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Document 52010DC0296

Comunicación de la Comisión al Parlamento Europeo, al Consejo, al Comité Económico y Social Europeo y al Comité de las Regiones - Un nuevo impulso a la cooperación en educación y formación profesional para apoyar la Estrategia Europa 2020

/* COM/2010/0296 final */

52010DC0296




[pic] | COMISIÓN EUROPEA |

Bruselas, 9.6.2010

COM(2010) 296 final

COMUNICACIÓN DE LA COMISIÓN AL PARLAMENTO EUROPEO, AL CONSEJO, AL COMITÉ ECONÓMICO Y SOCIAL EUROPEO Y AL COMITÉ DE LAS REGIONES

Un nuevo impulso a la cooperación en educación y formación profesional para apoyar la Estrategia Europa 2020

COMUNICACIÓN DE LA COMISIÓN AL PARLAMENTO EUROPEO, AL CONSEJO, AL COMITÉ ECONÓMICO Y SOCIAL EUROPEO Y AL COMITÉ DE LAS REGIONES

Un nuevo impulso a la cooperación en educación y formación profesional para apoyar la Estrategia Europa 2020

1. Introducción

La calidad del capital humano es crucial para el éxito de Europa. La Estrategia Europa 2020[1] pone un énfasis decidido en la educación y la formación para promover un «crecimiento inclusivo, sostenible e inteligente». La presente Comunicación responde al llamamiento de la Estrategia Europa 2020 para que se potencie el atractivo de la educación y formación profesional (EFP), y describe su potencial con respecto a las iniciativas emblemáticas de la Estrategia, a saber, «Agenda de nuevas cualificaciones y empleos» y «Juventud en Movimiento», incluido su «Marco de Empleo de los Jóvenes».

La misión de la EFP es doble: por un lado, ayudar a cubrir, a corto plazo y en el futuro, las necesidades de capacidades de Europa; paralelamente, reducir el impacto social de la crisis y facilitar la recuperación posterior. Este doble reto le impone reformas urgentes. La necesidad de mejorar las cualificaciones en Europa[2] es aún más urgente si se tiene en cuenta la demanda de talentos en todo el mundo y el rápido desarrollo de los sistemas de educación y formación en economías emergentes, como China, Brasil o la India.

Las previsiones indican una mayor demanda de cualificaciones de nivel medio y alto de aquí a 2020[3]. La continua evolución de los productos y procesos bajo la influencia de las TIC (tecnologías de la información y la comunicación), unida a la necesidad de que la economía reduzca las emisiones de carbono y al envejecimiento de la población, implicará cambios en los puestos de trabajo y las estructuras sociales: la educación y la formación, incluida la EFP, deben adaptarse a esos cambios. La educación y formación profesional inicial (EFPI) debe dotar a los jóvenes de capacidades acordes con la evolución de los mercados de trabajo: las cibercapacidades[4], un nivel muy elevado de competencias clave[5] o la alfabetización digital y mediática para mejorar las competencias digitales[6]. Una de sus misiones destacadas es atajar el alto índice de desempleo juvenil de Europa. Además, dado que la secuencia tradicional «formación-trabajo-jubilación» va a verse alterada con novedades en las carreras y ocupaciones de los adultos, estos deben tener la oportunidad de actualizar sus capacidades y competencias mediante la educación y formación profesional continua (EFPC). El reciente informe de expertos sobre Nuevas Capacidades para Nuevos Empleos[7] presenta varias recomendaciones para ambas vertientes del sistema de EFP.

La EFP tiene también la responsabilidad de responder a retos más amplios de nuestra sociedad, y particularmente de promover la inclusión social. Es fundamental capacitar a todas las personas en edad laboral, a través de oportunidades de formación accesibles e igualitarias, para que participen en la vida económica y social.

Una economía más «ecológica» ofrece nuevos puestos de trabajo, y estos exigen nuevas capacidades. Los sistemas de EFP deben adaptarse para garantizar que los trabajadores puedan ajustar sus capacidades a las necesidades del mercado de trabajo de una economía sostenible desde el punto de vista medioambiental, con conceptos de formación articulados en torno a las competencias.

