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Document 52022IR5928

    Dictamen del Comité Europeo de las Regiones sobre «Preparación y gestión de crisis: reforzar la resiliencia de la UE, sus regiones y ciudades»

    COR 2022/05928

    DO C 257 de 21.7.2023, p. 6–11 (BG, ES, CS, DA, DE, ET, EL, EN, FR, GA, HR, IT, LV, LT, HU, MT, NL, PL, PT, RO, SK, SL, FI, SV)

    21.7.2023   

    ES

    Diario Oficial de la Unión Europea

    C 257/6


    Dictamen del Comité Europeo de las Regiones sobre «Preparación y gestión de crisis: reforzar la resiliencia de la UE, sus regiones y ciudades»

    (2023/C 257/02)

    Ponente:

    Christophe CLERGEAU (PSE/FR), miembro de la Asamblea Regional de Países del Loira

    RECOMENDACIONES POLÍTICAS

    EL COMITÉ EUROPEO DE LAS REGIONES (CDR)

    La preparación de la sociedad, un nuevo enfoque para prepararse ante los riesgos y las crisis

    1.

    considera que no sabemos cuáles serán las crisis que afectarán a Europa, sus ciudades, provincias y regiones, pero podemos saber cuáles serán las víctimas. Las crisis no conocen fronteras administrativas y, por lo tanto, requieren un enfoque multinivel, en el que participen todas las instituciones municipales, los poderes locales intermedios (provincias, municipios, etc.) y el nivel regional. Para evitar estas víctimas, debemos desarrollar una cultura de riesgos y crisis, un nuevo enfoque de preparación de la sociedad en aras de la seguridad, la salud y el bienestar de la población. Este es el objeto del presente Dictamen;

    2.

    señala que la principal característica de las crisis de los últimos años ha sido su carácter brutal e imprevisible. Las catástrofes y acontecimientos extremos relacionados con el cambio climático podían y debían imaginarse y anticiparse, pero su violencia y regularidad supera todas las previsiones. Por su parte, la crisis de la COVID-19 o la guerra en Ucrania y el sufrimiento continuado para la población son ejemplos de un nuevo régimen de crisis imprevisibles y a gran escala. Ante estos fenómenos, los enfoques globales de prevención —actuar para evitar riesgos conocidos y con probabilidades— o el principio de cautela —actuar con el fin de intentar evitar la aparición de nuevos riesgos graves e irreversibles para la salud humana o el medio ambiente— ya no son suficientes;

    3.

    considera que Europa debe invertir en una nueva dirección: la preparación de la sociedad, definida como la capacidad colectiva destinada a preparar a las sociedades para afrontar los retos del futuro y, en particular, las crisis y catástrofes desde la cohesión y la solidaridad. La preparación de la sociedad hace especial hincapié en la dimensión ciudadana, social y humana, el acceso a los servicios y la calidad del acompañamiento de las personas. En efecto, las crisis y las catástrofes afectan en primer lugar a las personas más vulnerables. Es una de las lecciones que nos ha dejado la crisis de la COVID-19;

    4.

    considera que el enfoque global de la resiliencia debe combinar dos elementos: desarrollar la capacidad de las sociedades para llevar a cabo las transformaciones necesarias ante los retos de las desigualdades económicas, sociales y territoriales, el cambio climático y la transición ecológica, así como desarrollar la capacidad de afrontar las vulnerabilidades de las sociedades ante los riesgos, las crisis y las catástrofes, en particular mediante el desarrollo de actividades de preparación de la sociedad;

    5.

    propone distinguir entre las vulnerabilidades asociadas a riesgos conocidos, principalmente medioambientales, demográficos e industriales, y las relacionadas con riesgos desconocidos, ya sean consecuencia del cambio climático, para la salud o inducidos por las actividades humanas. Estas vulnerabilidades no pueden evitarse con planes de gestión, por muy sofisticados que sean; afrontarlas implica, en particular para el segundo tipo de vulnerabilidades, impulsar el desarrollo de una cultura de crisis y de riesgos y de una capacidad colectiva para hacer frente a la incertidumbre y a la catástrofe;

    6.

