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Document 52003XE0289

    Resolución del Comité Económico y Social Europeo para el "Consejo Europeo de primavera de 21 de marzo de 2003"

    DO C 95 de 23.4.2003, p. 59–61 (ES, DA, DE, EL, EN, FR, IT, NL, PT, FI, SV)

    52003IE0289

    Resolución del Comité Económico y Social Europeo para el "Consejo Europeo de primavera de 21 de marzo de 2003"

    Diario Oficial n° C 095 de 23/04/2003 p. 0059 - 0061


    Dictamen del Comité Económico y Social Europeo sobre el tema "La estrategia de Lisboa y el desarrollo sostenible"

    (2003/C 95/14)

    El 24 de octubre de 2002, de conformidad con el aparatado 1 del artículo 19 y el apartado 2 del artículo 29 de su Reglamento Interno, el Comité Económico y Social Europeo decidió elaborar un dictamen sobre el tema mencionado.

    El Subcomité "Desarrollo sostenible", encargado de preparar los trabajos en este asunto, aprobó su dictamen el 5 de febrero de 2003 (ponente: Sr. Ehnmark; coponente: Sr. Ribbe).

    En su 397o Pleno de los días 26 y 27 de febrero de 2003 (sesión del 27 de febrero), el Comité Económico y Social Europeo ha aprobado por 98 votos a favor, 2 votos en contra y 4 abstenciones el presente Dictamen.

    1. Resumen

    1.1. El desarrollo sostenible se planteó en origen como una de las principales prioridades de la Unión Europea. A lo largo de los años, el desarrollo sostenible se ha convertido en uno de los enfoques políticos que más urgencia revisten si se quiere salvaguardar el equilibrio entre el crecimiento económico, el bienestar, la justicia social y el conocimiento medioambiental. Esta urgencia debería quedar claramente reflejada en las decisiones políticas de la Unión. Sin embargo, no es ésta la situación actual. El desarrollo sostenible sigue siendo un concepto bastante general en lugar del instrumento de trabajo integrado que debería ser.

    1.2. El mundo que nos rodea está cambiando con mayor rapidez de lo previsto. El cambio climático, las preocupaciones que suscitan el suministro de energía a largo plazo y las infraestructuras de transporte, los desafíos que plantean la exclusión social y los modelos no sostenibles de producción y consumo: existe toda una serie de factores que representan retos para el bienestar futuro y continuado de la UE. Estos asuntos requieren decisiones respaldadas por los ciudadanos y aplicadas por líderes políticos ejemplares.

    1.3. Tras su proclamación en la Cumbre Europea de Gotemburgo, celebrada en junio de 2001, el desarrollo sostenible no ha sido hasta ahora una directriz especialmente visible en materia de política comunitaria. En lugar de fomentarlo enérgicamente -de conformidad con lo decidido en la Cumbre de Gotemburgo-, el desarrollo sostenible se interpreta con demasiada frecuencia como una cuestión fundamentalmente medioambiental, sin considerarlo parte integrante de una política global que aúne elementos económicos, sociales y medioambientales. El desarrollo sostenible se concibió como un nuevo enfoque de formulación de políticas. Aún queda un gran camino por recorrer en este sentido.

    1.4. El CESE lamenta que el desarrollo sostenible no esté todavía plenamente integrado en la estrategia de Lisboa y que no se haya reconocido como uno de los desafíos más relevantes y de mayor alcance para la UE, que obligará a tomar decisiones difíciles.

    1.5. Por lo tanto, el CESE solicita a la Cumbre de primavera, que tendrá lugar en marzo de 2003, que devuelva al desarrollo sostenible su condición de objetivo prioritario para la Unión Europea. Asimismo, el CESE insta a la Cumbre a que aporte el impulso necesario para que el desarrollo sostenible se integre plenamente en la estrategia de Lisboa. El CESE pide a las presidencias griega e italiana de la Unión que lleven a la práctica esta integración del desarrollo sostenible.

