplicar regímenes diferentes para competir sobre la base del comportamiento ambiental en los distintos mercados nacionales. En Francia, debería realizar una evaluación medioambiental con arreglo al método francés (BP X30-323); en el Reino Unido, aplicar la norma PAS 2050 o el Protocolo de GEI de WRI; en Suiza, aplicar el enfoque suizo (en proceso de elaboración), y en Italia, adherirse al régimen de la huella de carbono reconocido por el Estado y realizar un análisis adicional. Asimismo, la empresa debería elaborar una declaración ambiental de producto basada en la norma ISO 14025 para el mercado sueco. A continuación, posiblemente debería realizar múltiples declaraciones ambientales de producto, ya que en el mundo hay por lo menos seis regímenes competidores con sus propias especificaciones, a pesar de que todos se basan en la norma ISO 14025[17]. Suponiendo que el estudio necesario para ajustarse a un régimen cuesta 10 000 euros, la empresa deberá multiplicar ese coste por cada mercado en el que quiera entrar. Así pues, incurriría en un coste de hasta 50 000 euros por producto para poder competir sobre la base del comportamiento ambiental en cinco mercados nacionales europeos. A fin de poder competir sobre la base del
comportamiento ambiental, en la práctica las empresas se ven obligadas a
adherirse a los diferentes regímenes privados o públicos que predominan en los
mercados respectivos, basados todos ellos en métodos distintos. En otros términos,
el principio del reconocimiento mutuo en el mercado único parece incapaz de
desmantelar las barreras no técnicas al comercio intra-UE: incluso si no
existen requisitos legales, los exportadores se ven obligados a utilizar los
métodos de comunicación del país destinatario (p. ej., los sistemas nacionales
de etiquetado ecológico) con los que están familiarizados los consumidores
nacionales para no situarse en desventaja frente a los productores locales. 3.4. Falta de confianza de
los consumidores en las alegaciones ecológicas Las encuestas revelan que los consumidores de
la UE estarían dispuestos a comprar más productos ecológicos[18], pero también ponen de
manifiesto una falta de coherencia entre los valores y las acciones en el
ámbito de la ecología, así como un déficit de confianza. Por ejemplo: mientras
que el 75 % de los ciudadanos de la UE asegura estar dispuesto a comprar
productos ecológicos, solo el 17 % lo hizo realmente en el mes previo a la
encuesta. Las razones aducidas respecto a esta incoherencia van desde la falta
de confianza en la información ambiental facilitada por productores y
minoristas hasta la limitada disponibilidad de productos ecológicos a precios
asequibles. Además, a menudo el comportamiento ambiental de los productos no se
comunica en términos comparables, lo que limita la capacidad de tomar
decisiones fundadas. Las alegaciones ecológicas van en aumento,
pero al mismo tiempo se extiende la superficialidad y vaguedad en el uso de la
terminología[19].
Esta situación contribuye a mermar la confianza del consumidor: el 48 % de
los consumidores no confía en la información sobre comportamiento ambiental que
figura en los productos[20].
