52004DC0711

Comunicación de la Comisión al Consejo y al Parlamento Europeo relativa al desarrollo futuro de la Iniciativa de la Unión Europea en el ámbito de la energía y a las modalidades de creación de un Fondo para la Energía en favor de los países ACP /* COM/2004/0711 final */


Bruselas, 26.10.2004

COM(2004) 711 final

COMUNICACIÓN DE LA COMISIÓN AL CONSEJO Y AL PARLAMENTO EUROPEO

relativa al desarrollo futuro de la Iniciativa de la Unión Europea en el ámbito de la energía y a las modalidades de creación de un Fondo para la Energía en favor de los países ACP

COMUNICACIÓN DE LA COMISIÓN AL CONSEJO Y AL PARLAMENTO EUROPEO

relativa al desarrollo futuro de la Iniciativa de la Unión Europea en el ámbito de la energía y a las modalidades de creación de un Fondo para la Energía en favor de los países ACP

1. INTRODUCCIÓN

La energía es crucial para todas las actividades humanas y el acceso a servicios energéticos modernos constituye una condición previa para el desarrollo económico y social. En el mundo actual, no obstante, el acceso a la energía no está distribuido de manera uniforme y equitativa.

Si bien es cierto que los países de la OCDE, que representan el 70 % del consumo energético mundial, han reducido su vulnerabilidad ante los choques energéticos, los países en desarrollo están cada vez más expuestos. Por lo general, dependen en mayor medida de las importaciones de petróleo y consumen el doble de petróleo por unidad de producción económica. Además, las fluctuaciones de los precios de la energía inciden de manera más acusada en sus economías debido a la fragilidad de su situación financiera. Por último, en la mayor parte de las ocasiones, el acceso a servicios energéticos modernos está limitado a los centros urbanos e industriales. El acceso reducido a servicios energéticos fiables y de alta calidad obstaculiza gravemente el desarrollo económico y social de la población pobre. Además, la contaminación atmosférica generada por las fuentes de energía tradicionales y las condiciones deficientes de las instalaciones energéticas modernas minan la salud, sobre todo de la población pobre.

Tras reconocer la importancia que reviste la mejora del acceso a la energía de la población pobre, la Unión Europea lanzó, en la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible, la Iniciativa europea sobre la energía para la erradicación de la pobreza y el desarrollo sostenible (IEUE), con objeto contribuir a la realización de los Objetivos de Desarrollo del Milenio mediante el suministro de servicios energéticos adecuados, asequibles y sostenibles a la población pobre. El éxito de la Iniciativa depende de que sea plenamente asumida por los beneficiarios.

Dicha Iniciativa constituye un esfuerzo conjunto de la Comisión y los Estados miembros para crear sinergias entre sus políticas y actividades respectivas en materia de desarrollo. Su aplicación se basa en el diálogo y la creación de asociaciones específicas con los países en desarrollo, sin olvidar la cooperación con la sociedad civil, el sector privado y las instituciones financieras. La Iniciativa ha avanzado desde la Cumbre de Johannesburgo. La conferencia «Energía para África», organizada en Nairobi en noviembre de 2003 en el marco de la IEUE, contribuyó a su asunción por los países africanos y a la determinación de las grandes prioridades. El diálogo entablado con los países en desarrollo ha mostrado la necesidad de que la Unión Europea invierta muchos más recursos en este ámbito.

El objeto de la presente Comunicación es explicar cómo la IEUE puede hacerse más operativa en el futuro y responder a las solicitudes formuladas por los países ACP. Con el fin de aclarar los objetivos del programa relativo a la energía y la pobreza y aumentar su visibilidad, la Comisión propone la creación de un Fondo ACP-UE para la Energía, dotado con 250 millones de euros, que los organismos competentes de la UE y el grupo ACP habrán de aprobar en codecisión.

2. ENERGÍA Y POBREZA

Actualmente, cerca de dos mil millones de personas en todo el mundo —concentradas esencialmente en zonas rurales y periurbanas de los países en desarrollo— carecen de acceso a servicios energéticos modernos. África subsahariana ofrece un ejemplo clamoroso de desigualdad en el ámbito de la energía, ya que más del 80 % de la población no tiene sino un acceso reducido a las formas de energía modernas. El desarrollo económico y social de las comunidades pobres está limitado, cuando no bloqueado, por la actual utilización no sostenible de la madera y otras formas de biomasa con fines energéticos, por no mencionar el acceso difícil y oneroso a otras formas de energía, como la electricidad y los combustibles líquidos.

Energía y reducción de la pobreza: El acceso a servicios energéticos adecuados, asequibles y sostenibles resulta necesario para alcanzar la mayoría de los objetivos de desarrollo, por ejemplo en el ámbito de la sanidad, la educación, el alumbrado, la calefacción, el transporte, la agricultura, la producción industrial y los medios modernos de comunicación. La Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible reconoció esta relación en el plan de aplicación de Johannesburgo, al establecer la vinculación entre el acceso a la energía y los Objetivos de Desarrollo del Milenio y destacar que el acceso a la energía facilita la erradicación de la pobreza.

Acceso a la energía: Garantizar el acceso a los servicios energéticos es un reto complejo, cuya resolución no se puede confiar únicamente a las fuerzas del mercado. Se precisa una actuación concertada del sector público. Además, las partes interesadas son muy numerosas y diversas, de las comunidades pobres a los gobiernos locales y nacionales, las empresas multinacionales, las fuentes de energía y las opciones tecnológicas, que difieren según los lugares. No existe una «receta única» para el suministro de servicios de energía.

