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COMUNICACIÓN DE LA COMISIÓN AL PARLAMENTO EUROPEO Y AL CONSEJO Creación del mercado único de los productos ecológicos Mejora de la información sobre el comportamiento ambiental de los productos y las organizaciones /* COM/2013/0196 final */


COMUNICACIÓN DE LA COMISIÓN AL PARLAMENTO EUROPEO Y AL CONSEJO

Creación del mercado único de los productos ecológicos

Mejora de la información sobre el comportamiento ambiental de los productos y las organizaciones

(Texto pertinente a efectos del EEE)

1.           Introducción

La Hoja de ruta hacia una Europa eficiente en el uso de los recursos[1] fijó un importante objetivo intermedio para 2020: los ciudadanos y las autoridades públicas contarán con los incentivos adecuados para elegir los productos y servicios más eficientes en el uso de los recursos, gracias a unas señales de los precios adecuadas y a una información medioambiental clara. La Hoja de ruta, asimismo, reconocía que el mercado interior desempeña una labor importante en la recompensa de los productos más eficientes en el uso de los recursos. La presente iniciativa, «Creación del mercado único de los productos ecológicos», es un paso importante en esta dirección.

De momento, la implantación en el mercado de productos más eficientes en el uso de los recursos es escasa, pese a la capacidad de los productores de suministrar tales productos y a la creciente demanda por parte de los consumidores. Hay barreras que dificultan a productores y consumidores, respectivamente, el suministro y la compra de esos productos; muchas de esas barreras radican en la ambigüedad acerca de lo que constituyen verdaderamente un producto «ecológico» y una organización «ecológica». La presente iniciativa de la Comisión constituye un paso adelante hacia la eliminación de esa ambigüedad mejorando la forma de medir y comunicar el comportamiento ambiental de los productos y las organizaciones.

La Comunicación de la Comisión al Consejo y al Parlamento introduce dos métodos de medición y un conjunto de principios para comunicar el comportamiento ambiental de los productos y las organizaciones. Se complementa con una Recomendación de la Comisión que promueve el uso de ambos métodos por parte de los Estados miembros y el sector privado, según proceda, a fin de potenciar el correcto funcionamiento del mercado interior.

Esta iniciativa propone una fase de ensayo durante la cual las partes interesadas, junto con la Comisión, evaluarán la eficacia de los métodos propuestos y la viabilidad de su utilización en todo el mercado único. Los resultados de la fase de ensayo serán sometidos a un proceso de revisión independiente inter pares, en el que se considerarán también métodos alternativos. Si la fase de ensayo culmina con éxito, la Comisión proseguirá las consultas con las partes interesadas para determinar la mejor manera de afianzar los beneficios de esta iniciativa. También proseguirán los debates con los socios internacionales en torno al desarrollo metodológico, con miras a garantizar la compatibilidad y las sinergias con otros métodos de uso extendido.

El objetivo de estas medidas es permitir y facilitar, a medio plazo, una mayor integración de productos ecológicos y de prácticas más ecológicas por parte de las empresas en el mercado de la UE, contribuyendo a la eliminación de las barreras potenciales a la libre circulación de los productos ecológicos en el mercado único.

2.           Contexto de la propuesta

2.1.        Desafíos en relación con el medio ambiente y el uso de los recursos

En la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible (Río + 20) celebrada en 2012, la comunidad internacional reconoció que «para lograr el desarrollo sostenible a nivel mundial es indispensable introducir cambios fundamentales en la forma en que producen y consumen las sociedades»[2]. Casi dos terceras partes de los ecosistemas del mundo han sido clasificadas por las Naciones Unidas «en estado de deterioro»[3], la pérdida de biodiversidad crece a un ritmo, según las estimaciones, 100 veces mayor que la tasa de extinción natural, y los riesgos y tendencias asociados al cambio climático están bien documentados[4]. La OCDE ha advertido de que la degradación y erosión persistentes del «capital natural» están acarreando cambios irreversibles que podrían poner en peligro dos siglos de aumento del nivel de vida[5].

2.2.        Beneficios ambientales de los productos ecológicos y las organizaciones ecológicas

Los «productos ecológicos» pueden definirse como aquellos productos que presentan un uso más eficiente de los recursos y que provocan menos daños ambientales a lo largo de su ciclo de vida —desde la extracción de materias primas, pasando por su producción, distribución y uso, hasta el fin de vida (reutilización, reciclado y valorización)— que otros productos similares de la misma categoría. Existen «productos ecológicos» en cualquier categoría de producto, independientemente de si disponen de una etiqueta ecológica o se comercializan como ecológicos. Es su comportamiento ambiental lo que les define como «ecológicos».

Una mayor implantación de tales productos en el mercado combina los beneficios sociales de la reducción del daño ambiental con una mayor satisfacción de los consumidores, así como con posibles ventajas económicas para productores y consumidores gracias a un uso más eficiente de los recursos naturales.

Además, las empresas ecológicas desencadenan más beneficios ambientales. Mejoran sus propios procesos, influyen en sus proveedores y en otros operadores en ambas direcciones de la cadena de suministro y generan innovación. Una empresa que integra lo que se denomina «concepto del ciclo de vida» en sus estrategias y su proceso de toma de decisiones está minimizando el impacto ambiental de sus actividades tanto directa como indirectamente.

