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Document 52015IE1360

Dictamen del Comité Económico y Social Europeo sobre el tema «Los recursos autóctonos de carbón en la transición energética de la UE» (Dictamen de iniciativa)

DO C 303 de 19.8.2016, pp. 1–9 (BG, ES, CS, DA, DE, ET, EL, EN, FR, HR, IT, LV, LT, HU, MT, NL, PL, PT, RO, SK, SL, FI, SV)

19.8.2016   

ES

Diario Oficial de la Unión Europea

C 303/1


Dictamen del Comité Económico y Social Europeo sobre el tema «Los recursos autóctonos de carbón en la transición energética de la UE»

(Dictamen de iniciativa)

(2016/C 303/01)

Ponente general:

Dumitru FORNEA

Coponente general:

Renata EISENVORTOVÁ

El 19 de febrero de 2015, de conformidad con el artículo 29, apartado 2, de su Reglamento interno, el Comité Económico y Social Europeo decidió elaborar un dictamen de iniciativa sobre el tema:

Contribución de los recursos autóctonos de carbón y lignito a la seguridad energética de la UE

(dictamen de iniciativa)

La Comisión Consultiva de las Transformaciones Industriales (CCMI), encargada de preparar los trabajos en este asunto, aprobó su dictamen el 5 de noviembre de 2015.

En su reunión de 24 de mayo de 2016, la Mesa decidió modificar el título del dictamen y pasar a denominarlo:

Los recursos autóctonos de carbón en la transición energética de la UE

En su 517.o Pleno, celebrado los días 25 y 26 de mayo de 2016 (sesión del 25 de mayo), el Comité Económico y Social Europeo aprobó por 139 votos a favor, 17 en contra y 54 abstenciones el presente dictamen.

1.   Conclusiones y recomendaciones

1.1.

Durante la transición energética hacia una economía de bajas emisiones, el sistema energético de la UE se enfrentará a un período de profundas transformaciones tecnológicas, económicas y sociales, que afectarán a muchos de los sectores energéticos, incluida la industria del carbón y, por ende, a las cuencas mineras de la UE.

1.2.

En algunos Estados miembros, los recursos autóctonos de carbón y lignito siguen siendo importantes para generar electricidad y calor, puesto que no solo contribuyen a un suministro energético seguro y asequible y a la competitividad económica, sino que desempeñan un papel estabilizador en el sistema energético, en términos tanto técnicos como económicos.

1.3.

Sin embargo, las cuencas mineras que siguen activas deben prepararse para la supresión progresiva de la producción de carbón, bien para ajustarse a las decisiones de política energética y climática de la UE relativas a la utilización de combustibles fósiles, bien por razones económicas.

1.4.

El porvenir de las regiones que actualmente dependen de la utilización del carbón y sus condiciones de vida futuras son cuestiones que deben tenerse en cuenta en una planificación a largo plazo que abarque dos generaciones, es decir, un período de 25 a 50 años. El uso del carbón para fines energéticos debe suprimirse de forma gradual en estas regiones, pero sin dar lugar a una situación de estancamiento. Habida cuenta de su potencial económico y social, estas regiones deben participar en la aplicación de la política energética y climática de la UE. El objetivo del desarrollo sostenible de estas regiones debe alcanzarse garantizando diálogos políticos, cívicos y sociales que permitan asegurar la existencia de planes de transición a nivel nacional, sectorial y empresarial.

1.5.

A fin de preservar la seguridad energética, la competitividad de la industria, la protección del medio ambiente, el cumplimiento de las obligaciones de reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero y la cohesión social en las cuencas mineras, el CESE recomienda establecer un «Plan de apoyo a la transición para las comunidades y regiones que dependen de la producción de carbón» (en lo sucesivo, «el Plan») que aborde los problemas relacionados con la reestructuración de la industria del carbón durante la transición energética, de modo que las cuencas mineras puedan adaptarse al cambio.

1.6.

El Plan podría ser elaborado por un grupo consultivo en cooperación con la Comisión Europea y el Parlamento Europeo. Los miembros de este grupo deberán ser representantes de las cuencas mineras, los sindicatos, las ONG, las empresas de I+D y la industria del carbón.

