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Document 52015DC0120
COMMUNICATION FROM THE COMMISSION TO THE EUROPEAN PARLIAMENT AND THE COUNCIL The Water Framework Directive and the Floods Directive: Actions towards the 'good status' of EU water and to reduce flood risks
COMUNICACIÓN DE LA COMISIÓN AL PARLAMENTO EUROPEO Y AL CONSEJO La Directiva Marco del Agua y la Directiva sobre Inundaciones: medidas para lograr el «buen estado» de las aguas de la UE y para reducir los riesgos de inundación
COMUNICACIÓN DE LA COMISIÓN AL PARLAMENTO EUROPEO Y AL CONSEJO La Directiva Marco del Agua y la Directiva sobre Inundaciones: medidas para lograr el «buen estado» de las aguas de la UE y para reducir los riesgos de inundación
COM/2015/120 final
COMUNICACIÓN DE LA COMISIÓN AL PARLAMENTO EUROPEO Y AL CONSEJO La Directiva Marco del Agua y la Directiva sobre Inundaciones: medidas para lograr el «buen estado» de las aguas de la UE y para reducir los riesgos de inundación /* COM/2015/0120 final */
1.
Introducción La aplicación de la Directiva
Marco del Agua[1] (DMA) de
2000 se basa en la adopción por los Estados miembros de una serie de medidas
rentables de una forma transparente y participativa. Los Estados miembros deben
incluir un resumen de esas medidas (establecidas en sus «programas de medidas»
o PDM) en sus planes hidrológicos de cuenca (PHC), que se actualizan cada seis
años. En 2012, la Comisión publicó su evaluación de los planes hidrológicos de
cuenca disponibles en ese momento[2]. Una gestión hidrológica
eficaz, como exige la DMA, ayuda a los Estados miembros a prepararse para
fenómenos meteorológicos extremos que, debido al cambio climático, son cada vez
más frecuentes y causan enormes daños[3]. Como
complemento de la DMA, en 2007 se adoptó la Directiva sobre Inundaciones[4] (DI), que obliga a los Estados miembros a
evaluar y cartografiar los riesgos de inundación y la peligrosidad por
inundaciones y a gestionarlos mediante el establecimiento de planes de gestión
del riesgo de inundación. La aplicación de ambas
Directivas ha llegado a un punto crucial. La presente Comunicación expone una
evaluación de los progresos realizados hasta el momento, teniendo en cuenta que
ambas Directivas están vinculadas entre sí y que su aplicación debe hacerse de
una manera coordinada. La evaluación se basa en los primeros informes sobre las
acciones específicas adoptadas por los Estados miembros para aplicar las
medidas resumidas en sus PHC. También está basada en el examen que hizo la
Comisión de los PHC[5]
disponibles en 2012 y cumple los requisitos establecidos en el
artículo 18, apartado 4, de la DMA, que obliga a la Comisión a
publicar en 2015 un informe intermedio sobre la aplicación de los PDM de los
Estados miembros. El examen de los PDM de los
Estados miembros realizado por la Comisión y su análisis de las evaluaciones
preliminares del riesgo de inundación que ellos hicieron fundamentan las
recomendaciones expuestas al final del presente documento. Se exponen aquí con
vistas a los segundos PHC y los primeros planes de gestión del riesgo de
inundación, que los Estados miembros deben adoptar antes de finales de 2015 y
que en la actualidad están siendo objeto de consultas públicas. Siete documentos de trabajo
de los servicios de la Comisión acompañan a la presente Comunicación. Dos
presentan un análisis más detallado de los avances realizados en la aplicación
de la DMA y la DI hasta la fecha[6]. Los
otros cinco incluyen evaluaciones de los PHC de Bélgica, Grecia, España,
Portugal y Croacia[7], que en
2012 aún no habían sido adoptados. 2.
Explotar las oportunidades de la política de aguas
de la UE La DMA y otras directivas
relacionadas con el agua[8] han
contribuido a reforzar la protección de las aguas de la UE. En general, los
europeos pueden beber el agua del grifo y bañarse de forma segura en miles de
zonas costeras, ríos y lagos de toda la UE. La contaminación de origen urbano,
industrial y agrícola es objeto de regulación. El «chequeo» de la política
de agua dulce de la UE[9],
realizado en 2012, confirmó que el actual marco de la política de aguas aborda
los retos a los que se enfrentan las aguas dulces europeas. No obstante,
todavía queda un largo camino por recorrer antes de que la calidad de todas las
aguas de la UE sea suficientemente buena, debido a décadas de degradación
anterior y a una gestión ineficaz persistente: el «Plan para salvaguardar los
recursos hídricos de Europa»[10] de la
Comisión, de 2012, llegó a la conclusión de que aproximadamente la mitad de las
aguas superficiales de la UE tiene pocas probabilidades de alcanzar un buen
estado ecológico en 2015. Por otra parte, las deficiencias en el seguimiento
del estado químico de las aguas superficiales eran tan importantes que en 2012
se desconocía el estado de más del 40 % de las masas de agua y fue
imposible establecer una base de referencia. La situación parece ser más
positiva en el caso de las aguas subterráneas, pero en algunas cuencas los
problemas siguen siendo graves[11]. Tal como declaró en su respuesta a la
primera Iniciativa Ciudadana Europea sobre el derecho al agua como derecho
humano[12], la
Comisión reforzará la aplicación de su legislación sobre el agua, basándose en
los compromisos expuestos en el VIIºPrograma de Medio Ambiente y en el Plan
para el agua. El Plan proponía una amplia gama de herramientas de aplicación,
que se han recogido en el programa de trabajo 2013-2015 de la estrategia común
de aplicación de la DMA[13].