Crece la percepción de que las empresas están compitiendo sobre la base de sus
alegaciones, más que sobre la base del comportamiento ambiental subyacente. 4. Respuesta política de
la UE 4.1. Objetivo de la acción de
la UE El objetivo general de la acción de la UE en
este ámbito es contribuir a mejorar el acceso de todas las partes interesadas
pertinentes, incluidos los operadores de toda la cadena de suministro, a
información clara, fiable y comparable sobre el comportamiento ambiental de los
productos y las organizaciones. Para alcanzar ese objetivo, la Comisión, sobre
la base de muchos años de colaboración con las partes interesadas y la
comunidad científica, propone dos métodos para evaluar y comparar el
comportamiento ambiental. Esos métodos son sólidos (científicos), exhaustivos
(cubrirán todo el ciclo de vida de los productos u organizaciones y toda una serie
de aspectos ambientales) y, por ende, respaldarán la comparabilidad de
resultados en materia de comportamiento ambiental. Los métodos fueron objeto de
consulta y se sometieron a ensayo en 2011/2012 con la participación de la
industria, y serán objeto de nuevos ensayos y mejoras, sobre todo mediante la
elaboración de reglas simplificadas para grupos de productos y sectores
específicos, y evaluados para determinar en qué medida pueden ser aplicados con
rapidez por las empresas, particularmente por las PYME, o por los responsables
de la formulación de políticas. La acción de la UE tiene por objetivo reducir
la incertidumbre actual sobre qué son un producto ecológico y una organización
ecológica. Constituye un paso adelante hacia un mercado interior más integrado,
en el que los consumidores reconocerán los productos y las organizaciones
verdaderamente ecológicos. Se prevé que una mayor implantación de los productos
ecológicos en el mercado contribuirá a la recuperación económica y afianzará la
ventaja competitiva de las empresas de la UE en materia de ecoinnovación[21]. Así pues, el concepto genérico de producto
ecológico como aquel cuyo impacto ambiental a lo largo de su ciclo de vida es
menor que el de un producto alternativo se llevará a la práctica mediante dos
elementos: 1) el método de medición del impacto ambiental en el ciclo de vida;
y 2) las reglas de categorías de producto específicas, que proporcionarán el
punto de referencia necesario para definir un producto verdaderamente
ecológico. Se aplicará el mismo enfoque a las organizaciones. 4.2. Labor metodológica para
medir el impacto ambiental de los productos y las organizaciones La Comisión viene trabajando desde hace años
en este ámbito con las partes interesadas: en 2003 la Comunicación «Política de
Productos Integrada»[22]
introdujo el concepto del ciclo de vida en el proceso de elaboración de
políticas de la UE. A continuación, en 2008 se adoptó el Plan de Acción sobre
Consumo y Producción Sostenibles y una Política Industrial Sostenible[23], que culminó en la
publicación, en 2010, del Manual del sistema internacional de datos de
referencia sobre el ciclo de vida (ILCD)[24],
que proporcionaba asesoramiento técnico para la realización de estudios de ACV
detallados y la base técnica para desarrollar criterios y orientaciones sobre
categorías de producto específicas, así como herramientas simplificadas al
respecto. En 2010 el Consejo de la Unión Europea hizo
un llamamiento a la Comisión para que elaborara un método armonizado de cálculo
de la huella ambiental de los productos[25].
La Comisión viene trabajando en ello desde entonces sobre la base de los
enfoques sobre ACV y las normas internacionales existentes[26], introduciendo las
especificaciones metodológicas adicionales necesarias para alcanzar unos
resultados más coherentes, comparables y precisos. Esta labor, que se apoya en
un proceso de consulta y en un ejercicio de ensayos prácticos en colaboración
con la industria[27],
ha culminado en el desarrollo de los métodos de la huella ambiental de los
productos (HAP) y de la huella ambiental de las organizaciones (HAO)[28]. Esos dos métodos introducen varias mejoras
importantes respecto a otros métodos existentes, entre las que destacan las
siguientes: ·
identificación clara de las categorías de
impacto ambiental potencial[29]
que deben examinarse para realizar un ACV exhaustivo; ·
requisito de cuantificar la calidad de los
datos; ·
fijación de requisitos sobre calidad mínima de
los datos; ·
instrucciones técnicas más claras para abordar
algunos aspectos críticos de un estudio de ACV (como la asignación o el
reciclado)[30]. Los métodos de la HAP y de la HAO requieren
que, para efectuar comparaciones, se elaboren reglas de categoría de huella
ambiental de los productos (RCHAP) y reglas sectoriales de huella ambiental de
las organizaciones (RSHAO)[31].
Esas reglas adaptarán las disposiciones generales de los métodos de la HAP y la
HAO a determinadas categorías de producto o a determinados sectores y
permitirán centrarse en los tres o cuatro impactos más relevantes de entre los
catorce indicadores clave de impacto ambiental y en los procesos o etapas del
ciclo de vida más relevantes para una categoría de producto o sector concreto.