En Europa, la EFP abarca sistemas nacionales variados, arraigados en sus entornos económicos y sociales específicos. Normalmente, la EFPI forma parte de la educación secundaria superior[8], pero también incluye el nivel terciario (los centros llamados Fachhochschulen, universidades de ciencias aplicadas o escuelas profesionales, en diversos países)[9]. La EFPC incluye una variada formación de orientación profesional ofrecida por diversos proveedores de formación. La EFPI se imparte en marcos relativamente regulados, mientras que la EFPC suele carecer de regulación. Lo que tienen en común es que ambas se enfrentan a retos y tienen que modernizarse.

El artículo 166 del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea afirma que la Unión «desarrollará una política de formación profesional que refuerce y complete las acciones de los Estados miembros». El proceso de Copenhague[10], iniciado en 2002, ha ayudado a los Estados miembros a modernizar sus sistemas de educación y formación profesional. Este proceso impulsó el planteamiento basado en los resultados del aprendizaje y la perspectiva del aprendizaje permanente, y respaldó el desarrollo de herramientas comunes de referencia, como Europass, el Marco Europeo de Cualificaciones (MEC), el Sistema Europeo de Créditos para EFP (ECVET) y el Marco de Referencia Europeo de Garantía de la Calidad en la Educación y Formación Profesionales (Eqavet).

Los ministros de la UE responsables de EFP, los interlocutores sociales europeos y la Comisión Europea van a revisar las prioridades del proceso de Copenhague en diciembre de 2010. Por tanto, el objetivo de la presente Comunicación es proponer una visión para el futuro de la EFP. Se basa en la Estrategia Europa 2020 y el marco estratégico para la cooperación europea en el ámbito de la educación y la formación hasta 2020[11], a los que contribuye. También tiene en cuenta la Agenda Social Renovada de la UE[12] y la Estrategia de la UE para la Juventud[13].

2. Un nuevo impulso para la EFP

Para 2020, la educación y formación profesional europea contribuirá a la excelencia y la equidad de los sistemas de aprendizaje permanente de la UE, y apoyará los objetivos de crecimiento inteligente e inclusivo de Europa 2020:

- haciendo de la EFPI una opción atractiva de aprendizaje, muy pertinente para las necesidades del mercado de trabajo y las vías de acceso a la enseñanza superior,

- dando fácil acceso a la EFPC a personas en diferentes situaciones vitales para facilitar el desarrollo de las capacidades y los cambios de carrera,

- creando sistemas flexibles basados en el reconocimiento de los resultados del aprendizaje, incluidos los diplomas, y apoyando los itinerarios de aprendizaje individuales,

- apoyando adecuadamente a las personas en situación desventajosa e

- integrando la movilidad transfronteriza entre las prácticas de EFP.

El presente capítulo resume los elementos clave que deben incorporarse al relanzamiento del proceso de Copenhague. Se inspira en las cuatro prioridades para 2020 del marco estratégico para la cooperación europea en el ámbito de la educación y la formación: aprendizaje permanente y movilidad, calidad y eficacia, equidad y ciudadanía activa e innovación, creatividad y espíritu emprendedor. También se aborda la cooperación internacional en el ámbito de la EFP.

2.1. El papel clave de la EFP en el aprendizaje permanente y la movilidad

Conforme evoluciona la estructura de la población europea y se hacen más frecuentes los cambios a mitad de carrera, aumenta la necesidad de mantener siempre actualizadas las capacidades y, paralelamente, crece la importancia de la EFPC. Por tanto, debe maximizarse el acceso a las oportunidades de formación a diversos niveles. Esto puede hacer que cambie sustancialmente la manera, el momento y las personas responsables de organizar, ofrecer y financiar la EFP.

Acceso flexible a la formación y las cualificaciones

Se precisa una mayor flexibilidad en relación con la manera de adquirir los resultados del aprendizaje, de evaluarlos y de ver cómo conducen a las cualificaciones.

El papel de los empleadores en la provisión de EFPC es cada vez mayor; ahora que los cambios se aceleran, los patronos deben conceder a sus empleados períodos para formarse de manera intensiva. Para los proveedores tradicionales de formación inicial, como las escuelas de EFP, podría ser interesante desarrollar conceptos flexibles de EFPC «a la carta» para grupos heterogéneos de alumnos. Los centros de enseñanza superior deberán tal vez ser más abiertos en su oferta de EFPC, ofreciendo formación específicamente adaptada a las necesidades de empleados y empleadores, particularmente si se trata de microempresas y pequeñas empresas. Se habrá de combinar un acceso flexible a la formación con modalidades flexibles de organización del trabajo y del mercado laboral. Un reto particular será conciliar el trabajo, el aprendizaje y la familia, para incentivar la participación de la mujer.

