EUR-Lex Access to European Union law
This document is an excerpt from the EUR-Lex website
Document 51998AR0266
Opinion of the Committee of the Regions on the 'European Spatial Development Perspective'
Dictamen del Comité de las Regiones sobre la «Perspectiva Europea de Ordenación del Territorio»
Dictamen del Comité de las Regiones sobre la «Perspectiva Europea de Ordenación del Territorio»
CdR 266/98 fin
OJ C 93, 6.4.1999, p. 36
(ES, DA, DE, EL, EN, FR, IT, NL, PT, FI, SV)
Dictamen del Comité de las Regiones sobre la «Perspectiva Europea de Ordenación del Territorio» CdR 266/98 fin
Diario Oficial n° C 093 de 06/04/1999 p. 0036
Dictamen del Comité de las Regiones sobre la «Perspectiva Europea de Ordenación del Territorio» (1999/C 93/07) EL COMITÉ DE LAS REGIONES, vista la Perspectiva Europea de Ordenación del Territorio (PEOT); vista la decisión de la Comisión de 8 de junio de 1998 de consultar al Comité de las Regiones a este respecto, de conformidad con el primer párrafo del artículo 198 C del Tratado constitutivo de la Comunidad Europea; vista la decisión de su Mesa de 15 de julio de 1998 de asignar la preparación del dictamen a la Comisión de Ordenación del Territorio, Política Urbana, Energía y Medio Ambiente (Comisión 4); visto el proyecto de Dictamen (CDR 266/98 rev. 2) aprobado por la Comisión 4 el 11 de diciembre de 1998 (ponente: Sra. Claude du Granrut, coponente: Sr. Anders Knape), ha aprobado por mayoría en su 27° Pleno celebrado los días 13 y 14 de enero de 1999 (sesión del 14 de enero) el presente Dictamen. 1. Observaciones generales 1.1. Objetivos y planteamiento de la PEOT 1.1.1. La elaboración de la Perspectiva Europea de Ordenación del Territorio (PEOT) demuestra la voluntad de la Unión Europea de afrontar los retos económicos mundiales y de intensificar paralelamente su integración económica, al tiempo que reconoce el papel creciente de las autoridades regionales y locales en el desarrollo territorial y prepara su ampliación a los países de Europa Central y Oriental. Esta voluntad está en línea con los tres objetivos fundamentales definidos por la reunión informal de Ministros de Ordenación del Territorio celebrada en Leipzig: la cohesión económica y social, el desarrollo sostenible y la competitividad territorial equilibrada por la solidaridad. Con estas miras, la PEOT propone un planteamiento de desarrollo territorial, integrado y pertinente en cuanto a su zona de aplicación, que permita una utilización más equilibrada, eficaz y responsable del espacio europeo y una mejor gestión de sus recursos naturales, humanos y técnicos. A fin de tener en cuenta la diversidad de los territorios y la complejidad de los envites económicos y sociales, la PEOT propugna un proceso de decisión en el que participen los distintos niveles de responsabilidad, favoreciendo la coherencia y complementariedad de las acciones de ordenación y desarrollo del territorio realizadas por los Estados miembros. 1.1.2. La PEOT sugiere igualmente la integración efectiva de los impactos territoriales de las políticas comunitarias, como fuente de valor añadido y de máximo aprovechamiento de las intervenciones de la Unión Europea. Así pues, la aplicación de la PEOT implica una coordinación tanto horizontal como vertical de las políticas comunitarias sectoriales y de las acciones realizadas por los distintos niveles de autoridad territorial que contribuyen a la ordenación y desarrollo del territorio. Por su visión global del espacio europeo, la PEOT invita a los Estados miembros y a los entes regionales y locales a definir, y después tomar en consideración, los problemas de ordenación del territorio que se plantean incluso más allá de sus propias fronteras. Aunque la PEOT se presenta como un documento de referencia y recalca que no tiene carácter prescriptivo, sí tiende a legitimar el concepto de ordenación territorial que propugna, así como el proceso de concertación generado por dicho concepto y la necesidad de situar toda acción de ordenación territorial en la perspectiva espacial europea. A fin de demostrar la contingencia de este último punto, la PEOT propone cuatro ámbitos de acción para la ordenación del territorio, que acusan una fuerte evolución y revisten gran importancia para el conjunto del territorio europeo, y, por otra parte, procede a un análisis del impacto de las políticas comunitarias sobre ordenación espacial del territorio europeo. Se trata de los siguientes ámbitos: - La aplicación de una nueva política urbana; - la asociación campo-ciudad y el papel de las zonas rurales; - la acción en materia de transportes, comunicación y acceso al conocimiento; - la protección del patrimonio cultural y natural de Europa. Por lo que se refiere a las políticas comunitarias -política agrícola común, fondos estructurales, medio ambiente, competencia, infraestructuras de transportes y comunicaciones- la PEOT considera que su impacto territorial no es anodino y que es necesario analizar sus efectos, lo que debería conducir a incrementar su complementariedad y optimizar sus efectos económicos y sociales. 1.2. Observaciones generales y análisis crítico 1.2.1. El Comité de las Regiones reconoce la calidad de los análisis y observaciones de la PEOT, así como el carácter ilustrativo de los cuadros y mapas que lo acompañan, aunque considera que aún podrían mejorarse (). El Comité de las Regiones considera en general que el concepto de desarrollo territorial propuesto por la PEOT es una contribución importante a la integración de la Unión Europea y que, sin integración espacial, la integración europea no será completa. Hoy por hoy, la PEOT debe ser un documento de referencia para los actores nacionales, regionales y locales de la ordenación del territorio, que, dadas las enormes diferencias de sus prácticas e instituciones, necesitan referencias a la vez innovadoras e incuestionables que constituyan un valor añadido a las actuales prácticas e instrumentos, incluidos los de tipo institucional. En otros términos, la PEOT no debe presentarse como un nuevo nivel de planificación que autorizaría su injerencia en los ámbitos de competencia de los responsables nacionales, regionales y locales, sino que debe convencer a éstos de que enriquece sus reflexiones y les brinda nuevas perspectivas de acciones y una mayor eficacia para sus realizaciones. Ahora bien, en algunos aspectos, podría mejorarse la calidad de los análisis de la PEOT. 1.2.2. No habría holgado destacar los elementos espaciales de la mundialización de la economía y sus efectos a medio y largo plazo, tanto en términos de flujos comerciales, implantación de empresas, plazas financieras, relaciones entre megalópolis de importancia mundial, actividades de las denominadas ciudades puerta y ciudades portuarias de la Unión, y condiciones de suministro de recursos energéticos. Dicho análisis habría permitido determinar con mayor precisión el riesgo ulterior de aumento de las disparidades regionales tal y como ha quedado patente en el informe sobre la cohesión y, por consiguiente, subrayar las orientaciones políticas prioritarias que se deberían aplicar en un futuro próximo para luchar de manera eficaz contra esta tendencia y preparar las actuaciones políticas posteriores al año 2006. Otro tanto cabe decir de la ampliación de la Unión Europea. Los países candidatos a la adhesión no son simples añadidos territoriales, sino países con un pasado, un patrimonio y unos recursos, pero también con debilidades económicas propias, que repercutirán en la organización del espacio europeo. Sería necesario llevar a cabo un verdadero trabajo de análisis prospectivos en un breve plazo de tiempo a fin de estudiar de forma detallada las consecuencias directas e indirectas de las ampliaciones, tanto para los actuales como para los futuros miembros de la Unión Europea. La PEOT debería tener más en cuenta el papel estratégico de las regiones de Europa meridional como interfaz natural entre la Europa continental y la ribera sur del Mediterráneo y como espacio que podría contribuir a la política de cooperación euromediterránea y proponer orientaciones para responder a los problemas específicos de las zonas de montaña. 1.2.3. La PEOT habría podido ahondar en los efectos de la interdependencia creciente de los Estados miembros, el impacto del mercado único, la libre circulación de personas y capitales, la difusión de las nuevas tecnologías y la aplicación del euro, para examinar sus repercusiones espaciales y, por ejemplo, los efectos previsibles en algunas zonas que adquieren nuevo interés, y la creación de nuevos corredores de desarrollo. Esta puesta en perspectiva podría abrir la vía a un estudio comparativo de la organización espacial de los corredores europeos tradicionales y de sus puntos débiles en relación con el nuevo concepto espacial y territorial de desarrollo propugnado por la PEOT. En esta vía, se podría tomar en consideración el papel de «centro de gravedad» que desempeñaría tal ciudad o tal red de ciudades, así como los efectos de la aplicación de infraestructuras de transportes apropiadas y la contribución de centros de investigación para dar un impulso económico y valorizar el potencial de actividades de regiones actualmente con retraso de desarrollo. 1.2.4. La PEOT se refiere a la experimentación INTERREG IIC para poner de relieve los efectos beneficiosos de la cooperación transnacional y demostrar que permite valorizar las inversiones. El Comité considera que habría sido interesante añadir acciones de asociación regional más específicas, dirigidas a zonas de menor importancia geográfica o con desventajas debidas al clima, la situación periférica, la insularidad o el relieve, pero más concluyentes en términos de resultados inmediatos espaciales y económicos. Ello remediaría, además, las limitaciones derivadas de la falta de coherencia territorial en algunos programas de INTERREG IIC. Por último, la PEOT, a pesar de reconocer, con razón, que la diversidad constituye una de las fortalezas de la Unión Europea y que no hay que correr el riesgo de reducirla, no va hasta las últimas consecuencias de dicha afirmación. Para mantener la diversidad, es necesario reconocer la existencia de las políticas espaciales a nivel regional y local y sus cualidades irreemplazables tanto para el marco de vida y actividades de los habitantes como para el ejercicio de la democracia. La PEOT habría debido hacer mayor hincapié en esta aplicación del principio de subsidiariedad en su enfoque de la ordenación territorial. La integración de las políticas regionales de ordenación del territorio es la clave del concepto de ordenación territorial propuesto por la PEOT. El Comité de las Regiones mantiene que los actores regionales y locales son los elementos fundamentales de toda visión europea de la ordenación territorial debido a su capacidad para compaginar las expectativas de sus conciudadanos con las normas de solidaridad europea, también mediante la participación de los medios económicos y sociales que intervienen en el desarrollo local. Por lo que se refiere a las políticas sectoriales comunitarias, el Comité de las Regiones considera que la PEOT habría debido ser más explícita y pedir el análisis sistemático de su impacto espacial y la organización a nivel institucional de su necesaria coordinación. Se trata de un problema de eficacia y sana gestión de los fondos públicos para lo que la Comisión debe dar ejemplo. 