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Document 52005DC0153

Comunicación de la Comisión al Consejo, al Parlamento Europeo, al Comité Económico y Social Europeo y al Comité de las Regiones - Potenciar la respuesta de la UE en las situaciones de catástrofe o crisis en terceros países

/* COM/2005/0153 final */

52005DC0153

Comunicación de la Comisión al Consejo, al Parlamento Europeo, al Comité Económico y Social Europeo y al Comité de las Regiones - Potenciar la respuesta de la UE en las situaciones de catástrofe o crisis en terceros países /* COM/2005/0153 final */


Bruselas, 20.4.2005

COM(2005) 153 final

COMUNICACIÓN DE LA COMISIÓN AL CONSEJO, AL PARLAMENTO EUROPEO, AL COMITÉ ECONÓMICO Y SOCIAL EUROPEO Y AL COMITÉ DE LAS REGIONES

Potenciar la respuesta de la UE en las situaciones de catástrofe o crisis en terceros países

1. Introducción

La presente comunicación es la respuesta de la Comisión al Plan de Acción de la UE, presentado por la Presidencia luxemburguesa en el Consejo de Asuntos Generales y Relaciones Exteriores (CAGRE) de 31 de enero de 2005, tras el maremoto – tsunami – del 26 de diciembre de 2004.

La respuesta europea a la catástrofe provocada por el tsunami fue inmediata y generosa. La Comunidad Europea tuvo una participación importante en el esfuerzo. Pero, al tiempo que demostró la calidad y la amplitud de los medios colectivos que la Unión puede desplegar a través de programas comunitarios y bilaterales y de sus nuevos recursos militares, puso de manifiesto la complejidad operativa y política de la capacidad de respuesta y la intervención en las catástrofes y las crisis.

El Plan de Acción de la Presidencia se centra en tres aspectos principales:

- medidas para atender las necesidades de las regiones afectadas por el tsunami;

- medidas para incrementar la capacidad, coherencia y eficacia de la respuesta de la UE;

- medidas para mejorar la prevención, los sistemas de alerta rápida y la preparación para futuras catástrofes.

El Presidente de la Comisión respondió al Plan de Acción de la UE presentado en el CAGRE con un informe sobre la ayuda financiera de la Comunidad a las regiones afectadas por el tsunami y un plan de desarrollo, a más largo plazo, de la capacidad de prevención y respuesta de la Unión ante futuras catástrofes y crisis. La presente Comunicación se basa en ese Plan.

La Comunicación incluye dos anexos. El primero es un informe actualizado sobre las medidas adoptadas por la Comisión para atender las necesidades de las zonas afectadas por el tsunami del Océano Índico, en el que se describen el programa de ayuda humanitaria (103 millones de euros), el programa de reconstrucción a más largo plazo (350 millones de euros) y una serie de medidas complementarias entre las que figuran diversas concesiones comerciales y las actividades del Banco Europeo de Inversiones.

El segundo anexo describe el abanico de instrumentos y programas comunitarios que contribuyen a la alerta rápida y la capacidad de respuesta anta las catástrofes en los diversos lugares del mundo.

2. Respuesta coherente y eficaz

La Comunidad ha establecido unos instrumentos de intervención exterior que responden a diversas políticas y funciones: ayuda humanitaria, objetivos de estabilización, reconstrucción y desarrollo sostenible, cooperación económica y derechos fundamentales. La reacción de la Comunidad ante el tsunami puso de manifiesto la diversidad de los instrumentos con que cuenta para actuar en caso de catástrofe o crisis y reveló asimismo que, para dar una respuesta general más intensa, además de los instrumentos existentes en el ámbito de las relaciones exteriores, pueden utilizarse de manera coordinada muchos otros de política interior, entre los que se incluye no sólo el mecanismo comunitario de protección civil, sino también programas en los sectores de la investigación, la sociedad de la información, la justicia, la libertad y la seguridad y la pesca. El valor de la respuesta comunitaria radica en la capacidad de aunar los recursos basados en su política interior con las medidas que aplica dentro de sus instrumentos específicos de intervención exterior.

Los recursos militares y civiles que está desarrollando la Política Exterior y de Seguridad Común ofrecen una nueva dimensión.

La diversidad de recursos es uno de los valores de la Unión. El reto es doble: garantizar una respuesta eficaz, rápida y flexible ante las situaciones de urgencia, movilizando y desarrollando coherentemente los recursos, y aprovechar de manera adecuada las ventajas de cada uno de éstos.

Las medidas expuestas en la presente comunicación tienen el objetivo común de fomentar la eficacia, la coherencia y la coordinación de los distintos instrumentos de política exterior de la Unión en situaciones de crisis y catástrofes manteniendo, al mismo tiempo, los objetivos propios de cada cual y, en particular, lo que ya se conoce como «espacio humanitario»[1]. Están pensadas para garantizar que la Comisión pueda:

- contribuir eficazmente al desarrollo de políticas y prácticas comunitarias relacionadas con la respuesta a las catástrofes y las crisis;

- apoyar una mayor coordinación operativa entre la Comisión, los Estados miembros y la Secretaría General del Consejo;

- subsanar las principales deficiencias de capacidad administrativa;

- contribuir a la consolidación del marco internacional ampliado de respuesta a las catástrofes y las crisis.

La UE ha establecido ya varios foros importantes en los cuales se pueden abordar las cuestiones de coherencia operativa y estratégica en caso de catástrofe o crisis o proporcionar modelos para realizar los trabajos. Entre estos foros cabe citar el debate anual en el ámbito del CAGRE sobre la eficacia de la actuación exterior de la Unión Europea, el programa de ejecución de los «compromisos de Barcelona»[2] sobre la armonización de las políticas y los procedimientos de ayuda exterior, la reflexión actual de la Comisión y los Estados miembros sobre la calidad de la ayuda humanitaria de la UE y los modelos de planificación estratégica que está elaborando la Célula civil-militar. La Comisión intervendrá plenamente en estos foros y en los organismos internacionales pertinentes, como el Comité de Ayuda al Desarrollo de la OCDE y las reuniones internacionales dedicadas a la labor de los donantes de ayuda humanitaria.

3. Incremento de la capacidad de respuesta de la Unión – Mejora de los instrumentos existentes y aumento de su eficacia y coherencia general

Los principales instrumentos de reacción inmediata de la UE en caso de catástrofe son la ayuda humanitaria prestada con arreglo al Reglamento (CE) nº 1257/96 del Consejo y los recursos de los Estados miembros movilizados por el mecanismo comunitario de protección civil. Los recursos militares de la UE pueden complementar e incrementar la prestación de ayuda con arreglo a ambos mecanismos. Además, se están elaborando los modelos de planificación estratégica de las llamadas «misiones humanitarias de Petersberg», que recurren a medios tanto civiles como militares.

Siguen a estos instrumentos la ayuda comunitaria a corto y medio plazo en caso de catástrofe o crisis, a través del mecanismo de reacción rápida[3] y los principales programas de ayuda exterior. El orden preciso de la ayuda depende del carácter del acontecimiento y se dispone de una amplia gama de participantes civiles y militares que pueden intervenir en cualquier momento.

En esta sección se establecen medidas para consolidar los instrumentos comunitarios existentes, la relación entre ellos y la concomitancia con la respuesta tanto de la UE en su conjunto como internacional.

3.1. Ayuda humanitaria

El objetivo de la ayuda humanitaria no es sino la prevención y el alivio del sufrimiento humano. La respuesta humanitaria de la Comunidad viene determinada únicamente por las necesidades de las víctimas y no está condicionada ni subordinada a consideraciones políticas. Se ofrece de acuerdo con el derecho humanitario internacional y los principios humanitarios de neutralidad, imparcialidad y no discriminación. Estos principios están integrados en la Constitución y son consideraciones operativas esenciales para la eficacia de la ayuda y la seguridad y protección tanto de las víctimas como del personal humanitario.

El tsunami demostró el valor de los recursos logísticos militares como complemento y apoyo de las organizaciones humanitarias cuyos medios de rescate y ayuda están sobrecargados o son insuficientes. No obstante, es necesario garantizar que cualquier operación humanitaria que utilice recursos militares mantenga su carácter civil e imparcial. Este aspecto reviste especial importancia en las situaciones complejas de urgencia[4], en las que es absolutamente necesario evitar la confusión de funciones entre los participantes militares y humanitarios. Por ello, y para mantener la neutralidad del «espacio humanitario», la Comisión concede gran importancia al cumplimiento de las Directrices sobre la utilización de recursos militares y de la defensa civil en apoyo de las actividades humanitarias de las Naciones Unidas[5], tanto si se trata de situaciones de conflicto como si no. Estas directrices, acordadas internacionalmente, establecen la movilización de recursos militares para operaciones humanitarias y de auxilio a petición de los agentes civiles de ayuda humanitaria y en estrecha colaboración con ellos, y son elementos operativos esenciales para garantizar la seguridad y protección de las víctimas y del personal humanitario.

La Comisión reconoce y apoya la función primordial de las Naciones Unidas en lo que respecta a la coordinación de la ayuda humanitaria internacional.

La Comisión colaborará con la Célula civil-militar del Consejo para garantizar que estos principios y directrices se integren debidamente en cualquier estrategia de planificación elaborada por ésta.