Dimensión mundial de los mercados de energía: Si bien es cierto que los países de la OCDE han logrado reducir su vulnerabilidad ante los choques petrolíferos, los países en desarrollo, por el contrario, están ahora más expuestos. En promedio, los países en desarrollo consumen el doble de petróleo por unidad de producción económica que los países de la OCDE. Además, debido a su situación financiera, son menos capaces de resistir las turbulencias que sacuden los mercados petrolíferos.

Financiación de la energía: Cerca de la mitad de las inversiones mundiales que se precisan para mejorar y sustituir las capacidades de suministro hasta 2030 corresponde a las necesidades de los países en desarrollo. Ahora más que nunca, el capital necesario en el sector energético deberá obtenerse de fuentes privadas y extranjeras. Sin embargo, el riesgo vinculado a tal inversión se considera prohibitivo, en particular cuando se trata de mejorar el acceso a la energía de los consumidores pobres. La financiación pública y de la asistencia oficial al desarrollo debe buscar nuevas maneras de catalizar y facilitar un flujo de inversión suficiente en este sector.

En el anexo se ofrece información más detallada.

3. GRANDES LÍNEAS DE LA POLÍTICA COMUNITARIA

Urge que la ayuda al desarrollo preste mayor atención al papel crucial que desempeña la energía en la erradicación de la pobreza. Si bien es cierto que la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo hizo una aportación importante al reinscribir el tema de la energía en los debates internacionales sobre desarrollo, las medidas prácticas para atender las necesidades energéticas han sido insuficientes. Los compromisos en el sector energético han ido disminuyendo durante la última década, sin que parezca que esa tendencia vaya ahora a invertirse. Las subvenciones concedidas al sector energético de los países en desarrollo en los últimos años ascienden a la mitad de las concedidas en la década de los noventa.

Sin embargo, varios Estados miembros de la UE contemplan el ámbito de la energía en el marco de programas bilaterales de cooperación al desarrollo, sobre la base de políticas que se ajustan actualmente a los objetivos de la IEUE.

Aunque no figura como tal entre las seis prioridades sectoriales de la política comunitaria de desarrollo, la energía está vinculada directa o indirectamente con cada una de ellas. La Comunicación de la Comisión «Política de desarrollo de la Comunidad Europea»[1] reconoce la importancia de la energía y hace hincapié al mismo tiempo en la reducción de la pobreza. Por lo que respecta a los países ACP, ningún país africano o caribeño aborda directamente la cuestión de la energía en el marco del 9º FED, si bien cinco países del Pacífico la incluyen entre los sectores prioritarios de cooperación en sus informes estratégicos nacionales.

La Iniciativa europea sobre la energía se anunció por primera vez en la Comunicación de la Comisión sobre la dimensión exterior del desarrollo sostenible [COM (2002) 82]. Los Estados miembros de la Unión Europea confirmaron su apoyo en varias decisiones del Consejo de la Unión Europea y en el Consejo Europeo, lo que propició que la Iniciativa sobre la energía para la erradicación de la pobreza y el desarrollo sostenible (IEUE) se pusiera en marcha con éxito en la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible.

La Comunicación de la Comisión relativa a la cooperación en materia de energía con los países en vías de desarrollo[2] estableció un marco en que desarrollar la cooperación energética con esos países, centrado en cuestiones como las reformas necesarias del sector energético, la transferencia de tecnología, la cooperación en el lado de la oferta y la demanda, el fomento de la diversificación energética, la simplificación del desarrollo y las interconexiones de las redes, etc. La Comunicación destacaba el papel de la IEUE en esa cooperación.

Tras Johannesburgo, la Comunicación «La Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible un año después: cumplimiento de nuestros compromisos»[3] examinó la evolución de la IEUE a finales de 2003. La Comunicación reconocía el avance de la IEUE y la necesidad de garantizar una financiación adecuada para la misma. Reconocía también la posibilidad de generar sinergias entre la IEUE y la Coalición de Johannesburgo sobre Energía Renovable[4].

En las conclusiones del Consejo de Asuntos Generales (8566/04) de abril de 2004, los Estados miembros de la UE confirmaron la necesidad de proporcionar financiación adecuada a la Iniciativa. Por otro lado, el Consejo reconoció lo necesario de una participación superior de los Estados miembros y de la Comisión para responder a las prioridades de los países en desarrollo, tal como se puso de manifiesto en la Conferencia «Energía para África» organizada en Nairobi en el marco de la IEUE, y pidió a la Comisión que desempeñara un papel motriz en el seguimiento de esa Conferencia.

La propuesta de creación de un Fondo para la Energía a favor de los países ACP tiene en cuenta este contexto político y aspira a que la UE progrese en la aplicación de sus compromisos. Se propone que los recursos para ese dispositivo procedan de la dotación condicional de mil millones de euros prevista en el 9º Fondo Europeo de Desarrollo (FED), a la espera de la adopción de una decisión definitiva en la reunión del Consejo de marzo de 2005.

4. PROGRESOS REALIZADOS HASTA AHORA EN LA CONCRETIZACIÓN DE LA POLÍTICA

La IEUE ha establecido una Secretaría en la Dirección General de Desarrollo para fomentar las sinergias y la cooperación. El Grupo Consultivo, compuesto por Estados miembros, funcionarios de la Comisión y expertos, constituye el foro principal para el diálogo y la coordinación europeos. En el contexto europeo, el diálogo enmarcado en la Iniciativa se ha desarrollado con la participación activa de los Estados miembros de la UE y la Comisión Europea, y ha incluido también al Banco Europeo de Inversiones (BEI). Esta entidad ha expresado interés en examinar las posibilidades de combinar subvenciones del FED con préstamos propios.