1.3. Las funciones de la PEOT Para terminar estas observaciones generales, el Comité de las Regiones manifiesta su deseo de que la PEOT desarrolle tres funciones: conocimiento, propuesta y planteamiento político. 1.3.1. La función de conocimiento La propia PEOT reconoce que se debe perfeccionar esta primera función. Es el objetivo de los seminarios de profundización organizados por la Comisión y los Estados miembros y en los que participan miembros del Comité de las Regiones (). Cada uno de los temas es examinado por expertos y posteriormente discutido por responsables territoriales de todos los niveles e ilustrado por iniciativas INTERREG IIC. El Comité de las Regiones propone que las enseñanzas de estos seminarios, que permiten una primera aplicación de la PEOT, sirvan también para definir las misiones del Observatorio de la Red para la Ordenación del Territorio Europeo, OROTE. El CDR sugiere que se realice un esfuerzo particular en materia de intercambios, estudios e investigaciones en favor de los PECO. 1.3.2. La función de propuesta El Comité de las Regiones sugiere dos orientaciones a corto plazo: una de tipo experimental y otra de tipo institucional. Basándose en los trabajos de la PEOT, deberían seleccionarse algunas zonas de acción territorial europea además de las de INTERREG IIC, como zonas piloto del concepto de ordenación territorial propugnado por la PEOT, tanto para la coordinación de sus programas de ordenación territorial como para la territorialización de las políticas comunitarias que deban aplicarse. Una de estas zonas debería permitir experimentar un plan de acción de asociación campo-ciudad. Además de los mecanismos e instrumentos de coordinación territorial, la PEOT debería estar capacitada para proponer instrumentos jurídicos y financieros de cara a una organización más estructurada de las distintas formas de cooperación transnacional. 1.3.3. La función política La función política de la PEOT se limita, por el momento, al reconocimiento por los responsables políticos, a todos los niveles territoriales, de su problemática y planteamiento. La credibilidad de la PEOT, que depende del valor añadido de sus análisis y propuestas, se verá reforzada por la aplicación de su planteamiento en zonas de acción piloto, por la integración de los distintos niveles de responsabilidad territorial -y, en particular, regionales- en toda programación de ordenación del territorio y por la aplicación de su metodología de decisión basada en el consenso. La PEOT no debe descuidar otro elemento de influencia que conduce a opciones políticas: las políticas sectoriales comunitarias y, en concreto, la PAC y los fondos estructurales. Cuando los Estados miembros tomen conciencia de que el enfoque de la PEOT permite evitar los solapamientos de programas, o rentabilizar mejor, incluso a largo plazo, las inversiones, reconocerán el servicio «político» que la PEOT puede prestarles. La PEOT no tiene por objeto modificar las competencias atribuidas a los distintos niveles de poder territoriales sino mostrarles la vía de una lógica espacial. El territorio es un bien que se beneficia de una utilización más racional e integrada de sus equipamientos y potencialidades de desarrollo. 2. Observaciones específicas 2.1. Acerca de la propuesta de un sistema de ciudades más equilibrado y policéntrico El CDR acoge con satisfacción el hecho de que la PEOT considere las ciudades como un factor vital para el dinamismo económico de las regiones y la competitividad de la Unión Europea frente al resto del mundo, y como depositarias activas de la cultura y la civilización europea en toda su diversidad. 2.1.1. Sobre el diagnóstico El CDR considera que la PEOT ha enumerado el conjunto de los problemas de las ciudades europeas que dificultan su desarrollo y causan el declive de algunas de ellas. Cada ciudad experimenta una combinación peculiar de problemas y potencialidades. La PEOT podría haber aprovechado la ocasión de su necesario análisis para afirmar que la política seguida por los responsables locales es indispensable y debe ser aceptada y coordinada con todas las demás intervenciones nacionales o europeas. La PEOT señala la necesidad de disponer de informaciones significativas y comparables sobre las ciudades europeas para una gestión urbana adecuada. A este respecto, el CDR recuerda la decisión de la Comisión Europea de proceder a una auditoría urbana sobre 58 ciudades, 8 conurbaciones y 21 regiones metropolitanas, dirigida principalmente a medir la calidad de vida. El CDR recuerda, asimismo, la encuesta que preconiza para comprobar la aplicabilidad, validez y viabilidad de algunos indicadores que sirven para medir las condiciones de vida en las ciudades y zonas urbanas cualquiera que sea su tamaño. En el Foro europeo sobre la ciudad celebrado en noviembre de 1998 en Viena se ha podido hacer un balance de estas encuestas y este planteamiento y reconocer el carácter irreemplazable de la experiencia de las autoridades locales para la elaboración de una política urbana integrada. Si hubiera que crear un grupo de expertos en desarrollo urbano con carácter permanente, en él deberían participar representantes de los entes locales. 2.1.1.1. Los responsables de la redacción de la PEOT deberían haber prestado mayor atención a una serie de puntos. Se trata, por una parte, de la tendencia al constante crecimiento espacial de las ciudades y, por otra, de la evolución de los factores de localización de actividades económicas que favorecen la creación de nuevos polos de desarrollo. En general, la PEOT es más una especie de instantánea de una situación que un planteamiento de cara al futuro de aquí a diez o veinte años: - ¿Qué sentido habrá que dar a las «ciudades puerta»? ¿Es necesario intentar multiplicarlas y reforzarlas teniendo en cuenta sus debilidades? - ¿Los ejemplos de redes y conjuntos de ciudades han permitido establecer el nivel óptimo de densidad de población para su desarrollo? ¿Existe un vínculo estructural entre red de ciudades y corredor? y ¿cuáles son los factores de su complementariedad? - ¿El coste financiero de la ampliación de las ciudades y del desarrollo de las zonas periurbanas no oculta la realidad del coste de funcionamiento de los transportes e infraestructuras de equipamiento? 2.1.1.2. El CDR ha observado una laguna importante porque afecta a la filosofía de la ordenación del desarrollo: a pesar de que se trata de zonas que agrupan al 80 % de la población europea, la PEOT no toma posición en relación con el ciudadano de a pie y, pese a que denuncia, con razón, la exclusión y sus efectos nefastos, no prevé confiar un papel a los que viven entre o cerca de los que padecen esta situación. 2.1.2. Sobre la estrategia La PEOT propone aplicar a las ciudades el principio de la dimensión policéntrica combinaba con una concentración descentralizada y considera, con razón, que puesto que la evolución de las ciudades europeas afecta perceptiblemente al equilibrio del territorio europeo, ésta sólo puede concebirse en coordinación o bien con otras ciudades, o bien con su zona de influencia, o bien con las dos. Por otra parte, toda acción que deba acometerse en favor de las ciudades representa un campo de operaciones para las estrategias transectoriales de ordenación territorial. Todo esto debería desembocar en un sistema de ciudades más equilibradas y policéntricas. Este sistema tendría la ventaja de favorecer la cooperación entre las ciudades, contribuir al replanteamiento del interfaz entre una ciudad y su zona de influencia, contener la expansión superflua de las aglomeraciones y establecer un nuevo tipo de relación entre las ciudades y el campo. 2.1.2.1. El sistema de ciudad policéntrica y la zona urbana funcional El sistema de ciudad policéntrica propuesto por la PEOT puede constituir un marco de acción dentro del cual se reconozcan las necesidades de las ciudades y de sus inmediaciones y se aporten las respuestas oportunas en un marco territorial. A este respecto, a pesar de que el CDR admite que las ciudades europeas experimentan problemas similares y que es conveniente realizar un esfuerzo de sistematización y coordinación, recuerda, sin embargo, que su diversidad no permite imponer un sistema único y válido para todas las ciudades. El CDR hace hincapié en la aplicación flexible de la combinación de las tres piedras angulares de la política urbana, es decir: - reforzar la estructura urbana y la competitividad económica; - mejorar el acceso y la fluidez de los transportes concediendo prioridad a los transportes colectivos; - realizar una acción de identidad cultural y luchar contra toda forma de exclusión. Por otra parte, consciente de la necesidad de reequilibrar la expansión de las ciudades y mantenerlas mejor dentro de sus perímetros gracias a una dimensión policéntrica, la PEOT habría podido basarse en el concepto de «zona urbana funcional» (), ya que una ciudad o una red de ciudades es un territorio estrechamente relacionado en términos de economía local y regional y de movilidad diaria de sus habitantes. Este concepto facilita la aplicación de una política multisectorial y de un proceso de decisión concertado entre todos los niveles territoriales de intervención. Asimismo, permite actuar sobre los puntos «neurálgicos» y diferentes de una zona a otra, ya sea el desarrollo económico, los transportes, los barrios con dificultades, la lucha contra la contaminación, la calidad paisajista o el apoyo a actividades culturales. El concepto de zona urbana funcional es también un factor pertinente en cuanto a la determinación de la magnitud idónea y la orientación de las intervenciones. Por último, el CDR recuerda que, para dar aún más impacto a los compromisos de los interlocutores locales y nacionales, es necesario que las políticas sectoriales europeas que inciden en las ciudades sean apropiadas y que, si procede, se pongan en marcha nuevas acciones comunitarias. Se trata de una especie de compromiso moral sin el cual no podría acometerse una política urbana europea. 