De esta manera, se podrán comparar los resultados de evaluaciones separadas
dentro de una categoría de producto o sector dado, independientemente de quién
lleve a cabo cada evaluación. 4.2.1. Por ejemplo, en el caso
de que se elaboren RCHAP para los detergentes, las reglas de categoría
definirán un «producto modelo» que se considere representativo de la categoría
de producto «detergentes» en el mercado de la UE, y calcularán el comportamiento
ambiental del modelo en todo el ciclo de vida. El comportamiento ambiental de
ese producto representativo pasará a ser la referencia (que a partir de
entonces deberá adaptarse y revisarse de forma continua en consonancia con el
desarrollo tecnológico) con la que se comparará el comportamiento ambiental de
otros detergentes vendidos en el mercado. Ese comportamiento se comunicará a
los consumidores, que, por tanto, podrán comparar fácilmente productos
alternativos a la hora de efectuar sus compras. En el futuro, esta evolución crucial deberá
permitir aplicar los métodos de la huella ambiental en el mercado y en las
políticas como una herramienta fiable para diferenciar productos u organizaciones
a un coste reducido. Asimismo, la Comisión está respaldando
actividades específicas destinadas a la elaboración de métodos para categorías
de producto y sectores concretos[32].
La Comisión seguirá trabajando en asegurar y promover la compatibilidad entre
esos métodos, según proceda. 4.3. El paquete de propuestas
actual como primera fase de un nuevo proceso de elaboración de políticas La presente Comunicación guiará las
actividades de la Comisión en los tres próximos años. La Comisión, en consulta con las partes
interesadas, incorporará gradualmente los métodos, según proceda, en su Sistema
de Gestión y Auditoría Medioambientales (EMAS), en la contratación pública
ecológica (CPE) y en el sistema de etiqueta ecológica de la UE[33]. 4.3.1. Recomendación de la
Comisión Junto con la presente Comunicación, la
Comisión adopta una Recomendación «sobre el uso de los métodos de la HAP y de
la HAO para medir y comunicar el comportamiento ambiental de los productos y
las organizaciones a lo largo de su ciclo de vida», en la que invita a los
Estados miembros y las partes interesadas a utilizar esos métodos en las
políticas voluntarias pertinentes y en las iniciativas relacionadas con la
medición y comunicación del comportamiento ambiental de los productos y las organizaciones
en todo su ciclo de vida. Los métodos forman parte de la Recomendación. 4.3.2. Fase piloto: ensayo de la
aplicación de los métodos de la huella ambiental La Comisión tiene previsto organizar un
periodo de ensayo de tres años con la participación de partes interesadas
voluntarias. Los objetivos de la fase piloto son los siguientes: ·
Establecer y validar el proceso de elaboración
de RCHAP y de RSHAO, incluido el desarrollo de referencias del comportamiento
ambiental[34]
individualizadas. En los casos en que ya existan reglas para categorías de
producto y sectores específicos que sean utilizadas por las partes interesadas,
la Comisión las utilizará como base para la elaboración de RCHAP y RSHAO. ·
Facilitar la aplicación de los métodos de
huella ambiental, especialmente en las PYME, ensayando maneras innovadoras de
gestionar el proceso y desarrollando herramientas. ·
Probar distintos sistemas de cumplimiento y de
verificación para la HAP y la HAO, incluida la verificación ex-ante (es
decir, la evaluación de la conformidad) y la verificación ex-post (es
decir, la vigilancia del mercado), a fin de establecer y validar sistemas de
cumplimiento y de verificación proporcionados, efectivos y eficientes. ·
Poner a prueba distintos enfoques para la
comunicación de empresa a consumidor (B2C) y de empresa a empresa (B2B) en
colaboración con las partes interesadas. La Comisión publicará en 2013 una
convocatoria de voluntarios en la que invitará a las partes interesadas
(también de terceros países) a participar en el proceso de elaboración de las
RCHAP o RSHAO o a dirigirlo. La selección de las categorías de producto y los
sectores que participarán en la fase piloto se basará en consideraciones como
la magnitud de los impactos ambientales, la voluntad de las partes interesadas
