Informe «El empleo en Europa 2005»

El informe «Empleo en Europa 2005» hace un balance del sector laboral en relación con la evolución de la actividad económica europea. Se inscribe en una lógica comparativa, examinando en detalle los resultados de años precedentes. También tiene en cuenta los efectos de la economía mundial sobre el empleo en el seno de la Unión Europea (UE). Analiza la Estrategia Europea de Empleo y abre perspectivas de futuro en el centro de las cuales se encuentra la Estrategia revisada de Lisboa como motor del crecimiento y del empleo.

ACTO

Informe de la Comisión Empleo en Europa 2005. Evoluciones recientes y perspectivas [no publicado en el Diario Oficial].

SÍNTESIS

A lo largo del año 2004, la actividad económica en el seno de la Unión Europea (UE) ha mostrado dos facetas. Dinamizada a lo largo del primer semestre, se ha ido ralentizando progresivamente a lo largo de la segunda mitad del año. Existen dos razones principales: el aumento de los precios del petróleo y la fuerza del euro.

En cuanto a la tasa de crecimiento económico de la Unión, registra una progresión interesante (2,4 % en 2004 frente al 1,1 % en 2003). A este respecto, el fuerte crecimiento del producto interior bruto mundial y de los intercambios parecen haber sido verdaderos estimuladores.

A imagen de la realidad económica en Europa, el empleo ha mostrado una vez más signos de estancamiento en términos de crecimiento. Y esto a pesar de las mejoras estructurales que la Estrategia Europea de Empleo (EEE) ha hecho posibles, lo cual acarreará consecuencias para concretar los objetivos de Lisboa y de Estocolmo para 2010. Existen desigualdades entre los Estados miembros en materia de ingresos, especialmente entre la Europa de los Quince y los nuevos Estados miembros.

Si bien la inactividad profesional varía de modo significativo de un Estado a otro, en función del sexo y del grado de cualificación, sigue siendo elevada en general en Europa. No obstante, la tendencia actual se dirige a una disminución de la población inactiva. Un fenómeno más preocupante es que la Unión Europea en su conjunto no utiliza sus reservas de mano de obra de manera óptima. En efecto, ante la ausencia de políticas específicas, la heterogeneidad de la población inactiva hace difícil la correlación entre oferta y demanda de empleo.

Ante esta situación, el informe recomienda hacer del crecimiento y el empleo los objetivos centrales de la Estrategia revisada de Lisboa.

El empleo: un balance discreto

Por tercer año consecutivo, el empleo mostró pocos signos de crecimiento en 2004 (0,6 %, es decir, un 0,3 % mayor que en 2003). Para el conjunto de la Unión, la tasa de empleo medio aumentó un 0,4 % para situarse en el 63,3 %. Por tanto, a pesar de una ligera mejora en relación con años precedentes, los resultados siguen siendo poco alentadores a la vista de la situación en los Estados Unidos, donde el crecimiento del empleo ha alcanzado el 1,1 %.

El informe identifica diversos factores que explican esta ligera alza de la tasa de empleo global. En primer lugar, el continuo aumento de la tasa de empleo de las mujeres (+ 0,7 % de media en la Unión). Además, el aumento en un 0,8 % de la tasa de empleo para la categoría de trabajadores de edad avanzada (de cincuenta y cinco a sesenta y cuatro años). Por último, la estabilización de las cifras de desempleo * con respecto a 2003, a pesar de un ligero aumento de la tasa de desempleo de larga duración (0,1 %).

Lisboa y Estocolmo: objetivos difíciles de conseguir

Según el informe, una de las principales consecuencias de la mala salud del mercado de trabajo en Europa es la lentitud de los avances en la consecución de los objetivos de Lisboa y Estocolmo. Para hacerse una idea, se estima que las tasas de empleo globales (63,3 % en 2004) son inferiores en un 7 % respecto al objetivo fijado para 2010. Por lo que se refiere más concretamente a las mujeres y las personas mayores, las tasas (55,7 y 41,0 % en 2004) son inferiores respectivamente en torno al 4 y al 9 % respecto a lo que se había previsto inicialmente.