La validación del aprendizaje no formal e informal[14] ofrece vías para mejorar la capacitación de los trabajadores y reinsertarlos en el mercado de trabajo. Para lograrlo es fundamental adoptar, en relación con las cualificaciones profesionales, un enfoque basado en los resultados, como el que promueven el MEC y el ECVET: este enfoque debe quedar incorporado a todos los elementos del sistema de educación y formación.

La tendencia general a la mejora de la capacitación tiene sus implicaciones para la relación entre la EFP y la enseñanza superior. Para ayudar a lograr el objetivo general de Europa 2020 de que la proporción de licenciados superiores alcance el 40 %, es preciso trazar vías realmente abiertas entre la EFP y la enseñanza superior, y respaldar decididamente la EFP de nivel terciario. Con unos marcos nacionales de cualificaciones completos y referenciados con respecto al MEC puede facilitarse la permeabilidad entre la EFP y la enseñanza superior: los marcos relativos a los niveles superiores de cualificaciones deberían cubrir ambos sectores, con una fuerte convergencia entre los sistemas ECTS y ECVET.

Las oportunidades de aprendizaje permanente en EFP inicial y continua deben combinarse con servicios de orientación y asesoramiento para facilitar las transiciones de la formación al empleo y entre puestos de trabajo. La orientación de los servicios públicos de empleo debe funcionar en estrecha cooperación con la orientación facilitada por los sistemas de educación y formación. Para afrontar las transiciones, tanto jóvenes como adultos precisan de capacitación que desarrolle sus capacidades de gestión de carrera[15]. La orientación debería enfocarse de otro modo, basado menos en los tests y más en «catas» personales, ofreciendo a los jóvenes la oportunidad de tomar contacto con varias ramas profesionales y posibles carreras. Ha de prestarse especial atención a la igualdad entre hombres y mujeres, a fin de animar a los jóvenes a pensar en profesiones que no se encasillen en los tradicionales esquemas sexistas.

Planteamiento estratégico de la movilidad en la EFP

Es urgente intensificar la movilidad trasnacional con fines educativos en el ámbito de la EFP, especialmente para la formación profesional inicial y los períodos de aprendizaje. La movilidad puede ayudar a superar las barreras lingüísticas y a desarrollar la confianza en sí mismo, la adaptabilidad, el sentido de la responsabilidad, la empleabilidad y la competencias interculturales. La Estrategia Europa 2020 y su iniciativa «Juventud en Movimiento» subrayan el valor de la movilidad para el aprendizaje, y defienden que sus ventajas se pongan al alcance de todos los jóvenes. En esta línea, es interesante explorar enfoques innovadores sobre la manera de reforzar la movilidad en la EFP, particularmente de los aprendices.

Los períodos de estudio o formación en otros países deben ser una parte normal de los itinerarios de formación profesional, tanto para los alumnos como para los profesionales de la EFP. En este contexto, la enseñanza de idiomas tiene especial importancia para los programas de EFP. Ha de hacerse uso del ECVET para que tenga reconocimiento la experiencia de formación con movilidad. Los períodos de formación en empresas tienen la peculiaridad de involucrar en el proceso a las empresas, que suelen ser PYME. Tomando como base los resultados del proyecto piloto sobre movilidad de los aprendices, sería positivo crear para ello estructuras adecuadas de apoyo gestionadas por las redes de responsables de EFP. La «movilidad virtual» merced a las TIC (aprendizaje electrónico) debería promoverse como complemento de la movilidad física. Ante los retos específicos que plantea la EFP, el marco de referencia sobre la movilidad en educación y formación que se está desarrollando en el marco del método abierto de coordinación debe fijar un objetivo ambicioso, especialmente para la EFP.

Para modernizar los sistemas de EFP con vistas al aprendizaje permanente y la movilidad se precisa la participación y el compromiso firmes de todos los interesados. Las autoridades públicas a todos niveles tendrán cometidos diversos, pero todos cruciales. Los interlocutores sociales necesitan respaldo para cumplir su papel en la organización, prestación y financiación de formación, pero deberían también promover y facilitar activamente la movilidad. La motivación necesaria para que las personas entren en la dinámica de la movilidad y se incorporen al aprendizaje permanente debe transmitirse a través de herramientas y sistemas eficaces y sostenibles (por ejemplo, vales de formación, cuentas individuales de aprendizaje o fondos de formación).