    pide que el análisis de las vulnerabilidades sociales y territoriales sea una prioridad política de la Unión, ya que sin esta información será difícil preparar a las sociedades. Solo la identificación y la comprensión de estas vulnerabilidades permitirán dar respuestas eficaces a escala europea y nacional, pero sobre todo en cada una de nuestras ciudades, nuestras provincias y nuestras regiones. En efecto, conviene desconfiar de un enfoque demasiado global de las vulnerabilidades a escalas geográficas demasiado amplias y privilegiar un enfoque local que permita abordar con precisión la realidad que viven concretamente las poblaciones;

    7.

    reconoce que las políticas de protección civil son, en primer lugar, competencia de los Estados miembros, pero señala que las actividades de prevención, preparación de la sociedad y emergencia son realizadas en muchos casos por los agentes locales, las ciudades y las provincias (municipios, etc.) que ejercen frecuentemente esta competencia, con el apoyo de las regiones. Por consiguiente, estas autoridades deben participar estrechamente en su concepción, aplicación y seguimiento, así como disponer de recursos adecuados —tanto financieros como jurídicos—, de conformidad con el principio de subsidiariedad activa, y según una lógica de gobernanza multinivel que haga partícipes e incluya a todos los niveles territoriales;

    8.

    subraya que es necesario reforzar la capacidad de las ciudades y regiones para prestar los servicios que necesita la ciudadanía, incluso en caso de crisis. Una de las vías más importantes para ello es consolidar la seguridad común del abastecimiento en toda Europa, lo que requiere determinar qué dependencias son críticas, producir en Europa la mayoría de los productos y servicios esenciales y garantizar los mecanismos del mercado único que permitan reforzar la seguridad del abastecimiento de materias primas, bienes y alimentos. También es preciso apuntalar las infraestructuras críticas para salvaguardar las condiciones de vida en caso de crisis;

    Situar el análisis de las vulnerabilidades en el centro de la futura política de cohesión

    Un índice y un cuadro de indicadores para conocer mejor y tener en cuenta los riesgos asociados a las vulnerabilidades territoriales y demográficas

    9.

    acoge con satisfacción la movilización del Centro Común de Investigación (JRC) y de su unidad dedicada a la gestión de riesgos para desarrollar un «índice» de vulnerabilidad (1) que combine las dimensiones medioambiental, territorial, económica y social. Espera que el JRC disponga de todo el apoyo político y financiero necesario para registrar avances en este proceso;

    10.

    subraya la importancia de la dimensión social de la vulnerabilidad, que se olvida o se descuida con demasiada frecuencia y que, sin embargo, es un elemento clave de la resiliencia. Todo análisis de la vulnerabilidad debe integrar plenamente los conceptos de acceso a las personas, acompañamiento social y acceso de las personas vulnerables al sistema sanitario y a los servicios sociales, así como la reducción de la brecha digital y la mejora de la accesibilidad digital. El CDR hace hincapié en la vulnerabilidad de las minorías, las mujeres, las personas pobres, las personas mayores y las personas con discapacidad, las personas con enfermedades crónicas y la importancia de las vulnerabilidades sociales en las regiones ultraperiféricas y en los territorios insulares y aislados que están en primera línea en la lucha contra el cambio climático;

    11.

    apoya los esfuerzos realizados por el JRC para mejorar la calidad de los datos y el «índice» de vulnerabilidad, respalda el deseo de una mayor colaboración entre el JRC, las demás direcciones generales (DG) de la Comisión y los Estados miembros a tal fin, confirma la utilidad de aplicar este índice a todas las escalas territoriales (NUTS 2, NUTS 3 y, sobre todo, a nivel local), y reitera su petición de que se publique un cuadro de indicadores de las vulnerabilidades que permita visualizar la situación concreta en cada territorio; a tal efecto, recomienda a los Estados miembros y a los entes territoriales que inviertan en la evaluación de los riesgos, en particular desde la perspectiva de la vulnerabilidad, y que publiquen los resultados de esta labor con el fin de reforzar la cultura de riesgo en la Unión Europea;

    12.

    llama la atención sobre la necesidad de disponer de datos que permitan describir eficazmente a los colectivos más vulnerables, lo que implica disponer de datos no agregados y cruzar los datos para poner de relieve realidades específicas (por ejemplo, las mujeres pobres), así como la necesidad de datos que permitan poner de relieve los problemas de acceso a los servicios;

    13.