2.1.2.2. El desarrollo sostenible de las ciudades Para garantizar el futuro de las ciudades, la PEOT propone una serie de opciones políticas destinadas a mantener sus funciones económicas y de servicios, evitar su dispersión, ayudar a la gestión prudente de su ecosistema y facilitar la movilidad de sus habitantes. El CDR manifiesta su deseo de que se prolonguen estas opciones teóricas y se complementen con propuestas de acciones concretas, a menudo experimentadas por algunas ciudades de Europa, que puedan demostrar la interacción de los elementos políticos de la ordenación territorial en función, en particular, del factor «espacio urbano». Así pues, las ciudades pueden evitar un crecimiento incontrolado generador de costes suplementarios de transportes, utilización de los suelos y consumo de energía, planificando un crecimiento en contigüidad con barrios existentes y «consolidados» y facilitando la realización de nuevas instalaciones residenciales en función de la implantación de los transportes colectivos públicos. Por otra parte, la calidad de vida se ha convertido en un factor importante para la implantación de empresas: además de la disponibilidad de terrenos, factores tales como el equipamiento en infraestructuras de transporte, servicios y polos de investigación y desarrollo cuentan cada vez más tanto para las empresas como para los trabajadores. Por ello la creación de empleo estable y de calidad y la reducción del desempleo deben constituir el objetivo primordial al que se subordinen tanto las políticas de fomento de la actividad productiva como las políticas de ordenación del territorio. La ordenación del territorio regional deberá realizarse de modo que no constituya un obstáculo, sino un factor dinamizador de la actividad productiva regional. Respecto a la organización de los transportes, elemento esencial de la vida urbana, el CDR sugiere un sistema de transporte intermodal con tarificación única dentro de perímetros bien definidos, articulado con una red de transportes en común para las ciudades de pequeña y mediana magnitud que pertenezcan a la misma área de desarrollo, a fin de crear los vínculos de una complementariedad cultural y económica. En relación con las aglomeraciones urbanas situadas en regiones industriales en proceso de cambio, deberá aplicarse la noción de desarrollo sostenible, dando preferencia, en particular, a la búsqueda de nuevas actividades urbanas en el interior y alrededor de las zonas industriales abandonadas. Por último, deberá prestarse una atención especial a los cascos históricos con los que están dotadas la mayoría de las grandes ciudades de Europa a fin de garantizar su renovación y revitalización, colocándolos en píe de igualdad con las demás partes de la ciudad. Para las ciudades históricas cuyo patrimonio excepcional esté mundialmente reconocido, como Florencia, Weimar y, dentro de algunos años, Praga y Cracovia, deberá procurarse que no se conviertan en museos solidificados en su pasado, sino, al contrario, en centros de cultura abiertos a las corrientes del arte contemporáneo en todas sus formas. 2.1.2.3. La organización de asociaciones En aras del reequilibrio de las ciudades y, por consiguiente, del territorio europeo, la PEOT sugiere la asociación entre ciudades, por considerar que aporta un valor añadido a la acción local o nacional. El CDR señala que existen ejemplos de asociación de los que ya se pueden extraer enseñanzas. La asociación entre ciudades de mediana magnitud que abarca generalmente varios ámbitos debe ser visible y alcanzar resultados rápidos y tangibles, ya que lo que está en juego es su credibilidad ante los habitantes de estas ciudades para que deseen movilizarse y expresar su deseo de participación en la vida colectiva. La asociación entre aglomeraciones de gran magnitud («ciudades puerta», capitales, ciudades portuarias o aeroportuarias) se limita generalmente a una o dos acciones prioritarias, basadas en un intercambio de experiencias y que corresponden a una preocupación principal para la que puede alcanzarse una solución satisfactoria en un plazo razonable. La iniciativa INTERREG IIC tiene por objetivo favorecer estas asociaciones y aplicar las orientaciones de la PEOT. En el caso de la zona metropolitana del Noroeste, los temas de elección de los entes nacionales y regionales se han centrado en dos ámbitos: las zonas urbanas y los transportes. Para las zonas urbanas, refuerzo de la competitividad de las ciudades y, en particular, de las ciudades fronterizas y mayor apoyo a las redes de ciudades. Para los transportes, accesibilidad a los transportes urbanos, limitación del tráfico viario y desarrollo de la intermodalidad. Dado que cabe prever que todas las ciudades de Europa estarán llamadas a participar en acciones de asociación, parece conveniente que estén guiadas en esta vía por las enseñanzas extraídas del funcionamiento de las que ya existen. Ello es más importante si cabe para las asociaciones que deberán crearse con las ciudades de los países de Europa Central y Oriental. Las necesarias adaptaciones previsibles podrían examinarse en el grupo de contacto del CDR. El Comité de las Regiones habría deseado que la PEOT especificara aún más los objetivos, vías y medios de estas asociaciones, que pueden tener, según los casos, una función de apoyo dinámico a una o más actividades económicas existentes o previsibles en un desarrollo futuro. Este último punto es esencial, en particular, para las regiones en situación de desertización, para algunas regiones periféricas, y más aún para las regiones ultraperiféricas. La PEOT habría debido examinar con mayor profundidad sus problemas específicos y proponer acciones territoriales que contribuyan a valorizar su potencial, y les den razones para confiar y participar en este planteamiento y demostrar así su validez. 2.1.3. Aplicación Por lo que se refiere a la aplicación de las propuestas de la PEOT en materia de política urbana, el CDR ve confirmados sus temores, reiterados en sucesivas ocasiones, y lamenta constatar que el nuevo objetivo n° 2 ha tenido insuficientemente en cuenta las acciones urbanas y las conclusiones que deben extraerse de los programas acogidos a la iniciativa Urban. Lo mismo ocurre con las zonas rurales, cuando las orientaciones de la PEOT habrían debido ser fuente de inspiración para la utilización de los fondos estructurales en estos ámbitos. 2.1.3.1. El CDR pide que los criterios de subvencionalidad del objetivo n° 2 autoricen la realización de operaciones, incluso específicas, que se integren en una programación global en favor de las ciudades o las áreas urbanas funcionales. Asimismo, considera que el objetivo n° 3 debe ponerse al servicio del crecimiento económico de las ciudades o de las áreas urbanas funcionales y permitirles luchar contra la exclusión. Por último, sugiere que dentro del objetivo n° 1 se fomenten y multipliquen las acciones en favor de las ciudades y las áreas urbanas funcionales. El CDR recuerda, como se ha indicado supra, que las políticas sectoriales comunitarias deben modificarse para integrarse eficazmente en los programas en favor de las ciudades o de las áreas urbanas funcionales. La ayuda comunitaria debe movilizarse también para favorecer los programas que recurren a la coordinación de los distintos niveles de poder territoriales. 2.1.3.2. Como se recordaba en el Dictamen del CDR sobre cuestiones urbana (), la aplicación de una política urbana europea requiere también cambios institucionales. Se ha propuesto la creación de un equipo interdisciplinario en la Comisión Europea, asistido por un grupo de expertos. El CDR recuerda que los representantes de los entes locales deberían participar en dicho grupo. Su presencia será la garantía de su contribución como expertos pero también, para el conjunto de los entes locales, de la renovación de su reflexión sobre los problemas urbanos. La acción en favor de las ciudades y áreas urbanas funcionales requiere generalmente programas a largo plazo y de costes elevados. Deberá perseguirse la contribución de inversores privados, a veces extranjeros, porque no hay duda de que la mundialización de la economía puede y debe ponerse al servicio del dinamismo de las ciudades y áreas urbanas funcionales europeas. 2.1.3.3. Por último, si el CDR insiste tanto en la participación de las autoridades locales es porque detrás están los ciudadanos, que cumplen una función destacada como actores de la cohesión social y el desarrollo económico. Por el momento, los ciudadanos conocen poco o nada la PEOT, cuando precisamente puede ser la ocasión de que se replanteen de manera saludable su papel en la ordenación y desarrollo del lugar donde viven. 2.2. Un nuevo tipo de relación campo-ciudad 2.2.1. Asociación campo-ciudad En materia de asociación campo-ciudad, el CDR considera que las áreas metropolitanas, y no las rurales, son las que presentan más problemas, y que a menudo son sus problemas los que perturban el equilibrio de las zonas rurales. Esto sucede en las grandes metrópolis que van ganando terreno rural para cubrir su necesidad de espacio para la construcción de infraestructura de transporte y vivienda. Por otra parte, las relaciones entre las grandes ciudades y su zona de influencia se ven también dificultadas por otros factores. A pesar de una urbanización constante, los centros de las conurbaciones siguen perdiendo empresas y despoblándose en favor de sus zonas periféricas. La población es cada vez más exigente en materia de superficie de vivienda, coste de los bienes inmuebles y calidad del medio ambiente. Estas exigencias muy a menudo sólo pueden satisfacerse fuera de los centros urbanos. Esto va unido a una segregación social. Las empresas que no se ven obligadas a instalarse dentro de las ciudades buscan terrenos mayores, menos caros y situados en las inmediaciones de los accesos a las redes de carreteras y autopistas. Sus actividades pueden desarrollarse así en mejores condiciones y la empresa puede prever más fácilmente una ampliación. Las ciudades se ven obligadas a seguir manteniendo sus infraestructuras y, sobre todo, las instalaciones sociales y culturales, y esto con rentas en disminución. Paralelamente, la red de transportes colectivos debe ampliarse a los alrededores, a costa de importantes gastos. Los trayectos diarios individuales se vuelven cada vez más largos y provocan la congestión de los ejes de carreteras, sobrecargados en las horas punta. El desarrollo de las ciudades no puede realizarse sin tener en cuenta la periferia porque en las zonas metropolitanas, las competencias administrativas exigen imperativos políticos. Con el fin de superar los límites administrativos y los subsiguientes problemas financieros, el CDR considera urgente y necesario mejorar la planificación común de las ciudades y zonas de influencia y la cooperación regional previendo formas de coordinación entre los entes locales y regionales respecto de las actividades de ordenación del territorio. En el espacio europeo, donde van a seguir concentrándose las zonas de viviendas es en las grandes áreas urbanas, motores del desarrollo económico europeo. Para alcanzar el objetivo principal de la PEOT, es decir, el desarrollo equilibrado y sostenible, es indispensable establecer estrategias políticas específicas para estas áreas. Por último, el CDR hace hincapié en dos puntos: - la problemática de las grandes metrópolis y la de las ciudades de pequeña y mediana magnitud es muy diferente de la de sus zonas de influencia y no requiere las mismas respuestas; - la PEOT debe limitarse a indicar las orientaciones que resulten más positivas para respetar la acción de los actores del terreno. 