Las acciones clave en la EFP para apoyar el aprendizaje permanente y la movilidad deberían apuntar principalmente hacia:

- conceptos flexibles y personalizables para amplificar el acceso a la EFP continua ofrecida por los empleadores, los proveedores tradicionales de formación y los centros de enseñanza superior, combinados con los incentivos financieros oportunos;

- pasarelas reales entre la EFP y la enseñanza superior, y desarrollo de programas de EFP terciarios;

- un alto grado de validación del aprendizaje no formal e informal;

- servicios integrados de orientación y asesoramiento para facilitar las transiciones y la elección de aprendizaje y carrera;

- para 2020, un uso sistemático del MEC, del ECVET y de Europass, para dar transparencia a las cualificaciones y hacer transportables los resultados del aprendizaje;

- estrategias de movilidad transnacional a nivel de los proveedores de EFP, facilitadas por estructuras de movilidad adecuadas.

2.2. Más atractivo y excelencia para la EFP gracias a la calidad y la eficiencia

El atractivo y la excelencia de la EFP dependen de múltiples factores. Para el alumno, su atractivo depende de los resultados a corto y largo plazo en forma de facilidad para pasar de la escuela al trabajo, demanda de ocupaciones específicas[16], niveles salariales y perspectivas de carrera. Desde una perspectiva global, el atractivo de la EFP depende de su calidad y eficiencia, el alto nivel de los profesores y formadores, la correspondencia con las necesidades del mercado de trabajo y las vías que abre a un aprendizaje suplementario sin topes, incluso a nivel terciario.

Aplicación del aseguramiento de la calidad en la EFP

Aunque muchos reconocen la importancia del aseguramiento de la calidad, aún no se ha logrado definir la manera de llevarlo a efecto, y tampoco parece existir una «cultura de la calidad» en la EFP. El Marco de Referencia Europeo de Garantía de la Calidad para la Educación y la Formación Profesionales (Eqavet), de reciente adopción, define un programa orientado a la calidad en la EFP inicial y continua. Este marco aumenta la transparencia y ayuda a generar confianza recíproca entre los sistemas nacionales de EFP. A escala europea, la cooperación entre los puntos de referencia nacionales para la garantía de calidad (QANRP) se llevará a cabo a través de la red Eqavet. A nivel nacional, deben tomarse medidas para crear un marco de aseguramiento de la calidad, con actividades de apoyo dirigidas a los proveedores de formación para garantizar la aplicación y la participación a todos niveles.

Nuevas tareas de los profesores y formadores

El papel de los profesores y formadores en la modernización de la EFP es esencial, y ha de prestarse especial atención a su contratación, su desarrollo profesional y su posición en la sociedad. Los cambios que van a marcar el futuro, como se ha señalado, plantean nuevos retos a profesores y formadores de EFP[17], y requieren nuevos métodos didácticos, planes de estudios, medidas de aseguramiento de la calidad y tareas administrativas y de gestión.

Hay convergencia en los papeles de profesores y formadores: un formador de una estructura de aprendizaje en el trabajo necesitará más competencias pedagógicas y tendrá que desempeñar un papel de apoyo y de tutoría; mientras que un profesor de una escuela necesitará, como un formador, una buena comprensión de las prácticas de trabajo. Esta convergencia debería reflejarse en las políticas de contratación de personal y en el desarrollo continuo de cualificaciones y competencias, que deben ser validadas y reflejarse en la carrera de estas personas.

Excelencia profesional combinada con unas competencias clave bien desarrolladas

Es cada vez más urgente, también en la educación y formación profesionales, hacer hincapié en las competencias clave[18]. Las competencias clave son la base del aprendizaje permanente y del éxito en las carreras y profesiones individuales. El desarrollo de las competencias clave tiene que proseguir después de la educación obligatoria, tanto en la educación y formación profesional inicial como en la continua. Al mismo tiempo, el rápido cambio tecnológico implica una mejora constante de las cualificaciones profesionales y laborales de tipo manual[19]. El reto es combinar mejor las cualificaciones profesionales y las competencias clave, a un nivel elevado.