    considera que, en lugar de intentar desarrollar un indicador perfecto, es prioritario probar este indicador como herramienta de apoyo a la toma de decisiones; se congratula de que varias organizaciones comunitarias se hayan comprometido a ello y defiende poner en marcha un programa piloto que reúna a ciudades, provincias y regiones que deseen probar el uso del indicador de vulnerabilidad para compararlo con la percepción local de la situación existente y orientar sus políticas e inversiones;

    14.

    propone que el JRC inicie la creación de una plataforma europea de intercambio en torno a un enfoque global respecto de las vulnerabilidades, la anticipación, la preparación y la gestión de los riesgos y crisis, con la participación de las instituciones europeas, los Estados miembros, los entes locales y regionales y las partes interesadas; la creación de esta plataforma podría inspirarse en la experiencia de las plataformas de especialización inteligente y financiarse con cargo al programa Interreg Europa. Se basaría, en particular, en la Red de Conocimientos sobre Protección Civil de la Unión (2), la cual, por otra parte, ha de apoyarse y desarrollarse.

    15.

    aspira a movilizar a las ciudades, las provincias y las regiones para que participen en todas estas iniciativas;

    16.

    alienta la creación de una red europea de movimientos cívicos y asociaciones no gubernamentales que participen en la prevención y gestión de riesgos y crisis y en la preparación de las sociedades para hacerles frente; pide a la Comisión que exprese el mismo interés por esta iniciativa y facilite su instauración. Está dispuesto, por tanto, a contribuir, junto con la Red de Conocimientos sobre Protección Civil de la Unión, a su creación, organizando cada año, en colaboración con la UNDRR y la Comisión Europea, un acto que congregue a todos estos agentes;

    Abordar las vulnerabilidades, una nueva prioridad para la política de cohesión

    17.

    desea poner de relieve hasta qué punto las recientes crisis han demostrado que las vulnerabilidades de los territorios y las poblaciones pueden traducirse en profundas y nuevas desigualdades en materia de salud y bienestar; por tanto, afirma que el tratamiento de las vulnerabilidades sociales y territoriales debe convertirse en una prioridad política de la política de cohesión; se trataría, en particular, de reforzar la dimensión social de la política de cohesión más allá de las cuestiones de empleo y formación, haciendo hincapié en los retos de la inclusión y del acceso a la sanidad y a los servicios sociales. Además, este refuerzo permitiría acercar la política de cohesión a la ciudadanía;

    18.

    considera que es indispensable desarrollar un «índice» y un cuadro de indicadores de las vulnerabilidades para iniciar el debate político sobre las respuestas que deben aportarse en el marco de la política de cohesión, que deberían también tener en cuenta todos los componentes de los datos del nivel NUTS 3 para garantizar un enfoque más específico, legible y eficiente;

    19.

    se muestra prudente en lo que respecta al uso de un «índice» de vulnerabilidad como instrumento de apoyo a la toma de decisiones sobre la distribución de los fondos de la política de cohesión, pero subraya la necesidad de que la política de cohesión intervenga con mayor intensidad en las regiones más vulnerables;

    20.

    propone que la resiliencia frente a las crisis y el tratamiento de las vulnerabilidades sociales y territoriales se conviertan en un eje de programación de la política de cohesión, y que se introduzca una financiación complementaria (top up) para las regiones y las provincias especialmente vulnerables y que opten por movilizar de manera muy decidida la política de cohesión en torno a este eje;

    21.

    no obstante, considera que, si bien la política de cohesión puede y debe ser un instrumento al servicio de una iniciativa de preparación de la sociedad, no puede asumir la reparación de los daños causados por grandes catástrofes; considera asimismo que el nuevo mecanismo de la Reserva para Solidaridad y Ayudas de Emergencia sigue centrándose más en la respuesta inmediata a las catástrofes y pandemias que en la reparación de sus consecuencias; por consiguiente, pide que se estudie la creación de un mecanismo permanente de intervención para reparar los daños graves causados por catástrofes en un territorio determinado;

    22.

    propone fomentar, en el marco de los programas de financiación de la UE como Interreg, Horizonte Europa o Erasmus+, la elaboración de proyectos de cooperación interregional, los cuales tienen que establecerse de acuerdo con la realidad geográfica a la que pertenecen los diferentes territorios, pudiendo incluirse la cooperación con terceros países. Estos proyectos tratan sobre la resiliencia ante las crisis y el tratamiento de las vulnerabilidades, en particular respecto del enfoque transfronterizo de los riesgos y las crisis, que constituye una poderosa palanca para acercar las diferentes prácticas de los Estados miembros en torno a temas concretos. A este respecto, es probable que sea indispensable un componente específico de Interreg y la AECT;