2.3.        Beneficios económicos de los productos ecológicos y las organizaciones ecológicas

El mercado mundial de los bienes y servicios «hipocarbónicos» y «ambientales» (un subconjunto del mercado mundial de los productos ecológicos) se ha estimado en 4,2 billones de euros, lo que representa una cuota de mercado en la UE del 21 %[6]. Este mercado ha estado creciendo a un ritmo del 4 % anual, como promedio, incluso durante la recesión económica[7], lo que ha contribuido a convertir la economía ecológica en uno de los sectores con mayor potencial de crecimiento del empleo[8]. Se observa una competencia creciente entre empresas por ganar cuotas en este mercado. Los productos ecológicos pueden ayudar a recortar los costes de los fabricantes durante la producción (menos recursos suponen menos costes de producción) o a los consumidores durante su utilización (p. ej., los productos de línea blanca de la clase superior de eficiencia energética según la Directiva sobre el etiquetado energético[9]). En general, además, los productos ecológicos son más fáciles de reciclar o reutilizar, por lo que contribuyen a una gestión de residuos mejor y más barata para la sociedad en su conjunto.

No obstante, en términos relativos, los productos ecológicos siguen representando una proporción marginal del mercado de los bienes de consumo de la UE[10]. Hay datos que indican la existencia de una demanda considerable de esos productos si se ofrecen a un precio competitivo, y, por tanto, de un potencial por explotar en el mercado interior[11]. Esto tendría también un efecto positivo sobre el empleo: en conjunto, la mejora de la eficiencia en el uso de los recursos en las economías de la UE podría permitir crear hasta 2,8 millones de puestos de trabajo de aquí a 2020[12].

Las empresas ecológicas tienden a situarse en la vanguardia de la innovación. Unos costes más bajos, una mayor productividad, la seguridad de abastecimiento y una menor exposición a riesgos ambientales hacen que las empresas europeas disfruten de una ventaja competitiva en materia de ecoinnovación. Si no se toman medidas de apoyo, la competitividad de este sector corre peligro[13].

3.           Problemas que pretende abordar la propuesta

3.1.        Falta de una definición común de los términos «producto ecológico» y «organización ecológica»

No hay una definición científica de aceptación general de lo que realmente son un producto ecológico y una organización ecológica. Hoy en día se utilizan distintos métodos para medir y comparar el comportamiento ambiental[14], pero varían entre sí y, aplicados al mismo producto u organización, arrojan resultados diferentes. De hecho, dada la cantidad de opciones metodológicas a discreción del usuario, incluso aplicando el mismo método se obtienen a menudo resultados no comparables. La comparabilidad de resultados es importante para propiciar una competencia basada en el comportamiento ambiental y permitir a consumidores y empresas tomar decisiones fundadas.

Una de las principales deficiencias de algunos enfoques metodológicos para la medición del comportamiento ambiental es que son incompletos. No examinan todos los impactos directos e indirectos —es decir, todo el ciclo de vida— del producto o la organización en cuestión. Muchos indicadores se centran en la fase «de utilización» (p. ej., el consumo de agua de una lavadora), pero no abordan los costes de producción y eliminación ni el potencial de reutilización y reciclado. Algunas evaluaciones se centran en un solo indicador ambiental, lo que podría significar que otros indicadores no se tienen en cuenta, dando lugar al denominado «desplazamiento de las cargas». Por ejemplo, un nuevo producto de bajo consumo energético puede necesitar un material raro o peligroso. Este factor puede ser favorable desde la perspectiva del ahorro de energía, pero perjudicial desde el punto de vista del agotamiento de los recursos o de los impactos en la etapa de fin de vida del producto. En cualquier caso, debe tenerse en cuenta en una evaluación que comprenda todo el ciclo de vida, de modo que las decisiones para mejorar el comportamiento ambiental puedan tomarse sobre la base de una información completa.

3.2.        Costes innecesarios para las empresas

Un buen número de empresas e inversores integran cada vez más las consideraciones ambientales en sus operaciones y estrategias de marketing. Esas empresas recurren en una medida creciente al análisis del ciclo de vida (ACV)[15] como herramienta para evaluar sus propias credenciales ecológicas, o las de sus proveedores, y para medir (y mejorar) el comportamiento ambiental de sus productos.

El número de métodos de evaluación de huellas (p. ej., la huella de carbono o la huella hídrica) está creciendo con rapidez, en paralelo a la proliferación de iniciativas de los Estados miembros y del sector privado. Esta situación puede generar costes considerables para las empresas, especialmente si necesitan aplicar métodos distintos o si se ven obligadas a cumplir requisitos de etiquetado y verificación que difieren en función de los países o minoristas destinatarios. Los costes relativos y las cargas asociadas son mucho más elevados para las PYME.

Las empresas europeas son bien conscientes de la situación: en las respuestas a la consulta pública sobre esta iniciativa, la falta de coherencia se señaló como una de las barreras más importantes a la presentación y comparación del comportamiento ambiental (consenso del 72,5 %). En cuanto a las razones de esta situación, la existencia de múltiples iniciativas en la UE (70,8 %) y la multiplicidad de maneras de informar (76,3 %) obtuvieron la puntuación más alta en las respuestas[16].

