Informe «El empleo en Europa 2006»

El informe El empleo en Europa 2006 estudia las evoluciones recientes y las perspectivas de los mercados de trabajo europeos, al tiempo que analiza los distintos métodos destinados a aumentar los índices de empleo en el marco de los objetivos de la Estrategia Europea de Empleo (EEE) y de la Estrategia de Lisboa revisada. El informe preconiza el refuerzo de la cultura de la evaluación para las políticas del mercado de trabajo, la inversión en una mano de obra altamente cualificada que pueda adaptarse a los cambios y el fomento de la movilidad de los trabajadores. Recomienda, por último, que se abandonen los instrumentos políticos aislados en favor de reformas globales.

ACTO

Informe de la Comisión «El empleo en Europa 2006» [No publicado en el Diario Oficial].

SÍNTESIS

El crecimiento económico de la Unión Europea (UE) se ralentizó en 2005. Ese descenso del crecimiento parece ser temporal, ya que se explica fundamentalmente a causa del aumento brutal de los precios del petróleo. A pesar de ese descenso, el índice de empleo en la UE ha seguido aumentando de forma progresiva aunque moderada (del 63,3 % en 2004 al 63,8 % en 2005). Para 2006-2007, están previstos un crecimiento del empleo continuo pero relativamente bajo y un descenso del desempleo. A pesar de este avance, cada vez parece más difícil alcanzar los objetivos de Lisboa para 2010.

La situación del mercado laboral es globalmente positiva pero difiere entre los distintos Estados miembros. Esto se puede ilustrar a través de las modalidades de trabajo: tipos de contratos, horarios, organización del tiempo de trabajo (nocturno o dominical), etc., que son muy variables dentro de la UE. Se puede destacar la reducción general del tiempo de trabajo, aunque en los nuevos Estados miembros sigue siendo elevado el número medio de horas de trabajo de los asalariados.

Las mujeres tienen resultados alentadores y su empleo crece más deprisa que el de los hombres. Sin embargo, la diferencia de los dos sexos en cuanto al empleo sigue siendo importante en los Estados miembros del sur. El índice de empleo de los varones adultos (con edades comprendidas entre 25 y 54 años) y de los trabajadores de más edad (de 55 a 64 años) se desarrolla de forma sostenida y continua, al contrario de lo que ocurre entre los jóvenes (de 15 a 24 años), cuyo índice se ha estancado. El reto de la mayor parte de los Estados miembros sigue siendo el mismo: integrar a sus inmigrantes en el mercado de trabajo.

El presente informe sobre el empleo muestra las tendencias actuales del mercado de trabajo europeo. Los principales temas desarrollados son los siguientes:

Flexibilidad de las modalidades de trabajo y seguridad en el empleo: la «flexiguridad»

Proteger el empleo a través de métodos rígidos ralentiza los flujos de mano de obra de un trabajo a otro, y el dinamismo del mercado disminuye. Por esa razón, la Comisión solicita a los Estados miembros que encuentren principios comunes que combinen la flexibilidad y la seguridad en el empleo dentro del mercado de trabajo, es decir que practique la «flexiguridad». Este concepto es el instrumento que sirve para clasificar los diferentes mercados de trabajo europeo.

Conseguir un buen equilibrio de flexiguridad presupone la interacción de cuatro factores:

El paso hacia un sistema de flexiguridad puede ocasionar un aumento o una reorientación del gasto público. No obstante, algunos métodos no suponen necesariamente grandes exigencias económicas. Dichos métodos pueden contemplar:

Los contratos de duración temporal e indefinida deben ajustarse a la vez, para evitar la segmentación del mercado de trabajo. Flexibilizar únicamente la legislación sobre la protección del empleo para los contratos temporales no es una buena solución. Ese tipo de medidas provoca a la vez la precariedad del empleo, la falta de una formación adecuada y consecuencias negativas en términos de productividad de los empleados con contratos «atípicos».

Políticas activas del mercado de trabajo eficaces en toda Europa

Como los subsidios de desempleo son relativamente elevados, la búsqueda de un puesto de trabajo se hace menos intensa y se alargan los períodos de inactividad. Este inconveniente se podría compensar coordinando el subsidio de desempleo (políticas pasivas) con la reconversión de los trabajadores hacia actividades productivas y la mejora de las perspectivas de empleo (políticas activas).

Es fundamental disponer de políticas activas del mercado de trabajo eficaces que apoyen la movilidad entre distintos puestos de trabajo y el paso de la inactividad al empleo. Sin embargo, los gastos destinados a estos fines representan solamente un tercio del total de los importes asignados a las políticas del mercado de trabajo europeo. Por consiguiente, tanto la Estrategia Europea de Empleo (EEE) como la estrategia de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) recomiendan dos tipos de medidas:

La eficacia de las políticas activas del mercado de trabajo se evalúa actualmente con técnicas macroeconométricas y microeconométricas. Las evaluaciones microeconométricas miden las consecuencias de la participación en un programa sobre las perspectivas de empleo y remuneración. Consideran que no resulta demasiado eficaz invertir en un programa de formación y proponen que se invierta en incentivos y en servicios públicos de empleo (SPE). A pesar del gran uso que se hace de ellas, es preferible utilizar las técnicas macroeconométricas. Estas últimas permiten medir las consecuencias indirectas y a largo plazo, y en ocasiones llevan también a conclusiones contradictorias con respecto a las evaluaciones microeconométricas; consideran que la inversión en un programa de formación tiene consecuencias positivas significativas. Esta paradoja puede resolverse mediante un período de observación prolongado que permita observar las consecuencias que tendría a medio y largo plazo la instauración de un sistema de formación.