Como la asunción plena de los programas por los beneficiarios constituye la clave del éxito, la prioridad de la IEUE tras la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible ha sido entablar un diálogo con los países y las regiones en desarrollo.

África: una prioridad urgente

Manifiestamente, África subsahariana tendrá dificultades para alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio si no se realizan importantes esfuerzos adicionales, en particular en el ámbito de la energía. Varios Estados miembros intervienen en el sector energético en África subsahariana y han acumulados experiencias y competencias valiosas por lo que se refiere tanto a la elaboración de políticas y estrategias como a su ejecución. En esos países, contribuyen a facilitar la aplicación de la IEUE. Los Gobiernos africanos están abordando progresivamente las cuestiones energéticas en sus estrategias de lucha contra la pobreza, a través de la mejora de sus capacidades de programación y ejecución de actividades relacionadas con la energía.

La Conferencia «Energía para África», celebrada en Nairobi en noviembre de 2003 en el marco de la IEUE, en la que participaron representantes de los Gobiernos de aproximadamente cuarenta países del África subsahariana, supuso un hito en el diálogo con África. El objetivo principal consistía en determinar acciones prioritarias a nivel nacional y subregional. Las recomendaciones formuladas en la Conferencia, que reflejan la asunción del programa por los países africanos, contemplaban las prioridades siguientes:

- Energía rural en general y, en particular, electrificación de las zonas rurales.

- Energía doméstica; biomasa y sustitutos.

- Estrategias y políticas para el sector, tanto a nivel nacional como regional.

- Desarrollo de capacidades a todos los niveles.

Se organizarán talleres de seguimiento de la IEUE con el fin de determinar los modelos óptimos de suministro de servicios energéticos y la manera de financiarlos y aplicarlos a mayor escala. Otras actividades financiadas por la Comisión intensificarán el diálogo y contribuirán al establecimiento de un marco de acción:

- Se financiarán proyectos regionales con cargo a la dotación para la cooperación entre los países ACP en materia de energía.

- El componente COOPENER del Programa «Energía inteligente - Europa», administrado por la Dirección General de Energía y Transportes, cofinancia proyectos destinados a crear las condiciones institucionales necesarias para mejorar el acceso a la energía en África subsahariana.

- Del mismo modo, la Dirección General de Investigación apoya la asociación « Partners for Africa », de la que forman parte diversos socios europeos y africanos, centrada en el papel que desempeñan las energías renovables para la erradicación de la pobreza y el desarrollo sostenible en África.

- La Dirección General de Medio Ambiente patrocina varios proyectos en el contexto de la Coalición de Johannesburgo sobre Energía Renovable, los cuales fomentan e impulsan el diálogo en el marco de la IEUE, incluida la labor sobre mecanismos de financiación innovadores (por ejemplo, la « Patient Capital Initiative ») y sobre bases de datos para políticas y medidas en el ámbito de la energía renovable.

Caribe y Pacífico

Los pequeños países insulares son especialmente sensibles a las cuestiones energéticas. El elevado coste del transporte de combustible a islas distantes entre sí hace que el coste medio de la electricidad oscile en ellos entre 20 y 50 €c/kWh, en comparación con un coste internacional cercano a 5 €c/kWh, sin que se aproveche el potencial existente de aumento de la eficiencia energética y utilización de energías renovables.

Los Estados insulares del Caribe y del Pacífico se interesaron desde el primer momento por la IEUE y participaron activamente en el diálogo que precedió a la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible. La labor efectuada posteriormente por la CE y Dinamarca con organizaciones regionales de los Estados ACP de las islas del Pacífico ha dado lugar a la creación de una asociación con los países insulares del Pacífico. La CE y Alemania han emprendido actividades similares en el Caribe.

En el anexo se ofrece información más detallada.

5. RETO FINANCIERO Y NECESIDAD DE MECANISMOS INNOVADORES

Desde la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible, se ha reconocido la necesidad de aumentar significativamente la financiación en favor de la energía y la lucha contra la pobreza, con el fin de lograr los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Hasta ahora, el suministro de servicios energéticos a la población pobre apenas ha atraído inversión privada. Urge contar con mecanismos de financiación flexibles e innovadores para aprovechar el efecto multiplicador de los recursos públicos y la AOD y captar más recursos del sector privado, los bancos de desarrollo y las instituciones financieras. Las asociaciones entre los sectores público y privado constituyen un instrumento clave de la estrategia de la IEUE, y el sector energético ofrece numerosas posibilidades para que la UE y sus socios de los países en desarrollo colaboren en ese tipo de asociaciones con el sector privado, las instituciones financieras y la sociedad civil. Sin embargo, son necesarios mayores esfuerzos a nivel político, con el fin de proporcionar los recursos e instrumentos adecuados, más ágiles y flexibles, incluida la provisión de financiación de siembra.

Desde Johannesburgo, la IEUE ha desarrollado una base sólida para acciones específicas y ahora está preparada para dar un salto cuantitativo. Mantener esta dinámica y lograr resultados sobre el terreno exige recursos adicionales considerables. La UE debería aportar tales recursos como prueba de sus compromisos respecto a los Objetivos de Desarrollo del Milenio y al plan de aplicación de Johannesburgo.

En el anexo se ofrece información más detallada.