    1.6. Ha llegado el momento de resaltar el papel del desarrollo sostenible como objetivo principal de la Unión Europea. Para ello es preciso llegar a un consenso sobre lo que podría ser el desarrollo sostenible y las medidas políticas que deben tomarse. Las políticas en este ámbito afectarán a la vida cotidiana de los ciudadanos. Por esta razón, es de vital importancia que se establezca un diálogo continuo entre los ciudadanos europeos y sus líderes políticos.

    1.7. También es imprescindible ahora hacer hincapié en que el desarrollo sostenible debería constituir el centro del debate sobre el futuro de Europa. Esta cuestión debería figurar explícitamente en el nuevo Tratado.

    1.8. La estrategia de Lisboa está atravesando una fase difícil debido a una mala presentación de los objetivos y acciones, de carácter muy innovador, que se establecieron en 2000. Es necesario imprimir un nuevo impulso a esta estrategia. El CESE propone que se realice un gran esfuerzo para revisar la estrategia durante 2003 a fin de proporcionar una base a las conclusiones a las que se llegará en la Cumbre Europea de primavera de marzo de 2004. El CESE está dispuesto a contribuir a dicha revisión.

    1.9. El CESE desearía indicar en qué aspectos de la estrategia de Lisboa es preciso introducir consideraciones relativas al desarrollo sostenible y vincular las consideraciones de tipo económico, social y medioambiental, en lugar de abordarlas por separado.

    1.10. El CESE resalta en particular tres cuestiones a este respecto: un apoyo más decidido a las inversiones privadas y públicas en tecnologías y equipamientos nuevos y limpios; mayores esfuerzos para mejorar la calidad del empleo; y una nueva consulta de amplio alcance sobre la tarificación del uso de los recursos naturales.

    1.11. Parte de los asuntos clave en materia de desarrollo sostenible están relacionados con el uso de recursos no renovables, como los combustibles fósiles, en la producción de energía y los transportes. Aunque ya se han adoptado algunas medidas en estos ámbitos, el CESE sugiere que la Cumbre Europea de primavera debería constituir el punto de partida de una acción coherente destinada a reducir la dependencia respecto de los combustibles fósiles.

    1.12. El desarrollo sostenible es un enfoque que implica consecuencias evidentes para la gobernanza y la coherencia y el liderazgo políticos, tanto a nivel nacional como a nivel comunitario. El diálogo con los ciudadanos no puede ser ocasional, sino que exige esfuerzos continuos. El reciente acuerdo sobre la participación de los ciudadanos en la formulación de políticas medioambientales constituye un paso favorable. La consecución de una coherencia política planteará un desafío para las instituciones de la UE y los gobiernos nacionales. Tanto la Comisión como el Parlamento Europeo deberán realizar mayores esfuerzos para garantizar la coherencia política.

    1.13. Los nuevos Estados miembros de la UE serán reconocidos automáticamente como interlocutores de la estrategia de Lisboa y de la estrategia de desarrollo sostenible. Estas cuestiones no formaban parte de las negociaciones de adhesión porque no están comprendidas en el acervo comunitario. Será de vital importancia ofrecer una asistencia adecuada a los nuevos Estados miembros en estos ámbitos, y en especial en la aplicación de la estrategia de desarrollo sostenible.

    1.14. El enfoque adoptado formalmente por la UE en la Cumbre Mundial de Johannesburgo de 2002 brinda a la EU una oportunidad única e histórica de erigirse en modelo y liderar a nivel mundial la elaboración de políticas prácticas destinadas a aplicar el desarrollo sostenible. Además de proseguir con ímpetu su propia estrategia de desarrollo sostenible, la UE debería hacer todo por lo posible para conseguir que otros países y regiones se sumen a esta iniciativa, por ejemplo mediante el establecimiento de asociaciones.

