La salud de la mujer

Este informe tiene por objeto ofrecer una visión global de la salud de la mujer en la Comunidad Europea, destacando tanto las diferencias como las semejanzas existentes en cada Estado miembro y las que estos presentan entre sí.

ACTO

Informe de la Comisión, de 22 de mayo de 1997, sobre la situación sanitaria de la mujer en la Comunidad Europea [COM (97) 224 final - no publicada en el Diario Oficial].

SÍNTESIS

El informe examina las principales causas de mortalidad y de morbilidad, así como una serie de factores determinantes de carácter individual y social que influyen en la salud de la mujer en el marco de la evolución de las tendencias demográficas y sociales.

Las principales fuentes de datos son:

Los datos disponibles presentan algunas limitaciones por lo que se refiere a sus niveles de exhaustividad y comparabilidad. Esta circunstancia reduce el abanico de los temas abordados en el informe.

El informe se centra en las mujeres mayores de 15 años, habida cuenta que, a escala comunitaria, la mayoría de los datos sanitarios desglosados por sexos se refieren a ese grupo de edad.

Evolución social y demográfica

Las mujeres representan el 51,2 % de la población en el seno de la Comunidad Europea. Este porcentaje varía muy poco entre Estados miembros, pues oscila entre el 50,4 % de Irlanda y el 51,8 % de Portugal.

La variación del porcentaje de mujeres en los distintos grupos de edad es considerable: entre los menores de 20 años se cuentan 95 mujeres por cada 100 hombres, mientras que la proporción entre los octogenarios casi alcanza las 221 mujeres por cada 100 hombres. La variación se explica en parte por la diferencia de esperanza de vida: la perspectiva de vida femenina ha aumentado considerablemente hasta llegar a los 80 años, es decir, 6 años más que la media de los hombres.

La vida familiar experimenta cambios importantes. El índice de matrimonios ha disminuido de manera significativa, pasando de 8 a 5,1 bodas por cada 1.000 habitantes entre 1960 y 1995. Al mismo tiempo, se ha triplicado el índice de divorcios, que pasa de 0,54 a 1,8 por cada 1.000 habitantes (excepto en Irlanda). La edad media del primer matrimonio y la edad del primer parto han retrocedido hasta alcanzar, respectivamente, los 26,1 y los 28,6 años.

Los índices de actividad de las mujeres han aumentado considerablemente, aun cuando existan enormes diferencias entre Estados miembros (del 70% en los países escandinavos -donde se registra la mayor expresión de igualdad entre los sexos- al 40% en los países del sur). Esta tendencia se ha visto acompañada por el desarrollo del empleo en jornada parcial (entre el 70% y el 90% de los puestos en jornada parcial están ocupado por mujeres) y del trabajo temporal. Por lo que se refiere al desempleo, éste afecta a las mujeres con mayor dureza que a los hombres.

Selección de indicadores sanitarios

La mortalidad infantil ha disminuido significativamente en la Comunidad, ya que de cada 1.000 niñas nacidas vivas mueren 6,9 en el primer año de vida, lo que representa una disminución del 68 % desde 1970.

Los índices de mortalidad materna también han descendido perceptiblemente (en un 79 % desde 1970), hasta alcanzar los 7 fallecimientos por cada 100.000 mujeres en 1992.

El 62 % de las mujeres de la Comunidad consideran que gozan de un estado de salud bueno o muy bueno. Esta cifra encubre enormes variaciones entre Estados miembros (del 75,8 % de Irlanda al 34,7 % de Portugal).

La talla media de las mujeres ha ido en aumento en las últimas décadas, hasta alcanzar los 163,5 cm. La talla media de las holandesas es de 167,9 cm mientras que la de las portuguesas es de 159,6 cm.

Morbilidad

Al no disponerse de indicadores de morbilidad desglosados por enfermedad a escala comunitaria, se recurre a medidas indirectas, como las incapacidades a corto y largo plazo indicadas por las interesadas o la utilización de servicios sanitarios.

Por término medio, casi una de cada cuatro mujeres manifiesta estar limitada en sus actividades diarias hasta cierto punto (17,3 %) o seriamente (6,3 %) como consecuencia de una enfermedad de larga duración. Esta media va del 30 % en Finlandia y Portugal a un mínimo del 15 % en Luxemburgo; además, aumenta con la edad.