Para adaptar al máximo la oferta de EFP a las necesidades del mercado laboral, conviene reforzar el uso de diversas formas de aprendizaje en el trabajo. La investigación indica que el aprendizaje en el trabajo tiende a aumentar las posibilidades de empleo en las fases tempranas de la vida laboral. El aprendizaje en el trabajo facilita también el desarrollo de un enfoque basado en los resultados del aprendizaje para la EFP, pues se tenderá a basar el aprendizaje, las cualificaciones y la evaluación en las competencias (prueba de las cualificaciones). Por lo tanto, debe animarse a los empleadores a maximizar la oferta de períodos de aprendizaje y prácticas.

Eficacia y pertinencia para el mercado laboral merced el trabajo asociado

Como se subraya en la Estrategia Europa 2020, la cooperación entre los responsables de la EFP y, señaladamente, la implicación de los interlocutores sociales en el diseño, la organización, la provisión y la financiación de la educación y formación profesional son indispensables para que esta sea eficaz y se adecue a las necesidades del mercado de trabajo. En muchos países, estas asociaciones se presentan como Consejos de cualificaciones[20], que participan en la supervisión de los mercados de trabajo, el desarrollo de perfiles profesionales, los planes de estudios, la certificación y otras actividades. Los Consejos sectoriales europeos sobre empleo y capacidades, cuya puesta en funcionamiento con carácter experimental está programada para 2011, deben servir para difundir la información y las buenas prácticas sobre las tendencias en este ámbito[21].

La pertinencia de la EFP con relación al mercado de trabajo puede reforzarse con el desarrollo de herramientas de anticipación para adaptar las cualificaciones y los empleos[22]. Sobre la base de esta adaptación, los proveedores de EFP, en cooperación con los representantes locales del mercado de trabajo, deben poder adaptar los planes de estudios para responder a carencias, excedentes, divergencias o caducidad de las capacidades. Es preciso mejorar las metodologías para que las herramientas de anticipación sean coherentes y comparables, por ejemplo desarrollando un sistema común de clasificaciones de las capacidades, competencias y empleos, sobre la base de los resultados del aprendizaje.

Las acciones clave para mejorar la calidad y eficiencia de la EFP inicial y continua deben tender a:

- aplicar sistemas de aseguramiento de la calidad a nivel nacional, conforme a la recomendación del Eqavet;

- desarrollar un marco de competencias para los profesores y formadores de EFP inicial y continua;

- dotar a la mano de obra de capacidades profesionales de alta calidad y pertinentes para el mercado laboral mediante un recurso cada vez mayor a diversas formas de aprendizaje en el trabajo;

- reforzar el desarrollo de las competencias clave para garantizar la adaptabilidad y flexibilidad de los aprendices y trabajadores;

- dotar a la oferta de EFP de más capacidad de respuesta ante las necesidades cambiantes del mercado de trabajo, merced a herramientas de anticipación, en cooperación con los interlocutores sociales y los servicios públicos de empleo.

2.3. Equidad y ciudadanía activa

La educación y la formación tienen un papel importante a la hora de promover la equidad, la inclusión social y la ciudadanía activa. La exclusión social de las personas poco cualificadas, los alumnos de poblaciones inmigrantes, los desempleados y quienes tienen necesidades educativas especiales se debe frecuentemente a una acumulación de elementos como una baja cualificación formal y carencias en capacidades básicas y competencias transversales. La educación y la formación pueden ser armas importantes para luchar contra la exclusión social; los sistemas de EFP tienen un papel particularmente importante[23].

Una EFP inclusiva para un crecimiento inclusivo

Una de las metas principales de la Estrategia Europa 2020 es reducir al 10 % el porcentaje de abandono escolar, tanto en la educación general como en la EFP. Los ejemplos de algunos países con ofertas de formación de alta calidad, que incluyen sistemas de aprendizaje en prácticas, muestran que la EFP es capaz de dar a quienes abandonan los estudios una nueva oportunidad de volver a aprender. Un aprendizaje fuera de las aulas, en el trabajo, estrechamente vinculado al mercado laboral local y que comprenda tanto el aprendizaje formal como el informal, puede ofrecer una alternativa atractiva para los alumnos con inclinaciones menos académicas.

Una EFP adaptada a las necesidades individuales de los alumnos es importante para fomentar la inclusión. La oferta de formación debe hacerse más flexible y modular y ofrecer planes individualizados de aprendizaje. Estos enfoques son más efectivos cuando la formación se presenta en forma de EFP general, y no está estructurada en programas específicos para grupos determinados. Sin embargo, para la integración de algunos grupos, como las personas con discapacidad o las poblaciones migrantes, podría necesitarse un apoyo suplementario, tal vez con la validación del aprendizaje no formal e informal y la oferta de cursos de idiomas específicos para los inmigrantes.

