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Document 52007AE0994

Dictamen del Comité Económico y Social Europeo sobre el Informe de situación bienal sobre la Estrategia de la UE para un Desarrollo Sostenible

OJ C 256, 27.10.2007, p. 76–85 (BG, ES, CS, DA, DE, ET, EL, EN, FR, IT, LV, LT, HU, MT, NL, PL, PT, RO, SK, SL, FI, SV)

27.10.2007   

ES

Diario Oficial de la Unión Europea

C 256/76


Dictamen del Comité Económico y Social Europeo sobre el «Informe de situación bienal sobre la Estrategia de la UE para un Desarrollo Sostenible»

(2007/C 256/15)

Mediante carta de fecha 11 de diciembre de 2006, la Comisión Europea solicitó al Comité Económico y Social Europeo que, de conformidad con el artículo 262 del Tratado constitutivo de la Comunidad Europea, elaborara un Dictamen sobre el «Informe de situación bienal sobre la Estrategia de la UE para un Desarrollo Sostenible».

La Sección Especializada de Agricultura, Desarrollo Rural y Medio Ambiente (Observatorio de Desarrollo Sostenible), encargada de preparar los trabajos en este asunto, aprobó su dictamen el 8 de junio de 2007 (ponente: Sr. RIBBE).

En su 437o Pleno de los días 11 y 12 de julio de 2007 (sesión del 11 de julio de 2007), el Comité Económico y Social Europeo ha aprobado por 70 votos a favor, 21 en contra y 10 abstenciones el presente Dictamen.

1.   Síntesis de las conclusiones y recomendaciones del Comité

1.1

El Comité se congratula de que la Estrategia «Renovada» de Desarrollo Sostenible acordada en el Consejo Europeo de junio de 2006 haya hecho evolucionar el debate de manera visible. En particular, la obligación de presentar informes de situación bienales contribuirá a que los responsables políticos y sociales dispongan de información más precisa sobre las evoluciones positivas y los puntos en los que existen dificultades de aplicación.

1.2

En sus dictámenes anteriores sobre la sostenibilidad, el Comité ha acogido en general de modo favorable los documentos propuestos por la Comisión, el Consejo o el Consejo Europeo, pero también ha planteado cuestiones críticas y ha elaborado en parte propuestas detalladas, que a menudo las instituciones no han tenido en cuenta. El CESE lamenta una vez más que en la mayoría de los sectores reconocidos como prioritarios aún se presenten objetivos formulados de modo demasiado impreciso, y, muy en particular, que en lo que respecta a los instrumentos exista muy poca claridad.

1.3

El CESE se congratula en particular de los objetivos establecidos en la nueva estrategia y los principios rectores de las políticas y exhorta a la Comisión, el Consejo y el Parlamento Europeo a tomarlos seriamente en consideración y a prestarles la máxima atención.

1.4

El Comité espera que en el primer informe de situación que se publicará en septiembre de 2007 se ofrezca una información más detallada sobre, entre otros, los siguientes temas:

qué instrumentos económicos pretende utilizar la Comisión «para fomentar la transparencia del mercado y precios que reflejen los costes económicos, sociales y medioambientales reales de los productos y servicios (conseguir precios correctos)»;

de qué modo concreto se debe aplicar la invitación del Consejo Europeo a «plantearse nuevas medidas para desplazar la fiscalidad desde el trabajo al consumo de recursos y energía o a la contaminación, o a ambas cosas, a fin de contribuir a alcanzar los objetivos de la UE de aumentar el empleo y reducir de modo rentable las repercusiones negativas sobre el medio ambiente»;

qué calendario se fija la Comisión para realizar el objetivo del Consejo Europeo de suprimir las subvenciones con efectos negativos en el medio ambiente; y si se podrá tener en cuenta la idea del CESE de al menos transferir estos recursos a un «Fondo UE de la sostenibilidad»;

cómo piensa la Comisión evitar las contradicciones manifiestas aún existentes entre objetivos y realidad en materia de política de desarrollo sostenible, que, por ejemplo, ya son claramente palpables en el sector del transporte (véanse puntos 4.15 y 4.16), y

cómo se ha de actuar con los Estados miembros que no han presentado ninguna estrategia válida de sostenibilidad a escala nacional.

1.5

Es comprensible que, habida cuenta de las consecuencias climáticas cada vez más graves, se conceda especial importancia a los sectores del clima y la energía. No obstante, el CESE considera que:

esta evolución es positiva, pero no puede llevar a que se descuiden otros elementos clave de la estrategia;

a pesar de la urgente necesidad de adoptar medidas políticas, todas las decisiones deberían tomarse de conformidad con los «principios rectores de las políticas» establecidos en la nueva estrategia, es decir, con la participación de los ciudadanos, de las empresas y de los interlocutores sociales, aprovechando los mejores conocimientos disponibles, etc. La decisión tomada en el marco del «paquete energético» de producir, en lugar del 5,75 %, decidido con anterioridad, a partir de la biomasa el 10 % de los carburantes europeos no se ha ajustado a este principio. El CESE ve al respecto posibles problemas importantes que formulará en un dictamen aparte sobre el informe de situación (1) de la Comisión.

2.   Principales aspectos y antecedentes del Dictamen

2.1

En 2001, el Consejo Europeo de Gotemburgo aprobó la «Estrategia de la UE para un Desarrollo Sostenible». En diciembre de 2005, la Comisión presentó una Comunicación al Parlamento Europeo y al Consejo titulada «Revisión de la Estrategia para un desarrollo sostenible — Plataforma de acción» (2), que preveía definir «nuevas medidas concretas para los próximos años».

2.2

En los últimos años el Comité Económico y Social Europeo abordó en numerosos dictámenes la Estrategia para un Desarrollo Sostenible. En ellos siempre expuso con claridad la gran importancia de un desarrollo sostenible para nuestra sociedad. En lo esencial, apoyó las propuestas de la Comisión y compartió las declaraciones del Consejo, según las cuales la Estrategia para un Desarrollo Sostenible es la estrategia principal de la Unión, y sus objetivos deben guiar también la Estrategia de Lisboa.

2.3

No obstante, en sus dictámenes sobre el desarrollo sostenible el CESE también formuló observaciones críticas y planteó cuestiones constructivas a las que la Comisión y el Consejo no han respondido parcialmente hasta la fecha.