    1.15. En varios dictámenes y a través de la organización de consultas con las partes interesadas, el CESE ha adoptado un papel muy activo en la puesta en práctica de la estrategia de desarrollo sostenible, y tiene la intención de seguir en esta línea.

    1.16. Dada la situación económica y política actual, es de vital importancia que la UE transmita un mensaje claro sobre la necesidad de avanzar en el ámbito del desarrollo sostenible. Este enfoque no aporta una solución a todos los problemas ni constituye aún un marco político perfectamente definido, pero es una directriz que presenta un gran atractivo y plantea cuestiones clave para nuestra futura calidad de vida en términos económicos, sociales y medioambientales. El desarrollo sostenible no debe entenderse como una limitación del crecimiento económico y el empleo, sino más bien como una atractiva estrategia de inversión en aras de la prosperidad, el bienestar y la justicia social.

    2. Una estrategia en dificultades

    2.1. La estrategia de Lisboa para la reforma económica, social y medioambiental es uno de los proyectos más ambiciosos emprendidos por la Unión Europea. Sin embargo, tres años después de su lanzamiento esta estrategia se encuentra en dificultades. El objetivo de convertirse en una de las economías más competitivas y dinámicas del mundo, basada en el conocimiento, que fomente un desarrollo económico sostenible y más y mejores empleos, así como una mayor cohesión social, sigue estando muy presente, pero su difusión y su realización están acumulando un gran retraso. En su informe de 2003 al Consejo Europeo de primavera, la Comisión Europea ha expuesto las deficiencias de la aplicación de la estrategia de Lisboa.

    2.2. Es especialmente lamentable el hecho de que, al encontrarse en dificultades la estrategia de Lisboa, el concepto de desarrollo sostenible también esté sufriendo retrasos en su programación y sus objetivos. El informe de primavera no realiza un balance coherente de los progresos realizados en materia de desarrollo sostenible, especialmente en los ámbitos considerados prioritarios por el Consejo Europeo de Gotemburgo. Dicho informe sólo menciona de pasada las cuestiones relativas al desarrollo sostenible. La Comisión comete el error habitual de considerar el desarrollo sostenible principalmente como una cuestión medioambiental. El Comité Económico y Social Europeo hubiera deseado que se realizara un análisis más minucioso de los avances y deficiencias de la aplicación del desarrollo sostenible como prioridad principal.

    2.3. La Cumbre Europea de Gotemburgo, celebrada en junio de 2001, aprobó una estrategia de desarrollo sostenible que añadía una tercera dimensión medioambiental a la estrategia de Lisboa, otorgando así la misma relevancia política a las cuestiones medioambientales que a las económicas y sociales. La verdadera importancia de esta decisión residía en la adopción de un nuevo enfoque en materia de formulación de políticas comunitarias, que estipulaba que los efectos económicos, sociales y medioambientales de todas las políticas deberían estudiarse de forma coordinada y tenerse en cuenta a la hora de tomar decisiones. Esto implicaba que todas las acciones de la UE se someterían a una evaluación de su impacto desde el punto de vista de la sostenibilidad, examinando sus eventuales consecuencias económicas, sociales y medioambientales.

    2.4. La ausencia del desarrollo sostenible como tema de reflexión en la Convención sobre el futuro de Europa es otra prueba de que este concepto aún tiene que integrarse en los principales procesos de reflexión política y toma de decisiones.

    2.5. El desarrollo sostenible no desempeñó un papel significativo en ninguno de los 31 capítulos que constituían la base de las negociaciones con los nuevos Estados miembros. Será imprescindible ayudar a estos nuevos Estados miembros a adaptarse e integrar la estrategia comunitaria de desarrollo sostenible a fin de evitar los desarrollos no sostenibles. La evolución del sector de los transportes constituye un buen ejemplo, que el CESE ya ha señalado en varias ocasiones. El CESE esperaba que la Comisión plantease en su informe de primavera un debate sobre la manera de introducir criterios de sostenibilidad en la aplicación de las ayudas financieras comunitarias en la Unión ampliada.

