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Promoción de un transporte sostenible

1) OBJETIVO

Desarrollar una estrategia que facilite transportes duraderos en los países en vías de desarrollo, es decir, transportes fiables desde el punto de vista económico, financiero e institucional, respetuosos con el medio ambiente y que tengan en cuenta los intereses de todos los ciudadanos.

2) ACTO

Comunicación de la Comisión al Consejo y al Parlamento Europeo, de 6 de julio de 2000: Promoción de un transporte sostenible en la cooperación al desarrollo [COM(2000) 422 final - no publicado en el Diario Oficial].

3) SÍNTESIS

Contexto

El acceso a unos transportes fiables, asequibles y seguros es un factor importante del desarrollo. Al garantizar el acceso a los ámbitos clave del desarrollo, como el empleo, la asistencia sanitaria y la educación, los transportes contribuyen principalmente al desarrollo económico y social, a la integración en la economía mundial y a la lucha contra la pobreza (un objetivo básico de la Comunidad).

En este sentido, el desarrollo de transportes sostenibles se ha definido como uno de los ámbitos prioritarios de la estrategia de la Comunidad Europea relativa a la ayuda al desarrollo.

Las actividades de la Comunidad se han centrado en particular en los Estados ACP, en relación a los cuales este sector constituye un ámbito de cooperación importante desde 1963.

La presente Comunicación está estrechamente vinculada a las directrices elaboradas en 1996 en las que se establece un enfoque sectorial en este ámbito.

Principios básicos

La Comunicación aborda todos los aspectos de los sistemas de transportes (las infraestructuras, el marco reglamentario, etc.) de manera sectorial.

Los principios básicos del desarrollo de transportes sostenibles se dividen en cuatro categorías, a saber:

  • Principios de desarrollo comunes Éstos incluyen la participación de todas las partes interesadas en la elaboración de las estrategias, la comercialización y la privatización de algunos medios (los transportes públicos urbanos, por ejemplo), la reducción del impacto medioambiental, la seguridad de los transportes y el acceso igual a los mismos teniendo en cuenta las necesidades de las mujeres y hombres.
  • Principios para fomentar un desarrollo económico y social sostenible Entre ellos figuran la asignación de una dotación justa y equitativa para los transportes en los presupuestos nacionales, la concesión de prioridad a la financiación de los sistemas de transportes existentes, la optimización y la integración de los medios de transporte existentes y las asociaciones entre los sectores públicos y privados, así como el refuerzo de algunas competencias de las autoridades públicas para garantizar una normativa eficaz.
  • Principios para integrar a los países en desarrollo en la economía mundial Se trata, en particular, de que los países puedan extraer el máximo provecho del comercio internacional garantizando la libre circulación del tráfico de tránsito mediante la simplificación de las reglamentaciones y los procedimientos nacionales, de reducir el tiempo de transporte simplificando los procedimientos y aplicando los acuerdos internacionales, y de emplear nuevas tecnologías que faciliten la adaptación a la economía mundial.
  • Principios para contribuir a la lucha contra la pobreza Es necesario tener en cuenta las diferentes necesidades de las zonas rurales y urbanas, facilitando el transporte no motorizado en las primeras, por ejemplo. El empleo de pequeñas empresas locales para la realización de obras constituye también un medio importante para contribuir al aumento del empleo a largo plazo.

Estrategia

Con arreglo a este enfoque, la estrategia debería proyectar transportes sostenibles desde el punto de vista económico, financiero e institucional, que sean también respetuosos con el medio ambiente y seguros, y que tengan en consideración las necesidades sociales. La estrategia global se articula en torno a los cinco ejes principales siguientes:

  • Una estrategia para el equilibrio económico Las medidas emprendidas deberían tratar de definir una estrategia presupuestaria a medio plazo para la financiación de los transportes, que tenga en cuenta las restricciones presupuestarias y garantice a este sector un presupuesto adecuado con relación a los demás ámbitos. Dado que la privatización tendría una mayor importancia, conviene garantizar una competencia justa examinando, en particular, los precios fijados y los cánones. Se trata, asimismo, de orientar mejor las subvenciones con el fin de evitar el derroche de recursos.
  • Una estrategia para la autosuficiencia financiera El objetivo es garantizar una utilización racional de los recursos, que exige, entre otras medidas, un enfoque más comercial y la privatización de algunos servicios. En primer lugar, los ferrocarriles deben centrarse en sus funciones básicas y subcontratar en el sector privado servicios suplementarios como la restauración. En cuanto a los servicios de puertos marítimos y fluviales, de los aeropuertos y de gestión del tráfico aéreo, deben también recurrir a operadores privados. Es necesario que las fuentes de ingresos para el mantenimiento de las carreteras sean autosuficientes. También es preciso tener en cuenta las características de estos países: por ejemplo, dado el reducido número de automovilistas que circulan por algunas carreteras, probablemente convenga examinar medios de financiación distintos de los peajes (gravámenes sobre el combustible, por ejemplo).
  • Una estrategia para la reforma institucional y con vocación comercial Los aspectos reglamentarios deben seguir formando parte de las competencias del Estado. Dicho esto, es necesario proceder a una reforma del sector público, clarificando sus responsabilidades y tareas. También sería útil la adopción de métodos de gestión más comerciales. El objetivo consiste en aumentar la competitividad de los modos de transporte adoptando enfoques más comerciales por lo que respecta a la gestión de los ferrocarriles y las carreteras (mediante asociaciones del sector público y privado, por ejemplo), de privatizar la gestión y el mantenimiento de las carreteras y de conceder autonomía a las autoridades portuarias y aeroportuarias.
  • Una estrategia racional desde el punto de vista ecológico Reducir las fuentes de contaminación constituye un aspecto importante de esta estrategia. A tal efecto, es necesario actualizar las normativas y reforzar la vigilancia, reducir las emisiones contaminantes de los vehículos aplicando normas mínimas y reforzando los controles periódicos. El fomento del transporte urbano no motorizado puede contribuir también a este objetivo. Aligerar la congestión de las grandes ciudades es también un factor importante y, a este respecto, se pueden emplear medidas simples, como la creación de vías prioritarias reservadas a los autobuses y limitaciones de estacionamiento. Se trata también de hacer que quien contamine pague. El establecimiento de tasas sobre las emisiones contaminantes de los vehículos es un objetivo a medio plazo; a corto plazo se puede recurrir a la imposición de los combustibles. Se deberían modernizar las flotas aéreas para reducir la contaminación sonora.
  • Una estrategia que tiene en cuenta la seguridad y los intereses de todos los ciudadanos Se trata, en particular, de garantizar un elevado nivel de seguridad, de fomentar la utilización de los servicios de transporte intermedios y de mejorar las perspectivas de empleo. A tal efecto, es necesario mejorar la seguridad de las redes ferroviarias y de carreteras a través de la sensibilización de los ciudadanos sobre los peligros y los reglamentos existentes y de una aplicación más escrupulosa de estos últimos. Por lo que se refiere a los sectores aéreo y marítimo, es esencial el cumplimiento de las normas internacionales. La mayor participación del sector privado ofrece grandes perspectivas de creación de empleo para la población, lo que es especialmente relevante teniendo en cuenta la reducción del papel desempeñado por el sector público. Sobre todo se necesitan puestos de trabajo para la mano de obra no cualificada o semicualificada. Sería valioso prestar ayuda técnica a las pequeñas y medianas empresas para proporcionar formación sobre los temas importantes, como las normas de trabajo.

Aplicación

La estrategia se aplicaría a tres niveles: nacional, regional y en coordinación con otros organismos a nivel internacional.

El apoyo comunitario se ajusta en gran medida a los programas de orientación regionales y nacionales elaborados conjuntamente por la Comisión y el país beneficiario interesado. A nivel regional, la Comunidad puede desempeñar un papel crucial aportando su apoyo a los corredores de transporte regionales.

También es esencial coordinar las actividades de la Comunidad con las de los Estados miembros y con las de otros organismos internacionales, como la OCDE.

La aplicación eficaz de la estrategia depende en primer lugar del compromiso político de los Gobiernos de los países beneficiarios. La Comisión considera este compromiso como una condición previa imprescindible.

4) medidas de aplicación

5) trabajos posteriores

Última modificación: 01.08.2005

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