El índice de limitación de actividad de corta duración es bastante escaso en términos absolutos, si bien un 14 % de las mujeres manifiestan haber tenido que reducir su actividad durante las dos últimas semanas a resultas de una enfermedad o lesión. Italia registra el índice más reducido (5,6 %) y los Países Bajos el más elevado (20 %).

Por término medio, cerca de una mujer de cada tres manifiesta haber consultado personalmente o por teléfono a un médico durante las dos semanas anteriores (del 25 % de Irlanda y los Países Bajos al 38 % de España). Una media del 10 % de las mujeres de la Comunidad indican haber sido hospitalizadas durante el año precedente (por razones distintas de un parto) por un período de tiempo global de 10 días aproximadamente. Este porcentaje varía considerablemente entre Dinamarca (3,8 %) y Francia y Finlandia (13 %). Entre las mujeres de mayor edad, el riesgo de hospitalización es el doble del de las jóvenes; además, tienden a estar hospitalizadas durante mucho más tiempo.

Causas de muerte y tendencias de la mortalidad femenina

En todos los grupos de edad, las causas más frecuentes de mortalidad femenina son las enfermedades del sistema cardiovascular (43 % de las muertes), el cáncer (26 %), las enfermedades del sistema respiratorio (6 %), los suicidios y los accidentes (5 %).

Las principales causas de fallecimiento varían con la edad:

Factores determinantes sanitarios y promoción de la salud

En gran medida, las dos causas principales de mortalidad (enfermedades cardiovasculares y cáncer) pueden evitarse mediante la prevención primaria (estilos de vida más sanos) o secundaria (diagnóstico precoz mediante programas de detección, por ejemplo). Entre los principales factores de riesgo asociados a una parte importante de la mortalidad prematura (fallecimiento de menores de 65 años) figuran el tabaquismo, el consumo excesivo de alcohol, los hábitos alimentarios perniciosos y la falta de actividad física.

El porcentaje de fumadoras en la mayoría de los Estados miembros es del 25 % y se halla en constante aumento. Dinamarca y Portugal se distinguen, respectivamente, por su elevado (42 %) y su reducido porcentaje (12 %). El tabaquismo constituye el principal factor de riesgo en cerca del 30 % de los cánceres y contribuye considerablemente a las enfermedades cardiovasculares.

No existen datos sobre el consumo medio de alcohol por parte de las mujeres; se sabe, no obstante, que beben menos que los hombres, pero que esta divergencia tiende a reducirse. Su consumo excesivo aumenta el riesgo de padecer trastornos hepáticos, enfermedades circulatorias y determinados cánceres.

Aunque los datos relativos a la alimentación son escasos, se puede hacer un análisis basado en el resultado de los hábitos alimentarios, es decir, en el peso corporal. En la Comunidad, una de cada cinco mujeres presenta exceso de peso en relación con su índice de masa corporal (BMI), mientras que el peso del 15% de las mujeres es insuficiente. Los porcentajes más elevados de obesidad se registran en Grecia (33,2 %) y en Portugal (28,5 %); los menos elevados son los de Francia (15,5 %) y Dinamarca (16,6 %). El exceso de peso constituye un factor de riesgo significativo en relación con las enfermedades cardiovasculares, la diabetes y el cáncer.

La cantidad y el tipo de pruebas que se proponen a las mujeres varían considerablemente en función de la edad y del Estado miembro. Por ejemplo, el 44% de las mujeres mayores de 65 años se sometieron a un chequeo cardiaco durante el año previo, frente a sólo el 10 % de las menores de 35 años. El 35,3 % de las alemanas realizaron un examen cardiaco, frente al 9,7 % de las neerlandesas.

El porcentaje de mujeres que efectuaron análisis de detección de la diabetes en el año previo es aproximadamente del 22 %, si bien la cifra alcanza el 44 % entre las mujeres mayores de 40 años con exceso de peso. Se observan divergencias importantes entre los Estados miembros: Alemania registra el porcentaje de detección más elevado (35,3 %), mientras que los índices más bajos corresponden a los Países Bajos y a Suecia (9,7 % y 12,8 %, respectivamente).

Durante el año pasado alrededor del 16 % de las mujeres de la Comunidad se sometieron a una prueba de detección de osteoporosis. Dicho porcentaje oscila entre el 4 % de Finlandia y el 28 % de Austria.

Gracias a los distintos programas nacionales y comunitarios, el porcentaje de detección del cáncer es muy elevado. Cerca del 40 % de las mujeres manifiestan haberse sometido a un frotis vaginal durante el año pasado; con todo, también aquí se aprecian divergencias considerables entre Estados miembros (desde el 15,8 % de Irlanda hasta el 63,5 % de Dinamarca).