    2.6. La UE adoptó un papel de liderazgo en la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible que se celebró en Johannesburgo en 2002, al pedir que se llegase a compromisos y acciones más ambiciosos para la realización del desarrollo sostenible. La UE no debe perder la oportunidad de ser un líder mundial en este ámbito. Debería actuar enérgicamente para garantizar que otros países y regiones se sumen a esta iniciativa, por ejemplo mediante el establecimiento de asociaciones.

    3. Los desafíos políticos que plantea el enfoque de Gotemburgo

    3.1. La relevancia de las decisiones adoptadas en el Consejo Europeo de Gotemburgo no residía en los detalles, sino en el hecho de que establecían un nuevo enfoque general para la formulación de políticas: el desarrollo sostenible se convertía en el punto de referencia al que habrían de remitirse todas las propuestas políticas importantes para evaluar su impacto. Sin embargo, la aplicación de esta decisión ha resultado muy difícil. Hasta la fecha, sólo un número reducido de propuestas de la Comisión se han sometido a esta evaluación de impacto. Es preciso desarrollar los criterios que se aplican, en especial en lo que respecta al medio ambiente. Entre los nuevos indicadores podrían contarse los límites al uso de terrenos sin urbanizar para fines inmobiliarios, las restricciones de carácter medioambiental a la urbanización, la definición de una proporción de espacios naturales protegidos y la aplicación de políticas de protección.

    3.2. Durante los preparativos de la Cumbre de Gotemburgo, la Comisión puso en marcha un breve proceso de consulta sobre el desarrollo sostenible, en el marco del cual se organizó una audiencia en colaboración con el CESE con el fin de hacer participar a los ciudadanos en el proceso decisorio. Desde entonces se han celebrado dos foros de las partes interesadas, organizados en cooperación con el CESE.

    3.3. En el foro de las partes interesadas celebrado en septiembre de 2002 se examinaron los progresos y las prioridades futuras de la estrategia comunitaria de desarrollo sostenible y se definieron claramente tres prioridades principales:

    - Es preciso ampliar el concepto de desarrollo sostenible, en especial desde una perspectiva a largo plazo. Tanto dentro como fuera de la UE siguen manifestándose puntos de vista controvertidos sobre el significado del desarrollo sostenible.

    - El desarrollo sostenible debe definirse en términos concretos, de forma que pueda transmitirse a los ciudadanos tanto el concepto como lo que éste implica para las generaciones actuales y futuras.

    - Existe una falta de liderazgo político en este ámbito y el desarrollo sostenible aún no forma parte de un enfoque coherente de formulación de políticas a nivel de la UE. Los vínculos entre las consideraciones de orden económico, social y medioambiental deben combinarse a fin de crear situaciones favorables en el marco de la estrategia de desarrollo sostenible, en lugar de aplicar un enfoque compartimentado. La estrategia puede brindar una ocasión única para la UE de aplicar un nuevo enfoque a su desarrollo económico basado en unos modelos de producción y consumo más sostenibles y que introduzca nuevas pautas de innovación para el desarrollo tecnológico. Es necesario que el desarrollo sostenible se presente como una atractiva estrategia de inversión para el medio ambiente y la prosperidad basada en la competitividad, el empleo y la lucha contra la exclusión social.

    4. Consenso sobre un concepto común de desarrollo sostenible

    4.1. El desarrollo sostenible, como visión y prioridad global de la Unión, tiene un obvio punto débil: nunca fue objeto, en su totalidad ni de forma sistemática, de una consulta amplia con los gobiernos de los Estados miembros y de los países candidatos o con la sociedad civil organizada. La consecuencia de ello es que a veces el concepto sigue resultando difícil de comprender.