3.1.1. Mejora de la capacidad de respuesta

La ayuda humanitaria de la Comunidad se canaliza esencialmente a través de los organismos especializados de las Naciones Unidas, la Cruz Roja y las ONG europeas. Muchas de estas organizaciones actúan con mandato internacional y están reconocidas como organizaciones responsables en sus respectivos ámbitos de especialización[6].

La asociación de la Oficina de Ayuda Humanitaria de la Comunidad Europea (ECHO) con estas organizaciones confiere a la Comunidad una capacidad suficiente para reaccionar rápidamente ante catástrofes repentinas. Su presencia en unos 70 países del mundo, su atención a los países vulnerables y sus procedimientos rápidos de financiación, que permiten tomar decisiones urgentes de financiación en las primeras horas de una crisis, colocan a la Comunidad entre los principales donantes en caso de catástrofe repentina.

La Comisión procurará aumentar la capacidad de intervención de los principales socios mediante la financiación de medidas de preparación, especialmente la entrega de material de primera necesidad. La Comisión financia ya a UNICEF el suministro de material básico de urgencia a centros regionales y la preparación de planes de intervención en 16 países vulnerables, y tiene un programa similar con la OMS. Está negociando actualmente la ampliación de esos programas a la Federación Internacional de la Cruz Roja y algunas organizaciones no gubernamentales internacionales. Además está considerando la posibilidad de aumentar la capacidad logística de sus socios operativos, especialmente en lo que respecta al transporte aéreo, con vistas a agilizar el despliegue de personal y ayuda.

3.1.2. Agilización del análisis y la evaluación

En caso de catástrofe grave, la coordinación y la evaluación fiable y rápida de las necesidades son factores clave de la eficacia de la ayuda humanitaria. Por ello, la Comisión va a incrementar su capacidad de evaluación, basándose en la red existente de 69 expertos en ayuda humanitaria y 250 trabajadores locales repartidos en sus distintas oficinas regionales en el mundo. Los expertos están especializados en temas de auxilio y humanitarios (sanidad, agua y saneamiento, suministro de alimentos, refugio y alojamiento) y está preparado para intervenir en un plazo de 24 horas en el lugar de cualquier catástrofe. Potenciará la interoperatividad entre los recursos de evaluación de la UE y los sistemas de la Cruz Roja y la ONU y apoyará la responsabilidad de ésta en la coordinación de las intervenciones en caso de catástrofe.

En concreto, se adoptarán las siguientes medidas:

- aumento progresivo del número de expertos sobre el terreno, que pasarán de 69 a 150;

- formación de especialistas en las metodologías de evaluación y coordinación de los equipos UNDAC de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCAH)[7], y los FACT de la Cruz Roja[8], con objeto de desarrollar la sinergia y el intercambio de métodos de evaluación de necesidades;

- creación de una capacidad de intervención de urgencia en las oficinas regionales de ECHO, que permita el despliegue en 24 horas de equipos multisectoriales especializados en emergencias.

La financiación está disponible y la contratación abierta para un primer aumento del número de especialistas hasta 100. Cuando las plazas estén provistas, ECHO volverá a evaluar la eficacia de la red antes del siguiente incremento.

3.1.3. Aumento de la capacidad de evaluación rápida de la ONU y la interoperatividad de los equipos

La UE reconoce la función coordinadora de la OCAH en caso de catástrofe, y en su Plan tras el tsunami destaca con razón la conveniencia de la «interoperatividad» con la ONU. Además de las medidas descritas, la Comisión ofrece ayuda directa a esa labor de la OCAH mediante la subvención y la colaboración técnica del Centro Común de Investigación. Financia asimismo la elaboración del manual de la OCAH de aplicación de las directrices de utilización de recursos militares en las operaciones humanitarias.

3.1.4. Cuerpo europeo de voluntarios de ayuda humanitaria

En el plan de acción de la EU se pide una reflexión sobre un cuerpo de voluntarios de ayuda humanitaria, lo que refleja las disposiciones de la Constitución sobre el Cuerpo Voluntario Europeo de Ayuda Humanitaria[9].

La Comisión ha iniciado un estudio sobre los sistemas existentes de voluntariado humanitario (por ejemplo en la ONU o la Cruz Roja), que ayudará a determinar las características comunes y las mejores prácticas y formulará recomendaciones sobre una posible contribución de la CE a la formación de voluntarios y la creación de una lista de voluntarios cualificados y listos para intervenir con las organizaciones humanitarias.

3.1.5 Incremento de la coherencia de la respuesta humanitaria general de la Unión Europea

Una coordinación estrecha entre la ayuda humanitaria de la Comunidad y la bilateral de los Estados miembros de la UE en caso de catástrofe o crisis será provechosa para todos. Para tomar decisiones en situaciones de urgencia es fundamental una transmisión de información de manera normalizada e inmediata. Por ello, la Comisión propone las siguientes medidas concretas, que pueden ejecutarse con rapidez:

- creación de una red de centros de control de urgencias humanitarias de los Estados miembros;

- mejora del sistema existente de presentación de informes sobre ayuda humanitaria de la UE (el llamado «sistema de 14 puntos»), de manera que concuerde completamente con el sistema de seguimiento financiero de la OCAH y se mejore el uso de éste por los Estados miembros;

- disponibilidad de los expertos locales en ayuda humanitaria para asesorar y ayudar a los Estados miembros en la prestación de ayuda humanitaria bilateral y facilitar la coordinación de la ayuda de la Comunidad y los Estados miembros en este aspecto.

3.2. Mecanismo de protección civil

El mecanismo comunitario de protección civil facilita la movilización de recursos especializados de los Estados miembros para la ayuda humanitaria en caso de catástrofe tanto dentro como fuera de la UE. Las intervenciones exteriores pueden llevarse a cabo de manera autónoma o participando en las de una organización internacional[10]. La Comisión y la Presidencia de la UE, en estrecha consulta, se encargarán de coordinar las actividades fuera de la UE.

Las medidas destinadas a incrementar la capacidad de respuesta del mecanismo deben tener en cuenta este carácter dual. Están descritas detalladamente en la comunicación de la Comisión «Mejora del mecanismo comunitario de protección civil»[11]. Además, la labor del mecanismo en los terceros países ha de tener presentes los mandatos de otras organizaciones y otros mecanismos internacionales de coordinación.

La actuación inmediata se centrará en la mejora del mecanismo y en la consecución del máximo provecho de la ayuda dentro del marco jurídico vigente. La Comisión propone lo siguiente:

- garantizar la aplicación completa del acuerdo con la OCAH con objeto de aprovechar al máximo los recursos disponibles y proporcionar una respuesta coordinada en los casos de catástrofe en terceros países;

- aumentar la capacidad de respuesta mediante formación y prácticas; es necesario desarrollar rápidamente la evaluación estructurada de la capacidad de protección civil de la UE con la participación total de los Estados miembros;

- elaborar un planteamiento basado en módulos nacionales de protección civil que puedan desplegarse con prontitud; en caso de que esos módulos deban movilizarse en intervenciones en terceros países, han de complementarse con los módulos desarrollados en el ámbito de la OCAH;

- intensificar las relaciones entre el mecanismo y los sistemas de alerta rápida y aumentar la capacidad de análisis y planificación del Centro de Control e Información de la Comisión; en particular, estrechar las relaciones con el sistema de alerta de los equipos UNDAC y su virtual Centro de Coordinación de Operaciones in situ;

- mejorar la evaluación in situ de las necesidades de protección civil especializada y la capacidad de coordinación del despliegue de recursos de protección civil de la UE de manera totalmente coordinada con los demás participantes;

- mejorar el acceso de los activos militares de la UE para brindar auxilio en caso de catástrofe mediante el uso de la base de datos de los recursos militares de la UE, el desarrollo de modelos concretos de planificación junto con la Célula civil-militar y el establecimiento de procedimientos operativos junto con el personal militar de la UE;

- proporcionar financiación comunitaria para costes de transporte.

A más largo plazo pueden preverse reformas estructurales más ambiciosas del mecanismo, apoyadas con mayores recursos financieros propuestos por la Comisión en las nuevas perspectivas financieras[12], lo que dará lugar a una mayor capacidad de protección civil de la UE y requerirá lo siguiente:

- aumento de los recursos de protección civil de la UE disponibles para la ayuda;

- encargo a la Comisión de informar a los terceros países de la posibilidad de solicitar ayuda, siempre que la necesiten, en el ámbito de la protección civil;

- elaboración de módulos de asistencia urgente, en los Estados miembros, que puedan movilizarse inmediatamente tras una petición de ayuda;

- conceder financiación para que el Centro de Control e Información se procure el equipo necesario para garantizar una respuesta rápida de la UE que no puedan ofrecer los Estados miembros ni otras fuentes y estrechar al mismo tiempo las relaciones con el Centro Conjunto de Logística de la ONU;

- potenciar la coordinación internacional de la respuesta en caso de catástrofe.

3.3. Ayuda a la rehabilitación, la reconstrucción y el desarrollo

Al igual que sucede con la ayuda humanitaria y la protección civil, la eficacia de la ayuda a medio plazo de la UE para la reconstrucción en caso de catástrofe o crisis depende de la existencia de una evaluación adecuada de las necesidades desde el primer momento y de la flexibilidad de los medios operativos para acudir a tiempo.