6. UN FONDO PARA LA ENERGÍA EN FAVOR DE LOS PAÍSES ACP

Como primera medida para avanzar en esta vía, la Comisión propone la asignación de recursos cuantiosos en favor de un instrumento ACP-UE de apoyo al sector energético. Considera que, inicialmente, un importe de 250 millones de euros sería adecuado, habida cuenta de los recursos disponibles del FED y de los primeros resultados del diálogo con las partes interesadas. El Fondo será un instrumento flexible, podrá ser objeto de cofinanciación con los Estados miembros y otros donantes y podrá adoptar modalidades de aplicación innovadoras. Será, por un lado, un catalizador que fomente iniciativas, proporcione información, actúe como cámara de compensación y desarrolle las capacidades de investigación y gestión de los países ACP; por otro lado, constituirá un instrumento que permita completar los recursos que faltan para la financiación de proyectos y actividades sostenibles.

6.1. Principios fundamentales

Objetivos: El Fondo para la Energía debe orientarse hacia la consecución de los objetivos fijados en la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible y de los Objetivos de Desarrollo del Milenio; debe centrar sus actividades en los países ACP que ya cuentan con una política racional en el ámbito de la energía o que están firmemente comprometidos a desarrollar una política de tales características, sobre la base de los principios de buena gobernanza y en el marco de una estrategia de lucha contra la pobreza o similar. En particular, el Fondo para la Energía ayudará a estos países a establecer su marco institucional y reglamentario y a captar recursos financieros adicionales para asociaciones entre los sectores público y privado. La participación activa y la contribución paralela de los Estados miembros que ya trabajan en los países reforzarían este dispositivo financiero.

Asunción: El concepto de asunción está en el núcleo del enfoque del Fondo para la Energía. Varios países ACP dan prioridad al programa sobre la energía y la pobreza y han pedido hacerse socios de la IEUE. Las acciones realizadas en el marco de ésta deben ser coherentes con las políticas y los compromisos nacionales e, idealmente, derivar del actual proceso estratégico de lucha contra la pobreza. Algunos países ya han avanzado mucho en la elaboración del marco de la política y estarían listos para su aplicación. En otros países, la elaboración de la política y la estrategia está aún pendiente. Cada vez se es más consciente de que no se ha reconocido suficientemente la importancia de la energía como elemento del proceso de reducción de la pobreza y de que es preciso integrar la dimensión de la energía en las estrategias de lucha contra la pobreza. A nivel nacional, las acciones se orientarán hacia el suministro de servicios energéticos a la población pobre. A nivel internacional entre los países ACP, el Fondo favorecerá el diálogo con las instituciones e iniciativas africanas de carácter global, como la Nueva Asociación para el Desarrollo de África (NEPAD) y la Unión Africana (UA). En las regiones insulares de ACP se están desarrollando procesos similares.

Flexibilidad: En aras de la efectividad, es esencial que el Fondo tenga un enfoque flexible en relación con la financiación, esté abierto a la cofinanciación con los Estados miembros que operan en el sector y pueda cooperar con las entidades de crédito, el sector privado, las empresas de servicios públicos y la sociedad civil.

El Fondo concedería sobre todo subvenciones, lo que tiene en esencia un gran efecto multiplicador, y podría atraer capital adicional del BEI y otras instituciones financieras europeas de desarrollo e instituciones financieras internacionales, en particular el Banco Africano de Desarrollo, el Grupo del Banco Mundial (incluidas la Corporación Financiera Internacional y la Agencia Multilateral de Garantía de las Inversiones) y otras instituciones financieras internacionales de ámbito regional.

Se debería obtener un efecto multiplicador máximo mediante la combinación de subvenciones y otras fuentes de financiación, el apoyo a la preparación de proyectos y al desarrollo de un entorno propicio para la inversión, la participación dinámica en la creación de nuevas asociaciones entre las comunidades, las ONG y los sectores público y privado, así como el suministro de información y asistencia a los proveedores de servicios energéticos locales y europeos interesados en invertir en el sector.

Innovación: El Fondo pretende ofrecer respuestas innovadoras a los retos que plantea suministrar servicios energéticos sostenibles a la población pobre, en particular nuevos tipos de financiación por distintas fuentes (locales/internacionales, privadas/públicas), especial atención a la utilización de la energía para la producción y la generación de ingresos, y nuevos enfoques intersectoriales que apliquen una serie de opciones institucionales y técnicas, adaptadas al ámbito de interés específico. Se trata, por ejemplo, de la electrificación de las zonas rurales, de sistemas energéticos descentralizados, de la mayor utilización de energías renovables, así como del incremento de la eficiencia energética, en particular mediante el uso de tecnologías menos contaminantes y más eficaces en el ámbito de los combustibles fósiles, dispositivos con mayor rendimiento y una utilización más eficaz de la biomasa tradicional. En este contexto se estudiarán detenidamente las sinergias potenciales entre el Fondo para la Energía y el Fondo para el Agua, así como toda posibilidad de sinergia con otras iniciativas en el ámbito de la energía. Las sinergias con el Fondo para el Agua son especialmente interesantes, ya que ambos dispositivos se destinan a la población pobre y existe un amplio margen para programas combinados sobre agua y energía.

6.2. Ámbitos de acción prioritarios financiados por el Fondo para la Energía

El objetivo a largo plazo del Fondo es un aumento significativo de la utilización de servicios energéticos sostenibles para fines productivos y sociales en favor de la población destinataria de los países ACP, así como la adopción de medidas significativas y cuantificables con vistas al logro de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, en particular el relativo a la pobreza. De acuerdo con los resultados del diálogo con los países ACP en el marco de la IEUE, el Fondo tendrá por piedra angular la concesión de apoyo a actividades centradas en el aumento del acceso a servicios energéticos modernos en zonas rurales de África. En los países ACP insulares, el Fondo permitirá obtener resultados en los ámbitos de la eficiencia energética y las energías renovables. La distribución de los recursos entre las regiones ACP obedecerá a los principios generales del Acuerdo de Cotonú.