    4.2. El informe de primavera de 2003 y los resultados del debate del foro de partes interesadas ponen de manifiesto que todavía debe alcanzarse un consenso general sobre el significado del concepto "desarrollo sostenible", los cambios necesarios y los medios y procedimientos para realizarlos. Es relativamente sencillo ponerse de acuerdo verbalmente sobre la necesidad del desarrollo sostenible. Por el contrario, es mucho más difícil introducir y poner en práctica las medidas concretas correspondientes, que en algunos casos pueden llegar a tener repercusiones considerables en la formas de vida actuales, en particular cuando todavía no se ha establecido un objetivo uniforme. Los debates políticos de los últimos meses, por ejemplo sobre la política de pesca o la reforma de la política agraria, fueron una demostración palpable de ello.

    4.3. Por lo tanto, cada vez parece más claro que todavía no existe una concepción del desarrollo sostenible de validez general. Sin embargo, si no se logra conciliar las ideas a veces diametralmente opuestas, las medidas de gran alcance necesarias sólo podrán ponerse en práctica de forma incompleta.

    4.4. El desarrollo sostenible se basa en un principio de tres pilares. Algunos lo interpretan en el sentido de que hay que abordar los aspectos económicos, sociales y ecológicos en pie de igualdad. Otros sectores defienden la idea de que no se trata de una equiparación, sino de una "ponderación equilibrada" de los aspectos económicos, sociales y ecológicos, de manera que es posible pensar en transferencias entre los diferentes pilares. Ambos planteamientos implican decisiones políticas difíciles.

    4.5. Muchos sectores de la sociedad no son conscientes de las consecuencias futuras de las actuales tendencias no sostenibles. Otros las perciben, pero sienten más temor ante las consecuencias a corto y medio plazo de las reformas, ya que ellos ya no padecerán durante su vida las consecuencias a largo plazo del actual sistema no sostenible. Hasta ahora todavía no se han tomado las decisiones políticas necesarias para revertir todas las tendencias no sostenibles en los países industriales, y aún menor es nuestra disposición para responder a las repercusiones del desarrollo industrial en otras partes del mundo.

    4.6. No se pone en duda que la competitividad de la economía debe mantenerse en general y que los cambios deben introducirse con prudencia. Sin embargo, en la actualidad existen sectores económicos sostenibles, aunque no competitivos (por ejemplo, las energías renovables), mientras que la economía actual apoya a sectores no sostenibles escudándose en las condiciones generales existentes. Es en estos sectores donde deben empezar a introducirse los cambios.

    4.7. Por consiguiente, habría que redefinir las condiciones marco en las que deben desarrollarse los nuevos mercados y empleos. Ello requiere un fuerte incremento de la competitividad que dé lugar a una economía competitiva, con justicia social y sostenible. Ésta pondrá forzosamente en entredicho algunas de las actividades actuales y hará necesario un amplio debate público. Los grupos interesados necesitan disponer de un foro para dirimir los conflictos, capaz de asesorar a los responsables políticos sobre las decisiones difíciles necesarias para el bienestar de la humanidad y de las futuras generaciones y que, no obstante, puedan ir en contra de los intereses a corto plazo de individuos, grupos o regiones enteras.

    4.8. Por este motivo, el CESE propone abordar el desarrollo sostenible desde tres perspectivas:

    - La Comisión deberá aportar su contribución para alcanzar un consenso sobre el significado concreto del desarrollo sostenible.

    - A corto plazo, hasta 2010, debería darse prioridad a la concepción de acciones concretas como, por ejemplo, medidas de seguimiento de las decisiones del Consejo Europeo de Gotemburgo, teniendo en cuenta, entre otras cosas, las prioridades que constituyen la protección del clima, la garantía de la sostenibilidad de los transportes, las medidas para contrarrestar las amenazas a los sistemas de salud públicos, la explotación responsable de los recursos naturales y la toma en consideración del medio ambiente en todos los ámbitos políticos comunitarios, así como la integración del concepto de desarrollo sostenible en la estrategia de Lisboa.