    23.

    reconoce que, si bien los instrumentos a escala de la UE han demostrado ser muy útiles, se puede hacer más en lo que se refiere a los retos jurídicos y administrativos de la cooperación transfronteriza, lo que también garantizaría una mayor solidaridad europea si se resolvieran los obstáculos a la cooperación transfronteriza. A este respecto, pide a la Comisión Europea que vuelva a plantear la adopción del Mecanismo Transfronterizo Europeo;

    Pasar de la gestión de riesgos a una cultura compartida de los riesgos: preparar a Europa y sus territorios para las crisis y catástrofes

    24.

    observa que, desde la crisis de la COVID-19, las políticas europeas de protección civil y salud pública se encuentran en plena ebullición. Se han puesto en marcha numerosas iniciativas, como rescEU y la Autoridad de Preparación y Respuesta ante Emergencias Sanitarias (HERA). La respuesta europea a la guerra en Ucrania ha generado una respuesta global al acompañamiento de la población que ha puesto de relieve el aspecto humano y social de la gestión de crisis. Junto con la ineludible gestión de las crisis, que sigue teniendo plena actualidad, el CDR desea que se dé prioridad a la preparación de la sociedad, es decir, a la prevención de riesgos, a la preparación ante las crisis y a la difusión en Europa de una cultura compartida de los riesgos y crisis;

    25.

    hace hincapié en el importante papel del Centro de Coordinación de la Respuesta a Emergencias, como centro de referencia para la coordinación de las respuestas europeas a las crisis y, en particular, a la guerra en Ucrania o el terremoto en Turquía. La gestión de estas crisis ha puesto de relieve la dimensión humana y social de la gestión de crisis. Por este motivo, junto con la ineludible gestión de las crisis, que sigue siendo de plena actualidad, el Comité Europeo de las Regiones desea que se dé prioridad a la previsión, es decir, a la prevención de riesgos, a la preparación ante las crisis y a la difusión en Europa de una cultura compartida de los riesgos y crisis;

    Objetivos de la UE en materia de resiliencia ante las catástrofes

    26.

    acoge con satisfacción la publicación por parte de la Comisión de la Recomendación y la Comunicación relativas a los objetivos de resiliencia de la UE ante catástrofes, y comparte sus principios generales, que recogen numerosas propuestas formuladas en dictámenes anteriores; acoge con satisfacción que se tengan más en cuenta las situaciones locales y regionales y subraya el interés de sus iniciativas emblemáticas; expresa su convencimiento de que este marco, pese a no ser vinculante, permitirá reforzar la convergencia de las prácticas en los distintos Estados miembros y, de este modo, la calidad de la preparación ante las crisis; expresa asimismo su deseo de participar estrechamente en el Foro de Protección Civil, que se celebrará en 2024 y brindará la oportunidad de realizar un primer balance de estos objetivos y adaptarlos;

    27.

    anima a las regiones a aprovechar las nuevas oportunidades existentes para participar en iniciativas y financiar proyectos, en particular en el marco del objetivo 2, «Preparación», y de la iniciativa emblemática «preparEU»; tiene la intención de contribuir a una mayor participación de los entes locales y regionales en la Red de Conocimientos sobre Protección Civil de la Unión;

    28.

    lamenta, no obstante, que estas publicaciones se mantengan exclusivamente en el marco del Mecanismo de Protección Civil de la Unión y no ofrezcan una visión más amplia de la vulnerabilidad y la resiliencia de Europa y sus ciudades y regiones frente a las crisis;

    29.

    se felicita por la introducción de pruebas de resistencia sobre la resiliencia de los centros de operaciones de emergencia, pero desea que este enfoque se amplíe a los sistemas nacionales, regionales y locales de alerta y gestión de crisis, y propone que se tengan más en cuenta en estas pruebas todos los factores de vulnerabilidad, en particular los sociales y territoriales;

    30.