Cuanto más integrada esté la EFP en el sistema general de educación y formación, más significativo será su papel en favor de la justicia social. La mejora del nivel de excelencia de la EFP, la creación de pasarelas hacia la enseñanza superior y la consolidación de programas de EFP de nivel terciario pueden aumentar las expectativas de los estudiantes de EFP y darles vías para mejorar sus perspectivas sociales.

Todo esto exige el apoyo de unos servicios de orientación accesibles y específicos, que ayuden, particularmente en momentos de transición cruciales, a los alumnos en riesgo de abandono. Además, es preciso controlar constantemente los índices de empleo de los alumnos de EFP, en especial de los que pertenezcan a grupos de riesgo, sin olvidar datos sobre el perfil socioeconómico de los alumnos y los porcentajes de abandono en la EFP[24].

Cuanto más supere la educación y formación profesional los aspectos meramente laborales, mejor podrá favorecer la equidad. La EFP puede apoyar el desarrollo de las identidades profesionales y sociales de los ciudadanos, al mismo tiempo que su sentimiento de pertenencia a una comunidad de práctica. Esto contribuye a su riqueza social, mejora su confianza y favorece la integración en la sociedad. Las competencias clave para la ciudadanía activa pueden desarrollarse mediante planes de estudios, con métodos de trabajo participativos, a través de la participación de los alumnos en la toma de decisiones y mediante asociaciones entre proveedores de EFP, comunidades locales y organizaciones de la sociedad civil.

La EFP inicial puede contribuir de forma perceptible a luchar contra el abandono escolar, mejorar la equidad en la educación y promover la mejora de la situación social de los grupos de riesgo, al ofrecer:

- formación de alta calidad orientada hacia el aprendizaje en el trabajo, adaptado a las necesidades individuales;

- transiciones entre la EFP y la enseñanza superior accesibles para los grupos de riesgo;

- sistemas de seguimiento adecuados para supervisar los niveles de empleo de los alumnos de EFP, con especial atención a los que pertenecen a grupos de riesgo.

La EFP continua e especialmente propicia para aumentar la participación en el mercado laboral de grupos de riesgo, ofreciendo:

- itinerarios individuales de aprendizaje flexibles y modulares;

- aprendizaje en el trabajo y centrado en la adquisición de las competencias clave;

- servicios de orientación y validación del aprendizaje previo, particularmente para facilitar la integración de los inmigrantes en la sociedad.

Con vistas al desarrollo de las competencias clave para la ciudadanía activa:

- debe reforzarse la cooperación entre proveedores de EFP, comunidades locales, organizaciones de la sociedad civil, padres y alumnos.

2.4. Innovación, creatividad y espíritu emprendedor

Como subraya la Estrategia Europa 2020, los sistemas de educación y formación deberían centrar los currículos en la creatividad, la innovación y el espíritu emprendedor. Para cumplir su papel, la formación profesional tiene que reflejar los cambios en la economía y en la sociedad.

El impulso a la creatividad y la innovación debe centrarse en las personas, en el marco de unos sistemas de EFP modernos, con excelencia y alta calidad. Los proveedores de EFP, en asociación con autoridades y empresas, deben estimular la creatividad y un marco favorable a la innovación que fomente la toma de riesgos y la experimentación.

También deben hacer uso del aprendizaje basado en la experiencia, y exponer a los alumnos a tareas no rutinarias y situaciones atípicas. Se pone de manifiesto la necesidad de promover el aprendizaje activo, tanto para la EFP en el trabajo como en el medio escolar, y de dar a cada alumno la oportunidad de controlar y desarrollar su propio aprendizaje; a esto también pueden contribuir herramientas de TIC —incluido el aprendizaje electrónico— innovadoras, creativas y especialmente diseñadas para facilitar el acceso a la formación y su flexibilidad.

Al mismo tiempo, la educación para el espíritu emprendedor, concepto que enmarca el sentido de la iniciativa, la capacidad de llevar ideas a la práctica, la creatividad y la confianza en sí mismo, debe fomentarse y ponerse al alcance de todos los alumnos de EFP, a través de todos los planes y ramas de estudios[25]. Su objetivo debe ser sensibilizar ante la actividad autónoma como opción de carrera y formar a los jóvenes para que creen sus propias empresas. El emprendimiento debe convertirse en una parte normal del marco de competencias de los profesores y formadores. A escala europea merecen respaldo diversas iniciativas, como la creación de redes, el proyecto piloto Erasmus Jóvenes Empresarios y los intercambios de educadores y empresarios para fomentar el espíritu emprendedor, o de buenas prácticas en el ámbito de la educación para el emprendimiento.