de aportar su contribución o dirigir el proceso, la necesidad de garantizar que
se incluyan diversos productos (incluidos productos complejos) y sectores (con
cadenas de suministro dinámicas), la disponibilidad de trabajos existentes[35], y la disponibilidad de
información en materia de datos sobre el ciclo de vida. Los resultados de la
fase piloto se evaluarán sobre la base de la diversidad y representatividad de
los productos y sectores seleccionados, así como del número y relevancia de las
partes interesadas participantes, lo que incluye una representación adecuada de
las PYME y las ONG, así como teniendo en cuenta los costes y beneficios y el
tiempo invertido en la aplicación de los métodos. La Comisión informará con
carácter periódico a los Estados miembros y otras partes interesadas sobre los
avances, utilizando las reuniones periódicas IPP/SCP[36]. La Comisión está dispuesta a evaluar enfoques
alternativos de la HAP y la HAO que puedan alcanzar objetivos comparables a los
indicados. A este respecto, la Comisión se propone someter los resultados
finales de la fase piloto a un proceso de revisión inter pares independiente,
que evaluará esos resultados con respecto a los de otros métodos que puedan
proponer las partes interesadas. A fin de participar en ese análisis
comparativo de revisión inter pares, las partes interesadas que
propongan métodos alternativos deberían haberlos ensayado en condiciones de
ensayo similares. Ese proceso de revisión inter pares independiente
ayudará a la Comisión a seleccionar la opción más prometedora y viable para la
consecución de los objetivos de actuación definidos en la presente
Comunicación. 4.3.3. «Alegaciones ecológicas»
y mejora de las orientaciones relativas a la Directiva sobre las prácticas
comerciales desleales No hay legislación de la UE que armonice de
manera específica todas las alegaciones y el marketing ecológicos. La UE
ha regulado el uso de alegaciones, bien mediante la introducción de requisitos
en legislación específica sobre distintos tipos de rendimiento de los productos
(como, por ejemplo, el Reglamento Energy Star)[37],
o bien fijando normas generales para prevenir las alegaciones ambientales
engañosas, que dejan en manos de las autoridades nacionales la labor de
interpretarlas y velar por su cumplimiento caso por caso[38], tal como está
previsto en la Directiva sobre las prácticas comerciales desleales[39]. En el contexto de la aplicación de esa
Directiva, la Comisión formuló en 2009 orientaciones específicas para promover
el uso de alegaciones ecológicas claras, precisas y pertinentes en el marketing
y la publicidad. La Comisión tiene previsto proporcionar orientaciones
complementarias a este respecto, a fin de garantizar una aplicación adecuada y
uniforme en los Estados miembros. A tal fin, en el contexto de la aplicación de
la Agenda del Consumidor[40],
ya ha entablado un diálogo con las partes interesadas pertinentes para
determinar los retos y las mejores prácticas y acordar recomendaciones clave
para las actuaciones futuras[41].
4.3.4. Comunicación del
comportamiento ambiental de los productos y organizaciones Una comunicación inadecuada puede confundir o
inducir a engaño a los receptores, obstruir el proceso de toma de decisiones y
minar la confianza en las alegaciones ecológicas. Por tanto, sobre la base de
la experiencia del diálogo multilateral, la Comisión recomienda un conjunto de
principios para su aplicación en la comunicación del comportamiento ambiental
de los productos y las organizaciones. (1)
Transparencia.
Los operadores económicos deben divulgar información no sólo sobre el
comportamiento ambiental de los productos y las organizaciones en cuestión,
sino también sobre la manera en que se ha generado esa información, a saber,
sobre el procedimiento de evaluación, así como su método, fuentes de datos,
criterios, etc. (2)
Disponibilidad y accesibilidad. Los operadores económicos deben presentar la información sobre
el comportamiento ambiental del producto en relación con los impactos
ambientales más relevantes en un formato sencillo y de fácil comprensión. La
información básica debe completarse facilitando información detallada, para
consulta, en canales adicionales como páginas web, aplicaciones de teléfonos
inteligentes, etc. (3)
Fiabilidad.