3.3.        Obstáculos a la libre circulación de productos comercializados como productos ecológicos

Además de los costes adicionales, la proliferación de métodos puede también reducir las posibilidades de los productores de productos ecológicos para comerciar con esos productos, incluso dentro de la Unión. Las empresas pueden querer comerciar fuera de sus fronteras nacionales, pero se encuentran con que los requisitos sobre el comportamiento ambiental de los productos que quieren vender cambian de un país a otro.

Recuadro 1: Obstáculos concretos al comercio de productos comercializados como productos ecológicos en el mercado único El escenario que se expone a continuación se está convirtiendo en la pauta habitual (pero ineficiente) de la comercialización de productos ecológicos en Europa: una empresa dada dispuesta a comercializar su producto como producto ecológico en el Reino Unido, Francia, Italia y Suiza debería aplicar regímenes diferentes para competir sobre la base del comportamiento ambiental en los distintos mercados nacionales. En Francia, debería realizar una evaluación medioambiental con arreglo al método francés (BP X30-323); en el Reino Unido, aplicar la norma PAS 2050 o el Protocolo de GEI de WRI; en Suiza, aplicar el enfoque suizo (en proceso de elaboración), y en Italia, adherirse al régimen de la huella de carbono reconocido por el Estado y realizar un análisis adicional. Asimismo, la empresa debería elaborar una declaración ambiental de producto basada en la norma ISO 14025 para el mercado sueco. A continuación, posiblemente debería realizar múltiples declaraciones ambientales de producto, ya que en el mundo hay por lo menos seis regímenes competidores con sus propias especificaciones, a pesar de que todos se basan en la norma ISO 14025[17]. Suponiendo que el estudio necesario para ajustarse a un régimen cuesta 10 000 euros, la empresa deberá multiplicar ese coste por cada mercado en el que quiera entrar. Así pues, incurriría en un coste de hasta 50 000 euros por producto para poder competir sobre la base del comportamiento ambiental en cinco mercados nacionales europeos.

A fin de poder competir sobre la base del comportamiento ambiental, en la práctica las empresas se ven obligadas a adherirse a los diferentes regímenes privados o públicos que predominan en los mercados respectivos, basados todos ellos en métodos distintos. En otros términos, el principio del reconocimiento mutuo en el mercado único parece incapaz de desmantelar las barreras no técnicas al comercio intra-UE: incluso si no existen requisitos legales, los exportadores se ven obligados a utilizar los métodos de comunicación del país destinatario (p. ej., los sistemas nacionales de etiquetado ecológico) con los que están familiarizados los consumidores nacionales para no situarse en desventaja frente a los productores locales.

3.4.        Falta de confianza de los consumidores en las alegaciones ecológicas

Las encuestas revelan que los consumidores de la UE estarían dispuestos a comprar más productos ecológicos[18], pero también ponen de manifiesto una falta de coherencia entre los valores y las acciones en el ámbito de la ecología, así como un déficit de confianza. Por ejemplo: mientras que el 75 % de los ciudadanos de la UE asegura estar dispuesto a comprar productos ecológicos, solo el 17 % lo hizo realmente en el mes previo a la encuesta. Las razones aducidas respecto a esta incoherencia van desde la falta de confianza en la información ambiental facilitada por productores y minoristas hasta la limitada disponibilidad de productos ecológicos a precios asequibles. Además, a menudo el comportamiento ambiental de los productos no se comunica en términos comparables, lo que limita la capacidad de tomar decisiones fundadas.

Las alegaciones ecológicas van en aumento, pero al mismo tiempo se extiende la superficialidad y vaguedad en el uso de la terminología[19]. Esta situación contribuye a mermar la confianza del consumidor: el 48 % de los consumidores no confía en la información sobre comportamiento ambiental que figura en los productos[20]. Crece la percepción de que las empresas están compitiendo sobre la base de sus alegaciones, más que sobre la base del comportamiento ambiental subyacente.

4.           Respuesta política de la UE

4.1.        Objetivo de la acción de la UE

El objetivo general de la acción de la UE en este ámbito es contribuir a mejorar el acceso de todas las partes interesadas pertinentes, incluidos los operadores de toda la cadena de suministro, a información clara, fiable y comparable sobre el comportamiento ambiental de los productos y las organizaciones. Para alcanzar ese objetivo, la Comisión, sobre la base de muchos años de colaboración con las partes interesadas y la comunidad científica, propone dos métodos para evaluar y comparar el comportamiento ambiental. Esos métodos son sólidos (científicos), exhaustivos (cubrirán todo el ciclo de vida de los productos u organizaciones y toda una serie de aspectos ambientales) y, por ende, respaldarán la comparabilidad de resultados en materia de comportamiento ambiental. Los métodos fueron objeto de consulta y se sometieron a ensayo en 2011/2012 con la participación de la industria, y serán objeto de nuevos ensayos y mejoras, sobre todo mediante la elaboración de reglas simplificadas para grupos de productos y sectores específicos, y evaluados para determinar en qué medida pueden ser aplicados con rapidez por las empresas, particularmente por las PYME, o por los responsables de la formulación de políticas.