2.4

En su último Dictamen sobre el asunto, el CESE examinó la Comunicación de la Comisión, arriba mencionada, de diciembre de 2005, y lamentó que en su programa de acción, descrito como «ambicioso», la Comisión no siguiera las recomendaciones del CESE de abril de 2004 ni su propia promesa de junio de 2005. En efecto, la Comisión una vez más, frente a lo que había anunciado, no definió ningún objetivo claro por alcanzar en el marco de la Estrategia para un Desarrollo Sostenible.

2.4.1

En aquella ocasión, el CESE recordó que una estrategia describe el camino para la consecución de objetivos. La falta de objetivos concretos lleva necesariamente a problemas a la hora de designar los instrumentos. En efecto, cuando no se tiene una idea exacta de adónde se quiere ir, tampoco se puede definir cómo hay que dirigirse al lugar. En opinión del CESE, en la Comunicación hay más preguntas por contestar que respuestas y orientaciones.

2.4.2

Pero, tal como ya afirmaba el CESE en su Dictamen de 2004 (3), cuando no se comunican ni objetivos ni instrumentos a la opinión pública o a los interlocutores sociales, cuando reina la falta de claridad, «en torno al significado concreto del desarrollo sostenible y a las diferencias que pueden darse entre la evolución futura y las condiciones de vida actuales, [se] puede dar lugar a temores y resistencia por parte de sectores potencialmente afectados», Desafortunadamente, el CESE debe observar que en los últimos tres años apenas se ha aportado claridad, lo que ciertamente es perjudicial para la credibilidad y la política en materia de desarrollo sostenible.

2.5

La Presidencia austríaca del primer semestre de 2006 compartía sin duda este mismo punto de vista. Por ello, dejó más o menos de lado la Comunicación de la Comisión de 2005 y elaboró un nuevo documento independiente, que en la cumbre de junio de 2005 debatieron los Jefes de Estado o de Gobierno. Ese documento se aprobó en aquella ocasión como «la estrategia revisada» (4).

2.6

En tal estrategia revisada se le atribuye al CESE — probablemente, en razón de su actual compromiso con el asunto — un importante papel. Con arreglo al punto 39, el CESE deberá «desempeñar un papel activo para suscitar la identificación, entre otras cosas, como catalizador para estimular el debate a escala de la UE, y se le invitará a elaborar elementos que puedan integrarse en el informe de situación bienal de la Comisión».

2.7

Mediante el presente dictamen, el CESE responde a la invitación y asume esa responsabilidad. En primer lugar, formulará algunas observaciones generales sobre la estrategia «renovada» (punto 3); a continuación, tratará brevemente las temáticas abordadas en la nueva estrategia (punto 4) y, por último, realizará sus propuestas sobre los contenidos concretos del informe de situación que deberá estar redactado en septiembre de 2007 (punto 5).

3.   Observaciones generales sobre la estrategia «renovada»

3.1

Cuando la institución política más importante de la UE examina y modifica una de sus políticas, como el Consejo Europeo lo ha hecho con la «Estrategia de la Unión Europea para un Desarrollo Sostenible», la sociedad civil espera que se elabore un documento que recoja:

por qué la revisión era necesaria,

las conclusiones de este análisis de carencias, es decir, el nivel en que se planteaban los problemas, y

lo que debe modificarse en el futuro de manera concreta, los ámbitos que no se tratarán, o se tratarán de un modo distinto, y las razones que justifican el examen de nuevas materias, y

cómo, por ejemplo, se tiene la intención de alcanzar el objetivo necesario de integrar la idea de sostenibilidad en el trabajo de todas las direcciones generales.

3.2

No obstante, en el documento no hay trazas del contexto y conclusiones de un análisis de esa naturaleza, sino que se presenta, simplemente, como una estrategia «renovada».

3.3

En la Estrategia de Gotemburgo se recogieron, sobre la base de la Comunicación de la Comisión, cuatro temáticas prioritarias:

el cambio climático,

el transporte,

la salud pública, y

los recursos naturales.

3.4

Otras dos temáticas propuestas entonces por la Comisión, «la lucha contra la pobreza» y «el envejecimiento», no encontraron cabida en la Estrategia de Gotemburgo, sin que el Consejo Europeo motivara su decisión. El CESE lamentó esta exclusión en su Dictamen de abril de 2004 (5) y la calificó de «señal inadecuada» Además, lamentó también repetidamente que la estrategia no se hubiera presentado en un único documento que pudiera comunicarse y promoverse públicamente, y que la dimensión exterior se hubiera tratado por separado, lo que, además, había llevado a elaborar un documento específico.

3.5

En la «estrategia renovada» se describen ahora siete retos principales, para los que se mencionan medidas y objetivos operativos. Se trata de los siguientes ámbitos:

cambio climático y energía respetuosa con el medio ambiente,

transportes sostenibles,

consumo y producción sostenibles,

conservación y gestión de los recursos naturales,

salud,

inclusión social, demografía y migración, y

reto global en cuanto a pobreza y desarrollo sostenible.

3.6

La comparación de las dos estrategias, antigua y nueva, muestra que en lo esencial la «renovada» no implica ningún cambio de prioridades. Sólo completa los temas de la Estrategia de Gotemburgo con las necesidades reconocidas en la Comunicación de la Comisión («lucha contra la pobreza» y «envejecimiento»), así como con el tema «consumo y producción sostenibles».

3.7

El CESE lo entiende sin problema, ya que tanto las cuestiones integradas en 2001 como las rechazadas entonces no se solucionaron y un tratamiento político coherente es más urgente que nunca. Pero precisamente, debido a la ausencia de medidas políticas suficientes, interesa plantearse lo que realmente diferencia la nueva de la antigua estrategia y de qué manera evaluar los éxitos logrados por esta última. Sobre todo, es importante plantearse esta cuestión para evitar el reproche de que la elaboración constante de nuevos documentos contribuye más a crear confusión que a reforzar políticamente un proceso necesario. El CESE ha señalado reiteradamente que conviene valorar la política sobre desarrollo sostenible no por la cantidad de documentos producidos por la administración y los responsables políticos, sino solamente por la eficacia de las medidas concretas aplicadas.

3.8

La estrategia renovada se basa en una serie importante de principios para el desarrollo sostenible, que se refundirá en un conjunto de objetivos y medidas por cada una de las siete áreas prioritarias seleccionadas. Se prevén también algunas medidas sobre temas transversales y el desarrollo de procesos para la aplicación y control de los progresos logrados. A este respecto, la nueva estrategia mejora ciertamente sus predecesoras.