La información comunicada debe ser precisa y verificable científicamente para
garantizar la confianza de los usuarios en la alegación ecológica. (4)
Integridad.
Los operadores económicos deben facilitar información sobre todas las
categorías de impacto ambiental pertinentes para el producto y la organización
de que se trate en condiciones rentables. (5)
Comparabilidad. Los operadores económicos deben tomar decisiones metodológicas
coherentes a fin de garantizar la comparabilidad de la información sobre el
comportamiento ambiental de una categoría de producto o sector concreto a lo
largo del tiempo. Cuando resulte posible, deben usar métodos que permitan la
comparación del comportamiento ambiental entre productos que pertenezcan a la
misma categoría de producto y entre organizaciones que operen en el mismo
sector. (6)
Claridad. Los
operadores económicos deben presentar la información de manera clara, precisa y
de fácil comprensión para los usuarios. El contenido de la información también
debe ser claro: su alcance y complejidad deben adaptarse a los destinatarios, a
las características del producto y a la finalidad de la comunicación. La aplicación de enfoques, normas y métodos
comunes vigentes, tales como la HAP y la HAO, serán de gran ayuda para
garantizar el cumplimiento de esos principios. 4.4. Segunda fase: evaluación
y actuaciones futuras Tras la fase piloto, la Comisión evaluará los
avances logrados antes de decidir las líneas de actuación futuras («segunda
fase»). En el marco de esa evaluación, examinará si los métodos, las
referencias del comportamiento de productos y sectores y los incentivos han
dado buen resultado, de tal modo que puedan aplicarse en instrumentos de
actuación. En particular, analizará si pueden integrarse en una gama más amplia
de instrumentos existentes o nuevos, a fin de mejorar el comportamiento
ambiental de los productos en el mercado de la UE, considerando la posibilidad
de utilizar herramientas adecuadas, en particular normas europeas. Sobre la
base de los resultados de esa evaluación, la Comisión elaborará propuestas
adecuadas, tal como se indicaba en la propuesta de la Comisión relativa al
Programa General de Medio Ambiente de la Unión hasta 2020[42]. 5. Contexto mundial y
cooperación internacional El mundo se está transformando con rapidez en
el ámbito de la medición y comunicación del comportamiento ambiental, a
semejanza de lo que ocurre en los Estados miembros. Por ejemplo, Suiza está
considerando la posibilidad de presentar en 2013 una normativa que introduce
una evaluación multicriterio del ciclo de vida de los productos y de su
comunicación a los consumidores. Japón, Corea del Sur, Australia y Canadá están
utilizando también enfoques de ACV en la formulación de políticas. La Agencia
de Protección del Medio Ambiente estadounidense está liderando la preparación
de un documento orientativo sobre cómo elaborar reglas de categorías de
producto. El Sustainability Consortium es una de las mayores iniciativas
privadas relacionadas con la determinación y comunicación de la huella
ambiental de los productos; además, están surgiendo otras iniciativas nuevas,
como el consejo de normas sobre contabilidad de la sostenibilidad (Sustainability
Accounting Standards Board). Todos esos esfuerzos son positivos, pero
preocupa el relativo aislamiento en el que se están desarrollando la mayoría de
esas iniciativas, mientras que las cadenas de suministro, cada vez más
globalizadas y complejas, requerirían un enfoque más coordinado que, por
ejemplo, pudiera aportar más intercambiabilidad e interoperabilidad de las
herramientas y plataformas existentes. Cabe esperar un cierto desarrollo
metodológico a nivel internacional. Con todo, sería necesario emprender
iniciativas más específicas y ambiciosas y mejorar el desarrollo de consensos. La UE está dispuesta a cooperar activamente
