Hacia la renovación de la asociación África-UE

La asociación África-UE debe evolucionar para respaldar el crecimiento sostenible e inclusivo del continente africano. Con vistas a la tercera cumbre UE-África, celebrada en 2010, la Comisión presentó los elementos que debían orientar las prioridades en materia de cooperación de los socios.

ACTO

Comunicación de la Comisión al Parlamento Europeo y al Consejo, de 10 de noviembre de 2010, sobre la consolidación de las relaciones entre la UE y África 1500 millones de habitantes, 80 países, dos continentes, un futuro [COM(2010) 634 final – no publicada en el Diario Oficial].

SÍNTESIS

Las prioridades de la asociación África-UE deberán adaptarse a los nuevos desafíos que se plantearán durante los próximos diez años. El refuerzo de las relaciones entre África y la Unión Europea (UE) deberá favorecer sobre todo el crecimiento sostenible e inclusivo del continente africano.

Afrontar juntos los retos comunes

Los socios comparten objetivos e intereses comunes en lo que respecta a:

la consecución de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), para lo que deberán basarse en iniciativas tomadas por África y prestar especial atención a los países más frágiles y a las personas más vulnerables;
los procesos de paz y seguridad, cuyo seguimiento deberá llevarse a cabo sobre todo dentro de la Unión Africana y la ONU mediante el respaldo de los mecanismos regionales destinados a evitar los conflictos;
la promoción de la gobernanza, la democracia, el Estado de Derecho y los derechos humanos, apoyándose principalmente en la sociedad civil y el sector privado;
la defensa de los intereses comunes en el plano internacional y el refuerzo del lugar que ocupa África en la organizaciones internacionales;
la lucha contra el cambio climático y la degradación del medio ambiente, así como la gestión sostenible de los recursos naturales y la reducción de los riesgos de catástrofes.

Mirando hacia el futuro

En el transcurso de los próximos diez años, la cooperación y las inversiones deberán contribuir a instaurar un crecimiento inclusivo que favorezca la cooperación en materia de:

cohesión social, a través de la ampliación de los sistemas de protección social y la buena gobernanza del mercado laboral;
desarrollo de servicios básicos accesibles y fiables y de infraestructuras, sobre todo en los sectores energético, de las tecnologías de la información y de la comunicación, del agua y del transporte;
conocimientos técnicos, innovación y espíritu empresarial, incluidas la enseñanza y la formación;
migración y movilidad, para garantizar la inmigración legal en relación directa con el mercado laboral, velando por la situación de las poblaciones vulnerables (como los refugiados, los solicitantes de asilo y los menores no acompañados).

La cooperación también debe permitir que se creen las condiciones para un crecimiento sostenible gracias a:

la integración regional, como impulsor de estabilidad, crecimiento y desarrollo, y también gracias al desarrollo de los intercambios comerciales y a la mejora de la gobernanza económica;
la producción y el abastecimiento sostenible de materias primas, respaldando a las pequeñas y medianas empresas (PYME) y el respeto del medio ambiente;
el aumento de la producción agrícola, sobre todo en beneficio de las pequeñas explotaciones, de la producción sostenible y ecológicamente eficaz;
las energías sostenibles y su uso eficiente, fijando un calendario de acciones comunes, inversiones y fiscalidad.

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