3.9

Las primeras indicaciones señalan que actualmente se trabaja con ahínco en las partes de la estrategia que abordan el cambio climático y la energía. Esta evolución es positiva, pero no puede llevar a que se descuiden otros elementos clave de la estrategia. La presente revisión de la aplicación es una buena oportunidad para explorar esta cuestión y tratar de dar a la estrategia un mayor peso y hacerle desempeñar un papel más importante en todos los ámbitos clave que aborda. Una vez más, el Comité subraya que el desarrollo sostenible es un enfoque amplio e integrador, y no una serie de opciones separadas de las que cada cual puede escoger el «menú» que prefiere. Las metas y objetivos relativos al cambio climático son ahora suficientemente claros, precisos y urgentes para servir de fuerzas motrices genuinas que induzcan a tomar medidas. Pero los demás ámbitos de la Estrategia para un Desarrollo Sostenible son en su mayoría demasiado vagos y genéricos como para provocar un cambio importante.

3.10

Ámbito de aplicación de la estrategia. Los siete temas de la nueva estrategia constituyen una mejora con respecto a los cuatro temas, insuficientes, de la versión anterior, aunque sigue habiendo algunas omisiones importantes. Ya en su Dictamen exploratorio de abril de 2004 (6), el CESE pedía, por lo demás, que se destinasen fondos específicos a la agricultura. El Comité reitera ahora tal petición, alegando que frecuentemente ha expresado sus dudas de que una agricultura sostenible como la que preconiza el «modelo agrícola europeo» se pueda alcanzar en las condiciones del mercado mundial. Su escepticismo sobre si la PAC va realmente en la buena dirección se ha acentuado por el hecho de que para el período de programación 2007-2013 los Jefes de Estado o de Gobierno recortaron de manera masiva los recursos disponibles para el segundo pilar de la PAC, que es especialmente importante para el desarrollo de una agricultura sostenible. El CESE ha lamentado esto en repetidas ocasiones y se pregunta de qué manera se puede compaginar esta decisión con la política de desarrollo sostenible. Tratar la agricultura en el capítulo «Recursos naturales» de la estrategia renovada no soluciona el problema.

3.11

La pregunta de si una política agrícola orientada a mercados globales y abiertos puede ser sostenible suscita automáticamente la cuestión más general de las reglas que se aplican en la producción y el comercio mundiales. La OMC es una organización basada en acuerdos que tiene por objeto promover el libre comercio internacional. Sin embargo, un comercio libre y liberalizado no tiene por qué ser forzosamente sostenible, como el CESE ha afirmado en repetidas ocasiones. Desafortunadamente, la nueva estrategia no indica cómo se puede pasar de un comercio libre a un comercio compatible con los principios de la sostenibilidad. Es esta una deficiencia notable. En este punto el CESE también debe señalar que, lamentablemente, los responsables de la UE han omitido responder a esta pregunta que ya planteó hace tres años (7), aunque toma nota con satisfacción de que en los últimos años la UE ha hecho grandes esfuerzos por negociar nuevas normas en el comercio globalizado, en el FMI y el Banco Mundial.

3.11.1

Naturalmente, la dimensión global es de gran importancia para una estrategia de desarrollo sostenible, ya que la evolución que se da fuera de nuestro ámbito económico también afecta a la economía europea. En consecuencia, una estrategia de la UE debe ser coherente y presentar, de manera activa, un enfoque global del desarrollo sostenible. En la estrategia renovada se reconoce esto por las referencias que se hacen en apoyo de los objetivos de desarrollo del milenio, Protocolo de Kioto, PNUMA, y otras iniciativas mundiales. Asimismo, la estrategia reconoce la necesidad de «esfuerzos para que la mundialización contribuya al desarrollo sostenible». El CESE señala que la Comisión elabora en 2007 un plan de acción de la Comisión sobre producción y consumo sostenible, pero cree que se requiere un análisis más amplio para poder pensar en abordar las cuestiones de las desigualdades mundiales. El impulso al crecimiento de los nuevos países industrializados que buscan, con razón, niveles más altos de vida, tendrá casi de manera segura un efecto catastrófico en los recursos y sistemas globales. Por consiguiente, desde la estrategia se abordan los límites de la «capacidad de soporte» del planeta, que ya se ha visto sometida a las tensiones de 200 años de una industrialización distribuida desigualmente.

3.11.2

El CESE sugiere que la Comisión elabore una Comunicación sobre enfoques para la gestión y asignación de los recursos globales comunes, Debería centrarse en un marco a largo plazo para estabilizar las concentraciones de gases de efecto invernadero (GEI) a un nivel «seguro», concertando de manera común e internacional un presupuesto para las emisiones. Al término de un calendario fijado de antemano, durante el cual las emisiones per cápita deberían converger, los derechos serían iguales. Un enfoque de esta naturaleza, que ya se debate ampliamente y se denomina «Contracción y convergencia», puede tener en cuenta las implicaciones tanto del crecimiento de la población como de la capacidad industrial, la globalización y las exigencias de una reasignación equitativa y práctica de nuestra atmósfera planetaria entendida como un recurso compartido.

3.12

Claridad de los objetivos. Comúnmente se acepta que el desarrollo sostenible es un objetivo general para la sociedad, pero, con vistas a que la estrategia de desarrollo sostenible sea un motor real, es preciso que se lleve a cabo mediante objetivos mensurables y específicos basados en análisis rigurosos. Es cierto que la nueva estrategia comporta un buen número de objetivos y medidas, pero no pone a estos en relación con análisis cuantitativos de datos o de tendencias, ni con análisis cualitativos de cuestiones y problemáticas. Así pues, con frecuencia no resulta claro por qué se han seleccionado objetivos y medidas particulares, cómo se evaluarán los avances para su realización y en qué medida podrían contribuir a la sostenibilidad global, incluso si llegan a realizarse. Con la actual revisión se debería brindar una oportunidad para afinar y clarificar todas estas cuestiones, a fin de que en el futuro sea realmente posible evaluar los progresos de manera más sistemática.

3.13

Tras estas observaciones más bien críticas, el CESE desearía, con todo, aportar observaciones positivas. Comparada con la «Plataforma de acción» de la Comisión presentada en diciembre de 2005, la «estrategia renovada» formula de manera clara un mayor número de objetivos específicos, por ejemplo en relación con la limitación de las emisiones perjudiciales para el clima o con la eficacia energética. Las Conclusiones del Consejo Europeo de marzo de 2007 relativas, en particular, al clima, pero en cierto modo también a la política energética, dejan ahora ver con mayor claridad algunos objetivos.

