28.7.2009   

ES

Diario Oficial de la Unión Europea

C 175/1


Dictamen del Comité Económico y Social Europeo sobre el tema «Las inversiones futuras en la industria nuclear y su papel en la política energética de la UE»

(2009/C 175/01)

Mediante carta de 27 de mayo de 2008, la Comisión Europea solicitó al Comité Económico y Social Europeo, de conformidad con el artículo 262 del Tratado constitutivo de la Comunidad Europea, la elaboración de un dictamen exploratorio sobre el tema

«Las inversiones futuras en la industria nuclear y su papel en la política energética de la UE».

La Sección Especializada de Transportes, Energía, Infraestructuras y Sociedad de la Información, encargada de preparar los trabajos del Comité en este asunto, aprobó su dictamen el 10 de noviembre de 2008 (ponente: Sr. IOZIA).

En su 449o Pleno de los días 3 y 4 de diciembre de 2008 (sesión del 4 de diciembre de 2008), el Comité Económico y Social Europeo ha aprobado por 122 votos a favor, 15 en contra y 16 abstenciones el presente Dictamen.

1.   Consideraciones y recomendaciones

1.1   Si se consideran los trámites administrativos y el tiempo de construcción, se necesitan unos diez años para producir electricidad a partir de una central nuclear, con unos costes de inversión comprendidos entre 2 000 y 4 500 millones de euros para una potencia instalada de 1 000 Mwe a 1 600 Mwe. Es indispensable que se garantice la existencia de un marco legislativo estable, habida cuenta del tiempo que ha de transcurrir entre la realización de la inversión y la comercialización de la energía. Tanto la opción a favor de la energía nuclear como la legislación al respecto deben contar con el apoyo de una amplia mayoría de los ciudadanos y del mundo político.

1.2   De aquí a 2030, deberán desmantelarse aproximadamente la mitad de las centrales en aplicación de los programas actuales. El CESE considera indispensable que se adopten medidas rigurosas mediante las cuales se garanticen recursos financieros adecuados para el desmantelamiento, con arreglo al principio de «quien contamina paga», y que se garantice un nivel elevado de protección de los trabajadores y los ciudadanos; a este respecto, aprueba plenamente las propuestas de la Comisión dirigidas a transformar rápidamente en Directiva la Recomendación 2006/851/Euratom, que prevé la creación de autoridades independientes que estarán encargadas de gestionar los fondos de desmantelamiento.

El Comité Económico y Social Europeo:

1.3   subraya que los principales obstáculos se deben a la incertidumbre política y a los procedimientos necesarios para obtener una autorización, así como a la falta de transparencia y de información completa, clara y verídica sobre los riesgos efectivos, y a la ausencia de decisiones para la determinación de emplazamientos definitivos y seguros para almacenar los residuos. El riesgo para los inversores privados es demasiado elevado y la crisis financiera dificulta aún más la obtención de capitales a medio y largo plazo, que son los que necesita la industria nuclear. Excluyendo las ayudas estatales a este sector, podrían facilitarse financiaciones a través de un marco normativo estable y seguro para los inversores, o brindando la posibilidad de celebrar contratos de abastecimiento de larga duración, que garanticen el rendimiento de las inversiones. Las dificultades registradas para incrementar ligeramente los recursos Euratom destinados a la financiación (préstamos Euratom) hacen pensar que es poco probable que se produzcan cambios rápidos en la política de la Unión;

1.4   está convencido de la necesidad de una participación democrática de los ciudadanos, que deben tener la garantía de estar ampliamente informados sobre los riesgos y las oportunidades de la energía nuclear, con el fin de contribuir con conocimiento de causa a las decisiones que les afectan directamente. El CESE se hace portavoz de esta exigencia y solicita a la Comisión que sensibilice a los Estados miembros para que lancen una campaña de transparencia y seguridad sobre las necesidades energéticas europeas, la eficiencia energética y las diferentes opciones disponibles, incluida la energía nuclear;

1.5   en el estado actual de las cosas, considera que está justificada la prolongación de la vida útil de las centrales, siempre que se respeten escrupulosamente las normas de seguridad, aunque esto implique renunciar a un aumento claro de la eficiencia termodinámica (del 15 al 20 %);

1.6   considera que es conveniente facilitar las inversiones en materia de investigación sobre seguridad y protección de los trabajadores y ciudadanos, así como de apoyo a los programas de formación, aprendizaje y desarrollo profesional, con objeto de mantener un nivel elevado y constante de capacidad técnica y tecnológica en las industrias del sector y entre las autoridades nacionales de reglamentación y control. Estas inversiones deberían financiarse también mediante programas públicos nacionales, aparte del Séptimo Programa Marco Euratom;

1.7   considera insuficientes e injustificados los distintos sistemas de compensación y determinación de las responsabilidades en caso de accidente. En una primera fase, solicita que se unifiquen las disposiciones de los convenios de París y Viena, que no prevén el mismo tipo de marco jurídico aplicable, ni las mismas medidas de compensación por los daños ligados a la energía nuclear. Con arreglo a lo dispuesto en el artículo 98 del Tratado Euratom, relativo a la cobertura de los riesgos, es conveniente adoptar una directiva que precise que, en caso de accidente, todos los gastos correrán íntegramente a cargo de los operadores nucleares. Habida cuenta del carácter del riesgo, debería promoverse un reparto de éste entre los operadores europeos del sector, sobre la base de los ejemplos existentes;