A partir de ese principio, la Comisión creará equipos de evaluación y planificación, en los que participarán responsables geográficos y especialistas sectoriales de sus diversos servicios y sus 130 delegaciones. Esos equipos deberán estar preparados para intervenir prontamente en operaciones de hasta un mes y acudir a especialistas externos. Se fomentará la participación de los Estados miembros.

En función del carácter de la crisis y del grado de intervención que prevea la Comunidad se asignarán a los equipos de evaluación distintas tareas, como las siguientes:

- contribución a la evaluación multilateral de las necesidades efectuada por el Banco Mundial o la ONU;

- programación e identificación precisa de los proyectos que vaya a financiar la CE en las fases de emergencia y reconstrucción;

- integración de los objetivos y las estrategias de desarrollo sostenible en la planificación de la ayuda de urgencia, con objeto de garantizar una transición lo más armoniosa posible entre la fase de emergencia, la rehabilitación, la reconstrucción y el desarrollo a más largo plazo;

- contribución a las misiones de reconocimiento de la PESC organizadas por la Secretaría del Consejo.

La creación de los equipos seguirá los siguientes pasos:

- establecimiento de una lista de especialistas internos;

- impartición de un curso de formación común;

- adopción de medidas para garantizar que, llegado el caso, el personal pueda quedar dispensado de sus funciones y movilizarse rápidamente.

Al planificar la respuesta en caso de catástrofe o crisis, la Comisión concede gran importancia a la existencia de un análisis común y fundamentado de la situación sobre el terreno junto con los Estados miembros y la Secretaría General del Consejo, que pueda utilizarse para tomar decisiones referentes a las prioridades respectivas de la Comunidad, la PESC y los programas bilaterales de ayuda. Como punto de partida estudiará las posibilidades de efectuar evaluaciones conjuntas con la Secretaría General del Consejo.

Además, deberán adoptarse medidas para aumentar la capacidad operativa inmediata de las delegaciones.

3.4. Estrechamiento de la relación entre los programas comunitarios y los recursos civiles y militares de la UE

La Célula civil-militar de planificación ejercerá una importante influencia en el desarrollo de la respuesta de la UE en caso de crisis. Habida cuenta de la amplia experiencia de la Comisión en la gestión de medidas de ayuda humanitaria y de estabilización tras los conflictos y de la importancia y diversidad de los recursos comunitarios para situaciones de crisis, la Comisión debe participar plenamente en la labor de la Célula.

Por este motivo, la Comisión nombrará funcionarios de enlace con la Célula civil-militar, cuya función fundamental será potenciar la concordancia entre los principios de planificación de las medidas de la CE y la PESC, establecer acuerdos prácticos de utilización de recursos militares de apoyo a los programas civiles de la Comunidad y garantizar que se tengan en cuenta debidamente los principios antes mencionados en relación con las operaciones humanitarias y la conservación del «espacio humanitario». Los funcionarios de enlace aportarán su experiencia en ayuda humanitaria, respuesta en caso de catástrofe y gestión de la ayuda a la reconstrucción y se integrarán plenamente en la labor diaria de la Célula al tiempo que mantienen informados a los servicios de la Comisión.

3.5. Gestión financiera sana

En las próximas revisiones de los Reglamentos financieros se presentarán propuestas sobre la manera de conciliar las necesidades de una ayuda flexible y rápida ante las crisis y las catástrofes con los requisitos de una gestión financiera y una contratación pública sanas. Además, la Comisión mejorará sus mecanismos de control y seguimiento para garantizar la gestión financiera sana y eficaz de la ayuda comunitaria en caso de catástrofe o crisis. A partir de este principio, se potenciarán la cooperación y el intercambio de información con otros donantes.

4. Medios para alcanzar las metas – medidas estructurales esenciales

4.1. Plataforma para la mejora de la planificación, la coordinación y la coherencia

En la reunión del CAGRE del 31 de enero, el Presidente de la Comisión anunció la creación de una plataforma reducida, pero eficaz, para mejorar en sus servicios la coordinación inmediata de las políticas frente a las situaciones de crisis fuera del territorio de la Unión. De este modo se incrementará y consolidará la transmisión de información a los responsables, se intentará conseguir la máxima compenetración y complementariedad de los diversos instrumentos comunitarios movilizados en caso de catástrofe o crisis y se apoyará la labor de los servicios geográficos. La plataforma procurará mejorar los canales de comunicación con los Estados miembros y la Secretaría del Consejo y, al mismo tiempo, incrementará y consolidará la experiencia de la Comisión la elaboración de políticas sectoriales para intervenir en caso de catástrofe o crisis en terceros países[13].

Además, la Comisión procurará incrementar la coordinación con la Secretaría General del Consejo mediante lo siguiente:

- presentación de propuestas de mejora del funcionamiento de los equipos coordinadores de la respuesta en caso de crisis establecidos en los procedimientos de gestión de crisis de la UE aprobados por el Comité Político y de Seguridad en febrero de 2003;

- mejora del intercambio de información con el Centro de Situación Común del Consejo y uso compartido de los recursos pertinentes de la Comisión.

Para mejorar la difusión de la información sobre la ayuda comunitaria y bilateral de urgencia, la Comisión hará lo siguiente:

- presentará propuestas de creación de un sistema permanente de centros focales en las agencias de ayuda a la reconstrucción de los Estados miembros, basadas en el mandato ya otorgado a la Comisión para establecer cámaras de compensación en los casos de Irak y del tsunami.

4.2. Logística y contratación

La aptitud de la UE para llevar a cabo intervenciones complejas en situaciones de catástrofe o crisis requiere una gran capacidad logística y de las telecomunicaciones, la seguridad, la contratación y el apoyo financiero y administrativo.

No obstante, esta necesidad no se limita a las situaciones de crisis. Algunos programas importantes financiados por la Comunidad, como la observación electoral (unas 8 a 10 misiones anuales de gran envergadura), tienen necesidades análogas y se enfrentan a retos similares a la hora de atenderlas.

Los programas comunitarios proponen una gran variedad de respuestas a estas necesidades, de distinta flexibilidad y eficacia. En las intervenciones de la Política Exterior y de Seguridad Común (PESC), todas estas tareas se delegan en el Jefe de misión o el representante especial de la UE, que actúan bajo su propia responsabilidad. De este modo, el Jefe de misión, además de sus funciones políticas propias, es responsable de toda la logística, la gestión financiera y la contratación. Actúa bajo la dirección y supervisión de la Comisión, que posee la responsabilidad financiera global.

La Comisión cree que los acuerdos actuales no pueden mantenerse a largo plazo ni son capaces de sustentar la importancia creciente previsible de las intervenciones complejas de la UE. Por ello, el Presidente de la Comisión anunció que se tenderá a una plataforma común de soporte logístico y administrativo de las intervenciones exteriores.

Esta plataforma garantizará la administración, la logística y la contratación a su debido tiempo, a partir de las medidas mencionadas en el punto 4.1. Habida cuenta de los efectivos de personal que tal estructura requiere, la Comisión estudiará toda la gama de opciones con arreglo al nuevo Reglamento financiero, incluida la creación de una Oficina y de una agencia ejecutiva de la Comisión[14]. Realizará un análisis coste/beneficio comparando esas opciones con la posibilidad de mantener las funciones dentro de los servicios existentes de la Comisión. La Comisión tiene previsto presentar una propuesta a la autoridad presupuestaria antes de finalizar el año.

Dentro de esta tarea, la Comisión proseguirá el debate con la Secretaría General del Consejo y establecerá una serie de medidas provisionales para agilizar la contratación en lo que respecta a las misiones de la PESC.

4.3. Capacidad de ejecución y preparación para el Instrumento de Estabilidad

La propuesta de un Instrumento de Estabilidad por parte de la Comisión[15] tiene por objeto racionalizar la respuesta comunitaria a las situaciones de catástrofe o crisis. Se basa en la integración de los recursos financieros destinados a esa respuesta en un único instrumento. En esa misma lógica, la Comisión irá consolidando progresivamente las competencias internas relacionadas con los objetivos del instrumento y establecerá los medios de ejecución necesarios. Al mismo tiempo, garantizará un incremento progresivo del personal del mecanismo de reacción rápida, con el fin de elaborar y ensayar métodos de identificación y ejecución de proyectos adecuados a las necesidades del futuro instrumento.

5. Afianzamiento de las medidas preventivas, los sistemas de alerta rápida y la capacidad de respuesta en caso de catástrofe

5.1. Contexto

La capacidad de reacción rápida debe ir acompañada de una estrategia de prevención, preparación y alerta ante las catástrofes. El tsunami del Océano Índico puso de manifiesto, de manera dramática, no sólo la necesidad de sistemas eficaces de alerta rápida, sino también la complejidad política y tecnológica del problema.

La Comunidad dispone de un amplio abanico de políticas e instrumentos financieros que pueden ayudar a la puesta en marcha de sistemas de alerta rápida. Actualmente está colaborando en sistemas de alerta en el Índico, el Atlántico y el Mediterráneo a través de sus programas de ayuda humanitaria, desarrollo, ayuda regional e investigación. También está considerando la creación de un instrumento ACP-CE de respuesta a las catástrofes naturales (estas iniciativas se exponen en el anexo II). Se trata de establecer un marco político adecuado en el que estas iniciativas puedan funcionar de manera coherente. Con este objeto, la Comisión ha creado un grupo de trabajo permanente compuesto de responsables de estas políticas y propone los principales elementos de la estrategia, que se exponen a continuación.