6.2.1. Ámbito de acción prioritario n° 1: suministro de servicios energéticos

La mayor contribución financiera proporcionada por el Fondo se concebirá con el propósito de alcanzar a un gran número de habitantes del campo y mejorar su acceso a servicios energéticos modernos. Se dará prioridad a los habitantes de asentamientos dispersos, pueblos, municipios rurales, zonas periurbanas e islas remotas que carezcan actualmente de tales servicios. El Fondo apoyará la financiación conjunta de proyectos de inversión centrados en el suministro, que movilicen fondos de los Estados miembros, otros donantes, las instituciones financieras internacionales y el sector privado. Este componente del Fondo tiene por objeto ayudar a los países y regiones que ya han establecido o están aplicando una política nacional racional en el ámbito de la energía, que se base en los principios de buena gobernanza y dé prioridad a la energía y la pobreza, por ejemplo en el marco de su estrategia de lucha contra la pobreza. Las propuestas deben garantizar la sostenibilidad económica, social y medioambiental de la inversión, en su caso mediante la financiación de apoyo institucional y el refuerzo de las medidas de mejora de las capacidades de gestión. Para atender las necesidades energéticas podrían impulsarse enfoques innovadores, por ejemplo de tipo integrado e intersectorial. Las propuestas habrán de tener muy presente que la inversión en infraestructura energética a largo plazo impedirá a los países socios apartarse, durante las próximas décadas, de una dirección determinada en materia de combinación energética, que determinará su seguridad futura y sus patrones de emisión de gases de efecto invernadero.

6.2.2. Ámbito de acción prioritario n° 2: creación de un entorno propicio

Cuando no se den las condiciones de gobernanza necesarias para las intervenciones sobre el terreno centradas en el suministro de energía, hasta un 20 % de los recursos del Fondo se destinarán a apoyar la creación de un entorno favorable al sector energético, sobre la base de los principios de buena gobernanza. Las actividades dependerán del nivel de desarrollo de políticas y del marco institucional, que difieren de un país ACP a otro. El Fondo ayudará a los países en que se necesitan mejoras a elaborar o aplicar políticas y estrategias nacionales racionales en el ámbito de la energía —por ejemplo en apoyo de las estrategias de lucha contra la pobreza—, a mejorar el marco institucional, jurídico y reglamentario, a aumentar las capacidades de las principales partes interesadas, en particular para la aplicación y la gestión de programas energéticos centrados en el suministro, y a mejorar las capacidades de control y evaluación.

6.2.3. Ámbito de acción prioritario n° 3: facilitación de los futuros programas de inversión de gran envergadura

Hasta un 20 % de los recursos del Fondo se destinarán a los preparativos necesarios para facilitar los futuros planes vitales de inversión en el ámbito de las interconexiones transfronterizas, la extensión de las redes y la distribución de energía en las zonas rurales, para que puedan recibir financiación de las instituciones financieras internacionales, en particular el BEI y las instituciones financieras de desarrollo europeas, y cooperar con el Banco Mundial, el Banco Africano de Desarrollo y el sector privado. En el contexto africano, las prioridades de la Unión Africana y la Nueva Asociación para el Desarrollo de África recibirán la atención requerida. De este modo, el Fondo podrá contribuir a la movilización futura de importantes inversiones adicionales en el sector energético del África subsahariana y las regiones insulares. Hay un amplio margen para que el Fondo tenga un efecto multiplicador que incremente el importe neto del capital destinado a la energía y el desarrollo.

7. GESTIÓN DEL FONDO ACP-UE PARA LA ENERGÍA

LA GESTIÓN DEBERÁ reflejar el enfoque político global en que se basa el Fondo. En primer lugar, la asunción por los socios ACP y su derecho de iniciativa son elementos fundamentales de este proceso. En segundo lugar, el procedimiento de aplicación debe respetar el objetivo primordial de fomentar el acceso de la población pobre a servicios energéticos modernos. Ello exige, en tercer lugar, un uso óptimo de las subvenciones y la búsqueda de un efecto multiplicador máximo, en particular mediante la utilización de mecanismos innovadores de combinación de recursos financieros.

El Fondo para la Energía será gestionado en la Comisión, por funcionarios, quienes podrán recurrir a especialistas externos (por ejemplo, expertos nacionales en comisión de servicio, agentes contratados, etc.). Se aplicarán los actuales procesos de toma de decisiones establecidos entre las instituciones de la UE y los países ACP.

Los Estados miembros participarán en la puesta a punto y la orientación general del Fondo, por lo que podrán garantizar la coordinación necesaria entre sus propias actividades bilaterales y las del Fondo. La estructura actual de dirección de la IEUE, incluido su Grupo Consultivo, se seguirá desarrollando hasta convertirse en el órgano consultivo principal del Fondo, al que los Estados miembros enviarán sus representantes. La participación de los Estados miembros se garantizará también a través de la labor del Comité del FED. Como en el sector del agua, bajo la égida de la IEUE se instituirá un foro multilateral que proporcionará información interactiva a todos los agentes interesados en el funcionamiento del Fondo y canalizará sus contribuciones al proceso.