1.8   entiende que, para poder hacer frente a la hipótesis de un fuerte crecimiento de la demanda de nuevas centrales, la industria europea debe programar inversiones considerables en conocimiento y formación, así como en investigación y desarrollo, indispensables para el futuro del sector en Europa. Una tasa de producción de electricidad de origen nuclear inferior al 10-15 % del total anual tendría poco sentido, pues los costes administrativos y la gestión de los residuos requieren una masa crítica que permita obtener economías de escala;

1.9   es consciente de que la solución consistente en establecer un único o varios centros europeos comunitarios de almacenamiento, como se ha hecho en Estados Unidos, no es viable, por lo que invita a los Estados miembros a acelerar los procedimientos de selección de los centros nacionales definitivos. Es conveniente definir unos requisitos de seguridad armonizados; para los que ya se ha solicitado la adopción de una directiva en la materia, como han hecho ya la Asociación de Reguladores Nucleares de Europa Occidental (WENRA) y el Parlamento Europeo;

1.10   hace un llamamiento a la Comisión para que apoye los programas de investigación y desarrollo, en particular sobre la energía nuclear de cuarta generación;

1.11   en lo que se refiere al tratamiento de los residuos y a la protección contra las radiaciones ionizantes, tampoco los recursos destinados a la investigación parecen adecuados. El CESE invita a la Comisión, al Consejo y al Parlamento a dotar al Séptimo Programa Marco Euratom de otros recursos mediante el apoyo a iniciativas tecnológicas conjuntas específicas, como se está haciendo, por ejemplo, en el campo de las pilas de combustible o de los medicamentos. El CESE, además, pide a los Estados miembros que en su ámbito de competencias redoblen claramente sus esfuerzos en la búsqueda de una solución a estos problemas. En julio de 2008, la autoridad para la desclasificación de las instalaciones nucleares (Nuclear Decommissioning Authority — NDA) revisó al alza los fondos públicos necesarios para el desmantelamiento (un 30 % más que en 2003). Las estimaciones de la NDA ascienden a 73 000 millones de libras esterlinas, lo que equivale a 92 000 millones de euros, con tendencia al alza (1). EDF, que tiene un nivel de normalización elevado, declara que estos costes representan entre el 15 y el 20 % de los costes iniciales de construcción;

1.12   considera que hay una serie de pasos que la Unión y sus Estados miembros podrían dar para reducir las incertidumbres:

en la vertiente política deberían velar por llegar a un consenso político duradero entre todos los medios políticos sobre el papel que la energía nuclear puede tener en la lucha contra el cambio climático;

en la vertiente económica podrían clarificar qué requisitos se impondrán al desmantelamiento y la eliminación de los residuos nucleares y cuál es la provisión de fondos que los operadores deberían hacer para cubrir estos costes a largo plazo. Junto con los reguladores, podrían también aclarar en qué condiciones se suministrará la energía nuclear a la red y qué tipo de contratos de suministro a largo plazo sería aceptable;

por lo que respecta a la investigación, la Unión y sus Estados miembros pueden aportar más I+D en tecnología nuclear de tercera y cuarta generación (incluida la fusión), que se ajuste a normas de eficiencia, medio ambiente y seguridad más elevadas que la actual generación de centrales nucleares;

por lo que respecta a la ordenación del territorio, podrían imprimir mayor rapidez al lento proceso de determinación y autorización de los terrenos de instalación apropiados, y

en cuanto a las cuestiones financieras, las instituciones financieras europeas deberían poder movilizar recursos en forma de concesión de créditos que animen a otros inversores a participar y desempeñar su papel.

2.   Financiación del sector nuclear

2.1   Necesidades energéticas de Europa y factura de los costes previsibles

2.1.1   Durante los próximos veinte años, Europa deberá hacer frente, para sustituir las centrales actuales de producción de electricidad, a inversiones por valor de 0,8 billones a 1 billón de euros, independientemente del combustible que se utilice. En el caso de los reactores nucleares, se piensa que deberán sustituirse entre 50 y 70 de los 146 existentes (con un coste que puede oscilar entre los 100 000 y los 200 000 euros).

2.1.2   La prolongación de la vida útil de una central nuclear en funcionamiento tiene un coste que se estima en un 25 % del coste de construcción de una nueva central; las centrales cuya vida se ha prolongado pueden servir durante un periodo de diez a veinte años. Los costes indicados en un estudio reciente (2) no son homogéneos: pueden variar de 80 a 500 euros/Kwe, en función de las tecnologías utilizadas, e incluyen proyectos de prolongación de la actividad de unos diez años.

2.1.3   La incertidumbre relativa a las decisiones futuras en el sector energético y la posibilidad de obtener una mayor rentabilidad de sus inversiones incita a los operadores a pedir que se prolongue la utilización de las centrales actuales, en vez de invertir cantidades considerables en centrales nuevas más eficientes. La prolongación de la vida útil, con la garantía, al menos, del mismo nivel de seguridad, es ciertamente interesante desde el punto de vista económico y de lucha contra el cambio climático, pero no resuelve el problema de las necesidades energéticas a largo plazo; sólo lo aplaza.