1.7.

El Plan debe basarse en tres pilares: i) los diálogos políticos, cívicos y sociales; ii) las inversiones económicas, sociales y medioambientales; y, iii) las inversiones en educación, formación, investigación y desarrollo, innovación y cultura.

1.8.

El Plan debería animar a las regiones a que emprendan transformaciones, promuevan el desarrollo innovador, mantengan su atractivo para la inversión y creen oportunidades de empleo y hagan posible una vida digna. En este proceso de transición, es necesario aprovechar plenamente los conocimientos técnicos y el potencial de las cuencas mineras.

1.9.

Las autoridades regionales, los gobiernos de los Estados miembros y las instituciones de la UE deben comprometerse conjuntamente con la transición energética y la correspondiente reestructuración de las cuencas mineras.

1.10.

El Comité Económico y Social Europeo y el Comité de las Regiones poseen la experiencia necesaria para participar en este proceso, tanto a nivel europeo como nacional. Además, están capacitados para ofrecer un marco eficaz para el diálogo político, social y cívico, necesario para poder consultar a los habitantes de las cuencas mineras.

1.11.

En lo que respecta a la transición energética, una de las principales preocupaciones expresadas por las cuencas mineras de la UE es la creación de un marco institucional y político adecuado, capaz de impulsar las inversiones públicas y privadas que se necesitarán en los próximos años.

2.   La transición energética de la UE

2.1.

En la última década, la UE ha experimentado importantes cambios en su sistema energético. La UE está en vías de pasar a una economía hipocarbónica y alcanzar sus objetivos «20-20-20» en materia de emisiones de gases de efecto invernadero, eficiencia energética y fuentes de energía renovable. En 2014, la UE aprobó el marco de actuación en materia de clima y energía hasta el año 2030 junto con una reducción del 40 % en las emisiones de gases de efecto invernadero, una proporción del 27 % del consumo de energías renovables y un ahorro energético del 27 %. Con estos objetivos a medio plazo se pretende ayudar a la UE a alcanzar su objetivo de reducción de los gases de efecto invernadero de aquí a 2050 mediante una reducción del 80-95 % de las emisiones de gases de efecto invernadero.

2.2.

Por tanto, el sistema energético de la UE está pasando de una época dominada por los combustibles fósiles y la producción de electricidad en grandes instalaciones centrales a la producción de electricidad a partir de fuentes de energía renovables e instalaciones descentralizadas, maximizando al mismo tiempo las posibilidades que ofrecen una mayor eficiencia energética y una mejor gestión de la demanda de energía.

2.3.

El proyecto de la Unión de la Energía supuso un firme espaldarazo a la transición energética y la ambiciosa política climática de la UE, que también se promovieron con entusiasmo tras el Acuerdo de París, lo cual envía una señal clara para reducir las emisiones de manera suficiente y mantener así el aumento de la temperatura media mundial por debajo del límite acordado de los 2 oC de aquí a finales del siglo.

2.4.

A fin de estabilizar el clima, es necesario llevar a cabo cambios profundos en los sistemas energéticos de todos los sectores económicos (1).

2.5.

La transición energética abarca aspectos tecnológicos, de investigación, sociales, culturales, económicos y medioambientales, lo cual apunta claramente a un papel más activo a nivel individual y colectivo. Este proceso requiere prestar especial atención a la investigación y el desarrollo, puesto que plantea nuevos desafíos para el sistema energético y los sectores industriales, que tienen que reaccionar y adaptarse a esta situación.

3.   El carbón y la industria del carbón en Europa

3.1.

La industria del carbón es uno de los sectores que se han visto profundamente afectados por la transición energética. Durante siglos, el carbón se encontraba en el centro de la evolución industrial y social en Europa y en todo el mundo. La propia Unión Europea se creó gracias a la voluntad política de poner en común los recursos de producción de carbón y acero de los seis Estados miembros fundadores (2).

3.2.

Las preocupaciones que suscitan actualmente la protección del medio ambiente, el cambio climático y la salud humana  (3), han dado lugar a una serie de planteamientos políticos y sociales que ponen en tela de juicio la necesidad de seguir utilizando el carbón y otros combustibles fósiles para producir electricidad y calor.