Además, desde 2012 la Comisión ha intensificado su diálogo con los Estados
miembros y ha llevado a cabo amplias reuniones bilaterales con ellos para
debatir sus evaluaciones de los PHC y acordar actuaciones concretas para
mejorar la aplicación. La estrategia común de aplicación y
una serie de procesos bilaterales han ayudado a los Estados miembros al
aclararles los requisitos de la DMA y al crear nuevas herramientas de
aplicación y proponer soluciones basadas en experiencias anteriores. Si los
Estados miembros las incorporan y ejecutan con éxito en la actualización de los
PHC de 2015, no serán necesarias nuevas medidas coercitivas[14]. No obstante, la Comisión mantendrá los
procedimientos de infracción en ámbitos prioritarios[15], en caso de que los medios antes citados
resulten ineficaces para mejorar la aplicación. La política de aguas de la UE
ha permitido también a la Unión desarrollar un sector del agua dinámico, a la
vanguardia mundial, compuesto por 9 000 pyme activas[16] y que genera casi 500 000 puestos
de trabajo equivalentes a tiempo completo[17].
Se trata, por tanto, de mucho más que una respuesta a un imperativo ambiental:
es una piedra angular para que la UE genere un crecimiento verde y azul y sea
más eficiente en el uso de los recursos. Por ejemplo, las tecnologías de
gestión hidrológica constituyen el núcleo de la ecoinnovación, y la Comisión
puso en marcha en 2012 la Cooperación de Innovación Europea sobre el Agua[18] para facilitar el desarrollo de soluciones
innovadoras que puedan contribuir a una recuperación económica sostenible y, al
mismo tiempo, a la adaptación al cambio climático. 3.
Examen por la Comisión de los «programas de
medidas» (PDM) de la DMA Los PDM consisten en una
serie de medidas básicas y obligatorias, algunas de ellas adoptadas en el marco
de directivas anteriores a la DMA y otras específicas de la DMA, en particular
las relativas al control de la extracción de agua, los vertidos, la
contaminación difusa o la alteración física de las masas de agua. Además, los
Estados miembros están obligados a adoptar medidas suplementarias si resultan
necesarias para alcanzar los objetivos ambientales. Figura 1.
Ilustración simplificada de un proceso de identificación y corrección de la
diferencia existente entre una situación sin cambios y el objetivo de 2015 de
lograr un buen estado de las aguas. La evaluación de la Comisión
muestra que muchos Estados miembros planificaron sus medidas basándose en lo
que ya existía o estaba en preparación y en lo que era factible, sin tener en
cuenta la situación real de las masas de agua ni las presiones que según los
PHC impedían la consecución de un «buen estado». En lugar de concebir las
medidas más apropiadas y rentables para garantizar que sus masas de agua
alcanzaran un «buen estado», resolviendo así la persistente ausencia de
resultados, muchos Estados miembros se han limitado a realizar estimaciones
sobre hasta qué punto las medidas existentes podrían contribuir a la
consecución de los objetivos medioambientales de la DMA. La consecuencia de
ello es que se aplican exenciones de una manera demasiado generalizada y sin la
adecuada justificación. En la mayoría de los casos, cuando se aplican
excepciones y se aplaza la consecución de un «buen estado», no está claro si
las medidas se adoptan para avanzar hacia el objetivo, tal como exige la
Directiva. Los objetivos
medioambientales de la DMA están cuantificados y sujetos a un calendario claro.
El enfoque adoptado por muchos Estados miembros —de «avanzar en la buena
dirección» a partir (en gran medida) de escenarios de una situación sin
cambios— es claramente insuficiente para alcanzar los objetivos ambientales en
la mayoría de las masas de agua. 3.1.
Contaminación de las aguas causada por la
agricultura, la industria y los hogares Reducir la contaminación para
cumplir los objetivos de la DMA exige que antes se apliquen correctamente otras
directivas y reglamentos. Entre esas directivas y reglamentos cabe citar la
Directiva sobre el Tratamiento de las Aguas Residuales Urbanas, la Directiva de
Nitratos, la Directiva sobre un Uso Sostenible de los Plaguicidas y la
Directiva sobre las Emisiones Industriales, que desempeñan un papel fundamental
en la lucha contra la contaminación difusa y puntual y que, por tanto, deben
tenerse en cuenta en los PHC y en los PDM. En el sector agrícola,
el último informe sobre la Directiva de Nitratos[19] apunta a una ligera reducción de la
contaminación de las aguas subterráneas por nitratos, pero insiste, al mismo
tiempo, en la necesidad de nuevas medidas para reducir y prevenir la
contaminación. Ello se ve confirmado por los análisis de los PDM comunicados
por los Estados miembros. A pesar de que el 63 % de las demarcaciones hidrográficas
comunicaron que la aplicación de la Directiva de Nitratos no bastaba para
combatir la contaminación difusa al nivel necesario para lograr los objetivos
de la DMA, no se han incorporado las medidas necesarias para corregir las
deficiencias que persisten. La contaminación difusa afecta significativamente[20] a un 90 % de las demarcaciones
hidrográficas, al 50 % de las masas de agua de superficie y al 33 %
de las masas de agua subterránea de toda la UE. El sector de la agricultura es
la principal fuente de contaminación difusa. A pesar de que se han registrado
algunos progresos en lo que respecta a la disminución del consumo de
fertilizantes minerales[21], sigue
habiendo muchas lagunas en las medidas básicas adoptadas por los Estados
miembros para combatir las presiones agrícolas, y no se aplican medidas de
control de las emisiones de fosfatos y nitratos fuera de las zonas vulnerables
a los nitratos establecidas en virtud de la Directiva de Nitratos. Las medidas
complementarias comunicadas en relación con la agricultura son en gran parte
voluntarias, en particular los sistemas de asesoramiento y las medidas
agroambientales de la política agrícola común (PAC), como la agricultura
ecológica y la extensificación de las explotaciones. Por lo que se refiere a los hogares,
la aplicación de la Directiva sobre el Tratamiento de las Aguas Residuales
Urbanas ha sido problemática, principalmente por los aspectos financieros y de
planificación de las grandes inversiones necesarias en infraestructuras de
redes de alcantarillado y plantas de tratamiento. La aplicación está muy
avanzada en la EU-15[22], varios
de cuyos Estados miembros están próximos al pleno cumplimiento. Por lo que se