2.1.4   Si se decide reducir progresivamente la producción de electricidad de origen nuclear, habrá que sustituirla por otras energías que garanticen el mismo nivel de emisiones y la misma carga de base. En caso de sustitución de las centrales desmanteladas, se necesitarán de 100 000 a 200 000 millones de euros. Si se mantiene la proporción actual de producción nuclear, se necesitarán entre 200 000 y 400 000 millones, en función de la demanda de energía eléctrica.

2.1.5   El coste de una nueva central nuclear se estima entre 2 000 y 4 500 millones de euros. El BEI considera que el desarrollo de la energía nuclear a largo plazo es incierto y prevé en la UE una considerable reducción, que para 2030 estima en un 40 % con respecto a 2004. El Presidente del BEI ha confirmado esta previsión en una reciente audiencia en el CESE. La Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA) estima que la capacidad de energía eléctrica de origen nuclear pasará durante el mismo periodo de 368 a 416 GW, lo que supone un aumento en todo el mundo del 13 %, mientras que en Europa se prevé una reducción de 15 GW (3).

2.2   Cambio climático, emisiones de CO2 y energía nuclear

2.2.1   Para alcanzar los objetivos de Kioto y los objetivos más estrictos que se fijen, en su caso, en Copenhague, la UE deberá producir un 60 % de su electricidad sin emisiones de CO2. En este momento, el 40 % de las emisiones de CO2 de la Unión Europea proceden de la producción de energía. No hay que infravalorar el papel de la energía nuclear. Según la Comisión, sería deseable que el objetivo del 20 % para las fuentes de energía renovables para 2020 se ampliara al 30 % para 2030.

2.2.2   Hay que prever un crecimiento de las emisiones de CO2 ligadas a la producción y el tratamiento del uranio, debido principalmente al agotamiento progresivo de los yacimientos de minerales con mayor concentración de uranio y al aumento de los gases de efecto invernadero inducido por la utilización del flúor y el cloro necesarios para los procesos de preparación del hexafluoruro de uranio y de purificación del circonio para los tubos en los que se inserta el uranio enriquecido.

2.2.3   La huella de carbono resultante de la producción de electricidad a partir de la energía nuclear será, de todas formas, muy débil, lo que ha de tenerse debidamente en cuenta.

2.2.4   Aumentará la demanda de electricidad para el transporte público y privado, así como para la producción de hidrógeno, que procede actualmente en un 95 % de los hidrocarburos. El hidrógeno contribuirá a resolver el problema de la conservación de la electricidad, siempre que se produzca a partir de combustibles de emisiones muy bajas.

2.3   Dificultades con las que se enfrenta la industria nuclear

2.3.1   La dificultad principal reside en la incertidumbre del marco administrativo y reglamentario. Los procedimientos varían de un país a otro y, en algunos casos, el plazo de construcción se puede duplicar o incluso triplicar. En Finlandia, la Comisión considera necesario un plazo mínimo de diez años, pero a causa de los problemas surgidos durante la construcción se han paralizado las obras y se prevé un retraso de al menos dieciocho meses. Los trámites administrativos se iniciaron en 2000 y la conexión a la red no tendrá lugar probablemente antes de 2011.

2.3.2   Las inversiones en energía nuclear se caracterizan por un capital inicial especialmente elevado, que supone alrededor del 60 % de la inversión total, sin que las ventas empiecen hasta diez años después. Se necesitan unos veinte años para amortizar el capital invertido y su coste financiero. Esto pone de relieve la importancia de disponer de períodos de vida útil suficientemente largos para la rentabilidad de esa técnica.

2.3.3   Se trata de inversiones a muy largo plazo, pues pueden pasar cien años desde el comienzo de las obras, pasando por la explotación, hasta las operaciones de descontaminación y desmantelamiento. Es indispensable que se pueda garantizar durante un largo período la estabilidad financiera de los operadores y que los Estados asuman compromisos a largo plazo en cuanto a las perspectivas de la energía nuclear.

2.3.4   Los fondos concedidos al sector nuclear dependen, más que otros, de las decisiones políticas de los gobiernos nacionales. El primer factor de incertidumbre está precisamente ligado a la necesidad de disponer de un marco jurídico seguro y estable. Es indispensable una política de participación y sensibilización de los ciudadanos que les permita contribuir a la toma de decisiones sobre la base de información completa, transparente, comprensible y verídica. Sólo un procedimiento democrático permite tomar decisiones con conocimiento de causa, lo que resulta determinante para el futuro de la energía nuclear europea.

2.3.5   La elevada incidencia del coste financiero exige «vender» toda la energía producida, lo que significa que las instalaciones nucleares deben funcionar como carga de base, distribuyendo la electricidad producida durante un número muy elevado de horas anuales. Se plantea un problema en lo que se refiere a la garantía de rentabilidad, que podría resolverse dando la posibilidad de celebrar contratos de larga duración, como ocurre en Finlandia.

2.3.6   Otro factor de incertidumbre reside en el régimen de compensaciones y en los diferentes sistemas previstos en los Estados miembros en materia de responsabilidades en caso de accidente. Es deseable disponer de un sistema europeo uniforme de garantías para mejorar las medidas y la cobertura de los seguros actuales, totalmente insuficientes en caso de accidente grave. Los gastos y la responsabilidad deben ser plenamente asumidos por los productores, como ocurre en cualquier actividad. Dado el carácter del riesgo (costes extremadamente elevados en caso de accidente grave y bajas probabilidades de que se produzca éste), deberían fomentarse formas de coaseguro mutuo entre los productores de energía nuclear.