con sus principales socios comerciales para impulsar un enfoque más coordinado
sobre la evolución metodológica a nivel internacional, mediante un proceso de
consulta abierto y transparente accesible a todos los interesados,
particularmente en el contexto del Marco Decenal de Programas sobre Consumo y
Producción Sostenibles adoptado en la cumbre de Río+20. Los avances se
comunicarán a los Estados miembros y otras partes interesadas en el marco de
las reuniones periódicas IPP/SCP. Asimismo, la Unión está prestando apoyo
financiero al PNUMA en relación con sus actividades de creación de capacidades
en los países en desarrollo y en las economías emergentes sobre aspectos como
la huella ambiental, los métodos de ACV y la recopilación de datos. La aplicación progresiva de los métodos de la
HAP y la HAO en toda la UE aportará también beneficios a las empresas de fuera
de la Unión, dado que ofrecerá a las empresas que deseen penetrar en el mercado
europeo dos puntos de referencia únicos, en contraste con el mosaico actual de
regímenes nacionales. De este modo se reducirían los costes administrativos
para los exportadores y se ampliaría aún más la oferta de productos ecológicos
en el mercado único. [1] COM(2011) 571 final. [2] Marco Decenal de
Programas sobre Consumo y Producción Sostenibles. A/CONF.216/5. [3] Informe del Grupo de
alto nivel del Secretario General de las Naciones Unidas sobre la
sostenibilidad mundial Gente resiliente en un planeta resiliente: un futuro
que vale la pena elegir, 2012. [4] Véanse, por ejemplo, el documento Perspectiva Mundial
sobre la Diversidad Biológica 2 de la secretaría del CDB (2006) y
http://unfccc.int/essential_background/items/6031.php [5] Prospectiva medioambiental para 2050 (OCDE 2012). [6] Department for Business,
Innovations and Skills (2012): Low Carbon Environmental Goods and Services. [7] Green Seal (2009): Green Buying
Research. [8] Se estima que 3,4 millones de
personas en toda la UE trabajaron específicamente en las ecoindustrias en 2012,
frente a los 2,7 millones de 2008, lo que demuestra que incluso en el clima
económico actual hay un potencial de crecimiento del empleo en el sector
ecológico. Véase el documento Estudio Prospectivo Anual sobre el Crecimiento
2013, COM(2012) 750 final, http://ec.europa.eu/europe2020/pdf/ags2013_es.pdf. [9] Directiva 2010/30/UE del Parlamento
Europeo y del Consejo, de 19 de mayo de 2010, relativa a la indicación del
consumo de energía y otros recursos por parte de los productos relacionados con
la energía, mediante el etiquetado y una información normalizada, DO L 153 de
18.6.2010, p. 1. [10] Numerosos estudios han mostrado que la cuota de mercado de
los productos con mejor comportamiento ambiental es relativamente pequeña, de
hasta el 5 % en algunas categorías de producto en determinados Estados
miembros. Para más detalles, véase el informe sobre la evaluación de impacto. [11] Véase el informe de la evaluación de impacto. [12] Documento de trabajo de los servicios de la Comisión sobre
el aprovechamiento del potencial de empleo del crecimiento ecológico, SWD(2012)
92 final, adjunto a la Comunicación titulada Hacia una recuperación
generadora de empleo. [13] Si bien Dinamarca, Suecia y Finlandia se sitúan en los
primeros puestos de la clasificación mundial de tecnologías limpias, lo mismo
puede decirse de importantes competidores como los EE.UU. Por su parte, China y
la India están ya en mejor posición que los Países Bajos, Austria, Bélgica,
Francia y España. Véase el informe Global Cleantech Innovation Index 2012,
CleanTech Group y WWF. [14] Los métodos de medición
del comportamiento ambiental de los productos y organizaciones pueden agruparse
en dos categorías principales: 1) Los que miden el comportamiento ambiental por
sus impactos directos (es decir, los impactos atribuibles directamente al