refiere a la mayoría de los países de la EU-13, sin embargo, los períodos
transitorios negociados en los Tratados de adhesión están llegando a su fin, y
la mayoría de los países está todavía lejos de la plena conformidad, a pesar de
la gran labor realizada en la última década. Los principales desafíos para la
EU-15 están relacionados con el mantenimiento y la renovación de los sistemas
colectores y de tratamiento de aguas residuales, mientras que los Estados
miembros más recientes tienen que seguir trabajando en el establecimiento de la
infraestructura mínima requerida. Por otra parte, los aliviaderos[23] siguen siendo una de las principales
fuentes de contaminación en zonas urbanas, y exigen una gran inversión en los
próximos años en toda la UE. Para aumentar las tasas de conformidad, se insta a
los Estados miembros a presentar programas detallados de aplicación en 2014,
incluida la planificación de las inversiones en infraestructuras. La Comisión
está actualmente analizando esta cuestión. La contaminación provocada
por actividades industriales puede ser especialmente significativa en
cuanto a determinados contaminantes y masas de agua. La Directiva sobre las
Emisiones Industriales establece las principales formas de controlarla, en
particular obligando a los titulares de instalaciones industriales a aplicar
las «mejores técnicas disponibles» para garantizar un alto nivel de protección
del medio ambiente en su conjunto (es decir, la calidad del agua, el aire y el
suelo). Las autoridades nacionales competentes velan por que los valores límite
de emisión indicados en los permisos de emisiones industriales correspondan a
las «mejores técnicas disponibles» y tengan en cuenta los objetivos pertinentes
en relación con el agua. Este requisito se cumple en cierta medida, si bien los
PDM ponen de manifiesto que no de una manera sistemática y que, cuando se
aplica, no se comunica[24]. La mayoría de los Estados
miembros han empezado a trabajar en sus inventarios de emisiones de sustancias
prioritarias, según lo exigido por la Directiva sobre Normas de Calidad
Ambiental. Están utilizando los resultados de esa labor y sus análisis de
presiones e impactos para identificar fuentes de contaminación. La proporción
de masas de agua que se ha establecido están afectadas por fuentes puntuales o
difusas varía de forma significativa entre Estados miembros. En el inventario,
la mayoría de los Estados miembros aún no cuantifican las emisiones difusas
procedentes de toda una serie de fuentes. El número de contaminantes
identificados por los Estados miembros como de interés nacional[25] también varía de forma significativa. Por
consiguiente, la mayor parte de las medidas establecidas por los Estados
miembros en relación con la contaminación química son demasiado generales y sin
resultados cuantificados, y no están orientadas a sustancias o fuentes
concretas. 3.2.
Consumo excesivo de agua: sobreextracción La extracción de agua por
encima de la capacidad de renovación de la naturaleza ejerce fuerte presión
sobre las aguas superficiales y subterráneas de la UE, sobre todo debido al
regadío en los países del Mediterráneo y el Mar Negro, pero también a causa de
la urbanización y otras actividades económicas en distintas partes de la UE. La
captación excesiva afecta considerablemente a un 10 % de las masas de agua
de superficie y al 20 % de las masas de agua subterráneas. En los casos en
que ya se esté extrayendo agua en exceso en cuencas fluviales explotadas de
forma intensiva, la DMA obliga a los Estados miembros a adoptar medidas para
restablecer la sostenibilidad a largo plazo de la extracción, por ejemplo
revisar los permisos o hacer cumplir mejor sus disposiciones. No obstante, los
primeros PDM pusieron de manifiesto que este problema se aborda de manera
inadecuada, ya que en las masas de agua afectadas se ha recurrido a las
excepciones de manera generalizada, con frecuencia sin la adecuada justificación. Los primeros PHC también
mostraron que la mayoría de los Estados miembros no se habían ocupado de las
necesidades de agua de la naturaleza, algo que están obligados a hacer para
cumplir los objetivos ambientales de la DMA. A menudo, solo se tuvieron en cuenta
los caudales mínimos que deben mantenerse en el verano, pero sin considerar los
distintos factores[26] que son
críticos para que los ecosistemas se desarrollen y rindan todos sus beneficios.
Esto significa que las medidas aplicadas no garantizan la consecución de un
«buen estado» en muchas masas de agua afectadas por niveles importantes de
extracción o por la regulación del caudal (por ejemplo, para el riego, la
producción de energía hidráulica, el suministro de agua potable, la navegación,
etc.). Al mismo tiempo, sin embargo, los Estados miembros han apoyado
activamente el desarrollo de una interpretación común de caudales ecológicos y
de la manera más adecuada de tenerlos mejor en cuenta en la aplicación de la
DMA. Fruto de ello ha sido un documento de orientación que los Estados miembros
deben comenzar a aplicar en 2015[27]. La
estrategia común de aplicación de la DMA ha permitido también compartir buenas
prácticas en el uso de balances hidrológicos que incluyen las necesidades
ambientales para garantizar la sostenibilidad de la asignación de recursos
hídricos[28], así
como en la utilización de la tecnología de teledetección para facilitar las
inspecciones y el seguimiento de las captaciones ilegales[29]. 3.3.
Cambios en el caudal y la forma física de las masas
de agua Los cambios en el caudal y la
forma física (la «hidromorfología») de las masas de agua se cuentan entre los
principales factores que dificultan la consecución de un buen estado de las
aguas, pero, en general, los primeros PDM no prevén medidas suficientes para
corregir la situación. Esos cambios se deben casi siempre al desarrollo de
infraestructuras «grises», como canales de drenaje, balsas de riego, presas
para centrales hidroeléctricas, embalses para facilitar la navegación o
terraplenes o diques de protección contra inundaciones, etc. Casi todos los PHC
contemplan medidas correctoras, pero estas suelen ser muy generales, no se
establece ningún orden de prioridad y las medidas no tienen ningún vínculo
claro con las presiones existentes o los efectos previstos. Además, algunos
Estados miembros no han desarrollado métodos de evaluación del estado de las
aguas que sean sensibles a los cambios hidromorfológicos, lo que limita su
capacidad para solucionar el problema con efectividad. 4.