2.3.7   Por lo que respecta a la opinión pública, aunque el último sondeo de opinión (4) muestra una inversión de la tendencia en lo que se refiere a la energía nuclear, observándose una marcada actitud favorable en los países que utilizan esta tecnología, en la UE sigue habiendo más personas en contra que a favor, aunque con escaso margen de diferencia (un 45 % frente a un 44 %). La falta de transparencia, así como la necesidad de una información clara y completa, han sido destacadas asimismo por el Foro europeo.

2.4   Recursos comunitarios

2.4.1   El Tratado Euratom prevé a través del Programa Marco de la Comunidad Europea de la Energía Atómica una financiación específica para investigación, desarrollo y demostración.

El primer programa (acciones indirectas) abarca los sectores siguientes:

investigación en materia de fusión nuclear (5);

fisión nuclear y radioprotección.

El segundo programa (acciones directas) prevé inversiones en:

fusión (1 947 millones de euros, con un mínimo de 900 para las actividades relacionadas con el proyecto ITER);

fisión nuclear y radioprotección (287 millones de euros);

actividades nucleares del Centro Común de Investigación (517 millones de euros).

2.4.2   Otro instrumento comunitario de financiación es el BEI, que ha concedido financiación por valor de más de 6 589 millones de euros, destinados tanto a la construcción de centrales como a la eliminación de los residuos, a los que deben sumarse 2 773 millones de euros de Euratom destinados a los mismos fines.

2.4.3   Al analizar las inversiones, previo dictamen favorable de la Comisión, el BEI no sólo examina la movilización de los importantes recursos financieros necesarios para la construcción, sino también los gastos de gestión de los residuos y de desmantelamiento. No obstante, la internalización de los costes anunciada por el BEI no prevé más costes indirectos que los vinculados a la defensa externa de las centrales por parte de las fuerzas de seguridad, a las operaciones de desmantelamiento accesorias y a las obras de refuerzo de estiaje construidas sobre los ríos para garantizar la entrada constante de agua en los reactores, incluso en periodos de sequía.

2.4.4   Los diferentes sistemas de cálculo y la necesidad de disponer de un sistema garantizado de fondos adecuados se describen claramente en la Comunicación de la Comisión «Segundo informe sobre la utilización de los recursos financieros destinados a la clausura de las instalaciones nucleares y la gestión del combustible gastado y los residuos radiactivos» (6).

2.4.5   Este informe también pone de relieve los abusos, en algunos Estados miembros, de los fondos destinados al desmantelamiento y a la gestión de residuos. En algunos casos, estos fondos, financiados por recursos públicos, se utilizan frecuentemente con otros fines. Esto es algo que falsea considerablemente la competencia, ya que estos costes deberían internalizarse de acuerdo con el principio de «quien contamina paga».

2.4.6   La propuesta, presentada por la Comisión en 2002, de reunir las Decisiones 77/270/Euratom y 94/179/Euratom y aumentar el nivel de financiación no ha conseguido el apoyo unánime del Consejo. Los préstamos Euratom disponibles, por un importe de 600 millones, pueden aplicarse a un máximo del 20 % del coste total y no bastan para satisfacer algunas demandas que todavía no han sido formalizadas, aunque han dado lugar a la celebración de reuniones preliminares con la Comisión.

2.4.7   Los fondos Euratom y los títulos del BEI, por su parte, deberían favorecer la investigación y sus aplicaciones con vistas a un desarrollo seguro y sostenible de la industria nuclear. Dadas las crecientes necesidades financieras, las medidas actuales no parecen adecuadas para garantizar unas normas de seguridad elevadas y reducir los riesgos al más bajo nivelo posible. Estos fondos deberían dirigirse específicamente a los países que han demostrado disponer de políticas públicas en materia de tratamiento de residuos.

2.5   Financiación de ámbito nacional

2.5.1   El régimen de ayudas estatales no prevé la posibilidad de financiar la construcción de centrales nucleares, si bien la financiación pública es posible y deseable para aumentar las medidas de seguridad, introducir y desarrollar metodologías transparentes y compartidas para la expedición de las autorizaciones y la elección de las localizaciones, y apoyar los programas de formación y desarrollo profesional. Independientemente de que se construyan o no nuevas centrales nucleares, es indispensable contar con ingenieros y técnicos de alto nivel de especialización que puedan garantizar con el tiempo una gestión segura de las centrales, ya estén operativas o en fase de desmantelamiento.

2.5.2   La industria europea se ha comprometido con la construcción de cuatro reactores que se encuentra actualmente en curso (dos en Bulgaria, uno en Finlandia y uno en Francia). En este momento es difícil prever un desarrollo importante de la capacidad de producción, en particular en lo que se refiere a la fisión. La NIA británica ha confirmado, en un estudio reciente, que podría apoyar hasta un 70-80 % de un nuevo programa nuclear, exceptuando los componentes esenciales del reactor, como la caldera a presión, los turbogeneradores y otras piezas importantes (7). La escasez de técnicos y de ingenieros es el obstáculo principal para un desarrollo del sector. Esta escasez se observa, en particular, en los Estados miembros que no han desarrollado el sector de la energía nuclear, o que lo han hecho en escasa medida. Sin embargo, se puede remediar, dado que la formación de un ingeniero tiene una duración media de cinco años, mientras que suelen pasar unos diez años entre la decisión de construir un reactor nuclear y su puesta en servicio.