producto u organización, tales como los residuos peligrosos resultantes de la
producción). Dentro de esos métodos, algunos consideran un solo impacto
ambiental (p. ej., el alcance 1 del Protocolo de GEI, que mide los gases de
efecto invernadero), mientras que otros consideran varios impactos ambientales
(p. ej., los indicadores clave de comportamiento ambiental del EMAS). 2) Los
que miden el comportamiento ambiental por sus impactos directos e indirectos
[es decir, que incluyen los impactos de otras etapas del ciclo de vida, tales
como la extracción, la logística, la utilización y el fin de vida (análisis del
ciclo de vida)]. Dentro de esos métodos, algunos consideran un solo impacto
ambiental (p. ej., el alcance 1 del Protocolo de GEI), mientras que otros
consideran varios impactos ambientales (p. ej., la etiqueta ecológica de la
UE). [15] El análisis del ciclo de vida (ACV) es una herramienta
metodológica bien asentada que aplica el concepto del ciclo de vida de manera
cuantitativa al análisis ambiental de las actividades relativas a procesos o
productos. Una de las características esenciales del análisis del ciclo de vida
es que analiza los productos o procesos y sus funciones desde una perspectiva
global, considerando las actividades en etapas anteriores y posteriores. Así,
por ejemplo, el ACV de un producto incluye todos los procesos de producción y
los servicios asociados al producto durante todo su ciclo de vida, desde la
extracción de las materias primas, pasando por la producción de los materiales
que se utilizan en la fabricación del producto y por la utilización de este,
hasta su reciclado y la eliminación definitiva de algunos de sus componentes.
El ciclo de vida completo suele denominarse también «de la cuna a la tumba». [16] Véase
http://ec.europa.eu/environment/consultations/sustainable.htm
[17] Alemania, Suecia, Noruega, Japón, Corea del Sur y Taiwán. [18] Eurobarómetro especial
295, Attitudes of European citizens towards the environment, 2008, p.
27; Eurobarómetro Europeans’
attitudes towards the issue of sustainable consumption and production, 2009. [19] OCDE (2011), Environmental Claims - Findings and
Conclusions of the OECD Committee on Consumer Policy; DEFRA (2010), Assessment
of Green Claims on Product Packaging. [20] Flash Eurobarómetro 256:
Europeans' attitude towards SCP (2009). Además, el Flash
Eurobarómetro 332 de 2012, p. 11, mostró que casi un tercio de los
consumidores de la UE había descubierto información engañosa sobre el impacto
ambiental de productos. Para más datos, véase el informe de la evaluación de
impacto. [21] Para un análisis más detallado de esta relación, véase el
informe de la evaluación de impacto. [22] Comunicación de la Comisión al Consejo y al Parlamento
Europeo «Política de Productos Integrada - Desarrollo del concepto del ciclo de
vida medioambiental». COM(2003) 302 final. [23] Comunicación de la Comisión al Parlamento Europeo, al
Consejo, al Comité Económico y Social Europeo y al Comité de las Regiones
relativa al Plan de Acción sobre Consumo y Producción Sostenibles y una
Política Industrial Sostenible. COM(2008) 397 final. [24] http://lct.jrc.ec.europa.eu/pdf-directory/ILCD-Handbook-General-guide-for-LCA-DETAIL-online-12March2010.pdf
[25] Véanse las conclusiones del Consejo Europeo, de 20 de
diciembre de 2010, en las que se invitaba a la Comisión «a desarrollar una
metodología común para la evaluación cuantitativa de las repercusiones de los
productos en el medio ambiente durante todo su ciclo de vida». [26] Analysis of Existing
Environmental Footprint Methodologies for Products and Organizations: Recommendations, Rationale, and Alignment, JRC, 2011, http://ec.europa.eu/environment/eussd/pdf/Deliverable.pdf
[27] Los ensayos fueron realizados en 2011 y 2012. Se probaron
las metodologías respecto a diez productos de diversos sectores [agricultura,