Capital humano, tecnología y crecimiento en los Estados miembros

Las cualificaciones de la población en edad de trabajar están mejorando constantemente, sobre todo entre las mujeres. La UE progresa hacia una economía del conocimiento, lo que se traduce en una mejor capacidad de inserción profesional y de adaptación de la mano de obra. Ese progreso da lugar a un aumento de los índices de actividad y de empleo sobre todo en las profesiones no manuales que requieren un nivel elevado de cualificaciones. No obstante, a pesar del aumento de las cualificaciones de los trabajadores y de los objetivos de la Estrategia de Lisboa, el gasto en mano de obra altamente cualificada es desalentador.

La acumulación de conocimientos, aptitudes y competencias por un individuo («riqueza de capital humano») está relacionada con el crecimiento. Los modelos económicos que los ponen en relación obedecen a dos grandes ejes. El primero considera que el capital físico y de trabajo así como el nivel de formación son factores de producción y crecimiento. El segundo, por su parte, estima que la riqueza de capital humano determina la capacidad de un país para crear nuevas tecnologías y absorber las procedentes del extranjero. La riqueza de capital humano explica los distintos índices de crecimiento entre los países. Dentro de la UE, la productividad la determinan fundamentalmente el capital humano y la tecnología.

Un estudio que utiliza los datos de catorce Estados miembros evalúa las consecuencias de una mano de obra altamente cualificada sobre el progreso técnico. Dicha evaluación distingue los efectos sobre la capacidad de innovación de un país y sobre su aptitud para compensar su retraso tecnológico. En el segundo caso, el progreso del país depende de la proporción de trabajadores altamente cualificados dentro de la fuerza de trabajo total y del alcance del retraso que debe recuperarse. La capacidad de un Estado para crear nuevas tecnologías aumenta en la medida en que pueda recuperar su retraso. Una mano de obra cualificada incrementa la capacidad de los Estados miembros para elaborar nuevas tecnologías y absorber las procedentes del extranjero. La combinación de una mano de obra altamente cualificada con un entorno laboral favorable aumenta la capacidad de innovación del país.

El crecimiento depende asimismo de la capacidad de adaptación de los trabajadores. La facultad de adaptación es una de las especificidades de una mano de obra dotada de un buen nivel de formación y garantiza una recolocación eficaz de los trabajadores. Un entorno laboral que favorezca la capacidad de adaptación de sus empleados también contribuirá eficazmente, como un factor más, a aumentar la facultad de adaptación de los trabajadores.

Movilidad de los trabajadores

Menos de un 2 % de los ciudadanos en edad de trabajar viven en un Estado miembro distinto del suyo. La movilidad en la UE es mucho más baja que la movilidad regional. Este bajo nivel se explica por los obstáculos lingüísticos y culturales, el temor a perder los vínculos sociales, la burocracia y la falta de información.

En los quince antiguos Estados miembros (UE-15), la movilidad internacional (hacia un país extracomunitario) afecta mayoritariamente a ciudadanos que ejercen profesiones manuales altamente cualificadas. En su mayor parte, se trata de jóvenes, solteros, sin hijos y bien formados. Por lo que respecta a los ciudadanos de los diez nuevos Estados miembros (UE-10), son aún más jóvenes, en su mayoría mujeres y suelen contar con un nivel medio de cualificaciones. Por todo ello, tienden menos a ocupar puestos de alto nivel y se concentran en su mayoría en profesiones manuales cualificadas y en empleos subalternos.

Hay encuestas que demuestran que la movilidad transfronteriza corre el riesgo de aumentar entre los Estados miembros de la UE-15. Los niveles de movilidad previstos para los países de la UE-8 (UE-10 menos Chipre y Malta) no darán lugar a dificultades importantes y duraderas en el mercado laboral de los países anfitriones. A largo plazo, la disminución de la franja de edad más joven (que tiende a ser la más móvil) debería actuar como freno a la movilidad.

La libre circulación de trabajadores es una de las libertades fundamentales de los ciudadanos europeos y contribuye al buen funcionamiento del mercado interior. Hacen falta actuaciones en favor de la integración y la aceptación de los recién llegados, y las políticas de movilidad geográfica deben llevarse a cabo conjuntamente con las relativas al empleo, la educación y la inmigración.

Contexto

El informe «El empleo en Europa 2005» revelaba la importancia de una reforma global para hacer frente a la rapidez de los cambios estructurales provocados por la globalización y el envejecimiento de la población. La edición 2006 confirma esta observación y propone distintos métodos para aproximarse a los objetivos de la EEE y de la Estrategia de Lisboa revisada.

ACTOS CONEXOS

Informe de la Comisión « El empleo en Europa 2005 ». Evoluciones recientes y perspectivas [no publicado en el Diario Oficial].

Informe de la Comisión « El empleo en Europa 2004 ». Evoluciones recientes y perspectivas [no publicado en el Diario Oficial].

Informe de la Comisión «El empleo en Europa 2003». Evoluciones recientes y perspectivas [no publicado en el Diario Oficial].

Informe de la Comisión «El empleo en Europa 2002». Evoluciones recientes y perspectivas [no publicado en el Diario Oficial].

Informe de la Comisión «El empleo en Europa 2001». Evoluciones recientes y perspectivas [no publicado en el Diario Oficial].

Informe de la Comisión «El empleo en Europa 2000». Evoluciones recientes y perspectivas [no publicado en el Diario Oficial].

Última modificación: 24.04.2007