También en el Consejo se ha debatido una amplia gama de posibilidades y no existe un grupo de trabajo dedicado simultáneamente a los aspectos políticos, tecnológicos y de desarrollo de la alerta rápida y la capacidad de respuesta en caso de catástrofe.

El Consejo podría estudiar la mejor manera de fomentar el debate estratégico sobre estas cuestiones y de adecuar las políticas de los Estados miembros al respecto.

5.2. Marco político internacional

La Comisión participó de manera destacada en la preparación de la Conferencia Mundial sobre la Reducción de los Desastres celebrada en Kobe en 2005, y considera como puntos de partida de su estrategia la Declaración de Hyogo y el Plan 2005-2015 aprobados en ella. De acuerdo con ello, insistirá especialmente en los siguientes aspectos:

- integración de la reducción de riesgos de catástrofe en las políticas de desarrollo sostenible y los programas aplicados en países afectados por catástrofes;

- fortalecimiento generalizado de las instituciones, mecanismos y medios que puedan contribuir a aumentar la capacidad de resistencia y de respuesta en caso de catástrofe, tanto dentro como fuera de la UE;

- creación de un sistema de alerta rápida centrado en la población, mejora de la gestión y el intercambio de información sobre los riesgos y la protección y medidas de educación y formación;

- determinación, evaluación y seguimiento de los riesgos de catástrofe, para mejorar así los sistemas de alerta rápida;

- reducción de los factores de riesgo subyacentes.

La Comisión también intensificará la prevención ambiental con objeto de combatir las catástrofes ambientales y naturales.

5.3. Contribución de la CE a la capacidad de respuesta en caso de catástrofe y la alerta rápida

Siguiendo el consenso internacional, la Comunidad incentivará un planteamiento multirriesgo de la alerta rápida y contribuirá en todos los eslabones de la cadena, desde la detección a la respuesta. Como regla general, la Comisión animará a las organizaciones regionales y subregionales a participar en la aplicación de los sistemas de alerta rápida. Evaluará las peticiones de ayuda a los sistemas nacionales análogamente a las demás prioridades nacionales de desarrollo.

Se basará en los siguientes recursos:

- ayuda humanitaria y ayuda al desarrollo centradas en la capacidad de respuesta local y la acción nacional, la comunicación de urgencia y los planes de mitigación, incluida la capacitación nacional y regional para la reducción de las catástrofes;

- financiación de la investigación y el desarrollo mediante los programas comunitarios «Cambio global y ecosistema», «Espacio» y «Tecnologías de la sociedad de la información», que contribuirán a la elaboración de métodos y modelos, la evaluación y previsión del peligro, la evaluación de las consecuencias sanitarias, ambientales, económicas y sociales, la observación del planeta sobre el terreno y por satélite, con vistas al análisis de la vulnerabilidad y la evaluación de los daños, y el desarrollo de tecnologías de gestión del riesgo;

- transferencia de conocimientos prácticos, a partir de la aportación científica del Centro Común de Investigación, y prestación de servicios operativos en el contexto de la colaboración de la CE y la Agencia Espacial Europea en el sistema de Vigilancia Mundial del Medio Ambiente y la Seguridad (GMES);

- fomento de instrumentos específicos desarrollados por el Centro Común de Investigación de la Comisión (con la financiación de ECHO) en cooperación con la OCAH, como el Sistema mundial de alerta en caso de catástrofe (GDAS), destinado a comunicar información instantánea sobre catástrofes y riesgos concretos a los responsables políticos y las organizaciones de ayuda humanitaria;

- labor de las organizaciones europeas de normalización y capacidad de éstas para establecer normas tecnológicas armonizadas, por ejemplo sobre el uso de la «difusión celular», que permitirá a las autoridades públicas emitir alertas en la red GSM.

La eficacia de la alerta rápida depende de la conexión de los medios científicos y técnicos de detección con los sistemas de alerta y decisión, tanto en las administraciones nacionales como en la comunidad internacional. Una de las enseñanzas del tsunami es la necesidad de mejorar significativamente los sistemas de información, las bases de datos y las redes de medición terrestres y por satélite. En lo referente a los aspectos científico y tecnológico, la Comisión elaborará sus programas en estrecha colaboración con la comunidad internacional y en los siguientes ámbitos:

- La Estrategia Internacional de Reducción de Desastres de la ONU, cuya función será esencial para coordinar la cooperación tecnológica internacional y los elementos más generales de la estrategia de reducción de catástrofes de Hyogo.

- El Grupo de observación de la Tierra (GEO), que agrupa diversos participantes nacionales e intergubernamentales en los sistemas de observación del planeta, entre ellos la Comisión Europea, los organismos correspondientes de la ONU y la Comisión Oceanográfica Intergubernamental. El GEO ha adoptado recientemente un plan decenal destinado a establecer la Red mundial de sistemas de observación de la Tierra (GEOSS), una red coordinada de sistemas de observación mundial sobre el terreno y por teledetección. El componente de observación del sistema GMES será una contribución europea esencial a esa Red.

6. Protección y ayuda a los ciudadanos de la UE

El tsunami puso de manifiesto la importancia de una cooperación estrecha entre los Estados miembros a la hora de ayudar a los ciudadanos europeos afectados por una catástrofe grave. La Comisión respalda la labor del Grupo de asuntos consulares en la intensificación de la cooperación consular y del Grupo de cooperación policial en la creación de un mecanismo coordinado de la UE para identificar a las víctimas de las catástrofes. La Comisión concederá ayuda financiera a través de su programa general de seguridad y salvaguardia de las libertades. El mecanismo comunitario de protección civil puede contribuir también a ello.

Los trabajos preparatorios de la creación del Servicio Europeo de Acción Exterior previsto en la Constitución constituirán también una ocasión para estudiar formas más institucionalizadas de cooperación consular.

7. Conclusión

Se invita al Consejo, al Parlamento Europeo, al Comité Económico y Social Europeo y al Comité de las Regiones a apreciar la solidez y la amplitud de los recursos comunitarios de respuesta en caso de catástrofe o crisis, a aprobar las medidas resumidas en la presente comunicación para consolidarlos y a colaborar con la Comisión para garantizar la coherencia política y operativa de la intervención exterior de la UE en este ámbito.

Anexo I Informe intermedio sobre la actuación de la Comisión en respuesta al tsunami ocurrido el 26 de diciembre de 2004

1. Introducción

1.1. El Consejo de 31 de enero de 2005 aprobó un Plan de Acción de la UE en respuesta al tsunami que tuvo lugar el 26 de diciembre de 2004 y solicitó que el Consejo de Asuntos Generales y Relaciones Exteriores (CAGRE) hiciera balance en su reunión de los días 25 y 26 de abril de los progresos realizados. La presente comunicación informa al Consejo sobre los avances en la aplicación de la contribución de la Comisión a dicho Plan por lo que se refiere a la ayuda humanitaria, la asistencia a la reconstrucción y una serie de medidas complementarias.

1.2. El tsunami provocó una de las mayores catástrofes naturales de la historia. Arrasó grandes extensiones en Sri Lanka y Maldivas y en las costas de Indonesia, India y Tailandia. Tres meses más tarde, ya se conoce el verdadero alcance de la tragedia: ha causado unas 300.000 víctimas mortales y el desplazamiento de un millón de personas.

1.3. El tsunami generó asimismo una respuesta extraordinaria y permitió a la naturaleza humana dar lo mejor de sí. La población local se volcó valerosamente para salvar a vecinos y turistas por igual. La comunidad internacional, incluida la UE, acudió prontamente a prestar a los países afectados ayuda logística y humanitaria y asistencia a la reconstrucción a más largo plazo. Los donantes se comprometieron a asignar unos 5.400 millones de euros. La UE concedió aproximadamente 1.500 millones de euros, lo que la convirtió en el mayor donante. Las donaciones privadas efectuadas a través de las ONG también alcanzaron proporciones enormes (alrededor de 1.900 millones de euros). Apenas se tuvo conocimiento del suceso el 26 de diciembre de 2004, la Comisión fue una de las primeras organizaciones que intervino activando prestamente el mecanismo comunitario de protección civil y aprobando de inmediato una decisión de financiación de ayuda humanitaria. El Centro de Control e Información, que constituye el núcleo de dicho mecanismo, envió una primera solicitud de ayuda a todos los países participantes, a la cual los Estados miembros respondieron con generosidad. Todos ellos contribuyeron de alguna manera a la labor de auxilio inmediato, si bien sólo dieciséis de ellos, junto con Bulgaria y Rumanía, canalizaron la ayuda a través del mecanismo comunitario.

1.4. La rápida ayuda humanitaria brindada por ECHO, sus socios de la Cruz Roja y de la ONU y las ONG asociadas permitió evitar una tragedia aún mayor. Sin embargo, todavía es demasiado pronto para realizar una valoración global de la contribución de la Comisión durante la fase de emergencia. Ya se ha programado una dotación considerable para la reconstrucción, que, de ser aprobada por los Estados miembros, empezaría a desembolsarse a mediados de 2005.