3.3.

Con este nuevo planteamiento político, el carbón parece tener los días contados, a pesar de que, en la actualidad, más de una cuarta parte de la electricidad de la UE sigue generándose en 280 centrales eléctricas de carbón en 22 países. Solo seis países han prescindido del carbón para producir electricidad: Chipre, Estonia, Letonia, Lituania, Luxemburgo y Malta (4).

3.4.

Aunque la idea de excluir progresivamente el carbón de la combinación energética parece ser objeto de aceptación generalizada en aquellos Estados miembros en los que no se explotan recursos autóctonos de carbón, no puede decirse lo mismo de las cuencas mineras de la UE, en las que el sector del carbón proporciona empleos directos a 240 000 trabajadores. Considerando los empleos en la industria de equipos de minería, otros puestos de trabajo en la cadena de suministro y los empleos indirectos, este sector da trabajo a cerca de un millón de personas, muchas de ellas en regiones que ofrecen pocas oportunidades de empleo en otros sectores (5).

3.5.

Seis Estados miembros extraen hulla: Chequia, Alemania, Polonia, Rumanía, España y el Reino Unido. Diez Estados miembros explotan el lignito como combustible competitivo para la generación de electricidad: Bulgaria, Chequia, Alemania, Grecia, Hungría, Polonia, Rumanía, Eslovaquia, Eslovenia y España.

3.6.

En estos países, los recursos autóctonos de carbón y lignito desempeñan un importante papel en la seguridad del suministro y ayudan, por tanto, a garantizar la seguridad energética de la UE y reducir la elevada dependencia de las importaciones. Tal como se señala en la Estrategia Europea de la Seguridad Energética (6), la factura energética externa de la UE asciende a más de 1 000 millones de euros diarios. En 2013, la factura total se situaba en torno a los 400 000 millones de euros, es decir, más de una quinta parte del total de importaciones de la UE. Fue necesario importar el 90 % del crudo, el 66 % del gas natural, el 42 % de los combustibles sólidos y el 40 % del combustible nuclear. En algunos Estados miembros de la UE con una producción de carbón autóctono a gran escala, por ejemplo Alemania y Chequia, cerca del 50 % de la electricidad se genera en centrales de carbón. En Polonia, este porcentaje supera el 80 %.

3.7.

Además de su utilización en la producción de electricidad, el carbón tiene muchos otros usos. Se utiliza en la producción de cemento y puede transformarse en combustibles líquidos. Entre otros grandes usuarios del carbón, cabe mencionar las acerías, los fabricantes de papel, las industrias química y farmacéutica y la industria alimentaria.

3.8.

El carbón también es un ingrediente esencial para la fabricación de productos especializados, por ejemplo, el carbón activado utilizado en filtros o la fibra de carbono utilizada en los sectores aeroespacial, de ingeniería civil, militar, etc. Existen procesos industriales que permiten fabricar combustibles sintéticos o las sustancias químicas básicas, como el metanol, que necesita la industria. Con el metanol puede fabricarse una amplia gama de productos petroquímicos que ahora se producen a partir de otros combustibles fósiles.

3.9.

Para alcanzar el objetivo de una Unión de la Energía resistente, con una política de cambio climático que mire hacia el futuro, los sectores energéticos de la UE deben estudiar de manera seria y profunda la cuestión de la necesaria transición energética. La industria del carbón debe centrarse en un uso más eficiente y limpio de este mineral y desarrollar usos alternativos. Por tanto, la UE debería asignar los fondos necesarios para la investigación y el desarrollo en el ámbito de la química del carbón.

4.   Medidas en favor de un uso menos dañino y más eficiente del carbón

4.1.

Si bien se espera que la supresión progresiva del carbón en la UE tenga lugar en un determinado momento futuro, en algunos países y cuencas mineras el carbón seguirá utilizándose en las próximas décadas. Según el Tratado de Lisboa, los Estados miembros tienen derecho a explotar sus propios recursos energéticos y determinar su combinación de fuentes de energía, siempre que no subvencionen en modo alguno la producción de energía y tengan en cuenta todos los compromisos en materia de cambio climático. No obstante, la industria del carbón debe responder a la transición energética en curso, la evolución hacia una economía hipocarbónica y, en particular, el objetivo de la descarbonización, utilizando todas las medidas y técnicas disponibles para favorecer un uso menos dañino y más eficiente del carbón. A este respecto, cabe mencionar varios instrumento beneficiosos y de utilidad demostrada: el aumento de la eficiencia, la flexibilidad y la cogeneración.