Ante los discretos resultados de los últimos años y las dificultades planteadas por la consecución de los objetivos de 2010, el Consejo de la Unión Europea no ha permanecido inactivo, sino que ha acordado revisar la Estrategia de Lisboa y de focalizar más precisamente las prioridades en torno al crecimiento económico y el empleo.

Los Estados miembros desiguales se enfrentan a la cuestión del empleo

Si bien en 2004 el crecimiento del empleo fue relativamente débil a nivel de la Unión, también fue generalmente positivo en la mayoría de los Estados miembros. En efecto, tal y como muestra el informe, sólo cuatro países han observado un crecimiento anual negativo. Destaca particularmente el caso de los Países Bajos, donde el empleo disminuyó un 1,3 %. Los otros tres países son Hungría (- 1,2 %), Letonia (- 0,2 %) y Eslovaquia (- 0,2 %). Por el contrario, siete países han alcanzado un crecimiento superior al 1 % (principalmente Chipre, Grecia, Irlanda, Luxemburgo y España). En cuanto a Alemania, registró un crecimiento positivo del empleo al mismo tiempo que Polonia frenaba su retroceso en este ámbito.

Un crecimiento dispar

Tal y como muestra el informe de la Comisión, el crecimiento del empleo depende al mismo tiempo del sector de actividad, así como de la categoría y el perfil del trabajador. En efecto, puede observarse que entre 2003 y 2004 el sector de los servicios estimuló una vez más la expansión del empleo. Por el contrario, en 2004 continuó disminuyendo tanto en el sector de la agricultura como en el de la industria. El grado de flexibilidad del empleo es también un factor importante, de ahí que haya crecido el empleo a tiempo parcial o de duración determinada. Por el contrario, el trabajo por cuenta propia permanece estable. Por último, desde 2000 se observa un alza constante de las tasas de empleo medio de los trabajadores de edad avanzada, de cincuenta y cinco a sesenta y cuatro años, en casi todos los Estados miembros (4,4 %). Pero por otra parte, se constata un deterioro del mercado de trabajo para los jóvenes. Con una tasa del 18,7 %, el desempleo juvenil en la Unión representa prácticamente el doble de la tasa de paro global. Como respuesta a dicha situación, el Consejo Europeo ha adoptado recientemente el Pacto Europeo para la Juventud.

No conviene bajar la guardia

Las perspectivas de empleo para 2005 y 2006 son positivas en general. Una mejora que, según el informe, correrá paralela a la recuperación de la actividad económica. Sin embargo, no conviene bajar la guardia, especialmente porque los futuros progresos dependen en gran medida del aumento de la confianza de los empresarios y del crecimiento económico, pero también de la aplicación de reformas estructurales.

Hacer balance de la EEE

En su informe, la Comisión analiza también la Estrategia Europea de Empleo (EEE). Desde 1997, su aplicación ha permitido emprender un gran número de reformas en diferentes sectores, lo que ha posibilitado emprender mejoras estructurales en términos de empleo a nivel de la Unión; así lo reflejan los siguientes signos:

A pesar de las mejoras estructurales, el desempleo sigue siendo elevado. Además, los resultados en cuanto a la calidad (nivel de instrucción, transición de un empleo temporal a un empleo permanente y salida de la categoría de empleos poco remunerados) y la productividad en el trabajo presentan resultados heterogéneos. Por último, si bien se han observado ciertos signos de mejora de la cohesión social (reducción de las diferencias relativas al sexo y la edad y de las desigualdades), la reciente ralentización económica (2001-2003) podría cambiar la situación.