2.5.3   Se necesitan inversiones importantes en el campo de la formación técnica y científica. Las jóvenes generaciones no están especialmente interesadas en realizar estudios en el sector nuclear, con la notable excepción de los Estados miembros que han desarrollado un extenso programa nuclear, creando así verdaderas oportunidades laborales. En un futuro próximo, necesitaremos científicos, técnicos e ingenieros, así como expertos en construcción industrial. Es indispensable que los Estados miembros que utilizan la tecnología nuclear y, en particular, los que decidan desarrollar este sector de actividad, se doten de proyectos amplios y específicos de inversión en formación.

2.5.4   El Foro sobre la energía nuclear ha subrayado la importancia de una armonización de los requisitos de seguridad. Se reconocen como parámetros de referencia fundamentales la CNS (Convención sobre Seguridad Nuclear) y las normas de seguridad de la AIEA. La Asociación de Reguladores Nucleares de Europa Occidental (WENRA) se plantea para 2010 la elaboración de un programa armonizado común para los países de la UE y Suiza. Sobre la base de un análisis SWOT (el acrónimo inglés significa Strenghts, weaknesses, opportunities and threats; es decir, análisis de los puntos fuertes y débiles, de las oportunidades y amenazas), se sugiere la elaboración de una directiva europea que regule los principios fundamentales de seguridad en las instalaciones nucleares.

3.   Oportunidades

3.1   El problema de la utilización de la energía nuclear y de su financiación está vinculado al problema del cambio climático inducido por las emisiones de CO2. Aproximadamente un tercio de la producción de electricidad y el 15 % de la energía consumida en la Unión proceden de la industria nuclear, que supone bajas emisiones de CO2. Aun considerando el posible crecimiento de la contribución de las fuentes de energía renovables (que tampoco producen emisiones de carbono y por las que conviene apostar resueltamente, incluso al margen del ahorro de energía), parece muy difícil obtener una reducción de las emisiones de CO2 durante los próximos decenios sin mantener la producción de energía nuclear en los niveles actuales.

3.2   La energía nuclear es menos sensible a los cambios de precio, a la vista de la escasa incidencia del coste del uranio sobre el precio total.

3.3   La diversificación de las fuentes de producción de energía aumenta las oportunidades, en especial para los países que dependen en gran medida de las importaciones.

3.4   El coste del kWh producido por la industria nuclear, según los datos aportados por la Comisión y algunos operadores, es más elevado que el de las centrales térmicas clásicas e inferior al de las energías renovables; no obstante, estas cifras no tienen en cuenta, por una parte, el coste previsible de los certificados para las emisiones de CO2, ni tampoco la internalización parcial de los gastos de descontaminación y desmantelamiento al finalizar el ciclo operativo. Habría que adoptar, para cada fuente de energía, el método de internalización de todos los costes externos. Otros operadores, así como estudios más antiguos (8), afirman que el coste del kWh producido por la industria nuclear es inferior.

3.5   Duración de las reservas de combustible: Sin aumentar el número actual de centrales ni modificar la tecnología de los reactores, las reservas de combustibles radioactivos pueden permitir un funcionamiento económicamente adecuado y con bajas emisiones de CO2 durante un periodo que varía, según las estimaciones, entre unos decenios y unos siglos (9)  (10), Esta incertidumbre se debe a que, ante el agotamiento progresivo de los yacimientos de uranio más «puro», la extracción y el refino serán más costosos en términos de uso de energía y de sustancias químicas productoras de gases de efecto invernadero. La futura generación de centrales podría reducir el consumo en términos absolutos, mediante el desarrollo de reactores generadores. Sería interesante utilizar como combustible el torio, más abundante que el uranio y con un mejor rendimiento y una mejor absorción neutrónica, por lo que requiere menos enriquecimiento del combustible por unidad energética producida. Además podría alimentar reactores generadores lentos, con la consiguiente reducción de la producción de residuos radiotóxicos y de plutonio utilizable para fines no pacíficos.

4.   Riesgos

4.1   Posibilidad de catástrofes y de riesgos radioactivos: Aunque la evolución de la tecnología de los reactores haya reducido objetivamente los riesgos al mínimo debido a la adopción de medidas de control redundantes, no es posible excluir teóricamente la posibilidad de fusión del núcleo. Los sistemas de seguridad pasivos, como el «dispositivo de recuperación del núcleo» ya utilizado en el reactor de tipo EPR actualmente en construcción en Finlandia, garantizan el confinamiento de la fuga radioactiva, incluso en el caso muy improbable de fusión del núcleo. Los futuros reactores de «seguridad intrínseca» podrían suprimir este riesgo. Por ejemplo, el proyecto europeo VHTR Raphael garantizaría, incluso en caso de bloqueo del sistema de refrigeración, una lenta evolución térmica hacia una situación de equilibrio, en la que la dispersión del calor compensaría la producción de energía, mientras que en los reactores actuales es necesaria una intervención rápida para detener el aumento de la temperatura del núcleo.