4.2.

Habida cuenta de que la mayor parte del carbón se utiliza en la producción de electricidad, el aumento de la eficiencia es un instrumento importante desde el punto de vista de un uso menos contaminante de este mineral. Con una eficiencia elevada, se puede producir más electricidad con cada tonelada de carbón y las emisiones de CO2 pueden reducirse en un 30 % o más. Pueden encontrarse buenos ejemplos de centrales eléctricas de carbón de alta eficiencia en Alemania, donde hay centrales que funcionan con tecnologías de optimización de los sistemas. Estas centrales eléctricas de carbón también son sumamente flexibles y capaces de aumentar o disminuir rápidamente su producción, apoyando así las energías renovables intermitentes.

4.3.

La cogeneración (producción combinada de calor y electricidad o «PCCE») es un sistema de producción de electricidad efectivo y eficiente, que ofrece ventajas considerables, tanto en términos de energía como de protección del medio ambiente. Las centrales eléctricas convencionales emiten calor residual en el medio ambiente. Las centrales de cogeneración capturan ese calor y lo utilizan, haciendo un uso más eficiente del combustible. En la actualidad, la UE produce el 11,7 % de su electricidad mediante sistemas de cogeneración (7).

4.4.

A medio plazo, se tiene la esperanza de que las tecnologías de captura y almacenamiento de carbono (CAC) puedan desempeñar un papel significativo en una economía descarbonizada. Los procesos existentes deben mejorarse mediante medidas adecuadas, las infraestructuras y las instalaciones de almacenamiento deben optimizarse y la electricidad producida en centrales de carbón mediante tecnologías de CAC deberá ser claramente competitiva antes de emprender cualquier iniciativa destinada a imponer la CAC. Debería llevarse a cabo un análisis coste-beneficio y del impacto medioambiental.

4.5.

Al estudiar la posibilidad de utilizar el carbón de manera más eficiente y menos contaminante, también es necesario abordar los usos alternativos del carbón como, por ejemplo, la licuefacción del carbón. El carbón puede transformarse en combustibles líquidos, como la gasolina, el diésel, los carburorreactores o los productos petroquímicos. Las tecnologías necesarias ya se han desarrollado, pero deben tenerse en cuenta las inversiones y los gastos operativos.

5.   Las cuencas mineras europeas y su futuro

5.1.    La situación en las cuencas mineras europeas

5.1.1.

Las cuencas mineras son zonas industriales tradicionales, cuya industrialización estaba asociada a la explotación de los recursos minerales locales. Por consiguiente, estas regiones están históricamente vinculadas a los sectores tradicionales de la economía, en los que desempeñan un papel fundamental la industria de la metalurgia pesada, la industria química y el sector de la energía. En los últimos años, estos sectores y las empresas que operan en ellos se han visto expuestos a rápidos cambios en el entorno exterior (condiciones de mercado, competencia, clientes, tecnologías) y a transformaciones fundamentales a nivel interno (cambios en la estructura de propiedad, los objetivos de los propietarios y la cantidad de capital).

5.1.2.

Además de experimentar cambios importantes, algunos sectores tradicionales atravesaron situaciones de estancamiento, retirada de la región o incluso disminuciones progresivas de capacidad. En algunas regiones, el carbón europeo no pudo competir con el carbón importado u otras fuentes de energía fósil, lo que provocó un grave declive de la minería del carbón. Por no citar más que un ejemplo, hace cien años, el Reino Unido producía alrededor de 300 millones de toneladas de carbón cada año y empleaba a más de un millón de mineros. A pesar de la pérdida de puestos de trabajo que ha provocado la desindustrialización, las empresas de extracción de carbón siguen encontrándose entre los principales empleadores en algunas regiones. Por tanto, la supresión progresiva o el abandono total de las operaciones de las empresas mineras tiene consecuencias graves para las regiones afectadas. Esta situación ha tenido un impacto considerable en las pequeñas y medianas empresas vinculadas al sector.