Relación con la Directiva sobre Inundaciones (DI) Está ampliamente reconocido
que grandes partes de Europa van a padecer cada vez más inundaciones y con
mayor frecuencia por culpa del cambio climático. En 2007, la DI creó un marco
paneuropeo que permite ayudar a los Estados miembros a determinar, evaluar y
afrontar el riesgo de inundación. Como ocurre generalmente en
la gestión de riesgos, la DI se aplica en ciclos iterativos. Al final de cada
ciclo de seis años, se preparan planes de gestión del riesgo de inundación. La
primera serie de planes está prevista para finales de 2015 y debe coordinarse
con los PHC[30] en el
marco de la DMA, a fin de explotar las sinergias entre ambos instrumentos. Las
medidas de retención natural del agua[31] son un
ejemplo de medidas que pueden contribuir al mismo tiempo a la consecución de
los objetivos de la DMA y de la DI, al reforzar y preservar la capacidad
natural de retención y almacenamiento de los acuíferos, suelos y ecosistemas.
Medidas tales como la reconexión de la llanura aluvial al río, la recuperación
de meandros y la restauración de humedales pueden reducir o retrasar la llegada
aguas abajo del nivel máximo de la crecida, aumentando al mismo tiempo la
calidad del agua y su disponibilidad, preservando los hábitats y reforzando la
resiliencia al cambio climático. Las primeras etapas del
proceso de gestión del riesgo establecido por la DI consistieron en la
preparación de las evaluaciones preliminares del riesgo de inundación para
finales de 2011 y en la determinación de las zonas de riesgo significativo
potencial de inundación, que permitieron a los Estados miembros centrar la
aplicación en esas zonas. Las evaluaciones preliminares se basaron
principalmente en la información disponible sobre inundaciones significativas
ocurridas en el pasado y en previsiones de futuras inundaciones potencialmente
significativas. La mayoría de los Estados
miembros han realizado evaluaciones preliminares nuevas del riesgo de
inundación, mientras que otros han recurrido a evaluaciones existentes o a una
combinación de nuevas y existentes. El origen claramente más habitual de las
inundaciones notificadas en la UE es fluvial y, a continuación, pluvial y
marítimo. Las consecuencias más comúnmente notificadas son económicas y, en
segundo lugar, sanitarias[32]. Hay
muchos criterios para la definición de inundaciones significativas y muchos son
también los métodos para cuantificar los impactos, aunque en algunos casos no
son excesivamente detallados. Solo un tercio de los Estados
miembros han considerado explícitamente la evolución a largo plazo (cambios
climáticos y socioeconómicos) en su evaluación del riesgo de inundaciones, lo
cual es sorprendente, ya que las pérdidas a causa de ese fenómeno en Europa han
aumentado considerablemente en las últimas décadas debido principalmente a
factores socioeconómicos, tales como el aumento de la riqueza en zonas
propensas a inundaciones, así como a un clima cambiante. La segunda etapa del proceso
de gestión de riesgos de la DI fue la elaboración, antes de finales de 2013, de
mapas de peligrosidad por inundaciones y mapas de riesgo de inundación en las
zonas identificadas como zonas de riesgo significativo potencial de inundación.
Ahora, la Comisión está evaluando la información facilitada por los Estados
miembros[33]. A pesar de esas carencias,
por primera vez todos los Estados miembros están actuando de forma simultánea
en el mismo marco para prevenir o reducir los daños sociales, económicos y
ambientales del riesgo de inundación. Además, la DI les ha servido de incentivo
para centrarse en la prevención y la sensibilización, además de en la
protección[34]. Los
mapas de peligrosidad por inundaciones y los mapas de riesgo de inundación
deben ahora orientar a las autoridades y los responsables políticos a reducir
los riesgos de inundación de una manera efectiva y sostenible para los recursos
hídricos y la sociedad. 5.
Cómo actuar: oportunidades de inversión y
tarificación del agua para reducir la ineficiencia Se reconoce que es necesario
aplicar e integrar mejor los objetivos de la política de aguas en otras
políticas, incluidas las políticas de financiación, como la PAC y los Fondos
Estructurales y de Inversión Europeos. Los resultados del período de
financiación 2007-2013 ponen de manifiesto que los Estados miembros no han
aprovechado al máximo las posibilidades de financiación de la UE para la
consecución de los objetivos de la DMA[35],
a pesar de algunos buenos ejemplos[36]. Así,
apenas se ha recurrido al artículo 38 del antiguo Reglamento sobre
Desarrollo Rural[37], que
puede utilizarse para financiar medidas derivadas de la DMA[38]. Los fondos disponibles para la
construcción de estaciones depuradoras de aguas residuales urbanas en algunos
casos no se agotaron o se concedieron con retraso, debido en parte a una
planificación inadecuada. La Comisión, en 2014, exigió a los Estados miembros
que presentaran, en el marco del artículo 17 de la Directiva sobre el
Tratamiento de las Aguas Residuales Urbanas, programas de aplicación, con una
planificación detallada de las inversiones, y controlará muy de cerca su aplicación.