1.5. No obstante, la ardua empresa no ha hecho más que empezar y ya se ven claramente algunas dificultades, en concreto la escasa coordinación entre los centenares de organizaciones presentes en el terreno, la limitada capacidad de absorción en relación con la gran cantidad de proyectos de ayuda y la prestación de la asistencia en las zonas conflictivas de Aceh y del norte y el este de Sri Lanka. La Comisión está poniendo en práctica medidas para que la ayuda a la reconstrucción se brinde de forma eficaz y efectiva en una situación harto delicada, si bien la labor será ardua y la Comisión debe comprometerse a largo plazo.

2. Ayuda humanitaria

2.1. La Comisión reaccionó el mismo día en que se produjo la catástrofe aprobando la concesión de 3 millones de euros para ayuda humanitaria conforme al procedimiento de máxima urgencia. Fue el primer donante que respondió. A mediados de febrero se había comprometido un importe de 103 millones de euros en favor de Indonesia, Sri Lanka, Maldivas, India y Tailandia, destinado no solo a la ayuda humanitaria a corto plazo sino también a actividades de rehabilitación a pequeña escala para restablecer los medios de subsistencia esenciales.

2.2. Gracias a la asignación de urgencia de ECHO a la FICR, empezó de inmediato una intervención de emergencia para hacer frente a las necesidades inminentes de 500.000 personas desasistidas y desplazados afectados seriamente por el terremoto y el tsunami, que incluía alojamiento y otros artículos no alimentarios de emergencia, paquetes familiares y material médico de urgencia. Con el apoyo de ECHO, la OMS envió equipos de la división de intervención sanitaria en situaciones de crisis y el PMA pudo incrementar el número de almacenes, los medios de transporte terrestre y aéreo y los recursos humanos, lo cual le permitió aumentar la capacidad logística de distribución de alimentos y otros suministros. En total, se asignaron 20,6 millones de euros para programas regionales.

Se destinaron 36 millones de euros a Indonesia para respaldar las actividades siguientes: establecimiento de un sistema de detección precoz de enfermedades por la OMS; acceso a asistencia sanitaria básica y apoyo psicosocial para 90.000 personas; creación de 20 centros encargados de censar a los niños, localizarlos y entregar a sus familias a aquellos que hubieran quedado separados o estuvieran solos; acceso al agua potable y a instalaciones sanitarias salubres y distribución de alimentos a alrededor de 150.000 personas; mejora de las condiciones de vida en los campos y ayuda a la reconstrucción de viviendas y al restablecimiento de la actividad agraria o pesquera para aquellas personas deseosas de regresar a su lugar de origen.

Se destinaron 28,27 millones de euros a Sri Lanka donde ECHO financió las siguientes actividades: iniciativas del PMA para proporcionar ayuda alimentaria a 748.000 personas, prestando especial atención a las mujeres gestantes y los niños, y para poner en práctica programas de entrega de alimentos y remuneración en metálico a cambio de horas de trabajo dedicadas a la rehabilitación de infraestructuras básicas; contribución, a través de ONG, al suministro de alojamientos provisionales, alimentos, agua potable, artículos domésticos e instalaciones sanitarias básicas a más de 150.000 personas que viven en campos; prestación de ayuda a 150.000 familias para que pudieran restablecer sus medios de subsistencia en los sectores de la pesca y la agricultura; dispensarios móviles; apoyo psicológico; tratamiento médico específico a las personas con minusvalías.

Se destinaron 2,73 millones de euros a Maldivas, donde ECHO ayuda a la UNICEF y el PNUD a instalar depósitos de agua en centros escolares damnificados, reparar los sistemas de alcantarillado, volver a poner en marcha las cámaras refrigeradoras y los congeladores en los hospitales dañados y asistir a las familias desplazadas en la restauración de sus viviendas y la reanudación de la actividad pesquera y agraria. Se destinaron 10 millones de euros a India, donde los socios de ECHO están ayudando a unas 8.700 familias de pescadores en dificultades por medio de la reconstrucción de pequeñas embarcaciones, la entrega de artes de pesca, herramientas y material de construcción, la prestación de apoyo psicológico, el suministro de agua potable y el apoyo a las mujeres y las comunidades tributarias del sector pesquero. Por último, se asignaron 500.000 euros Tailandia, donde se está prestando ayuda a unos 2.000 pescadores, hombres y mujeres, pertenecientes a los grupos más vulnerables.

2.3. Por lo que respecta a la coordinación, la Comisión es consciente de que el elevado número de organizaciones que participan en la ayuda humanitaria y la rehabilitación puede dificultar el suministro efectivo de la ayuda, por lo que adoptó varias medidas destinadas a reforzar el papel de las Naciones Unidas como organismo habilitado para coordinar la ayuda humanitaria internacional. En primer lugar, la Comisión destinó más del 50% de la ayuda humanitaria concedida al Procedimiento de Llamamientos Unificados de las Naciones Unidas; a continuación, asignó más de 6 millones de euros a los organismos de la ONU directamente encargados de coordinar la ayuda humanitaria; por último, ECHO financió la instauración de los centros de información sobre la ayuda humanitaria, creados por la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCAH), y participó activamente (e invitó a sus socios a hacer lo propio) en reuniones generales y sectoriales de coordinación en el terreno.

2.4. Inmediatamente después del tsunami, ECHO envió a sus expertos locales establecidos en Bangkok e India. A continuación, incrementó su capacidad de evaluación y control en el terreno en el sur de Asia. En enero se abrieron dos oficinas locales en Banda Aceh y en Colombo, que cuentan cada una con dos expertos locales. Además, se reforzó la plantilla de las oficinas de Yakarta, Bangkok y Nueva Delhi con cuatro expertos. Además, durante la primera fase de la crisis, se desplazó a dos expertos de las oficinas regionales en África y América Latina. En total, se movilizaron unos 20 expertos en respuesta al tsunami.

3. Vínculación entre ayuda de emergencia, rehabilitación y desarrollo

3.1. Es esencial establecer un vínculo lo más armonioso posible entre la ayuda humanitaria inicial y las fases de rehabilitación y reconstrucción. Este enfoque constituye la piedra angular de la reacción comunitaria ante las situaciones de emergencia.

3.2. Las intervenciones financiadas por ECHO antes descritas se ajustan a dicho enfoque. La labor de rehabilitación a corto plazo durará hasta finales de 2006, lo que permitirá a la Comisión Europea basar la ayuda al desarrollo en la experiencia adquirida durante la fase de ayuda humanitaria.

3.3. Una parte importante de los fondos de la Comisión destinados a la reconstrucción se asignará a medidas de restablecimiento de las comunidades y a respaldar actividades de subsistencia a más largo plazo. Estas medidas se fundarán en la labor efectuada por ECHO durante las fases de emergencia y rehabilitación. Se financiarán varios proyectos concretos en Sri Lanka y Maldivas para favorecer directamente la vinculación entre la ayuda de emergencia, la rehabilitación y el desarrollo. Los fondos fiduciarios también respaldarán este enfoque, pues se emplearán para financiar proyectos a escala de las comunidades en los que participará la Comisión. Las consecuencias a largo plazo del tsunami se tendrán presentes en los próximos informes estratégicos nacionales, en proceso de elaboración.

3.4. Por último, los representantes de la Comisión en el terreno mantienen un diálogo con las ONG socias para velar por que los proyectos a más largo plazo que financien con sus recursos propios se ajusten a dicho enfoque.

4. Ayuda a la rehabilitación y la reconstrucción

4.1. La fase de emergencia se desarrolló de manera satisfactoria: las víctimas recibieron ayuda y alojamiento y se evitó el riesgo de epidemia. Ahora se trata de reconstruir las zonas afectadas por la catástrofe y permitir que la población reemprenda su vida. Para ello, debe fomentarse el desarrollo sostenible de esas regiones.

4.2. Se ha tenido presente la experiencia adquirida en las intervenciones a raíz de otras catástrofes anteriores, como los terremotos en Gujarat y Hanshin-Awaji, en particular la necesidad de una planificación detenida y un seguimiento de la evolución de la situación (aspectos naturales, climáticos, políticos u otros), la importancia del papel director y coordinador del Gobierno, la participación de las comunidades locales y la existencia de procedimientos de aplicación flexibles.

4.3. En la Conferencia de donantes que se celebró en Yakarta en enero de 2005, el Presidente de la Comisión Europea anunció una ayuda de 350 millones de euros para la labor de reconstrucción a más largo plazo. Esa ayuda ya está programada y se ha presentado a la aprobación a los Estados miembros la propuesta del Programa Indicativo relativo al tsunami; se están preparando las modificaciones pertinentes del presupuesto 2005. Se han identificado los proyectos y se van aplicando progresivamente en el marco del Dispositivo de reacción rápida.

4.4. La ayuda de la Comisión asignada a la reconstrucción se destinará principalmente a los países más afectados por la catástrofe y más necesitados, es decir, Indonesia, Sri Lanka y Maldivas. Se asignarán fondos suplementarios para iniciativas regionales, en particular en el ámbito del medio ambiente (zonas litorales), y para la instauración de sistemas de alerta rápida. Los otros países, entre los que figuran India, Tailandia y Malasia, tienen previsto acometer ellos mismos la reconstrucción. No obstante, India y Tailandia también recibieron ayuda humanitaria y todos ellos pueden optar a una ayuda regional, por ejemplo del programa Pro Eco-Tsunami, dotado con 15 millones de euros; se acogerán asimismo a diversas medidas complementarias.