La acción de la UE tiene por objetivo reducir la incertidumbre actual sobre qué son un producto ecológico y una organización ecológica. Constituye un paso adelante hacia un mercado interior más integrado, en el que los consumidores reconocerán los productos y las organizaciones verdaderamente ecológicos. Se prevé que una mayor implantación de los productos ecológicos en el mercado contribuirá a la recuperación económica y afianzará la ventaja competitiva de las empresas de la UE en materia de ecoinnovación[21].

Así pues, el concepto genérico de producto ecológico como aquel cuyo impacto ambiental a lo largo de su ciclo de vida es menor que el de un producto alternativo se llevará a la práctica mediante dos elementos: 1) el método de medición del impacto ambiental en el ciclo de vida; y 2) las reglas de categorías de producto específicas, que proporcionarán el punto de referencia necesario para definir un producto verdaderamente ecológico. Se aplicará el mismo enfoque a las organizaciones.

4.2.        Labor metodológica para medir el impacto ambiental de los productos y las organizaciones

La Comisión viene trabajando desde hace años en este ámbito con las partes interesadas: en 2003 la Comunicación «Política de Productos Integrada»[22] introdujo el concepto del ciclo de vida en el proceso de elaboración de políticas de la UE. A continuación, en 2008 se adoptó el Plan de Acción sobre Consumo y Producción Sostenibles y una Política Industrial Sostenible[23], que culminó en la publicación, en 2010, del Manual del sistema internacional de datos de referencia sobre el ciclo de vida (ILCD)[24], que proporcionaba asesoramiento técnico para la realización de estudios de ACV detallados y la base técnica para desarrollar criterios y orientaciones sobre categorías de producto específicas, así como herramientas simplificadas al respecto.

En 2010 el Consejo de la Unión Europea hizo un llamamiento a la Comisión para que elaborara un método armonizado de cálculo de la huella ambiental de los productos[25]. La Comisión viene trabajando en ello desde entonces sobre la base de los enfoques sobre ACV y las normas internacionales existentes[26], introduciendo las especificaciones metodológicas adicionales necesarias para alcanzar unos resultados más coherentes, comparables y precisos. Esta labor, que se apoya en un proceso de consulta y en un ejercicio de ensayos prácticos en colaboración con la industria[27], ha culminado en el desarrollo de los métodos de la huella ambiental de los productos (HAP) y de la huella ambiental de las organizaciones (HAO)[28].

Esos dos métodos introducen varias mejoras importantes respecto a otros métodos existentes, entre las que destacan las siguientes:

· identificación clara de las categorías de impacto ambiental potencial[29] que deben examinarse para realizar un ACV exhaustivo;

· requisito de cuantificar la calidad de los datos;

· fijación de requisitos sobre calidad mínima de los datos;

· instrucciones técnicas más claras para abordar algunos aspectos críticos de un estudio de ACV (como la asignación o el reciclado)[30].

Los métodos de la HAP y de la HAO requieren que, para efectuar comparaciones, se elaboren reglas de categoría de huella ambiental de los productos (RCHAP) y reglas sectoriales de huella ambiental de las organizaciones (RSHAO)[31]. Esas reglas adaptarán las disposiciones generales de los métodos de la HAP y la HAO a determinadas categorías de producto o a determinados sectores y permitirán centrarse en los tres o cuatro impactos más relevantes de entre los catorce indicadores clave de impacto ambiental y en los procesos o etapas del ciclo de vida más relevantes para una categoría de producto o sector concreto. De esta manera, se podrán comparar los resultados de evaluaciones separadas dentro de una categoría de producto o sector dado, independientemente de quién lleve a cabo cada evaluación.

4.2.1.     Por ejemplo, en el caso de que se elaboren RCHAP para los detergentes, las reglas de categoría definirán un «producto modelo» que se considere representativo de la categoría de producto «detergentes» en el mercado de la UE, y calcularán el comportamiento ambiental del modelo en todo el ciclo de vida. El comportamiento ambiental de ese producto representativo pasará a ser la referencia (que a partir de entonces deberá adaptarse y revisarse de forma continua en consonancia con el desarrollo tecnológico) con la que se comparará el comportamiento ambiental de otros detergentes vendidos en el mercado. Ese comportamiento se comunicará a los consumidores, que, por tanto, podrán comparar fácilmente productos alternativos a la hora de efectuar sus compras.

En el futuro, esta evolución crucial deberá permitir aplicar los métodos de la huella ambiental en el mercado y en las políticas como una herramienta fiable para diferenciar productos u organizaciones a un coste reducido.

Asimismo, la Comisión está respaldando actividades específicas destinadas a la elaboración de métodos para categorías de producto y sectores concretos[32]. La Comisión seguirá trabajando en asegurar y promover la compatibilidad entre esos métodos, según proceda.

4.3.        El paquete de propuestas actual como primera fase de un nuevo proceso de elaboración de políticas

La presente Comunicación guiará las actividades de la Comisión en los tres próximos años.

La Comisión, en consulta con las partes interesadas, incorporará gradualmente los métodos, según proceda, en su Sistema de Gestión y Auditoría Medioambientales (EMAS), en la contratación pública ecológica (CPE) y en el sistema de etiqueta ecológica de la UE[33].