De manera más general, los PDM no siempre explotan las oportunidades de
financiación de la UE para ayudarles a cumplir los objetivos de los PHC. Los PDM también confirman que
los incentivos para un consumo eficiente de los recursos hídricos y una tarificación
transparente del agua no se aplican en todos los Estados miembros y en todos
los sectores que utilizan agua, debido en parte a la ausencia de medición. Con
el fin de practicar precios incentivadores, los usos consuntivos deben, por
defecto, estar sujetos a cargas volumétricas basadas en el uso real. Para ello
es preciso generalizar la medición, en particular en el caso de la agricultura
en cuencas donde el regadío es el uso principal. A pesar de que algunos Estados
miembros han realizado progresos significativos en la adaptación de las
políticas de tarificación del agua a los requisitos de la DMA, las medidas
dirigidas a garantizar la recuperación de los costes ambientales y los
relativos a los recursos son escasas. La no recuperación de costes, en
particular los medioambientales, los relativos a los recursos y los costes de
infraestructura, no hace más que sumarse a la factura que tendrán que pagar las
próximas generaciones en las zonas que se enfrentarán a gravísimos problemas de
escasez de agua y a infraestructuras hidráulicas defectuosas. Para fomentar la correcta
aplicación de la tarificación del agua, el Reglamento sobre Disposiciones
Comunes[39]
estableció condiciones ex ante para acceder a los fondos de las
políticas de cohesión y de desarrollo rural. En este contexto, la Comisión está
llevando a cabo una evaluación de las políticas de tarificación del agua y de
recuperación de costes de los Estados miembros y exige que se adopten planes de
actuación en caso de que se detecten deficiencias. Según una sentencia reciente
del Tribunal de Justicia de la UE[40], la
recuperación de los costes, mediante prácticas de fijación de precios u otros
medios, se aplica potencialmente a un amplio abanico de servicios relacionados
con el agua que tienen un impacto sobre el estado de ese recurso. Si un Estado
miembro decide no aplicar la recuperación de costes a una determinada actividad
de uso de agua, debe explicar claramente qué otras medidas se están aplicando
para garantizar la consecución de los objetivos de la DMA. 6.
Conclusiones y recomendaciones A continuación se formulan
una serie de conclusiones y recomendaciones para que los PDM puedan:
conciliar los objetivos medioambientales y
económicos estableciendo medidas que posibiliten el suministro de agua sin
contaminar en cantidades suficientes para la naturaleza, las personas y la
industria,
garantizar la sostenibilidad y la viabilidad
económica a largo plazo de la agricultura y la acuicultura de la UE,
apoyar la producción de energía, un transporte
sostenible y el desarrollo del turismo, contribuyendo así a un verdadero
crecimiento verde de la economía de la UE.
Reconocer la necesidad de
una base sólida para los PDM Los Estados miembros deben
redoblar esfuerzos para fundamentar sus PDM en una evaluación seria de las
presiones y los impactos sobre los ecosistemas acuáticos, así como en una
evaluación fiable del estado de las aguas. De otro modo, si la evaluación de
base de las presiones no es correcta, la totalidad del PDM estará mal fundada y
se corre el riesgo de que no se actúe donde más se necesita ni de una manera
rentable. El seguimiento debe
mantenerse o perfeccionarse. En particular, debe mejorarse el seguimiento del
estado de las aguas superficiales, especialmente en lo que se refiere a las
sustancias prioritarias. Es urgente corregir las deficiencias que persisten en
los métodos de evaluación del estado ecológico del agua de varios Estados
miembros. Resulta especialmente importante desarrollar métodos sensibles a los
cambios físicos e hidrológicos de las masas de agua, y algunos Estados miembros
ya lo han hecho. La mayor base de conocimientos resultante debe orientar mejor
las medidas hacia la consecución de los objetivos de la DMA. Realizar un análisis de
brechas: ¿qué debe hacerse para alcanzar los objetivos? Para concebir correctamente
los PDM, los Estados miembros tienen que determinar cuál es la combinación de
medidas más rentable para colmar la brecha existente entre el estado actual de
las aguas y el «buen estado». Ese análisis de brechas es necesario para saber
qué se debe hacer para alcanzar los objetivos, cuánto tiempo se va a tardar en
conseguirlo, cuánto costará y a quién. Además, solo basándose en ese análisis
es posible justificar adecuadamente exenciones a causa de la inviabilidad
técnica o de unos costes desproporcionados. Por otra parte, aun cuando las
exenciones estén justificadas, los Estados miembros deben velar por que las
medidas se encaucen lo más rápidamente posible hacia la consecución de los
objetivos. Adaptar el uso del agua a
los objetivos ambientales de la DMA y ejecutar los cambios Los permisos existentes, por
ejemplo, para la extracción de agua (incluidos los derechos de regadío), los
vertidos, la generación de energía hidráulica, etc. deben revisarse y, si
resulta necesario, actualizarse para que sean compatibles con los objetivos de
la DMA. Algunos Estados miembros ya lo están haciendo, y los demás deben seguir
su ejemplo. Una vez revisados los
permisos, los Estados miembros tienen que velar por que se cumplan sus
condiciones, por ejemplo mediante inspecciones basadas en un enfoque del riesgo
de incumplimiento y garantizando una capacidad adecuada de control de la
conformidad. Combatir la contaminación Los Estados miembros tienen
que reforzar sus medidas básicas para luchar contra la contaminación difusa
causada por la agricultura. A pesar de que aún queda un largo camino por
recorrer para alcanzar el «buen estado» y aunque las medidas previas a la DMA
no son suficientes en muchas demarcaciones hidrográficas, varios Estados miembros
recurren únicamente a medidas voluntarias. Ese tipo de medidas permiten colmar
efectivamente parte de la brecha que persiste, pero solo puede obtenerse una
mejora significativa con medidas básicas obligatorias. Los Estados miembros deben
controlar las fuentes de contaminación aplicando en su totalidad las medidas de
la DMA y de la legislación relacionada con el agua, especialmente la Directiva
de Nitratos, la Directiva sobre las Emisiones industriales y la Directiva sobre
el Tratamiento de las Aguas Residuales Urbanas. Esto es mucho mejor que
recurrir a medidas de tratamiento al final del proceso, por ejemplo para
garantizar un agua potable de gran calidad, y, además se evitan los altos
precios del tratamiento y se protege el medio ambiente. Se insta a los Estados
miembros a que sigan creando perímetros de protección en las zonas utilizadas
para la obtención de agua potable, en particular en lo que se refiere a las
aguas superficiales. Además, tienen que velar por que sus medidas se orienten a
