UEM@10: logros y retos tras 10 años de Unión Económica y Monetaria

Hace una década, los líderes europeos decidieron introducir la moneda única, el euro. En esta comunicación, la Comisión Europea evalúa la experiencia del primer decenio de la Unión Económica y Monetaria (UEM), determina los objetivos y los desafíos de la zona del euro y presenta un programa de medidas para que la UEM siga por la vía del éxito.

ACTO

Comunicación de la Comisión al Parlamento Europeo, al Consejo, al Comité Económico y Social Europeo, al Comité de las Regiones y al Banco Central Europeo, de 7 de mayo de 2008: UEM@10 – logros y retos tras los diez primeros años de Unión Económica y Monetaria [COM(2008) 238 final – No publicada en el Diario Oficial].

SÍNTESIS

Tras su primera década, el euro es la historia de un éxito y representa el resultado más tangible de la integración europea. Una inflación y unos tipos de interés bajos y estables a lo largo de los últimos diez años han fomentado las inversiones en la zona del euro. Asimismo, el saneamiento fiscal ha continuado y la creación de empleo ha alcanzado cifras récord. Sin embargo, el crecimiento de la producción y de la productividad han sido inferiores a los de otras economías desarrolladas, y las preocupaciones por la distribución de la renta han aumentado. En el futuro, la UEM se enfrentará a retos relacionados con el proceso de mundialización, el envejecimiento de la población, la subida de precios de los alimentos y de la energía y los efectos del cambio climático.

Diez años de estabilidad e integración económica y monetaria

La UEM ha fomentado la integración económica y de los mercados al suprimir los riesgos relacionados con los tipos de cambio y al reducir los costes de las transacciones internacionales, lo que ha ayudado al desarrollo del mercado único y a la integración de los mercados de productos. Convertido en la segunda divisa más importante del mundo tras el dólar estadounidense, el euro actúa como un poderoso catalizador de la integración de los mercados financieros. En cuanto al Espacio Único de Pagos en Euros [EN], eliminará las diferencias entre los pagos nacionales y los pagos internacionales efectuados en el marco de operaciones al por menor.

Durante la primera década de la UEM, se ha creado la cifra récord de 16 millones de puestos de trabajo, mientras que el desempleo se ha reducido hasta situarse cerca del 7 %, la cifra más baja en más de quince años. Además, la UEM ha aportado beneficios significativos a los Estados miembros de la Unión Europea en proceso de equiparación con el resto de países, al aportarles un contexto de estabilidad macroeconómica y bajos tipos de interés, a lo que se une el apoyo de los Fondos Estructurales y la Política de Cohesión.

La política monetaria única, dirigida por el Banco Central Europeo (BCE), combinada con políticas fiscales nacionales pero coordinadas, asegura la estabilidad macroeconómica. Los ajustes del valor y el cambio de divisas dentro de la zona del euro son ya cosa del pasado. Asimismo, la política monetaria ha consolidado las expectativas de inflación a largo plazo: partiendo de una banda comprendida entre el 8 % y el 10 % en los años setenta y ochenta y del 3 % registrado en los años noventa, la inflación disminuyó situándose alrededor del 2 % en el primer decenio de la UEM, lo que ha contribuido a mejorar la resistencia de la zona del euro frente a factores exteriores adversos.

El Pacto de Estabilidad y Crecimiento (PEC) mejoró la disciplina presupuestaria y la economía de la zona del euro ha seguido un ritmo de integración económica y financiera más rápido que el del resto de la UE. En cuando al saneamiento fiscal, que ha apoyado la estabilidad macroeconómica, ha sido impresionante en los últimos años, culminando en un déficit de tan sólo el 0,6 % del PIB en 2007, frente a una media del 4 % en los años ochenta y en los noventa.

Retos de la UEM, agravados por el nuevo marco internacional

Aunque el panorama global de la primera década de la UEM ha sido positivo, aún quedan expectativas que no se han realizado y retos para el futuro, como la mundialización, el aumento de los precios de los alimentos y de la energía y el envejecimiento de la población. En cuanto al crecimiento potencial, cuya tasa anual se sitúa en torno al 2 %, sigue siendo demasiado bajo y existen diferencias substanciales entre países en materia de inflación y costes laborales. A nivel internacional, se necesita una estrategia clara para que la zona del euro tenga una voz potente en los foros económicos internacionales en un mundo cada vez más global. Por último, la imagen pública del euro no refleja del todo el éxito económico de la UEM. En algunos países, los ciudadanos creen que los precios han aumentado significativamente debido al euro. De hecho, aun cuando la inflación global sólo se vio marginalmente afectada en el momento de la transición al euro, ocasionales subidas de precios abusivas en sectores y países específicos han deteriorado la imagen de la moneda única.

Para afrontar los retos de cara a la segunda década, es necesario partir de la estabilidad macroeconómica existente a la vez que se aumenta el crecimiento potencial y se mejora el bienestar de los ciudadanos de la zona del euro, asegurando una capacidad de ajuste armonioso durante la ampliación de la UEM y protegiendo con éxito los intereses de la zona del euro en el marco de una economía mundial. Para conseguirlo, la Comisión ha previsto un programa de actuación basado en tres pilares:

Contexto

En mayo de 1998, el Consejo adoptó la decisión de pasar a la tercera y última fase de la Unión Económica y Monetaria (UEM) e introducir la moneda única, el euro. Utilizado desde el 1 de enero de 1999 como moneda escritural, la introducción de los billetes y las monedas de euro tuvo lugar el 1 de enero de 2002 en 12 Estados miembros. En la actualidad, 17 de los 27 forman parte de la zona del euro.

Última modificación: 11.06.2008