4.3.1.     Recomendación de la Comisión

Junto con la presente Comunicación, la Comisión adopta una Recomendación «sobre el uso de los métodos de la HAP y de la HAO para medir y comunicar el comportamiento ambiental de los productos y las organizaciones a lo largo de su ciclo de vida», en la que invita a los Estados miembros y las partes interesadas a utilizar esos métodos en las políticas voluntarias pertinentes y en las iniciativas relacionadas con la medición y comunicación del comportamiento ambiental de los productos y las organizaciones en todo su ciclo de vida. Los métodos forman parte de la Recomendación.

4.3.2.     Fase piloto: ensayo de la aplicación de los métodos de la huella ambiental

La Comisión tiene previsto organizar un periodo de ensayo de tres años con la participación de partes interesadas voluntarias. Los objetivos de la fase piloto son los siguientes:

· Establecer y validar el proceso de elaboración de RCHAP y de RSHAO, incluido el desarrollo de referencias del comportamiento ambiental[34] individualizadas. En los casos en que ya existan reglas para categorías de producto y sectores específicos que sean utilizadas por las partes interesadas, la Comisión las utilizará como base para la elaboración de RCHAP y RSHAO.

· Facilitar la aplicación de los métodos de huella ambiental, especialmente en las PYME, ensayando maneras innovadoras de gestionar el proceso y desarrollando herramientas.

· Probar distintos sistemas de cumplimiento y de verificación para la HAP y la HAO, incluida la verificación ex-ante (es decir, la evaluación de la conformidad) y la verificación ex-post (es decir, la vigilancia del mercado), a fin de establecer y validar sistemas de cumplimiento y de verificación proporcionados, efectivos y eficientes.

· Poner a prueba distintos enfoques para la comunicación de empresa a consumidor (B2C) y de empresa a empresa (B2B) en colaboración con las partes interesadas.

La Comisión publicará en 2013 una convocatoria de voluntarios en la que invitará a las partes interesadas (también de terceros países) a participar en el proceso de elaboración de las RCHAP o RSHAO o a dirigirlo. La selección de las categorías de producto y los sectores que participarán en la fase piloto se basará en consideraciones como la magnitud de los impactos ambientales, la voluntad de las partes interesadas de aportar su contribución o dirigir el proceso, la necesidad de garantizar que se incluyan diversos productos (incluidos productos complejos) y sectores (con cadenas de suministro dinámicas), la disponibilidad de trabajos existentes[35], y la disponibilidad de información en materia de datos sobre el ciclo de vida. Los resultados de la fase piloto se evaluarán sobre la base de la diversidad y representatividad de los productos y sectores seleccionados, así como del número y relevancia de las partes interesadas participantes, lo que incluye una representación adecuada de las PYME y las ONG, así como teniendo en cuenta los costes y beneficios y el tiempo invertido en la aplicación de los métodos. La Comisión informará con carácter periódico a los Estados miembros y otras partes interesadas sobre los avances, utilizando las reuniones periódicas IPP/SCP[36].

La Comisión está dispuesta a evaluar enfoques alternativos de la HAP y la HAO que puedan alcanzar objetivos comparables a los indicados. A este respecto, la Comisión se propone someter los resultados finales de la fase piloto a un proceso de revisión inter pares independiente, que evaluará esos resultados con respecto a los de otros métodos que puedan proponer las partes interesadas. A fin de participar en ese análisis comparativo de revisión inter pares, las partes interesadas que propongan métodos alternativos deberían haberlos ensayado en condiciones de ensayo similares. Ese proceso de revisión inter pares independiente ayudará a la Comisión a seleccionar la opción más prometedora y viable para la consecución de los objetivos de actuación definidos en la presente Comunicación.

4.3.3.     «Alegaciones ecológicas» y mejora de las orientaciones relativas a la Directiva sobre las prácticas comerciales desleales

No hay legislación de la UE que armonice de manera específica todas las alegaciones y el marketing ecológicos. La UE ha regulado el uso de alegaciones, bien mediante la introducción de requisitos en legislación específica sobre distintos tipos de rendimiento de los productos (como, por ejemplo, el Reglamento Energy Star)[37], o bien fijando normas generales para prevenir las alegaciones ambientales engañosas, que dejan en manos de las autoridades nacionales la labor de interpretarlas y velar por su cumplimiento caso por caso[38], tal como está previsto en la Directiva sobre las prácticas comerciales desleales[39].

En el contexto de la aplicación de esa Directiva, la Comisión formuló en 2009 orientaciones específicas para promover el uso de alegaciones ecológicas claras, precisas y pertinentes en el marketing y la publicidad. La Comisión tiene previsto proporcionar orientaciones complementarias a este respecto, a fin de garantizar una aplicación adecuada y uniforme en los Estados miembros. A tal fin, en el contexto de la aplicación de la Agenda del Consumidor[40], ya ha entablado un diálogo con las partes interesadas pertinentes para determinar los retos y las mejores prácticas y acordar recomendaciones clave para las actuaciones futuras[41].

4.3.4.     Comunicación del comportamiento ambiental de los productos y organizaciones

Una comunicación inadecuada puede confundir o inducir a engaño a los receptores, obstruir el proceso de toma de decisiones y minar la confianza en las alegaciones ecológicas. Por tanto, sobre la base de la experiencia del diálogo multilateral, la Comisión recomienda un conjunto de principios para su aplicación en la comunicación del comportamiento ambiental de los productos y las organizaciones.