3.14

Instrumentos de aplicación de la estrategia. Sin embargo, la estrategia renovada (como también las Conclusiones del Consejo Europeo de marzo de 2007) es demasiado imprecisa respecto a qué instrumentos se utilizarán para alcanzar estos objetivos formulados ahora de manera más concreta y, consecuentemente, respecto a qué «estrategia» se adoptará. Es, con todo, interesante que al menos ahora se puedan encontrar — más bien entre líneas — alusiones a posibles instrumentos. En opinión del CESE, siguen siendo demasiado imprecisas, pero el Informe de situación podría y debería proveer información al respecto, a fin de formular afirmaciones concretas y, de este modo, ofrecer por fin ayuda y orientaciones en la materia (véase punto 5).

4.   Observaciones particulares sobre la «estrategia renovada»

4.1

En la estrategia renovada se subraya la importancia de integrar la dinámica del proceso de la Estrategia de Lisboa en objetivos más globales en pro de un desarrollo sostenible. Sin embargo, no se sigue este razonamiento hasta el fondo con un análisis serio de cómo las pautas mundiales de crecimiento y desarrollo necesitarán cambiar para lograr un mundo más sostenible. Las consecuencias de un desarrollo no sostenible se dejan sentir cada vez más, especialmente por las repercusiones desastrosas del cambio climático, pero también por el retroceso global y continuo de la biodiversidad, por el foso cada vez mayor entre ricos y pobres, por el agotamiento previsible de las materias primas, etc.

4.2

El impacto tendrá serias repercusiones económicas. En algunas regiones la actual base de la economía amenaza con derrumbarse. Por ejemplo, en Suiza los bancos ya no ofrecen préstamos a los inversores que deseen invertir en infraestructuras para deportes de invierno si el lugar está situado por debajo de los 1 500 metros sobre el nivel del mar. Reina la mayor incertidumbre respecto al futuro de la agricultura y del turismo en la cuenca mediterránea si el clima se hace cada vez más caliente y seco.

4.3

«El gasto público de la UE destinado a la protección del litoral frente a los riesgos de erosión e inundaciones ha alcanzado 3 200 millones de euros, frente a los 2 500 millones de 1986, y los estudios indican que el coste de la erosión costera supondrá una media de 5 400 millones de euros anuales para el periodo 1990-2020». Sin embargo, estas elevadas cantidades sólo permitirán evitar o atenuar en parte las repercusiones negativas que se perfilan.

4.4

La situación es muy grave: vivimos en un sistema económico en el que los costes por enfermedad y los daños medioambientales — por ejemplo, los millones que costó el huracán Cyril a principios de 2007 — se consideran positivos desde un punto de vista macroeconómico, porque contribuyen a aumentar el crecimiento del producto interior bruto. El CESE se congratula de que en su nueva estrategia el Consejo Europeo comience por fin, aunque sea de manera marginal, a abordar en mayor medida esta contradicción. El Consejo Europeo tiene plenamente razón cuando en el punto 20 de su nueva estrategia indica que «el núcleo del sistema de contabilidad de la renta nacional podría ampliarse para integrar, entre otras cosas, conceptos de existencias y flujos y trabajo no integrado en el mercado, y seguir desarrollándose con cuentas satélite sobre, por ejemplo, gastos medioambientales y flujos materiales».

4.5

En este punto, el CESE recuerda su afirmación de 2004, a saber: «considera oportuno someter a debate en el contexto de la estrategia de desarrollo sostenible todas aquellas cuestiones que hasta la fecha se consideraban prácticamente tabú. Una de ellas es la del crecimiento económico permanente como objetivo principal y aspecto clave de todas las políticas» (8). El Comité ha expresado así que no se puede hablar de un crecimiento puramente cuantitativo, sino que debe darse cabida a una «nueva concepción de crecimiento», en la que los objetivos cualitativos y ajustados a los criterios de sostenibilidad son fundamentales. La Comisión y el Consejo deberían aprovechar el actual Informe de situación:

para poner en claro si realmente no existe incompatibilidad — hasta la fecha no reconocida o no declarada — entre la Estrategia de Desarrollo Sostenible y la Estrategia de Lisboa y, en particular, en la expresión «producto interior bruto» como indicador de bienestar social y prosperidad económica, y

para precisar cuáles deber ser los rasgos indicativos de un nuevo «indicador del bienestar» más conforme con los principios de sostenibilidad.

4.6

De numerosos ejemplos se desprende que los progresos económicos y medioambientales no deben llevar forzosamente a un aumento del PIB, sino que muy probablemente pueden crear empleo y aliviar los problemas medioambientales. El uso de lámparas de ahorro energético en vez de bombillas más convencionales reduce el consumo de electricidad, con lo que, pese a la rentabilidad de las inversiones, el PIB disminuye. Sin embargo, el CESE desea al respecto más «crecimiento», como también en el ámbito del aislamiento de edificios, motores más eficientes en cuanto a consumo de combustible, aparatos más eficientes energéticamente, etc.

4.7

En consecuencia, el Comité acoge favorablemente el trabajo que la Comisión prepara con el fin de explorar alternativas al PIB entendido como referencia principal del bienestar y manifiesta su gran interés hacia ese trabajo.

4.8

Como el CESE ha repetido en numerosas ocasiones, el desarrollo sostenible tiene un coste. Además, ha destacado a menudo que al nivel macroeconómico es necesario proceder a cambios estructurales y que estos tendrán lugar, se quiera o no. El cometido de los responsables políticos debería ser introducir con cautela las modificaciones necesarias a fin de evitar rupturas mayores y atenuar las repercusiones negativas de mayor peso.

4.9

En cuanto a la responsabilidad para solucionar estos problemas, el Comité recuerda que, en el nivel macroeconómico, no es sólo a los responsables políticos a quienes se les pide crear las condiciones marco apropiadas. La industria y todos los ciudadanos también deben participar en ello. Desde hace varios años, la Comisión recuerda con razón la responsabilidad social de las empresas. Esta responsabilidad abarca, en el diálogo social, los ámbitos económico, social y medioambiental.