5.1.3.

En muchos países, las cuencas mineras se caracterizan por una tasa de desempleo superior a la media nacional y por el desempleo de larga duración. Así pues, será difícil que los mineros despedidos encuentren nuevas oportunidades de empleo. Como consecuencia de ello, van en aumento la pobreza, el estancamiento, el deterioro de la calidad de vida y el número de zonas y personas socialmente excluidas.

5.1.4.

La falta de equilibrio entre la oferta y la demanda en el mercado de trabajo es el principal problema que está causando la creciente tasa de desempleo. En otros términos, a pesar de la elevada tasa de desempleo, la demanda de trabajadores es muy clara, pero se requieren competencias que respondan a las necesidades del mercado de trabajo. El perfil educativo de los antiguos mineros, entre los que predominan las habilidades manuales, no es totalmente compatible con las necesidades del mercado de trabajo en lo que respecta al aspecto profesional (competencias) y el aspecto personal (motivación). Cuando un número importante de mineros pierde su puesto de trabajo tras el cierre de una mina, desaparecen numerosos empleos prácticamente de la noche a la mañana, lo que puede tener un impacto considerable a nivel local.

5.1.5.

Además, los trabajadores de la industria extractiva tienen un sentido mucho menos desarrollado del espíritu empresarial y se muestran bastante reacios a crear nuevas empresas. Su falta de entusiasmo por el trabajo por cuenta propia se debe a la influencia que han ejercido sobre ellos desde hace tiempo las grandes y poderosas empresas mineras, fomentando una cultura del trabajo por cuenta ajena y una aversión al riesgo. Sin embargo, esta tendencia también puede observarse de una manera más general, ya que hasta los estudiantes universitarios prefieren trabajar por cuenta ajena una vez concluidos sus estudios.

5.1.6.

La situación se ve agravada, a menudo, por una falta de perspectivas laborales y profesionales prometedoras, unas condiciones menos favorables para ejercer actividades mercantiles o profesionales independientes, bajos niveles de habitabilidad en las ciudades y unos resultados deficientes en materia de innovación que guardan relación con el debilitamiento del papel que desempeñan la ciencia, la investigación y el desarrollo. Las capacidades de I+D del sector público no están suficientemente desarrolladas en todos los ámbitos, y la transferencia de conocimientos y aplicaciones al sector empresarial no es demasiado eficaz. También por estos motivos, la transformación económica resulta más compleja y difícil, y no se está logrando en todos los casos.

5.2.    Los problemas de reestructuración en las cuencas mineras

5.2.1.

En los países productores de carbón de la UE, la reestructuración se ha llevado a cabo a menudo en respuesta a situaciones de crisis, sin compromisos políticos adecuados. Esto ha dado lugar a consecuencias dramáticas para la calidad de vida de los habitantes de las comunidades mineras. Cualquier reducción de la producción de carbón puede aumentar el desempleo, en particular en las cuencas mineras que atraviesan un declive estructural a largo plazo. Muchos antiguos mineros y trabajadores de empresas ligadas a la actividad minera se enfrentan a una situación de desempleo de larga duración y, a menudo, permanente, lo que contribuye al empobrecimiento.

5.2.2.

Lamentablemente, salvo algunas excepciones, las autoridades competentes europeas y nacionales han seguido hasta ahora una «política del avestruz» en lo que respecta a las repercusiones previstas de las políticas climáticas en la industria minera del carbón, evitando toda participación en los correspondientes diálogos cívicos y sociales con los trabajadores y ciudadanos de las comunidades mineras. El recuerdo de las reestructuraciones anteriores, basadas en promesas políticas populistas que en última instancia no se tradujeron en medidas concretas para la reconversión económica de estas comunidades, se ve reflejado incluso a día de hoy en un mayor grado de desconfianza, por parte de los trabajadores, en la capacidad de las autoridades para abordar eficazmente los procesos de reestructuración industrial.

5.2.3.