2.2.2. Diversificación de las actividades en las zonas rurales La PEOT procede a un análisis breve pero pertinente de la evolución del papel de las zonas rurales; sin embargo, las opciones políticas que propone para los espacios rurales dan la impresión de que éstos sirven, sobre todo, para preservar la viabilidad de las aglomeraciones urbanas. Esto resulta particularmente evidente en la afirmación de que la producción energética en las proximidades de las grandes ciudades, a partir de la biomasa y de los residuos urbanos representa perspectivas prometedoras para la diversificación de la economía de las zonas rurales. Ahora bien, el desarrollo sostenible de las zonas rurales no debe ser considerado en ningún caso desde esa perspectiva. Del mismo modo, no se puede afirmar que el desarrollo de zonas de cultivo intensivo no agrava los problemas, sin matizar esta afirmación. La agricultura intensiva amenaza con soterrar la imagen del campo como lugar de turismo y descanso; además, representa una amenaza para las aguas subterráneas y puede acelerar la erosión de los suelos. Por su parte, la agricultura tradicional no debería verse expuesta a la ligera al reto de la competencia internacional, ya que atiende mucho mejor al principio de sostenibilidad y contribuye a la conservación de los paisajes conformados por el hombre. Los espacios rurales abarcan alrededor del 80 % del territorio de la Unión. Tienen un papel primordial que desempeñar en la elaboración de productos agrarios y en el contexto ecológico general, pero no deberían limitarse a esas dos funciones. En particular, las zonas rurales no deben considerarse como una reserva de la diversidad biológica, de las riquezas naturales, de parajes y del medio ambiente para único provecho de la población urbana. Por tanto, no hay lugar a dudas ni hace falta demostrar que las zonas rurales son importantes como espacios de vida y de economía autónomos. El CDR insiste en que la PEOT les conceda un lugar más importante en sus debates y orientaciones. Cada zona rural debe considerarse con sus fortalezas y debilidades estructurales propias. A partir de esta configuración de las zonas rurales y de sus disparidades, es necesario determinar ejes de trabajo que permitan alcanzar un desarrollo autónomo, respetando al mismo tiempo el principio de igualdad de calidad de vida. Los espacios rurales no deben considerarse como zonas de segunda clase respecto de los núcleos urbanos. Se trata de interlocutores de pleno derecho en la aplicación de proyectos comunes. En su Convenio europeo sobre zonas rurales (1998), el Consejo de Europa hace hincapié en una valorización equitativa del campo y las ciudades y en un desarrollo de las zonas rurales que satisfaga de manera prioritaria los intereses y necesidades de las poblaciones interesadas. El CDR apoya las recomendaciones del Consejo de Europa sobre el desarrollo de los espacios rurales y propone que el proyecto de Convenio europeo sobre zonas rurales se tenga en cuenta en el proyecto de la PEOT. Los índices de desempleo, a menudo elevados, de las zonas rurales en la periferia de las grandes ciudades reflejan las dificultades económicas de estas zonas. La insuficiente oferta en materia de educación y formación profesional que impulsa a los jóvenes a abandonar estas regiones crea disparidades sociales y contribuye al envejecimiento de la población. En las zonas rurales periféricas poco pobladas, las ciudades de pequeña y mediana magnitud, en tanto que centros económicos y culturales, revisten una importancia capital para su región. Por tanto, es necesario incluir en los objetivos políticos de la PEOT el refuerzo sostenible de estas ciudades, por ejemplo, mejorando su red de carreteras, ampliando su red de transportes públicos e inculcándoles las ventajas de su complementariedad, lo que redundará en beneficio del conjunto de sus zonas de influencia. El programa sobre regiones protegidas Natura 2000 se aplicará casi exclusivamente en las zonas rurales de la Unión. Es cierto que esto condicionará las posibilidades de desarrollo de actividades económicas en algunas zonas rurales, pero les ofrecerá oportunidades de diversificación. El CDR considera que la población interesada debe participar en la aplicación de Natura 2000 y que deberá preservarse la función económica, social y cultural de estos lugares a fin de no convertirlos en «reservas de la naturaleza». La ampliación de la Unión al Este también aumentará la necesidad de reforzar los espacios rurales: las regiones situadas en las fronteras interiores de la Unión son en su mayoría rurales. El CDR opina que también es necesario fomentar el desarrollo de estas regiones mediante medidas políticas de cooperación transfronteriza entre países, regiones y municipios. 2.3. El acceso a las infraestructuras de comunicación Las políticas comunitarias en materia de infraestructuras y transporte deben evolucionar hacia un sistema de comunicaciones y transporte más coherente y respetuoso con el medio ambiente. Los progresos realizados en el ámbito de las tecnologías de comunicación producirán igualmente cambios importantes en la localización y en los modelos de actividades. 2.3.1. El CDR propone las opciones siguientes para mejorar el acceso a las infraestructuras de transporte y comunicación: - Mejora de las infraestructuras, incluidos los servicios de transportes terrestres y aéreos o marítimos en las zonas con desventajas geográficas permanentes, en las zonas aisladas, periféricas, ultraperiféricas y otras regiones remotas. - Promoción de una accesibilidad intercontinental más equilibrada desde y hacia los principales puertos y aeropuertos. - Mejora de la accesibilidad mediante transportes públicos regionales eficaces en las zonas sin acceso directo a las grandes redes. - Mejora del acceso a las redes de telecomunicación y ajuste de las tarifas para que sean compatibles con la dotación de «servicios universales» en las áreas débilmente pobladas y en las zonas económicamente desfavorecidas. 2.3.1.1. Acerca de su utilización más eficaz y sostenible, el CDR propone las siguientes medidas: - Refuerzo de las políticas de localización que limiten la dependencia del automóvil privado y favorezcan el transporte multimodal. - Moderación del tráfico por carretera en los ejes congestionados, por ejemplo, mediante la aplicación de tarifas y la internalización de los costes ambientales en los costes del transporte, así como fomentando la sustitución del camión por el tren para el transporte de mercancías. - Refuerzo de la multimodalidad y del transporte combinado en los eurocorredores, incluyendo la explotación de las oportunidades ofrecidas por los puertos europeos para la navegación costera y el cabotaje. - Coparticipación y gestión coordinada de las infraestructuras en los casos en los que una competencia inútil conduce al sobreequipamiento. - Mejora de los enlaces de los servicios de transportes entre los niveles nacional y regional, sobre todo en las regiones de baja densidad demográfica. Desde este punto de vista, las regiones deben ocupar un lugar importante, junto con los Estados miembros, para defender sus peculiaridades y estudiar, entre otras cosas, a través de cooperaciones transfronterizas, las posibilidades de integración de algunos de sus proyectos de desarrollo. El CDR considera esencial establecer la tipología de las distintas subregiones de Europa con arreglo a criterios que puedan transponerse de una realidad nacional (o regional) a otra. A partir de ahí, las entidades soberanas en su territorio pueden comparar sus tipologías, las políticas e instrumentos que ya aplican y, finalmente, iniciar nuevas gestiones comunes estableciendo un «lugar» de arbitraje. 2.3.1.2. El CDR considera que la estructura, forma y utilización de las infraestructuras son factores determinantes de la organización territorial europea y que, al mismo tiempo, deben tomarse en consideración otros factores como los progresos tecnológicos en el ámbito de los transportes, los desplazamientos y las comunicaciones (telecomunicaciones, conexiones ferroviarias de alta velocidad), o la intensificación de las exigencias medioambientales y la apertura comercial a Europa Central y Oriental, que generará nuevos flujos de transporte. El CDR observa que el efecto de las políticas nacionales en materia de grandes infraestructuras a menudo ha causado incoherencias; de ahí la necesidad de crear los eslabones que faltan en las regiones interesadas. Todo proyecto debería tener en cuenta otra observación: el transporte por carretera es con mucho el medio de transporte más importante, pero cuanto más largos son los recorridos más competitivas resultan las opciones que representan los demás medios de transporte. Deberán privilegiarse las políticas intermodales, incluidas las transfronterizas. El desarrollo de los transportes públicos atiende al mismo planteamiento y merece ser apoyado. El transporte público es fundamental por distintas razones: favorece la descongestión de las ciudades y la reactivación de su hábitat, economía y cultura; facilita la conexión entre las zonas rurales y los polos atractivos cercanos, y permite la utilización de las conexiones de alta velocidad por tren en distancias medias garantizando la complementariedad entre los transportes aéreos y el TAV. 2.3.1.3. Por último, en la práctica, se observa la aparición de corredores de desarrollo caracterizados por el flujo intenso de transportes y un modelo muy dinámico de localización de las actividades económicas. Un eurocorredor pone en conexión zonas metropolitanas a nivel europeo y constituye una zona caracterizada por importantes flujos de desplazamientos e intercambios a nivel suprarregional e internacional, que pueden servir de apoyo a procesos de desarrollo dinámicos en el plano local. En este contexto, el concepto de eurocorredor debe convertirse en un instrumento principal de una política de ordenación del territorio concertada a nivel de los Estados y de las regiones, que estarán encargados de conjugar el crecimiento económico de sus territorios y la valorización de su entorno. En resumen, dar cuerpo al principio de desarrollo sostenible. La creación de redes transfronterizas es de gran importancia para aprovechar las oportunidades comunes de la ampliación del mercado europeo, aumentar la cohesión entre las regiones y, en caso de que aumenten las regiones periféricas, participar en los nuevos desarrollos de las regiones centrales de Europa. La cooperación con terceros países, como los de Europa Central y Oriental, es también muy valiosa para el futuro desarrollo de los eurocorredores. En conclusión, parece evidente que un enfoque integrado europeo de la ordenación territorial debe tener plenamente en cuenta el problema de las infraestructuras, modos y distribución de los transportes, así como la aparición rápida de tecnologías de telecomunicaciones. 2.3.2. El acceso a las nuevas tecnologías de la información y de las comunicaciones (NTIC) El CDR considera que la creación de una política europea de la información es fundamental, teniendo en cuenta el desarrollo que experimenta y seguirá experimentando el sector de las telecomunicaciones. Sin una estrategia coherente al respecto se corre seriamente el riesgo de que haya regiones y ciudades que queden excluidas de los polos de atracción. La PEOT tiene razón en considerar las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones (NTIC) como un medio para superar la marginalidad territorial para la creación de empresas y en reconocer, por consiguiente, la necesidad de acelerar la ampliación y difusión de las redes de comunicación en todo el espacio europeo. 