4.10

El Consejo Europeo señala en su nueva estrategia que esta responsabilidad «conforma el marco general en el que…los objetivos económicos, sociales y medioambientales pueden reforzarse mutuamente» (9). Además, estima que todas las decisiones políticas de la UE deben tomarse tras una evaluación «equilibrada» de la dimensión social, medioambiental y económica del desarrollo sostenible, y «teniendo en cuenta la dimensión exterior de este último y los costes de la inacción». No obstante, en lo que se refiere a los recursos en la estrategia renovada, ya no es cuestión de diálogo social sino de un diálogo institucionalizado entre la Comisión y los Estados miembros, por un lado, y «las empresas», por otro, con el fin de fijar los objetivos de rendimiento para productos y procesos.

4.11

El CESE subraya la gran importancia de debatir ampliamente con todas las fuerzas sociales la pregunta sobre las medidas políticas que hayan de adoptarse y de tener siempre presentes los «objetivos clave» y los «principios rectores» y tomarlos realmente en serio. Sólo de ese modo pueden evitarse las posibles evoluciones deficientes, puede tener lugar una aceptación amplia de la sociedad y desarrollar la sostenibilidad como un auténtico principio de funcionamiento.

4.11.1

Un ejemplo de lo que no debería hacerse desde el punto de vista del procedimiento son las decisiones del Consejo Europeo sobre la incorporación del 10 % de biocombustibles, en lugar del 5,75 %, decidido con anterioridad, en el marco del paquete energético. El CESE apoya expresamente el objetivo fijado por el Consejo de reducir las emisiones de CO2 en un 20 % o un 30 % para 2020 (dependiendo del compromiso de los socios no europeos) y también suscribe el objetivo más ambicioso (reducir las emisiones entre un 60 % y un 80 % para 2050). La incorporación de biocombustibles no debe solamente facilitar la realización de este objetivo, sino también ajustarse a los demás principios rectores.

4.11.2

Por consiguiente, conviene tener en cuenta los equilibrios de la energía, la naturaleza y el medio ambiente y las consecuencias de las posibles competencias en materia de ocupación de suelos, al nivel nacional y mundial. La actual multiplicación de los debates, por ejemplo sobre la utilización extremadamente importante de energías fósiles en la producción de biocarburantes supuestamente no emisores de CO2  (10), sobre su impacto real en el clima (11) o sobre las repercusiones en la producción alimentaria (12) muestra que estamos lejos de disponer de una respuesta satisfactoria para todas las cuestiones relativas a la sostenibilidad. El CESE dedicará un dictamen aparte a este tema sumamente importante.

4.12

El Comité se congratula de que con la presentación del Informe Stern se haya introducido un nuevo elemento de objetividad en el debate sobre las consecuencias económicas y financieras de la sostenibilidad. Como es sabido, en el Informe Stern se calcula que «sólo» el 1 % del PIB bastaría para evitar en gran parte, por ejemplo, las repercusiones del cambio climático. Un estudio de Vattenfall presentado en la cumbre de la economía mundial de Davos llega a la conclusión de que el coste también podría ser «inferior». Incluso si, expresado en una cantidad concreta de dinero, parece que el 1 % es un importe enorme, debe comparase con otros ámbitos políticos que también cuestan mucho dinero. La realización de los denominados proyectos TINA (13) en el sector de transportes exigiría, por ejemplo, inversiones anuales hasta 2015 de alrededor del 1,5 % del PIB solamente en los corredores establecidos, por lo que saldría más caro que lo que Stern considera necesario para atenuar las consecuencias del cambio climático.

4.13

Sin embargo, como se ha dicho, no se trata sólo de dinero, sino sobre todo de cambios estructurales. La «estrategia renovada» pide, por ejemplo, «disociar el crecimiento económico y la demanda de transporte con el objetivo de reducir las consecuencias medioambientales», lo que el Comité acoge con satisfacción. Esto significa también que se debe interrogar críticamente la llamada producción «just in time», con la que las empresas han abandonado su régimen de almacenamiento y los costes a él asociados, transformando camiones y trenes de mercancías en unidades de almacenamiento móviles.

4.14

No obstante, el CESE observa que, lamentablemente, un desfase notable se manifiesta rápidamente entre los objetivos y la realidad que se pretende. En efecto, trece días solamente después de que el Consejo Europeo hubiera definido dicho objetivo operativo, la Comisión de la UE presentó la «Revisión intermedia del Libro Blanco del transporte de la Comisión Europea de 2001» (14) En dicho documento la Comisión prevé para el período 2000-2020 un probable aumento del 52 % respecto al PIB, del 55 % respecto al transporte de mercancías por carretera y del 108 % respecto al transporte aéreo. La disociación deseada se da especialmente en el transporte de mercancías por ferrocarril (+ 13 %) y en el transporte de viajeros por ferrocarril (+ 19 %).

4.15

El CESE expresa su sorpresa de que, aparentemente, no haya habido concertación entre la elaboración de la revisión intermedia del Libro Blanco del transporte y de la Estrategia Renovada para un Desarrollo Sostenible, ya que el problema que representa esta contradicción palmaria entre objetivos y realidad no fue objeto de ninguna observación. Da la impresión de que en el sector de los transportes la Comisión ha abandonado prácticamente el primer objetivo de la Estrategia para un Desarrollo Sostenible, es decir, disociar el crecimiento económico del crecimiento de la movilidad. En adelante, la Comisión deberá hacer todos los esfuerzos necesarios para evitar que dichas contradicciones aparezcan. En el sector de los transportes hay que buscar de nuevo métodos de organización de nuestras ciudades y municipios y modelos para las distintas actividades que tiendan a reducir las líneas de comunicación y los trayectos, más que a ampliar de manera constante las distancias que las personas y las mercancías tienen que recorrer para cumplir sus objetivos. Esto requerirá la adaptación de la política fiscal, de ordenación territorial y una coordinación adecuada de todos los niveles de administración, desde la UE a las instancias locales.

4.16

La nueva estrategia es, con miras a solucionar los problemas de transporte cada vez mayores, más bien decepcionante. El CESE observa que, en lo que a soluciones se refiere, la política energética de la UE se ha hecho entretanto más concreta que la política de los transportes, cuya incidencia negativa en el clima y el medio ambiente, así como en la preservación de la naturaleza, sigue creciendo.