Igualmente, cerca del 40 % de las mujeres indican haber procedido a una autopalpación mamaria durante el último año y 18 % indican haberse sometido a una mamografía durante el mismo período. Algunos Estados miembros han establecido programas de detección sistemática que tienen un impacto significativo en el índice de fallecimientos por cáncer de mama. Por otra parte, el 90% de las mujeres se declaran a favor del screening mamográfico gratuito.

Temas específicos de la salud de la mujer

En los últimos años ha podido apreciarse la aparición de problemas de salud que revisten especial interés para las mujeres:

- Los datos relativos a la incidencia y prevalencia de las alteraciones de los hábitos alimentarios (bulimia y anorexia nerviosa) son muy escasos, pero se considera que han experimentado un aumento durante los veinte últimos años. Un estudio sitúa la mortalidad (suicidios, crisis cardíacas, etc.) entre anoréxicas en el 6% y en el 3 % en el caso de las bulímicas.

- A finales de 1996 el 17% de los enfermos de SIDA de la Comunidad eran mujeres; dicha proporción estaba en aumento. La mayoría de las mujeres afectadas eran toxicómanas por vía intravenosa. Las principales vías de transmisión del VIH a las mujeres varían entre países: la toxicomanía por vía intravenosa en España, Italia, Portugal e Irlanda y las relaciones heterosexuales en Bélgica. Los hombres transmiten más fácilmente el VIH a las mujeres que las mujeres a los hombres. Las acciones de prevención que se les destinan son por lo general limitadas.

- La disponibilidad de los anticonceptivos y el aborto son dos cuestiones importantes para las mujeres en edad de procrear. La mayoría de los Estados miembros indican tasas de utilización de anticonceptivos situadas entre el 71 % y el 81 %, a excepción de España (59 %) y Portugal (66 %). Los anticonceptivos más ampliamente utilizados son las píldoras anticonceptivas, seguidas de los preservativos. La elección del método depende de distintos factores, como son los riesgos para la salud y los efectos secundarios asociados a un método en particular, así como de la edad de la mujer (las jóvenes prefieren la píldora o el preservativo, mientras que las mujeres de más edad se inclinan por los dispositivos intrauterinos o la esterilización quirúrgica). En cuanto al aborto, está permitido, conforme a diversos criterios y bajo algunas condiciones, en todos los Estados miembros, a excepción de Irlanda e Irlanda del Norte. Los índices de aborto por cada 1.000 mujeres varían entre Estados miembros, oscilando entre los 18,3 de Suecia y los 5,4 que registra España.

- La menopausia se produce por término medio entre los 50 y los 52 años. Sus efectos para las mujeres son variables: el 75 % de las mujeres menopáusicas experimentan síntomas desagradables, pero sólo solicitan asistencia médica entre el 10 % y el 20 %. La longevidad cada vez mayor de las mujeres ha intensificado el debate sobre las consecuencias de la menopausia a largo plazo: aunque no existe por el momento ninguna prueba de que haya una relación causa-efecto entre los niveles hormonales y la salud, las estadísticas de morbilidad revelan un aumento de la incidencia de las enfermedades cardiovasculares y de la osteoporosis entre las mujeres menopáusicas. Aún existen controversias sobre el tratamiento hormonal substitutivo (THS), cuyo índice de utilización se calcula en 2 % en Italia y el 56 % en Finlandia. Hay que señalar que una amplia mayoría de mujeres se considera mal informada sobre los costes y las ventajas de este tipo de tratamiento.

- La violencia ejercida contra las mujeres se va considerando poco a poco como un problema de salud pública, como consecuencia de sus efectos tanto físicos como psicológicos. A pesar de los pocos datos disponibles, en la actualidad se considera que la forma de violencia más endémica que sufre la mujer es la ejercida por el hombre del que es pareja. Se calcula entre una de cada tres mujeres (Portugal y Alemania) y una de cada cinco (Irlanda) el número de mujeres que son víctima de la violencia en el hogar.

Se puede concluir que, globalmente, la salud de las mujeres europeas es buena y que así lo entienden ellas. El informe hace hincapié, no obstante, en las mejoras que deben producirse en materia de prevención e información de las interesadas, así como en la necesidad de reconocer que algunos problemas sanitarios afectan específicamente a las mujeres.

Última modificación: 04.05.2006