2.3.2.1. El CDR considera que un desarrollo de las NTIC geográficamente equilibrado es imprescindible para la buena aplicación de los objetivos generales de la PEOT. La existencia de polos concentrados solamente en las regiones y ciudades más desarrolladas no hará, en efecto, sino aumentar las disparidades, y, por ejemplo, los fenómenos migratorios. Por ello el CDR hace hincapié en que se tenga en cuenta la correlación muy significativa entre desarrollo de los recursos de acceso a las NTIC y disparidades regionales. 2.3.2.2. El CDR desea llamar la atención sobre los dos puntos siguientes: - el acceso a las NTIC debe beneficiar a toda la población. La sociedad de la información afecta a todos los ciudadanos de Europa, jóvenes y de todas las edades, que hallarán en ella un instrumento de formación y una nueva forma de convivencia ciudadana; - las autoridades públicas, ya sean nacionales o regionales, deben procurarse los medios de controlar los efectos de la desregulación y compensar los riesgos de una calidad inferior de los servicios o de su coste más elevado. El CDR observa que el monopolio público no ha sido capaz de desarrollar las infraestructuras necesarias y que las regiones que disponen de las redes más desarrolladas son aquellas en las que se ha aplicado la desregulación. Es necesario que las autoridades regionales y locales se movilicen para que sus poblaciones no dejen pasar la baza de la sociedad de la información. Este problema se plantea en la mayoría de las regiones periféricas y se planteará igualmente en los países candidatos a la adhesión. 2.3.3. Difusión del conocimiento y de la capacidad de innovación El CDR aprueba la forma en que la PEOT plantea el problema de la difusión del conocimiento y la innovación. Para que la innovación apoye la actividad económica ante la competencia mundial es necesario mejorar los sistemas de gestión de la investigación en Europa y entablar un diálogo positivo entre los científicos, los productores y el aparato politicoadministrativo. Para lograr una mejor eficacia de la política del conocimiento y la innovación es necesario que las regiones participen en su definición y en su puesta en práctica. Por último, es imprescindible que los beneficios de la innovación no se reserven sólo a algunos países y, en estos países, a algunas regiones. 2.3.3.1. El acceso al conocimiento y a la innovación En la Unión Europea existen zonas de actividad científica intensa con un elevado nivel de inversión y zonas con estructuras económicas tradicionales, a veces obsoletas, de baja rentabilidad y basadas en técnicas artesanales. En estas regiones, a menudo periféricas, las empresas, generalmente de pequeña dimensión, tienen un bajo nivel de conocimientos y no disponen de capacidad endógena de innovación. Estas regiones y sus poblaciones plantean un problema de solidaridad y cohesión social en el conjunto de la Unión Europea. La PEOT propone proceder a una mejora del nivel de instrucción general y de conocimientos profesionales de la población de estas regiones y la integración de la I+D y de la innovación en una estrategia de desarrollo. El CDR sugiere intervenciones más específicas en función de las necesidades concretas del tejido económico, de las capacidades en recursos humanos de las redes interempresariales existentes o futuras y de su sensibilización a las nuevas tecnologías y métodos de producción. La PEOT habría podido precisar que para el lanzamiento de tal política es indispensable una participación de un porcentaje importante de los fondos estructurales. Hasta ahora ha resultado obviamente insuficiente, alrededor del 1 % globalmente (). Para cumplir su objetivo de desarrollo y cohesión social, los fondos estructurales deben ponerse al servicio del conocimiento y la innovación y fomentar los programas regionales que les reservan un lugar importante y apropiado. Existen experiencias en este ámbito que han demostrado su eficacia (). 2.3.3.2. La acción en favor de las PYME Las PYME tienen un acceso a la innovación equivalente a la mitad del que disponen las grandes empresas. Por lo tanto, debe considerarse que las PYME constituyen el objetivo esencial de la política de difusión del conocimiento y la innovación. El sistema de ciudades equilibradas y policéntricas va en el sentido de una mejor difusión de los conocimientos sobre el conjunto del territorio europeo que beneficie a las PYME y favorece el desarrollo de las zonas en retraso. Para ello, el CDR preconiza una serie de medidas que pueden mejorar la capacidad de las empresas para integrar positivamente los efectos de la innovación, lo que permitirá crear el doble de empleo que los sectores tradicionales, y cuyo coste debe compararse con el económico, social y humano del cierre parcial o total de una empresa: - oferta de formación a la población activa local para comprender mejor las técnicas innovadoras; - apoyo a los centros de investigación que creen entre ellos asociaciones e intercambios y que acepten que sus investigadores estén presentes en las empresas para conocer mejor su gestión o para acompañar transferencias de tecnología. También deben fomentarse las asociaciones con las grandes empresas; - instauración de tecnologías capaces de difundir el conocimiento y apoyos logísticos a la creación de empresas; - puesta en práctica de un marco jurídico y financiero para que las PYME puedan recurrir a «capitales pacientes», fondos de pensiones, capital riesgo, etc., o beneficiarse de ventajas fiscales para el lanzamiento de los nuevos productos o la adopción de nuevos métodos de producción. El CDR considera que la PEOT debería reanudar por su cuenta este abanico de acciones orientadas en favor de las PYME de la Unión Europea. 2.3.3.3. El papel de las regiones La PEOT menciona entre las opciones políticas el papel de las regiones. El CDR recuerda que, en la Unión, las autoridades regionales y locales son responsables total o parcialmente de la educación y la formación. Por lo tanto, ¿no serían las más indicadas para generalizar la utilización de las NTIC (Nuevas Tecnologías de Información y Comunicación), no sólo entre escolares sino para el conjunto de la población? Las regiones pueden también elaborar una estrategia integrada de I+D y de innovación adaptada a su estructura económica y que refuerce el contenido de los planes de desarrollo regionales para el próximo período de intervención de los fondos estructurales. Las experiencias ya realizadas deberían permitir una evaluación previa de la coherencia de la estrategia en materia de I+D y de innovación expuesta en los planes regionales de desarrollo. Por otra parte, se debería elaborar una serie de indicadores que permitan seguir y evaluar los efectos positivos de la difusión del conocimiento y la innovación. El CDR recuerda que el concepto de «Learning Region» o «Región en aprendizaje», asociado a los conceptos de «clusters» (conjuntos de empresas) o distritos industriales, ya ha puesto de manifiesto que es bastante prometedor. Estas fórmulas comparten la defensa de la responsabilidad de los actores locales y el apoyo activo de los entes territoriales regionales. Asimismo, permiten confirmar que a ese nivel se observan claramente los desfases entre la oferta y la demanda de conocimientos y de innovación y se es capaz de organizar eficazmente el diálogo entre las empresas y el sistema de educación e investigación, velar para que no se genere ni exclusión ni fragmentación del trabajo y proponer las ayudas financieras apropiadas. 2.4. Gestión y desarrollo del patrimonio natural y cultural El CDR lamenta que la protección del marco de vida natural y la política de protección del medio ambiente de la Unión ocupen poco espacio en las opciones políticas preconizadas por la PEOT. Esto sucede también en las declaraciones políticas sobre la contaminación del aire, el clima, la protección de los suelos y la utilización de la tierra y la naturaleza, donde su ausencia es notoria. Una ordenación sostenible del territorio debe, sin embargo, tener en cuenta todos los aspectos de la protección del medio ambiente. Es evidente que la estructura del texto sobre el «patrimonio natural y cultural» debe revisarse. El patrimonio natural se asocia a las regiones rurales y el patrimonio cultural a las ciudades. Eso no es lógico. El espacio europeo es global: paisajes naturales y patrimonio cultural forman un conjunto. No se puede decir que los castillos del Loira y los castillos del valle del Rin formen parte del patrimonio cultural «urbano». Y en zonas urbanas hay espacios de naturaleza que es especialmente importante proteger. Paralelamente y como complemento fundamental de la red de espacios naturales (Red Natura 2000), debe considerarse el establecimiento de una red de espacios libres en torno a los núcleos urbanos, que sirvan de interconexión entre la red de Espacios Naturales y que sirvan como áreas de esparcimiento. El turismo es una actividad económica esencial para la protección y valorización del patrimonio natural y cultural. No debe, sin embargo, confinarse a las «atracciones» naturales y culturales más conocidas. La promoción de un turismo verde «suave» a nivel regional, en los paisajes trabajados por el hombre, es un elemento esencial para su protección, así como para la supervivencia económica de las poblaciones rurales. En este sentido, es necesario también despertar la conciencia pública en lo que se refiere a la importancia ecológica de estos paisajes. El CDR considera que es necesario ahondar en este capítulo. 2.4.1. Protección y desarrollo del patrimonio natural El CDR considera que no basta con identificar individualmente las zonas protegidas para preservar o desarrollar el patrimonio natural; por eso apoya la creación de una red de zonas protegidas, como se ha previsto en el marco de la Directiva Hábitat. Una vez se haya desarrollado por completo la Directiva Hábitat podremos disponer de una Red de Conservación Europea básica que asegure la salvaguardia de nuestro patrimonio natural. Este será el punto de partida de la PEOT, a partir del cual podrá llevarse a cabo la ordenación del territorio europeo, integrando el resto de los componentes. El Comité considera estratégico el papel de los bosques para el futuro espacio europeo. Por consiguiente, considera necesario potenciar las propuestas relativas a las distintas funciones ecológicas y económicas de los mismos, así como las orientaciones para favorecer una gestión técnica racional. Las catástrofes naturales, si no son causadas entera o parcialmente por la intervención humana, forman parte del ecosistema. Los enormes daños que generan son a menudo consecuencia de la manera en que se ha utilizado el espacio. Para salvar vidas humanas y bienes materiales, debe ponerse en práctica una política de prevención a largo plazo. 