4.17

Las Conclusiones del Consejo Europeo de marzo de 2007 (15) con arreglo a las cuales el régimen de comercio de derechos de emisión podría, llegado el caso, ampliarse al transporte terrestre y marítimo, deberían incluirse en el Informe de situación sobre la Estrategia para un Desarrollo Sostenible y evaluarse teniendo en cuenta sus posibles efectos, también en comparación con otros instrumentos.

5.   Contenido del Informe de situación

5.1

El CESE acoge favorablemente que, conforme al punto 33 de la estrategia renovada, la Comisión presentará cada dos años (a partir de septiembre de 2007) un Informe de situación sobre la aplicación de la Estrategia para un Desarrollo Sostenible en la UE y en los Estados miembros, que contendrá prioridades, orientaciones y medidas futuras. El CESE espera que con este procedimiento se pueda responder a las preguntas que han quedado pendientes.

5.2

Esto es muy importante precisamente en relación con los instrumentos económicos y de gestión de los que se hace una mención más bien vaga. Por ejemplo, en el punto 22 se indica que deberían«usarse los instrumentos económicos más apropiados para fomentar la transparencia del mercado y precios que reflejen los costes económicos, sociales y medioambientales reales de los productos y servicios (conseguir precios correctos)». Se recoge de este modo la petición formulada en numerosas ocasiones por el CESE de internalizar los costes externos y proveer los instrumentos necesarios para ello. El CESE recuerda que este debate se lleva a cabo desde muchos hace años, más o menos sin éxito. Con un retraso de tres años, la Comisión presentó, en marzo de 2007, su Libro Verde sobre la utilización de instrumentos de mercado en la política de medio ambiente y otras políticas relacionadas, con el que el debate recibe un nuevo impulso. El Comité velará por que, en el marco de los informes de situación, esta cuestión, fundamental para la sostenibilidad, por fin evolucione.

5.3

En el punto 33 el Consejo Europeo, esto es, los Jefes de Estado o de Gobierno de los Estados miembros, invita a los Estados miembros a «plantearse nuevas medidas para desplazar la fiscalidad desde el trabajo al consumo de recursos y energía o a la contaminación, o a ambas cosas, a fin de contribuir a alcanzar los objetivos de la UE de aumentar el empleo y reducir de modo rentable las repercusiones negativas sobre el medio ambiente». El CESE acoge favorablemente esta invitación y pide a la Comisión que en el Informe de situación dedique un espacio amplio a este objetivo y formule propuestas sobre la manera en que se puede alcanzarlo. Al respecto deberán examinarse detenidamente los efectos medioambientales y también el reparto de las cargas, al objeto de que las personas socialmente desfavorecidas no se vean afectadas de manera especial por los cambios fiscales.

5.4

El CESE acoge también favorablemente el anuncio de que «[a]ntes del final de 2008, la Comisión debería presentar un programa para la reforma, sector por sector, de las subvenciones que tienen efectos negativos considerables sobre el medio ambiente y son incompatibles con el desarrollo sostenible». El Comité también respalda el objetivo formulado de «eliminar [estas subvenciones] gradualmente». A este respecto, estima que sería útil definir un calendario concreto para la supresión gradual y, al mismo tiempo, examinar la posibilidad de transferir los recursos que de este modo se ahorrarían hacia un nuevo «Fondo UE de la sostenibilidad», al que los Estados miembros podrían recurrir cuando una medida encaminada a preservar el medio ambiente entrañe importantes costes para su presupuesto (artículos 175.5 y 174.1 del Tratado de Niza).

5.5

En sus dictámenes anteriores el CESE no ha dejado de señalar que para los ciudadanos, las empresas y otras partes interesadas es importante tener una idea clara sobre lo que la política ha planificado de manera concreta y por qué. Sólo de ese modo estarán las personas preparadas para seguir y apoyar activamente este proceso necesario. Por este motivo, el Consejo Europeo encarga con razón a la Comisión que elabore «una guía de divulgación sobre esta estrategia, que incluya prácticas correctas y políticas correctas de los Estados miembros» (véase punto 26). Desafortunadamente, en este punto también se echa de menos un plan de trabajo, lo que debería ser objeto de examen en el Informe de situación.

5.6

La estrategia se compromete en favor de una mejor elaboración de las políticas mediante el uso de análisis de impacto y una mayor participación de las partes interesadas. El Comité acoge favorablemente este compromiso y pide a la Comisión y a los Estados miembros que evalúen las experiencias con la metodología de los análisis de impacto relativos al desarrollo sostenible y se aseguren de que se aplican eficazmente en todos los ámbitos de la política y la acción.

5.7

El CESE considera muy importante el principio de «elaborar una visión concreta y realista de la UE en su camino hacia el desarrollo sostenible en los próximos 50 años» (punto 27). Pero aquí también se plantea la pregunta de qué medidas concretas presentar y con qué plazo. El Comité pide ya desde ahora que se presente una visión de ese tipo para después del año 2060. En efecto, habida cuenta de las obligaciones y objetivos clave (16) anunciados en el documento sobre la estrategia renovada, las orientaciones sociales deberían acordarse cuanto antes también para un largo período de tiempo. En su reunión de principios de marzo de 2007, el Consejo Europeo ya inició esta vía en la medida en que especificó el propósito de «reducir colectivamente sus emisiones entre un 60 % y un 80 % de aquí a 2050 en comparación con 1990» (17). Algunas materias primas fósiles o no renovables estarán ciertamente disponibles más de cincuenta años, pero acabarán por agotarse, por lo que ya en la actualidad es oportuno pensar en una política que vaya más allá del período de cincuenta años, si realmente se quiere hablar de justicia entre las generaciones.

5.8

El Comité acogería favorablemente que entre los elementos de la estrategia también se tuvieran en cuenta estos aspectos transversales, que se deberían integrar en todos los niveles de la elaboración de las políticas (Unión y Estados miembros), para que fueran operativos. Ahora bien, no se indica de qué modo se puede garantizar esto, probablemente porque con el actual estado de los textos, confirmado por el proyecto de Tratado Constitucional europeo, la responsabilidad de la Unión en este ámbito es compartida y los Estados miembros son responsables de la financiación y aplicación de la política de medio ambiente (artículo 175, apartado 4, Tratado de Niza). Por consiguiente, no se definen los actores.

5.9

En la estrategia renovada se prevé que todos los Estados miembros nombrarán a un representante que actuará como interlocutor. El CESE parte del principio de que el Informe de situación informará si este nombramiento ha tenido lugar y sobre cómo se ha desarrollado la cooperación.