4.2   Riesgos para la salud vinculados al funcionamiento normal de las centrales: En un estudio realizado entre 1990 y 1998 sobre la incidencia de las leucemias en los niños que viven en los alrededores de una central nuclear se han observado 670 casos de leucemia, aunque no se ha podido determinar una mayor incidencia en los niños que vivían a menos de 20 km de un emplazamiento nuclear. Un estudio epidemiológico más reciente (KIKK), realizado en Alemania por iniciativa de la Agencia Federal para la Protección contra las Radiaciones (BfS) sobre una muestra muy amplia (1 592 casos y 4 735 controles), ha mostrado, en cambio, que el número de casos de cáncer en los niños de menos de cinco años es inversamente proporcional a la distancia entre sus viviendas y una central nuclear. Los autores han concluido que el nivel medido de radiaciones es tan bajo que no se puede afirmar, a la luz de los conocimientos actuales en materia de radiobiología, que los casos de cáncer estén relacionados con la exposición a radiaciones ionizantes. Un grupo de expertos externo (11) ha comprobado los resultados de la encuesta KIKK. Estos son dignos de crédito y, a la vista del bajo nivel de radiaciones medido, sería interesante profundizar en los estudios sobre una posible hipersensibilidad de los niños a los riesgos de radiación y garantizar un seguimiento permanente de las poblaciones que viven cerca de las centrales nucleares (12). En el mes de septiembre de 2008, la Oficina Federal de Sanidad del Gobierno suizo lanzó el programa Canupis (Childhood Cancer and Nuclear Power Plants in Switzerland — Cáncer infantil y centrales nucleares en Suiza), en relación con los resultados del estudio alemán y el análisis de las publicaciones en este ámbito encargadas por la Autoridad francesa de seguridad nuclear (ASN), a raíz de las recomendaciones del informe Vroussos.

4.3   Residuos: Son muy pocos los Estados que han resuelto el problema mediante la elección de unos centros de almacenamiento definitivos. Los Estados Unidos han tenido que desclasificar el centro de Nuevo México (Waste Isolation Pilot Plant), activo desde 1999, a causa de las infiltraciones de fluidos que, combinados con la sal gema que se encuentra en el suelo, provocan una elevada corrosión de los barriles; los centros implantados en formaciones salinas se consideran por ello geológicamente inestables. En Europa, sólo Finlandia y Suecia han anunciado su determinación de tener un centro definitivo. Deberá prestarse especial atención al tratamiento de los residuos. Es necesario, además, seguir realizando estudios sobre el almacenamiento definitivo de los residuos posterior al tratamiento de los combustibles irradiados. La calidad de este almacenamiento, así como el acondicionamiento de los residuos, son unos factores esenciales para la protección y seguridad del ciclo del combustible.

4.4   Tratamiento y transporte: Existen otros problemas vinculados a la gestión de las instalaciones de tratamiento y al transporte del combustible irradiado, temas en los que los responsables han tenido en ocasiones un comportamiento que dista del irreprochable y ejemplar manifestado por los técnicos de las centrales nucleares: por ejemplo, han utilizado barcos inadecuados para el transporte (uno de los cuales se hundió, felizmente sin materias radioactivas a bordo) y han vertido al mar materias peligrosas.

4.5   Riesgos geológicos e hidrogeológicos: Otro elemento crítico es el emplazamiento de numerosas centrales en zonas sísmicas. Por ejemplo, Japón ha preferido cerrar la mayor central del mundo, la de Kashiwazaki-Kariwa, en la prefectura de Nigata, renunciando así a una capacidad de 8 000 MWe. Este cierre a raíz del terremoto del 16 de julio de 2007 ha reducido la producción de electricidad nuclear en 25 TWh. Las obras para volver a poner en servicio los dos reactores ya han comenzado.

4.6   Proliferación nuclear y terrorismo: En los últimos años han aumentado las preocupaciones a causa de la nueva amenaza terrorista. Las centrales realmente seguras deberían soportar el impacto de un avión sin registrar fugas radioactivas.

4.7   Agua: Otro aspecto nada desdeñable es el relativo al cambio climático y a la escasez progresiva de agua. Al igual que para las centrales térmicas –incluidas las centrales alimentadas por carbón, petróleo o energía solar–, la necesidad de agua para los procesos de refrigeración de las centrales nucleares es también muy elevada, siempre que no se utilice la técnica menos eficaz de la refrigeración por aire. (En Francia, las necesidades hídricas de la producción de electricidad, incluida la hidroeléctrica, representan el 57 % del total anual; es decir, 19 300 millones de m3 sobre un total de 33 700 millones de m3; la mayor parte de esta agua (el 93 %) se devuelve al circuito después de la refrigeración del proceso de fisión y de la producción de electricidad (13).) El calentamiento de grandes cantidades de agua por las centrales nucleares, así como la disminución preocupante de los cursos de agua superficiales y de las capas freáticas, pone de nuevo sobre el tapete la cuestión de la elección de la ubicación de las centrales y plantea nuevos interrogantes en la población, que requieren respuestas claras por parte de las autoridades. En algunos casos ha sido necesario reducir, o incluso detener, la producción de electricidad en periodos de sequía.