las fuentes y sustancias químicas que impiden que las masas de agua alcancen un
«buen estado». Abordar los aspectos
cuantitativos y tener en cuenta su relación con la calidad La evaluación de los PDM
realizada por la Comisión pone de manifiesto la necesidad de abordar mejor el
vínculo entre calidad y cantidad en la evaluación de las presiones ejercidas
sobre los ecosistemas acuáticos y de aplicar medidas centradas en las
extracciones y las regulaciones de caudal. La escasez de agua y la
sequía constituyen un problema cada vez más grave en muchas zonas de Europa, al
menos de forma estacional, debido al cambio climático. En la UE, cada vez hay
más demarcaciones hidrográficas afectadas por problemas cuantitativos, y los
Estados miembros deben adoptar medidas preventivas para que la extracción no
llegue a niveles insostenibles. Si la extracción es ya excesiva, los Estados
miembros deben tomar las medidas adecuadas para que el uso del agua vuelva a
niveles sostenibles. Esto es especialmente importante en el caso de las aguas
subterráneas, en particular cuando están conectadas a importantes ecosistemas
que requieren agua, que con frecuencia son zonas protegidas, como los
humedales. Toda excepción debe estar correctamente justificada en los PHC y
basarse en las condiciones previstas en la DMA. Controlar los cambios
físicos y de caudal de las masas de agua A pesar de que un tercio de
las masas de agua de la UE se ven considerablemente afectadas por regulaciones
de caudal (cambios hidrológicos) y alteraciones físicas (cambios morfológicos),
los PDM de muchos Estados miembros no contemplan medidas claras para solucionar
la situación. Los Estados miembros deben
aplicar caudales ecológicos de conformidad con el reciente documento de
orientación de la estrategia común de aplicación y poner en marcha medidas de
protección o restauración de los caudales, en relación tanto con usos
existentes como nuevos. Para ello, los Estados miembros deben desarrollar
métodos de seguimiento y evaluación para detectar casos en los que cambios
hidrológicos puedan impedir la consecución de un buen estado ecológico. No
obstante, con las medidas y herramientas disponibles ya pueden detectarse y
controlarse los cambios más significativos, y en los próximos PDM debe darse
prioridad a la reducción del impacto de las extracciones y de las regulaciones
de caudal. En muchas masas de agua, los
cambios físicos están conectados con cambios de caudal, de manera que los
caudales ecológicos quizás no basten y sea necesario completarlos con medidas
de restauración para lograr los objetivos de la DMA. Utilizar con sensatez los
instrumentos económicos y los incentivos Los Estados miembros deben
adaptar la tarificación inadecuada de los recursos hídricos, especialmente,
pero no únicamente, en el sector agrícola. La tarificación inadecuada sigue
provocando graves daños ambientales y económicos, por ejemplo un uso
ineficiente de unos recursos hídricos escasos o una contaminación que requiere
costosos tratamientos. Ello reduce la disponibilidad de agua para una serie de
actividades económicas, mermando así las oportunidades de crecimiento futuro de
varias regiones de la UE. Una tarificación adecuada conforme con la DMA y
basada en la medición y en la recuperación de costes puede conducir a un uso
eficiente del agua, al reducir el consumo innecesario, favorecer la elección de
cultivos o sistemas de explotación agrícola que disminuyan los costes de
producción y mejoren el equilibrio económico de las explotaciones agrarias, y
recaudar fondos para garantizar la sostenibilidad a largo plazo de las
inversiones en infraestructuras y detener las pérdidas provocadas por las fugas[41]. Coordinar la aplicación
para obtener multitud de beneficios Para que los PDM tengan
éxito, es esencial una cooperación a varios niveles, que debe basarse en las
estructuras existentes que hayan demostrado ser eficaces. Esto es aplicable, en
primer lugar, a las demarcaciones hidrográficas, donde las fronteras
administrativas o nacionales no deben ser un obstáculo para elegir las medidas
más rentables. También se aplica a los ejecutores de los diferentes actos de la
legislación medioambiental ya que, por ejemplo, los PDM de la DMA son
esenciales para el logro de algunos de los objetivos de la DI, de la Directiva
Marco sobre la Estrategia Marina o de la Estrategia para la Biodiversidad de la
UE y la Directiva de Hábitats. Los plazos armonizados para
la elaboración de los planes de gestión en el marco de la DMA y la DI son una
gran oportunidad para utilizar la información disponible sobre el estado y las
presiones conjuntamente y para concebir PDM que faciliten el logro de un «buen
estado» y, al mismo tiempo, reduzcan el riesgo de inundación. Esas sinergias
deben aprovecharse al máximo. A la hora de elegir las
medidas de gestión de riesgos con arreglo a la DI, los Estados miembros deben
tener en cuenta la amplia gama de beneficios a largo plazo que se derivan de
las medidas de retención natural del agua. También deberían tenerse en cuenta
esas medidas durante la evaluación de las mejores opciones medioambientales
a que se refiere el artículo 4, apartado 7, de la DMA en relación con
los proyectos que alteren físicamente masas de agua. La aplicación de la DI
muestra señales alentadoras de progreso. Habida cuenta del planteamiento de la
Directiva Marco, su éxito dependerá en última instancia de la ambición de los
Estados miembros y de la correcta aplicación de sus planes de 2015 de una
manera cuantificable[42]. Deben
mejorarse los métodos para identificar inundaciones significativas potenciales,
así como la cuantificación de los posibles impactos futuros. Deben tenerse más
ampliamente en cuenta los cambios climáticos y socioeconómicos (por ejemplo, la
expansión urbana y los usos del suelo que lo impermeabilizan), ya que son
elementos importantes de la gestión del riesgo de inundación. El segundo ciclo de PHC
propicia también la creación de sinergias con el desarrollo del primer programa
de medidas con arreglo a la Directiva Marco sobre la Estrategia Marina. Esa
Directiva y la DMA son complementarias y deben aplicarse conjuntamente. Aprovechar las
oportunidades de inversión Los Estados miembros deben
recurrir a las muchas posibilidades de financiación que brinda la UE para
facilitar la ejecución de los PDM. Entre esas posibilidades se cuentan las
ayudas para la adopción de prácticas agrícolas beneficiosas para el clima y el
medio ambiente en virtud de los programas de desarrollo rural, los fondos de la
política de cohesión en el marco de los objetivos relacionados con el agua y la
adaptación al cambio climático, los proyectos integrados LIFE, las ayudas de
Horizonte 2020 a la innovación en el sector del agua y la implantación de
soluciones innovadoras basadas en la naturaleza para abordar los retos sociales
que plantea la gestión de los recursos hídricos y de los riesgos de inundación.