(1) Transparencia. Los operadores económicos deben divulgar información no sólo sobre el comportamiento ambiental de los productos y las organizaciones en cuestión, sino también sobre la manera en que se ha generado esa información, a saber, sobre el procedimiento de evaluación, así como su método, fuentes de datos, criterios, etc.

(2) Disponibilidad y accesibilidad. Los operadores económicos deben presentar la información sobre el comportamiento ambiental del producto en relación con los impactos ambientales más relevantes en un formato sencillo y de fácil comprensión. La información básica debe completarse facilitando información detallada, para consulta, en canales adicionales como páginas web, aplicaciones de teléfonos inteligentes, etc.

(3) Fiabilidad. La información comunicada debe ser precisa y verificable científicamente para garantizar la confianza de los usuarios en la alegación ecológica.

(4) Integridad. Los operadores económicos deben facilitar información sobre todas las categorías de impacto ambiental pertinentes para el producto y la organización de que se trate en condiciones rentables.

(5) Comparabilidad. Los operadores económicos deben tomar decisiones metodológicas coherentes a fin de garantizar la comparabilidad de la información sobre el comportamiento ambiental de una categoría de producto o sector concreto a lo largo del tiempo. Cuando resulte posible, deben usar métodos que permitan la comparación del comportamiento ambiental entre productos que pertenezcan a la misma categoría de producto y entre organizaciones que operen en el mismo sector.

(6) Claridad. Los operadores económicos deben presentar la información de manera clara, precisa y de fácil comprensión para los usuarios. El contenido de la información también debe ser claro: su alcance y complejidad deben adaptarse a los destinatarios, a las características del producto y a la finalidad de la comunicación.

La aplicación de enfoques, normas y métodos comunes vigentes, tales como la HAP y la HAO, serán de gran ayuda para garantizar el cumplimiento de esos principios.

4.4.        Segunda fase: evaluación y actuaciones futuras

Tras la fase piloto, la Comisión evaluará los avances logrados antes de decidir las líneas de actuación futuras («segunda fase»). En el marco de esa evaluación, examinará si los métodos, las referencias del comportamiento de productos y sectores y los incentivos han dado buen resultado, de tal modo que puedan aplicarse en instrumentos de actuación. En particular, analizará si pueden integrarse en una gama más amplia de instrumentos existentes o nuevos, a fin de mejorar el comportamiento ambiental de los productos en el mercado de la UE, considerando la posibilidad de utilizar herramientas adecuadas, en particular normas europeas. Sobre la base de los resultados de esa evaluación, la Comisión elaborará propuestas adecuadas, tal como se indicaba en la propuesta de la Comisión relativa al Programa General de Medio Ambiente de la Unión hasta 2020[42].

5.           Contexto mundial y cooperación internacional

El mundo se está transformando con rapidez en el ámbito de la medición y comunicación del comportamiento ambiental, a semejanza de lo que ocurre en los Estados miembros. Por ejemplo, Suiza está considerando la posibilidad de presentar en 2013 una normativa que introduce una evaluación multicriterio del ciclo de vida de los productos y de su comunicación a los consumidores. Japón, Corea del Sur, Australia y Canadá están utilizando también enfoques de ACV en la formulación de políticas. La Agencia de Protección del Medio Ambiente estadounidense está liderando la preparación de un documento orientativo sobre cómo elaborar reglas de categorías de producto. El Sustainability Consortium es una de las mayores iniciativas privadas relacionadas con la determinación y comunicación de la huella ambiental de los productos; además, están surgiendo otras iniciativas nuevas, como el consejo de normas sobre contabilidad de la sostenibilidad (Sustainability Accounting Standards Board).

Todos esos esfuerzos son positivos, pero preocupa el relativo aislamiento en el que se están desarrollando la mayoría de esas iniciativas, mientras que las cadenas de suministro, cada vez más globalizadas y complejas, requerirían un enfoque más coordinado que, por ejemplo, pudiera aportar más intercambiabilidad e interoperabilidad de las herramientas y plataformas existentes. Cabe esperar un cierto desarrollo metodológico a nivel internacional. Con todo, sería necesario emprender iniciativas más específicas y ambiciosas y mejorar el desarrollo de consensos.

La UE está dispuesta a cooperar activamente con sus principales socios comerciales para impulsar un enfoque más coordinado sobre la evolución metodológica a nivel internacional, mediante un proceso de consulta abierto y transparente accesible a todos los interesados, particularmente en el contexto del Marco Decenal de Programas sobre Consumo y Producción Sostenibles adoptado en la cumbre de Río+20. Los avances se comunicarán a los Estados miembros y otras partes interesadas en el marco de las reuniones periódicas IPP/SCP.

Asimismo, la Unión está prestando apoyo financiero al PNUMA en relación con sus actividades de creación de capacidades en los países en desarrollo y en las economías emergentes sobre aspectos como la huella ambiental, los métodos de ACV y la recopilación de datos.

La aplicación progresiva de los métodos de la HAP y la HAO en toda la UE aportará también beneficios a las empresas de fuera de la Unión, dado que ofrecerá a las empresas que deseen penetrar en el mercado europeo dos puntos de referencia únicos, en contraste con el mosaico actual de regímenes nacionales. De este modo se reducirían los costes administrativos para los exportadores y se ampliaría aún más la oferta de productos ecológicos en el mercado único.