5.10

El Informe de situación también debería facilitar información sobre si en el momento presente todos los Estados miembros ya han elaborado su (primera) estrategia nacional, lo que estaba previsto para junio de 2007. El CESE se pregunta quién supervisa estas estrategias nacionales y con qué criterios, y qué ocurrirá si los Estados miembros no han preparado sus estrategias o si estas son de mala calidad.

5.11

En el punto 41 el Consejo Europeo señala «revisiones voluntarias por homólogos» de las estrategias nacionales, que deberían comenzar a partir de 2006 con el primer grupo de Estados miembros. En el Informe de situación también se debería ofrecer información acerca de los resultados a los que han dado lugar dichas revisiones y de las consecuencias que se deben sacar para la estrategia europea.

5.12

El CESE, no obstante respetar plenamente la competencia de los Estados miembros y de los gobiernos regionales y locales en muchos aspectos del desarrollo sostenible, así como la importancia de desarrollar sus propios planteamientos y compromisos para numerosos problemas, considera que mantener el ritmo necesario de los progresos en desarrollo sostenible requerirá reforzar la capacidad de la Comisión para que controle el conjunto de los progresos y adopte nuevas medidas cuando la aplicación presente signos de debilidad y se precise un enfoque global europeo. El Comité expresa sus dudas de que sólo la coordinación y el intercambio de buenas prácticas sean suficientes, y desearía poder recibir la compilación de los resultados de los Estados miembros que se han de someter a examen.

5.13

En la estrategia se recomienda establecer o reforzar los consejos nacionales para el desarrollo sostenible. Los consejos nacionales desempeñan un importante papel en la preparación a escala nacional de las estrategias de desarrollo sostenible y también pueden desempeñar un papel a la hora de impulsar medidas en los Estados miembros, haciendo participar a la sociedad civil por medio de acciones en el desarrollo sostenible y controlando los progresos. Entre sus responsabilidades figura también la aplicación del principio de desarrollo sostenible velando por el mantenimiento de un equilibrio dinámico entre sus dimensiones económica, social y medioambiental. El Comité no tiene noticias de progresos notables en relación con dicha recomendación y abordará esta cuestión ulteriormente, antes de finales de año. Entretanto, recomienda examinarla también con los Estados miembros en el marco de la revisión de la aplicación.

5.14

Tiene igualmente sui importancia que los Estados miembros y la Comisión estudien con mayor detalle cómo se puede garantizar la coordinación de las cuestiones de desarrollo sostenible dentro de sus propias estructuras. El desarrollo sostenible es un concepto transversal e integrador, que debería trascender y, algunas veces, modificar, las preocupaciones más sectoriales de determinados departamentos y agencias. La experiencia sugiere que esto sólo puede tener lugar adecuadamente si existe una unidad central fuerte que promueva el desarrollo sostenible en un gobierno que tenga los conocimientos y la autoridad para desafiar y someter a debate las ortodoxias sectoriales o departamentales. El informe de situación debería facilitar información sobre las mejoras que la Comisión considera necesario acometer dentro de sus propios servicios. El CESE está convencido de tal necesidad (véanse puntos 4.15 y 4.16).

5.15

La estrategia señala con razón que el desarrollo sostenible debe integrarse totalmente en los objetivos y las prácticas de los gobiernos regionales y locales a todos los niveles. Algunos entes locales y regionales europeos han sido líderes a la hora de adoptar un enfoque de desarrollo sostenible para su trabajo y a la hora de desarrollar respuestas imaginativas respecto al cambio climático y a otros retos de la sostenibilidad. La revisión de la aplicación brinda una buena oportunidad para ponderar los progresos del desarrollo sostenible a escala regional y local y examinar el modo de difundir ampliamente las mejores prácticas.

5.16

En el punto 45 se indica que en 2011 se decidirá cuándo será necesaria una «revisión» de la Estrategia para un Desarrollo Sostenible. El CESE no puede apoyar esta manera de proceder. Si, en el marco del informe de situación, se muestra que Europa tiene problemas en la vía hacia la sostenibilidad, la estrategia (el método utilizado para alcanzar los objetivos) no es adecuada. En ese caso, es necesaria una revisión inmediatamente, y no en 2011.

Bruselas, 11 de julio de 2007.

El Presidente

del Comité Económico y Social Europeo

Dimitris DIMITRIADIS


(1)  COM(2006) 845 final.

(2)  COM(2005) 658 final de 13.12.2005.

(3)  DO C 117 de 30.4.2004, punto 2.2.1, página 22.

(4)  Consejo de la Unión Europea, documento 10917/06 de 9.6.2006: «Revisión de la Estrategia de la UE para un desarrollo sostenible — Estrategia revisada».

(5)  DO C 204 de 18.7.2000.

(6)  DO C 117 de 30.4.2004.

(7)  DO C 117 de 30.4.2004: véanse, por ejemplo, los puntos 0.8 y 6.4 y ss.

(8)  DO C 117 de 30.4.2004, punto 2.3.9, página 22.

(9)  Véase el punto 8.

(10)  El 83 % del contenido energético del etanol, que se obtiene a partir del maíz, procede de energías fósiles.

(11)  Alto porcentaje de óxido nitroso en la producción de colza (se dispondrá de un estudio antes del verano, antes del pleno).

(12)  Véase México: disturbios provocados por el alza de precios de las «tortillas», ya que el maíz se utiliza cada vez más como carburante.

(13)  TINA = Evaluación de las necesidades en infraestructuras de transporte.

(14)  COM(2006) 314.

(15)  Véase el punto 35.

(16)  A saber: capacitar a «las futuras generaciones», «satisfacer sus necesidades», conservar la «cohesión e igualdad social» y preservar un «alto nivel de vida» y el «pleno empleo», y aplicar los principios rectores mencionados, esto es, «Hacer del ser humano el centro de las políticas de la Unión Europea promocionando los derechos fundamentales, luchando contra todas las formas de discriminación y contribuyendo a la reducción de la pobreza y a la eliminación de la exclusión social».

(17)  Véase punto 30 de las Conclusiones.