La EFP puede apoyar la creatividad, la innovación y el espíritu emprendedor de los alumnos:

- aportando aprendizaje basado en la experiencia y aprendizaje activo para promover en las personas la adquisición de cibercapacidades, la disposición a asumir riesgos, la iniciativa, la curiosidad, la motivación intrínseca y el pensamiento crítico;

- incorporando el emprendimiento al marco de competencias de los profesores y formadores de la EFP.

2.5. Cooperación internacional en el ámbito de la EFP

La política de EFP de la UE debe dar lugar a más diálogo político y aprendizaje mutuo en el marco de la comunidad internacional, incluyendo tanto los terceros países como las organizaciones internacionales pertinentes.

Sería positivo iniciar una cooperación estructurada con los países vecinos y hacerla extensiva a los países candidatos con el apoyo de la ETF (Fundación Europea de Formación), que ha dado muestras de su valor añadido al respaldar el desarrollo de planes de estudios de EFP y de metodologías didácticas de calidad en esos países. Las herramientas comunes de referencia europeas y los enfoques de las políticas constituyen una importante referencia para la modernización de los sistemas de EFP en los países socios, incluidos los candidatos a ingresar en la UE. Esta cooperación tiene potencial para contribuir a la cooperación transnacional y el desarrollo regional, mejorar la gestión de los desplazamientos legalmente autorizados y luchar contra la inmigración ilegal.

También podría intensificarse la cooperación con la OCDE, la Unesco (especialmente con Unevoc) y la OIT para actividades de investigación y diseño de políticas basadas en datos en el ámbito de la EFP (cooperación para la PIAAC).

3. UNA NUEVA AGENDA DE COOPERACIÓN EUROPEA EN EFP

El relanzamiento de la cooperación europea en EFP a finales de 2010 será el fruto de una estrecha cooperación entre los Estados miembros, la Comisión y los interlocutores sociales. En principio, incluirá la definición de prioridades para los próximos diez años, con objetivos a más corto plazo que serán revisados periódicamente por las partes interesadas. La presente Comunicación es la contribución de la Comisión a la agenda para la modernización de la EFP en la UE y aporta respuestas en marco de las políticas para apoyar la Estrategia Europa 2020.

La cooperación europea en EFP ha tenido éxito hasta la fecha, particularmente al definir una serie de herramientas comunes de la UE para aumentar la transparencia y la portabilidad de las cualificaciones. Sin embargo, la agenda establecida en Europa 2020 exige un enfoque mucho más audaz de las reformas en los sistemas de EFP. Por ello, la Comisión apela a que los ministros de la UE responsables de EFP y los interlocutores sociales europeos:

- respalden una agenda ambiciosa de modernización de la EFP,

- definan resultados concretos que deban lograrse en la próxima década y

- asuman un compromiso firme para su aplicación dentro de los programas de reformas nacionales de la Estrategia Europa 2020.

La próxima década será el momento de concretar, empezando por la aplicación rápida de las herramientas comunes de referencia de la UE, como MEC, ECVET, Europass y Eqavet. Los Estados miembros tienen el papel protagonista, en asociación con los interlocutores sociales y con la participación de las autoridades regionales y locales, los proveedores de formación profesional, los profesores y formadores y los alumnos a todos los niveles. A escala europea se utilizarán las plataformas existentes, como los Directores Generales de Formación Profesional (DGVT) y el Comité Consultivo de Formación Profesional (CCFP), al igual que los programas pertinentes de la UE para apoyar el diseño y la realización de medidas adoptadas de común acuerdo. Además, como se pide en la Estrategia Europa 2020, los interlocutores sociales a nivel europeo deben desarrollar sus propias iniciativas para contribuir a hacer más atractiva la EFP.

Los instrumentos de la UE tienen un papel crucial para apoyar la agenda de modernización y la movilidad en la EFP. Durante sus quince años de existencia, el programa Leonardo da Vinci ha respaldado más de 600 000 prácticas para jóvenes, 110 000 intercambios de profesores y formadores de EFP y 2 000 proyectos innovadores. También proporciona un destacado respaldo a la aplicación de las herramientas de transparencia. El programa Leonardo da Vinci va a seguir apoyando decididamente la accesibilidad, la movilidad y la innovación en EFP en el marco del Programa de Aprendizaje Permanente. También debe

optimizarse el uso de los Fondos Estructurales a fin de impulsar la modernización de los sistemas de EFP y, en especial, la participación en la EFP continua.