Las modalidades de aplicación del Fondo para la Energía se elaborarán sobre el modelo del Fondo para el Agua. Entre los principios deberán figurar la sostenibilidad de las acciones, el efecto multiplicador y el apoyo que pueden aportar las partes interesadas ya presentes sobre el terreno (Estados miembros, otras iniciativas, etc.). Los instrumentos utilizados incluirán:

- Convocatorias de propuestas (esencialmente para proyectos de inversión a nivel nacional y subnacional). El Comité del FED será consultado antes de la publicación de las convocatorias de propuestas. Los proyectos y programas seleccionados deberán ser coherentes con las políticas sectoriales nacionales existentes. Se espera que los Estados miembros ya presentes sobre el terreno, el sector privado y otras iniciativas en el ámbito de la energía presten ayuda en la elaboración de propuestas de proyectos o en las actividades de acompañamiento necesarias. Las delegaciones de la CE deberán emitir un dictamen sobre las propuestas de proyectos y responsabilizarse del control de la aplicación.

- Proyectos de asistencia técnica, principalmente para estudios y proyectos de desarrollo institucional y de capacidades. Las solicitudes de los países ACP se analizarán con la ayuda de los socios sobre el terreno. Se dará prioridad a las solicitudes que tengan por objeto el establecimiento de un entorno propicio para la posterior realización de proyectos centrados en el suministro de energía.

- Estudios y otras actividades necesarias para incrementar el volumen futuro de los flujos financieros aportados por el BEI, las instituciones financieras de desarrollo europeas, el Banco Mundial y el sector privado, los cuales se emprenderán previa solicitud de las instituciones financieras internacionales y el acuerdo de los países beneficiarios.

Un pequeño porcentaje de los recursos del Fondo ACP-UE para la Energía se utilizará para contribuir a la financiación de los gastos administrativos vinculados a su gestión, en particular la contratación de especialistas externos, actividades promocionales, la organización de seminarios y talleres, medidas de control y evaluación, etc.

8. CONCLUSIÓN

Con vistas a la decisión del Consejo sobre la movilización de los 500 millones de euros restantes de la dotación condicional de 1 000 millones del 9º FED y en aras del respeto de los compromisos asumidos por la UE en Johannesburgo, la Comisión pide al Consejo de la Unión Europea que apruebe la creación de un Fondo ACP-UE para la Energía dotado con 250 millones de euros y llegue a un acuerdo sobre la posición que habrá de adoptar la Comunidad en el Consejo de Ministros ACP-CE en relación con la creación del citado dispositivo financiero. ANNEX

THE ENERGY AND POVERTY CHALLENGES

At present, nearly two billion people in the world – concentrated mainly in rural and peri-urban areas of developing countries - do not have access to modern energy services. A modern, sustainable energy service means that the energy needed to deliver essential services, such as lighting, cooling, heating, cooking, pumping, motive power, telecommunication etc., is provided in a way that is safe, affordable, efficient, reliable, equitable and environmentally sound. On average, per capita electricity consumption in developing countries is barely one-tenth of the consumption in the EU. Sub-Sahara Africa is a dramatic example of inequality in the energy field, with over 80% of the population having limited access to modern forms of energy. Large populations in Asia, particularly South Asia, and in Latin America live under similar conditions. The social and economic development of poor communities is limited or even deadlocked by the present unsustainable use of wood and other forms of biomass for energy purposes, over and above the difficult and expensive access to other forms or energy, such as electricity and liquid fuels.

Energy and poverty reduction: Energy is a sine qua non of the action to combat poverty. Access to adequate, affordable and sustainable energy services is necessary for a good life and to fulfil most development objectives - within health, education, light, heating, transport, agriculture, industrial production and modern means of communication.

The critical connection between energy and poverty alleviation was recognised by the international community at the WSSD in 2002 in Johannesburg. More specifically, the Johannesburg Plan of Implementation (JPOI) established the link between access to energy and the Millennium Development Goals, including the goal on poverty, noting that access to energy facilitates the eradication of poverty. Among the most important links are:

- MDGs 1 and 7: Reduce poverty and hunger, and improve access to safe drinking water. Access to energy services facilitates economic development and creates incomes and employment e.g. in agriculture, shops and small enterprises. Energy services can improve access to pumped water for drinking and irrigation of gardens and fields. And energy is needed to cook nearly all human food.

- MDGs 2 and 3: Achieve universal primary education and eliminate gender disparity at all levels of education. Improved access to energy services allows women and children (especially girls) to reduce time on gathering firewood, fetching water and cooking food. Electric lighting enables home study and evening classes, and electricity is needed to use educational media and modern communication (ICT) in schools and homes.

- MDGs 4, 5 and 6: Reduce child mortality, improve maternal health and combat major diseases. Access to energy is needed for a modern health system, e.g. for refrigeration of vaccines, sterilisation and lighting operating theatres. Cleaner fuels for cooking will reduce indoor air-pollution and the related respiratory diseases, that, according to WHO, kills 1.5 - 2 million women and children every year.

- MDG 7: Ensure environmental sustainability. Improved energy efficiency and the use of cleaner and renewable sources of energy can help to achieve a more sustainable use of natural resources, such as woodlands and other types of biomass, and reduce emissions, thus protecting the local and the global environment.

The important role of energy in poverty alleviation is increasingly recognised also by African governments, e.g. in the context of poverty reduction strategies.