Además, puede observarse, a nivel europeo y nacional, un escaso grado de empatía y una verdadera falta de comprensión de los problemas que afrontan las cuencas mineras. Se aprecia una tendencia a politizar excesivamente el debate sobre el futuro de la minería en el contexto de las políticas climáticas, especialmente en las cuencas mineras cuyas actividades extractivas no requieren ayudas estatales; asimismo, en las regiones cuya industria del carbón ya se encuentra en un doloroso proceso de reestructuración, los responsables políticos evitan el tema porque las medidas de transición hacia un nuevo perfil regional no garantizan un rédito electoral inmediato, son impopulares y necesitan décadas para producir resultados.

5.2.4.

Habida cuenta de que hay un vínculo evidente entre la supresión progresiva del carbón y la política de cambio climático, una parte de la política europea en materia de objetivos climáticos debe consistir en ayudar a aquellas regiones que padecen las consecuencias de las transformaciones estructurales, es decir, las cuencas mineras.

5.2.5.

A menudo, los entes locales carecen de la capacidad financiera y administrativa necesaria para emprender proyectos y gestionarlos de conformidad con los requisitos específicos de la Comisión Europea y las autoridades nacionales, razón por la cual los fondos europeos logran resultados bastante limitados en términos de oportunidades y calidad de vida para los habitantes de las comunidades mineras.

5.3.    Las condiciones, las posibilidades y las medidas de reestructuración de las cuencas mineras

5.3.1.

Se podrá garantizar una «transición justa» (8) para las comunidades mineras si las autoridades nacionales y europeas consiguen elaborar un plan específico de medidas oportunas para: garantizar sueldos dignos y empleos seguros a los trabajadores afectados; facilitar la formación, el desarrollo de competencias y la reconversión, ofreciendo alternativas laborales dignas; respetar los derechos humanos y garantizar las medidas de protección social, incluidas las pensiones, para apoyar a las personas a lo largo del período de transición; y, garantizar las inversiones en la renovación de la vida comunitaria, incluidos el cierre de minas y las actividades de rehabilitación de las instalaciones mineras, o incluso la construcción y la prestación de servicios relacionados con la transición energética.

5.3.2.

Por tanto, estas regiones necesitarán una asistencia financiera y científica urgente, no solo para evolucionar hacia un nuevo modelo económico y social, sino también para abordar, en un plazo razonable, las múltiples amenazas para la salud humana y el medio ambiente asociadas a las actividades mineras actuales e históricas. A este respecto, los organismos de prospección ecológica y las autoridades responsables del cierre de las minas y su rehabilitación en los Estados miembros deberán cooperar para recabar y almacenar datos sobre los minerales y las minas y detallar los principales riesgos asociados a las actividades de minería pasadas y el cierre o la conservación de las minas.

5.3.3.

El porvenir de las regiones que actualmente dependen de la utilización del carbón y sus condiciones de vida futuras son cuestiones que deben tenerse en cuenta en una planificación a largo plazo que abarque dos generaciones, es decir, un período de 25 a 50 años. El uso del carbón para fines energéticos debe suprimirse de forma gradual en estas regiones, pero sin dar lugar a una situación de estancamiento. Habida cuenta de su potencial económico y social, estas regiones deben participar en la aplicación de la política energética y climática de la UE. El objetivo del desarrollo sostenible de estas regiones debe alcanzarse garantizando diálogos políticos, cívicos y sociales que permitan asegurar la existencia de planes de transición a nivel nacional, sectorial y empresarial.

5.3.4.

También es necesario poner freno a la pérdida de atractivo para nuevos inversores extranjeros y nacionales; además del insuficiente conjunto de competencias de la mano de obra, el atractivo se ve menoscabado por la escasez de zonas adecuadas y suficientemente preparadas para acoger inmuebles comerciales y de grandes zonas industriales situadas estratégicamente.

5.3.5.

Por tanto, la situación en las cuencas mineras no es nada fácil para los antiguos mineros. Los representantes avezados de las cuencas mineras deberían recurrir a sus gobiernos nacionales para preparar conjuntamente la reestructuración y el desarrollo de estas regiones con suficiente antelación a cualquier plan de reducción o supresión progresiva de la minería del carbón.

5.3.6.