La Comisión se ha referido en muchas ocasiones a los acuerdos de asociación y
los programas operativos y de desarrollo rural propuestos por los Estados
miembros para maximizar su contribución al logro de los objetivos de la DMA y,
de forma más general, sus beneficios medioambientales, pero el uso que se haga
efectivamente de los fondos es responsabilidad de cada Estado miembro y región. Del mismo modo, los Estados
miembros deben utilizar las innovaciones desarrolladas en el marco de las
Cooperaciones Europeas para la Innovación sobre el agua y sobre la
productividad y la sostenibilidad agrícolas, y vincularlas a los retos que
plantea la aplicación de la DMA. Por último, los Estados
miembros podrían también aprovechar las oportunidades ofrecidas por el Plan de
Inversiones para Europa[43]
propuesto por la Comisión, especialmente para respaldar el desarrollo de
infraestructuras hidráulicas. [1] Directiva 2000/60/CE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 23 de
octubre de 2000, por la que se establece un marco comunitario de actuación en
el ámbito de la política de aguas (DO L 327 de 22.12.2000). [2] Véase http://eur-lex.europa.eu/legal-content/ES/TXT/?uri=CELEX:52012DC0670. [3]
En un escenario sin medidas de adaptación (es decir, una situación donde se
mantiene la protección actual contra las avenidas con el período de retorno que
hoy es de cien años), se prevé que, en la UE, los daños del efecto combinado
del cambio climático y de cambios socioeconómicos pasarán de
6 900 millones EUR/año a 20 400 millones EUR/año antes de la
década 2020, para alcanzar los 45 900 millones EUR/año antes de la de
2050 y 97 900 millones EUR/año antes de la de 2080. Véase Rojas et al. (2013), «Climate
change and river floods in the European Union: Socio-economic consequences and
the costs and benefits of adaptation», Global Environmental Change 23,
1737–1751, disponible en http://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0959378013001416#. [4] Directiva 2007/60/CE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 23 de
octubre de 2007, relativa a la evaluación y gestión de los riesgos de
inundación (DO L 288 de 6.11.2007). [5] Véase http://ec.europa.eu/environment/water/water-framework/impl_reports.htm#third. [6] Informe sobre los avances en la ejecución de los programas de medidas
de la Directiva Marco del Agua; Informe sobre los progresos realizados en la
aplicación de la Directiva sobre Inundaciones. [7] Informes sobre la aplicación de los planes hidrológicos de cuenca de
la Directiva Marco del Agua. [8] Directiva 2006/118/CE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 12 de
diciembre de 2006, relativa a la protección de las aguas subterráneas contra la
contaminación y el deterioro (DO L 372 de 27.12.2006); Directiva 2008/105/CE
del Parlamento Europeo y del Consejo, de 16 de diciembre de 2008, relativa a
las normas de calidad ambiental en el ámbito de la política de aguas (DO L 348
de 24.12.2008); Directiva 91/676/CEE del Consejo, de 12 de diciembre de 1991,
relativa a la protección de las aguas contra la contaminación producida por
nitratos procedentes de fuentes agrarias (DO L 375 de 31.12.1991);
Directiva 91/271/CEE del Consejo, de 21 de mayo de 1991, sobre el tratamiento
de las aguas residuales urbanas (DO L 135 de 30.5.1991); Directiva 2010/75/UE
del Parlamento Europeo y del Consejo, de 24 de noviembre de 1991, sobre las
emisiones industriales (prevención y control integrados de la contaminación)
(DO L 334 de 17.12.2010); Directiva 98/83/CE del Consejo, de 3 de noviembre de
1998, relativa a la calidad de las aguas destinadas al consumo humano (DO L 330
de 5.12.98); Directiva 2006/7/CE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 15 de
febrero de 2006, relativa a la gestión de la calidad de las aguas de baño (DO L
64 de 4.3.2006); Directiva 2008/56/CE del Parlamento Europeo y del Consejo, de
17 de junio de 2008, por la que se establece un marco de acción comunitaria
para la política del medio marino (Directiva marco sobre la estrategia marina)
(DO L 164 de 25.6.2008); Directiva 2009/128/CE del Parlamento Europeo y del
Consejo, de 21 de octubre de 2009, por la que se establece el marco de la
actuación comunitaria para conseguir un uso sostenible de los plaguicidas (DO L
309 de 24.11.2009). [9] SWD(2012) 393 final. [10] COM(2012) 673 final. [11] Teniendo en cuenta las diferentes situaciones existentes en las
cuencas fluviales europeas, la media de la UE (se prevé que, en 2015, alrededor
del 90 % de las masas de agua subterránea alcancen un buen estado
cuantitativo y el 77 % un buen estado químico) enmascara graves problemas
regionales. Además, las cifras deben interpretarse con precaución, debido a las
grandes lagunas y deficiencias que presentan los métodos de evaluación del
estado de las aguas subterráneas de algunos Estados miembros. [12] COM(2014) 177 final. [13] La estrategia común de aplicación es un proceso abierto y cooperativo
en el que participan la Comisión, los Estados miembros y las partes
interesadas. Se inició en 2001 y tiene por objeto facilitar la aplicación de la
DMA. [14] El anexo del Informe sobre los avances en la ejecución de los
programas de medidas de la Directiva Marco del Agua incluye recomendaciones
específicas de actuación por parte de los Estados miembros. Reflejan la
evaluación de la Comisión y los resultados del proceso bilateral. [15] Entre esos ámbitos prioritarios destacan el cumplimiento de los plazos
para la adopción de los PHC, el seguimiento y la evaluación, la contaminación