ANEXO

al Dictamen del Comité

Las enmiendas siguientes, que obtuvieron más de un cuarto de los votos, fueron rechazadas en el transcurso de los debates:

Punto 2.4.1

«2.4.1

En aquella ocasión, el CESE recordó que una estrategia describe el camino para la consecución de objetivos. La falta de objetivos concretos, que son difíciles de establecer para satisfacer el requisito de tener en cuenta los diferentes aspectos de la sostenibilidad, lleva necesariamente a problemas a la hora de designar los instrumentos. En efecto, cuando no se tiene una idea exacta de adónde se quiere ir, tampoco se puede definir cómo hay que dirigirse al lugar. En opinión del CESE, en la Comunicación hay más preguntas por contestar que respuestas y orientaciones.»

Resultado de la votación

Votos a favor: 34

Votos en contra: 63

Abstenciones: 3

Punto 3.11

Modifíquese como sigue:

«3.11

La pregunta de si una política agrícola orientada a mercados globales y abiertos puede ser sostenible suscita automáticamente la cuestión más general de las reglas que se aplican en la producción y el comercio mundiales. La OMC es una organización basada en acuerdos que tiene por objeto promover el libre comercio internacional. Sin embargo, un comercio libre y liberalizado no tiene por qué ser forzosamente sostenible, como el CESE ha afirmado en repetidas ocasiones. Desafortunadamente, La nueva Estrategia no indica cómo se puede pasar de un comercio libre a un comercio desarrollar el comercio para hacerlo compatible con los principios de la sostenibilidad. Es esta una deficiencia notable. En este punto el CESE también debe señalar que, lamentablemente, los responsables de la UE han omitido responder a esta pregunta que ya planteó hace tres años, aunque toma nota con satisfacción de que en los últimos años la UE ha hecho grandes esfuerzos por negociar nuevas normas en el comercio globalizado, en el FMI y el Banco Mundial.»

Resultado de la votación

Votos a favor: 35

Votos en contra: 63

Abstenciones: 8

Punto 3.11.2

Suprímase

Resultado de la votación

Votos a favor: 38

Votos en contra: 63

Abstenciones: 3

Punto 4.2

Modifíquese como sigue:

«4.2

El impacto tendrá podrá tener serias repercusiones económicas. En algunas regiones la actual base de la economía amenaza con derrumbarse está en peligro. Por ejemplo, en Suiza los bancos ya no ofrecen préstamos a los inversores que deseen invertir en infraestructuras para deportes de invierno si el lugar está situado por debajo de los 1 500 metros sobre el nivel del mar. Reina la mayor incertidumbre respecto al futuro de la agricultura y del turismo en la cuenca mediterránea si el clima se hace cada vez más caliente y seco».

Resultado de la votación

Votos a favor: 41

Votos en contra: 57

Abstenciones: 3

Punto 4.4

Modifíquese como sigue:

«4.4

La situación es muy grave: vivimos en un sistema económico en el Es un problema bien conocido que los costes por enfermedad y, en algunos casos, los daños medioambientales — por ejemplo, los millones que costó el huracán Cyril a principios de 2007 — se consideran positivos desde un punto de vista macroeconómico, porque contribuyen a aumentar el crecimiento del producto interior bruto, mientras que algunas actividades importantes no están cubiertas por él. El CESE se congratula de que en su nueva Estrategia el Consejo Europeo comience por fin, aunque sea de manera marginal, a abordar en mayor medida esta contradicción. El Consejo Europeo tiene plenamente razón cuando en el punto 20 de su nueva Estrategia indica que “el núcleo del sistema de contabilidad de la renta nacional podría ampliarse para integrar, entre otras cosas, conceptos de existencias y flujos y trabajo no integrado en el mercado, y seguir desarrollándose con cuentas satélite sobre, por ejemplo, gastos medioambientales y flujos materiales”».

Resultado de la votación

Votos a favor: 35

Votos en contra: 56

Abstenciones: 8

Punto 4.10

Modifíquese como sigue:

«4.10

El Consejo Europeo señala en su nueva Estrategia que esta responsabilidad “conforma el marco general en el que…los objetivos económicos, sociales y medioambientales pueden reforzarse mutuamente”. Además, estima que todas las decisiones políticas de la UE deben tomarse tras una evaluación “equilibrada” de la dimensión social, medioambiental y económica del desarrollo sostenible, y “teniendo en cuenta la dimensión exterior de este último y los costes de la inacción”. No obstante, en lo que se refiere a los recursos en la nueva Estrategia, ya no es cuestión de considera el diálogo social sino de un diálogo institucionalizado entre la Comisión y los Estados miembros, por un lado, y “las empresas”, por otro, con fin de con el fin de fijar los objetivos de rendimiento para productos y procesos.»

Resultado de la votación

Votos a favor: 41

Votos en contra: 55

Abstenciones: 3

Punto 4.14

«4.14

Sin embargo, como se ha dicho, no se trata sólo de dinero, sino sobre todo de cambios estructurales. La “nueva Estrategia” pide, por ejemplo, “disociar el crecimiento económico y la demanda de transporte con el objetivo de reducir las consecuencias medioambientales”, lo que el Comité acoge con satisfacción. Esto significa también que se debe interrogar críticamente la llamada producción “just in time”, con la que las empresas han abandonado su régimen de almacenamiento y los costes a él asociados, transformando camiones y trenes de mercancías en unidades de almacenamiento móviles.»

Resultado de la votación

Votos a favor: 39

Votos en contra: 56

Abstenciones: 6

Punto 4.16

Modifíquese como sigue:

«4.16:

El CESE expresa su sorpresa de que, aparentemente, no haya habido concertación entre la elaboración de la revisión intermedia del Libro Blanco del transporte y de la nueva Estrategia para un desarrollo sostenible, ya que el problema que representa esta contradicción palmaria entre objetivos y realidad no fue objeto de ninguna observación. Da la impresión de que en el sector de los transportes la Comisión ha abandonado prácticamente el primer objetivo de la Estrategia a favor de un desarrollo sostenible, es decir, disociar el crecimiento económico del crecimiento de la movilidad. En adelante, la Comisión deberá hacer todos los esfuerzos necesarios para evitar que dichas contradicciones aparezcan. En el sector de los transportes hay que buscar de nuevo métodos de organización de nuestras ciudades y municipios y modelos para las distintas actividades que tiendan a reducir las líneas de comunicación y los trayectos, más que a ampliar de manera constante las distancias que las personas y las mercancías tienen que recorrer para cumplir sus objetivos. Esto requerirá la adaptación de la política fiscal, de ordenación territorial y una coordinación adecuada de todos los niveles de administración, desde la UE a las instancias locales

Resultado de la votación

Votos a favor: 36

Votos en contra: 63

Abstenciones: 4


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