Las autoridades regionales, los gobiernos de los Estados miembros y las instituciones de la UE deben comprometerse conjuntamente con la transición energética y la correspondiente reestructuración de las cuencas mineras.

5.3.7.

No obstante, las cuencas mineras poseen un potencial considerable en términos de reestructuración y desarrollo. Debería elaborarse un conjunto de medidas de desarrollo, en particular el fomento de la I+D en un entorno innovador que abarque tanto los sectores tradicionales que han sobrevivido en cuencas mineras como los nuevos sectores en expansión.

5.3.8.

Es necesario aprovechar plenamente las infraestructuras energéticas existentes y los recursos humanos cualificados de las cuencas mineras; a este respecto, deben apoyarse medidas como, por ejemplo, el fomento de la inversión pública y privada. Las empresas existentes y los otros operadores del mercado deben invertir sumas ingentes en nuevas instalaciones de producción, incluidas las instalaciones de producción de energía renovable.

5.3.9.

Los estudios de viabilidad podrían demostrar que algunas cuencas mineras no solo poseen un gran potencial para la producción de energía solar, eólica o geotérmica, sino que también son más capaces de satisfacer fácilmente otros requisitos necesarios para la inversión y el despliegue de tecnologías de energía ecológica: numerosos terrenos disponibles para la construcción de nuevas instalaciones de producción, recursos humanos cualificados o dispuestos a reciclarse, entes públicos locales familiarizados con los problemas que plantea el sector energético y comunidades locales acostumbradas a proyectos industriales.

5.3.10.

Las actuales empresas mineras poseen o utilizan en régimen de concesión importantes superficies de tierra o cientos de kilómetros de galerías subterráneas que pueden utilizarse en la transición energética. Además, la mayoría de las unidades mineras están interconectadas de manera fiable con las redes regionales y nacionales de transporte de energía.

5.3.11.

Para promover más inversiones del sector privado, que desempeña un papel esencial, los Fondos Estructurales y de Inversión Europeos (Fondos EIE) han garantizado un mínimo de 27 000 millones de euros específicamente para inversiones en la economía hipocarbónica, incluida la eficiencia energética. Un mínimo del 12 %, el 15 % o el 20 % de la asignación nacional del Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER) debe invertirse para respaldar el cambio hacia una economía hipocarbónica en todos los sectores en las regiones menos desarrolladas, en transición y más desarrolladas de la UE, respectivamente. Si se emplea el Fondo de Cohesión para estas inversiones, la cuota se incrementa al 15 % para las regiones menos desarrolladas (9).

5.3.12.

Los fondos europeos pueden ayudar en parte a las comunidades mineras en sus esfuerzos hacia la diversificación económica y la transición energética, pero la mayor parte de la inversión en el desarrollo económico debe proceder de los fondos públicos de los Estados miembros interesados o procurarse atrayendo nuevas inversiones privadas.

5.3.13.

Todos estos aspectos deben tenerse en cuenta a la hora de elaborar iniciativas destinadas a asistir a las cuencas mineras en este inevitable proceso de transición energética y diversificación económica, y los interlocutores sociales, la sociedad civil y los ciudadanos en general de estas regiones, deben participar en la búsqueda de nuevas posibilidades de desarrollo para sus comunidades.

5.3.14.

La adopción de un «Plan de apoyo a la transición para las comunidades y regiones que dependen de la producción de carbón» debería animar a las regiones a que emprendan una transición, promuevan el desarrollo innovador, mantengan su atractivo para la inversión, creen oportunidades de empleo y hagan posible una vida digna.

5.3.15.

El Plan podría ser elaborado por un grupo consultivo en cooperación con la Comisión Europea y el Parlamento Europeo. Los miembros de este grupo deberán ser representantes de las cuencas mineras, los sindicatos, las ONG, las empresas de I+D y la industria del carbón.

5.3.16.

El Plan de apoyo a las comunidades y regiones que dependen de la producción de carbón debería basarse en tres pilares:

diálogos políticos, cívicos y sociales;

inversiones económicas, sociales y medioambientales;

inversiones en educación, formación, investigación y desarrollo, innovación y cultura.

5.4.    La evolución esperada en las cuencas mineras

5.4.1.