[1]               COM(2011) 571 final.

[2]                      Marco Decenal de Programas sobre Consumo y Producción Sostenibles. A/CONF.216/5.

[3]                      Informe del Grupo de alto nivel del Secretario General de las Naciones Unidas sobre la sostenibilidad mundial Gente resiliente en un planeta resiliente: un futuro que vale la pena elegir, 2012.

[4]               Véanse, por ejemplo, el documento Perspectiva Mundial sobre la Diversidad Biológica 2 de la secretaría del CDB (2006) y http://unfccc.int/essential_background/items/6031.php

[5]               Prospectiva medioambiental para 2050 (OCDE 2012).

[6]               Department for Business, Innovations and Skills (2012): Low Carbon Environmental Goods and Services.

[7]               Green Seal (2009): Green Buying Research.

[8]               Se estima que 3,4 millones de personas en toda la UE trabajaron específicamente en las ecoindustrias en 2012, frente a los 2,7 millones de 2008, lo que demuestra que incluso en el clima económico actual hay un potencial de crecimiento del empleo en el sector ecológico. Véase el documento Estudio Prospectivo Anual sobre el Crecimiento 2013, COM(2012) 750 final, http://ec.europa.eu/europe2020/pdf/ags2013_es.pdf.

[9]               Directiva 2010/30/UE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 19 de mayo de 2010, relativa a la indicación del consumo de energía y otros recursos por parte de los productos relacionados con la energía, mediante el etiquetado y una información normalizada, DO L 153 de 18.6.2010, p. 1.

[10]             Numerosos estudios han mostrado que la cuota de mercado de los productos con mejor comportamiento ambiental es relativamente pequeña, de hasta el 5 % en algunas categorías de producto en determinados Estados miembros. Para más detalles, véase el informe sobre la evaluación de impacto.

[11]             Véase el informe de la evaluación de impacto.

[12]             Documento de trabajo de los servicios de la Comisión sobre el aprovechamiento del potencial de empleo del crecimiento ecológico, SWD(2012) 92 final, adjunto a la Comunicación titulada Hacia una recuperación generadora de empleo.

[13]             Si bien Dinamarca, Suecia y Finlandia se sitúan en los primeros puestos de la clasificación mundial de tecnologías limpias, lo mismo puede decirse de importantes competidores como los EE.UU. Por su parte, China y la India están ya en mejor posición que los Países Bajos, Austria, Bélgica, Francia y España. Véase el informe Global Cleantech Innovation Index 2012, CleanTech Group y WWF.

[14]                    Los métodos de medición del comportamiento ambiental de los productos y organizaciones pueden agruparse en dos categorías principales: 1) Los que miden el comportamiento ambiental por sus impactos directos (es decir, los impactos atribuibles directamente al producto u organización, tales como los residuos peligrosos resultantes de la producción). Dentro de esos métodos, algunos consideran un solo impacto ambiental (p. ej., el alcance 1 del Protocolo de GEI, que mide los gases de efecto invernadero), mientras que otros consideran varios impactos ambientales (p. ej., los indicadores clave de comportamiento ambiental del EMAS). 2) Los que miden el comportamiento ambiental por sus impactos directos e indirectos [es decir, que incluyen los impactos de otras etapas del ciclo de vida, tales como la extracción, la logística, la utilización y el fin de vida (análisis del ciclo de vida)]. Dentro de esos métodos, algunos consideran un solo impacto ambiental (p. ej., el alcance 1 del Protocolo de GEI), mientras que otros consideran varios impactos ambientales (p. ej., la etiqueta ecológica de la UE).

[15]             El análisis del ciclo de vida (ACV) es una herramienta metodológica bien asentada que aplica el concepto del ciclo de vida de manera cuantitativa al análisis ambiental de las actividades relativas a procesos o productos. Una de las características esenciales del análisis del ciclo de vida es que analiza los productos o procesos y sus funciones desde una perspectiva global, considerando las actividades en etapas anteriores y posteriores. Así, por ejemplo, el ACV de un producto incluye todos los procesos de producción y los servicios asociados al producto durante todo su ciclo de vida, desde la extracción de las materias primas, pasando por la producción de los materiales que se utilizan en la fabricación del producto y por la utilización de este, hasta su reciclado y la eliminación definitiva de algunos de sus componentes. El ciclo de vida completo suele denominarse también «de la cuna a la tumba».

[16]             Véase http://ec.europa.eu/environment/consultations/sustainable.htm

[17]             Alemania, Suecia, Noruega, Japón, Corea del Sur y Taiwán.

[18]                    Eurobarómetro especial 295, Attitudes of European citizens towards the environment, 2008, p. 27; Eurobarómetro Europeans’ attitudes towards the issue of sustainable consumption and production, 2009.

[19]             OCDE (2011), Environmental Claims - Findings and Conclusions of the OECD Committee on Consumer Policy; DEFRA (2010), Assessment of Green Claims on Product Packaging.

[20]                    Flash Eurobarómetro 256: Europeans' attitude towards SCP (2009). Además, el Flash Eurobarómetro 332 de 2012, p. 11, mostró que casi un tercio de los consumidores de la UE había descubierto información engañosa sobre el impacto ambiental de productos. Para más datos, véase el informe de la evaluación de impacto.