difusa desde fuentes agrarias, las infraestructuras no conformes con la DMA, etc.,
en coordinación con el cumplimiento de la Directiva de Nitratos y de la
Directiva sobre el Tratamiento de las Aguas Residuales Urbanas. [16] COM(2012) 216 final. [17] Potential for stimulating sustainable
growth in the water industry sector in the EU and the marine sector — input to
the European Semester, Water Industry Final REPORT,
Acteon (pendiente de publicación). [18] http://ec.europa.eu/environment/water/innovationpartnership/about_en.htm. [19] COM(2013) 683 final. [20] Una masa de agua afectada por una presión significativa corre el
peligro de no alcanzar el «buen estado» con las medidas actuales. [21]http://ec.europa.eu/eurostat/statistics-explained/index.php/Agri-environmental_indicator_-_mineral_fertiliser_consumption. [22] Estados miembros que se adhirieron a la Unión antes del 1 de mayo de
2004. Los Estados miembros de la EU-13 se adhirieron después de esa fecha. [23] Aliviaderos de aguas pluviales y aliviaderos combinados (aguas
residuales y aguas pluviales). [24] Las medidas de adecuación o mejora de depuradoras de aguas residuales
industriales se notifican como tipos clave de medidas en solo veintinueve
demarcaciones hidrográficas de ocho Estados miembros. [25] Se trata bien de contaminantes de aguas superficiales específicos de
cuencas fluviales o de contaminantes de aguas subterráneas respecto a los
cuales los Estados miembros establecen valores umbral. [26] Por ejemplo, magnitud del caudal, frecuencia, estacionalidad, duración
y tasas de cambio de las avenidas. [27] Véase el documento de orientación de la estrategia común de aplicación
sobre caudales ecológicos en la aplicación de la DMA, disponible en https://circabc.europa.eu/w/browse/a3c92123-1013-47ff-b832-16e1caaafc9a. [28] En la primavera de 2015 se publicará un documento de orientación de la
estrategia común de aplicación sobre el balance hídrico. [29] Véase el estudio Applying Earth observation to support the
detection of non-authorised water abstractions, disponible en https://circabc.europa.eu/w/browse/fe1bf504-5dc4-4e12-a466-37c3a8c3eab4. [30] Véase el documento de la estrategia común de aplicación Links
between the Floods Directive and Water Framework Directive, disponible en https://circabc.europa.eu/w/browse/b91b99c7-835f-48fe-b0f5-57740b973d4c. [31] Véase el documento de
política de la estrategia común de aplicación sobre medidas de retención
natural del agua en https://circabc.europa.eu/w/browse/2457165b-3f12-4935-819a-c40324d22ad3. [32] De las más de ocho mil zonas de riesgo significativo potencial
comunicadas por los Estados miembros, en alrededor de nueve de cada diez el
riesgo es de inundación fluvial, y en la mayoría de los casos los impactos
negativos potenciales son, principalmente, de índole económica. [33] En febrero de 2015, tres Estados miembros no habían notificado sus
mapas de peligrosidad por inundaciones ni sus mapas de riesgos de inundación. [34] El ámbito de la gestión de riesgos es ahora subvencionable dentro de
la política de cohesión 2014-2020, y pueden cofinanciarse proyectos que se
ocupen de la prevención y la gestión de riesgos climáticos y de catástrofes
naturales. [35] Véase el Informe Especial 04/2014 del Tribunal de Cuentas «La
integración de los objetivos de la política del agua de la UE en la PAC: un
éxito parcial», http://www.eca.europa.eu/Lists/ECADocuments/SR14_04/SR14_04_ES.pdf. [36] Por ejemplo, el antiguo artículo 41, sobre inversiones no
productivas, del Reglamento (CE) nº 1698/2005, de desarrollo rural,
utilizado para mejorar la condición de las riberas fluviales (por ejemplo, en
Flandes) y restaurar humedales (por ejemplo, en Dinamarca). [37] Reglamento
(CE) nº 1698/2005 del Consejo, de 20 de septiembre de 2005, relativo a la
ayuda al desarrollo rural a través del Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo
Rural (FEADER) (DO L 277 de 21.10.2005). [38] Por lo que se refiere al período de programación 2007-2013, las
medidas relacionadas con el agua en el marco del artículo 38 del
Reglamento (CE) nº 1698/2005, de desarrollo rural, se activaron en 2010,
cuando se pusieron en marcha los PDM de la DMA. En cuanto a las medidas
previstas en el artículo 30 del Reglamento (CE) nº 1305/2013, de
desarrollo rural, aún no se han aprobado la mayoría de los programas de
desarrollo rural para el período 2014-2020 y habrá que esperar para comprobar
si contemplan medidas en relación con el agua. [39] Reglamento (UE) nº 1303/2013 del Parlamento Europeo y del
Consejo, de 17 de diciembre de 2013, por el que se establecen disposiciones
comunes relativas al Fondo Europeo de Desarrollo Regional, al Fondo Social
Europeo, al Fondo de Cohesión, al Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural y
al Fondo Europeo Marítimo y de la Pesca, y por el que se establecen
disposiciones generales relativas al Fondo Europeo de Desarrollo Regional, al
Fondo Social Europeo, al Fondo de Cohesión y al Fondo Europeo Marítimo y de la
Pesca, y se deroga el Reglamento (CE) nº 1083/2006 del Consejo. [40] Sentencia de 11 de septiembre de 2014 en el asunto C-525/12, Comisión
contra Alemania. [41] Véase Good Practice Document on Leakage, disponible en https://circabc.europa.eu/w/browse/bb786001-ed42-416d-836e-4835481ba508. [42] Para cuantificar el éxito es importante que los Estados miembros de la
UE elaboren orientaciones para el registro de datos sobre las pérdidas debidas
a catástrofes: http://drr.jrc.ec.europa.eu/LossDataWorkshopOctober2014. [43] http://ec.europa.eu/priorities/jobs-growth-investment/plan/index_en.htm.