El futuro de las cuencas mineras europeas se articulará en dos direcciones. En algunas cuencas mineras, cabe esperar una supresión rápida o incluso abrupta de la producción de carbón, mientras que en otras, la producción podría continuar durante varias décadas.

5.4.2.

En el primer caso, la supresión podría ser consecuencia de la situación económica y del mercado, que es complicada, especialmente en la industria de la hulla de la UE, que compite con importaciones de carbón a muy bajo precio. Esto hace que la situación sea muy difícil, incluso para aquellas minas que hasta hace poco seguían siendo rentables. En algunas regiones, el gobierno o las empresas pueden tomar la decisión de cerrar minas de acuerdo con el Tratado de Lisboa y el derecho de los Estados miembros de la Unión a decidir sobre su combinación energética.

5.4.3.

Para estas regiones, sería beneficioso elaborar rápidamente un programa social basado en las mejores prácticas de distintos Estados miembros productores de carbón, que posean experiencia en la supresión progresiva del carbón o estén preparando una supresión de este tipo. En este contexto, puede resultar útil la experiencia de Alemania, donde según lo previsto se pondrá fin a la extracción de hulla en 2018. Hay muchas otras antiguas regiones mineras que poseen una gran experiencia, por ejemplo, en el Reino Unido, Francia, los Países Bajos y Bélgica.

5.4.4.

En las regiones en las que se espera que la producción de carbón continúe más a largo plazo, es importante centrarse sobre todo en una utilización eficiente y menos dañina del carbón. En lo que respecta al uso del carbón para producir electricidad, la reducción de las emisiones continuará siendo una prioridad. La UE dispone de los instrumentos necesarios para ello: el régimen de comercio de derechos de emisión revisado, que impone el objetivo de cero emisiones de carbono antes de 2058, la Directiva sobre las emisiones industriales y el nuevo documento de referencia MTD para las grandes instalaciones de combustión, que está a punto de completarse.

5.4.5.

La I+D desempeñará un papel muy importante en la estrategia para las cuencas mineras con un futuro más a largo plazo: una mayor eficiencia de las centrales eléctricas se traducirá en una mayor reducción de las emisiones y del consumo de combustible. Una mayor flexibilidad de las centrales eléctricas puede servir de apoyo a las fuentes de energía renovable intermitentes. Además de las tecnologías del carbón limpio o la utilización y el almacenamiento de CO2, deberían tenerse en cuenta otros usos alternativos del carbón.

5.4.6.

No obstante, incluso en las regiones que, según las perspectivas más a largo plazo, seguirán extrayendo carbón, se ha de dar prioridad a la preparación para el cierre de las minas y la reestructuración regional.

Bruselas, 25 de mayo de 2016.

El Presidente del Comité Económico y Social Europeo

Georges DASSIS


(1)  En 2015, los países del G7 coincidieron en que era necesaria una descarbonización completa de la economía mundial en el transcurso de este siglo y, por tanto, una «transformación de los sectores de la energía antes de 2050».

(2)  El Tratado constitutivo de la Comunidad Europea del Carbón y del Acero, que se firmó en París en 1951, congregó a Francia, Alemania, Italia y los países del Benelux en una Comunidad con el objetivo de organizar la libre circulación del carbón y el acero y el libre acceso a las fuentes de producción. Este Tratado es el origen de las instituciones tal como hoy las conocemos.

(3)  http://www.env-health.org/resources/press-releases/article/eur8-5-billion-in-health-costs.

(4)  Informe de Greenpeace «End of an Era: Why every European country needs a coal phase-out plan» (Fin de una época: por qué todos los países europeos necesitan un plan de supresión progresiva del carbón).

(5)  Euracoal (2013) Coal industry across Europe, p. 20.

(6)  COM(2014) 330 final de 28.5.2014.

(7)  Cifras de Eurostat 2013, publicación de 2015.

(8)  «Informe Nuevos Frentes — Justicia climática: París y más allá», Confederación Sindical Internacional (CIS), octubre de 2015.

(9)  Estrategia Europea de la Seguridad Energética, COM(2014) 330 final de 28.5.2014, punto 3, página 8.


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