sector minorista, construcción, sector químico, TIC, alimentación, industria
(calzado, televisiones y papel)] y diez organizaciones (sector minorista,
alimentación, producción de energía, abastecimiento de agua, piensos, sector
público, TIC, minería, sector químico y fabricación de papel). Para más
detalles, véase el anexo 9 del informe de la evaluación de impacto. [28] Los borradores finales de los métodos y los pormenores del
proceso de desarrollo de la HAP y la HAO figuran en: http://ec.europa.eu/environment/eussd/product_footprint.htm
[29] Cambio climático, agotamiento de la capa de ozono,
toxicidad humana – efectos cancerígenos, toxicidad humana – efectos no
cancerígenos, partículas/sustancias inorgánicas que afectan al sistema
respiratorio, radiación ionizante, formación fotoquímica de ozono,
acidificación, eutrofización – terrestre, eutrofización – acuática,
ecotoxicidad – vertidos al agua dulce, uso de la tierra, agotamiento de los
recursos – agua, agotamiento de los recursos – minerales y combustibles fósiles. [30] Para una explicación detallada de los elementos técnicos
de la HAP y la HAO, véase el informe sobre la evaluación de impacto. [31] Las RCHAP son un conjunto de reglas que completan las
orientaciones metodológicas generales para los estudios de la HAP
proporcionando especificaciones adicionales respecto a una categoría de
producto específica. Las RSHAO son un conjunto de reglas que completan las
orientaciones metodológicas generales para los estudios de la HAO
proporcionando especificaciones adicionales respecto a un sector específico. [32] Método de evaluación de la huella de carbono en el sector
de las TIC, desarrollado en el contexto del documento COM(2010) 245 titulado Una
Agenda Digital para Europa; Protocolo ENVIFOOD, desarrollado por la Mesa
Redonda Europea sobre Producción y Consumo Sostenibles de Alimentos;
actividades de normalización relacionadas con la sostenibilidad en la
construcción en el marco del CEN/TC 350. [33] Por ejemplo, el uso de
estudios de la HAP como medio para determinar impactos ambientales relevantes
en el desarrollo de criterios de etiquetado ecológico o de contratación pública
ecológica, o el uso de RSHAO en documentos de referencia sectoriales del EMAS. [34] La fijación de una
referencia implica la determinación del modelo medio disponible en el mercado y
la definición de clases de comportamiento ambiental sobre la base de ese
análisis. [35] P. ej., las reglas de categoría de producto elaboradas en
el marco de la fase experimental de Grenelle II en Francia, o las elaboradas
por otros regímenes internacionales, tales como el sueco EPD o el japonés
Eco-leaf, o los documentos de referencia sectoriales del EMAS. [36] http://ec.europa.eu/environment/ipp/ipp_wg.htm
[37] Reglamento (CE) nº 106/2008 del Parlamento Europeo y del
Consejo, de 15 de enero de 2008, relativo a un programa comunitario de
etiquetado de la eficiencia energética para los equipos ofimáticos. [38] SEC(2009) 1666: Orientaciones para el desarrollo / la
aplicación de la Directiva 2005/29/CE sobre prácticas comerciales desleales,
capítulo 2.5: Declaraciones ecológicas engañosas. [39] Directiva 2005/29/CE del Parlamento Europeo y del Consejo,
de 11 de mayo de 2005, relativa a las prácticas comerciales desleales de las
empresas en sus relaciones con los consumidores en el mercado interior
(«Directiva sobre las prácticas comerciales desleales»), DO L 149 de 11.6.2005,
p. 22. [40] Una Agenda del Consumidor Europeo para impulsar la
confianza y el crecimiento, COM(2012) 225 final. [41] Diálogo multilateral sobre alegaciones de comportamiento
ambiental, presidido por la DG SANCO, la DG JUST y la DG ENV. En la Cumbre
Europea del Consumidor de 18 de marzo se presentó un informe que recogía sus
resultados y conclusiones más importantes, http://www.european-consumer-summit.eu. [42] COM(2012) 710 final.