    anima a las regiones y entes locales a participar en pruebas de resistencia sobre escenarios que se ajusten al panorama de riesgos local o regional. También podría fomentarse una cartografía de los riesgo locales y regionales y acciones de sensibilización y preparación del público frente a estos riesgos, así como actividades en el contexto del mes europeo de preparación frente a las crisis que propone la Comunicación relativa a los objetivos en materia de resiliencia ante catástrofes;

    Construir una cultura común de riesgos y crisis dentro de la comunidad de responsables políticos locales, nacionales y europeos

    31.

    señala que la mayoría de los agentes con los que se ha reunido desean que se elabore un marco estratégico europeo sobre riesgos y crisis para posibilitar el desarrollo de un enfoque sistémico y coordinado, inexistente en la actualidad, y que muchos de ellos mencionan la perspectiva de la creación de una DG de Riesgos y Crisis que abarque tanto la preparación de las sociedades como la prevención y la gestión de los riesgos y crisis derivados de nuestras vulnerabilidades;

    32.

    afirma que el principal reto para afrontar los riesgos y las crisis es cambiar la mentalidad de los responsables políticos y los procesos de toma de decisiones políticas. La inmensa mayoría de los responsables políticos no está formada en la anticipación y la gestión de las crisis ni en los retos de la resiliencia. Se han multiplicado los mecanismos centrados en la gestión de un riesgo claramente identificado, lo que ha provocado una fragmentación de las políticas públicas en detrimento de una visión global centrada en la resiliencia, el análisis de las vulnerabilidades sociales y territoriales y la preparación para afrontar riesgos desconocidos. Debe difundirse una nueva cultura colectiva de riesgos y crisis en torno al principio de preparación de la sociedad;

    33.

    por tanto, propone la creación de una Escuela Europea de Riesgos y Crisis que ofrezca itinerarios de formación para los responsables políticos y los operativos, desarrolle repositorios profesionales y un dispositivo de acreditación que permita crear comunidades profesionales coherentes y facilite la movilidad y el reconocimiento mutuo, apoye la formación continua, desarrolle redes y actividades de intercambio de conocimientos y experiencias, y organice talleres en torno a la experiencia adquirida y al diseño de estrategias y respuestas operativas innovadoras;

    34.

    subraya que las crisis mundiales pueden comenzar fuera de Europa, pero sus consecuencias se dejan sentir en cualquier Estado miembro, por ejemplo, en forma de crisis de refugiados o de problemas de acceso a productos críticos. Es preciso reforzar la capacidad de anticiparse a las crisis mundiales y prevenirlas mediante una acción concertada, también fuera de la UE;

    35.

    considera que actuar allí donde surjan los nuevos riesgos redunda en interés de Europa para limitar la exposición de la Unión a los riesgos. Las autoridades pertinentes en el seno de la Unión deben contar con los medios necesarios para trabajar en red con numerosos organismos con los que el CDR ya está asociado [en particular, a nivel internacional, con la Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastre (UNDRR), su plataforma para Europa y Asia Central y la iniciativa Desarrollando Ciudades Resilientes 2030 (MCR2030)] y para participar en intervenciones fuera de las fronteras de la UE, en colaboración con los países interesados, tan pronto como se detecten los riesgos, movilizando para ello recursos importantes. Esta cooperación debe darse ya en la fase de preparación y, en particular, durante las acciones de prevención, reducción de las vulnerabilidades y preparación de las sociedades ante las crisis. Para ello, los mecanismos existentes y las plataformas de partes interesadas como la Red de Conocimientos sobre Protección Civil de la Unión deberían reforzar las asociaciones con los agentes de la sociedad civil y las ONG locales;

    Sociedades resilientes y preparadas para afrontar mejor los riesgos y las crisis

    36.

    considera que uno de los fundamentos intrínsecos de la resiliencia es la capacidad de movilización de los ciudadanos para gestionar las primeras horas de una crisis a la espera del despliegue de la ayuda. Esto implica la formación previa de cada ciudadano, la preparación de cada hogar y prácticas de solidaridad a escala local. Por consiguiente, la Unión Europea debería dotarse de una estrategia de 72 horas para hacer frente a las crisis, adaptada localmente teniendo en cuenta las circunstancias propias de cada país y región, basándose en particular en las enseñanzas extraídas de la experiencia de países como Japón o los Estados Unidos;

    37.