[21]             Para un análisis más detallado de esta relación, véase el informe de la evaluación de impacto.

[22]             Comunicación de la Comisión al Consejo y al Parlamento Europeo «Política de Productos Integrada - Desarrollo del concepto del ciclo de vida medioambiental». COM(2003) 302 final.

[23]             Comunicación de la Comisión al Parlamento Europeo, al Consejo, al Comité Económico y Social Europeo y al Comité de las Regiones relativa al Plan de Acción sobre Consumo y Producción Sostenibles y una Política Industrial Sostenible. COM(2008) 397 final.

[24]             http://lct.jrc.ec.europa.eu/pdf-directory/ILCD-Handbook-General-guide-for-LCA-DETAIL-online-12March2010.pdf

[25]             Véanse las conclusiones del Consejo Europeo, de 20 de diciembre de 2010, en las que se invitaba a la Comisión «a desarrollar una metodología común para la evaluación cuantitativa de las repercusiones de los productos en el medio ambiente durante todo su ciclo de vida».

[26]                    Analysis of Existing Environmental Footprint Methodologies for Products and Organizations: Recommendations, Rationale, and Alignment, JRC, 2011, http://ec.europa.eu/environment/eussd/pdf/Deliverable.pdf

[27]             Los ensayos fueron realizados en 2011 y 2012. Se probaron las metodologías respecto a diez productos de diversos sectores [agricultura, sector minorista, construcción, sector químico, TIC, alimentación, industria (calzado, televisiones y papel)] y diez organizaciones (sector minorista, alimentación, producción de energía, abastecimiento de agua, piensos, sector público, TIC, minería, sector químico y fabricación de papel). Para más detalles, véase el anexo 9 del informe de la evaluación de impacto.

[28]             Los borradores finales de los métodos y los pormenores del proceso de desarrollo de la HAP y la HAO figuran en: http://ec.europa.eu/environment/eussd/product_footprint.htm

[29]             Cambio climático, agotamiento de la capa de ozono, toxicidad humana – efectos cancerígenos, toxicidad humana – efectos no cancerígenos, partículas/sustancias inorgánicas que afectan al sistema respiratorio, radiación ionizante, formación fotoquímica de ozono, acidificación, eutrofización – terrestre, eutrofización – acuática, ecotoxicidad – vertidos al agua dulce, uso de la tierra, agotamiento de los recursos – agua, agotamiento de los recursos – minerales y combustibles fósiles.

[30]             Para una explicación detallada de los elementos técnicos de la HAP y la HAO, véase el informe sobre la evaluación de impacto.

[31]             Las RCHAP son un conjunto de reglas que completan las orientaciones metodológicas generales para los estudios de la HAP proporcionando especificaciones adicionales respecto a una categoría de producto específica. Las RSHAO son un conjunto de reglas que completan las orientaciones metodológicas generales para los estudios de la HAO proporcionando especificaciones adicionales respecto a un sector específico.

[32]             Método de evaluación de la huella de carbono en el sector de las TIC, desarrollado en el contexto del documento COM(2010) 245 titulado Una Agenda Digital para Europa; Protocolo ENVIFOOD, desarrollado por la Mesa Redonda Europea sobre Producción y Consumo Sostenibles de Alimentos; actividades de normalización relacionadas con la sostenibilidad en la construcción en el marco del CEN/TC 350.

[33]                    Por ejemplo, el uso de estudios de la HAP como medio para determinar impactos ambientales relevantes en el desarrollo de criterios de etiquetado ecológico o de contratación pública ecológica, o el uso de RSHAO en documentos de referencia sectoriales del EMAS.

[34]                    La fijación de una referencia implica la determinación del modelo medio disponible en el mercado y la definición de clases de comportamiento ambiental sobre la base de ese análisis.

[35]             P. ej., las reglas de categoría de producto elaboradas en el marco de la fase experimental de Grenelle II en Francia, o las elaboradas por otros regímenes internacionales, tales como el sueco EPD o el japonés Eco-leaf, o los documentos de referencia sectoriales del EMAS.

[36]             http://ec.europa.eu/environment/ipp/ipp_wg.htm

[37]             Reglamento (CE) nº 106/2008 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 15 de enero de 2008, relativo a un programa comunitario de etiquetado de la eficiencia energética para los equipos ofimáticos.

[38]             SEC(2009) 1666: Orientaciones para el desarrollo / la aplicación de la Directiva 2005/29/CE sobre prácticas comerciales desleales, capítulo 2.5: Declaraciones ecológicas engañosas.

[39]             Directiva 2005/29/CE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 11 de mayo de 2005, relativa a las prácticas comerciales desleales de las empresas en sus relaciones con los consumidores en el mercado interior («Directiva sobre las prácticas comerciales desleales»), DO L 149 de 11.6.2005, p. 22.

[40]             Una Agenda del Consumidor Europeo para impulsar la confianza y el crecimiento, COM(2012) 225 final.

[41]             Diálogo multilateral sobre alegaciones de comportamiento ambiental, presidido por la DG SANCO, la DG JUST y la DG ENV. En la Cumbre Europea del Consumidor de 18 de marzo se presentó un informe que recogía sus resultados y conclusiones más importantes, http://www.european-consumer-summit.eu.

[42]             COM(2012) 710 final.