Energy access: Ensuring access to energy services to poor communities is a complex challenge, and, as experience over the past years has shown, it cannot be left to market forces alone to resolve. Concerted action of the public sector is required. Energy, like water, is not a commodity comparable to, for example, industrial or agricultural products. Provision of energy services depends on a multitude of economic and social preconditions, policy frameworks, political circumstances and international, national or local market situations. Many stakeholders are involved, ranging from poor communities to local and national governments and trans-national companies. Energy services can be delivered from many sources and technologies. Geographical conditions are different, even within a country. There is no ‘one size fits all’ recipe to provide energy services to a particular community.

The global character of energy markets: Internationally traded hydrocarbons have been and still remain the overwhelming mainstay of energy economies of most developed and developing countries. While OECD countries have managed to decrease their exposure to oil shocks, developing countries are more directly exposed to their negative macroeconomic impacts. In addition to being dependent on imported hydrocarbons, their economies are also more energy-intensive than those of developed economies. On average, oil-importing developing countries use more than twice as much oil to produce a unit of economic output as do OECD countries. Moreover, their financial situation (high levels of debt, fragile balances of payment) means that they are less able to weather turmoil on oil markets. Current sustained high prices on oil markets, price volatility and insecurity of supply affect developing countries more than others. Some of these countries spend up to 50% of their trade surpluses on energy imports – with devastating results for their national economies. A mere 10 US$ per oil barrel price increase can result in a 3% loss of GDP in some Sub-Saharan countries in the first year after the hike.

Energy finance: Energy demand is rising fast in developing countries. Almost half of the global investment required for improving supply capacity and replacing existing and future supply facilities in the period up to the year 2030 is attributed to the needs of developing countries (including China and India). The required investment for Africa alone is approx. 1.2 trillion US$, as calculated by the IEA. And this is a conservative estimate which would still leave 1.4 billion people without access to electricity in the year 2030. Financing is a huge challenge for the sector, with a marked trend away from financing energy investments from public and ODA budgets. More than ever before, the capital needed in the energy sector will have to be raised from private and foreign sources. However, most investors perceive the risks of energy investment in developing countries as being prohibitive, in particular when it comes to improving access to energy for poor consumers. Public and ODA funding must explore new dimensions and design new approaches if they are to catalyse and facilitate a sufficient flow of investment including the risk capital.

PROGRESS TO DATE - TRANSLATING POLICY INTO ACTION

SINCE WSSD, THE EUEI HAS MADE PROGRESS ON THE ORGANISATIONAL FRONT AND IN ESTABLISHING A DIALOGUE WITH KEY STAKEHOLDERS, IN PARTICULAR DEVELOPING COUNTRIES.

The EUEI has established a secretariat within DG Development to stimulate synergy and cooperation. The EUEI Advisory Group, made up of Member States and Commission officials and experts in energy and development, is the main forum for dialogue and coordination of the Initiative. Working groups are established under the Advisory Group, such as the Finance Working Group, which has compiled the strategic paper “Development Capital for Energy Access: Opportunities to Reach the Energy-Poor”.

In the European context, the EUEI dialogue has been undertaken with the active involvement of EU Member States and the European Commission, and has also included the European Investment Bank (EIB).

In this dialogue, EIB has expressed interest in exploring possibilities with the EUEI for combining EDF grants and EIB loans, e.g. where the grant element would be used for identification and preparation of projects, and/or for the drafting of Master Plans and provision of Technical Assistance in support of local administration for the management of EIB financed projects.

In line with the partnership approach and recognising the importance of strong local ownership, the immediate priority for the EUEI after WSSD has been to engage in a dialogue with developing countries and regions that have expressed an interest in the EUEI. A short summary of the progress of the EUEI in different developing country regions is given below.

Africa: an urgent priority

Nearly ten years before the MDG time target, it seems clear that Sub-Saharan Africa will have difficulty in reaching the MDGs unless substantial extra efforts are undertaken, including in the energy field.

ACP Africa is a major priority area for the EUEI, and conditions for increased action are improving. A number of Member States are active in the energy sector in Sub-Saharan Africa, and have built up valuable experience and capacity, both in the development of policies and strategies and in actual implementation. Some of these Member States play the role of EUEI facilitators in the countries where they have energy programmes. Likewise, the World Bank and non-EU donors are active in a number of countries, also with a poverty focus. After Johannesburg, African governments are gradually integrating energy issues into their poverty reduction strategies. And there is an increasing, albeit still limited, capacity in African institutions, NGOs and private sector to plan and implement energy-related activities.

The EUEI “Energy for Africa” conference held in Nairobi, Kenya, in November 2003 was a milestone in EUEI dialogue between Africa and the EU, and was attended by government representatives from about 40 countries from Sub-Sahara Africa. The main objective of the event was to identify priorities for actions at national or sub-regional level in Africa. In preparation for the conference, the EUEI undertook scouting missions or desk studies in several African countries, which prepared the ground for further action. The debate in Nairobi was stimulated by a keynote statement by Commissioner Nielson, linking energy to poverty alleviation and development, and highlighting the problems relating to the traditional use of biomass and the need for rural electrification.

In the Nairobi recommendations, adopted at the conclusion of the conference, the African countries took ownership of this agenda and suggested the following priorities for the EUEI:

- Rural energy in general and rural electrification in particular

- Energy for households, biomass and substitutes

- Strategies and policies for the sector, both at national and at regional level

- Capacity building at all levels.

In order to continue the dialogue and make the Nairobi recommendations operational in a number of countries, sub-regional EUEI workshops will take place in Southern Africa and in West Africa during the coming months. The workshops will focus on successful models for delivery of energy services to rural areas and on how such models can be financed and implemented on a wider scale.