    quiere defender dos convicciones firmes: la mejor manera de cambiar las mentalidades es formar a niños y jóvenes; una participación ciudadana, una vida asociativa y un compromiso de voluntariado sólidos son los mejores factores de resiliencia de las sociedades. En este sentido, el CDR propone complementar los objetivos de resiliencia de la UE ante las catástrofes con tres nuevas iniciativas emblemáticas:

    la generalización (adaptada a los contextos y necesidades locales y regionales) de los «talleres sobre riesgos» (risk factories(3) ya experimentados en varios países para formar a todos los niños de edades comprendidas entre los 6 y los 10 años sobre las cuestiones y los gestos adecuados para prepararse ante los riesgos y afrontarlos;

    la creación de un marco europeo de formación sobre las primeras reacciones y operaciones de emergencia que permita disponer en cada país de formaciones con créditos transferibles y capitalizables que todos los jóvenes deberían obtener antes de cumplir los 20 años;

    una campaña europea de promoción del compromiso cívico de voluntariado en los cuerpos de voluntarios y en las asociaciones no gubernamentales;

    38.

    pide asimismo abandonar los enfoques probabilísticos de los riesgos que conducen sistemáticamente a subestimar algunos muy importantes, como ha ocurrido con las epidemias, y no limitarse a planes de acción para gestionar los riesgos medioambientales e industriales conocidos y probables; por el contrario, hay que establecer en cada ciudad, provincia y región sin excepción una estrategia de resiliencia y una plataforma de movilización local para organizar equipos locales de resiliencia y preparar a las sociedades para las crisis, prestando especial atención al acompañamiento de las poblaciones más vulnerables; estas plataformas locales de resiliencia deben basarse en la movilización de la ciudadanía, fomentar la interdisciplinariedad, facilitar el intercambio de datos y su interoperabilidad, favorecer la cooperación, sobre todo en el plano transfronterizo, hacer más fluida la cadena de respuesta a las crisis y reforzar la resiliencia ante ellas;

    39.

    aboga por una acción contundente para reducir la precariedad digital, que constituye un riesgo adicional en un contexto de crisis ya que deja a una parte importante de la población sin acceso a la información y a los servicios esenciales. Insiste en la necesidad de crear en las ciudades y regiones una red de puntos de acceso físico a la información, la ayuda y la asistencia humana que estén lo más cerca posible de la población y que sean operativos en caso de crisis;

    El mecanismo rescEU y los sistemas de coordinación de la respuesta a emergencias

    40.

    apoya toda inversión financiera europea destinada a reforzar el mecanismo rescEU para permitir no solo aumentar la capacidad de la UE para reaccionar con rapidez y de manera global y autónoma, sino también para reforzar su papel en la gestión de riesgos y catástrofes;

    41.

    acoge con satisfacción la iniciativa CECRE 2.0, cuyo objetivo es reforzar la capacidad de anticipar, prever y preparar acontecimientos intersectoriales a escala de la UE y seguir mejorando e invirtiendo en sistemas de alerta rápida para garantizar que la información y la sensibilización tempranas se traduzcan en acción. El Comité Europeo de las Regiones reconoce el trabajo realizado en este ámbito por la Comisión Europea de conformidad con su mandato en materia de sistemas de alerta rápida en el marco de la legislación relativa al Mecanismo de Protección Civil de la Unión destinado a desarrollar sistemas de detección, información y alerta transfronterizos como el sistema europeo de alerta de inundaciones (EFAS), el sistema europeo de información sobre incendios forestales (EFFIS) y el Observatorio Europeo de la Sequía (EDO);

    La Autoridad de Preparación y Respuesta ante Emergencias Sanitarias (HERA) y la Unión Europea de la Salud

    42.

    apoya a la HERA y a la labor que ha realizado desde hace un año, en particular para determinar los riesgos para la salud, establecer escenarios de gestión y contramedidas médicas, así como reforzar las cadenas de valor y la capacidad de producir en Europa los bienes y servicios que necesitamos; recuerda que la HERA necesita un apoyo político y financiero reiterado y continuo durante varios años para desempeñar eficazmente sus funciones;

    43.

    reconoce que es difícil evaluar la actuación de la HERA tras solo un año de funcionamiento, pero reitera su solicitud de una mayor participación no solo del Parlamento Europeo, sino también de las ciudades, las regiones y los agentes sociales en los órganos de la HERA y, en particular, en su Foro;

    44.