2.4.2. Protección y gestión creativa de los paisajes culturales europeos El CDR destaca la importancia, para la identidad regional, de los paisajes culturales europeos, pilares de la economía y del turismo. Los paisajes culturales son los que han sido formados por el uso que de ellos ha hecho el hombre. Tienen su interés en los métodos agrarios del pasado. Su conservación exige a menudo una agricultura extensiva que no les perjudique. No obstante, es necesario fomentar su mantenimiento, en particular en las regiones de media y alta montaña. Por otra parte, si la protección de un terreno implica una prohibición de actividad, debe preverse una indemnización. El CDR considera que, en la situación actual, no es posible en la mayoría de los casos desarrollar estos paisajes de una manera creativa y que es necesario, sin embargo, elaborar programas que tengan en cuenta el significado especial del mantenimiento de estos paisajes culturales. 2.4.3. Protección y gestión creativa del patrimonio cultural urbano Al margen de la muy particular importancia de los monumentos históricos para la identidad y el carácter de las ciudades, el CDR desea que este capítulo se aplique al patrimonio cultural de primera importancia, cuyos costes de mantenimiento superan las posibilidades financieras de los entes territoriales. Europa posee también un importante patrimonio cultural, técnico e industrial que forma parte de la cultura europea, al igual que los monumentos. Es también importante mencionar los vestigios arqueológicos que quedan aún por descubrir; es necesario impedir que estos vestigios queden ocultados definitivamente bajo el hormigón de las construcciones modernas; es necesario también protegerlos contra algunos efectos de la agricultura intensiva y la construcción de infraestructuras viarias o ferroviarias. El CDR desea recordar que el patrimonio cultural europeo no se limita a lo que se puede ver. Las tradiciones regionales, la cultura de la comunicación y el arte popular forman parte del espíritu europeo y de la identidad de las regiones. 2.4.4. La Gestión de los recursos hidráulicos El acceso al agua en cantidad suficiente y de calidad satisfactoria, en todo el territorio de la Comunidad, condiciona el desarrollo económico sostenible. La PEOT tiene la virtud de recordar la importancia del agua como recurso natural, de proponer que su gestión esté integrada en el concepto de ordenación territorial que preconiza y de hacer hincapié en la necesidad de un planteamiento transnacional. No obstante, en su análisis, la PEOT estudia principalmente dos casos hipotéticos: la prevención de inundaciones y la lucha contra la sequía. Ahora bien, por una parte, existen otras políticas posibles de la gestión del agua y, por otra, se observa que las propuestas de la PEOT no cubren todos los aspectos de los casos hipotéticos que presenta. 2.4.4.1. Contra los riesgos de inundación Deben mejorarse los métodos tradicionales contra los riesgos de inundación, sobre todo teniendo en cuenta que las catástrofes debidas a inundaciones son cada vez más frecuentes y cada vez más costosas económica y socialmente. Para ello, es importante desarrollar los conocimientos científicos en hidrología, en particular sobre los efectos de las captaciones, de las presas y obras públicas (como carreteras, tala, etc.), las evoluciones climáticas mundiales y locales, las consecuencias de las modificaciones en la utilización de los suelos, el estudio del ciclo de las inundaciones y las necesidades de cauces suplementarios para ríos en períodos de crecida. La PEOT habría podido hacer más hincapié en las consecuencias de algunas políticas sectoriales, ya sean europeas, nacionales o regionales, como la urbanización y el alojamiento, las infraestructuras de transporte y la política agrícola común. Debe afirmarse que la forma más adecuada de proteger las ciudades y llanuras contra el riesgo de inundación es la valorización de los asentamientos en montaña y la continuidad de las actividades agrarias y forestales, así como el mantenimiento permanente de las obras de defensa hidrogeológica. El CDR apoya las iniciativas previstas en la iniciativa INTERREG IIC contra las inundaciones y para reducir daños a través de la puesta en práctica de medidas de prevención en las zonas fluviales. Este programa debería extenderse a otras cuencas fluviales, generalmente transfronterizas, y deberían aumentarse los recursos financieros previstos en INTERREG IIC. 2.4.4.2. La lucha contra la sequía Algunas de las observaciones y sugerencias arriba señaladas pueden aplicarse a las zonas con riesgo de sequía. No obstante, estas zonas presentan particularidades más complejas que es necesario tener en cuenta. A causa de los progresos técnicos del riego y de la gran demanda de productos agrarios, la superficie de los suelos cultivados ha aumentado, acarreando la escasez de agua. El aumento del número de presas y reservas de agua no ha sido suficiente y se ha tenido que recurrir a una nueva fuente de agua a través del bombeo de las capas acuíferas. Este sistema no está exento de peligro: sobreexplotación de estas capas y riesgo de que el agua así extraída esté contaminada. En estas regiones, el problema no se plantea sólo en términos de escasez, sino también de competencia entre los usuarios en relación con el coste del agua. ¿Se debe dejar aumentar el coste del agua para atenuar los efectos de la escasez que trae consigo la sequía? El CDR cree que no. Entre las responsabilidades de las autoridades europeas, nacionales y locales está la de garantizar a estas regiones un suministro mínimo constante. En este sentido el CDR propone orientaciones para diferentes acciones: - desarrollar las técnicas de reutilización del agua, tanto para la de las zonas urbanas como para la de riego; - iniciar nuevas investigaciones sobre la desalinización del agua, tanto para zonas urbanas como de riego; - prever la creación de reservas hidráulicas a gran escala, a semejanza de lo que se hace para el gas, sirviéndose del agua del Norte de Europa. 3. La puesta en práctica de la PEOT y sus implicaciones La PEOT se fija como objetivo proporcionar el marco conceptual para una integración positiva de las políticas y programas de acciones sobre la base de una visión territorial. Así pues, la PEOT justifica su contribución a los objetivos de cohesión económica y social, desarrollo sostenible, competitividad equilibrada de la Unión Europea y salvaguardia del medio ambiente. A este último objetivo no se la ha dado hasta ahora la prioridad que merece. La aplicación de su concepto de ordenación territorial se basa en buena medida en la voluntad de los responsables europeos, nacionales, regionales y locales de adoptar el planteamiento de la PEOT y de cooperar para una coordinación de sus propios programas de acción. Para facilitarlo, la PEOT propone: - la inclusión sistemática de las consideraciones territoriales en la formulación, puesta en práctica y evaluación de las políticas comunitarias, en particular con relación a los países candidatos; - el desarrollo acelerado de la cooperación entre Estados y entre regiones sobre una base transnacional, interregional y transfronteriza y, en particular, a partir de las acciones experimentales de INTERREG IIC; - una profundización de los conocimientos vinculados a su planteamiento con el fin de garantizar una mayor sensibilización, tanto de los responsables directos como del conjunto de los ciudadanos europeos. El Comité de las Regiones suscribe en lo esencial estas propuestas, pero desea completarlas en lo que se refiere a los puntos siguientes: - Políticas sectoriales comunitarias; - Agenda 2000 - reformas de los fondos estructurales y ampliación; - Prolongaciones de la iniciativa Interreg; - Fundamentos reglamentarios y misiones del OROTE (Observatorio de la Red para la Ordenación del Territorio Europeo). 3.1. Políticas sectoriales comunitarias La ordenación del territorio constituye un planteamiento político transversal para dar coherencia a las distintas políticas sectoriales llevadas a cabo a nivel europeo, nacional o regional, con el objeto de lograr una mayor equidad entre los territorios y las poblaciones residentes, a diferencia de las consecuencias a veces nefastas que resultan de una libre acción de las fuerzas del mercado no compensada por la intervención pública. Esta concepción territorial de la ordenación se distingue de la que con frecuencia impera entre quienes se ocupan de estas tareas: no se trata de distribuir mejor el crecimiento en un territorio regional, nacional o europeo, sino de hacer converger estas vías del crecimiento en un territorio dado y apropiado para las mismas. Se trata de una búsqueda de sinergia entre el análisis de las necesidades y el recurso a las capacidades de todos los actores, sean locales o no, para afrontar esta problemática y buscar la respuesta más positiva. Para el Comité de las Regiones no se trata de modificar o completar las políticas sectoriales comunitarias, sino de revisar sus disposiciones de aplicación a la luz, por una parte, de su impacto en relación con el desarrollo de tal o cual territorio y, por otra, del necesario diálogo con los interlocutores locales. El Grupo Interservicio establecido en la Comisión Europea para examinar las relaciones recíprocas entre las políticas comunitarias y la ordenación del territorio constituye un comienzo de coordinación, pero es insuficiente porque no afecta a la propia concepción de cada una de las políticas sectoriales. Sus trabajos deberían desembocar en una decisión de la Comisión de modificar «desde dentro» el contenido de las políticas sectoriales y su proceso de elaboración. Se puede imaginar, por ejemplo, que si el programa del Consejo Europeo de Essen relativo a la infraestructura de los transportes europeos se hubiera combinado con medidas de apoyo de otras políticas sectoriales comunitarias o con programas elaborados por responsables nacionales o regionales que habrían reforzado su necesidad y credibilidad, se habría realizado o estaría en curso de realización un mayor número de estas infraestructuras. 