4.5. La evaluación de las necesidades realizada junto con el Banco Mundial y otros organismos ha servido de base para distribuir la ayuda entre los países y dentro de ellos de manera justa y equitativa, en función de unas necesidades claramente definidas y de la capacidad de utilización. Se han establecido provisionalmente las dotaciones con cargo al presupuesto comunitario para Indonesia (200 millones de euros), Sri Lanka (95 millones de euros) y Maldivas (16 millones de euros). El resto de los 350 millones de euros se ha asignado provisionalmente al programa Pro Eco-Tsunami (15 millones de euros), los proyectos previstos en el marco del Dispositivo de reacción rápida (12 millones de euros) y un instrumento regional horizontal (12 millones de euros).

4.6. Los programas y proyectos que reciben financiación de la Comisión se basan en los planes nacionales de reconstrucción elaborados por los Gobiernos de los países interesados. En cualquier caso, tienen asimismo por objeto garantizar una distribución equitativa de la ayuda entre todos los grupos de la población afectada por la catástrofe. Habida cuenta de la naturaleza de los daños causados por el tsunami, los programas se centran en tres ámbitos: i) reconstruir las zonas dañadas, en particular reparar las viviendas y las infraestructuras (centros sanitarios y escolares) para que las comunidades afectadas puedan reemprender una vida normal, y respaldar los sistemas sanitarios y educativos; ii) restablecer los medios de subsistencia, de manera que los habitantes puedan volver a ganarse la vida y ser autónomos; iii) rehabilitar las grandes infraestructuras - en particular, las carreteras - para que las economías litorales puedan volver a funcionar correctamente. Los aspectos medioambientales se tomarán debidamente en consideración.

4.7. La ayuda prevista en este programa de reconstrucción se destinará ante todo a las comunidades litorales afectadas y a las provincias en las que éstas se encuentran. Entre los grupos destinatarios figurarán los pescadores, las empresas locales y el conjunto de la población; se prestará especial atención a las personas más desfavorecidas o excluidas y sobre todo a las mujeres y los niños. El sector turístico también podrá recibir ayuda, ya que se ha visto especialmente afectado por la catástrofe y desempeñará un papel crucial en la reactivación de las economías litorales. Para fomentar la reactivación del turismo se están subvencionando con fondos de presupuestos nacionales y otros donantes, entre los que figuran los Estados Unidos de América y el Banco Mundial, diversos proyectos de mayor envergadura (por ejemplo, a través de campañas de publicidad y promoción).

4.8. Debido al gran número de donantes (70 aproximadamente) y de ONG (más de 300) que intervienen, así como a la ingente magnitud de los fondos en juego (alrededor de 5.400 y 1.900 millones de euros de donaciones públicas y privadas, respectivamente), es la primera vez que una región se enfrenta a un reto de esta envergadura en materia de coordinación. La buena coordinación de la labor realizada por los Gobiernos de los países afectados, los donantes y las ONG será decisiva para el éxito o el fracaso del programa de reconstrucción.

4.9. La Comisión contribuye a la mejora de la coordinación de diversas maneras. En primer lugar, ha decidido sus intervenciones teniendo siempre presente la simplificación de la coordinación: todos los programas se basan en planes de acción elaborados por los Gobiernos de los países afectados y la Comisión canalizará el grueso de su financiación a través de fondos fiduciarios, que contribuirán considerablemente a la labor de coordinación, dado que agrupan los fondos de varios donantes. En segundo lugar, la Comisión participa activamente en los mecanismos de coordinación nacionales y en algunos casos, como sucede en Aceh, ayuda a mejorar la consulta de las comunidades locales en relación con los planes de reconstrucción. Por otra parte, los representantes de la Comisión en los países en cuestión tratan con las grandes ONG internacionales, que disponen de fondos propios considerables, su participación en los mecanismos de coordinación y en los fondos fiduciarios.

4.10. Por último, para garantizar la coordinación a partir de la primera etapa de la reconstrucción, tal como exige el Consejo, la Comisión concede máxima prioridad a las intervenciones comunitarias para dejar patente la capacidad de coordinación de la UE y brindarle una visibilidad adecuada. La Comisión ha establecido una red virtual para que los ciudadanos puedan conocer sus compromisos y los de los Estados miembros, así como las decisiones de financiación relativas a la ayuda a la rehabilitación y la reconstrucción de los países afectados por el tsunami. Se abrirá en Aceh una «Casa de Europa» para coordinar y fomentar las intervenciones conjuntas de los Estados miembros de la UE y la Comisión. Habida cuenta de la participación preponderante de la UE en los fondos fiduciarios tanto en Indonesia como en Sri Lanka, se ha solicitado una representación adecuada de la Comisión Europea/UE en los órganos directores de estos países.

4.11. La utilización de fondos fiduciarios por la Comisión no sólo tiene por objeto facilitar la coordinación, sino también lograr la máxima eficacia de sus intervenciones (un solo conjunto de procedimientos para todos los donantes) y, al agrupar varios donantes de la UE, aumentar su influencia estratégica ante los Gobiernos en el proceso de reconstrucción. Los fondos fiduciarios podrían contribuir sensiblemente a crear un clima de confianza y a solucionar los conflictos crónicos que padecen estas regiones gracias a la apertura de canales de comunicación entre el Gobierno central y las autoridades de las provincias en cuestión.

4.12. La eficacia y la coordinación inherentes a los fondos fiduciarios ayudarán también a hacer frente a la limitada capacidad de utilización, que puede suponer un problema grave, pues se aportan importes considerables a estructuras administrativas locales poco desarrolladas. La Comisión está intentando paliar el problema de la escasa capacidad adoptando un enfoque a más largo plazo (compromiso de dos años y período de desembolso más largo), reforzando las administraciones (estimulando así la capacitación) y no interviniendo en ámbitos en los que actúan otros donantes.

4.13. Las zonas afectadas por el tsunami en Indonesia y Sri Lanka eran y siguen siendo escenario de conflictos. Las tensiones corren el riesgo de intensificarse si no se atienden las necesidades surgidas después del conflicto. Si bien es cierto que la búsqueda de soluciones a tales conflictos compete exclusivamente a los países en cuestión, la UE está intentando prestar ayuda a ambos países en el ámbito político, en particular, por medio del proceso de copresidencia en Sri Lanka. La Comisión se esfuerza asimismo por contribuir a la resolución de los conflictos a través del dispositivo de reacción rápida (que financia la labor de mediación en Aceh) y de los demás programas nacionales al margen de la ayuda aportada tras del tsunami, como el de reconstrucción de las zonas afectadas por la guerra en el nordeste de Sri Lanka. Por último, la Comisión vela por que su ayuda tenga en cuenta las situaciones conflictivas: por ejemplo, se aplicará la definición de «zona afectada por el tsunami» en el sentido más amplio posible y, gracias a la participación de las comunidades locales y las provincias en los fondos fiduciarios, se abrirán canales de comunicación y se favorecerá la confianza entre las partes.

4.14. La utilización de los fondos concedidos debe justificarse a todos los niveles. ECHO contempla la obligación de rendir cuentas en los acuerdos de asociación con las ONG. Los proyectos en el ámbito humanitario son objeto de un seguimiento frecuente y todos los proyectos relacionados con el tsunami están recogidos en el plan de auditoría 2005 de ECHO. La gestión financiera sana y eficaz de los fondos de reconstrucción se garantizará mediante la diligencia debida, el seguimiento y la auditoría de los fondos fiduciarios (por lo general, a cargo del Banco Mundial) y de los proyectos directos.

5. Asociaciones

5.1. El Plan de Acción de la UE aprobado por el Consejo de Asuntos Generales y Relaciones Exteriores el 31 de enero presta especial atención a las iniciativas de los Estados miembros para fomentar la celebración de asociaciones entre regiones, ciudades y empresas públicas o privadas. La Comisión apoya en la medida de lo posible esta clase de iniciativas, en particular cuando se refieren al hermanamiento de hospitales para ayudar a los Gobiernos a restablecer los servicios fundamentales en los centros sanitarios generales, los hospitales, los laboratorios y los pequeños servicios de cirugía. Estas intervenciones, realizadas en coordinación con la Presidencia de la UE, facilitarían la prestación de la ayuda de acuerdo con la evaluación efectuada por la OMS. En la misma línea, el programa Asia Pro Eco-Tsunami, aprobado por la Comisión el 17 de marzo de 2005, financiará proyectos elaborados en colaboración con participantes no estatales y autoridades locales, regionales y nacionales de los Estados miembros y los países afectados en ámbitos como la gestión de zonas litorales, la planificación medioambiental de zonas urbanas, los transportes, la gestión del agua y las instalaciones sanitarias.

5.2. El 18 de marzo de 2005, ECHO firmó acuerdos de concesión de subvenciones con más de 30 ONG y organizaciones internacionales para la prestación de ayuda humanitaria a las poblaciones afectadas por el tsunami. ECHO sacó pleno partido de las relaciones que viene manteniendo desde hace mucho tiempo con las ONG socias para seleccionar las más experimentadas y capaces de poner en práctica de inmediato las medidas de emergencia adoptadas por la Comisión.