4.8   La UE no dispone de materias primas: En 2007, sólo el 3 % de las necesidades pudieron atenderse dentro de las fronteras europeas. Rusia es el primer proveedor, con cerca del 25 % (5 144 tU), seguida de Canadá con un 18 %, Níger con un 17 % y Australia con un 15 %. La energía nuclear no reduce, por lo tanto, la dependencia respecto a terceros países, si bien los proveedores de la UE son, en gran medida, países políticamente estables.

4.9   Acceso a la financiación y al capital a largo plazo: Los recursos financieros necesarios son ciertamente elevados, pero son los plazos de diseño y de construcción –pueden pasar más de diez años antes de que entre en producción una central– los que hacen las inversiones muy arriesgadas. El plazo de construcción nunca se ha respetado y el período medio efectivo necesario para la comercialización de la electricidad producida es superior a las previsiones, lo que supone, evidentemente, un sobrecoste de la financiación.

4.10   Incidentes recientes: Durante la elaboración del presente dictamen han tenido lugar varios incidentes, uno en Eslovenia y cuatro en Francia. La prohibición de utilizar el agua y de consumir peces pescados en ríos afectados por la dispersión de agua radioactiva en Francia ha influido desfavorablemente en la opinión pública europea. A la luz de estos hechos y de su impacto tan negativo en los medios de comunicación, habría que prestar una atención especial a los procedimientos de mantenimiento y a la selección de las empresas que trabajan en las centrales nucleares.

5.   Observaciones del CESE

5.1   La electricidad producida a partir de la energía nuclear tiene una importancia tal en la actualidad que es inimaginable sustituir a corto plazo la indispensable contribución que aporta al balance energético de la UE.

5.2   Los fondos concedidos al sector nuclear dependen, más que otros, de las decisiones políticas de los gobiernos nacionales. El primer factor de incertidumbre está precisamente ligado a la necesidad de disponer de un marco legislativo seguro y estable. Es indispensable una política de participación y sensibilización de los ciudadanos que permita a éstos contribuir a estas decisiones sobre la base de una información completa, transparente, comprensible y verídica. Sólo un procedimiento democrático permite tomar decisiones con conocimiento de causa, lo que resulta determinante para el futuro de la energía nuclear europea.

5.3   La falta de transparencia y una información escasa y contradictoria sobre cuestiones como los fondos destinados al tratamiento de residuos y al desmantelamiento de las centrales desclasificadas, como ha observado la propia Comisión, aumentan la incertidumbre de los ciudadanos. El CESE solicita a la Comisión que sensibilice a los Estados miembros para que lancen, con objeto de restablecer la transparencia y la seguridad, campañas relativas a las necesidades energéticas europeas, la eficiencia energética y las diferentes opciones disponibles, incluida la energía nuclear.

5.4   El Comité observa que muchas de las centrales eléctricas que existen en Europa (tanto las que funcionan con combustibles fósiles como las que funcionan con energía nuclear) llegarán al final de su vida útil en los próximos veinte años y que ello puede dar lugar a fallos en el suministro de electricidad si no se llevan a cabo nuevas inversiones de gran cuantía.

5.5   El Comité ha considerado en varios dictámenes que las principales prioridades en el ámbito de la energía son promover la eficiencia energética con más vigor y aumentar la cuota de energías renovables en la producción de electricidad.

5.6   Sin embargo, el Comité es consciente de que, incluso si se hacen los máximos esfuerzos, no es probable que la expansión de la energía renovable y el aumento de la eficiencia energética puedan resolver la escasez potencial del suministro eléctrico. En toda Europa serán necesarias nuevas inversiones tanto en centrales eléctricas que funcionen con carbón como en centrales de energía nuclear.

5.7   En ambos casos, el Comité considera que es extremadamente importante que todas las externalidades medioambientales y relativas a la seguridad se integren en la evaluación de los proyectos de inversión y en los costes de explotación.

5.8   Habida cuenta de la creciente amenaza que constituye el cambio climático, todo proyecto de nueva central eléctrica alimentada por combustibles fósiles debería estar equipada con instalaciones de captura y almacenamiento de carbono, y los costes que supongan estas instalaciones deberían integrarse en la evaluación y los planes de negocio. Igualmente, los costes de los eventuales desmantelamientos y de la eliminación de residuos deberían incluirse en la evaluación y los planes de negocio de cualquier nueva central nuclear que se autorice. No debería haber ayudas encubiertas.

5.9   En la actualidad los inversores y otras fuentes de financiación se muestran reticentes a comprometer recursos importantes para la construcción de centrales nucleares de nueva generación en Europa, debido a las numerosas incertidumbres sobre el entorno económico, político y reglamentario y el gran desfase que existe entre los elevados costes de inversión y el período de amortización.

5.10   Debería fomentarse y facilitarse en la práctica el enfoque de Finlandia, que ha creado un consorcio de grandes usuarios para la compra en firme y a un precio estable de la mayor parte de la electricidad producida.

5.11   Se hace un llamamiento a la Comisión para que apoye los programas de investigación y desarrollo, en particular sobre la fusión y la energía nuclear de cuarta generación, aun siendo conscientes de que ésta no podrá estar comercialmente disponible antes de 2030 (14). La cuarta generación se propone ofrecer una energía nuclear más «limpia» que elimine los problemas vinculados a la gestión de los residuos y a la proliferación y que disminuya, asimismo, el riesgo de consecuencias radioactivas, con un consumo reducido de materias fósiles. La cuarta generación puede contribuir eficazmente a la producción de hidrógeno. Conviene también impulsar enérgicamente el desarrollo de la energía de fusión, para poder beneficiarse en la segunda mitad de este siglo de sus ventajas específicas en materia de seguridad y recursos.