3.1.1. La política agrícola común La reorientación de la política agrícola común (PAC) implica una reducción del apoyo a los precios agrarios y una progresión de la política de desarrollo rural y medioambiental. Así pues, la política agrícola común debe llevar a cabo nuevas misiones que afectan a la ordenación territorial: una agricultura diversificada, la promoción de actividades complementarias en zonas rurales, la ayuda a los jóvenes agricultores y, para frenar la emigración hacia las ciudades, la creación de empleo en el sector forestal, la protección del medio ambiente, el mantenimiento de los paisajes, el turismo y la transformación de los productos agrarios. El Comité de las Regiones ya se pronunció en favor de estos objetivos (). Después de haber tenido conocimiento de la PEOT, sugirió que la PAC se ponga aún más al servicio del desarrollo rural e invierta los fondos necesarios para la diversificación de las actividades en zonas rurales, la producción de calidad, la transformación de los productos, la organización de espacios recreativos y turísticos y la protección de un cultivo rural con el mantenimiento de explotaciones agrarias familiares viables y competitivas en el mercado mundial. Un análisis territorial de los efectos de la PAC en la utilización de los suelos y en la gestión de los recursos naturales debería conducir a la elaboración de una política medioambiental para la agricultura. Para realizar el objetivo de la PEOT de una gestión prudente de nuestro patrimonio natural y cultural, es necesario que se tengan en cuenta las consecuencias de la PAC en los esfuerzos regionales y locales dedicados a la protección de los espacios naturales y la biodiversidad. Por lo que se refiere a la perspectiva de la ampliación y a la importancia de la agricultura en los países candidatos, será necesario asignar los recursos liberados por la nueva PAC a la reforma de las estructuras agrarias de estos países y sacar partido de la experiencia de la acción realizada en algunos sectores difíciles de la Unión Europea para aplicar una política de equilibrio entre la mejora estructural de los sistemas agrarios, el nivel adecuado de los precios y el nivel sanitario de los productos alimentarios, así como el desarrollo económico diversificado de las zonas rurales de estos países. 3.1.2. La política medioambiental La PEOT debería contribuir a una definición más clara de las zonas afectadas por las distintas directivas (sobre el hábitat, sobre el conocimiento del impacto en el medio ambiente, etc.) y por las medidas de conservación (Natura 2000). La descripción de las medidas de protección del medio ambiente que deben tomarse en el territorio de la Unión, como planes de control y gestión de residuos que tengan en consideración los métodos de reducción de emisiones, control de vertidos y separación en origen, ayuda a los responsables regionales y locales en su acción. La política comunitaria en favor del medio ambiente debe ponerse en sintonía con el planteamiento de la PEOT, lo que brindará a los entes regionales y locales la ocasión de poner sus conocimientos prácticos del entorno al servicio de las decisiones que deban tomarse. 3.1.3. Las redes transeuropeas El CDR observa que, si bien la PEOT hace hincapié en la necesidad de considerar los sistemas de transporte en una perspectiva ampliada, no tiene suficientemente en cuenta los transportes marítimos de corta o larga distancia. El CDR considera que el desarrollo de los transportes marítimos, ya sea en el mar Mediterráneo, el océano Atlántico o el mar Báltico, podría contribuir a distribuir mejor el comercio europeo en una zona más extensa y con mayor eficacia. El interfaz entre los transportes marítimos y terrestres es una de las principales bazas de la ordenación del territorio de la Unión Europea y de su aptitud para afrontar los retos de la mundialización. El CDR considera también que es importante que se desarrollen las conexiones intra e interregionales que favorecen la actividad económica y los vínculos económicos entre las regiones. 3.2. La Agenda 2000 - Las reformas de los fondos estructurales y la ampliación El CDR considera conveniente una aproximación entre la PEOT y la Agenda 2000, aunque fuera sólo porque ambas tienen por objetivo mejorar la capacidad de intervención del presupuesto europeo teniendo en cuenta las experiencias del pasado y la evolución de la situación económica mundial y de la Unión Europea, así como preparar la entrada de los países candidatos. Por último, cabe desarrollar las convergencias que se pueden observar en estos dos documentos: 3.2.1. La reforma de los fondos estructurales El proyecto de reforma de los fondos estructurales presentado en el marco de la Agenda 2000 tiene como base esencial la experiencia de la aplicación de estos fondos desde la reforma de 1992, la reticencia de los Estados miembros a aumentar sus contribuciones y, sobre todo, la perspectiva de la ampliación de la Unión Europea a los países candidatos que cumplen los criterios políticos y económicos necesarios para poner en práctica un proceso de preadhesión. 3.2.1.1. El planteamiento de la PEOT aporta una nueva contribución a la reforma de los fondos estructurales que éstos no pueden excluir por las siguientes razones: - se fija como objetivo aumentar la eficacia de los instrumentos existentes y, por consiguiente, aumentar también la eficacia de la ayuda europea manteniendo los mismos recursos, lo que reforzaría los objetivos de la Agenda 2000 en relación con los futuros nuevos miembros de la UE y permitiría paliar los posibles efectos restrictivos sobre los gastos públicos de los Estados miembros; - en el plano interno, consolida la propuesta, tanto de la Comisión como del CDR, de proceder a una coordinación operativa de los distintos fondos estructurales y a una armonización de las gestiones administrativas para evitar costes excesivos y trabajo por partida doble. En su Dictamen () sobre la forma que debe darse a la política estructural después de 1999, el CDR indicaba que «la política estructural de la UE debe caracterizarse por un nuevo enfoque que permita elaborar estrategias de desarrollo más ambiciosas, basadas en la cooperación y en proyectos territoriales de desarrollo ...» 3.2.1.2. El CDR observa que con demasiada frecuencia los proyectos se «recortan» para poder disfrutar de una ayuda financiera según el Reglamento específico de cada fondo. Propone que se sistematicen algunos programas globales que pueden recurrir a varios fondos (FEDER, FSE, FEOGA Orientación, FEOGA Garantía). Ello sería la demostración incuestionable y clara de la «plusvalía europea». El CDR recomienda que los programas de las zonas del objetivo n° 1 integren el concepto territorial de ordenación de la PEOT. Por lo que se refiere al objetivo n° 2, más complejo y menos dotado financieramente, la aplicación del planteamiento de la PEOT resulta más difícil pero aún más indispensable, en particular para las zonas urbanas y para la problemática zona urbana/zona rural. El CDR destaca el interés de adoptar el planteamiento global y la búsqueda de la zona territorial apropiada para la elaboración de un programa seleccionable al amparo del objetivo n° 2. En consecuencia, conviene seleccionar zonas que tengan que recurrir a toda una serie de medidas como, por ejemplo, de I+D, innovación, infraestructuras de transporte y comunicación, ayuda a las PYME y a la creación de sociedades de servicio, formación de los jóvenes en los barrios desfavorecidos, esfuerzos específicos por parte de los municipios, asociaciones locales públicas o privadas, y que puedan favorecer una verdadera regeneración de la economía y del tejido urbanos. Por último, el planteamiento de la PEOT, bien rodado, mejorado y profundizado, podría servir de base a la reforma de los fondos estructurales que debe realizarse en el año 2006. 3.2.2. La ampliación La ampliación de la Unión, que constituye un importante reto a la vez que un acontecimiento único, podría ser la ocasión para introducir el planteamiento de la PEOT de desarrollo por territorios. Tal experimentación requiere tres condiciones previas: - dar a los entes territoriales de los países candidatos la capacidad y los recursos que les permitan ser actores principales en la ordenación de sus territorios; - proporcionar a las administraciones de los países candidatos instrumentos adaptados para que estén en condiciones de elaborar con los entes territoriales programas globales que les den derecho a las ayudas financieras de la Unión; - coordinar las ayudas europeas ECOS/OUVERTURE, PHARE, TACIS, y las del Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo, BERD. A través de su «Grupo de contacto», el CDR puede aportar tanto a las administraciones como a los entes territoriales una ayuda eficaz mediante la transmisión de intercambios de experiencias y un conocimiento concreto en materia de políticas sectoriales de la Unión y de ayudas de los fondos estructurales. Este planteamiento podría ampliarse a las regiones de países «vecinos» como Suiza y Noruega. El CDR sugiere que las políticas sectoriales de medio ambiente, I+D, cultura e infraestructuras de transportes se integren en programas de desarrollo territorial por territorios en función, obviamente, de las situaciones locales y regionales. Ello representaría la ocasión de demostrar la «plusvalía» del planteamiento de la PEOT y el acierto de sus orientaciones, así como de hacer participar a los responsables regionales y locales de estos territorios en su desarrollo y, eventualmente, en la aceleración del proceso de su adhesión a la Unión Europea. Tal planteamiento podría servir de base a las acciones que deben realizarse en la cuenca mediterránea. Para dar más posibilidades de éxito a este planteamiento, el CDR sugiere que se utilice también el procedimiento de cooperación INTERREG en sus distintas formas. 3.3. Las prolongaciones de la iniciativa INTERREG La PEOT hace hincapié acertadamente en las enseñanzas que deben extraerse de las acciones experimentales de la iniciativa INTERREG IIC, que considera como una herramienta clave para fomentar la aplicación de la PEOT a nivel transnacional, interregional y transfronterizo y para desarrollar una visión territorial, y en el concepto de zonas pertinentes de acción, lo que permitiría controlar las distintas configuraciones posibles y limitar la inflación de las zonas de intervención. Para lograr este objetivo de desarrollo y «normalización» de la cooperación, el CDR considera que deberían cumplirse cuatro condiciones: - por parte de los entes territoriales, nacionales y regionales interesados, la creación de estructuras «fiables» de reflexión, elaboración y gestión de proyectos de ordenación territorial; - por parte de los entes territoriales y de la Unión, la garantía de disponer de una dotación financiera suficiente para la realización de los programas definidos conjuntamente; - coherencia territorial en los ámbitos correspondientes en cuanto a puntos fuertes, deficiencias, oportunidades y riesgos comunes; - un estatuto jurídico para el organismo gestor, con el fin de garantizar reconocimiento y continuidad a la cooperación transfronteriza o transnacional. El CDR considera esencial esta última condición puesto que si el organismo transfronterizo no tuviera una entidad jurídica reconocida, no tendría la estatura suficiente para imponerse ante los entes constitutivos ni para recibir y administrar los fondos necesarios para la ejecución del programa a cuyo cargo está. El CDR hace hincapié también en el punto siguiente: aunque los temas de acción propuestos por la PEOT deben ser tenidos en cuenta prioritariamente por las estructuras de cooperación, éstas deben gozar de libertad para añadir otros temas más específicos adaptados a las circunstancias locales y para determinar la zona geográfica en la cual se aplicará el programa de que se trate. El CDR no tiene por qué entrar en detalle en lo que se refiere a las disposiciones de aplicación correspondientes a los distintos aspectos de la cooperación interregional, transfronteriza y transnacional. Recomienda, sin embargo, que las cooperaciones interregionales, es decir, entre varias regiones, contiguas o no, sean objeto de la misma consideración que las que afectan a varios Estados y que, generalmente, abarcan espacios más importantes. Por último, sugiere que la Comisión organice un seguimiento específico del conjunto de los proyectos de cooperación para organizar intercambios de información y enriquecer la reflexión del OROTE y para prever las dotaciones presupuestarias que deben tomarse de los fondos estructurales; es decir, en cierto modo hacer un balance de la extensión de la iniciativa INTERREG IIC para lanzar la nueva iniciativa INTERREG III sobre una base más amplia en términos de acción, apoyo jurídico y financiación, con especial atención al desarrollo de las redes de ciudades. 