    - A largo plazo, es decir para los próximos veinticinco o treinta años, debería darse prioridad a decidir qué problemas deben abordarse con objeto de que nuestra generación deje el margen de maniobra suficiente a las próximas generaciones para mantener un nivel de vida elevado y seguir mejorándolo. En este contexto, las cuestiones más importantes deberían ser la desvinculación del crecimiento económico y la utilización de los recursos y la reducción de la dependencia de los combustibles fósiles.

    5. Integrar la estrategia de Lisboa en el enfoque del desarrollo sostenible

    5.1. Se ha convenido que el desarrollo sostenido forma parte integrante de la estrategia de Lisboa. Con este añadido, la estrategia debería integrar los aspectos económicos, sociales y medioambientales en toda decisión política. Por consiguiente, la estrategia de Lisboa brinda la oportunidad de hacer operativo el desarrollo sostenible a corto y medio plazo. Sin embargo, hasta ahora no parece que se haya aprovechado esta oportunidad. El informe de primavera de 2003 de la Comisión Europea representa un avance con respecto al informe de primavera del año pasado, pero aun así no responde a las expectativas inherentes, en último término, a las decisiones del Consejo Europeo de Gotemburgo.

    5.2. Es preciso insistir en que el desarrollo sostenible debe fomentarse en mayor medida y a largo plazo como objetivo prioritario de todo el proceso de formulación de políticas de la UE. Desde el punto de vista político, esto implica que la estrategia de Lisboa debe integrarse en el enfoque del desarrollo sostenible, y que tanto las acciones que se realicen en el marco de dicha estrategia como las demás acciones y programas comunitarios deberán someterse a una evaluación de impacto para calcular su sostenibilidad, como se decidió en el Consejo Europeo de Gotemburgo.

    5.3. Ajustar la estrategia de Lisboa de forma que sea eficaz y coherente con el concepto de desarrollo sostenible ha resultado a veces difícil. En varios dictámenes al respecto, el CESE ha instado a que se concreticen en mayor medida los objetivos de la estrategia de Lisboa de forma que resulte más evidente la manera de fusionarlos con los objetivos del desarrollo sostenible. El CESE considera de vital importancia que las teorías relativas al desarrollo sostenible se lleven a la práctica mediante políticas destinadas a los ciudadanos; de lo contrario, seguirá siendo un concepto vago y lejano.

    5.4. A modo de ejemplo, el CESE desea mencionar algunas cuestiones para las que es imprescindible que se adopte un enfoque coherente e integrado. Una de ellas es la necesidad de fomentar y apoyar las inversiones en tecnologías y equipamientos nuevos y limpios, lo que permitiría además aumentar la competitividad de la UE a largo plazo. Otra cuestión es la calidad del empleo, que también requiere acciones prácticas. En tercer lugar, convendría proceder a una amplia consulta pública sobre las cuestiones relativas a los modelos no sostenibles de producción y consumo.

    5.5. El CESE prefiere limitarse a estos tres ejemplos. Junto con otras cuestiones, éstas deberían tenerse en cuenta a la hora de realizar la gran revisión de la estrategia de Lisboa, tres años después de su lanzamiento. La estrategia se concibió en un contexto económico específico, que posteriormente ha ido cambiando. El CESE sugiere que se revise la estrategia de Lisboa durante 2003, de forma que el Consejo Europeo de primavera de 2004 pueda tomar las decisiones necesarias para su futura aplicación.

    6. Una formulación coherente de políticas para el desarrollo sostenible

    6.1. El tipo de indicadores que se empleen para evaluar la sostenibilidad de los nuevos programas y acciones comunitarios resultará fundamental para establecer la coherencia de las políticas y crear situaciones favorables. Actualmente, la mayoría de los indicadores sólo se refieren a una de las tres dimensiones, en lugar de evaluar sistemáticamente las interrelaciones y los progresos hacia un desarrollo sostenible general. El CESE recomienda que los indicadores elegidos para el informe de primavera de 2003 se perfeccionen con vistas al informe para la Cumbre Europea de primavera de 2004.