5.12   Los recursos aportados por Euratom para apoyar las inversiones por medio de garantías y, por consiguiente, para disminuir los gastos financieros de las empresas que pueden sacar partido de la elevada calificación de las instituciones europeas, están bloqueados y podrían adaptarse a los sobrecostes y a la inflación registrada durante el periodo fijado, sin renunciar a otros programas de apoyo relativos, por ejemplo, a la eficiencia energética y a las fuentes de energía renovables, quizá con medios específicos y adicionales.

5.13   En lo que se refiere al tratamiento de los residuos y a la protección contra las radiaciones ionizantes, tampoco los recursos y programas de investigación correspondientes parecen adecuados. El CESE invita a la Comisión, al Consejo y al Parlamento a dotar al Séptimo Programa Marco Euratom de otros recursos a tal fin, en particular mediante iniciativas tecnológicas conjuntas específicas, como se está haciendo, por ejemplo, en el campo de las pilas de combustible o de los medicamentos. El CESE, además, pide a los Estados miembros que contribuyan también por su parte al mismo objetivo con programas nacionales de investigación más eficaces en el ámbito de la radiobiología y protección contra las radiaciones, epidemiología y almacenamiento de residuos.

5.14   En cuanto al modelo de financiación de la industria nuclear, independientemente de otros programas marco, es deseable que se extienda a los programas de eficiencia energética y de desarrollo de las energías renovables.

5.15   Los Estados miembros deberían prever un foro sobre la energía nuclear de ámbito nacional, como el Foro europeo lanzado por la Comisión que se reúne en Praga y Bratislava y examina tres temas: las oportunidades, los riesgos, y la transparencia e información.

5.16   La racionalización de la expedición de las autorizaciones y de la determinación de los emplazamientos mediante la aplicación de un procedimiento europeo unificado sería ciertamente positiva desde el punto de vista de la seguridad de las inversiones y de los plazos de aplicación, pero la opinión pública no aceptaría en modo alguno una normativa europea menos estricta que la normativa nacional. En materia de seguridad es preciso considerar el interés que tiene para Europa la definición de unas normas estrictas y armonizadas, dado el carácter transnacional de los riesgos conexos (por ejemplo, las centrales situadas cerca de las fronteras nacionales). La armonización del diseño y de la normativa podría aplicarse a la próxima generación de reactores.

5.17   También los consumidores deberían tener la posibilidad de beneficiarse de una generación de electricidad menos onerosa. Actualmente, los precios en el mercado bursátil de la electricidad se fijan en función del coste de producción más elevado (ciclo combinado gas-carbón); habría que cotizar las diferentes fuentes de energía, asignándoles precios diferenciados.

Bruselas, 4 de diciembre de 2008.

El Presidente del Comité Económico y Social Europeo

Mario SEPI

El Secretario General del Comité Económico y Social Europeo

Martin WESTLAKE


(1)  Comisión de Cuentas Públicas de la Cámara de los Comunes — Informe 38 del periodo de sesiones 2007-2008 sobre la Nuclear Decomissioning Authority, Reino Unido.

(2)  Österreichisches Ökologie Institut, Viena, 2007.

(3)  Informe #:DOE/EIA-0484(2008), junio de 2008.

(4)  Eurobarómetro especial 297 — Actitud ante los residuos radioactivos (junio de 2008).

(5)  P. Vandenplas, G. H. Wolf — 50 years of controlled nuclear fusion in the European Union, Europhysics News, 39, 21 (2008).

(6)  COM(2007) 794 final de 12 de diciembre de 2007.

(7)  NIA (Nuclear Industry Association). The UK capability to deliver a new nuclear build programme — actualización 2008.

(8)  DGEMP- Coste de referencia de la producción eléctrica, Ministerio de Economía, Hacienda e Industria, diciembre de 2003.

(9)  Storm van Leeuwen, Nuclear power — the energy balance (2008), www.stormsmith.nl.

(10)  World Nuclear Association, www.world-nuclear.org/info/info.html.

(11)  Dr Brüske-Hohlfeld, GSF, Neuherberg, Prof. Greiser BIPS, Bremen, Prof. Hoffmann, Universidad de Greifswald, Dr Körblein, Instituto Medioambiental de Múnich, Prof. Jöckel, Universidad de Essen Duisburgo, Dr Küchenhoff, LMU Múnich, Dr Pflugbeil, Berlín, Dr Scherb, GSF, Neuherberg, Dr Straif, IARC, Lyon, Prof. Walther, Universidad de Múnich, Prof. Wirth, Wuppertal, Dr. Wurzbacher, Instituto Medioambiental de Múnich.

(12)  Mélanie White-Koning, Denis Hémon, Dominique Laurier, Margot Tirmarche, Eric Jougla, Aurélie Goubin, Jacqueline Clave.

(13)  Eaufrance e IFEN (Instituto francés del Medio Ambiente) — Datos sobre consumo en 2004.

(14)  Foro Internacional de la Cuarta Generación — GIF, 2008.