La gobernanza del proceso de Copenhague relanzado debe ser coherente con el marco del método abierto de coordinación en educación y formación, y estará ligada a la Estrategia Europa 2020, teniendo en cuenta el perfil de la Unión Europea como actor mundial. El desarrollo de políticas basadas en datos seguirá contando con el apoyo de la investigación, la experiencia y el análisis que aportan el Cedefop y la ETF, así como con los datos estadísticos proporcionados por Eurostat.

[1] COM(2010) 2020.

[2] El término «capacidades» incluye conocimientos, destrezas y competencias según las definiciones del Marco Europeo de Cualificaciones.

[3] Según las previsiones de necesidades de capacidades hasta 2020 realizadas por el Cedefop en febrero de 2010, habrá 15,6 millones de nuevos empleos en la UE para licenciados de enseñanza superior, y 3,7 millones, para graduados de secundaria. Por el contrario, habrá 12 millones de puestos de trabajo menos para quienes estén poco o nada cualificados.

[4] COM(2007) 496, «Cibercapacidades para el siglo XXI». Se prevé que en el plazo de cinco años el 90 % de los trabajos requerirá capacidades de TIC (IDC, 2009).

[5] Recomendación del Parlamento Europeo y del Consejo sobre las competencias clave para el aprendizaje permanente, DO L 394 de 30.12.2006, p. 10.

[6] COM(2010) 245, «Una Agenda Digital para Europa».

[7] COM(2008) 868 e informe del Grupo de Expertos sobre Nuevas Capacidades para Nuevos Empleos (2010).

[8] En la UE el porcentaje medio de estudiantes inscritos en EFP de nivel secundario superior (CINE 3) en la UE era del 51,5 %, con amplias disparidades entre el 13 % de Chipre y el 77 % de Austria.

[9] Según el estudio de la Comisión sobre itinerarios de EFP, en toda la UE alrededor de un 13 % de los estudiantes están inscritos en EFP de nivel terciario, y en torno al 10 % de la población activa posee un título de enseñanza postsecundaria no terciaria.

[10] http://ec.europa.eu/education/vocational-education/doc1143_en.htm .

[11] DO C 119 de 28.5.2009, p. 2.

[12] COM(2008) 412.

[13] COM(2009) 200.

[14] Las directrices europeas para validar el aprendizaje no formal e informal (Cedefop 2009) son un resultado directo del proceso de Copenhague.

[15] DO C 319 de 13.12.2008, pp. 4-7.

[16] Según el estudio «Hot Jobs 2009» realizado por Manpower, actualmente se constatan carencias de capacidades sobre todo en los oficios manuales tradicionales (carpinteros, soldadores o fontaneros).

[17] Cedefop, Consejo Nacional de Educación finlandés (2009): Marco de competencias para los profesionales de la EFP.

[18] Conclusiones del Consejo de 11.5.2010 sobre competencias que sirven de base al aprendizaje permanente y la iniciativa «Nuevas capacidades para nuevos empleos», DO C 135 de 26.5.2010, p. 8.

[19] La UE padece una penuria de personal cualificado en TIC y para 2015 podría carecer de las cualificaciones necesarias para cubrir hasta 700 000 puestos de trabajo de TIC [capítulo 2.6 de COM(2010) 245, «Una Agenda Digital para Europa».

[20] Estudio de la Comisión sobre los consejos sectoriales de empleo y competencias a nivel de la UE.

[21] Para reflejar las necesidades de las PYME, la Comisión está poniendo en marcha un estudio sobre las futuras necesidades de capacidades en las microempresas y empresas artesanales de aquí a 2020.

[22] Informe del grupo de expertos sobre Nuevas Capacidades para Nuevos Empleos (2010).

[23] Conclusiones del Consejo, de 11.5.2010, sobre la dimensión social de la educación y la formación, DO C 135 de 26.5.2010, p. 2.

[24] Conforme a los indicadores 5 y 6 de la Recomendación sobre el Eqavet.

[25] Informe del Grupo de Expertos sobre Emprendimiento en la EFP (2009).

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