3.4. Fundamentos reglamentarios y misiones del OROTE El Comité de las Regiones es favorable a una instauración rápida del OROTE y desea asociarse a su funcionamiento con su presencia en el consejo de administración y en los distintos trabajos que éste lleve a cabo. El Comité de las Regiones llama la atención sobre los fundamentos jurídicos de su creación al objeto de que pueda disponer de los créditos necesarios para la realización de sus misiones. Su financiación en virtud del artículo 10 del FEDER no podría durar. Con arreglo al estado actual del Tratado de la Unión Europea, correspondería a los Estados miembros contribuir financieramente al OROTE y nombrar los responsables de su red de información y reflexión en su territorio. El Comité de las Regiones propone que se busque un fundamento jurídico sobre la base del artículo 235 del Tratado y que se cree para el mismo una línea específica dentro del presupuesto de la Unión Europea, previa aprobación del Parlamento Europeo, lo que garantizaría el apoyo de la Comisión Europea al funcionamiento del OROTE. El Comité de Ordenación del Territorio, COT, le encargará una serie de misiones con el fin de que el planteamiento de la PEOT vaya introduciéndose en el espíritu de todos los responsables de la ordenación del territorio. Deberá inspirarse en los trabajos y conclusiones de los seminarios temáticos. El Comité de las Regiones hace hincapié en las evaluaciones de eficacia que deben realizarse en relación con la cooperación territorial y la implicación de las regiones en esta cooperación. Desea también que las regiones puedan tener un acceso directo a las informaciones recogidas por el OROTE y a sus documentos científicos y técnicos. Apoya la idea de establecer un vínculo entre el OROTE y los organismos responsables de las acciones INTERREG IIC. Asimismo, sugiere que este vínculo se amplíe a todas las asociaciones interregionales. Por último, el CDR insiste en que se consulte a las autoridades regionales y locales en relación con la elección de la red o redes que van a desempeñar un papel de coordinación en los Estados miembros. 4. Conclusiones La PEOT representa un proceso permanente de reflexión y adaptación de las actuales políticas comunitarias en función de su impacto territorial; y constituye la principal iniciativa de los Estados miembros en la toma de conciencia de los elementos comunes que caracterizan su respectivo desarrollo territorial y, por tanto, de la necesaria consideración de la PEOT en la gestión del territorio de cada uno. La PEOT se basa en una metodología de búsqueda del consenso tanto para la coordinación y adaptación de las políticas sectoriales comunitarias como para la elaboración y puesta en práctica de los programas de las autoridades locales, regionales y nacionales que se derivan de aquéllas. Esta participación se realiza con la colaboración de los medios económicos y sociales que intervienen en el desarrollo local. La PEOT se enmarca en una estrategia democrática basada en el principio de subsidiariedad y en la cooperación interregional, transfronteriza y transnacional. El CDR apoya el planteamiento de la PEOT y el concepto de desarrollo territorial que preconiza, y se propone contribuir al éxito de su puesta en práctica. Desde esta perspectiva, el Comité de las Regiones solicita que se consulte a los entes locales, en su calidad de verdaderos actores y responsables de la financiación de las políticas de ordenación del territorio europeo, y que participen plenamente en la elaboración y seguimiento de la PEOT y, asimismo, solicita participar en calidad de observador en el Comité de Ordenación del Territorio, encargado de la elaboración y el seguimiento de la PEOT. 4.1. El presente dictamen del CDR pretende ser una contribución al primer proyecto de la PEOT, el cual limitaba demasiado la elección de las orientaciones y las opciones políticas, como los aspectos territoriales de la mundialización de la economía y la ampliación de la Unión Europea, la emergencia de determinados territorios, el carácter esencial del acceso de las PYME y la población a la innovación y a las nuevas tecnologías de comunicación, la importancia de los transportes terrestres, el insuficiente peso dado a las zonas rurales y a sus funciones, la necesidad de garantizarles una verdadera cooperación con las zonas urbanas, las enseñanzas que deben extraerse de todas las formas de cooperación intra e interregional y el papel que debe conferirse a la cultura, al medio ambiente y al patrimonio cultural y natural. El CDR ha procurado completar las opciones políticas presentadas por la PEOT mediante propuestas de acciones concretas a menudo ya experimentadas o iniciadas por actores locales y regionales que contribuyen a afrontar el reto económico y cultural que tienen ante sí las ciudades europeas y su zona de influencia y que afectan a la vida diaria de los ciudadanos europeos. Independientemente de que vivan en zonas urbanas, suburbanas o rurales, los ciudadanos europeos prestan gran atención a su empleo, ejercido generalmente en empresas pequeñas y medianas, a su tiempo de transporte, a la adaptación de su formación, a su medio ambiente y a su identidad cultural. A este respecto, el CDR recuerda que la PEOT deberá ayudar a las zonas retrasadas y a las regiones periféricas y ultraperiféricas y de montaña a analizar sus necesidades y su potencial, a fin de que las políticas europeas puedan permitirles ser más competitivas en el espacio europeo. El CDR considera que deberán encargarse al Observatorio de la Red para la Ordenación del Territorio Europeo (OROTE) misiones más significativas para los responsables y actores locales y regionales. El CDR insta a que se determine el correspondiente fundamento jurídico comunitario tanto para la PEOT como para el OROTE, que reconozca la necesidad de que ambos queden bajo los auspicios tanto de la Comisión como del Comité de Ordenación del Territorio. 4.2. Al margen de estas observaciones y recomendaciones, el CDR recuerda los principios que deben guiar la evolución de la PEOT. La PEOT no tiene por objetivo crear un nuevo nivel de planificación ni de modificar las competencias y responsabilidades de las autoridades nacionales, regionales y locales. En cambio, corresponde a la PEOT promover una cooperación institucionalizada de la política de ordenación del territorio a escala de la Unión Europea: - por una parte, instando a que las políticas sectoriales comunitarias revisen sus modalidades de elaboración y realización para tener en cuenta sus efectos sobre la ordenación del territorio europeo y para conferirles una mayor eficacia; - por otra, desarrollando el concepto territorial de ordenación y pertinencia de la zona de aplicación elegida, ya sea regional, interregional o transnacional, para la puesta en práctica coordinada de todo programa de ordenación y desarrollo propuesto por los entes territoriales responsables. La PEOT debe basarse en la iniciativa INTERREG IIC y preparar la iniciativa INTERREG III procurando que tenga un fundamento jurídico claro y que permita experimentaciones concretas sobre los temas que propondrá el proyecto terminado de la PEOT enriquecidos por las conclusiones de los seminarios en curso y por las sugerencias de las instituciones europeas, y más concretamente por las del CDR. Estos programas podrían aplicarse en «zonas europeas de cooperación». Servirían de banco de pruebas para el aumento de la eficacia de los fondos estructurales y la puesta en práctica de las nuevas misiones de la PAC, en particular en lo que se refiere al medio ambiente y al paisaje. También deberían contribuir al desarrollo económico y a una intensificación de la creación de empleo. La PEOT debe contribuir también a la puesta en práctica de la ampliación de la Unión Europea proponiendo acciones específicas para las regiones fronterizas de los países candidatos con el fin de ayudarles a afrontar los retos económicos, demográficos y logísticos que se les plantean. Estas acciones podrían aplicarse también a otros países que tienen una frontera común con la UE. 4.3. El CDR recuerda que la PEOT debe ser una oportunidad para que los entes regionales y locales desarrollen su diversidad mostrando al mismo tiempo su capacidad para integrar sus programas de ordenación y desarrollo en un planteamiento europeo. Para ello, debe insistir en su metodología «de abajo arriba» y en el carácter indispensable de la cooperación con los niveles regionales y locales. A lo largo de este dictamen, el CDR pone de manifiesto que las autoridades locales y regionales son actores principales de la ordenación del territorio y que su participación es esencial para alcanzar la mayoría de los objetivos de la PEOT. Debe garantizarse el mantenimiento de esta participación en el futuro, tanto a nivel nacional como europeo. Por último, dado que la PEOT tiene como misión mostrar a los responsables nacionales, regionales y locales la vía de una nueva lógica territorial, es necesario, por una parte, que les aporte, a través del OROTE, los conocimientos necesarios y los argumentos para convencerles de avanzar en ese sentido y, por otra, que sus análisis y propuestas estén enunciados en un lenguaje claro, ilustrado con una cartografía adecuada y accesible para todos los responsables locales de la ordenación y para todos los ciudadanos. El éxito del planteamiento territorial de la PEOT depende de la apropiación que del mismo hagan los ciudadanos de la Unión Europea y sus mandatarios más cercanos. Es un reto para la democracia, para el principio de subsidiariedad y para el desarrollo sostenible de la economía europea. Bruselas, el 14 de enero de 1999. El Presidente del Comité de las Regiones Manfred DAMMEYER () Se trata del proyecto distribuido durante el Consejo extraordinario de Glasgow de junio de 1998. () Berlín, 27 y 28 de abril: presentación de la PEOT. Nápoles, 25 y 26 de mayo: los transportes. Lille, 22 y 23 de junio: política urbana. Salónica, 1 y 2 de julio: gestión del agua. Manchester, 17 y 18 de septiembre: acceso a la innovación. Salamanca, 15 y 16 de octubre: zonas rurales. Gotemburgo, 26 y 27 de octubre: medio ambiente. Viena, 25 y 26 de noviembre: la ampliación. () CDR 316/97 fin - DO C 251 de 10.8.1998, p. 11. () Cifras 94-1999: Objetivo n° 1: 5 %; Objetivo n° 2: 17 %; Objetivo n° 5b: 2 %; Objetivo n° 6: 8 %. () Jutlandia del Norte (Objetivo n° 2), País de Gales: Plan tecnológico regional. () CDR 239/96 fin - DO C 116 de 14.4.1997. p. 39. () CDR 131/97 fin - DO C 64 de 27.2.1998, p. 5.