6. Medidas complementarias

6.1. A raíz de los importantes daños causados por el tsunami, la Comisión y el BEI consideraron en seguida la posibilidad de que éste creara un dispositivo de préstamo a largo plazo para contribuir a financiar la labor de reconstrucción y realizaron misiones conjuntas en la zona afectada. Habida cuenta de la masiva e inesperada afluencia de fondos procedentes de donantes públicos y privados de todo el mundo, la mayoría de las infraestructuras de los países afectados podrán reconstruirse gracias a las subvenciones concedidas y a los préstamos otorgados en condiciones extremadamente favorables. Este particular se confirmó en las misiones conjuntas. Así pues, la Comisión considera que debería alentarse al BEI a financiar proyectos en dichos países concediendo préstamos con cargo al remanente de su mandato para Asia y América Latina. Dicho mandato abarca todos los países afectados por la catástrofe, excepto Maldivas. Así pues, la Comisión tiene previsto proponer una modificación de la Decisión del Consejo vigente con objeto de añadir Maldivas en la lista de los países que pueden recibir subvenciones. Cuando proceda, la Comisión concederá subvenciones además de los préstamos otorgados por el BEI para financiar los proyectos identificados conjuntamente.

6.2. La Comisión ha empezado a adoptar una serie de medidas relacionadas con el comercio para mejorar el acceso de los países afectados al mercado de la Unión Europea, permitiéndoles ampliar sus exportaciones de una forma no discriminatoria y compatible con las obligaciones en el marco de la OMC. En particular, la Comisión ha cooperado estrechamente con los Estados miembros y el Parlamento Europeo para adelantar la entrada en vigor del nuevo sistema de preferencias generalizadas (SPG) de la UE, y con ello, sus repercusiones positivas. Gracias a las concesiones arancelarias que contempla este régimen, los países afectados por el tsunami podrán beneficiarse de nuevos flujos comerciales, de un valor de 3.000 millones de euros aproximadamente. La Comisión también ha manifestado estar dispuesta a volver a estudiar el expediente de las empresas afectadas por las medidas comunitarias de defensa comercial y perjudicadas directamente por el tsunami.

6.3. Tal como se anunciaba en el Plan de Acción, la Comisión adoptó el 16 de marzo de 2005 una comunicación que propone simplificar las normas de origen preferenciales y hacer que favorezcan en mayor medida el desarrollo. Las nuevas normas por adoptar permitirán a los países en desarrollo, en particular los que han sido afectados por el tsunami, sacar aún más provecho de las preferencias arancelarias que la UE les concede. La Comisión también está elaborando medidas que puedan ayudar a corto plazo a los países damnificados a mejorar el acceso de sus productos al mercado de la UE.

6.4. La Comisión ha propuesto dos medidas destinadas a ayudar al sector pesquero de los países afectados por la catástrofe. La primera prevé poner a disposición de los donantes un equipo de especialistas en el sector para que asista a las autoridades competentes de dichos países. La segunda fue adoptada el 16 de marzo de 2005 por el Consejo y contempla la flexibilización de las normas que regulan la transferencia a los países afectados de buques pesqueros fuera de servicio en la UE. La Comisión está llevando a cabo un estudio conjuntamente con la FAO y los países afectados para comprobar si los buques que pueden proporcionarse se ajustan a los requisitos y las condiciones locales, pues se trata de reactivar el sector pesquero de manera sostenible y responsable.

6.5. Por lo que respecta a la justicia, la libertad y la seguridad, se están elaborando medidas destinadas a estrechar la coordinación de la labor de identificación de las víctimas de la catástrofe y la cooperación consular y diplomática entre los Estados miembros de la UE. Se están evaluando las propuestas presentadas en el marco del programa AENEAS; por otra parte, podrán financiarse proyectos piloto en el ámbito de la lucha contra la trata de seres humanos.

6.6. La Comisión colaboró estrechamente con la OMS y puso a su disposición numerosos expertos sanitarios de la UE. Se enviaron especialistas en epidemiología de intervención a las regiones afectadas y la Comisión participó activamente en la aplicación de planes de intervención en el marco de la Red mundial de alerta y respuesta ante brotes epidémicos de la OMS. Para prevenir las consecuencias del tsunami a nivel interno, la Comisión puso rápidamente en marcha el sistema de alerta precoz y respuesta de la red comunitaria de vigilancia epidemiológica y de control de las enfermedades transmisibles, que tiene por objeto que las autoridades y los médicos de los Estados miembros compartan la información sobre cualquier aumento del riesgo de importación de una enfermedad transmisible.

7. Capacidad de respuesta en caso de catástrofe en Asia

7.1. A través de ECHO, la Comisión Europea financia el control, la evaluación y el refuerzo de los sistemas de alerta rápida y de la capacidad de respuesta en caso de catástrofe en los países afectados por el tsunami. De acuerdo con los compromisos asumidos en la Conferencia Mundial sobre la Reducción de los Desastres Naturales que se celebró en Kobe, está previsto conceder una dotación de dos millones de euros a la OCAH y a la Estrategia Internacional para la Reducción de Desastres, ambas de la ONU, con el fin de conferir una clara función directora a las iniciativas de dicha Organización en este ámbito. Del mismo modo, inmediatamente después del tsunami, la Comisión cooperó estrechamente con la OCAH y otros colaboradores (como la Agencia Espacial Europea) para establecer un sistema de información sobre las consecuencias de la catástrofe. El Centro Común de Investigación de la Comisión coordinó el sistema, que proporciona a los actores principales de las operaciones de ayuda datos, mapas y evaluaciones por satélite de toda la zona afectada.

7.2. Por medio de su programa destinado a aumentar la capacidad de respuesta en caso de catástrofe, ECHO también seguirá financiando proyectos a este respecto a escala local, en particular, los sistemas locales de alerta rápida orientados a la población, las acciones de sensibilización, la formación y las actividades de mitigación a pequeña escala en Asia. El sistema de alerta mundial en caso de catástrofe, que forma parte de esa labor, se mejorará para que sea utilizable en caso de tsunami.

7.3. Se prestará una atención especial a la capacidad de respuesta en caso de catástrofe en el diálogo político entablado entre la Unión Europea y los países asiáticos con mayor riesgo; por lo que se refiere a la creación de un sistema de alerta rápida en el Océano Índico, además de la contribución de ECHO, se ha previsto la posibilidad de utilizar los fondos de reserva del programa indicativo 2005-2006 relativo al tsunami para financiar programas regionales en el contexto global de las Naciones Unidas. También se han previsto medidas de capacitación de las comunidades locales por lo que respecta a las infraestructuras de comunicación y la planificación de ésta en situaciones de emergencia. Asimismo, la reducción del riesgo debería tenerse sistemáticamente presente a la hora de elaborar y aplicar los programas de reconstrucción.

7.4 Toda iniciativa destinada a aumentar la capacidad de respuesta en caso de catástrofe en la zona debe tener presente el enorme riesgo derivado de los brotes sin precedente de gripe aviar. Además de la labor de reconstrucción tras el tsunami, ha de prestarse atención al control de dicha enfermedad. La Comisión ha adoptado una serie de medidas relativas al amplio brote de gripe aviar que se está produciendo en el sureste asiático, que ya ha causado enormes daños económicos (entre 8.000 y 12.000 millones de euros) y unas 50 víctimas mortales. En la actualidad, la gripe aviar parece haber adquirido carácter endémico en algunos países del sureste asiático, entre los que figuran Tailandia e Indonesia. La Comisión ya ha proporcionado ayuda técnica y financiera urgente a los países afectados. A raíz de una conferencia internacional celebrada en Vietnam en febrero de 2005 y de un llamamiento de la FAO y la OMS a los donantes, se está estudiando la posibilidad de prestar más ayuda.

8. Transparencia y gestión financiera sana

8.1. La Comisión tiene la firme determinación de cumplir todos sus compromisos de forma altamente eficaz y transparente.

8.2. La UE ha proporcionado la mayor parte de la ayuda a la reconstrucción y ha de velar por que ésta se destine plenamente al uso previsto. En primer lugar, la Comisión Europea creó una red virtual para dar a conocer a los ciudadanos los compromisos y las decisiones de financiación de la Institución y los Estados miembros a raíz del tsunami; puede accederse a ella en el sitio web de la CE http://europa.eu.int/comm/world/tsunami/index.htm (véase asimismo el apartado 4). Si bien todos los puntos principales ya se habían determinado a principios de marzo, los Estados miembros deben agilizar la transmisión de la información relativa a los compromisos y las decisiones de financiación. En cuanto a la ayuda humanitaria, se está empleando la red virtual existente (sistema de 14 puntos).

8.3. En segundo lugar, se abrirá una «Casa de Europa» en Aceh para coordinar y fomentar las iniciativas conjuntas de los Estados miembros de la UE y la Comisión, que cuenta con la plena cooperación de los Estados miembros para que esta iniciativa resulte fructífera y provechosa para la población local.

8.4. En tercer lugar, la supervisión y el seguimiento adecuados de la utilización de los fondos también deben garantizarse por medio de una representación apropiada de la Comisión Europea/UE en los órganos directores de los fondos fiduciarios que se están estableciendo en Indonesia y Sri Lanka. Los mecanismos de control y auditoría contemplados en el acuerdo marco sobre los fondos fiduciarios y la cofinanciación celebrado entre la Comisión y el Banco Mundial ofrecen sólidas garantías de la gestión sana, eficaz y transparente de los fondos comunitarios.