    valora positivamente la adopción de nuevos enfoques basados en el concepto «Una sola salud» para descompartimentar la salud humana, la salud animal y la salud medioambiental, y para integrar las políticas sanitarias en un enfoque coherente de desarrollo sostenible;

    45.

    alerta de nuevo y con firmeza a la Comisión y al Consejo sobre los esfuerzos insuficientes realizados para reforzar en Europa la producción de los artículos y medicamentos que se necesitan para hacer frente a las crisis sanitarias y sobre las prácticas de los compradores públicos que en muchos países priorizan los precios bajos en detrimento de la producción en Europa, olvidando así las lecciones de la crisis de la COVID-19;

    46.

    propone que la resiliencia de los sistemas sanitarios, incluidos la medicina comunitaria y los hospitales, sea un tema de trabajo abierto en el marco de la Europa de la Salud, movilizando a los Estados miembros y a los entes locales y regionales competentes. Se trata, en particular, de garantizar que la continuidad de la asistencia sanitaria pueda garantizarse en los períodos de crisis gracias a unas capacidades de acogida existentes o provisionales suficientes. A este respecto, pide que se pongan en marcha estudios para evaluar las consecuencias de los aplazamientos o interrupciones de la asistencia sanitaria relacionados con la crisis de la COVID-19, en particular en lo que respecta al cáncer, las enfermedades crónicas y la salud mental;

    47.

    desea que se profundice en el debate sobre la utilización de los datos sanitarios para identificar a las poblaciones más vulnerables a las crisis y facilitar así su acompañamiento social y la continuidad de su atención médica. Sin dejar de lado los retos éticos y operativos, el CDR fomenta la creación de un «espacio europeo de datos sanitarios» que permita recopilar datos, mejorar su calidad y ponerlos a disposición de los servicios públicos locales; advierte del riesgo de que sectores enteros de la población no se incluyan en los datos sanitarios recogidos debido a su exclusión o a la brecha digital;

    Por un enfoque transversal de la vulnerabilidad, la preparación ante las crisis y la gestión de crisis

    48.

    propone que el índice y el cuadro de indicadores de las vulnerabilidades se tengan en cuenta para orientar la evolución de las distintas políticas de la Unión más allá de la política de cohesión (por ejemplo, en la política agrícola común, la política de investigación e innovación o la Unión Europea de la Salud). Para llevarlo a cabo, un grupo de trabajo entre distintas DG de la Comisión podría resultar especialmente útil;

    49.

    apoya un enfoque de resiliencia desde la fase de diseño que permita integrar los impactos en materia de resiliencia y vulnerabilidad desde las primeras fases de elaboración de políticas públicas, reglamentos y planes de acción, grandes programas de inversión, infraestructuras importantes, etc.;

    50.

    considera que la contratación pública está llamada a desempeñar un importante papel en el fomento de innovaciones, la experimentación con nuevas solidaridades locales y el refuerzo de la resiliencia de las infraestructuras y los equipamientos de los territorios;

    51.

    promueve la creación, en el marco de Horizonte Europa, de una «misión» que aborde la resiliencia ante los riesgos y las crisis (gestión, preparación, cultura compartida, vulnerabilidades), complementaria del bloque de investigación «Seguridad civil para la sociedad», que sigue centrándose en el desarrollo de métodos y tecnologías, para convertirlo en un laboratorio viviente de innovación y de movilización arraigadas en las situaciones concretas de las ciudades y regiones.

    Bruselas, 24 de mayo de 2023.

    El Presidente del Comité Europeo de las Regiones

    Vasco ALVES CORDEIRO


    (1)  https://drmkc.jrc.ec.europa.eu/risk-data-hub/#/vulnerability-in-europe

    El índice de vulnerabilidad permite ir más allá del trabajo realizado por el JRC en el marco del «cuadro de indicadores de resiliencia», que presenta un enfoque más amplio de las capacidades de adaptación y anticipación de las sociedades (https://commission.europa.eu/strategy-and-policy/strategic-planning/strategic-foresight/2020-strategic-foresight-report/resilience-dashboards_en).

    (2)  https://civil-protection-knowledge-network.europa.eu/about-knowledge-network.

    (3)  Por ejemplo, en Escocia: http://www.safercommunitiesscotland.org/wp-content/uploads/the-risk-factory.pdf; en los Países Bajos: https://www.riskfactorymwb.nl/over-ons/.


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