A number of Commission-funded activities further stimulate the EUEI dialogue and contribute to the creation of a framework for action in Africa. These include regional projects to be financed by the intra-ACP allocation to energy with SADC and ECOWAS, as well EUEI-linked projects supported by other Commission services. The COOPENER component of the Intelligent Energy-Europe programme, managed by DG Energy and Transport, co-finances projects aiming at creating the institutional conditions for improved access to energy in Sub-Saharan Africa with a special emphasis on renewable energy and demand management. COOPENER projects are implemented by consortia of African and European partners. Similarly, RTD supports a renewable energy partnership for poverty eradication and sustainable development in Africa (‘Partners for Africa’) involving a number of European and African partners.

The Caribbean and Pacific

Their remoteness and small markets make small island countries particularly vulnerable in the energy field. The further development of their societies depends to a large extent on access to transportation, ICT and energy. The high cost of shipping diesel oil to dispersed islands brings electricity production costs up to an average of 0.2–0.5 €/kWh, compared to international costs of 0.05 €/kWh. Some islands spend over 75% of their foreign currency earnings on fuel imports. At the same time there is untapped potential for increased energy efficiency and the use of renewable energy.

The island states in the Caribbean and the Pacific took an early interest in the EUEI, and participated actively in the dialogue before WSSD. The “Sustainable energy seminar for ACP Island States within the framework of EC development co-operation”, held in June 2001 in the Dominican Republic was an early opportunity to exchange views and establish dialogue.

After WSSD the EC and Denmark engaged in active and positive follow-up dialogue with regional organisations in ACP Pacific island states, leading to the establishment of an EUEI partnership with the Pacific Island Countries. Parallel-financed activities by Denmark and the Commission (the Danish part is already under implementation) will help to establish national energy policies and action plans and will improve the efficiency of national electricity utilities.

A dialogue with the Caribbean Island Countries, through their regional organisation CARICOM, was also initiated, in cooperation between the EC and Germany. The development of a regional energy policy and support for the execution of the Caribbean Renewable Energy Development Programme, co-financed by Germany, are the targets of this cooperation, which is currently under preparation. There is also increased interest to convert existing central energy generation systems towards a decentralized renewable-based energy system to reduce islands’ vulnerability.

Other Regional Components in the EU Energy Initiative

The EUEI is also generating interest outside the ACP area. In the Sustainable Energy Systems programme, DG RTD stimulated a strong North African participation in research related to the quantification and awareness raising of energy external costs, particularly concerning the impacts of energy pollution on human health. The Finnish-sponsored programme “Energy and Environment Partnership with Central America” is the first EUEI activity outside the ACP area, and Austria, through cooperation with the Austrian-sponsored “Global Forum on Sustainable Energy”, has involved the EUEI in district heating activities in the Western Balkans. The Global Forum is also involving the EUEI in its activities in Himalayan countries.

THE FINANCIAL CHALLENGE AND THE NEED FOR INNOVATIVE MECHANISMS

SINCE WSSD THERE has been a recognised need for a significant increase in funding for energy and poverty in order to achieve the Millennium Development Goals. Work done by the International Energy Agency and the EUEI Finance Working Group has shown that public funding from governments and the international donor community is not sufficient to cover investment needs. And so far, the provision of energy services to the poor has not been able to attract private investment. Innovative and flexible funding mechanisms are urgently required to use the leverage effect of ODA and attract more resources from the private sector, development banks and financial institutions. While the creation of an enabling environment through, for example, regulatory reform and government capacity building remains a key to attracting more energy investment, there are already concrete opportunities to blend public and private capital and make delivery of energy services for the poor happen. These include: energy infrastructure funds, SME support and/or consumer credit programmes, smart subsidies, rural energy funds, market and product development, etc. Furthermore, developing renewable energy sources and transfer of state-of-the-art technologies will considerably contribute to the financial sustainability of actions.

Public-private partnerships (PPPs) are considered to be a promising instrument for growth and economic development in developing countries, and are a core instrument in the EUEI strategy. Infrastructure and especially the energy sector offer numerous possibilities for blending public and private funds. A feasibility study for the creation of an innovative public-private financing mechanism is being finalized by the Commission together with interested Member States and other stakeholders[5]. PPPs will enable the EU and its developing country partners to work together in partnership with the private sector, financial institutions and civil society towards effective delivery of energy services to the poor.

However, with no resources of its own and no significant energy-sector allocations in the development cooperation budgets of the Community, the roll-out of the EUEI may prove too slow to maintain momentum and make a real contribution towards the MDGs. Unless greater efforts are undertaken at the political level to provide adequate, faster and more flexible resources and instruments, the impact of the EUEI will be limited to the possibilities for tapping into resources already allocated to other sectors. This will prevent it from reaching its objectives in the foreseeable future.

Since Johannesburg the EUEI has built a solid base for specific actions and is now ready for a quantum leap. To maintain the momentum and to actually deliver on the ground, substantial additional resources are needed. Such resources should be provided by the EU as a demonstration of its commitments to the MDGs and the Johannesburg Plan of Implementation.

[1] COM (2000) 212.

[2] COM (2002) 408.

[3] COM (2003) 829.

[4] En junio de 2004, formaban parte de esa Coalición ochenta y ocho países, entre ellos cincuenta y cuatro países en desarrollo. Todos los miembros habían suscrito la declaración de la Coalición, en virtud de la cual se comprometían a cooperar para [pic][5]6TUVtuvwl m « ¬ 06EF`drãøþ+3<?ZŠ?£ÊÍÏaumentar con urgencia y de modo considerable la utilización de fuentes de energía renovables a nivel mundial.

[6] This feasibility study is commonly referred to as the JREC Patient Capital Initiative