8.5. La Comisión dispone de mecanismos estrictos para garantizar una gestión financiera sana de la ayuda comunitaria, entre los que figuran la selección rigurosa de los socios encargados de la ejecución, el seguimiento sistemático de los proyectos en curso por parte de los expertos locales, la auditoría y la evaluación externa a posteriori . Estos mecanismos se aplicarán plenamente a la asistencia proporcionada tras el tsunami.

8.6. La gestión del programa propuesto exigirá la participación activa de las delegaciones locales de la Comisión Europea en Sri Lanka e Indonesia. Por ese motivo, se está haciendo de la delegación de Sri Lanka una delegación de pleno derecho. La delegación indonesia abrirá una antena en Aceh, en los locales de la «Casa de Europa» que está previsto crear.

ANEXO II PROGRAMAS COMUNITARIOS DE ALERTA RÁPIDA Y AUMENTO DE LA CAPACIDAD DE RESPUESTA EN CASO DE CATÁSTROFE

1. OCÉANO ÍNDICO

ECHO ha contribuido con dos millones de euros a la labor de evaluación y consolidación de los sistemas de alerta rápida en el Océano Índico desempeñada por la secretaría de la Estrategia Internacional de Reducción de Desastres. La Comisión, de acuerdo con el mandato que se le otorgó en la conferencia de Kobe, sigue con interés el trabajo que está llevando a cabo la Comisión del Océano Índico para establecer un sistema de alerta rápida en caso de tsunami, y puede estudiar la participación en la financiación del mismo en caso de que surjan propuestas factibles con el consenso de la región.

ECHO contribuirá con unos 9,7 millones de euros, durante los próximos dos años, a proyectos de base comunitatria de mejora de la capacidad de respuesta en el Sur de Asia.

2. África, Caribe y Pacífico

Los Estados del Caribe son especialmente vulnerables a las tormentas tropicales y también han sufrido maremotos. La Comunidad ha concedido, con cargo a sus fondos de desarrollo, 13,2 millones de euros para un sistema regional de alerta rápida por radar, y tiene en marcha un proyecto de 3 millones de euros destinado a incrementar la capacidad regional de gestión de las catástrofes y un programa de 39 millones de euros para reforzar la protección costera en Guyana. ECHO proseguirá e intensificará su esfuerzo tradicional para ayudar, a escala comunitaria, a mejorar la capacidad de respuesta en caso de catástrofe en la región.

En el Pacífico, la Comisión ha destinado todos los recursos disponibles de las reservas (dotaciones B) a mejorar la prevención y la capacidad de respuesta en caso de catástrofe. En particular, tiene previsto colaborar con organizaciones regionales y otros donantes para hacer frente a los riesgos de ciclón.

Más en general, la Comisión está estudiando la iniciativa de la Secretaría de los Estados ACP de establecer un instrumento de actuación ante catástrofes naturales amparado en el Acuerdo de Cotonú. Dicho instrumento se centraría en el incremento de los recursos nacionales de gestión de los sistemas de alerta rápida y la provisión de un sistema adecuado de alerta a la población.

3. Mediterráneo y Atlántico

En los países ribereños del Mediterráneo existen sistemas de alerta relativamente buenos ante inundaciones y terremotos, pero poca cosa se ha hecho en lo referente a alerta rápida, capacidad de respuesta en caso de catástrofe y planes de urgencia en caso de maremoto. La Comisión ampliará su programa de formación sobre protección civil con objeto de incluir ejercicios relacionados con el riesgo de maremoto.

El proyecto «Euro Med Bridge», dotado con dos millones de euros, tiene por objeto crear un sistema que permita reducir, prevenir y gestionar las catástrofes naturales y de origen humano en ambas orillas del Mediterráneo.

4. Investigación y desarrollo y cooperación científica

Las reuniones consultivas de especialistas se seguirán financiando dentro del sexto y séptimo programas marco de investigación (prioridad «Cambio global y ecosistema»). A raíz de los acontecimientos recientes, la atención se ha centrado en el análisis de la situación actual y la determinación de las deficiencias y necesidades de los sistemas de alerta rápida. La investigación financiada por la Comunidad contribuirá también a mejorar el conocimiento de los maremotos y, en concreto, la observación de los fondos oceánicos, las repercusiones socioeconómicas de estos fenómenos y sus consecuencias en lo que respecta a la sanidad y el uso del suelo.

Dentro de los programas comunitarios de tecnologías de la sociedad de la información se han reservado 40 millones de euros para proyectos relacionados con la colocación de detectores para la prevención del riesgo y la comunicación destinada a la seguridad pública, que incluye mecanismos de alerta a las autoridades y los ciudadanos, mediante todos los medios adecuados. Se está elaborando una convocatoria específica de proyectos de desarrollo y demostración de sistemas de alerta rápida en caso de maremoto válidos para Europa y el Océano Índico. Esta investigación coadyuvará a los ya mencionados futuros proyectos de infraestructuras.

En el programa comunitario de infraestructuras de investigación se ha creado una red mundial de telecomunicaciones de alta velocidad para conectar entre sí las organizaciones internacionales de investigación y otros organismos públicos. La Agencia Espacial Europea y la oficina de imágenes por satélite de la ONU (UNOSAT) utilizan ya profusamente estos recursos, incluso en la labor de respuesta al tsunami del Océano Índico (unos 60 millones de euros anuales). La Comisión está dispuesta a ampliar este recurso a otras organizaciones, para sostener, por ejemplo, un centro de alerta rápida en el Océano Índico.

El sistema de Vigilancia Mundial del Medio Ambiente y la Seguridad (GMES) es una iniciativa de la Comisión Europea y la Agencia Espacial Europea que ofrece servicios de información por satélite y terrestre. Seguirá aportando una contribución esencial a los programas de ayuda humanitaria y auxilio en caso de catástrofe.

Se han previsto medidas de ayuda y actividades de I+D adicionales para ofrecer la colaboración de las TIC a la investigación y la política europeas de reducción de las catástrofes. Entre ellas se incluyen las siguientes:

- transferencia de tecnología entre la UE y los países y regiones del Océano Índico expuestos a los tsunamis, con el fin de compartir las mejores prácticas de uso de la tecnología avanzada de comunicación de la información para los sistemas de alerta rápida, fomentar la normalización y adaptarla a las condiciones y necesidades locales;

- colaboración con los institutos especializados de los países ribereños del Mediterráneo, con objeto de estimular un planteamiento armonizado de los sistemas de alerta rápida ante maremotos en la cuenca mediterránea;

- otras actividades y foros industriales destinados a subsanar las deficiencias de las tecnologías existentes de alerta rápida y fomentar la interoperatividad.

[1] Condiciones operativas necesarias para posibilitar el suministro neutral, imparcial y no discriminatorio de la ayuda humanitaria y garantizar a las víctimas de las catástrofes el acceso libre y directo.

[2] El 14 de marzo de 2002 el Consejo adoptó los compromisos de Barcelona, que se basan en las mejores prácticas admitidas internacionalmente, en concreto por el grupo operativo del Comité de Ayuda al Desarrollo de la OCDE sobre las prácticas de los donantes, y se inscriben en un proceso de armonización de las políticas y procedimientos de ayuda exterior adoptado por los Estados miembros y la Comunidad.

[3] Reglamento (CE) nº 381/2001 del Consejo, de 26 de febrero de 2001, por el que se crea un mecanismo de reacción rápida.

[4] El término «situación compleja de urgencia» se refiere a una crisis humanitaria en una zona en conflicto.

[5] Las «Directrices de Oslo» de 1994 se refieren a las catástrofes naturales, y las «Directrices RMDC» de 2003 a las de origen humano.

[6] Por ejemplo, ACNUR para los refugiados, UNICEF para la infancia, CICR (Comité Internacional de la Cruz Roja) para la protección de los prisioneros y la población civil y la aplicación del derecho humanitario internacional, OCAH para la coordinación de la ayuda humanitaria, etc.

[7] Equipos de las Naciones Unidas de Evaluación y Coordinación en Casos de Desastre.

[8] Equipos de Evaluación y Coordinación sobre el Terreno.

[9] Artículo III-321, apartado 5, de la Constitución.

[10] Decisión del Consejo, de 23 de octubre de 2001, por la que se establece un mecanismo comunitario para facilitar una cooperación reforzada en las intervenciones de ayuda en el ámbito de la protección civil (2001/792/CE, Euratom).

[11] COM(2005)137 de 20.4.2005.

[12] Véanse las propuestas de la Comisión de un instrumento de preparación y respuesta rápida ante emergencias graves [COM(2005) 113 final de 6.4.2005] y de un instrumento de estabilidad [COM(2004) 630 final de 29.9.2004].

[13] Véase también el apartado 3.3. de la comunicación de la Comisión «Mejora del mecanismo comunitario de protección civil» [COM(2005)137 final de 20.4.2005]. Concuerda completamente con el sistema ARGUS de la Comisión, que relaciona todos los sistemas especializados de alerta rápida dentro de ella.

[14] Artículo 54 del Reglamento financiero.

[15] COM(2004) 630 final de 29.9.2004.

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