Salarios: una Europa a dos velocidades

En general, las disparidades salariales no parecen haberse incrementado en Europa desde los años setenta. Sin embargo, el informe señala la existencia de diferencias notables entre los Estados miembros. Así, en la Europa de los Quince, las desigualdades salariales son entre dos y cuatro veces superiores a las de los nuevos Estados miembros. Se constatan, asimismo, desequilibrios importantes en el interior mismo de los Estados, de una región a otra e incluso de un sector de actividad a otro. Por último, como en el caso del empleo, los salarios dependen de diversos factores: características de las empresas (tamaño, organización, estructura, sector de actividad), características personales (cualificación, profesión, sexo, edad) y de las instituciones (modelos de negociación, tipos de contrato).

El informe aboga, por tanto, por la justa distribución entre eficacia e igualdad en la aplicación de políticas salariales, lo que permitiría eliminar eficazmente las incoherencias entre crecimiento y cohesión social.

Hacer de la población inactiva una reserva de mano de obra

Como indica el informe, en 2004, la población económicamente inactiva en edad de trabajar (de quince a sesenta y cuatro años) en el conjunto de los veinticinco Estados miembros ascendía a 92 millones de personas, es decir, una tasa de inactividad * media superior al 30 %. La tasa varía considerablemente de un Estado a otro. Como ejemplo, la más baja corresponde a Dinamarca, con el 19,9 %, y las más altas se encuentran en torno al 40 % en Hungría (39,5 %) y en Malta (41,7 %).

También se señala en el informe que la tasa de inactividad global cambia en función del sexo y del grado de cualificación, y en menor medida en función de la edad. La tasa de inactividad de los hombres es un 16 % menor que la de las mujeres. Además, las tasas de inactividad superan el 47 % para las personas poco cualificadas, frente a poco más del 13 % para las personas muy cualificadas. Por otra parte, en términos de edad, la población inactiva se reparte de manera uniforme entre los jóvenes, las personas de mediana edad y las personas mayores, aunque el segundo grupo sea el más numeroso.

En lo que respecta a las causas de la inactividad en Europa, el informe identifica cinco:

Siempre según el informe, las tasas de inactividad disminuyen progresivamente a largo plazo. Dicha disminución es el resultado de dos tendencias principales:

Entre 2003 y 2004, en torno al 9,5 % de la población inactiva accedió al empleo, mientras que un 4 % más entraba en la categoría de desempleados. Al mismo tiempo, el 3 % de las personas ocupadas y cerca del 22 % de los desempleados abandonaron la población activa, cifras que muestran que la mano de obra potencialmente disponible se extiende más allá de las personas desempleadas: también se compone de una parte no desdeñable de la población inactiva. En varias categorías de personas inactivas, las tendencias de trabajo igualan incluso a la de los desempleados.

Por tanto, para hacer de la población inactiva una mano de obra potencial, el informe propone recurrir más sistemáticamente a diversas medidas como las políticas activas del mercado de trabajo y otras medidas que favorezcan la creación y la oferta de empleo. Una fijación de objetivos más eficaz también constituye un elemento clave para favorecer la participación en el mercado de trabajo.

Contexto

Habida cuenta de la estrecha relación que existe entre el crecimiento económico y el comportamiento del mercado de trabajo, la ralentización económica de la UE ha tenido importantes repercusiones sobre la creación de empleo. El informe recomienda, por tanto, hacer del crecimiento y del empleo dos objetivos centrales de la Estrategia revisada de Lisboa.

Términos clave del acto

ACTOS CONEXOS

Informe de la Comisión (2004). Empleo en Europa 2004 [No publicado en el Diario Oficial]

Informe de la Comisión (2003). Empleo en Europa 2003 [No publicado en el Diario Oficial]

Informe de la Comisión (2002). Empleo en Europa 2002 [No publicado en el Diario Oficial]

Informe de la Comisión (2001). Empleo en Europa 2001 [No publicado en el Diario Oficial]

Informe de la Comisión (2000). Empleo en Europa 2000 [No publicado en el Diario Oficial]

See also

Para más información sobre el análisis del empleo en Europa, consúltese el sitio web de la Dirección General de Empleo, Asuntos Sociales e Inclusión.

Última modificación: 14.03.2007