    6.2. Una de las claves para lograr la coherencia en la aplicación del desarrollo sostenible reside en llegar a acuerdos institucionales adecuados. En numerosas ocasiones el CESE ha resaltado la necesidad de que las instituciones comunitarias, y en particular la Comisión, tomen medidas para establecer mecanismos que permitan una coordinación interna efectiva y una coherencia política en materia de desarrollo sostenible. El Presidente de la Comisión debe desempeñar un liderazgo aún mayor en este ámbito, garantizando el ajuste de los objetivos políticos compartimentados y contrapuestos.

    6.3. El Consejo Europeo de Gotemburgo otorgó al Consejo de Asuntos Generales plena responsabilidad para coordinar la preparación horizontal de la estrategia de desarrollo sostenible. Una de las iniciativas que tomó el Consejo de Asuntos Generales fue solicitar a otras formaciones del Consejo que presentasen un informe a finales de 2002 sobre los progresos realizados en este ámbito. A pesar de que muchos de los informes resultaron bastante elementales, constituyen un paso importante hacia la coherencia política. El CESE, que acoge favorablemente esta iniciativa, sugiere que el Consejo de Asuntos Generales prosiga con estos informes planteando cuestiones más específicas con vistas a los preparativos para el Consejo de primavera de 2004.

    6.4. El establecimiento de una coherencia política en materia de desarrollo sostenible planteará un reto a las instituciones de la UE y los gobiernos nacionales. Tanto la Comisión como el Parlamento deben realizar mayores esfuerzos para garantizar la coherencia política interna.

    6.5. Varios Estados miembros han presentado planes nacionales de desarrollo sostenible ante las Naciones Unidas y han elaborado estrategias nacionales de desarrollo sostenible como seguimiento de la decisión del Consejo Europeo de Gotemburgo a este respecto. El CESE recomienda que el Consejo Europeo inste a los Estados miembros a que elaboren un informe anual sobre sus estrategias de desarrollo sostenible como parte de los preparativos para el Consejo Europeo de primavera.

    6.6. Habida cuenta de la decisión del Consejo Europeo de Gotemburgo de añadir a la estrategia de Lisboa una dimensión medioambiental, el CESE considera que, además de los informes sobre las orientaciones de la política económica y sobre las directrices para el empleo, que a su vez deberían hacer referencia a la integración del desarrollo sostenible, se debería elaborar un informe anual sobre la política de desarrollo sostenible con miras al Consejo Europeo de primavera.

    7. La función del CESE

    7.1. El CESE otorga una gran prioridad al problema de garantizar la importancia necesaria al desarrollo sostenible, sobre todo teniendo en cuenta que las medidas que se tomen en este ámbito tendrán un efecto considerable en el día a día de la sociedad europea. Varios dictámenes de iniciativa del CESE y una serie de reuniones de diversa índole con las partes interesadas han puesto de manifiesto la relevancia que tienen para el CESE los debates sobre estas cuestiones.

    7.2. El CESE está preparado para contribuir al futuro desarrollo de la estrategia comunitaria de desarrollo sostenible. Está dispuesto a asumir nuevos cometidos en este sentido, a fin de lograr una plena integración del desarrollo sostenible en la estrategia de Lisboa.

    7.3. El CESE insta a la Comisión a que elabore un marcador anual o bianual de los avances en este ámbito, en relación con el foro anual o bianual de las partes interesadas que la Comisión y el CESE tienen previsto celebrar de forma conjunta.

    Bruselas, 27 de febrero de 2003.

    El Presidente

    del Comité Económico y Social Europeo

    Roger Briesch

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